Justificando el Aburrimiento [Libre]

Otro día más y aun seguía en este lugar, no digo que no me gustaba pero estaba en un lugar totalmente desconocido en el que no tenía la intención de venir a este lugar, porque ni siquiera sé como pude coger un barco con otro destino distinto al que debería ir y la única explicación que tenía para ello era que aquel holandés que confié y al que aun mis sentimientos estaban puestos en él me haya traicionado. Sí, odiaba tener que decir que todos tenían razón acerca de no mezclarse con otros que no sean los tuyo, sin embargo nunca pensé que me traicionaría de aquel modo, alejándome del país del cual pertenezco.

Era una noche serena y ahí me encontraba caminando por aquellas calles, las calles que apenas conocía bien, pero tenía que conocerlas y lo bueno de mi era que tenía buena memoria, de esa forma evitaría alguna perdida. Sin embargo sabía como la gente me miraba, con una expresión en sus rostros que me hacían incomodarme y a la vez hacia que me sintiera que estaba en un lugar donde no había ningún hueco para mí, tal vez sea porque vestía de otra manera, con un kimono diciendo a gritos que no pertenecía a este lugar, con un maquillaje en la cata totalmente distintos a las otras mujeres, a las otras cortesanas de este lugar, sin embargo no hacía falta mirar como iba vestida para darse cuenta de que no era de aquí, porque mis rasgos eran totalmente diferente a las demás personas que se encontraban en este lugar.

Solté un suspiro algo triste, un poco prologando mientras cerraba mis ojos intentando no derramar ninguna lagrima mientras caminaba por aquellas calles desconocidas, así que me arme de valor y alce mi rostro para intentar aparentar una chica totalmente fuerte y decidida, que sabe donde pone los pies y sin ningún temor a la hora de dar un paso, otro paso y otro paso más. Dejando mis manos relajadas, una encima de la otra mientras reposaban encima de aquella tela cara de kimono, avanzando un poco más sin saber exactamente a donde iba porque llego un momento en el cual me había perdido. No sabía donde estaba, no recordaba que calle había tomado y la gente parecía dispersarse por todo los rincones quedándome sola, parada en medio de una plaza. Se notaba mucho que era tarde, porque apenas se podía ver alguien, tal vez mis grandes despistes por mis pensamientos hicieron que mis pasos se convirtieran inseguros, en borrar aquella expresión relajante en mi rostro para mostrar una cara totalmente confusa. Segundos después respire hondo llevándome esta vez una mano en el pecho e intentando recordar si este lugar lo había frecuentado antes, pero la noche hacia que me confundiera, porque todo era nuevo y apenas podía ubicarme, tal vez no me este desenvolviendo en este lugar por mi negatividad pero si quería salir de aquí tendría que trabajar duro además de que sueño con encontrarme a aquel holandés para que me diga que fue lo que hice para merecerme aquel engaño.
Ahora mismo mis ojos se humedecían cada vez más y no era por el hecho de perderme sino por recordar aquellos momentos felices, de preocupación, de tristeza, de sentirse no ser libre y ahora mismo me sentía aun más encerrada en un lugar grande pero que al mismo tiempo no podía ir a ningún lado como tampoco hacer lo que quería.

Ahora mis oídos se concentraban por el sonido de aquella noche fresca.

Tenía un par de días en este lugar y lo cierto es que nunca me había parada a ver lo bello que era este lugar, solo pensaba en mi mala suerte y en tener que parar en este lugar y poco después trabajar como… como algo que nunca tenía que haber hecho porque si en verdad era una geisha aunque en cierto modo aun no lo era, pero tan solo me faltaba poco para cumplir aquello. De todas formas me había gustado la experiencia y saber que llegue a ser una gran meiko en Japón eso me ayudaba bastante. Tal vez tendía que ver ellado positivo de las cosas pero en estos momentos no creí que hubiera ninguno. Es más llegara un momento por el trabajo que tengo en que un hombre llegara y me tomara porque el baile que he estado haciendo hasta hora no era nada útil contra esos hombres, pero por suerte he tenido bastante suerte.

Pero ahora me encontraba perdida delante de un hombre que no se si tenía que fiarme, pero se podía decir que parecía buena personas pero si tan solo me basaba en las impresiones de la gente no llegaba a ningún lado porque de las apariencias no podía fiarme y más después de lo que me había pasado.

Asentí con la cabeza cuando dijo aquello, porque estaba de acuerdo antes sus palabras, porque Paris era un lugar bastante amplio y ahora me paraba a pensar que no he disfrutado nada pero ¿Cómo hacerlo tras mi situación? Tal vez este dramatizando pero no creo que nadie quisiera estar en mi lugar.
Ahora mismo solo rogaba que este señor fuera amable conmigo y no uno de estos hombres que quieren aprovecharse además viendo que soy extranjera sería fácil engañarme porque apenas podía conocer la costumbre de este lugar y el idioma que apenas dominaba bien. Baje un poco la mirada para subirla en cuanto escuche su pregunta. ¿A dónde iba? No pude evitar soltar un bufido pequeño tras escuchar la pregunta porque ahora mismo tal vez se daría cuenta que era una de esas mujeres que pagaban por estar tan cariñosamente con un hombre pero aun no había hecho aquello, de todas formas si le decía eso puede que ahí si que no tuviera piedad conmigo. Me encogí de hombros poco después y le mire –Me encantaría –Dije con una pequeña sonrisa – Si no es mucha molestia para uste, podría indicarme el camino hacia la calle que queda… en el Burdel… -Susurre el nombre, aunque no por ello él pensaría que trabajaba allí, pero le mire con una mirada algo tímida pero no le di mucha importancia o eso intentaba aparentar. Aunque no se porque tenía que darme vergüenza algo así, o quizás si, porque era la primera vez, y que me trataran como a un objeto que da solo placer no era algo que me gustara mucho.- ¿Sabe usted donde queda ese lugar? –pregunté para que me confirmara si me acompañaría o no… -