De caseria (libre)

por **Maharet1** Sáb Oct 09, 2010 12:50 pm

Aburrida de los guardias del palacio, de niñas "de su casa", jovencitos apuestos perdidos y damas de sociedad; me fui a buscar sangre nueva al parque de diversiones. Estaba algo debil por la falta de alimento y no habia nadie interesante a quien quitarle un "poco" de sangre. Me puse la capa y sali con el coche por un poco de "diversion".

Al llegar le di la orden al cochero que regresara por mi en tres horas. Sonrisas, carcajadas, felicidad abundaba por todas partes, en cada rincon habia una familia o una pareja. Como odiaba aveces tanta felicidad, tanto amor dado y recibido... que egoista podia llegar a ser el humano o que egoista era yo. Pero no habia tiempo para pensar en eso ahora, primero mi alimentacion luego pensar en eso, habia tiempo de sobra.

Mientras camina entre los humanos, podia escuchar sus planes futuros, sus intenciones que casarse, de tener hijos... a cual de ellos le arrebataria su vida?

por **Loring Brandt** Dom Oct 17, 2010 7:36 pm

La noche sioplaba con un aire frío, la gente alrededor reía, sonreía; los niños saltaban con caramelos en sus bocas, tomados de la mano por sus padres. Loring no sintió nostalgia alguna al ver a tantas familias y personas disfrutando de un rato de diversión y cariño, a él no le afectaban esas tonterías. Sin embargo sentía un gusto especial al ver a los niños -en especial a las niñas- sonriendo, no era ninguna clase de pervertido sexual, pero le agradaba presenciar esas escenas de éxtasis de felicidad en las pequeñas.
Un viento sopló fuerta mientras Loring buscaba una banca para reposar, el olor a caramelo inundaba los alrededores y unas cuantas jovencitas acompañadas por sus padres le sonrían al pasar, les devolvía un gesto completamente inexpresivo, él no era un hombre que coqueteara, ni si quiera era un hombre que socializara.
Por fin encontró una banca que le fuera útil, tomó asiento silenciosamente mientras observaba, llevaba su mirada de aquí a allá buscando alguna escena interesante. Tajantemente un olor distinto penetró por su nariz, un olor dulce como el de cualquier creatura nocturna, alzó levemente el rsotro en busca del origen de él dulzón olor, no divisó mucho, el portador o portadora de la esencia se hayaba demasiado lejos como para dvisarlo entre la gente cercana.

por **Regina Lázárk** Lun Oct 18, 2010 1:54 am

El día me lo venía susurrando de alguna manera. Toda la mañana una particular sensación de nostalgia me había invadido cuando me prometí que no sería así desde el día que saludaba por la ventanilla sobre el tren que me trasladaba hacia Paris. La intriga y necesidad de saber cómo se encontraba mi padre me nublaba la mente de a momentos y ni el observar por la ventana, leer un libro o jugar cartas me quitaba ese pensar constante, ese interno carcomer.

Más tarde con intención de despejarme me decidí a dar una vuelta por esta nueva ciudad que aun no conocía en plenitud y que tantas atracciones tenía para ofrecer. Sin dudas tenia frente a mí un abanico de opciones para dispersar los pensamientos y asumir lo que mi progenitor me había encomendado; hacer una nueva vida en esta nueva ciudad y olvidarme de su estado de salud.

Siempre fui una joven indecisa a la hora de escoger un sitio a donde ir, pues todos me parecían geniales siempre que saliera de casa. Pero inesperadamente mi atención me saco de tal estado de carencia decisiva; escuche a un par de hombrecillos comentar sobre el parque de diversiones de la ciudad y que en las noches solía tornarse más divertido. -¿Qué cosa mejor que despertar a la niña interna y revivir aquellos momentos en que las manzanas acarameladas y los dulces eran la mejor parte del paseo? – pensé y sin perder tiempo solicité al chofer que una familia amiga a mi padre me habían asignado para que el mismo me llevase al punto de entretenimiento del que aquellos adolescentes parloteaban.

Y de un momento para otro allí me encontraba, deleitándome con una exquisita y empalagosa golosina mientras me movía entre la muchedumbre; infantes estallantes de alegría y ansiedad, familias compartiendo el momento, enamorados con los ojos brillosos. Y yo observando cada detalle, cada atracción, cada movimiento y preguntándome cuando compartiría esas cosas con alguien más. Fugazmente la idea perdió protagonismo, uniéndose en mi cabeza a otros proyectos que me prometía llegarían a futuro estando en París. Continúe serenamente recorriendo el colorido y ruidoso lugar cuando para ese entonces mi mente ya se dibujaban sonrisas y alegres recuerdos de infancia.

por **Maharet1** Jue Oct 21, 2010 2:12 pm

Mirando y mirando a los humanos no escontraba nada interesante aun, tanta gente riendo y felices no me daban lugar a escoger. Me cruze con una pareja de recien casados que comentaban de cuantos hijos iban a tener...

"Marcus... que te parece para empezar una parejita...mmmm...puede ser Elizabeth...pero primero la niña...hay amor!!...en eso no se manda..."(risas)

Sonriendo por lo que decia ese tal Marcus, me aleje de ellos para despejar un rato mi mente y volver a concentrarme en mi presa. Divise a un anciano sentado en una banca mirando a la gente pasar, pero lo que me llamo la atencion era que su vista reflejaba tristeza y desesperanza. Me acerque.

-¿que es lo mira?-le pregunte
-a "ellos"-me repondio, señalando a la pareja que escuche hablar

Solo me limite a sentarme a su lado.

-cuando uno es joven, mi niña-continuo-disfrutalo, y cuando te vuelvas viejo y sin pareja... solo dile a la señora muerte que pase por su siguiente pasajero

Mire al anciano y le sonrei, habia encontrado a mi presa.

-gracias por llamar...

por **Loring Brandt** Mar Nov 09, 2010 6:53 pm

Observar a la gente sentirse feliz y ver sonreír a los niños no ocasionaba ningún sentimiento en Loring, y contadas eran las veces que esto sucedía, y, sí sucedía, sería un sentimiento espontáneo y causado solamente por algún infante. Suspiró sentado en la banca perdiendo interés en la fragancia cuyas características atinaban a un ser sobrenatural, como él.
Cruzó una pierna mientras se recargaba en el respaldo del asiento. Inexpresivo, mirando a la nada. Los gritos de las personas, las risas de los niños, los cotilleos de los jóvenes, y el ambiente del parque en sí exigían su atención, y no lograban obtenerla. Carraspeó sintiendo el empalagoso aroma del caramelo otra vez en su nariz, era cuestión de minutos su abandono repentino del lugar.
El viento soplo una vez más, y Loring se sintió complacido al sentirlo en su rostro. Sacudió su cabello con modestia al percibir otro aroma anormal, de otra creatura, ladeó la cabeza preguntándose cuanto ser andaría suelto y libre por París, siempre era difícil andar conociendo vampiros en cualquier lugar, y en Francia no había sido tan… difícil.
Lo que olía no era otro vampiro, era un ser diferente, frunció las cejas con interés, el olor era peculiar… gatuno… era como… Neonicia.

por **Regina Lázárk** Miér Nov 10, 2010 5:21 pm

Sin duda había algo en ese ambiente familiar que llenaba ese particular vacio en el interior de Karin. Luego de un poco mas de caminata entre las personas, los juegos y algunos vendedores ambulantes la joven noto que el ultimo bocado de su golosina se había disuelto en su boca y con ello el aroma a dulce que la invadía hasta hace unos momentos atrás.

La damisela continúo caminando deteniéndose por un instante frente a una de las tantas casillas decoradas que ofrecían diferentes entretenimientos. Particularmente la que Karin observaba trataba en derrumbar un determinado número de pirámides hechas con botellas cristalinas con tres bolas de tela. Su espíritu de niña la incitaba a jugar, mas el lugar estaba muy solicitado por las familias y decidió hacerse un lado notando también que había caminado mucho y lo mejor en ese entonces seria descansar un poco, observando las luces y alegres colores desde un lugar no tan bullicioso.

Luego de divisar los alrededores con su analítico mirar, Karin noto que todas las bancas se encontraban ocupadas, por lo que decidió acercarse a una donde yacía solamente un joven caballero. Esperaba que el situarse allí no le fuese molestia –Con su permiso- promovió la jovencilla sonriéndose como es de costumbre al tiempo que apoyaba su cuerpo sobre la banca, posando su mirar hacia el frente donde la gente continuaba con sus actividades de entretenimiento.

Una peculiar sensación recorrió de abajo hacia arriba la espalda de Karin y sus labios se secaron repentinamente cuando una suave brisa acariciaba su rostro. Tal vez esa repentina sequedad labial era producto de empalagante dulce degustando anteriormente. Delicadamente la fémina paso su húmeda lengua por los mismos y dejo atrás aquel extraño sentir momentos atrás. Su satisfacción interna al estar pasando un buen rato le hacía ignorar inconscientemente aquella intuición que siempre le era certera.

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