Esperando lo desconocido [Jacqueline]

por **Analeigh Leisser** Mar Ago 23, 2011 5:31 am

Las noches habían pasado volando en los últimos tiempos. Parecía como si el vivir a la inversa que la mayoría de la gente hiciese que el transcurrir del tiempo se escapase más velozmente, pues para nosotras, las chicas del Burdel, la mayor parte del trabajo se daba ya entradas las horas de la noche. Sí, en esos momentos donde la ciudad y gran porcentaje de sus residentes recaían bajo el poder del sueño era cuando dentro de nuestro establecimiento la acción comenzaba realmente.

Desde horas antes junto a las demás trabajadoras, el ritual de alistamiento comenzaba. Las fragancias, los encajes y las ligas comenzaban grácilmente a pasearse de un lado a otro en las habitaciones donde en grupos, muchas solíamos “afinar” nuestra belleza para los clientes.
Como era nueva en el negocio, disfrutaba mucho aprendiendo algún que otro truco atentamente visualizado que constaba en cosas como qué hacer para los ojos se viesen más llamativos, o cuánto rouge utilizar para que los labios quedasen aún mayormente provocativos. Y sí, era cierto que había damiselas dentro del Burdel que llevaban mucho tiempo en aquella labor a la que aún no me podía acostumbrar, siempre vislumbrando a la misma como un trabajo momentáneo en mi vida mientras trataba de proyectar mi futuro en París, pero en el entretanto internamente sabía que junto a ellas podía absorver experiencias y conocimientos que probablemente ningún otro trabajo en esta vida me brindaría en absoluto.

- Bien chicas, llegó la hora – comentó una de las más antiguas en la mansión, quién siempre a la hora puntual daba aviso de la apertura de aquella casa de placer y copas de la que yo formaba parte.
Me senté con las piernas cruzadas en uno de los tantos sillones aterciopelados del salón principal, dejando a la vista el delicado portaligas de color negro que generaba un contraste llamativo con mi tan blanca piel. Más de una vez mis compañeras de labor me habían dicho que el ser tan pálida podía ser tomado como un beneficio, así también como una desventaja, pero al final era claro que en el mundo de los gustos nada estaba por sentado salvo en el caso de aquellos que pagaban por escoger lo que más se acercaba a sus intereses externos personales.
- Relájate un poco, pareces tensa – susurro cerca de mí el mozo que me entregaba una cristalina copa de vino en la mano con intención de generar un ambiente más adecuado, donde quien arribaba tenía en primer plano a más de una hermosa y sensual joven solitaria disfrutando de alguna copa, esperando ser acompañada.
-Lo haré, lo haré – respondí sonriéndole y haciendo un leve movimiento en son de brindis con la muñeca.
Observaba de a momentos a las otras presentes. Algunas dialogaban, algunas continuaban esperando mientras las más ágiles partían con sus conquistas inmediatas hacia las escaleras que derivaban en las numerosas habitaciones. Para mis ojos sin duda todo se daba fugazmente, muy rápido, mientras allí con mi copa en mano, sigilosamente continuaba esperando al desconcoido ser a quien brindarle mis servicios esa noche.

por **Jacqueline S. Ritchway** Mar Ago 23, 2011 12:16 pm

Demasiado tiempo habia transcurrido desde mi ultima visita a un burdel; casi 30 años cuando mi novia, la siempre bella Lucy, fue asesinada en aquel ataque...Para que mentir? Sí. Despues de la muerte de mi esposo y luego de aquella bella novia, me pase casi lustros en burdeles, tratando de llenar el enorme vacio que me dejó sus decesos...Nunca lo pude llenar, sino que lo ignore para seguir adelante.

Esa noche no era la excepción. Estaba algo triste y buscaba sacarme algo de frustración con alguna joven cortesana. No habia perdido el interes por los hombres pero por una noche queria intentar revivir algo que haya quedado de la relación amorosa que tuve con Lucy. Tan bella, tan joven, tan llena de vida...siempre sabia como complacerme y siempre sabia como arrancarme una sonrisa simplemente haciendolo...

Entre en el burdel y simplemente mire un poco a ver si habia alguien que me llamase la atencion. Casualmente pose la vista en una joven de tez palida con una copa de vino. Senti su aroma perfumado. No. No era como yo, pero eso no descaratba su hermosura...
Oh, Dios mio...es igual a Lucy!

por **Analeigh Leisser** Sáb Ago 27, 2011 6:02 pm

El tiempo transcurrió. Así también los rostros que pasaban frente a mis ojos. Facciones llenas de deseo, otras ya complacidas… Rostros necesitados de afecto y otros de simple desahogo sexual. Era sorprendente como dentro del Burdel podía dilucidar determinados estados en las personas sin siquiera conocerlas. Toda una ventaja me suponía.

Pero para todo en la vida, siempre hay excepciones. En mi caso, aquella peculiar habilidad descubierta se vio truncada cuando mis ojos se posaron sobre el rostro de aquella joven quien para esas alturas también me observaba.
Su semblante era algo tan complejo en deducir como el entender que hacía una damisela tan joven dentro de un lugar tan moralmente corrompido como el Burdel. Pero haciendo remembranza de mi propia llegada al establecimiento unas semanas atrás ¿Por qué aquella presencia me sorprendía tanto? Tal vez la joven buscaba un lugar, un trabajo como yo lo hice en cierto momento. Seguramente ella no contaba con alguien como yo con Arianne en aquellas circunstancias, por lo que se tenía que valer por ella misma para solicitarse un lugar como cortesana.

Bebí un sorbo de vino para luego dejar la copa en el suelo, junto al sillón donde me encontraba y delicadamente fui en dirección a la que observaba fijamente. En el camino acomode mi cabello y hasta las negras ligas que conformaban parte de mi vestuario. Y finalmente me detuve frente a ella con una leve sonrisa en son de bienvenida.
- Seguramente podría servirle en lo que aquí busca ¿cierto Mademoiselle? – proferí con un tono peculiar, que jugueteaba entre lo provocativo de una insinuación y lo serio propio de una pregunta de la que se espera conocer la respuesta.
Frente a mis ojos aquella damisela lucía incluso más joven, sin embargo su persona irradiaba una sensación de alguien experimentado en cuestiones de la vida. De la forma que fuese, lejos estaban mis ideas de que aquella mujer hubiese arribado al Burdel en calidad de cliente.

por **Jacqueline S. Ritchway** Sáb Ago 27, 2011 6:56 pm

Su voz, su modo de andar, su vestidura, el como estaba parada frente a mi...Dioses del Inframundo, estoy frente a mi ángel perdido...

Tragué saliva. No sabia como hablarle. Hice el intento de no parecer nerviosa y tratar de volver al estado de sumision con el que habia entrado.
-Sí...podría...-mmm...intento fallido...-...quisiera solicitar sus servicios, madmoiselle.-no pude evitar hablar con mi acento. Lo habia practicado y mejorado desde que habia arrivado a París pero bueno, bien cierto es que los rastros de nuestras lenguas madre no desaparecen del todo.

No pude evitar observarla un poco de arriba a abajo. Sentia que mis ojos levemente estaban cambiando del verde agua al marron, cerré mis ojos y le dije:
-No estará con otro cliente, cierto...?-esperaba que no. Si era asi, usaria el encandilamiento para que se alejara del lugar y me la cediera a mi.

por **Analeigh Leisser** Sáb Ago 27, 2011 8:09 pm

Siempre tenía presente en mi mente por consejo de las cortesanas de más años en la profesión, que no había necesidad alguna de que el cliente notase en nosotras las reacciones que generaban tanto sus palabras así como las acciones que viniesen de su parte. Según aquellas damas del placer la mejor estrategia radicaba simplemente en sonreír levemente y pretender que todo lo que saliera despojado por parte de quien pagaba a cambio de un tiempo a nuestro lado promovía lo correcto, lo que en verdad valía sin discusión o cuestionamiento alguno.

Creo que ni con todas esas advertencias en mi cabeza pude camuflar la sorpresa que me invadió al momento de escuchar las intenciones del porqué aquella damisela se encontraba en el Burdel. Era tan joven ¿acaso había necesidad? Dios ¿Por qué no podía tomar nunca las cosas simplemente como eran sin la necesidad de siempre buscar una historia para comprenderlas? Seguramente muy en el fondo de mis sentimientos creía que esa táctica hacia que las cosas no pareciesen tan crueles, tan frías como se vislumbraban.

- Una extranjera explorando todo a su alcance, eso es un espíritu aventurero – respondí al notar aquella peculiar tonada en las palabras de quien inesperadamente ahora pasaría a ser la persona a quien por un determinado tiempo debía de complacer y que pese a sus esfuerzos aún tenía un dejo de su tierra natal en sus vocablos.
- Estoy disponible para servirle, madeimoselle – adherí al momento en que extendí una mano, invitando a aquella frente a mis ojos a tomarla, a subirse a bordo de aquel viaje que ambas tendríamos juntas. Una nueva travesía para mí, pues nunca tuve contacto íntimo con otra mujer, pero sabía que tarde o temprano esa instancia llegaría y precisamente ahí estaba.

por **Jacqueline S. Ritchway** Sáb Ago 27, 2011 8:35 pm

Bueno, caulquiera notaba mi acento Inglés. No era algo de esperarse. Estoy más que segura de que si mi corazón latiese y mi sangre corriese por mis venas, me habria sonrojado ante ella simplemente por ver a una mujer joven y bella frente a mi, con un rostro y costumbre de anda similar al de mi amada perdida, y un leve comentario agradable para mi...

Seguramente, y siendo con más razón una cortesana, ya habría estado con una mujer antes. Eso me deprimia un poco porque quizás...con el placer que nos diesemos mutuamente, sus gemidos serian los mismos para mi que para cualquier otra mujer...u hombre...

Cuando extendio su mano, fue como si una luz brillante se posase sobre ella y pequeños cerafines volasen a nuestro alrededor para llevarme al cielo infinito aquella noche...
La tome luego de unos segundos, casi sin dudarlo, los habria ocupado contemplandola...

Cuando caminamos a otros cuartos para estar juntas e intimas, le pregunte, solo para acallar mi duda latente y que me desgarraba un poco:
-Ha estado alguna vez en compañia de una mujer...de manera intima...?-si la respuesta era si, sería algo triste...pero no dejaba de ser la viva imagen de mi angel perdido...

por **Analeigh Leisser** Dom Ago 28, 2011 6:36 pm

Finalmente me encontraba con aquella joven en la habitación. En mi mente seguía incrédula ante aquella situación, ya era necesario quitar eso de mi mente, pues la realidad palpable a esas alturas sin duda era otras totalmente diferente a lo que mi cabeza hubo de suponer momentos atrás.

Cuando pretendía invitar a la damisela a tomar asiento en la fragante cama donde lo emocionante, lo carnal solía suceder mayoritariamente una pregunta cortó como si de una afilada tijera se tratase, el hilo dependiente de mi externa serenidad para con quien pusiese atención sobre mi persona.
Pude denotar como mi mano, aquella que sostenía la ajena tembló casi imperceptiblemente ante la duda del que responder. Tenía dos claras opciones, pero ninguna de las dos me daba una seguridad de victoria. Pues si mi respuesta era positiva, estaría mintiendo, yendo en contra de la misma virtud sincera de la que se me hacía renombre entre las demás chicas, pero en su defecto podría generar alguna decepción o pena si la clienta deseaba tener un encuentro con alguien virginal en ese campo.
Por otro lado, sí respondía que no, la absoluta verdad saldría a la luz, siendo algo pertinente y fiel a mi forma de ser, a ese sentimiento de siempre ir con lo verdadero ante otros como mi interior procuraba, más también entregaba la chance negativa de que la extranjera desease entregarse a los brazos de una mujer experimentada en cuanto a dar placer a alguien de su mismo sexo.
¿Qué debía hacer? Impartí una leve presión sobre su mano liberando un casi melódico suspiro.

- Nunca he mantenido un encuentro íntimo con otra dama, esa es la verdad – respondí sin titubeo, posando mis ojos sobre los de ella de manera contemplativa y silente. El hilo de la serenidad se había restaurado y pese a lo que sucediese después una paz interior me invadió repentinamente, haciéndome sentir más cómoda con la situación, conmigo misma. No había mentido, no había traicionado a mi interior. Y aunque en el mundo de las cortesanas eso no fuese una virtud a ser valorada, ahora solo importaba que para mí hubiera hecho lo correcto, por más que en esa acción entrase la opción de perder un cliente, algo que no dejaría muy alegre a mis superiores.
El mal ya estaba hecho como suelen decir algunos, ahora solo esperaba ver que se generaba de todo aquello.

por **Jacqueline S. Ritchway** Lun Ago 29, 2011 4:58 am

Se me iluminó el rostro cuando me dijo que jamás había estado con alguna mujer, eso queria decir que yo iba a ser la primera en estar en sola con ella...Le sonreí amablemente, que dicha habia llegado a mi...Sentia mi corazón inerte dar un revuelco...
-No sabes cuanto me alegra oir esas palabras de tus preciosos labios...-le dije con sinceridad. Al igual que con Lucy, yo fui la primer mujer en su vida; aunque ella era ya lesbiana cuando la conoci, nunca habia tenido la oportunidad de estar con alguna mujer en la cama. Que dicha que se repita ese bello suceso con esta joven.

Al entrar a su cuarto, senti un pequeño aroma peculiar, como un perfume especifico que reconocia...
-Que perfume usas? Si no te molesta decirme...-le pregunte amablemente.

por **Analeigh Leisser** Lun Ago 29, 2011 5:28 am

Una ligera brisa golpeó mi rostro al notar la reacción de aquella peculiar damisela frente a mí. Claramente no había ninguna ventana abierta en la habitación, así que supuse esa idea en mi mente no era nada más que una tonta asociación con el sentimiento de alivio ante la bien recibida noticia respectiva a mi virginidad en cuanto a intimar con alguien del mismo sexo.

Era tan única la sensación que aquella mujer generaba en mi persona, que si buscase la palabra exacta para definir ese sentimiento probablemente no la encontraría. Una mezcla confusa entre la incredulidad de tratar con alguien tan joven que sin embargo reflejaba una seriedad y madurez llamativa para su ser. Y la intriga, ¡oh si! El misterio que irradiaba y envolvía a su entera persona ¿sería algo que todo extranjero poseería innatamente? Recordaba haber tratado con clientes de lejanos países, pero ninguno despojaba sobre mí aquel impulso a querer saber más, a descubrir y explorar hasta el último recoveco para hallar una explicación a todo lo que acontecía en ese instante.

- Mi madre amaba las flores. Crear fragancias y esencias con ellas era su pasatiempo preferido - comenté sonriente ante tal remembranza de mi pasado, de mi infancia.
No había tenido el placer de conocer a mi madre, pero muchos de los trabajadores de los campos familiares me habían relatado todo sobre ella. Hasta me habían enseñado todas y cada una de las prácticas que la misma llevaba a cabo. Así aprendí a crear mis propias fragancias. Mi distinción, mi firma en piel para diferenciarme del resto de las chicas en algo más que los ojos, la piel y la forma de entregar placer a otros.
Abrí el cajón de un pequeño mueble cercano a la cama del cual extraje un pequeño frasco cristalino que entregue en las propias manos de quien me acompañaba, o mejor dicho, de a quien yo le hacía compañía como atención, como un mero regalo.
- Espero sea de su agrado madeimoselle ¿sería de su gusto una copa también? – cuestioné a la par que acomodaba mis vestimentas, la sección superior del corsé que con precisión dejaba a la vista lo necesario, lo sugestivo. Supuse un poco de alcohol generaría sobre la dama una sensación más relajada, donde su seriedad e indescifrable actitud fuesen suavemente apaciguadas por un sentimiento de desinhibición y serenidad.

por **Jacqueline S. Ritchway** Lun Ago 29, 2011 12:48 pm

Dioses...que belleza...Tenia su perfume, su marca, su distinción entre la promiscuidad del edificio en mis manos...Me puse un poco en la muñeca para probarlo e inspire su aroma.
-Mmm...pero que dulce...-dije en un suspiro. La mire con una sonrisa amable.-Su madre ha creado una fragancia de lo más exquisita...Nunca senti algo asi...-inspire de nuevo y lo deje sobre una mesita de la joven. Acepté tomar algo con ella, supongo que se notaba un poco mi tensión, pero ya se me pasaria...

-Cuentame un poco de ti.-le dije con algo de curiosidad.-Yo he llegado de Inglaterra hace casi un mes, estar en un solo lugar a veces me hace doler los hombros. Y tu?-lo del dolor de hombros era más como un especie de cansancio porque tecnicamente no podemos sentir dolores físicos causados claro por el estrés.

por **Analeigh Leisser** Mar Ago 30, 2011 9:53 pm

Muy a veces y dependiendo del tiempo y ganas de la persona a la que acompañase solían darse pequeñas charlas donde sorpresivamente los clientes daban a conocer algo de su verdadera vida, de esa que transcurría frente a los ojos de todos sin problemas día a día. Y siempre en mi mente generaba esa aclaración porque a diferencia de ellos y ellas, nosotras las cortesanas, aquellas que bajo la tela del secreto impregnábamos de satisfacción a sus propios deseos, éramos las que bajo el Sol de las calles recibíamos la señalización, el susurro chismoso y la repudiación de todo aquel que nos tomaba como “siervas de Satanás”.

Entregué una copa de vino a la damisela junto a mí con intención de que aquella bebida fuese la llave que abriese el pórtico que encarcelaba sus tensiones, sus preocupaciones y dilemas cotidianos. Esas cosas que inevitablemente, todo ser humano poseía.
No había necesidad de explicar más que con el simpático brillo de mis ojos, el binestar generado al notar que aquel pequeño pero tan personal obsequio había sido del agrado ajeno.
- Me encanta la literatura inglesa… - comenté inocentemente recordando la cantidad innumerable de novelas de aquella procedencia que habían cruzado mis ojos desde la niñez. Sin duda la lectura era uno de mis pasatiempos favoritos. Era mi escape a mundos fantásticos de los que no formaba parte.
-… Y la tradición del té de las cinco – añadí con una leve sonrisa cuando deslizándome sigilosamente como si de una sedosa tela que recae tratase, me posicione a espaldas de la extranjera para vislumbrarla desde otro ángulo, aquel que me dejaba ahora apoyar mis cálidas y tersas manos sobre sus alineados hombros en son de realizar una serie de frágiles movimientos en forma de masajes.
- Yo he llegado desde el sur de Francia. De un pueblo donde los veranos son muy calurosos y los campos siempre están llenos de flores – le informé a la damisela tras su pedido, despojando en aquellos vocablos un leve aire nostálgico. Hubiese deseado que mi destino en aquellas tierras fuese otro así nunca habría existido la necesidad de partir, la necesidad de buscar por quien ser querida realmente.

Entre comentarios envueltos en la tenuidad de la habitación continúe con aquellos masajes que a simple vista lucían mas como meticulosas caricias. Ejerciendo estas pude notar que la temperatura corporal de aquella mujer frente a mi era hasta más baja que la palma de mis manos, que siempre por razones inexplicables solían estar frías.
- El vino le hará entrar en calor. Es de una buena cosecha – proferí acercando mi rostro al suyo, soltando aquel volátil comentario en forma de cálido susurro sobre el oído de a quien servía en aquellos momentos. Luego sonreí notando como mi propia mente era la que me empujaba a realizar aquellas acciones, pues la vergüenza debía ser desalojada de mis sensaciones a como diera lugar.

por **Jacqueline S. Ritchway** Mar Ago 30, 2011 10:32 pm

Asi que disfrutaba nuestra literatura. Era un alago; algunos escritores habian lanzado obras que realmente merecian la pena ser reconocidos. Sonrei. Que jovencita tan bien instruida. Se me formuló la idea de preguntarle el "qué hace una chica como ella en un sitio como este?" pero decidi acallarla por unos instantes.
Me curvo una sonrisa en mis labios el escuchar aquella tradición del té de las 5. Esa es una tradición un poco vieja; es mucho más comun en altas sociedades que en la media o la baja. Es casi un estereotipo de la sociedad de hoy dia, pero en sí, es admirable pues nos sentamos un rato con quienes compartimos un té, conversamos, debatimos ideas propias y pasamos un buen rato. Eso era algo de la tradición que no queria perder.

Cerré mis ojos y deje que me acariciase. Al principio me dio algo de temor pues como mi piel estaba muy fria, quizás notase qué era yo y no querria estar conmigo...pero para mi sorpresa, sus manos etsaban frias tambien. Obviamente, senti pulso en ellas, por lo que descarte que fuese una cortesana vampira; simplemente eso me alivió, si sus manos estaban frias, no iba a poder distinguir que frio es el frio de quien.

Me sentía muy bien con su pequeño masaje. Bebi un sorbo del vino probandolo, delicioso. Realmente que si. Me dio un poco de risa el "entrar en calor" simplemente por lo que soy pero en sí, y simbolicamente hablando, podiamos entrar en calor...
Pasé mis manos sobre las suyas, sintiendo su piel suave.
-Deberé viajar al Sur de Paris algun dia...-dije suavemente. Bebi otro poco del vino y se lo extendi a ella.-No me agrada beber sola...

por **Analeigh Leisser** Jue Sep 01, 2011 4:41 am

¡Oh mi querido Montepellier! Como añoraba en un futuro visitarle nuevamente, recorrer sus campos y saludar a su educada gente. Transitar por la zona donde nací y crecí tan angustiosamente, viendo ese recuerdo del corazón simplemente como algo perteneciente al pasado. Como algo que no permitiría que se volviese a dar en mi vida.
- Si su placer es viajar, antes de partir de Francia debería hacerlo – le respondí en tono bajo a mi estática acompañante al momento que mojaba muy superficialmente mis labios en aquella copa de vino brindada. No solía beber mucho, pues para las que trabajábamos allí la noche era larga como para caer bajos los efectos del alcohol en horas tempranas.

Con intención de apoyar aquella copa sobre la pequeña mesa junto a la cama, extendí uno de mis brazos inútilmente hasta la misma, pues la copa rozó tontamente el lustrado borde de la maderada mesa cayendo directamente al suelo.
¡Qué torpeza! No solía ser descuidada, pero una gran molestia se generaba en mi interior cuando aquellos errores evitables sucedían.
Algo apurada me dirigí a donde el accidente había ocurrido, notando la clara evidencia de mi desacierto; una hermosa alfombra estropeada por el salpicar del vino derramado y numerosos trozos de cristal esparcidos en el suelo a causa del torpe impacto.
- Disculpad mi torpeza madeimoselle, mejor será que junte estos cristales, no es mi interés verla herida sobre mi cama – conferí con un tono ligero, bromista, con clara intención de amortiguar el suceso dado.

Así fue que uno por uno y con suma delicadeza, comencé a recolectar los trozos cristalinos del suelo con la ayuda de los dedos índice y pulgar solamente, pues no deseaba en absoluto insertar en mis tan cuidadas manos algún fragmento de aquel cortante desastre.
Pero para continuar con las inoportunidades, eso fue exactamente lo que pasó. Tomando una de aquellas afiladas piezas traslucidas generé un notorio corte sobre uno de mis dedos, el que instantáneamente comenzó a sangrar a causa de la herida provocada.
- ¡Lo sabía! – exclame ofuscada al afirmar aquello que mi mente tenía por seguro que ocurriría, olvidando completamente que no estaba sola en la habitación. Vaya pena. Voltee cuan reflejo involuntario a observar a la damisela a quien debía complacer. Mis propios ojos hablaron más por mí que cualquier otra palabra, en un claro gesto de disculpas, entornándose los párpados a la par que los labios se fruncían sutilmente.
- Disculpadme nuevamente… una pequeña herida – informé apenada, encogiéndome de hombros al mismo tiempo que llevaba aquel dedo ensangrentado a la boca. Costumbre en toda aquella persona que se lastima descuidadamente en los dedos y cree que los mismos sanaran estando entre los labios. Un reflejo propio de la niñez y que en ese momento frente a la dama inglesa solamente me hacía ver como una niña torpe más que como la cortesana que había contratado.

por **Jacqueline S. Ritchway** Jue Sep 01, 2011 5:00 am

Tuvimos un ligero accidente: la copa no habiua llegado a tocar por completo la mesita y cayo al suelo, quebrandose y espaciendo su líquido sobre la alfombra. Vaya desastre y desperdicio de un buen licor. Una pena.
-Tranquila. Fue un accidente.-le dije sonriendole. Me puse de pie y camine al baño. Tome otra copa que estaba junto a las botellas y la llené con agua caliente. Iba a mojar la mancha para que luego, al tallarla un poco, se fuese la pequeña marca de vino derramado. No era problema para mi. A quien nunca se le ha caido una copa o un vaso?

Ya tenia el vaso con el agua, bastante caliente debo agregar, cuando oí a la joven hablar fuerte de nuevo. Sali del baño y me dirigi a ella pero me detuve cuando senti un efluvio aun más exquisito que golpeaba mi nariz, aun más que el vino. Sangre. Su sangre. Mis ojos cambiaron abruptamente de color, del verde agua al rojo sangre pura, ansiosos por probar la sangre de aquella cortesana en especial.
No pude decirle nada, solo la mire. Mire como habia puesto su dedo en su boca; el intento humano de probarse para que no sangre más.

Verti el agua caliente sobre la mancha y un poco sobre el suelo, luego coloque el vaso sobre la mesa. La mire de nuevo con ojos sangrientos, la tome de su brazo, haciendole tirar a un lado los vidrios que habia juntado, y la pare frente a mi; seguramente ya sabria que era una vampira y creia que le haria daño al ver su sangre. Era una enorme mentira. Sabia perfectamente el como controlarme ante la sangre.
Retire su dedo de su boca y observe su herida. Aun sangraba.

Era una tentacion poder probar la sangre de alguien con semejanza a mi Lucy. La curiosidad me carcomia mas las entrañas que la sed que me genero olerla. Pero iba a hacer lo mismo que hice con mi amada novia fallecida: si nunca probe la sangre de Lucy, fue por protegerla. Iba a proteger a la joven tambien.
Saque un pañuelo oculto en mi vestido y sequé su sangre alli.
Cuando no sangró más, bese su dedo y la observe.
-Por favor...no me temas...ya muchos me temen...-susurre agachando la mirada, alejandome de su frente y sentandome de nuevo en la cama. Despues de verme, hambrienta, iba a denunciarme como hacian todos...era lo mas seguro...

por **Analeigh Leisser** Vie Sep 02, 2011 2:51 am

Había quedado anonadada. Estática y sin saber exactamente que decir en ese instante, pues toda mi atención radicaba en aquel par de ojos voraces, que parecían en su rojizo fervor engullir más que observar todo aquello en lo que se posasen. Y en ese momento los atemorizantes orbes estaban puestos sobre mí.

¿Acaso aquel secreto era lo que despojaba esa aura de misterio envolvente que desde un principio mi persona intuía sobre la inglesa? ¿Serían aquellos seres existentes en realidad? Pues los libros, las historias indeseadamente escuchadas en uno que otro lado dibujaban a los mismos como criaturas horripilantes. Sin respeto, sin moral, sin educación, como todo animal salvaje sind omesticación que por propio instinto solo busca saciar sus necesidades.
Pero aquella dama, aquella joven no era así. Había tenido gestos para conmigo que muchas personas sin su condición nunca tendrían. Todos aquellos simples pero notorios detalles a los que por temor no había reaccionado, más sí notado con claridad.
¿Quién era yo para juzgar o delatarle? ¿Quién haría algo así frente a lo que a simple vista no era peligroso en absoluto? Muchas cuestiones se posaban en mi mente olvidando lo que sucedía en el exterior. Di un paso hacia atrás y el sonido de mis zapatos contra el desnudo suelo me despertaron de aquel confuso trance. Y allí estaba ella, sentada sobre la cama como una indefensa niña apenada y con la vista gacha.
- Le temo a los insectos - conferí con una voz serena, tras un silencio generado por una contundente reflexión interior - En verdad es como una fobia, verlos me pone los cabellos de punta – adherí casi instantáneamente sonriendo por aquella vergonzosa confesión que formaba parte de mi desde la infancia. Tantos insectos que rondaban en el campo habían generado en mi completa repulsión a los mismos.

Alcé el dedo sanado a la altura de mi rostro y le observé fugazmente para luego acercarme ante aquella que lo había curado, arrodillándome a los pies de la cama junto a su presencia.
- Muchas gracias – impartí con sinceridad, apoyando una de mis manos sobre el frío mentón de quien aún no conocía su nombre para verle a los ojos. Internamente temí que aún proyectarán aquel tono intimidante, pero en contraparte algo me hacía pensar que no había de que preocuparse en realidad, más que demostrar que en ocasiones no todas las personas reacciones de la misma forma.

por **Jacqueline S. Ritchway** Vie Sep 02, 2011 12:52 pm

Al principio, crei que me estaba insultando cuando hablo sobre los insectos pero cuando medio retiro o aclaro lo que dijo, supuse que me habia dado una indirecta: no me tenia miedo...Era un tanto extraño...Pero no era la primera vez que pasaba. Algunos se quedaban a mi lado cuando me descubrian solo por curiosidad, para tenderme una trampa o por lastima...Me habria dolido mucho que aquella joven de labios carmesi, con cuerpo de angel perdido, me delatase y deba alejarme para siempre de ella y de lo podria haber sentido de nuevo como mi amada Lucy.

Suspire cuando senti su mano en mi menton, estaba un poco más tibia ahora que mi piel...Cerré mis ojos. Relaje mi ser, me encontre a mí misma de nuevo y logre controlar cada instinto que me gritaba que la atacase y probase de una vez de ella. Abri mis ojos lentamente y sentia que ya habian vuelto casi totalmente a su color original.
Me arrodille con ella, tomando la mano con el dedo que se habia cortado con ambas manos mias. La mire con calma a sus ojos.
-Lamento que hayas tenido que ver algo desagradable...-me disculpe con ella. Extendi mis brazos y la abrase, pasando mi mano por sus cabellos.

por **Analeigh Leisser** Lun Sep 05, 2011 10:46 pm

No temía por mi vida ni nada por el estilo, pero un alivio interno se generó al momento de observar los ojos de aquella joven de la misma forma que cuando le conocí.
Ahora, como si de una manta hecha en lana, que si se jala con precisión de uno de sus hilos lentamente desarma por completo todo el entretejido, pude comprender todo aquel misterio que envolvía a la aventurera del extranjero.
¿Viajaría constantemente para escapar de aquellos que con antorchas en mano le persiguen? No creía ciertamente en eso pese a imaginármelo, pues la damisela era una humana como todos en apariencia, más en su interior debía poseer centenares de cosas que le diferenciasen del resto. Cosas que van más allá de las virtudes y los defectos.

Pero teníamos mucho en común. No podía negarlo, es más, mi propio corazón hizo una asociación entre ambas automáticamente. Ambas eras mujeres rechazadas por todo aquel que adorase a Dios sin entender que Dios adora a todo ser, sea lo que sea.
¡Bendita Iglesia! Santa tergiversadora de los pensamientos humanos. Pobre de aquellos que no se dar la permisión de ver más allá de las líneas de Biblia. Y pobre de nosotras, que debíamos vivir bajo la oscuridad de la vergüenza por ser tomadas como “siervas del pecado y Satanas”.
Un brillo particular se desplego en mis ojos al intuir cuanto habría sufrido aquella madeimoselle. Y posiblemente había sido mucho más de lo que yo podría percibir para una sola persona.

Pero allí estaba, viva y hasta arrepentida de haber mostrado su realidad, su esencia.
- No hay nada desagradable en ti, ni en mí, solo algo diferente – le proferí apoyando mi mentón en su hombro, ejerciendo foco en su fragancia, en el aroma de sus cabellos.
Sentí sus manos sobre mí y extrañamente en aquel gesto mis temores desaparecieron. Sabría que mi primera experiencia sería cómoda y completamente diferente a lo que tenía planeado.

por **Jacqueline S. Ritchway** Lun Sep 05, 2011 10:54 pm

Lo sentia bajo mis brazos. Al principio parecia muy nerviosa de mi y de mis futuras acciones pero ahora esos temores habian desaparecido. Como si de la nada hubieran dejado de existir.
Pase mis manos por su cabello suave y sedoso, tambien por su espalda, sintiendo como al tacto se erizaba bajo mis dedos.
-Quiero que esta primera vez, vayamos despacio...-le susurré, dandole un beso suave y calmado a su cuello, sintiendo el calor que emanaba. Su cuerpo estaba mas caliente que sus manos; de alguna forma me alegre, no queria que su cuerpo estuviese muerto a la hora de sentirlo...

Deshice un poco el abrazo para ver su rostro de nuevo.
-Como alguien como tu acabo en este tipo de lugar...?-susurre, mirandola fijamente. Mis ojos ya no estaban teñidos de un color asesino, sino del color original y medianamente normal. Verde agua.

por **Analeigh Leisser** Miér Sep 21, 2011 3:42 pm

De un instante a otro todo lo que acontecía en aquella habitación se volvió muy extraño. Y paradójicamente eso me resulto muy cómico, más que confuso o aterrador.
¿Acaso tenía que llegar una dama extranjera con pasiones homosexuales que a su vez seguramente era perseguida como bestia por su forma de sobrevivir para darme cuenta que aún no tenía una respuesta exacta para aquella pregunta que salió de sus labios? Me fue inevitable el cerrar los ojos ante su mirar y sonreír nerviosa, pese a que aún sentía sobre mi piel el contraste de su frialdad inerte con mi calidez involuntaria.

- Supongo que tanto en la vida como en tus viajes habrás visto a muchas personas ubicadas donde tal vez no correspondan… - le conferí casi susurrando, con un dejo de reflexión en aquellos vocablos arrancados desde mi interior al notar la cruda realidad a la que mi felicidad, mi meta me había llevado - …pero sé que algún día, si regresas, no será en este lugar que nos volvamos a ver – añadí un instante después, retrayendo los parpados y esbozando una sonrisa sincera. Una sonrisa que irradiaba esperanza, pues, en el fondo, entre tantos deseos por alcanzar el de una mejor vida alejada del Burdel era uno de los más añorados a realizar.

Inspire aire con nostalgia solamente para posar mirada en el presente, en el tiempo que transcurría entre aquellas cuatro paredes con una dama totalmente excepcional, desde muchos puntos de vista. Acaricié con ambas manos sus brazos, desde arriba hacia abajo para finalmente aferrarme sus muñecas delicadamente, como si aquella fuese no más que un frágil juguete de porcelana – Será tan despacio como usted lo desee y como yo pueda aguantar – promoví picaresca ante aquella solicitud. Era una novata completa en el tema de intimar con una dama, más no por ello debía apagar esa suspicacia y atrevimiento que tanto disfrutan los clientes de vez en cuando.

por **Jacqueline S. Ritchway** Miér Sep 21, 2011 4:31 pm

Le sonrei de forma amable y sus caricias se sentian muy bien. Aunque mi apariencia sea de una muerta, no significaba que mi piel lo estuviese en su totalidad. Bajo mi cuerpo habia mucha lujuria pero sabia controlarme, cosa que a veces los humanos lo lograban...
-Ten en claro que lograras tu sueño...-le susurre alentandola, con una sonrisa curvando mis labios.

Tome una de sus manos y gentilmente la hice ponerse de pie. Era tan hermosa...me senti bendecia por aquel momento que teniamos. La abrasé de nuevo pero apegando mi cuerpo un poco más al de ella; luego, pasando mi mano por su nuca, la besé.

Lo que sentí no se asemejaba nada a lo que alguna vez vivi con otra persona, esto era más especial para mí. Cerré mis ojos y deje que la sensación me bañase en lo mas profundo.

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Esperando lo desconocido [Jacqueline]

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