aburrimiento masivo ~.privado.~

Maia ¿Te queda mucho? - Dibujo con lo dedos el nombre de su acompañante, se habia sentado en el mismo lugar donde se habian conocido fue un encuentro casual con algunas chicas del burdel que conocía, ella entre esas mujeres pero bueno habia una diferencia obvia a las demás solo mas veía en el burdel pues lo otro habia sido como un encuentro sexual entre mujeres y un hombre, apasionado momento donde se noto a quien preferia de todas ellas, Maia, habia sido la escogida de besos mas apasionados que las demás...en fin, ademas de aquello habia nacido una especie de amistad o asi lo llamaba Aetos, el no tenia demasiados amigos ya que su aspecto sombrio solía ser rechazado automáticamente para las personas que buscaban a alguien en sus vidas.

Sus dedos palparon la taza, estaba ardiendo pero no opuso resistencia ni los aparto, conforme los la llema de los dedos permanecio parada en la porcelana notaba que el calor gradualmente era menor hasta ser una molestia menos de la que olvidarse aunque cuando movia de nuevo los dedos el calor antes olvidado se volvia a hacer presente consiguiendo una sonrisa en sus labios; No era que le gustase el dolor pero esa sensacion era amarga, algo tan placentero para el ser humano como el cafe caliente habia causado muchos problemas cuando no se controlaba que tan caliente estaba.

La silueta femenina ya conocida por él entro finalmente en el cafe haciendo que una sonrisa estuviera impregnada en sus labios despues de elevar el menton que parecia aburrido igual que todo lo que aparentaba el brujo, no tenia nada mejor que hacer, lo sabia, al menos los muertos habian parado de pedirle cosas, estaban encerrados en su mundo muriendo y viviendo, otros llorando, haciendo ruido pero ninguno le daba trabajo incluso parecia que los duques aprendian a vivir sin él, alejándose de esa vida de guardian por unos dias...era todo tan aburrido, por eso le habia hecho llamar a la unica persona que en esos momentos incluso aun ahora pensaba "¿porque la llamé?" nunca solia depender de nadie-

-Era como la tormenta que precedia a la calma, pero no era una tormenta necesariamente molesta sino más bien hasta agradable, se llevaban bien siendo entonces una sintonía de distintas formas de ser, él, acostumbraba a ser frio e inclusos silencioso mientras que ella era habladora y parlanchina, en el pasado el se había estancado algunos instantes llegando a odiar a las iglesias o las catedrales que pisaba mientras ella sonreía a la vida asfixiándola con una energía que incluso llegaba a impresionar al brujo, dejaba las manos escondiendo sus labios cuando contemplaba la belleza de aquella mujer, ¿Por qué era tan hermosa? Se había llegado a preguntar algunas ocasiones, se olvidaba de que era serio e incluso indiferente ante lo que la gente pensaba llegando a tomarla de un modo hasta posesivo, protector, siempre midiendo las palabras de las personas enviando maldiciones a aquellos que le hicieran daño. Se fijo en aquellos ojos cuando le llamó pequeño lo que genero algunas miradas inconscientes, él, siempre iba a aquella cafetería e incluso llevaba a muchos clientes allá asi que quienes conocían el carácter seco de Aetos parecían mirarle con otros ojos (cosa que no duraría mucho)- ¿Hm? Una tarde ajetreada por lo que veo

-Se posiciono a su lado sin sentarse solo arrodillándose al lado derecho de ella, palpando su mejilla con la llema de los dedos, él, era un curandero por ende parecía haber habituado su retina a observar el cuerpo de las personas para capturar alguna herida por escondida que estuviese, es mas siempre se orgullecia de eso mismo, de ser un curandero que no se le escapaba nada a la vista, después hizo algo que dejo con un sonrojo a quien le estaba tomando nota a la muchacha, paseó la lengua por su mejilla sonriendo travieso cuando susurro en su oído- Luego hablaremos de esto…¿no? –Sus labios llegaban a ser traviesos o frios según como quisiera, siempre le había dado a entender que aun cuando no estuviera con ella la protegería de cualquier hombre que quisiera hacerle daño, después sonrió relamiéndose pues además de la saliva de Maia también tenia en sus labios aquel ligero aroma a maquillaje y piel que seguía en sus labios. Encogió ligeramente los hombros cuando se sentó mirando fijamente al camarero para que corriese y trajese aquel pedido-

Tu “pequeño” como así le llamas, esta totalmente aburrido, necesitado de alguien que haga su vida un poco mas divertida –dio un pequeño golpe en la mesa- y mira por donde –sonrió hechando su cuerpo hacia delante apoyando el brazo izquierdo en la mesa con una sonrisa en los labios que realzaba el atractivo del mismo- he pensado en ti –Aun sonriendo tomó un sorbo de café, volviendo a mirarle a los ojos, ¿Cuántas veces sonreía al dia? Eran ligeras y pocas las ocasiones en donde se le podía contemplar una sonrisa en el rostro, como si reticente esta no quisiera practicar el arte de salir a la luz. Aetos, era cierto que tenia una reputación en aquel sitio que seguramente duraría muy poco pues empezaba a notar muchas más miradas, tanto de parte de los hombres por la belleza de maia como de parte de las mujeres debido al atractivo del hombre- Asi que después de tomarnos un café ¿A dónde te apetecería ir o en todo caso, hacer?

-eran esas ocasiones donde no aprendia a comprenderse del todo, Aetos incluso para sí mismo era un hombre extraño, capaz de defender a capa y espada a cualquier persona que tomase aprecio y pobre del que tuviera la osadia de dañarle, ese era el caso de Maia ¿como se habian conocido? Era fácil por el comportamiento de ambos juzgar el porqué se conocian, por el deseo, la lascivia todo aquello que se concentraba de varias formas consiguiendo al fin una especie de mezcla extraña, una mezcla que les mantenia unidos. El sonrojo del camarero y de algunos comensales pasó desapercibido por el propio brujo que solo mantenia su mirada en ella, era famoso por mirar fijamente lo que le gustaba, el monótono alrededor no podia competir ni un solo tercio con la belleza considerable de esa mujer.

Aunque tambien se estaba fijando en el descaro que era una de sus cualidades, se diferenciaba de aetos en muchas cosas pero tambien se parecía a él en otras tantas, por ejemplo en ese tema...él era un poco más precavido e incluso podria decirse intimo pero ella le gustaba como habia dicho que les mirasen, además la chusma de paris era siempre chismosa asi que se escandalizaron por esas palabras, para que negarlo solo las mujeres que clamaban ser puras ante dios se negaban, ellas tenian sus fantasias, ellas querían ser las cortesanas se abririan de piernas ante cualquier noble sin importarles nada, asi que no le importó demasiado lo que dijera, de reojo vió que un hombre no paraba de mirar a su acompañante y sonrió de medio labio- Ya veo que tambien te gusta provocar a tu segundo plato

-Fingió los celos que eran más bien impropios de él posicionando su mano en la mejilla ¿su siesta habia acabado? Aun no se habian decidido que harian pero prometia ser realmente apasionante, finalmente sonrió travieso mientras los pechos de Maia quedaban casi al descubierto, eran exhuberantes ¿quien no los miraria? Hasta Aetos hechaba con ese descaro también propio de él algunas miradas- he descubierto muchas posiciones divertidas -dijo escandalizando más a la clientela que algunos optaban por irse, otros en cambio fingian que no los estaban viendo u oyendo pero estaban bien quietos, sin atreverse a dar un sorbo al café por si se les escapaba algo de la conversación que se estaba manteniendo- ¿sabias que un orgasmo puede venir más rapido de lo que te piensas?

-Respondió ante su pregunta de la “inocencia” escondiendo sus labios con la palma de la mano, sus ojos penetrantes solo observaban a Maia, ¿como lo hacia? Esa desbordante belleza que impedia que pensara con claridad aun cuando no lo mostrase se sentia bendecido con esa mujer, habian quedado muchas veces todas con encuentros sexuales pero tambien con experiencias extrañas, sobre fantasmas, sobre huidas e incluso escupian sobre principes y princesas a pesar de que él se regodeaba ante todo en aquel ambiente- Me encantaria verte mojada de nuevo pero...son tan inocentes estas personas -extendió sus brazos optando por abarcar con ellos todo lo que se encontraba a su alcance, aunque estaba casi desbordado de gente quizás solamente escuchas y algún que otro suspiro- pero sabes que soy posesivo -indico mirando friamente hacia el hombre que habia llamado momentos antes “segundo plato”- solo eres mía al menos por esta noche -indicó que viniera el camarero, cuando llegó le pagó una considerable suma haciendole que se acercase con una clara orden- despeje el local

-Ante el mohín que habia recibido del camarero arqueó una ceja- le he dado más que dinero suficiente, no me diga que gana más que eso -el camarero no pudo hablar, la crisis ultimamente habia azotado el local que solo tenia una clientela entre el nivel medio que pedia lo más barato, algunos dias estaba lleno pero en ésta epoca no. Con un suspiro resignado asintió entregandole la bolsa a uno de sus superiores, quien por el contrario solo puso una buena cara especialmente ante el dinero. Los treinta minutos restantes se entretuvieron mirando a la gente salir, con una sonrisa lasciva en los labios, ¿hacia falta preguntar que haría primero?-