Gotitas de agua dulce [Ivonne Schiavone]

por Invitado Miér Sep 14, 2011 8:57 pm

Otra noche más buscando a mi hermana entre París, jamás había salido más allá del bosque, pero ahora que no tenía amo, debía buscar a mi única familia, llevaba caminando desde el alba, hasta que sin darme cuenta ya estaba anocheciendo, no había hallado nada en los botes de basura, en los restaurantes me habían corrido, a pesar de que tuve que sacar fuerzas para convertirme en cachorro y rogar por un poco de desperdicios.

No había nada, llevaba mucho sin comer, examine los bolsillos rotos de mi pantalón, nada por aquí, nada por allá, nada de nada para Badou, suspire y decidí irme a algún basurero a husmear un poco, pero de me perdí, era increíble, yo siendo un perro, lobo y hiena, me había perdido, mi olfato no estaba en condiciones, pero el olor del agua dulce y el sonido de la laguna me hizo correr rápidamente y llegue ahí en el muelle

Me senté a contemplar las aguas, el firmamento y el cielo, me mire a través de las aguas, mi cara estaba casi negra, no me había aseado, no porque no pudiera, no quería, me negaba, el agua me daba pavor, pero más pena me daba cargar esa ropa, era un pobre muchacho harapiento. La ropa hablaba mucho de las personas.

Cuando deje de mirarme me levante firmemente, pero de la nada salió un cuerpo, flotando en el aire, de las aguas, como si de un pez/humano se tratara, trate de huir, pero mis piernas no respondieron, tenía miedo y me quede observando a ¿Una mujer?

por **Ivonne Schiavone** Miér Sep 14, 2011 10:05 pm

Había muchas maneras de ser traviesa y aunque por lo general este no formaba parte de mi personalidad a menos que fueran en otras circunstancias. Está noche era distinta, quería hacer algo no muy propio de mi, algo que me recordara las cosas sin sentido que hacía cuando era humana. Así que sin dar mucha meditación a mis impulsos me quité las capas y capas de ropas que vestían mi cuerpo, quedando solo en las enaguas blancas que llegaban hasta mis rodillas y el ante corpiño de encaje blanco en la parte superior y tirantes y de color crema hasta mi cintura. Y tal cual como pequeña me fui arrojando al agua de la laguna. Era algo profunda, pero no tanto, por lo menos podía sumergirme algunos metros y así, prácticamente desaparecer de la faz de la tierra de la hermosa París.

En una de mis salidas a la superficie un ruido pero sobre todo el efluvio de un aroma, no muy agradable que digamos, llenó mi olfato. Enfoqué mi vista hacía donde se concentraba aquel aroma y pude divisar un joven licántropo, muy sucio por cierto, eso no ayudaba mucho al olor que se desprendía de él. Ante esto reí, parecía algo perdido o desorientado, me quedé mirando un tiempo sus acciones y me pareció que no había, por ahora, que tener tanto remilgos con su presencia. Lentamente fui saliendo de las aguas, dejando fluir chorros de ésta por todo mi cuerpo, quedando prendado en éste pequeñas gotas que parecían perlas en mi piel.

Entre más me acercaba, el joven se quedaba más inmóvil como si estuviera viendo un fantasma, ya que su mirada encontró la mía y no la desvió ni un centímetro. Seguí en mi pausado andar hasta llegar a pocos metros del licántropo, tampoco quería acercarme tanto a éste y que malinterpretara mi proximidad.

-Buena noche para una ducha ¿No te parece? –

Anoté al ver su joven y vivaracho rostro oscuro, lleno de mugre, aun así se podía divisar la energía en su mirada y la delicadeza de las facciones de su rostro.

-¿No te animas?

Dije esbozando una sonrisa entre picara y amable para hacerle entender que no era enemiga y que no había nada mas de fondo en mi conversación

por Invitado Jue Sep 15, 2011 7:31 pm

Me asuste mirando a la mujer, saliendo del agua como si nada, me quede paralizado, titubeando mis labios temblaban, temí que una de esas cambiara de forma, porque en momentos así no podía controlarlo, mis pupilas se agrandaron la piel tan nívea de sus senos reflejándose por el corpiño y toda su silueta envuelta en un manto deslumbrante, no supe que decir, “Badou, Badou” repetía a mi interior con la voz trémula, pero nada parecía racionar, “vamos piernas, vamos muévanse, ¡Muévanse!” ¿Quién era esa mujer?, que clase de “humana” era, ¿Podía volar?, al parecer, estaba muriendo de miedo y de curiosidad, quería huir como el cachorro que era y esconderme bajo un árbol, mientras mis orejas cubrían mis ojos y mi cuerpo temblaba.

-Yo…-un susurro audible salió de mis labios, pero aun asustado, le mire con cierta agonía, se veía hermosa, pero a su vez temible, mi instinto me lo decía, ella no era “muy de fiar” observe sus ojos, me clave en ello “No Badou, no la mires tanto” mi instinto me lo dijo y no lo seguí, caí sentado sobre el muelle y baje la mirada, sentía que algo me calmo cuando la vi sonreí la sentí más humana – me da miedo el agua – me apene tanto por lo que dije con una voz casi infantil – de que me sirve bañar si mis ropas están sucias y viejas no tendría caso – me acosté bocabajo sobre el muelle, mirando los pies de la mujer sobre el agua - ¿Cómo hace eso? – ladee el rostro pasando las manos debajo de sus pies, dejando que las mangas del suéter rozaran con el agua.

por **Ivonne Schiavone** Vie Sep 16, 2011 11:34 am

A medida que me acercaba a él, pequeños cambios en sus facciones se fueron haciendo presentes, no obstante su temor era mucho mayor. No entendía bien el porqué, pero al mismo tiempo le entendía; en esta ciudad y con el hecho de desconocer que se encontraría uno a la vuelta de la esquina, era mejor la prudencia y el recelo ante que cualquier cosa.

Le vi sentarse pero seguí en pie observando cada una de sus acciones, me parecía grácil como un pequeño. Reírme fue acción involuntaria ante su sincera y graciosa respuesta. Se acostó sobre el muelle y vi como miraba mis pies ante su pregunta volví a sonreír y acto seguido le imité poniéndome a su lado, mas no me acosté pero si me senté muy junto al pequeñuelo.

-Eso no es nada para una especie de fantasía y muerte como yo-

Acoté a su interrogante alzando las cejas repetidas veces en un gesto travieso, poco usual en mi, cabe anotar.

-Y retornando a tu baño. Insisto que necesitas uno y si quieres te puedo ayudar a dártelo. Además la ropa no es excusa, pues puedes cambiar tu muda y en eso también me ofrezco –

Convidé sin mala intensión. En tanto que esperaba su respuesta, me levanté dirigiendo mis pasos a donde se encontraba mi ropa, la tomé delicadamente entre mis manos acomodándola en mis brazos. Regresé hacia el joven con deliberada pastosidad. Todavía en pie y con mis ropas a regazo insté por su respuesta.

-¿Entonces qué me dices?

por Invitado Sáb Sep 17, 2011 4:15 pm

-Me estás diciendo ¿Qué me quieres bañar? – pensé un poco viendo el agua despegándome del suéter – Mi hermana a veces me bañaba, me haría bien, agarraba unas frutitas que hacían espuma y las untaba sobre mi cuerpo, puedes ayudarme entonces – pocas veces me bañaba, pero esa era la única prensa que tengo, por eso es que no podía andar desnudo o mucho como perro – ¿quieres comprarme ropa? – le mire levantándome y quitándome lo demás sin pudor, sin pena, como si fuera lo más normal – bueno puedo estar desnudo hasta que… encuentre algo más limpio pero no mucho - salte al agua, me sumergí y de pronto, nada parecía salir, nada excepto yo, en forma de cachorro blanco, le ladre a la mujer y después poco a poco retome mi forma humana – ves así yo también puedo hacer trucos tu camina sobre el agua y yo me convierto en perro…tu ¿Qué eres? ¿Todos los humanos pueden hacer magia como nosotros? – pregunte nadando de a poco a donde estaba ella mirándole con la duda en el rostro.

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