¡Sorpresa! [Balthazar+Wolfgang+Eyra]

Aún no podía creer lo que mis ojos habían visto a penas unos días antes. Nuestro reencuentro fue realmente una sorpresa, no sabría cómo catalogarla si buena o mala. Simplemente, fue asombroso y desde luego, mi vida había dado un giro vertiginoso y no podía hacer como si nada hubiese pasado o visto. Lo único que me preocupaba de aquella extraña situación era Wolfgang. Él desconocía mi pasado y sin embargo, debía explicarle que éste había vuelto a por mi.

Miraba por la ventana, perdida en aquella luna tan cercana a ser completamente esférica. Sin embargo, faltaban dos noches para que eso sucediese y por eso elegí aquél anochecer para la charla con Wolfgang. Si deseaba que él confiara en mí y me conociera, habían cosas que debía saber de mí. Por mucho que me dolieran o avergonzaran.

Una de mis sirvientas anudó el corsé demasiado fuerte y me quejé, puesto que sentía mis pechos demasiado oprimidos y a penas podía respirar. Aunque no era algo que necesitase, eran gestos que me hacían parecer algo más humana de lo que no era. Suspiré y ella me ayudó a ponerme un vestido sencillo, de color negro y ágil para poder correr o saltar, pues no sabía lo que se avecinaba. Me perfumé débilmente, a penas maquillé mi rostro nervioso y deslicé el radiante anillo por mi dedo anular, saliendo de casa sola y a oscuras, con el corazón en un puño y preguntándome en qué situación despertaría al día siguiente.

Había citado a ambos hombres. A Wolfgang se lo dije cara a cara la noche anterior, aludiendo prisas y que no podía quedarme demasiado tiempo con él, que era algo largo de lo que tenía que hablarle y que necesitaba una segunda presencia. Aquella segunda presencia era Balthazar, a quién le pedí por correo ordinario que acudiese al bosque con las mejores de las intenciones, pues le necesitaba para explicarle lo ocurrido a mi pareja.

Y allí estábamos, Wolfgang me esperaba impaciente en la parte más honda del bosque y yo le saludé con un efímero beso en los labios antes de apoyar mi espalda en uno de los troncos, escuchando los pasos del vampiro acercarse al lugar. Suspiré y le dediqué una cordial sonrisa a Balthazar.

Habia pasado ya varios dias de mi pasado pareciar volver querer a reincidir en mi vida de nuevo y no sabia bien lo que pasaria de ese dia en adelante despues de todo no habia vuelto a verla y eso me hacia pensar que ella misma se alejaria de mi aunque yo no le hubiera dado motivos para ello... bueno si el haberla abandonado como dice ella, ya era su forma de pensar y no podia cambiar porque ante su mirada ella habia sido traicionada y sin mas explicacion. El hecho de que la estuviera protegiendo de mi mismo parecia que no le valia para nada ya que ella reclamaba lo que le pertenecia por derecho ante el pacto que ambos aceptamos.

Me intentaba despejar en esos dias bien leyendo un libro y tomando unos largos paseos por donde la tranqulidad se podia respirar. Justo al llegar a casa contemple que habia alguien en el mismo umbral. Aproxime mi paso para comprobar de quien se trataba, un hombre sencillo de ropas totalmente normales, cuando gire mi mirada pude observar el mensaje que llevaba en la mano el cual segun me entrego se fue sin poderle a penas decirle nada. Suponia que el mensaje ya me daria lo que venia buscando en esa parte de lo que habitaba. Cuando desplegue el mensaje era de Eyra. Al parecer no habia desaparecido como yo pensaba entonces seria como si se repitiera la historia. Queria quedar.... eso me extrañaba demasiado.

No ostante me prepare pertinentemente preparado para partir, no sabia cuanto duraria el momento pero por si acaso preferia ir preparado asi que avise de mi partida a mi consejero de compañia que siempre solia permanecer en mi lado sobretodo por las mañanas cuando me era imposible salir y el velaba por mi seguridad. No le gusto demasiado el no acompañarme pero era asi la situacion, tenia que ir solo y preferia hablar las cosas con calma o bueno lo que fueramos a hacer aunque en pleno bosque hacia pensar que era mas bien una situacion incomoda la que se avecinaba sobre nosotros.

Cuando llegue al lugar estipulado comencer a andar entre los arboles aproximandome lentamente, podia percibir el olor de Eyra y pronto me llego el mal olor del lobo que seguramente estaba en su compañia, un ligero gruñido se me escapo de entre los colmillo asi fue como termine llegando junto a su lado. Sonrei ligeramente escuchando la pregunta del lobo hacia ella.- Para contarte una graciosa historia.- mire de reojo a Eyra "Si podria ser tu hijo Eyra" era lo que pensaba en ese momento no sabia con exactitud si ella podria leer mi mente.

Balthazar se acercaba a nosotros cuando vislumbró la figura de Wolfgang, a quién gruñó sin reparos antes de ponerse a mi lado, respondiendo a la pregunta del licántropo con un deje de regocijo en su voz. Yo le miré con el ceño fruncido, no gustándome su actitud. Aún así, suspiré y entreabrí los labios para empezar a desvelerar el motivo de aquél encuentro, dándo un leve codazo en las costillas de Balthazar cuando éste pensó en que Wolf podría ser mi hijo.

Di unos pasos acercándome al licántropo que me miraba lleno de confusión y sus músculos permanecían en máxima tensión. Intenté calmarle posando una de mis manos en su brazo, acariciándole de forma que percibiera la confianza en mí. Le sonreí dulcemente hasta que sentí que él se había relajado lo suficiente. Cerré los ojos y suspiré antes de deslizar mi mano por su brazo y tendérsela frente a él, mostrando un sencillo anillo dorado con una inscripción.

Balthazar

Escruté sus ojos desorvbitados y manteniendo mi firmeza ante él, alejé mi mano de su vista escondiéndola tras mi espalda.

- Cuando era humana me casé con Balthazar.- expliqué sin desviar la mirada del rostro descompuesto de Wolfgang.- Pero él me abandonó a los pocos meses y yo le di por muerto. Hasta que...- volteé mi rostro hacia el vampiro expectanto unos segundos y volví a mirar a Wolf.- Hasta que nos reencontramos hace dos días, percatándome de que era un vampiro igual que yo.

Me alejé unos pasos del licántropo pero sin acercarme a Balthazar, cruzando los brazos a la altura de mi pecho y paseándome de arriba abajo del claro, pensativa, intentando encontrar las mejores palabras para terminar aquella historia que tanto me atormentaba. Ahora, la idea de Jerarld empezaba a parecerme arriesgada y cruel. Pero esperaba de todo corazón que funcionase.

- Wolfgang, con ésto intento decirte que sigo casada con Balthazar.- concluí, girándome hacia él llena de pánico por saber cómo iba a reaccionar él ante aquella tan inesperada noticia.

Tragué saliva ruidosamente y detuve mi andadura, sintiendo el miedo envolverme las entrañas y haciéndome jadear. Sólo una persona podía calmar mis ánsias en aquél momento, mecerme entre sus brazos y besar mi frente mientras me susurraba que estaba orgulloso de mi valentía. Pero aquella persona, no se hallaba en aquél claro.

Me quede a uno de los lados de Eyra con mi espalda apoyada en uno de los trocos formidos de los arboles del bosque. Estaba tan pendiente de los movimientos del lobo que me resultaba bastante el contenerme a no atacarlo despues de todo odiaba los lobos y mas despues de lo que habia pasado por mi imaginacion cuando me volvi a encontrar con ella y capte su aroma a lobo. Me parecia tan repugnante que aun no me podia hacer a la idea de lo que podia haber pasado entre ellos. No sabia si podia volver a hacerlo otra vez si ella no me hubiera pedido que me mantuviera en mi postura quien sabe como estariamos ahora. Porque estaba seguro que tampoco le caia nada bien y menos le gustara el estar por ahi un vampiro.

Cuando escuche como Eyra le explicaba lo que habia pasado y quien era parecia que no le gusto para nada mi presencia menos aunque la anterior segun me habia visto acercarme. Pero ahora tenia que admitir que en parte disfrutaba de verlo molesto con mi presencia y que supiera quien era yo. Sabia que era algo hipocrita y malevolo de mi parte incluso poco acertado pero que podia decir, no iba a negar lo que estaba pensando. Antes me encontraba mas tranquilo hasta que el lobo empezo a hacerle preguntas a Eyra. Con la misma mirada alce la ceja fijandome en él.- Acaso te intimido para que te pongas asi... creo que la cosa esta bien clara, sobras chucho.- mostre mis colmillos cuando termine de hablar.

Me acerque aun mas hasta llegar a su lado pasando mi mano por la cintura como adquiriendo posesion sobre ella. Posiblemente Eyra se tomaba esa actitud mia de mala forma pero la verdad que la del lobo no era de las mejores a mi vista y bastante estaba haciendo con estar alli y contenerme el no atraparlo entre mis manos y degollarlo vivo despues de atreverse a acostarse con mi mujer. La sangre me hervia de solo pensarlo que la mente era demasiado activa cuando podia ser. En parte era bueno el ser vampiros ambos ya que no habia posibilidad de que se quedara en estado despues de retozar con el chucho sarnoso.

Las palabras y sobretodo el tono usado por Wolfgang, me hirieron de sobremanera. Justamente por eso le había llevado al bosque, para explicarle todo cuanto quisiera saber de mí. ¿La presencia de Balthazar? El motivo de que estuviera allí estaba a punto de desvelarla. A punto.

Me estremecí con la brusquedad de Wolfgang, pero no retrocedí ni un paso. Tenía derecho a estar enfadado conmigo o incluso con Balthazar. Abrí la boca para responder a sus preguntas cuando el vampiro se acercó a mí y rodeó sus manos alrededor de mi cintura, diciendo a Wolfgang que era él quién debía rendirse. Meneé la cabeza frenéticamente, luchando para que él me soltara... pero Balthazar era mayor que yo y su fuerza me superaba. Me rendí finalmente, aunque mi mirada le fulminó.

- La única persona que sobra aquí soy yo, Balthazar.- dije con severidad, mirándole con dureza.- Y por eso os hice venir a ambos.

Suspiré y miré mi mano con una opresión en el pecho, justo antes de quitarme la alianza de nuestro matrimonio y tendiéndosela al vampiro.

- Cuando nos casamos, juré amarte y respetarte hasta que la muerte nos separase.- recordé con nostalgia.- Y eso ya lo cumplí.

Entonces entorné los ojos hacia Wolfgang, dulcificando mi expresión endurecida por los gestos y comentarios de Balthazar. El licántropo nunca me había hecho daño pero yo sí se lo hice a él.

- Te pido disculpas, Wolfgang. Me siento avergonzada contigo por mi comportamiento tan súmamente egoísta...

Me detuve. Tenía planeado explicarle la verdad. Decirle que él había sido mi última esperanza, que había decidido entregarme a él en cuerpo y alma. Decirle que le adoraba muchísimo, que lo había intentado de veras. Pero que otro ya ocupaba mi corazón. ¿Pero cómo se rompe el corazón de tal forma? No pude. No fui capaz. Y seguí siendo cobarde varios minutos más, en aquél claro dónde la tensión podía cortase con una hoja de sable.

Mi postura era firme pero no podía confirmar que estaba del todo tranquilo, después de todo mi peor enemigo estaba frente a mí, lo era por naturaleza pero lo que más pasaba por mi mente es que se había acostado con mi mujer y la había tenido en brazos el tiempo que yo mismo había vivido engañado pensando que había muerto. Me había adaptado a un mundo ya sin ella pero con el peso de su muerte sobre mi conciencia y en parte muchas de las noches no podía sacármelo de mi cabeza cuando me había ido sin decirle nada. Para mi había sido como si se hubiera ido el mundo pero no quedaba de otra sino seguir adelante porque mi cobardía me impedía quitarme la vida. No podía imaginarme un mundo sin ella pero al final lo hice y ahora que la tenía cerca de mi era como si me hubieran robado parte de mí. Un sentimiento de celos nunca antes imaginado estaba creciendo en mi interior.

Preferí que cada uno tomara su turno para decir lo que pensaba y tomara en cuenta la opinión de cada uno. Aunque a mí la del lobo me resultaba indiferente nunca lo podría tomar en cuenta porque lo que pasaba por mi mente era arrancarle la cabeza pero me tenía que contener para no mostrarme como una bestia al fin de cuentas no estaba en mi carácter y mas con mi posición. Mi mirada se desviaba hacia Eyra que permanecía seria y no muy contenta con mis palabras pero había dicho lo mismo que diría cualquier persona que estuviera seguro de sí mismo. Después de todo ella seguía siendo mi mujer y era hasta que la muerte nos separara y por ahora no había sido así, seguíamos unidos hasta después de la muerte y mas con la eternidad.

Cuando el lobo se precipito a hablar escuche con algo de incredibilidad al ver como lo dejaba todo tan fácil, me hacía pensar que lo suyo nada más que había sido un encuentro y no tenían nada por seguro para cada uno. La mirada de Eyra hacia él me hizo pensar que de verdad lo quería y yo ya era parte de su pasado aunque me resignaba a no ser así. Alce la ceja con una sonrisa que se dibujo en mis labios al escuchar lo que decía de una tregua, con sumo gusto estaba por ir hacia él y arrancarle la cabeza. “No sabes lo feliz que me hace eso” pensé para mi mismo con gran satisfacción el hecho de luchar cuerpo a cuerpo contra él. El hecho de que estuviera ella en medio detenía cualquier movimiento por parte de ambos.

No pude evitar el gruñir entre dientes mientras los apretaba con fuerza y lo observaba con atención. A veces llega un momento en la vida en que todo parece ponerte a prueba como soportar la rabia contenida. La noche se hacía notar en como la brisa del viento aumentaba en su frialdad, la oscuridad se abría mucho mas paso en cuanto menos podíamos estar seguro de lo que podría pasar. Se notaba demasiado la tensión entre todos, procuraba evitar mirar al lobo tanto como la circunstancias se daba. Alce la mirada hacia el cielo pensando en cuanto quería volver a ver a mi enana, parecía ser la única persona en el mundo con la cual conseguía entenderme.