''Un tranvía llamado deseo'' ~ LukeCP & YvetteCL ~

por **Yvette C. Lemarchal** Miér Sep 08, 2010 6:37 pm

La estación de Ferrocarril, era uno de los lugares dónde se podía respirar felicidad, pero a la vez tristeza. Gente que se va y vuelve, despedidas y bienvenidas, lágrimas y sonrisas, y yo impasible, sentada en uno de los bancos observando al horizonte, con las manos relajadas sobre mi regazo.

Hoy era el aniversario de boda de mis padres, y gracias a mí no podrían volver a celebrarlo. ¿De qué me servían mis riquezas, si no podía ser feliz con ellas? Quizás por eso decidí vivir con humildad, y con lo necesario. De hecho, cada vez estaba menos horas en casa, prefería pasear, hacer algo.. vivir en el bosque transformada la mayor parte del tiempo.

Sin darme cuenta, la tarde estaba terminando, signo de ello era el sol cayendo entre las montañas, ocultándose poco a poco y tiñiendo de rojo el cielo. Curiosamente, esas horas eran las que mejor me hacían sentir. Esas tonalidades con las que se bañaban todos los objetos de mi alrededor, me hacía verlo como un mundo sereno, en el que nada podría perturbar aquella paz.

El vigilante de la estación ya empezaba a anunciar la salida del último tren, cada vez quedaba menos gente en la estación, y yo seguía sentada en aquel banco, en la misma posición, durante horas, absorta en mis pensamientos, e intentando asimiliar todo lo que me había estado ocurriendo los últimos días.

por **Luke C. Petersèn** Miér Sep 08, 2010 7:33 pm

La noche se hizo presente, dejándolo salir una vez más de un encierro obligatorio. Era de esperarse, no ves a un vampiro saltando por la calle, con un tutu, mientras se quema con los rayos del sol. No. Observas muertes durante las noches, durante un tiempo de infinita ¿Paz? Tomó un carruaje cerrado. Hoy era un buen día, o más bien, una buena noche para salir de la ciudad. Tal vez encontraría sangre extranjera, sangre azul- Mmmm... -La brisa era cálida, casi acariciando la oscuridad, acogiéndola entre sus brazos, convirtiéndola en un sitio donde descansar, esperando a que el cazador viniera por su presa. Un momento poético, el cual Luke sabía admirar con un detalle fuera de lo común ¿Quién se pondría a admirar el cielo cuando no tiene estrellas? Él lo hacía. La estación de ferrocarriles se abrió paso de pronto en la ventana del carruaje. Era una infraestructura extraordinaria, digna de la avanzada ciudad de Paris. Salió lentamente, pareciendo más un ladrón que un hombre burgués, un Duque. Hoy tampoco vestía de una manera fuera de lo común. Hoy era una noche especial, en la que había decidido vestir como un hombre cualquiera. ¿Ojos que ven, corazón que siente? El día del experimento: La apariencia o la sensatez. Probablemente lo hacía solo por falta de oficio. Un vampiro experimentando con los humanos ¿Que tiene eso de nuevo? Entro a la estación ferroviaria, buscando la tabla con los viajes de ese día. El suyo aún no salía. A eso de las 6 de la tarde el sol era historia, el otoño favorecía a los inmortales, dejando más horas de vida, de libertad.

Vacío, así interpreto que estaba el lugar. Era miércoles, un día de trabajo, de noche. Solo los ferrocarriles de entrada estaban ocupados, sin embargo el lado de embarcación estaba sin un alma... sin... Espera. Apestaba a animal en la zona, y curiosamente solo había una mujer sentada en una banca, distraída. Curioso. Parecía indefensa, tal vez lo estaba de verdad, pero Dios, su olor era inconfundible.- Un cambia formas... -Pensó en voz alta. Sonrió por inercia y se sentó al lado de la mujer, mirando al frente, pareciendo indiferente, mientras sus otros sentidos hacían un censo de toda la chiquilla.- Buenas noches -Dijo con voz de terciopelo. "Lo cortes no quita lo valiente".

por **Yvette C. Lemarchal** Miér Sep 08, 2010 7:48 pm

Un inconfundible olor se acercó hacia mí, era un vampiro... Ultimamente sólo se me acercaban vampiros ¿a caso en ésta maldita ciudad no habían cambiaformas? O ... ¿Simples humanos? ¿Eso era pedir mucho?

Escuché su voz, resultaba melodiosa, varonil, suave, incluso cálida y agradable, cualquier mujer caería rendida a los pies del vampiro con pocas palabras. Sentí el crujir del banco cuando el vampiro se sentí a mi lado y simplemente miré de reojo unos segundos para luego volver la mirada al horizonte.

Sin duda aquello parecía una escena cómica, víctima y depredador sentados juntos en el mismo banco, como si estableciesen una tregua o simplemente esperasen el momento oportuno para saltar sobre el otro para intentar matarle.

Buenas noches, Monsieur- susurré parpadeando lentamente una vez y girando mi rostro para fijar mi mirada en los ojos del vampiro sin pudor ni miedo alguno. Ya no me sentía incómoda con un vampiro a mi lado, ni me sentía amenazada, pero sí que no podía evitar estar en constante estado de alerta.

Pero... un segundo... ¿No existían vampiros poco agraciados físicamente? Todos eran dignos de ser conservados para toda la eternidad con aquella belleza casi etérea. Claro... Para toda la eternidad, por eso eran vampiros....

por **Luke C. Petersèn** Jue Sep 09, 2010 9:34 am

Entrecerró los ojos, pronunciando el entrecejo de manera sutil, haciéndolo parecer un gran pensador, gracia le hacía ese concepto hacía si mismo, un pensador ¿Quién lo diría? Pensar conlleva a tener una extrema lógica de actos, de sus personajes y sus consecuencias, pensar conlleva contar cuantos dedos tienes en las manos y saber que si cortas uno, por ende luego te haría falta, pero era mágico poder parecer tan buen pensante cuando se regia por lo que su alma deseara en un momento preciso, cuando la curiosidad llamaba a su puerta, deslumbrando un nuevo experimento para la conciencia inerte de Luke Petersèn. Sentía la calmada brisa repartiendo los diferentes aromas que llegaban desde el tren que se estacionaba del otro lado de la vía. Humanos... ridículos, interesantes, pasionales, todos y cada uno de ellos fueron lo que él fue y no recuperaría. Era trágico. Pero a lo hecho, pecho, y a la mierda lo demás ¿no? Echo la cabeza hacía atrás pegándola del borde de la banca, recostándola en este borde hacía la dirección de la mujer. Abrió los ojos repentinamente, observándola con ese intenso color celeste brillante contra la luz del faro en la esquina, totalmente amenazante, con las pupilas resumidas a un punto negro, sonriendo con la sensualidad de la amenaza que proyectaba el gesto en si.- ¿Quién es usted? -Dijo cada palabra por separado. No pudo evitar preguntarle con un tono familiar, curioso, suspicaz, llevándose la prudencia por los "cachos", dejándola a un lado para solo dejar espacio para el interés, y la filosofía. Una mujer, un cambiaformas, todos aquellos instintos y hormonas mezclados en un solo cuerpo, un demonio, claro, a su punto de vista, nada peor que una mujer decepcionada, nada peor que un animal vuelto inteligente. ¿Como haría cuando le viene la regla? ¿A llorar como magdalena mirando a su cristo rey o echar chispas, mordiendo a diestra y siniestra? Muy curioso, pero aún no estaba lista para el interrogatorio del Duque Petersèn.

Su expresión cambio dejando que sus ojos recobraran la pantalla, una fachada que solo caía bajo la interrogativa de su sub-conciente, ahora, parecía sereno, pacifico y "amigable". Oh Dios, como amaría saber todo esto. Una raza más nueva de lo que podrían contar los libros, o en otras palabras, pocos contextos de sensaciones o detalles íntimos de una vida de cambiaformas. ¿Como sería? ¿Que se sentiría? Sentir, o experimentar sensaciones producidas por causas externas o internas a través de los sentidos. Básico. Por el momento no quería asustar al conejillo en medio de su pradera, sería astuto como el zorro, esperando que saltara tanto que se atragantase por la falta de aire.

por **Yvette C. Lemarchal** Vie Sep 10, 2010 11:45 am

Giré mi rostro observando al vampiro con detenimiento, memorizando cada uno de sus rasgos, fijándome en todos los detalles de las formas de su rostro, hasta que terminé finalmente en sus ojos. ¿Por qué todos los vampiros eran tan sumamente atractivos? Siempre tenían una especie de aura que desprendía un sex appeal que nadie más podía conseguir.

Escuché su pregunta y desvié mi mirada con tranquilidad hacia el horizonte nuevamente. Deslicé una de mis manos por mi muslo acariciándolo levemente para colocar la fina falda del vestido. Crucé una pierna sobre la otra balanceando el pie de la pierna que había colocado sobre la otra. Dejé mis brazos levemente cruzados sobre mi regazo y curvé ligeramente mis labios dibujando una sutil sonrisa.

Mi nombre es Yvette, Monsieur....- susurré viendo como finalmente nos quedábamos los dos solos en el andén. Todos los pasajeros ya habían tomado el último ten y los últimos rayos de sol desaparecían lentamente tras las montañas.

Respiré profundamente llenando mis fosas nasales con el suave y particular aroma que desprendían los árboles en aquella hora. Me humedecí los labios y volví a girar la cabeza mirando al vampiro con tranquildad - ¿Y usted quién es? Sé lo que es, pero no sé aún quién es. - dije hablando en voz baja, pues no era necesario ni hablar en un tono de voz humano, puesto que ambos gozábamos de una capacidad auditiva similar.

por **Luke C. Petersèn** Jue Sep 16, 2010 4:07 pm

Le sorprendió la pregunta de esa mujer, no esperaba recibir una respuesta, y tampoco formar una intriga en ¿Yvette? Ese era su nombre, formando parte de una lista imaginaria, dentro del libro de recuerdos del Joven vampiro, allí se encontraba cada cosa, cada detalle que para él había significado un verdadero centro, merecedor, de su atención. Se rasco tras la nuca, pareciendo avergonzado, mientras comenzaba a hablar otra vez- Me llamo Luke Petersèn, Miss Yvette -Sonrió con naturalidad, tan automático como el propio hecho de respirar. Decidió parecer amable, sin demostrar la ansiedad que le causaba el olor de la cambia formas. ¿Que sería de ella, de su vida? ¿En que animal cambiaría su cuerpo? Y en cuestión ¿Porque?- ¿Que se siente cambiar... Como lo haces tú? -Se atrevió a preguntar sin ningún pudor al hacerlo, mostrando toda la emoción que esto le causaba con una mirada llena de intensidad, sosteniéndola sobre ella, casi atravesándola con aquellos ojos celestes. Sabía bien que contestar más que un nombre, como ya lo había hecho, no era la respuesta correcta ante "¿Quién eres?" Pero realmente ¿Quienes somos? Nunca lo sabemos por completo, y si llegáramos a saberlo, nos corromperíamos, y moriríamos ante nuestra propia mentalidad. En parte, siempre hemos sido aquel asesino que lleva un vampiro dentro de él mismo, y seguimos siendo humanos, deseando cosas para nosotros mismo, con egoísmo deseando más de lo que ya tenemos. -Bastardos- Resumidos a lo que necesitamos, nublando nuestra visión con asuntos terrenales. Al igual que aprender a caminar, lleva tiempo aprender a vivir. Se le ocurrieron otras mil preguntas que hacerle a la morena, pero sus labios quedaron sellados ante la prudencia, y la lejanía que tenía su mente, sumido dentro de sus propios pensamientos.

Enfoco la mirada en los ojos de Yvette, buscando arrebatarle un par de respuestas, pero como todos, colocamos una barrera frente a nuestras almas, para que los ojos curiosos no se atreviesen asomar sus narices. Se sintió ofendido por tal cosa, frunciendo el ceño levemente. Ella era una mujer diferente a lo que se había formado como un cambia formas, una imagen totalmente opuesta a la que había creado, por su apariencia, por su manera de hablar. Era diferente y extraño. Podría reconocer esas actitudes en un humano común y corriente, como en una prostituta, su andar, cada movimiento totalmente seductor te hará reconocer que ella eso es, pero Yvette representaba una creatura curiosa e interesante. Alguien... era alguien.

por **Yvette C. Lemarchal** Vie Sep 17, 2010 5:50 am

Volví a mirar al vampiro cuando me hizo conocedora de su nombre y le sonreí brevemente, casi dibujando una leve mueca en los labios. Me giré un poco y le ofrecí mi mano cortésmente para la presentación, una presentación que sin duda se me antojaba tradicional entre un hombre y una mujer, haciendo gala de buena educación y modales- Le aseguro que es todo un placer conocerle Monsieur Petersèn - susurré.

El atractivo vampiro preguntó sobre lo que se sentía cuando me transformaba, supuse que eso formaba parte de la curiosidad ancestral entre seres de distintas razas que deseaban conocer algo más sobre la raza que se suponía era la enemiga - Al principio es realmente doloroso. Los huesos se desencajan buscando una nueva ubicación, la piel cambia, el sistema interior también sufre cambios para adaptarse a la nueva forma. Pero una vez adoptada la forma animal, es ... - suspiré levemente apartando la mirada hacia el andén - Ser un animal te permite gozar de la libertad de la cual te ves privado siendo humano. Nada más importa, sólo la naturaleza y uno mismo en su forma metamorfa.- expliqué.

Volví a girar la mirada hacia Luke fijando mis ojos en los suyos, permitiéndome perderme durante unos segundos en aquella particular y seductora mirada - ¿Cómo fue para usted transformarse en lo que es? - le pregunté en busca de respuestas.
Al igual que él, a mí también me generaba una serie de preguntas sin responder su raza, dudas y cánones los cuales deseaba entender y conocer.

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