Desconocido || Libre ||

por **Marthina S. Lanteygne** Vie Ene 04, 2013 9:08 pm

¿Por que tener miedo? Se pregunto una y otra vez mientras sus pasos comenzabas a divagar por las cálidas tierras del cementerio, en su mente finalmente venían un par de imágenes, la veía con tanta claridad que su piel aun se erizaba de tan solo pensarlo, el miedo como un fiel mentiroso la invadía, tomando como rehén hasta el mas recóndito de su ser, como un bebe se acuno entre sus piernas contra el suelo, con la espalda contra una lapida, una lapida en forma de cruz, su imagen nuevamente se le venia a la cabeza, esta vez era diferente, era esa cara sombría, lo sentía tan cerca que hasta la respiración comenzaba a entrecortarcele provocando el tan conocido nudo en la garganta, no podía hablar, pero prontamente cerro sus labios sabiendo así que el grito ahogado que se oprimía en su garganta no saldría de allí, todo esta en su mente, se lo repetía una y otra vez, intentando tener suerte esta vez... finalmente luego de un par de minutos sintió como un golpe de briza azoto en seco contra su mejilla despertandola del extraño sueño que había tenido, perpleja, con ojeras y con la tes mas blanca de lo que solía tenerla se alzo del suelo, miro a su alrededor, estaba en el cementerio miro hacia atrás, donde antes se encontraba su cuerpo recargado, era un tumba, con una de las cruces mas grande del lugar, no quiso leer el nombre del difunto, siempre que hacia algo así, tomaba cierta relevancia y sus noches se tornaban extrañas.

Sus pasos comenzaron a resonar por sobre las hojas secas que se rompían a cada pisar de sus tacones, liberando de esta forma el pensamiento de aquellos extraños sueños, fue así como sus pasos sin percatarse se detuvieron en seco, al sentir la presencia de alguien mas junto a ella, tenso su mandíbula y cerrando sus manos en puños gimió tras el dolor que sus mismas uñas provocaban al romper parte de su piel, costumbre de hacerlo, siempre lo hacia y el dolor cada vez se incrementaba mas a medida que lo hacia, pero no lo controlaba, sus uñas por si solas se incrustaban en su fina piel dejando heridas a su paso, pero ella ya no le daba importancia a aquello, sino que ahora su mente estaba en fija en quien estaría tras de ella, con el miedo a flor de piel dejo que los escalofríos la dejaran llevar provocando un flaqueo de sus rodillas la que la hizo dar un paso hasta el lado donde se cargo en una cruz pequeña, que escasamente le llegaba a las caderas, pero... ¿Ahora que? Estaba sola, como en un inicio, sin mas se giro viendo como una sombra se desvanecía entre los pocos arboles que adornaban y daban por así decirlo "vida" al cementerio con sus características hojas verdes.

Frunció el ceño mordiendo su labio inferior tomando de esta forma valentía para ir tras esos arboles pero mientras mas insistía su mente su cuerpo menos se movía, parecía el final de aquella travesía, ¿Para que buscar mas allá de lo que veía? Buscaba el peligro, la curiosidad siempre lograba llevarla a los inconvenientes mas grandes, pero estaba perdida entre actos y pensamientos -¿Hola? me... ¿Me puedes oír?...- murmuro como una de las peores pesadillas, aquel "Hola" aun resonaba en el silencioso cementerio, quizás nadie respondería como también, alguien podía salir de allí al encuentro de su llamada, oh sentía como su corazón daba un vuelco dentro de su pecho, era impaciente y el tiempo se le hacia horas en momento de esperas y justo en ese momento sentía como perdía la cordura ante la silenciosa respuesta de sus palabras, no estaba feliz, su ceño aun estaba fruncido y esta vez sus manos se relajaron abriendo sus palmas dejando que de ambas manos recorriera una fina linea de sangre hasta estrecharse con el blando sueño, gota tras gota, sin que ella hiciera algo para impedirlo-

por **Crystall Van Wijs** Vie Ene 04, 2013 10:33 pm

¿Qué era lo que había llevado a Crystall al cementerio?

¿La alianza?, ¿el peligro que representaba Killer Bee?, o, ¿un capricho a su pasado de asesina?

No estaba segura y no quería indagar, lo único que deseaba era buscar un lugar donde curiosamente carecía de almas. Y es que siempre le parecía curioso que en las calles Parisinas los fantasmas, las energías y las almas iban de un lado a otro, una gran población de espíritus, peor en los cementerios, había tan pocos que era una gran ironía.

Sin embargo, en los cementerios muchas veces se encontraban los fantasmas más poderosos y eso era algo que buscaba, posiblemente, Crystall.

Cuando llegó, sus ojos entraron en el plano espiritual y buscó fantasmas, almas y energías. De inmediato usó la nigromancía y dominó a varias almas y como si un imán se tratara las energías la rodearon, uniéndose a los espectros que Crystall ya llevaba consigo.

Movía las manos como directora de orquesta y las almas bajo su poder titiritero, en dominación de esos hilos invisibles comenzaron a golpear tumbas, arrojar piedras de un lado a otro. Y Crystall creyó escuchar música, mediante las energías creó una aurora boreal que la cubrió en un torbellino, su cabello se alzó y sus ojos parecían destellar. Se sintió feliz y quiso soltarse a reír como si hubiera perdido la cordura, almas la tomaron de la cintura y la alzaron del suelo aparentando que se encontraba volando y de pronto, cuando estaba concentrada y disfrutando la noche escuchó. —¿Hola? me... ¿Me puedes oír?...— era un murmullo lejano pero que las energías lo condujeron a los oídos de Crystall como un canto.

—Bajenme— ordenó a las almas y Crystall bajó a la tierra húmeda. Curiosa caminó a donde la voz, a donde las energías la llevaban y entonces contempló a una mujer, sus manos sangraban y su rostro transmitía miedo e indecisión. Entonces Crystall envió varias energías frente a la mujer y ordenó mediante la nigromancia que se manifestaran como un remolino de polvo que atraería la atención.

El remolino se genero y con sobresalto la mujer se dedicó a contemplar el fenómeno, Crystall se acercó y conforme se acercaba se arrancó un poco de tela de su vestido verde, con sus dientes lo rompió formando dos tiras. —¡Hola!— habló con voz queda Crystall y el remolino desapareció, y Crystall tomó las manos de la mujer, —estás herida dejame ayudarte— puso una improvisada venda en su boca y vendo una mana, —mi nombre es Crystall Van Wijs— dijo mientras vendaba la otra mano.

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