AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Amanecer entre licores [Briguette]
2 participantes
Página 1 de 1.
Amanecer entre licores [Briguette]
Ya sé que son horas intempestivas, pero tras una noche agotadora como esta solo me apetece salir de allí y beber. Sé que parezco una maldita borracha pero no es así. Nunca bebo demasiado, nunca pierdo el control de mi persona, pero ese ardor de garganta me da fuerzas para seguir un poco más. Así que entré con una pequeña sonrisita en la frecuentada taberna, que sin embargo estaba prácticamente vacía a estas horas.
Saludé a la camarera que se encontraba limpiado las mesas con una sonrisa divertida.
-¿Qué horas son estas, Giulietta?- preguntó con cara de pocos amigos. En el fondo, sabía que esto no le sentaba tan mal.
-Lo de siempre, anda.- musité poniendo cara de cordero degollado. Observé a mi alrededor. Solo quedaban un par de borrachos. Borrachos. Se me había puesto la piel de gallina, pero poco a poco lo estaba superando. Mientras no se acercaran a menos de diez metros podría contener los nervios. Yo creo que estoy traumatizada.
Me senté en la barra y la camarera- que por cierto, nunca me había esforzado por recordar su nombre- me sirvió la copa. Trago a trago, acabé dejándola a la mitad.
-¿Te puedo pedir un favor?- me preguntó la camarera- Cuídame el bar un instante, tengo que salir a hacer un recado.- ¡Mierda! ¡No! ¡Pues claro que no quiero! Pero si le digo que es para no quedarme con ese par sonará demasiado infantil. Se supone que soy una mujer fuerte. Se supone.
-Pues yo... No sé, eh.
-¡Genial! Muchas gracias, enseguida vuelvo.
Apesumbrada, fijé la mirada en la fría copa que tenía delante, esperando que el mal trago pasara lo antes posible.
Saludé a la camarera que se encontraba limpiado las mesas con una sonrisa divertida.
-¿Qué horas son estas, Giulietta?- preguntó con cara de pocos amigos. En el fondo, sabía que esto no le sentaba tan mal.
-Lo de siempre, anda.- musité poniendo cara de cordero degollado. Observé a mi alrededor. Solo quedaban un par de borrachos. Borrachos. Se me había puesto la piel de gallina, pero poco a poco lo estaba superando. Mientras no se acercaran a menos de diez metros podría contener los nervios. Yo creo que estoy traumatizada.
Me senté en la barra y la camarera- que por cierto, nunca me había esforzado por recordar su nombre- me sirvió la copa. Trago a trago, acabé dejándola a la mitad.
-¿Te puedo pedir un favor?- me preguntó la camarera- Cuídame el bar un instante, tengo que salir a hacer un recado.- ¡Mierda! ¡No! ¡Pues claro que no quiero! Pero si le digo que es para no quedarme con ese par sonará demasiado infantil. Se supone que soy una mujer fuerte. Se supone.
-Pues yo... No sé, eh.
-¡Genial! Muchas gracias, enseguida vuelvo.
Apesumbrada, fijé la mirada en la fría copa que tenía delante, esperando que el mal trago pasara lo antes posible.
Giulietta Di Noir- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 24/06/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Amanecer entre licores [Briguette]
La noche era relativamente joven y sin embargo las ganas de Brigitte por recibir clientes iban de mal en peor. Ya había tenido un par desde las nueve. Y recién tocaban las campanadas de media noche en el vestíbulo del burdel. Cuando se quiso dar cuenta ya había pasado bastante tiempo. Tiempo relativamente volando. Por suerte, habían sido unos chicos llevaderos, no demasiado mayores. Los jóvenes pueden resultar los mejores. Pensó para sus adentros todavía en su habitación mientras se vestía con una ropa algo más adecuada. No pensaba bajar para quedarse abajo, necesitaba que le diera un poco el aire y como tampoco podía ir muy lejos acabó en la taberna de al lado. Era a lo más que podía aspirar en ese tipo de noches. Noches en las que no tenía ganas de escaparse a otro lugar más lejos. No. Esa noche no huiría.
La taberna no estaba demasiado repleta. Tal vez fuese demasiado temprano o demasiado tarde para los hombres madrugadores. Era un día de entre semana cualquiera, al día siguiente había faena que hacer. Claro que, eso no se limitaba a aquel lugar sino también al burdel & allí no se notaba precisamente la ausencia de gente aun no siendo un fin de semana. En definitiva, no dependía del día sino de las personas. Solo de eso.
La camarera que estaba atendiendo le pareció demasiado extraña. Juraría que la he visto antes. Y no la recordaba de allí. Solo le hizo falta acercarse unos pasos más a la barra para darse cuenta que dónde la había visto era en el burdel. Era una de sus compañeras. La escasez de ropa se lo confirmaba. Las camareras solían ir con un generoso escote. Pero no enseñando prácticamente la totalidad de su cuerpo.
A pesar de todo, no era asunto suyo y ella lo que quería era alejarse un poco. Aprovechando que se había tapado un poco conseguiría que no la confundieran con una ramera y así, a ver si tenía algo de suerte. Ya le había pasado el descuidarse de ir con la misma ropa. Y claro, era demasiado fácil que destacara entre la multitud. Pero de los errores, se aprende. Y Brigitte era muy buena aprendiendo. - Ponme algo fuerte por favor. - la miró solo durante el segundo que duró diciendo esa frase y luego desvió la mirada hacia la barra. El trozo en el que tomó asiento. Las voces de los borrachos la molestaban y, por las miradas que le echaba su compañera, parecía ser que no era la única.
La taberna no estaba demasiado repleta. Tal vez fuese demasiado temprano o demasiado tarde para los hombres madrugadores. Era un día de entre semana cualquiera, al día siguiente había faena que hacer. Claro que, eso no se limitaba a aquel lugar sino también al burdel & allí no se notaba precisamente la ausencia de gente aun no siendo un fin de semana. En definitiva, no dependía del día sino de las personas. Solo de eso.
La camarera que estaba atendiendo le pareció demasiado extraña. Juraría que la he visto antes. Y no la recordaba de allí. Solo le hizo falta acercarse unos pasos más a la barra para darse cuenta que dónde la había visto era en el burdel. Era una de sus compañeras. La escasez de ropa se lo confirmaba. Las camareras solían ir con un generoso escote. Pero no enseñando prácticamente la totalidad de su cuerpo.
A pesar de todo, no era asunto suyo y ella lo que quería era alejarse un poco. Aprovechando que se había tapado un poco conseguiría que no la confundieran con una ramera y así, a ver si tenía algo de suerte. Ya le había pasado el descuidarse de ir con la misma ropa. Y claro, era demasiado fácil que destacara entre la multitud. Pero de los errores, se aprende. Y Brigitte era muy buena aprendiendo. - Ponme algo fuerte por favor. - la miró solo durante el segundo que duró diciendo esa frase y luego desvió la mirada hacia la barra. El trozo en el que tomó asiento. Las voces de los borrachos la molestaban y, por las miradas que le echaba su compañera, parecía ser que no era la única.
Brigitte Guielle- Humano Clase Baja
- Mensajes : 133
Fecha de inscripción : 12/05/2011
Localización : Aquí & Allá, tal vez me encuentres.
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Amanecer entre licores [Briguette]
Absorta en mis cavilaciones intentaba no escuchar los bramidos de los borrachos. La verdad es que no sabía porqué me gustaba tanto este sitio si siempre había hombres demasiado bebidos. ¿Intentando superar mi trauma? Lo dudo bastante, pero en fin. Y finalmente me bebí el último trago, que me recorrió la garganta como si de fuego se tratase.
De pronto, entró alguien. Deseando que fuera la camarera me volví hacia la puerta con ímpetu. No, era una cliente. ¿Qué hacía aquí a estas horas? ¿Y de qué me sonaba su cara? Pero ni la primera ni la segunda pregunta me interesaban tanto como para abrir la boca, así que dejé pasar esos pequeños detalles. La mujer, o mejor dicho, muchacha tenía cara de cansada. Me recordaba a mí tras largas noches de trabajo. Pero en fin.
Pese a observarme dubitativa la joven acabó diciendo un "Ponme algo fuerte, por favor". Alcé las cejas, dispuesta a contestarle alguna bordería. ¿Me veía pinta de camarera? Pero me mordí la lengua antes de espantar a la muchacha. ¿Algo fuerte eh? Le dediqué una falsa sonrisa para después levantarme y colocarme tras la barra. Saqué una copa pequeña y me puse a buscar. Encontré la fría absenta. Sí, esa que te desinfecta el estómago de tanto alcohol que posee. No le serví demasiada cantidad, con que la probara me bastaba.
Con la copa en la mano me dirigí hasta su posición y se la coloqué delante. Entretenida con el juego, me había olvidado de los borrachos. Nota importante: nunca bajar la guardia. Se encontraban demasiado cerca para mi gusto, y para mi salud mental también. Cerré los ojos un instante. ¡Malnacidos!
-Preeeecioosaaas.- bramaba uno, tambaleándose hacia nosotras. Observé a la muchacha. Era joven y guapa. Ya éramos dos, modestia aparte. Nos esperaba un oscuro futuro.
Me senté al lado de la chica con una mueca en el rostro.
-No me gustan los borrachos- le dije, sin saber muy bien que hacer. La camarera me había pedido que le vigilara el bar, pero como se acercaran más saldré corriendo, y no, no tendré remordimientos.
De pronto, entró alguien. Deseando que fuera la camarera me volví hacia la puerta con ímpetu. No, era una cliente. ¿Qué hacía aquí a estas horas? ¿Y de qué me sonaba su cara? Pero ni la primera ni la segunda pregunta me interesaban tanto como para abrir la boca, así que dejé pasar esos pequeños detalles. La mujer, o mejor dicho, muchacha tenía cara de cansada. Me recordaba a mí tras largas noches de trabajo. Pero en fin.
Pese a observarme dubitativa la joven acabó diciendo un "Ponme algo fuerte, por favor". Alcé las cejas, dispuesta a contestarle alguna bordería. ¿Me veía pinta de camarera? Pero me mordí la lengua antes de espantar a la muchacha. ¿Algo fuerte eh? Le dediqué una falsa sonrisa para después levantarme y colocarme tras la barra. Saqué una copa pequeña y me puse a buscar. Encontré la fría absenta. Sí, esa que te desinfecta el estómago de tanto alcohol que posee. No le serví demasiada cantidad, con que la probara me bastaba.
Con la copa en la mano me dirigí hasta su posición y se la coloqué delante. Entretenida con el juego, me había olvidado de los borrachos. Nota importante: nunca bajar la guardia. Se encontraban demasiado cerca para mi gusto, y para mi salud mental también. Cerré los ojos un instante. ¡Malnacidos!
-Preeeecioosaaas.- bramaba uno, tambaleándose hacia nosotras. Observé a la muchacha. Era joven y guapa. Ya éramos dos, modestia aparte. Nos esperaba un oscuro futuro.
Me senté al lado de la chica con una mueca en el rostro.
-No me gustan los borrachos- le dije, sin saber muy bien que hacer. La camarera me había pedido que le vigilara el bar, pero como se acercaran más saldré corriendo, y no, no tendré remordimientos.
Giulietta Di Noir- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 24/06/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Amanecer entre licores [Briguette]
La chica sirvió el trago a Brigitte después de un rato considerable y desde luego no lo hizo de muy buena gana. A ella no es que le importase demasiado, tal vez incluso se había equivocado. Pero no había otra persona allí a parte de ella y el grupo de hombres medio borrachos que gritaban bebiendo cerveza. Un panorama habitual aunque teniendo en cuenta la hora algo extraño. Por la hora precisamente no había demasiada gente. Estarán todos en el burdel. Pensó al recordar que salió de allí precisamente porque había demasiada gente. No podía tomarse un trago en la cantina con un mínimo de tranquilidad precisamente porque la "confundirían" con una prostituta. Acertarían pero no era lo que ella quería en ese momento. Estaba fuera de servicio por, como mínimo, una hora. Hasta que se relajara y su cuerpo estuviera preparado para aceptar a un nuevo cliente.
Se apoyó con más comodidad en la banqueta que había elegido de la barra y con el trago en mano solo le quedaba saborearlo. Si no fuera porque de un golpetazo se le vertió todo. - Que.. - estaba algo sorprendida. No se esperaba ese golpe, obviamente. Pero no hizo falta siquiera que mirara hacia los lados para saber que era lo que pasaba. Alguien la atrapó entre sus brazos. Alguien que apestaba a alcohol. Solo eran cuatro, cuatro malditos borrachos pero iban a arruinarle el momento de descanso a Brigitte. Y eso si que no iba a permitírselo.
- Vaamooosss guappass - la cara de Brigitte lo decía todo. Completa repulsión. Sí, a ella tampoco le gustaban los borrachos tal y como la otra mujer había comentado instantes atrás. ¿A quién en su sano juicio podrían gustarle? El alcohol era capaz de denigrar hasta al hombre más honrado de toda Francia. Y de afear al más hermoso. Para ella un borracho, ya fuese alto o bajo, delgado o flaco, moreno o pálido era un hombre que merecía su lástima. Ni odio, ni repulsión [algo de eso si], mayoritariamente lástima. Y más lástima le dio cuando vio que otro de los hombres iba de camino a la chica de su lado.
Intento zafarse como pudo mediante la fuerza. Pero no, claro que no, podían estar todo lo borrachos que fuera pero su fuerza no iban a perderla. Incluso podría decirse que ese estado de embriaguez la incrementaba. Y eso le fastidiaba mucho. ¡Todo le fastidiaba!
Por cada suspiro, respiro o jadeo sobre su oreja se le erizaba la piel inevitablemente, sin embargo, tenía que aguantar lo suficiente como para aparentar agrado. - Vaamooss a pasaaarla bieenn ¿Eh? - se escucharon risas por parte de todo el cuarteto, risas que no auguraban nada bueno. ¿Como era posible que nadie entrara? No les hubiese venido mal la mano de algún hombre fuerte pero en buenas condiciones mentales, claro. - Chicos, chicos..¿de esta manera creéis que vamos a pasarla bien? No, no, no.. - movió la cabeza de manera negativa y, lentamente, consiguió apartar uno de los brazos que la rodeaba. Gracias al aturdimiento instantáneo que probablemente habría causado su voz. - Seremos buenas chicas si..nos esperáis aquí al lado - miró a los ojos a ese chico. Cada vez son más jóvenes. No superaria los veintidos años, era guapo y estaba mínimamente limpio. Pero lo dicho, para ella seguía siendo un borracho. - Somos chicas del burdel y podremos daros un buen servicio..gratuito..si nos esperais allí ¿De acuerdo? - tanto su mirada como su voz sonaba ligeramente persuasiva. Baja pero no lo suficiente como para que se considerara un susurro.
Cuando todos empezaron a reír y las soltaron ella se aguantó un suspiro hasta que, finalmente, salieron de allí. Se irían al burdel [si es que estaban lo suficientemente cuerdos como para encontrarlo] y, con suerte, los guardias le darían una buena tunda como para no moverse por un buen rato.
- ¡Ah! Qué molestos. - ya más tranquila se centró en que le habían derramado la copa por el pecho así que intentó limpiárselo con la propia ropa que llevaba. Solo esperaba no tener más incidentes como esos o tendría que irse más lejos para estar tranquila.
Se apoyó con más comodidad en la banqueta que había elegido de la barra y con el trago en mano solo le quedaba saborearlo. Si no fuera porque de un golpetazo se le vertió todo. - Que.. - estaba algo sorprendida. No se esperaba ese golpe, obviamente. Pero no hizo falta siquiera que mirara hacia los lados para saber que era lo que pasaba. Alguien la atrapó entre sus brazos. Alguien que apestaba a alcohol. Solo eran cuatro, cuatro malditos borrachos pero iban a arruinarle el momento de descanso a Brigitte. Y eso si que no iba a permitírselo.
- Vaamooosss guappass - la cara de Brigitte lo decía todo. Completa repulsión. Sí, a ella tampoco le gustaban los borrachos tal y como la otra mujer había comentado instantes atrás. ¿A quién en su sano juicio podrían gustarle? El alcohol era capaz de denigrar hasta al hombre más honrado de toda Francia. Y de afear al más hermoso. Para ella un borracho, ya fuese alto o bajo, delgado o flaco, moreno o pálido era un hombre que merecía su lástima. Ni odio, ni repulsión [algo de eso si], mayoritariamente lástima. Y más lástima le dio cuando vio que otro de los hombres iba de camino a la chica de su lado.
Intento zafarse como pudo mediante la fuerza. Pero no, claro que no, podían estar todo lo borrachos que fuera pero su fuerza no iban a perderla. Incluso podría decirse que ese estado de embriaguez la incrementaba. Y eso le fastidiaba mucho. ¡Todo le fastidiaba!
Por cada suspiro, respiro o jadeo sobre su oreja se le erizaba la piel inevitablemente, sin embargo, tenía que aguantar lo suficiente como para aparentar agrado. - Vaamooss a pasaaarla bieenn ¿Eh? - se escucharon risas por parte de todo el cuarteto, risas que no auguraban nada bueno. ¿Como era posible que nadie entrara? No les hubiese venido mal la mano de algún hombre fuerte pero en buenas condiciones mentales, claro. - Chicos, chicos..¿de esta manera creéis que vamos a pasarla bien? No, no, no.. - movió la cabeza de manera negativa y, lentamente, consiguió apartar uno de los brazos que la rodeaba. Gracias al aturdimiento instantáneo que probablemente habría causado su voz. - Seremos buenas chicas si..nos esperáis aquí al lado - miró a los ojos a ese chico. Cada vez son más jóvenes. No superaria los veintidos años, era guapo y estaba mínimamente limpio. Pero lo dicho, para ella seguía siendo un borracho. - Somos chicas del burdel y podremos daros un buen servicio..gratuito..si nos esperais allí ¿De acuerdo? - tanto su mirada como su voz sonaba ligeramente persuasiva. Baja pero no lo suficiente como para que se considerara un susurro.
Cuando todos empezaron a reír y las soltaron ella se aguantó un suspiro hasta que, finalmente, salieron de allí. Se irían al burdel [si es que estaban lo suficientemente cuerdos como para encontrarlo] y, con suerte, los guardias le darían una buena tunda como para no moverse por un buen rato.
- ¡Ah! Qué molestos. - ya más tranquila se centró en que le habían derramado la copa por el pecho así que intentó limpiárselo con la propia ropa que llevaba. Solo esperaba no tener más incidentes como esos o tendría que irse más lejos para estar tranquila.
Brigitte Guielle- Humano Clase Baja
- Mensajes : 133
Fecha de inscripción : 12/05/2011
Localización : Aquí & Allá, tal vez me encuentres.
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Amanecer entre licores [Briguette]
Con los nervios a flor de piel, observé como uno de aquellos horribles hombres se acercaba a la chica y le derramaba la copa. Encima me arruinaban lo único que podía ser divertido. Cuadré la mandíbula, mientras retrocedía, alejándome del borracho que había agarrado a mi "aliada". Era de cobardes, lo sé, pero ahora mismo no estaba como para ejercer de héroe. Además, ella no parecía tan nerviosa, solo desagradada. De pronto, noté que alguien me abrazaba por la espalda, inmovilizándome. Me di tal susto que casi pego un bote, y más sabiendo que era un maldito borracho. Olía tanto a alcohol que me entraron náuseas.
-Vaamooosss guappass- dijo uno de ellos. Por suerte no parecían violentos, solo pervertidos. Notaba como sus manos recorrían mis caderas sedientas de carne. Fruncí el ceño, y como una rata de alcantarilla me escurrí entre sus brazos. Retrocedí un par de pasos mirándolo fijamente, como si intentara no hacer ruido para no despertar a una bestia dormida. Yo estaba a punto de explotar y no sería nada agradable.
Miré de reojo la situación de la muchacha, por si no tenía suficiente con lo mío. Parecía encontrarse también en apuros, aunque una firme determinación brillaba en sus ojos. ¡Qué bien! Lo único que brillaba en los míos eran las lágrimas que estaban a punto de caer. Me había vuelto a descuidar. Ahora también se acercaba otro borracho. Volví a intentar retroceder, pero me fue imposible ya que choqué contra una de las mesas.
Puse toda mi determinación en evitar que mi cerebro se embotara de imágenes desagradables. No podía perder el control de esa forma, estaba mal. De pronto, y pillándome completamente desprevenida, la chica comenzó a hablar, tras otra tontería del borracho.
Vaya, así que de eso le sonaba. Era prostituta. Ahora que lo decía, estaba claro. La había visto unas cuantas veces por allí. Lo cierto es que sonaba convincente. Dos putas jóvenes y guapas te ofrecían servicios gratis a un par de calles. ¿Por qué no iban a aceptarlo? Cuatro hombres sobrios tal vez hubiesen desconfiado, pero ebrios tan solo mostraron algo de reticencia. Estuve a punto de añadir un "es cierto, somos putas" pero habría quedado demasiado pobre, así que me limité a observarlos con una mirada que intentaba ser pícara pero que escondía muy mal la desesperación. No fueron muy difíciles de convencer. Entre risas salieron de la taberna, tal vez imaginándose lo bien que lo iban a pasar.
Me giré lentamente hacia la chica. Si ella no hubiese entrado en el bar ahora yo estaría con los nervios destrozados. Parpadeé varias veces seguidas haciendo que las lágrimas desaparecieran de mis ojos.- Sí, realmente molestos.- respondí, distraída. La observé intentar limpiarse el escote de absenta. Si se hubiese bebido eso no podría haber hablado como lo había hecho, ya que sentiría un fiero escozor en la garganta. Bueno, solo me quedaba tranquilizarme.
Me acerqué a la barra con pasos mecánicos, lívida. Siempre me costaba reponerme tras este tipo de cosas. Cogí el trapo más cercano y volví al lado de la muchacha. Sin una palabras, le tendí el objeto para que pudiese secarse con él en vez de con su vestido. De pronto, se escuchó el chirrio de la puerta al abrirse. Yo cerré los ojos, rezando en silencio. Era la camarera. Respiré hondo y me dejé caer sobre la silla que había ocupado durante el incidente al lado de la cortesana.
-Los he visto salir.- dijo la camarera, como intentando explicarnos que entendía el desastre que se había armado en la taberna. Yo asentí.- Por favor, ponme algo muy fuerte.- observé de reojo a la chica.- que sean dos, invito yo.- me giré con una recién adquirida confianza hacia la muchacha.- Muchas gracias por... Bueno por echarlos de aquí. Les tengo pánico. Soy Giulietta.
-Vaamooosss guappass- dijo uno de ellos. Por suerte no parecían violentos, solo pervertidos. Notaba como sus manos recorrían mis caderas sedientas de carne. Fruncí el ceño, y como una rata de alcantarilla me escurrí entre sus brazos. Retrocedí un par de pasos mirándolo fijamente, como si intentara no hacer ruido para no despertar a una bestia dormida. Yo estaba a punto de explotar y no sería nada agradable.
Miré de reojo la situación de la muchacha, por si no tenía suficiente con lo mío. Parecía encontrarse también en apuros, aunque una firme determinación brillaba en sus ojos. ¡Qué bien! Lo único que brillaba en los míos eran las lágrimas que estaban a punto de caer. Me había vuelto a descuidar. Ahora también se acercaba otro borracho. Volví a intentar retroceder, pero me fue imposible ya que choqué contra una de las mesas.
Puse toda mi determinación en evitar que mi cerebro se embotara de imágenes desagradables. No podía perder el control de esa forma, estaba mal. De pronto, y pillándome completamente desprevenida, la chica comenzó a hablar, tras otra tontería del borracho.
Vaya, así que de eso le sonaba. Era prostituta. Ahora que lo decía, estaba claro. La había visto unas cuantas veces por allí. Lo cierto es que sonaba convincente. Dos putas jóvenes y guapas te ofrecían servicios gratis a un par de calles. ¿Por qué no iban a aceptarlo? Cuatro hombres sobrios tal vez hubiesen desconfiado, pero ebrios tan solo mostraron algo de reticencia. Estuve a punto de añadir un "es cierto, somos putas" pero habría quedado demasiado pobre, así que me limité a observarlos con una mirada que intentaba ser pícara pero que escondía muy mal la desesperación. No fueron muy difíciles de convencer. Entre risas salieron de la taberna, tal vez imaginándose lo bien que lo iban a pasar.
Me giré lentamente hacia la chica. Si ella no hubiese entrado en el bar ahora yo estaría con los nervios destrozados. Parpadeé varias veces seguidas haciendo que las lágrimas desaparecieran de mis ojos.- Sí, realmente molestos.- respondí, distraída. La observé intentar limpiarse el escote de absenta. Si se hubiese bebido eso no podría haber hablado como lo había hecho, ya que sentiría un fiero escozor en la garganta. Bueno, solo me quedaba tranquilizarme.
Me acerqué a la barra con pasos mecánicos, lívida. Siempre me costaba reponerme tras este tipo de cosas. Cogí el trapo más cercano y volví al lado de la muchacha. Sin una palabras, le tendí el objeto para que pudiese secarse con él en vez de con su vestido. De pronto, se escuchó el chirrio de la puerta al abrirse. Yo cerré los ojos, rezando en silencio. Era la camarera. Respiré hondo y me dejé caer sobre la silla que había ocupado durante el incidente al lado de la cortesana.
-Los he visto salir.- dijo la camarera, como intentando explicarnos que entendía el desastre que se había armado en la taberna. Yo asentí.- Por favor, ponme algo muy fuerte.- observé de reojo a la chica.- que sean dos, invito yo.- me giré con una recién adquirida confianza hacia la muchacha.- Muchas gracias por... Bueno por echarlos de aquí. Les tengo pánico. Soy Giulietta.
Giulietta Di Noir- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 24/06/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Amanecer entre licores [Briguette]
Brigitte estaba empapada y desde luego disgustada. Disgustada por no haber conseguido la tranquilidad que buscaba al salir del burdel. A esas horas, tan "pronto" pensó que en la taberna todavía no estarían los borrachuzos de siempre y, tenía razón, no estaban los de siempre. A cambio se encontró con unos novatos que posiblemente andarían de turismo en la ciudad, en verano bastante común. Unos chicos, eso sí, bien vestidos y peinados que, de no ser por el olor a alcohol, posiblemente también habrían ido perfumados. De clase alta. Se hubiese sorprendido de no ser porque ya lo tenía demasiado visto. Gente de mucho dinero que frecuentaba aquellos barrios para pasar desapercibido y poder liberar sus lado más oscuro, porque de hacer algo allí era precisamente eso. Ellas eran las encargadas de "recibirlos" con una sonrisa y todas sus ganas por unos cuantos fajos de billetes. Ese pensamiento lo había tenido siempre o, por lo menos, a partir de su primer años como prostituta. Y de vez en cuando dejaba de recordárselo para poder hacer bien su trabajo o, de lo contrario, le sería imposible fingir día tras día hasta encontrar a alguno que le satisficiera de verdad. Ese hombre que te tocaba una vez al mes y con el que podrías acostarte aunque no pagara por ello. Por desgracia solo ocurría así, una vez cada bastante tiempo.
La presencia de la otra chica a su lado le sacó de sus pensamientos. Alzó la vista para mirarla sin saber qué podía querer sin necesidad de decirle nada y, allí estaba, con una mano extendida en la cual llevaba un trapo. Un trapo para que Brigitte pudiera secarse lo que le habían vertido encima. La miró a la cara por unos segundos algo confundida, no le había parecido de las que hacían favores, pero le mostró una pequeña sonrisa y agarró el trapo agradecida. Había cogido alguna que otra servilleta para limpiarse más le molestaba que dejara el rastro del papel húmedo por su piel y por la ropa; aunque esta ya no tenía arreglo. En cuanto volviese al burdel tendría que quitarse la camisa y buscar otra, bueno, se la quitaría para dejarse únicamente con el corsé mejor dicho. Por allí llevar mucha ropa era casi como un delito.
Otra cosa logró perturbar sus pensamientos, esta vez, el ruido de la puerta abrirse. Ya estaba preparada para soltar una maldición y tirarse a la yugular de los tipos si eran ellos que habían vuelto. Parecía que ella y la otra chica se conocían ¡Qué tonta había sido! Con razón su compañera tenía la cara de perro; la había confundido con la cantinera ¿Qué le habría servido? Prefería no comprobarlo ni preguntarlo. Tal vez el borracho le había salvado de un mal rato después de todo aunque, si tenía genio, no era de extrañar que se hubiese molestado. A ella realmente le importaba bien poco y, aunque si es cierto que le sonaba familiar, nunca estaba atenta a las prostitutas que rondaban por el burdel. No se llevaba bien con ninguna y no pretendía hacerse amigas, simplemente continuaba con su vida. Con sus más y sus menos pero en tres años no había necesitado a nadie más que a ella misma y a sus propios pensamientos.
Se acercó hacia dónde ella estaba después de que pidiera unos tragos, para ambas y se sentó a su lado, poniendo el trapo sobre la barra en medio de ambas. Parecía un gesto involuntario pero lo puso allí a propósito, para romper un poco el hielo tal vez. - No hay de qué - respondió al agradecimiento por haberse quitado a esos hombres de encima, ella ya había tenido unos cuantos percances con ese tipo de personas. - Gracias por esto - miró el paño de reojo y después la miró a ella, antes de que le pusieran los dos vasos de lo que fuese que había pedido. Era un vaso pequeño así que lo agarró -oliendo primero antes, por si acaso- y después de corroborar que simplemente era algo fuerte, se lo tragó de un golpe. Soltó un pequeño suspiro y entrecerró los ojos mientras sentía como el líquido le bajaba por la laringe hasta llegarle a lo más profundo.
- Disculpa por lo de antes, te confundí con la cantinera - se disculpó, sin mirarla más que un instante de reojo y después devolvió la mirada al vaso. No era normal en ella pedir disculpas -no sinceras- dado que no solía encontrarse en dichas situaciones, pero si había que hacerse, se hacía.
La presencia de la otra chica a su lado le sacó de sus pensamientos. Alzó la vista para mirarla sin saber qué podía querer sin necesidad de decirle nada y, allí estaba, con una mano extendida en la cual llevaba un trapo. Un trapo para que Brigitte pudiera secarse lo que le habían vertido encima. La miró a la cara por unos segundos algo confundida, no le había parecido de las que hacían favores, pero le mostró una pequeña sonrisa y agarró el trapo agradecida. Había cogido alguna que otra servilleta para limpiarse más le molestaba que dejara el rastro del papel húmedo por su piel y por la ropa; aunque esta ya no tenía arreglo. En cuanto volviese al burdel tendría que quitarse la camisa y buscar otra, bueno, se la quitaría para dejarse únicamente con el corsé mejor dicho. Por allí llevar mucha ropa era casi como un delito.
Otra cosa logró perturbar sus pensamientos, esta vez, el ruido de la puerta abrirse. Ya estaba preparada para soltar una maldición y tirarse a la yugular de los tipos si eran ellos que habían vuelto. Parecía que ella y la otra chica se conocían ¡Qué tonta había sido! Con razón su compañera tenía la cara de perro; la había confundido con la cantinera ¿Qué le habría servido? Prefería no comprobarlo ni preguntarlo. Tal vez el borracho le había salvado de un mal rato después de todo aunque, si tenía genio, no era de extrañar que se hubiese molestado. A ella realmente le importaba bien poco y, aunque si es cierto que le sonaba familiar, nunca estaba atenta a las prostitutas que rondaban por el burdel. No se llevaba bien con ninguna y no pretendía hacerse amigas, simplemente continuaba con su vida. Con sus más y sus menos pero en tres años no había necesitado a nadie más que a ella misma y a sus propios pensamientos.
Se acercó hacia dónde ella estaba después de que pidiera unos tragos, para ambas y se sentó a su lado, poniendo el trapo sobre la barra en medio de ambas. Parecía un gesto involuntario pero lo puso allí a propósito, para romper un poco el hielo tal vez. - No hay de qué - respondió al agradecimiento por haberse quitado a esos hombres de encima, ella ya había tenido unos cuantos percances con ese tipo de personas. - Gracias por esto - miró el paño de reojo y después la miró a ella, antes de que le pusieran los dos vasos de lo que fuese que había pedido. Era un vaso pequeño así que lo agarró -oliendo primero antes, por si acaso- y después de corroborar que simplemente era algo fuerte, se lo tragó de un golpe. Soltó un pequeño suspiro y entrecerró los ojos mientras sentía como el líquido le bajaba por la laringe hasta llegarle a lo más profundo.
- Disculpa por lo de antes, te confundí con la cantinera - se disculpó, sin mirarla más que un instante de reojo y después devolvió la mirada al vaso. No era normal en ella pedir disculpas -no sinceras- dado que no solía encontrarse en dichas situaciones, pero si había que hacerse, se hacía.
Brigitte Guielle- Humano Clase Baja
- Mensajes : 133
Fecha de inscripción : 12/05/2011
Localización : Aquí & Allá, tal vez me encuentres.
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Temas similares
» Entre licores [Libre]
» ¿Me dejarás dormir al amanecer entre tus piernas? {Lorraine Von Fanel} +18
» La flor entre espinas, el terciopelo entre lijas...la mascarada vivida, hace presencia.
» Al amanecer.
» {+18} antes del amanecer (Yunuete)
» ¿Me dejarás dormir al amanecer entre tus piernas? {Lorraine Von Fanel} +18
» La flor entre espinas, el terciopelo entre lijas...la mascarada vivida, hace presencia.
» Al amanecer.
» {+18} antes del amanecer (Yunuete)
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour