Eric Zinaer

♦ Nombre del personaje ♦
Eric Zinaer

♦ Edad ♦
25 años

♦ Especie ♦
Cambiaformas (serpiente)

♦ Tipo y clase social ♦
Clase alta

♦ Orientación sexual ♦
Heteroflexible

♦ Lugar de origen ♦
Inglaterra

♦ Habilidades ♦
Enorme resistencia a ataques directos
Poca velocidad, pero gran habilidad de camuflaje.

♦ Descripción física ♦

forma humana:

cobra real:

piton reticulada:

mamba negra:

♦ Descripción Psicológica ♦
No suele ser muy expresivo, todo el tiempo lo veras con una cara totalmente seria, sin muestra alguna de una sonrisa, es bastante distante y hermético, arisco y de pocas palabras; no suele hablar de su vida y tampoco le interesa saber la de los demás, suele estar callado y responder con frases cortas que no llegan a ser una oración completa, en las únicas ocasiones donde se puede ver un poco más abierto es cuando toca su violonchelo, es obstinado y no se relaciona con la gente que no le interesa, es muy frio a la hora de tratar con la gente
De carácter sombrío, seco, introvertido, estoico y un poco esquizoide, existen muy pocas cosas que lo hagan enojar o cambiar su expresión, suele ser muy desconfiado, hay que hacer un esfuerzo sobrehumano para ganarse su confianza, y más aun su lealtad, pero cuando lo consiguen encontrarán en él un aliado inquebrantable

♦ Historia ♦
Nació el 3 de Marzo de 1775 bajo el nombre de Eric Zinaer, fue el único hijo de una pareja de reconocidos artistas británicos: Jane y Warren Zinaer
El pequeño Eric creció rodeado de lujos y cultura. Contaba con las enseñanzas de los mejores tutores de Inglaterra quienes lo instruían en: historia, política y artes. Siempre tuvo predilección por las artes y no era de extrañarse que a los seis años estuviera ya en clases de violonchelo

Ya a los ocho años Eric estaba en la edad suficiente para acudir a ciertos eventos sociales y ser presentado ante importantes personajes de la realeza inglesa. Se le inculcó también el montar a caballo y fue precisamente este deporte el que marcó un antes y un después en la, aparentemente, perfecta vida de los Zinaer.

Era verano en el país europeo, y Eric montaba un hermoso corcel blanco con la compañía de su cuidador. Su padre y su madre se encontraban sentados, conversando. El cuidador se descuidó unos segundos y el caballo encolerizó de inmediato –por razones hasta ahora desconocidas- tumbando a Eric quien cayó al suelo, golpeándose la parte trasera de su cabeza.

Estuvo inconsciente prácticamente dos horas, tiempo en el cual fue revisado por los doctores quienes llegaron a la conclusión de que sólo había sido un golpe.

Eric, ahora de once años, disfrutaba de su tiempo libre tocando el violonchelo. Había aprendido a hacerlo hace tres años, luego de que su madre le prohibiera andar a caballo por miedo a algún otro accidente. Lo hacía todas las mañanas luego de tomar el desayuno en familia y hacer sus oraciones.
Aquella mañana era como cualquier otra, Eric se había levantado temprano para desayunar con sus padres y luego había ido en compañía de su madre a la capilla para pedir a Dios por Londres. Los criados lo habían llevado al cuarto de música pero Eric fue incapaz de tocar. Tomó el arco como siempre y lo frotó contra las cuerdas como siempre lo hacía, pero un temblor en su mano arruinaba sus notas y terminó por arruinar la canción entera. El pequeño encolerizó y arrojó con fiereza las partituras hacia todos lados mientras se transformaba en una criatura de piel escamosa y carente de extremidades.

Para 1789 la situación en Inglaterra era crítica y la situación dentro de la familia Zinaer iba por el mismo camino. Warren trabajaba largas jornadas en el palacio como músico de la corte real y llegaba a casa agotado y siempre de mal humor. El rey estaba preocupado por la situación de Francia y convocaba a su parlamento cada tanto para mantenerlos al tanto de la situación del país hermano. El pueblo amenazaba con sublevarse según últimos informes, estaban al borde de una revolución.

La oportunidad de una vida mejor llegó con una oferta del rey a Warren de ir a vivir a París. Necesitaban un informante de confianza en aquella ciudad que lo mantenga al tanto de si aquel espíritu revolucionario planeaba expandirse por todos los reinos europeos. El hombre aceptó de inmediato y se mudó con su familia a la hermosa ciudad de París en donde habitaron una de las mansiones más grandes de la zona aristócrata. La casa fue readecuada y tres cuartos del segundo piso fueron unidos hasta convertirse en uno solo: el cuarto de Eric. Allí seguiría pasando su exilio aunque ahora no había la presión de las visitas, así que podían dejarle andar por los salones y demás.

En 1793 la familia ya estaba completamente establecida en París, tenían nuevos amigos aristócratas a quienes les habían dicho que no tenían hijo alguno para evitarse explicaciones y demás incomodidades que arruinaron su vida privada. Las cosas en el ámbito político habían cambiado con la lamentable muerte de María Antonieta y la nueva forma de gobierno –un tanto más socialista- mantenía alegre al pueblo.

Eric también había mejorado: ya se había acostumbrado a su encierro y estaba feliz porque su padre le permitía salir los fines de semana acompañado de su consejero. Seguía tocando y vivía contento. Con pena, por sus padres, pero contento.

♦ Datos extras ♦
Siempre lleva consigo su violonchelo

Jamás se ha enamorado, duda que algún día lo haga

le tiene cierto trmor a los caballos

No busca tener relaciones sexuales con hombres, pero no rechazará un evento casual

No le gusta luchar

Si debe matar, prefiere hacerlo en su forma de serpiente