Tìpica noche en Parìs (Privado)

Era cerca del atardecer cuando la ligera brisa del viento traía consigo algunas gotas de lluvia, era normal en esa época de año que el cielo se encontrara de un tono gris y cerca del crepúsculo se fuera tornando más oscuro. Las hojas de los árboles caían al piso, acumulándose en ciertas zonas y regándose conforme las personas pasaban sobre estas, conforme la noche avanzaba en el centro de la ciudad, esta se veía menos poblada, siendo hombres los que más transitaban por las calles. Algunos carruajes pasaban cada cierto tiempo, mujeres provenientes de los burdeles acompañaban a señores a diferentes sitios, se podría decir que era una típica noche en Paris.

¿Lo era?, por supuesto, hasta para mí era una noche más en aquella ciudad. Típica ha las que había vivido después de que el vaticano me hiciera trasladar aquí. Mi vida, había cambiado sin duda desde el fallecimiento de mi hermana y mi madre, ahora tenía que seguir las órdenes de alguien más y pese a que no me gustara la compañía, no había tenido opción cuando me uní a ellos.

Mi respiración era agitada, podía sentir el palpitar de mi corazón contra mi pecho y el calor en mis mejillas después de estar corriendo en la oscuridad de las calles, poca era la luz que se me brindaba y en esa ocasión, la luz de la luna no estaba para ayudarme. Una ventaja más para ese ser sin duda. Continúe corriendo tratando de fijar mi vista sobre él, no tenía que perderlo de vista, teníamos que alcanzarlo y acabar con su patética existencia para que yo pudiera irme a casa a descansar por fin.

–¡¡A tu derecha!!- grité sabiendo a la perfección que me podría escuchar desde ahí, nos habíamos separado para darle alcance, para poder cortarle el camino en alguna de las calles y así, hacer esto con mayor facilidad. Fue su sombra lo que primero vi, su agilidad desde un principio me había asombrado por completo, sus pasos, apenas y sonaban contra el piso haciéndola un arma por completo letal contra nuestro enemigo. La oscuridad apenas y dejaba ver su rostro, estaba seguro que para el vampiro que tenía enfrente eso no era ningún problema, sin embargo, creía saber de cuál sería la expresión de Cath al tenerlo enfrente de ella apuntándole con su pistola.

Fue justo una semana después a mi llegada a París que le conocí, fue sorprendente descubrir que era una cazadora más, que la misma marca que yo tenía estaba sobre su cuerpo. No me gustó para nada el saber que tendríamos que hacerle de compañeros, poco pude hacer ante esa decisión que nos impusieron a ambos; tuve que acatarla, no era mi nación y si quería adentrarme tenía que obedecer. Parecía que yo no era el único inconforme, pocas veces habíamos hablado en el tiempo que llevamos conociéndonos, su personalidad y belleza eran atrayentes, pero esa mirada que solía dedicar a más de uno hacia mantener a los demás cazadores al margen, incluyéndome a mí.

Pero en situaciones como esta, me hacia preguntar si disfrutaba de todo aquello como yo lo hacía, si había un motivo por el cual ella enfrentaba a seres así. -¿Qué prefieres, la estaca o las balas de plata bendecidas?- pregunte al vampiro que me daba la espalda, notando como su cabeza giraba levemente hacia donde yo estaba con mi estaca en mano, le sonreí disfrutando del temor en sus ojos, de saber perfectamente que no tenia escapatoria alguna con nosotros dos ahí.

Mi vista se encontraba completamente alejada de esa extraña mujer que sin saber porque me había hecho sentir nervioso ante mi acto anterior, mordí ligeramente mi labio mientras seguía observando hacia delante, hacia esos patéticos tipos que se encontraban por completo alcoholizados y estaban por dormirse sobre su mesa con sus tarros en su mano. Me limite a escucharla, a reír un poco cuando menciono esa bolsa que aun yacía por debajo de la mesa a un lado de donde mis pies se encontraban. Gire ligeramente cuando escuche que quería acabar con todo eso e ir a ducharse si no caía dormida antes de ello, sonreí de lado, comprendía perfectamente su cansancio, era el mismo con el que yo estaba cargando desde hace unas cuantas noches, pero que podía hacer yo, había decidido continuar con esta vida que desde pequeño se me había enseñado y acatar las órdenes que nos daban era una parte importante de todo aquello.

Lance un suspiro, cuando noté a mi compañera pararse e irse con decisión hacia la puerta mientras yo observaba su andar y me terminaba por encoger de hombros. Sin duda, nuestra forma de ser era completamente diferente al igual que nuestras estrategias para cazar, no me había caído en gracia el saber que tendría una compañero, y al saber que era un ella, no pude que mi lado machista no saliera, pero como siempre resultaba cuando estaba a su lado, fui acallado por sus excelentes habilidades que cada noche me mostraba y que a la fecha me seguía sorprendiendo – Cath, Cath, Cath…- susurre riendo para mí y tomando el tarro que había dejado aun con algo de cerveza para tomarla por completo y dejar lo vació.

Me pare de apoco, estirando mi cansado cuerpo y agachándome por la bolsa con nuestro trofeo de esa noche en su interior. Mi mano se metió a mi bolsillo cuando me volví a erguir depositando unas cuantas monedas sobre la mesa que pagaran lo que habíamos consumido y dejaran una propina a la camarera que nos había atendido esa noche, pero fueron pocos los pasos que dì cuando esa misma mujer que me había ofrecido sus servicios se acerco por tercera vez insinuándose hacia mí.

Mi vista se dirigió hacia la puerta, notando una breve mirada de mi compañera para que después esta desapareciera tras la puerta y yo prestara nula atención a la joven que tenía frente a mí- Disculpa, necesito marcharme antes de que mi compañera me deje- le dije tomando sus manos que se había colocado sobre mi pecho y bajándolas con delicadeza con la mano que no llevaba la cabeza, termine por sonreírle y guiñándole para darme media vuelta y dirigirme hacia la calle.

Fue el frío de la noche que primero me recibió de un golpe, la lluvia al parecer había cesado pero a su paso dejaba ese clima que hizo pasar por mi columna un escalofrío cuando mi cuerpo lo sintió. Mi mirada busco entre la oscuridad a la pelirroja, pero avanzada ya la noche, la luz que había por la calle de poco servía para iluminarla. Ladee mi boca, mientras acomodaba el cuello de mi camisa en busca de que me brindara más calor en esa zona pero a los pocos pasos que di en dirección hacia donde el cuerpo estaba los vi.

Por instinto, por saber que era ella la que estaba en problemas y tenía a uno de asquerosos monstruos a su espalda quise salir corriendo y ayudarle, golpear y moler a golpes a ese vampiro por tan solo habérsele acercado, pero mi lado de cazador emergió rápidamente para pensar antes con la cabeza. Baje con cuidado la bolsa que llevaba y donde las sombras de los edificios se encontraban más oscuras me fui acercando a paso lento hacia él, mi mano se deslizo sobre mi cintura, justo donde una estaca de madera se encontraba oculta y comencé a sacarla poniéndole a lo alto mientras la distancia se iba acortando entre nosotros.

Mis dedos apretaron con fuerza aquel objeto cuando note en la posición que ambos estaban, mi mandíbula se tenso por completo haciéndome temblar de rabia y proferir un rugido cuando deje que mi brazo fuera hacia la espalda del vampiro clavándole la estaca por completo mientras mi otro brazo pasaba por su cuello y lo agarraba con fuerza – No pienses que me equivoque al no darte de lleno en el corazón- dije con dureza sin evitar el tono enfadado y molesto, para después reír sombríamente- sabes perfectamente que si muevo apenas la estaca estarás muerto, pero creo que eso no me toca a mí- hice una pausa sintiendo como su cuerpo se aflojaba debido por el miedo que estaba pasando- pero créeme, con gusto te daría una paliza y disfrutaría matarte con mis propias manos por lo que has hecho.

Mi vista se levanto mientras mantenía sujeto con fuerzo al tipo, mi mano continuaba con fuerza agarrando la estaca, la cual clave un poco más haciendo que se retorciera entre mis brazos. Sentía mi respiración agitada y como mi corazón golpeaba con fuerza contra mi pecho, pero fue su mirada puesta en mí la que hizo que me tranquilizara un poco, no faltaba preguntarle si estaba bien o decirle otra cosa más, sin embargo, no deje de preocuparme al notar como tomaba con su mano su cuello y algo que parecía ser sangre recorría sus dedos mientras observaba con odio al vampiro que tenia sujeto.

-Te digo un secreto- volví a susurrarle cerca de su oído- es malo hacerla enojar, y créeme… te hará pagar por lo que hiciste…

La noche seguía siendo fría, tal vez era por todo lo que estaba sucediendo en ese lugar que podía sentir el aire mucho mas frío que instantes antes cuando había salido de esa taberna, fuera lo que fuera, mis brazos aún continuaban sujetando con fuerza a aquel vampiro que había venido a cobrar venganza de su amigo; sin duda, si esa persona fuera un humano cualquiera estaría destrozándole por completo el cuello en esos momentos, pero no era el caso.

Mi vista cambio en dirección cuando le ofrecí esa misma daga que siempre cargaba conmigo a Cath, me había olvidado unos segundos de ella al estar contralando y sometiendo al vampiro con la estaca aun clavada desde su espalda, pero fue el verla, el notar como ligeramente se tambaleaba y una mano tomaba su cuello para en busca de detener ese liquido que me di cuenta que no había sido la mejor decisión que había tomado. Sin embargo, ella siguió caminando decidida hasta donde yo estaba, pensé que tomaría la arma que le estaba dando y acabaría de una vez por todas con el, pero no, fue una fracción de segundo lo que nuestra mirada se cruzo a la vez que descendía su mano hasta llegar a mi cinturón y sacar el arma la pistola que llevaba rozándome y haciéndome estremecer en el acto.

Fue completamente inesperado para mí lo que paso, pese a que la luz no nos acompañaba y estábamos envueltos entre la sombra pude notar esa mirada sobre el vampiro que yo seguía sometiendo, parecía completamente perdida pero enfocada en un solo punto, su mandíbula estaba por completo tenso y podía ver su cuerpo temblar mientras levantaba el arma y apuntaba en mi dirección. Desde ahì, podía ver como su ropa se iba volviendo mas oscura en la parte superior conforme la sangre seguía saliendo de su desgarrado cuello.

El impacto, el sonido del cañón de la pistola cuando apretó el gatillo hizo un estruendo entre el silencio de la noche junto al gemido del vampiro que se retorcía entre mis brazos, pero la sonrisa que se había formado en su rostro fue lo que nuevamente llamó mi atención, parecía disfrutar con todo ello conforme las balas fueron saliendo del arma, impactándose en el mismo cuerpo. Parecía como si Cath se hubiera privado y olvidado por completo de todo mientras seguía apretando el gatillo después de que se quedara sin balas, su cuerpo tembló nuevamente y esos ojos que tanto me gustaban parecían más perdidos que antes –Cath- dije con fuerza su nombre haciendo entrar en razón y bajar el arma, lo que estaba pensando en esos instantes en que tomaba la daga que le había ofrecido antes y la clavaba en su corazón para después sacarla y dejarla caer sobre el piso manchada de sangre mientras caminaba hacia atrás y se volvía a recargar en la pared.

Aun con el cuerpo entre mis manos, clave aun más la estaca en el muerto corazón y me aleje de el para que se desplomara en el suelo. La voz de ella poco tardo en hacerse presente nuevamente, mi mirada no la había abandonado en ningún instante mientras me reclamaba por lo que había sucedido-No estaba coqueteando, tenía que pagar y yo…yo…- comencé a decirle pero calle sintiéndome culpable por lo que había sucedido. La sangre aun seguía saliendo de su cuello y a pesar de estar recargada contra la pared su cuerpo fue cayendo, mis brazos la sujetaron por la cintura cuando me di cuenta de ello mientras caía incado tratando de sostenerla.

-Lo siento- le susurre apartando el cabello que cubría su rostro con una mano, mi vista se bajo de inmediato a su cuello, notando la herida en este –Fue mi culpa… yo, no debí dejarte sola- le dije entrecortadamente, ahora intentando con mi mano detener la sangre que aun salía. Me aparte un poco de ella y desgarre en una tira mi ropa para usarla como pañuelo y evitar que más sangre saliera mientras ella apretaba con la suya su herida- Enviare a otros a que se encarguen de quemarlo, necesito llevarte con alguien- le dije sin saber si estaba exagerando, pero poco me importaba hacerlo, la culpa de lo que había pasado me hacía sentir así, pero sobre todo el ver que ella estaba lastimada.

-Creo que con esto, ahora si podrás pedir un cambio de compañero- volví a hablar bajando mi vista mientras le ayudaba a ponerse de pie y quedamos enfrente del otro, nuestra mirada se encontró nuevamente dejándome apenas por unos milímetros separado de su rostro- Disculparme ya no sirve mucho, pero daría todo porque me hubiera pasado a mí y no a ti…

Mi vista no había abandonado la suya, esa mirada que me observaba y que desde conocerla, siempre me había gustado, estaba clavada en mí. La distancia que había entre nosotros era casi nula, apenas unos cuantos centímetros del otro, y sin poder dejar de evitarlo desee el acercarme más y abrazarle, sin embargo, tuve que controlar el deseo de hacerlo. Cuando ella poso su mano en mi brazo en busca de apoyo, quise posar la mía en su cintura para darle mayor apoyo, o tal vez simplemente era por querer acercarla a mi cuerpo, pero no lo hice y me limite a bajar mi cabeza como ella, conforme la fue subiendo mi vista también lo hizo hasta topar nuevamente con esas esmeraldas observándome.

-Debí de haber estado antes de que te ocurriera algo, odio verte en ese estado- susurre cuando nuestra vista se topo con la del otro- Pero descuida Cath, no diré nada sobre esta noche-hice una pausa en la que lance un suspiro y ladee mi boca sin que esta llegara a la sonrisa- solo me preocupo por como estas, en verdad preferiría si fuéramos a otro sitio para que te revisaran- volví a insistirle dejando que mi mirada se posara sobre su herida que al parecer dejaba de sangrar.

Era extraño, me sentía así y tal vez era por la culpa que sabía que tenía en todo aquello pero simplemente estaba enojado conmigo mismo al no haber impedido lo que había sucedido. Varias preguntas pasaron por mi cabeza de toda esa noche, todo lo ocurrido en la taberna me había hecho pensar más sobre la forma en la que veía a esa chica pelirroja que estaba frente a mí, podía aceptar plenamente que me gustaba y atraía físicamente pero su carácter y la forma en la que se desenvolvía conmigo solo lograba nublar más mi cabeza con esas preguntas que al parecer no tenían del todo una respuesta que me conformara. Ahí estábamos aún, sin siquiera movernos y dedicarnos a observarnos, perdiéndonos en la mirada del otro hasta que note que Cathleen ya no lo hacía, sentí mi respiración pesada y mi corazón agitado cuando entendí hacia donde se dirigía esa mirada.

Y de nuevo, estaban esas dudas de que hacer. Un acto impulsivo que era llevado por el deseo que esa inglesa provocaba en mí, deseaba besarla, acortar la distancia que nos separaba de una vez por todas y disfrutar del sabor de sus labios. Pero no lo hice, lo único que pude hacer fue sacar una pequeña sonrisa de mi boca, la cual fue vista por mi acompañante que terminó por separarse de mí y comenzar a caminar dándome la espalda.

-Espero al menos me dejes acompañarte a…¿tu casa?- pregunte enarcando una ceja- Bueno, a donde quieras que vayamos pero no te permitiré irte sola- le dije llamando nuevamente su atención mientras buscaba en mi cinturón otra diferente pistola a la que minutos antes Cath había utilizado –Además, tengo que cuidarte de otro vampiro más, ¿no?- termine por guiñarle a la vez que reía y apuntaba mi pistola de very hacia el cielo y de ella se comenzaba a producir una luz blanca que fue a dar al cielo oscuro iluminando un poco – Listo kitty, con eso será suficiente para que vengan los otros –dije sonriéndole.

El frío comenzaba asentirse más fuerte, la fuerte brisa que empezaba con dureza a soplar hacían que las ráfagas de aire se colaran sobre mi ropa ocasionando que mientras caminábamos en silencio mi piel comenzara a exigirme por algo mas abrigado que lo que estaba llevando. Después de toda aquella noche por la que habíamos pasado, la persecución, la taberna, el segundo vampiro… todo, era imposible el no estar cansado. Podía sentirlo en la pesadez que sentía sobre mis hombros a esa hora pero el estar con ella, caminando a su lado, hacia que fuera completamente diferente.

No era por la alegre charla que estábamos manteniendo, bueno, ni siquiera una simple charla manteníamos, simplemente caminábamos a lado del otro en silencio. ¿Incomodidad?, lo dudaba, era raro pero para nada me sentía de esa forma al estar así con Cath a mi lado. Disfrutaba de verla mientras disimulaba ver hacia otro lado, de esa forma de andar tan segura que tenía y su mirada puesta sobre el camino con lo que parecía cierta tranquilidad por lo que había sucedido antes, mi sonrisa apareció cuando ella se adelanto y vi que la herida ya no sangraba, termino por pararse en una de las casas de las calles cerca del centro y que era rodeada de similares a esta.

Me quede enfrente a la puerta de la casa mientras ella me ofrecía a su manera pasar al interior, dude un poco, no sabía si era lo correcto o no pero como siempre sucedía conmigo, sin pensar mucho en lo pudiera llegar a pasar si entraba, lo hice. Poco a poco la luz fue revelándome el interior de la casa conforme Cath empezaba a prender algunos candelabros o uno que otro quinqué alrededor de la habitación - ¿Vas a prender la chimenea?- pregunte cuando me acercaba a ella cuando note que se dirigía hacia su chimenea y me adelante para ayudarle, quedando cautivado por su mirada nuevamente cuando me percate de la cercanìa de la pelirroja que mi hizo sonrir despues de que ella se alejara.

El silencio continuo después de aquello, de que el fuego comenzara a arder y hacer entrar en calor a la habitación donde ambos estábamos, donde ahora yo me encontraba sentado en uno de los sillones de su modesta pero linda sala y la observaba- Me han dicho que tienes estudios de medicina y te han visto por el hospital de Paris- comente pasando mi lengua por mis secos labios después de que ella se sentara a mi lado- así que supongo que estarás bien si te curas tù, pero trata de descansar mañana… Kitty- volví a decirle sin evitar pronunciar lo último a pesar de que ella me había dicho, o más bien, ordenado que no la llamara así.

Mi giro a ver molesta por el apodo que le había puesto y me limite a reír- Vamos, no suena mal y te queda… Cath… Kitty… no se por qué no te gusta, yo lo encuentro tierno- insistí girando mis ojos después de notar que seguía con la misma expresión que antes- ¿Acaso nunca ríes de mis chistes?- pregunte enarcando una ceja- Muchos lo hacen, así que no creo que sean tan malos- le termine por decir encogiéndome ligeramente de hombros.

Mis manos se movían con cierta torpeza después de que me dirigiera a ayudarle a Cath en la chimenea y esta se fuera a cambiar de ropa y revisar su herida. Había permanecido callado mientras le escuchaba revisar sus cosas y quejarse cuando el alcohol que uso toco su cuello, mi vista giro a ella por completo curiosa de ver que era lo que hacía, sin embargo, no esperaba verla de esa manera a penas a unos metros de distancia de donde yo estaba.

Era completamente extraño que yo me pusiera nervioso, normalmente era yo quien controlaba la situación y hacia eso con alguien, no al revés como justo Cath lo estaba haciendo… pero ¿era a propósito?, tal vez simplemente yo era el que se estaba comportando de una manera inadecuado por no dejarla de ver, así que cuando escuche su voz hacer esa pregunta me gire de golpe hacia lo que había estado haciendo, sintiendo un ligero calor en mis mejillas que pocas veces sentía –Para nada- susurre sin saber si ella me había escuchado o no, aunque realmente poco importaba si lo había hecho cuando en mi cabeza la imagen de ella no lograba desaparecer.

El fuego, estuvo prendido poco después de lo sucedido. Deje lo que había usado en una de las mesas cercanas a la chimenea y limpie mis manos sobre mis ya sucios pantalones, me gire hacia donde estaba, el reflejo de su cuerpo se podía notar gracias al espejo donde ahora ella estaba parada antes de que tomara una nueva blusa y se la pusiera para girarme a ver. De nuevo, estaba nervioso pero fue justamente la mirada que dedico y su anterior comentario que hicieron que mi voz sonara por completo seguro y esa sonrisa de siempre apareciera afortunadamente en rostro- Te lo dije hace rato, no actué de la mejor manera, pero te salve – hice un corto silencio- es lo único que cuenta.

No supe si le agrado o no aquel comentario, simplemente me miro y bajo su vista por mis ropas para darse media vuelta y dirigirse hacia el mismo armario de donde había sacado su ropa. Mi vista la siguió, sin entender lo que haría a continuación, pero fue justo cuando me dejo observar unas camisas de varón que me sorprendió, y tras un suspiro de su parte se volvió a dirigir hacia mí con una prenda azul entre sus manos para terminar por lanzármela. La tomo cuando dio contra mi pecho y la sujete lo suficiente lejos como para ver la prenda y después pasar mi vista a ella intrigado sobre el verdadero dueño de lo que ahora tenía en mis manos.

Supuse que aquello no pertenecía a su padre cuando se me ocurrió la idea, pero tampoco sabía que ella tuviera un pretendiente, prometido o algo similar, aunque, ¿qué sabia yo de ella realmente?. Me encogí de hombros y ladea mi cabeza cuando ella me guiño y se termino por recargar en el armario. Reí y la mire nuevamente bajando mi vista a la camisa- Supongo que gracias- le dije mirándola de nuevo y sonriéndole mientras dejaba la camisa sobre uno de sus muebles y comenzaba a deshacerme de la que llevaba puesta – Odio que la sangre se te quede pegada en el cuero, ¿tú no?- le pregunte mirando las manchas que habían traspasado mi ropa y limpiándome con mi camisa un poco mientras bajaba mi mirada a mi cuerpo- Supongo que el que me ofrezcas bañarme queda fuera de discusión- comente entre risas tomando nuevamente la camisa que me había prestado y guiñándole en agradecimiento antes de pasarla por mi cabeza.

Nuestra mirada nuevamente estaba puesta en el otro cuando termine de vestirme y de dejar las cosas que cargaba en mi pantalón y sobre mi cinturón donde había dejado mi anterior camisa, agachándome para dejarlas sobre el piso- ¿Crees que al menos puedas ofrecerme un poco de agua?- pregunte alzándome de nuevo y buscando su rostro- me quede con sed po la cerveza que tomamos -añadi.

Estaba siendo tímido, eso era lo que Cath había dicho cuando me observaba con esa sonrisa divertida y con un poco de burla a lo que estaba sucediendo. ¿Lo estaba siendo?, que más podía esperar cuando se quitaba casi enfrente mío su blusa como si le gustara provocarme y jugar conmigo. No había dicho mucho, escasas palabras fueron las que salieron de su boca cuando le pedí un vaso con agua que pensé que no me daría y simplemente me sacaría de su casa cerrándome su puerta enfrente de mi cara.

Pero ahí estaba yo, recargando mi peso sobre el armario donde antes ella había estado recargada. Mi vista la había seguido hasta su pequeña cocina sin quitarla del movimiento de sus caderas al andar, a la vez que me preguntaba qué era lo que me sucedía con ella. En mi cabeza la imagen de su rostro cuando estábamos en ese callejón y su forma de verme, cuando su mirada simplemente había descendido a mis labios y yo solo había sonreído ante ello. ¿Me estaba viendo lento?, tal vez solo estaba malinterpretando las cosas con Cath, ella tenía una forma de ser única, nunca antes había conocido a alguien como ella y a pesar de que sabía perfectamente que había cierta atracción entre nosotros, algo en mí me indicaba que había otra cosa de mi parte.

Y después de pensar, de no saber lo que me ocurría con ella, estaba enfrente de mí entregándome un vaso con cierta brusquedad contra mi pecho haciendo que alzara mis cejas ante tal acto- Gracias- murmure confundido para después reír antes de tomar el liquido que terminaría por apagar mi sed. Cath podía confundir a cualquier con esos cambios de humor que tenia pero que lamentablemente yo encontraba cierto agrado en ellos. Su vista continuaba observándome y yo, regresaba esa mirada a ella que termino por esquivarla y concentrándose en el vaso que también estaba en sus manos – La otra vez, yo elijo donde ir a beber-… ¿habría otra vez?, creo que era lo que realmente deseaba que ocurriera pero ante su silencio me limite a beber otro trago de agua mientras ella acababa con la suya y dejaba el vaso de forma ruidosa sobre una de sus mesas atrayendo mi atención.

Estaba seguro que la hora de irme había llegado al fin a pesar de que no lo quisiera pero fueron sus palabras dichas con cierta tartamudees que me hicieron prestarle toda mi atención, tal vez hablar nuevamente, pedirle algo que me hiciera quedar algunos minutos más con ella …. Por favor, ¿qué diablos me estaba pasando con ella?, ¿por qué esa forma de ser en esos momentos?...

Para mi sorpresa, fue Cathleen la que se acerco e hizo lo que desde hace mucho tiempo había soñado en hacer. Mi espalda dio contra el mueble haciendo que se escuchara un golpe sordo que fue silenciado por el ruido del cristal al romperse contra el piso cuando el vaso se deslizo por mis dedos ante tal sorpresa. Su boca reclamo la mía con exigencia, moviéndose de una forma salvaje contra mis labios que al principio se habían mantenido quietos pero que ahora contestaban de la misma forma que los de ella. Mis manos se habían apoderado de su cintura y una de ellas ahora se estaba dirigiendo sobre su espalda a la vez que las manos de ella descendían sobre mi pecho en una suave caricia a pesar de que nuestros labios seguían fundiéndose de una forma por completo salvaje.

Gruñí o gemí contra su boca, no lo supe bien en ese instante cuando ella mordió mi labio inferior, pero a pesar de que cuando nuevamente esas esmeraldas se cruzaron con mi mirada que lucía sorprendida, sonreí como ella. Mis ojos no querían abandonar los suyos, podía sentir la agitación de mi pecho que subía y bajaba reclamando en busca de aire con el cual controlar mi respiración. Ladee ligeramente mi rostro cuando ella se volvió a acercar a mí, cuando sus labios se quedaron separados por unos cuantos milímetros de los míos, amoldándose a mi cuerpo y mirándome de una forma provocadora al igual que sus palabras.

Subí mi mano hasta su nuca, la misma que había deslizado sobre su espalda y que ahora la atraía con cierta fuerza a mis labios que comenzaron por besarla nuevamente, había actuado con cierta rudeza pero al sentir que ella me respondía de la misma forma, de esa forma un tanto salvaje que era característico de Cath y que a mi tanto me agradaba, meje de llevar plenamente. Mi lengua entro en su boca para recorrerla, para jugar dentro de ella y profundizar algo que me estaba volviendo completamente loco al ser correspondido. Mi mano sobre su cintura se aferro más a ella de una forma posesiva y a pesar de que estamos pegados, no podía dejar de desear estar mucho más cerca de ella.

Deslice mis labios por su boca, recorriendo con suavidad su mejilla y perdiéndome por su cuello cuando descendí por su piel, en esos instantes cuando ella ladeo su cabeza en dirección contraria para darme pleno acceso para que mi boca disfrutara de su cuello, sentí como mi corazón golpeaba fuertemente contra mi pecho y obedeciendo por completo al deseo que sentía por esa chica la tome por las piernas para cargarla mientras regresaba a besarla nuevamente y me dirigía hacia el sillón que estaba enfrente de la chimenea.

Fueron segundos los que nuestra mirada se volvió a entrelazar, en los que me volví a perder en ella mientras que la dejaba caer con suavidad y yo me ponía arriba aprisionándola ahora contra mi cuerpo – Entonces demuéstramelo… kitty- susurre contra oído, contestando lo que antes me había dicho y dejando que mi lengua recorriera su oreja con cierta suavidad a la vez que mis manos se comenzaban por adentrar en el interior de su blusa rosando con delicadeza la piel de sus costados- Y sabes, por nada del mundo te compartiría- volví a susurrarle empujando mi cuerpo contra el suyo y mordiendo el lóbulo de su oreja con la que ahora mis labios estaban jugueteando.

Apenas y podía pensar claramente en lo que estaba sucediendo entre nosotros dos, si bien, había soñado o imaginado aquello con Cath, ahora eso era real. Su forma de ser me encantaba, la forma tan sincronizada de nuestros labios que se movían y amoldaban a la perfección disfrutando del contacto, era tan fácil que con cada roce de su parte mi cuerpo la deseara cada vez más, sin saber hasta dónde llegaríamos con eso, olvidándome por completo de las consecuencias que nos podría acarrear después.

Mis labios no habían abandonado su oreja, suavemente comencé a morderla, a jugar con ella a la vez que mis manos acariciaban sus costados con suavidad descubriendo su tersa piel. Escuchar su nombre salir de sus labios solo contribuyo a que mi corazón se acelerara mas pero con mis últimas palabras, sus manos se deslizaran hasta llegar a mi pecho y empujarme ligeramente para que ella se incorporara, su mirada divertida con un deje de lujuria al igual que sus palabras volvieron a incitarme. Deslizo la yema de sus dedos por debajo de mi camisa hasta que junto con la prenda comenzó a subir despojándome de ella y dejando nuevamente mi torso desnudo.

Fue su mirada viéndome de esa forma la que me volvió a cautivar, reì en lo que casi fue un susurro de mi parte mientras ella se volvía acercar a mí-Entonces porque no me demuestras con hechos tus palabras Cath- le dije justo antes de que nuestros labios se volvieran a unir y mis manos rodearan su cuerpo para atraerla más, si aún era posible eso. Cada caricia proporcionada por su lengua solo dejaba a su camino deseo, el deslizar de sus manos hacían que en mi cuerpo comenzara haber escalofríos placenteros que recorrían cada terminación nerviosa y que comenzara a provocar jadeos que hasta el momento había podido silenciar antes de que escaparan de mi boca.

No pude dejar de pensar en sus astutos movimientos, hubo un instante en que pude sentir celos hacia esos hombres que le habían enseñado todo aquello pero esos sentimientos fueron desplazados con esa suave mordida que dio en mi cuello haciéndome clavar ligeramente mis dedos sobre su espalda. Escuche una risa de su parte, sin saber que era lo que ocasionaba ese sonido que me hizo sonreír pero antes siquiera que dijera algo se movió sobre mí para cambiar las posiciones y quedar arriba de mi cuerpo.

Trague en seco al verla, al sentir la determinación de cada unos de sus movimientos y nuevamente esa expresión de lujuria que sin lugar a duda era un claro reflejo también de mis ojos. Podía sentir mi pecho subir y bajar constantemente ante aquella sonrisa de sus labios que me brindaba con cierta burla al igual que sus palabras, me permití cerrar mis ojos y solo disfrutar de la caricia de la yema de sus dedos al recorre mi pecho y comenzar a bajar hasta llegar a mi pantalón, sonreí sin esperar que sus manos se deslizaran mas sintiendo como me contraía ligeramente al sentirla, ante su voz mis ojos se volvieron abrir para verla mirarme de esa forma tan peculiar que tenía de hacerlo- Bastante feliz, aunque no sabe si creer en tus palabras- volví a hablarle alzando ligeramente mis cejas y terminando por sonreírle antes de que me volviera a besar.

Fue unos breves segundos los que nuestros labios estuvieron separados, justo los necesarios para que ella se quitara esa blusa que tenia y la dejara caer junto a la que me había prestado. La palidez de su cuerpo era notoria ante la tenue luz que había dejándome ver por completo su hermosa figura marcada con alguna que otra cicatriz producto de nuestro oficio, su roja cabellera caía a los lados de su rostro y justo cuando nuestra mirada se encontró, cuando esos verdes ojos sostuvieron mi mirada provocándome únicamente a besarle con la misma exigencia de cada uno de nuestros anteriores besos, reclamando su lengua y su boca solo como mías. Mis manos se había quedado sobre sus caderas comenzaron a subir por su espalda, a pegarla junto a mi cuerpo de una forma un tanto brusca pero que ante la contestación de ella que se aferraba con sus piernas cada vez más a mis caderas me permití seguir, deslizando mis manos por su cuerpo hasta llegar a su cintura la cual apreté con fuerza mientras empujaba mis caderas hacia ella produciendo que un jadeo por fin saliera de mi boca y me separara de sus labios para dirigirme a su cuello y comenzar a estimularlo.

-Cathleen-susurre sobre si piel cuando mis manos volvieron a descender por sus piernas sobre la tela del pantalón que llevaba y volviendo a subir hasta donde los botones de este se encontraban para empezar desabrocharlo y colar mis dedos al interior de este en busca de despojarlo de ella.

¿Què tan lejos llegaríamos con todo eso?, sinceramente no lo sabía pero en esos instantes en que sus labios rosaban los míos y su aliento pegaba contra esos al hablar, deseaba que llegara al final, que esa curiosidad y deseo que sentía por ella desde que la había conocido prácticamente fuera saciado esa misma noche. Esas palabras, sarcásticas como siempre y buscando molestarme que en esos instantes lo único que ocasionaban era cierta risa brotar de mi boca –No es sentirme derrotado, es … querer ver si simplemente no estas alardeando- susurre en contestación sobre sus labios, excitándome al escuchar un leve ronroneo de su parte después de que ella hablara.

Conforme sus besos continuaban y mis manos iban descubriendo su piel maravillándose con tan sublime contacto que estaba logrando que perdiera la cordura. Era imposible el no jadear o no temblar cuando sus labios o su lengua recorrían mi piel o solo se dedicaban a combatir con fiereza en mi boca en busca del control sobre el otro. Sin duda, mucho era pedirle a mi cuerpo que no me dejara tan expuesto hacia Cath con cada una de las manifestaciones que este tenía cuando ella era consciente de la más clara de ellas. La yema de mis dedos roso el filo de la tela de su ropa intima después de tuve acceso a ella cuando los botones de su pantalón dejaron de ser un problema para mí, pero al ver mis intenciones ella se quito un breve momento para poder despejarse de esa prenda que estorbaba y volverse a montar en mi con solo su sujetador y sus bragas.

Trague sintiendo como mi garganta raspaba y como mis labios se encontraba agrietados ante tal visión, no supe si ella lograba ver en mis ojos ese deseo que mi cuerpo manifestaba por ella o esa chispa de lujuria que estaba completamente seguro era más notoria en esos instantes de lo que había sido antes. Como fuera, mi mano volvió a subir hasta su nuca para atraerla nuevamente a mis labios, para dejar que estos disfrutaran de ella y de ese sabor tan único del cual me estaba volviendo adicto, se deslizaron por su cuello y repartieron besos en este al igual que en su mentón para terminar aprisionando con mis dientes su labio inferior.

Nos separamos en busca de aire, su pecho bajaba y subía al compas del mío en plena sincronía, y esa sonrisa que me volvía loco estaba en su rostro antes de comenzar a bajar por mi mentón, deteniéndose algunos segundos en mi cuello y seguir con su descenso sobre mi pecho acompañándolo con caricias provenientes de su lengua. Gemí sin saber si había sido escuchado, eche mi cabeza hacia atrás conforme ella descendía con esos húmedos besos por mi cuerpo y su lengua entraba en acción nuevamente donde mi cinturón y ropa comenzaban por molestarme. Nuestra mirada se encontró cuando sus manos comenzaron a desabrocharlo, esas esmeraldas parecían estar más oscuras de lo que yo recordaba.

Pensé que se desharía de mi pantalón como antes lo había hecho con la camisa pero solo subió hasta mis labios con esa misma sonrisa juguetona que había tenido desde que habíamos comenzado y sin más se empezó a alejar. Me incorpore rápidamente posando uno de mis brazos alrededor de su espalda y volviendo a juntar nuestros pechos para detenerla y ser yo ahora quien sonriera de esa forma –Apenas estamos comenzando con esto Kitty- susurre acercándome a sus labios y rozándolos suavemente para en un movimiento rápido cambiar de posición y dejarla debajo de mi cuerpo mientras ambas manos mías se ponían a lado de su cabeza – Me tienes que demostrar muchas cosas esta noche- comencé de nuevo a decirle notando que mi voz era más ronca de lo que había sido antes, mi cabeza bajo dejando que mi nariz rosara su mejilla y recorriera hasta llegar a su cuello y subir inhalando su aroma y llenando mis pulmones de este mismo- Además, tengo curiosidad por saber si tus palabras son ciertas- termine por decirle justo antes de morder su cuello, de lamer el inicio de su clavícula y dejar que mi lengua se divirtiera al sentir como su pecho se inflaba en busca de jalar un poco de aire.

Poco duraron mis pantalones sobre mi cuerpo, si no fuera porque ella aun continuaba llevando su sujetador se podría decir que estábamos iguales pero simplemente me limite a bajar mi boca por su cuerpo al igual que ella lo había hecho instantes antes y detenerme sobre el inicio de sus pechos para dejar que mi lengua se fuera internando entre su ropa y su piel. Mis manos deseosas de recorrer por fin sus piernas bajaron a ellas para recorrerlas, para notar como las había flexionado lo suficiente para mi propio gozo cuando me detuve sobre sus muslos y termine jadeando nuevamente contra su pecho.

El susurro de mi nombre fue como un detonante para lo que estaba experimentando, y es que a pesar de que a veces mi mente y mis sueños me habían traído en imágenes a la pelirroja que en estos momentos mis labios no se cansaban de seguir probando su piel, nada de lo que había sucedido en ellos se lograba comparar a lo que estaba pasando ahora. Era difícil contener mi respiración que seguí en aumento conforme los segundos pasaban o conforme mi lengua recorría cada milímetro de su piel mientras escuchaba su voz salir temblorosa de sus labios.

-A pesar de esa indiferencia de siempre- susurre contra su piel al separarme ligeramente de sus pechos y en contestación a lo que antes me había dicho - se que lo estas disfrutando Cath- volví a decir mientras mi boca se abría y se atrevía a morder uno de sus pechos por encima de su sujetador para escucharla gemir y ante ello, una sonrisa se asomo por mi boca a la vez que me separaba y hablaba - que lo estas disfrutando tanto como yo- termine por decirle. Mis manos, disfrutaban del recorrido que estaban haciendo sobre sus piernas, la yema de mis dedos podía experimentar ese placer y cosquilleo que estaba resultando al pasearse por sus muslos y llegar hasta su cadera la cuál termine por apretar y embestir con poca fuerza sobre ella, sin duda, estaba a poco de perder la cordura.

Fueron sus palabras las que nuevamente me hicieron sonreír ante que lo que había parecido ser una orden, deje que los segundos pasaran en busca de torturarla y jugar sobre sus pechos pero aquellas caricias sobre mi espalda o mi cabello lograban incitarme cada vez más hasta pasar mis manos por su espalda y quitar aquella prenda que para ese entonces nos estorbaba a ambos. Sentir la suavidad de su piel, de su pecho contra el mío me hizo subir mi mirada a ella, a que me perdiera nuevamente en esos bellos ojos que a pesar de la oscuridad podían mostrar ese deje de lujuria que aseguraba yo mismo tener. Mi contestación a ese beso fue el mismo que el de ella, mis labios no se cansaban de rosar los suyos y mi lengua de explorar aún más su boca, como si eso fuera posible, una lucha de poder dominar al otro que estaba haciendo que me olvidara de cualquier otra cosa mientras sus manos acariciaban mi espalda y sus uñas se clavaban sobre mi piel para lograr que gimiera contra su boca.

Mordí su labio inferior antes de separarme de sus labios, baje por su mentón el cual bese y permití que mi nariz rozara su mejilla e inhalara el aroma procedente de ella llenando consigo mis pulmones en busca de ese aire tan necesitado. No pude evitar pasar por la herida que el maldito demonio le había hecho y dejar que mi lengua pasara por ella para después besarle y continuar bajando hasta llegar nuevamente a sus pechos y apoderarme con mi boca de la cima de uno de ellos.

Sentí como se arqueaba al sentir como succionaba y dejaba que mis dedos jugaran con el otro, mi lengua comenzó a pasear por este en forma circular para posteriormente dejar que mis dientes hicieran presión y mis labios terminaran por besar aquella zona. Sus jadeos y gemidos se estaban volviendo en una melodía para mis oídos, a la vez que sentía como se sigua arqueando para conseguir únicamente excitarme mas con sus movimientos y sus manos recorriendo mis brazos o mi piel.

Fue hasta que mi boca se sacio de ambos que volví a regresar a sus labios para disfrutar de ellos y jugar con el lóbulo de su oreja mientras mis manos se ponían a sus costados –Me estas volviendo loco- le susurre con la respiración entrecortada y con la voz ronca a la vez que volvía a embestirle y me concentraba en disfrutar de cuello y hombro.