AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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¿Desconocida?, ya no más[Neysa Igneel]
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¿Desconocida?, ya no más[Neysa Igneel]
Tengo, tengo el conocimiento de un poder siniestro, ese poder siniestro llamado muerte, esa habilidad que se encuentra en cada mano y cada mirada, cada ser guarda la muerte en sí, de alguna forma, si bien brindandocela a otro o sucumbiendo ante esta, pero la muerte llega, no importa el sexo, la edad o la apariencia, morirán todos en algún momento, unos muertos caminan otros no, esa era la única diferencia entre ellos, Andy su mentalidad sobre el fin, era muy devastadora, aveces sentía que no merecía la pena vivir tanto para luego terminar bajo tierra.
Bosque
Tras escapar de algunos tormentos solo quedaba una cosa ir a visitar a los muertos, sí, era extraño, pero luego de una visita en el bosque el lo sentía necesario, curiosamente aquel lugar que tanto detestaba ya que era fatalista fue el segundo al que aprendió a llegar, escapo de entre los arboles infinitos del bosque y partió rumbo al cementerio parisino
Cementerio
Por fin había llegado a aquel lugar tenebroso pero hermoso a la vez, era fascinante como las estatuas de gárgolas y otros seres extraños juntos con vírgenes se ergian en todo el lugar, los parisinos tenían buen gusto hasta para enterrar a los muertos sin duda y lo disfrutaba de forma casi masoquista, odiaba este lugar y a la vez le cautivaba, maldita paradoja, ¿un final hermoso?, se asqueaba de solo pensar en su cuerpo enterrado bajo tierra y enclaustrado en un cajón en el que poco a poco se iría corrompiendo hasta quedar echo polvo, quizá era inmaduro aún, no aceptaba del todo que moriría, detestaba la muerte, la aborrecía, pero no podía hacer nada contra ella y lo tenia muy claro.
Suspiros melancólicos le acompañaban mientras paseaba entre las lapidas, pasaba los dedos entre las partes superiores de estas sintiendo el frió de estas, tan frías y inertes, como los cadáveres o restos de cajas de madera que contenían, mientras avanzaba la noche y las horas las lagrimas corrieron por sus mejillas, era inevitable no pensar en su madre, se dejo caer sobre una lapida muy grande y se aferro con fuerza al broche de mariposa que traía en el pecho, el cual era de su madre, llorar y llorar por largos minutos hasta que sintió una presencia, no dudo dos veces y se seco las lagrimas, no le gustaba que lo vean vulnerable, al menos no un extraño, mientras se reincorporaba logro notar la figura de una mujer, una vez en píe no hizo mucho, realmente no tenia muchos deseos de hacerlo, la mujer se acerco sin previó aviso a él y tan solo atino a sonreir para ella como siempre lo hacía a pesar de todo el daño que tenia en el corazón en ese preciso momento.
-Buenas noches señorita
Dijo esto entre cortado y con su mal francés
Bosque
Tras escapar de algunos tormentos solo quedaba una cosa ir a visitar a los muertos, sí, era extraño, pero luego de una visita en el bosque el lo sentía necesario, curiosamente aquel lugar que tanto detestaba ya que era fatalista fue el segundo al que aprendió a llegar, escapo de entre los arboles infinitos del bosque y partió rumbo al cementerio parisino
Cementerio
Por fin había llegado a aquel lugar tenebroso pero hermoso a la vez, era fascinante como las estatuas de gárgolas y otros seres extraños juntos con vírgenes se ergian en todo el lugar, los parisinos tenían buen gusto hasta para enterrar a los muertos sin duda y lo disfrutaba de forma casi masoquista, odiaba este lugar y a la vez le cautivaba, maldita paradoja, ¿un final hermoso?, se asqueaba de solo pensar en su cuerpo enterrado bajo tierra y enclaustrado en un cajón en el que poco a poco se iría corrompiendo hasta quedar echo polvo, quizá era inmaduro aún, no aceptaba del todo que moriría, detestaba la muerte, la aborrecía, pero no podía hacer nada contra ella y lo tenia muy claro.
Suspiros melancólicos le acompañaban mientras paseaba entre las lapidas, pasaba los dedos entre las partes superiores de estas sintiendo el frió de estas, tan frías y inertes, como los cadáveres o restos de cajas de madera que contenían, mientras avanzaba la noche y las horas las lagrimas corrieron por sus mejillas, era inevitable no pensar en su madre, se dejo caer sobre una lapida muy grande y se aferro con fuerza al broche de mariposa que traía en el pecho, el cual era de su madre, llorar y llorar por largos minutos hasta que sintió una presencia, no dudo dos veces y se seco las lagrimas, no le gustaba que lo vean vulnerable, al menos no un extraño, mientras se reincorporaba logro notar la figura de una mujer, una vez en píe no hizo mucho, realmente no tenia muchos deseos de hacerlo, la mujer se acerco sin previó aviso a él y tan solo atino a sonreir para ella como siempre lo hacía a pesar de todo el daño que tenia en el corazón en ese preciso momento.
-Buenas noches señorita
Dijo esto entre cortado y con su mal francés
Andy Steklov Chale- Licántropo/Realeza
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Fecha de inscripción : 05/09/2011
Edad : 57
Localización : París
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Re: ¿Desconocida?, ya no más[Neysa Igneel]
"A veces te resultara difícil no sucumbir, recuerda lo bien Neysa.Cuando posees el don de conocer hasta el sentimiento mas oculto de una persona, tambien debes poseer la capacidad de cargar con esa gran carga sobre tus hombros.Es por igual, una maldicion y una bendicion."
Las palabras de mi abuela se repetían una y otra vez en mi mente mientras que mis pasos-silenciosos por estar en un lugar que se merecía tanto respeto como era el cementerio-me dirigían hasta la tumba que pertenecía a mi abuelo. El único y gran amor de mi abuela, según ella misma me había contado hacia tiempo atrás.
Maldición y bendición.
Así era como llamaba mi abuela a la empatía que yo sentía hacia las demás personas, pues hacia que todos los sentimientos de mis conocidos-y de aquellos que no lo son tanto-se instalasen en mi propio cuerpo como si fuera yo la que los sentía, en vez de ser otra persona.
Y aunque la mayoría de las veces, lo único que notaba eran los estados de animo superficiales-al igual que los sentimientos- de mi familia algunas veces, como bien mi abuela me había advertido antes de enseñarme la brujería, sentía hasta aquello que no quería conocer de una persona.
Esa era la maldición.
-No debes pensar en ello-dijo con voz seria mientras se acercaba a uno de los pocos panteones que había en la parte sur del cementerio-Ahora solo debo pensar en ellos-termino mientras dejaba un ramo de flores delante de la puerta del panteón, con una leve sonrisa en el rostro.
El lugar de descanso de mis antepasados y en algún futuro muy lejano-o al menos, eso era lo que yo esperaba-también el mio y el de mis familiares.Extrañamente, aun cuando casi toda mi familia ha sido de Egipto, tenemos un panteón en Francia, en donde tanto familia de mi madre, como familia de mi padre, descansaban conjuntamente.
Supongo, que algunas costumbres extrañas de mi familia jamas las entenderé-aun cuando lo intente con todos los medios posibles-por lo que mejor, dejar las cosas como siempre.
En paz y tranquilidad.
-Que tengan un dulce sueño eterno-dijo la joven de cabellos castaños mientras hacia una reverencia, y se daba la vuelta, haciendo que el vestido blanco que llevaba aquel día, resaltase en contraste con el marrón de la tierra del cementerio.
No es que me gustase aquel lugar.En realidad, intentaba por todos los medios evitarlo y cuando entraba en el-lo que solía ser muy pocas veces-era para acompañar a mi abuela.Pero esta vez era diferente.
Necesitaba escapar del lugar en donde todos decían una cosa, e interiormente sentían otra.En donde la falsedad era el pan de cada día y la hipocresía una forma de vida.
Necesitaba huir de toda aquella gente de alto rango que se creían superiores a los demás, y que solo buscaban el dinero y poder de las otras personas.
Y me gustase o no, el único lugar libre de sentimientos era el cementerio.
Y mas libre era aun, si era de noche.Así era imposible encontrarse con alguien vivo del cual sentir las emociones.
¿O quizás me equivocaba?
Camine entre las tumbas en busca de la persona-o en su defecto, teniendo el lugar en donde estaba-del muerto viviente-aunque esperaba que no fuera el caso de este ultimo-que sintiese tal dolor que hasta yo podría derramar lagrimas, si no hubiese aprendido a controlarme.
-Buenas noches caballero-dijo la joven que se había detenido delante de la figura del hombre que se había encontrado en aquel lugar y que-gracias al cielo según ella-no era un muerto en vida como había creído en un principio.-¿Sabe? No es bueno guardarse el dolor dentro de uno-sus palabras salieron de sus labios seguidas de una sonrisa dulce-aquella que siempre le dedicaba a su abuela y solamente a ella-que le daba un aire extraño a la joven.-Nunca había conocido a alguien cuyo dolor, casi lograr hacerme llorar.
Las palabras de mi abuela se repetían una y otra vez en mi mente mientras que mis pasos-silenciosos por estar en un lugar que se merecía tanto respeto como era el cementerio-me dirigían hasta la tumba que pertenecía a mi abuelo. El único y gran amor de mi abuela, según ella misma me había contado hacia tiempo atrás.
Maldición y bendición.
Así era como llamaba mi abuela a la empatía que yo sentía hacia las demás personas, pues hacia que todos los sentimientos de mis conocidos-y de aquellos que no lo son tanto-se instalasen en mi propio cuerpo como si fuera yo la que los sentía, en vez de ser otra persona.
Y aunque la mayoría de las veces, lo único que notaba eran los estados de animo superficiales-al igual que los sentimientos- de mi familia algunas veces, como bien mi abuela me había advertido antes de enseñarme la brujería, sentía hasta aquello que no quería conocer de una persona.
Esa era la maldición.
-No debes pensar en ello-dijo con voz seria mientras se acercaba a uno de los pocos panteones que había en la parte sur del cementerio-Ahora solo debo pensar en ellos-termino mientras dejaba un ramo de flores delante de la puerta del panteón, con una leve sonrisa en el rostro.
El lugar de descanso de mis antepasados y en algún futuro muy lejano-o al menos, eso era lo que yo esperaba-también el mio y el de mis familiares.Extrañamente, aun cuando casi toda mi familia ha sido de Egipto, tenemos un panteón en Francia, en donde tanto familia de mi madre, como familia de mi padre, descansaban conjuntamente.
Supongo, que algunas costumbres extrañas de mi familia jamas las entenderé-aun cuando lo intente con todos los medios posibles-por lo que mejor, dejar las cosas como siempre.
En paz y tranquilidad.
-Que tengan un dulce sueño eterno-dijo la joven de cabellos castaños mientras hacia una reverencia, y se daba la vuelta, haciendo que el vestido blanco que llevaba aquel día, resaltase en contraste con el marrón de la tierra del cementerio.
No es que me gustase aquel lugar.En realidad, intentaba por todos los medios evitarlo y cuando entraba en el-lo que solía ser muy pocas veces-era para acompañar a mi abuela.Pero esta vez era diferente.
Necesitaba escapar del lugar en donde todos decían una cosa, e interiormente sentían otra.En donde la falsedad era el pan de cada día y la hipocresía una forma de vida.
Necesitaba huir de toda aquella gente de alto rango que se creían superiores a los demás, y que solo buscaban el dinero y poder de las otras personas.
Y me gustase o no, el único lugar libre de sentimientos era el cementerio.
Y mas libre era aun, si era de noche.Así era imposible encontrarse con alguien vivo del cual sentir las emociones.
¿O quizás me equivocaba?
Camine entre las tumbas en busca de la persona-o en su defecto, teniendo el lugar en donde estaba-del muerto viviente-aunque esperaba que no fuera el caso de este ultimo-que sintiese tal dolor que hasta yo podría derramar lagrimas, si no hubiese aprendido a controlarme.
-Buenas noches caballero-dijo la joven que se había detenido delante de la figura del hombre que se había encontrado en aquel lugar y que-gracias al cielo según ella-no era un muerto en vida como había creído en un principio.-¿Sabe? No es bueno guardarse el dolor dentro de uno-sus palabras salieron de sus labios seguidas de una sonrisa dulce-aquella que siempre le dedicaba a su abuela y solamente a ella-que le daba un aire extraño a la joven.-Nunca había conocido a alguien cuyo dolor, casi lograr hacerme llorar.
Neysa Igneel- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/09/2011
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Re: ¿Desconocida?, ya no más[Neysa Igneel]
Esas palabras era un tanto extrañas para Andy, ¿generaba pena a otros?, al borde de las lagrimas, quizá se sentía más patético aún por generar esta sensación, a pesar de su fingida sonrisa que lograba bastar para calmar a quien tuviera en frente, ¿por qué esta ves no fue así?, tendría que descubrirlo o se volvería loco, la verdad siempre era su meta principal.
-¿Hasta el punto de lograr que las lagrimas corran por sus mejillas?, que fuerte, ¿cómo es que puede conocer mis penas y el porque de mi dolor?, no importa, esta bien, le hablare de ahora en adelante como si las supiera aunque no este convencido del todo, quizá con su sonrisa alegre me pueda hacer pensar que la felicidad debe tomar el lugar del odio y de la pena para así poder dejarla y soltarla al exterior, pero, ¿no es ser demasiado optimista pensar de aquella mágica y fabulosa forma?, digo, no siempre los problemas y las penas se olvidan, la gran mayoría siempre se refugia en lo profundo del corazón y allí quedan anidadas hasta que el cuerpo del poseedor de estas sucumba ante la inexorabilidad del destino, dichosos en cualquier caso, los que logren superar aquel castigo continuo y volver a sonreír de forma completa y no fingida o a medias, dicen que muchas veces el amor cura, ¿sera verdad?, pero eso genera otro dilema, dependencia, ser feliz solo por esa persona, ¿cuándo ya no este o si te deja y te destruye peor?, por eso prefiero no esperar mucho del resto y buscar felicidad al menos momentánea por mis propios medios, claro jamás niego a mi corazón a vivir una relación nueva si es que llega, no tengo porque impedirlo, tan solo dejar que fluya y si resulta bien o solo empeora es parte del juego de la vida, hay que caer mucho para que luego esa persona especial te levante, ¿no opina lo mismo?, creo que hablo demasiado para ser solo un extraño que quizá solo le quita valioso tiempo
Pero al ver que la mujer no planeaba irse continuo hablando quizá de lo que sentía que era la vida o la suya en ese momento, una completa extraña le escuchaba y parecía no incomodarle del todo
-¿Usted no tiene penas?, soy tonto por preguntar esto, debe tenerlas y seguro muchas o muy pocas, solo que no soy capaz de descubrirlas como usted parece las mías, doy gracias en parte no tener aquel don, ya me basta y sobra con las mías para tener que soportar la de los demás, aunque me serviría mucho para ayudar a otros, por cierto, mi nombre es Andy Chale, es un gusto supongo a pesar del ambiente y la situación en la que nos encontramos, ¿desea sentarse?
Andy se sentó frente a la lapida dejando espacio a la mujer si es que deseaba sentarse también
-Tengo una duda, ¿usted es un ser humano normal?, es que últimamente me topo con muchos seres sobre naturales y me incluyo, bueno vera yo soy un Lycantropo no sé si a escuchado de nosotros, no tengo idea porque se lo menciono la verdad, aunque conoce mis penas seguro que también podría conocer mi estado y lo peligroso que lamentablemente soy de luna llena, esta ocasión no hay y lo agradezco tanto como cada noche que aún conservo mi esencia y esa es mi humanidad, ya que no me considero más que un humano normal y común o eso quiero fingir que soy. ¿Es patético?, digo, fingir ser algo que no eres, no aceptar tú yo mismo, pero es que me resulta desagradable tener que aceptar que cada cierto tiempo mato y destruyo sin clemencia alguna, a pesar de no ser yo el culpable ni el responsable de estos actos, sino la maldición, sigo sintiendo culpa y aveces ese sentimiento de no querer existir más y impedir que se dañe más gente
Tan solo agacho la cabeza un poco y paso los dedos por la fría lapida en la que se encontraba sentado.
-¿Hasta el punto de lograr que las lagrimas corran por sus mejillas?, que fuerte, ¿cómo es que puede conocer mis penas y el porque de mi dolor?, no importa, esta bien, le hablare de ahora en adelante como si las supiera aunque no este convencido del todo, quizá con su sonrisa alegre me pueda hacer pensar que la felicidad debe tomar el lugar del odio y de la pena para así poder dejarla y soltarla al exterior, pero, ¿no es ser demasiado optimista pensar de aquella mágica y fabulosa forma?, digo, no siempre los problemas y las penas se olvidan, la gran mayoría siempre se refugia en lo profundo del corazón y allí quedan anidadas hasta que el cuerpo del poseedor de estas sucumba ante la inexorabilidad del destino, dichosos en cualquier caso, los que logren superar aquel castigo continuo y volver a sonreír de forma completa y no fingida o a medias, dicen que muchas veces el amor cura, ¿sera verdad?, pero eso genera otro dilema, dependencia, ser feliz solo por esa persona, ¿cuándo ya no este o si te deja y te destruye peor?, por eso prefiero no esperar mucho del resto y buscar felicidad al menos momentánea por mis propios medios, claro jamás niego a mi corazón a vivir una relación nueva si es que llega, no tengo porque impedirlo, tan solo dejar que fluya y si resulta bien o solo empeora es parte del juego de la vida, hay que caer mucho para que luego esa persona especial te levante, ¿no opina lo mismo?, creo que hablo demasiado para ser solo un extraño que quizá solo le quita valioso tiempo
Pero al ver que la mujer no planeaba irse continuo hablando quizá de lo que sentía que era la vida o la suya en ese momento, una completa extraña le escuchaba y parecía no incomodarle del todo
-¿Usted no tiene penas?, soy tonto por preguntar esto, debe tenerlas y seguro muchas o muy pocas, solo que no soy capaz de descubrirlas como usted parece las mías, doy gracias en parte no tener aquel don, ya me basta y sobra con las mías para tener que soportar la de los demás, aunque me serviría mucho para ayudar a otros, por cierto, mi nombre es Andy Chale, es un gusto supongo a pesar del ambiente y la situación en la que nos encontramos, ¿desea sentarse?
Andy se sentó frente a la lapida dejando espacio a la mujer si es que deseaba sentarse también
-Tengo una duda, ¿usted es un ser humano normal?, es que últimamente me topo con muchos seres sobre naturales y me incluyo, bueno vera yo soy un Lycantropo no sé si a escuchado de nosotros, no tengo idea porque se lo menciono la verdad, aunque conoce mis penas seguro que también podría conocer mi estado y lo peligroso que lamentablemente soy de luna llena, esta ocasión no hay y lo agradezco tanto como cada noche que aún conservo mi esencia y esa es mi humanidad, ya que no me considero más que un humano normal y común o eso quiero fingir que soy. ¿Es patético?, digo, fingir ser algo que no eres, no aceptar tú yo mismo, pero es que me resulta desagradable tener que aceptar que cada cierto tiempo mato y destruyo sin clemencia alguna, a pesar de no ser yo el culpable ni el responsable de estos actos, sino la maldición, sigo sintiendo culpa y aveces ese sentimiento de no querer existir más y impedir que se dañe más gente
Tan solo agacho la cabeza un poco y paso los dedos por la fría lapida en la que se encontraba sentado.
Andy Steklov Chale- Licántropo/Realeza
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Re: ¿Desconocida?, ya no más[Neysa Igneel]
Mi sonrisa seguía en mi rostro, en un intento de poder inspirar confianza a un extraño que acababa de encontrar en aquel solitario lugar-los muertos no contaban a la hora de decidir si era solitario o no-y cuyos sentimientos intentaba que no entrasen en mi. Eso era, a fin de cuentas una falta de respeto sobre todo si no conocía a la persona a la que pertenecían aquellos sentimientos.
Escuche atenta sus palabras, diciéndome mentalmente que quizás me había excedido hablando tan de repente sobre unos sentimientos que no debería conocer al estar ocultos, por lo que en cuanto vi la posibilidad de disculparme,hice una pequeña reverencia en señal de disculpa.
-Lamento el haberme inmiscuido en sus sentimientos, monseñor.Simplemente fue un impulso el hablar cuando fui consciente de su sentir-se disculpo la joven mientras fijaba sus ojos en el rostro del joven extraño-Para ser sincera con mi forma de pensar, monseñor, la felicidad solo puede ser encontrada después de que el dolor es conocido por nosotros, pues primero debemos pagar para poder recibir el premio que es el de poder sonreír con el alma libre de cualquier sentimiento que pueda empañar la felicidad-comento la castaña, fijando su rostro en el cielo nocturno que se cernía sobre ellos antes de volver a fijar sus ojos en el lugar donde se encontraba y que era, sin duda, el lugar mas extraño para tener una conversación como aquella-Siendo sincera, jamas he podido conocer el amor pues mi destino ha sido decidido por mis progenitores, por lo que en esta clase de temas no puedo dar una opinión que no se base en los sentimientos que otras personas sienten y yo recibo gracias a mi...don.Pero, monseñor, estoy segura de que cualquier tipo de dolor es poco si después la dicha de estar con quien amamos es completa.- sonrió la dama, avanzando unos pocos pasos para poder tocar con la punta de sus dedos, la piedra de una de las muchas tumbas que allí habían y, que según sabia ella de las pocas veces que visitaba aquel lugar, pertenecía a un niño que había muerto a causa de una enfermedad.Se giro para mirar al extraño y negó con su cabeza a sus ultimas palabras-No me quitáis tiempo y tampoco habláis demasiado, monseñor.Se lo aseguro.
¿Penas?Seguramente las mías no eran posible describirse como penas, sino mas bien como complicaciones en mi vida que obstruían el paso a mi completa felicidad-la cual seria perfecta con tan solo no estar prometida con un extraño y poder vivir en París para dedicarme a la brujería-pero quizás si tuviese alguna pena oculta en mi alma que ni yo misma conocía.
Extraño que pudiese saber el sentir de los demás, pero el mio no.
-Mis penas están tan ocultas en mi alma que dudo recordarlas.-confeso la joven con un leve encogimiento de hombros.-Neysa Igneel,monseñor.Un placer conocerlo.-se presento con una leve inclinación de cabeza como sus padres le habían dicho-quizás demasiadas veces mas de las que se debería a una señorita-que se debía hacer a la hora de presentarse.
Me senté a un lado del chico, aceptando así de forma muda su ofrecimiento a sentarnos,y acomodándome delante de la lapida donde pensaba tomar asiento para estar mas cómoda-tanto como se pudiese delante de una tumba-en aquel lugar.
Rei abiertamente al escuchar su pregunta y asenti-Si, soy una simple mujer humana con un extraño don-contesto la joven con una sonrisa mientras controlaba la risa que salia de sus labios, pero manteniendo aun una sonrisa en su rostro-Aunque nunca me he econtrado con ningun licantropo u otra criatura, segun creo yo todos son humanos pues nacieron así en un principio-la sonrisa de la joven aun seguia en su rostro, aunque esta era levemente mas pequeña que la anterior.-No es patetico.Yo finjo ser algo que no soy para poder mantener a mi familia contenta.Y aunque no es lo mismo que lo que le pasa a usted, no debe desear dejar de existir pues toda existencia tiene una razon.
Sonrei un poco mas y mire la lapida en la que me encontraba sentada, posando mis dedos sobre ella y dibujando su contorno mientras una sonrisa triste salia de mis labios. A fin de cuentas, aquel lugar tan tetrico era el lugar de descanso de muchas personas que, por una u otra razon, se habían aventurado a la gran aventura de morir-a la que todos nos teniamos que enfrentar-antes o despues del momento decidido por el destino.
Escuche atenta sus palabras, diciéndome mentalmente que quizás me había excedido hablando tan de repente sobre unos sentimientos que no debería conocer al estar ocultos, por lo que en cuanto vi la posibilidad de disculparme,hice una pequeña reverencia en señal de disculpa.
-Lamento el haberme inmiscuido en sus sentimientos, monseñor.Simplemente fue un impulso el hablar cuando fui consciente de su sentir-se disculpo la joven mientras fijaba sus ojos en el rostro del joven extraño-Para ser sincera con mi forma de pensar, monseñor, la felicidad solo puede ser encontrada después de que el dolor es conocido por nosotros, pues primero debemos pagar para poder recibir el premio que es el de poder sonreír con el alma libre de cualquier sentimiento que pueda empañar la felicidad-comento la castaña, fijando su rostro en el cielo nocturno que se cernía sobre ellos antes de volver a fijar sus ojos en el lugar donde se encontraba y que era, sin duda, el lugar mas extraño para tener una conversación como aquella-Siendo sincera, jamas he podido conocer el amor pues mi destino ha sido decidido por mis progenitores, por lo que en esta clase de temas no puedo dar una opinión que no se base en los sentimientos que otras personas sienten y yo recibo gracias a mi...don.Pero, monseñor, estoy segura de que cualquier tipo de dolor es poco si después la dicha de estar con quien amamos es completa.- sonrió la dama, avanzando unos pocos pasos para poder tocar con la punta de sus dedos, la piedra de una de las muchas tumbas que allí habían y, que según sabia ella de las pocas veces que visitaba aquel lugar, pertenecía a un niño que había muerto a causa de una enfermedad.Se giro para mirar al extraño y negó con su cabeza a sus ultimas palabras-No me quitáis tiempo y tampoco habláis demasiado, monseñor.Se lo aseguro.
¿Penas?Seguramente las mías no eran posible describirse como penas, sino mas bien como complicaciones en mi vida que obstruían el paso a mi completa felicidad-la cual seria perfecta con tan solo no estar prometida con un extraño y poder vivir en París para dedicarme a la brujería-pero quizás si tuviese alguna pena oculta en mi alma que ni yo misma conocía.
Extraño que pudiese saber el sentir de los demás, pero el mio no.
-Mis penas están tan ocultas en mi alma que dudo recordarlas.-confeso la joven con un leve encogimiento de hombros.-Neysa Igneel,monseñor.Un placer conocerlo.-se presento con una leve inclinación de cabeza como sus padres le habían dicho-quizás demasiadas veces mas de las que se debería a una señorita-que se debía hacer a la hora de presentarse.
Me senté a un lado del chico, aceptando así de forma muda su ofrecimiento a sentarnos,y acomodándome delante de la lapida donde pensaba tomar asiento para estar mas cómoda-tanto como se pudiese delante de una tumba-en aquel lugar.
Rei abiertamente al escuchar su pregunta y asenti-Si, soy una simple mujer humana con un extraño don-contesto la joven con una sonrisa mientras controlaba la risa que salia de sus labios, pero manteniendo aun una sonrisa en su rostro-Aunque nunca me he econtrado con ningun licantropo u otra criatura, segun creo yo todos son humanos pues nacieron así en un principio-la sonrisa de la joven aun seguia en su rostro, aunque esta era levemente mas pequeña que la anterior.-No es patetico.Yo finjo ser algo que no soy para poder mantener a mi familia contenta.Y aunque no es lo mismo que lo que le pasa a usted, no debe desear dejar de existir pues toda existencia tiene una razon.
Sonrei un poco mas y mire la lapida en la que me encontraba sentada, posando mis dedos sobre ella y dibujando su contorno mientras una sonrisa triste salia de mis labios. A fin de cuentas, aquel lugar tan tetrico era el lugar de descanso de muchas personas que, por una u otra razon, se habían aventurado a la gran aventura de morir-a la que todos nos teniamos que enfrentar-antes o despues del momento decidido por el destino.
Neysa Igneel- Hechicero Clase Alta
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Re: ¿Desconocida?, ya no más[Neysa Igneel]
Tras haber escuchado todas las palabras de la mujer, que sin duda en su mayoría eran ciertas y reales, pero no estaba al cien por cierto de acuerdo, cada uno bueno podría discrepar de cierta forma con otros, pero en general no había escuchado nada que le causara molestia o descontento, pero sobre todo, parecía que tuvieran fundamento, sobre todo la parte de: no se conoce la felicidad sin dolor, tanta razón tenía que hasta hubiera sonreído ante esas palabras, pero simplemente con el animo que llevaba encima no podía hacerlo, de ninguna manera hubiera podido perpetrar un signo de felicidad - Tiene muchísima razón en algo, la felicidad no se puede conocer si antes no haber experimentado el dolor, ¿cruel verdad?, al menos yo pienso que si lo es, pero lo fuera o no, no hay cosa que se pueda hacer para cambiar aquel echo, es como inherente al ser humano, igual que el amor, el cual usted menciona que no a experimentado, ¿esta segura que nunca a amado?, claro sin contar a los familiares y esas cosas, el amor carnal, el deseo de otro ser, es extraño, nunca lo había escuchado de nadie, "jamás he amado", ¿le gustaría hacerlo?, disculpe si pregunto cosas incomodas, obligada a amar, no perdón, nadie puede obligar a amar, solo forzar una relación, es una lastima la verdad detesto que la gente decida por uno mismo, no debería aceptar tener alguna relación solo porque sus padres lo dicen, yo me hubiera rebelado, si mis padres estuvieran vivos y me hubieran imperado algo de esa magnitud, por otra parte, no debería sentirse imposibilitada de amar si ese es el motivo por el cual nunca a amado a nadie.. - dejo escapar un suspiro levantando la vista, los ojos chocolate que seguro no se divisaban muy bien por la oscuridad, el podía observar perfectamente claro, ¿pero ella podía verlo? - Me alegra, si es que puedo alegrarme, que no le quite tiempo por cierto, como ya dije, detesto estorbar a las personas, esa calificación resulta bastante extraña la verdad, "pequeñas piedras en el camino que le impiden ser feliz", tiene bastante suerte, ninguna piedra es perpetua, hasta las más imponentes con los milenios sucumben, pero dudo que sus piedras sean megalíticas, así que le deseo suerte y que pueda removerlas señorita Neysa, pero dudo que escondiendo y introduciendo tanto las penas pueda superarlas, es lo que me pasaba o me pasa ami y mireme ahora, no puedo hacer mucho para sanarlas - respondió a la reverencia con un notable gesto de inclinación de la cabeza - El gusto es mío, a pesar del estado en el que soy, a logrado al menos aliviar mi pena, dicen que alguien que te escuche sirve demasiado, pues creo que tienen razón en cierto punto, ¿es verdad que solo es una humana común?, ¿cuál es su don?, podría aventurarme y decir que su don es descubrir las penas de los demás con tal solo verles, pero creo que sería muy tonto afirmar aquello, debería ser más complicado, ¿verdad? - le miro sentar a su lado y se quedo observando por unos segundos - no es patético, me reconforta entonces, pero espero que porque usted lo diga sea correcto, parece que compartimos algo en común, ambos finjamos algo que no somos, cada quien con sus motivos, me gustaría saber los suyos, pero sin duda alguna no sería correcto que lo responda, ya que ami me costaría bastante dar los motivos de mi engaño general, pero sigue siendo bueno, haberme encontrado con una persona que piense en varios aspectos casi igual que yo, a pesar de la situación y el lugar, me da como cierta alevosía e interés en usted, sobre todo por lo que acaba de mencionar, todos somos seres humanos a fin de cuentas y sí, yo considero que no importa lo que uno sea, Lycan, brujo, cambia formas, cazador e incluso vampiro, aún uno conserva su esencia, esa esencia humana, que todos tuvimos en algún momento, que la mayoría quiera negarla y ocultarla para disque no sentirse débiles o menos que los demás, es una patraña, una minusvalía sin gran interés, ya que en el fondo, sigue siendo lo que alguna vez fueron, por más daño que tengan, lo experimento yo, yo debería ser un malvado resentido e incluso un asesino, pero véame aquí, tan indefenso -
Andy Steklov Chale- Licántropo/Realeza
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