Los extraños paseos de los muertos ~.Privado.~

-Aun no sabia porque le gustaba tanto dar paseos por ahi, la gente preferiría los lugares mas floridos u alejados de la mano de dios para pasear al mismo, los que tenian paisajes o los que contemplaban algo especial eran los preferidos por los seres humanos pero despues estaba él que preferia por el momento pasear en aquella tierra húmeda que olia a muerte, era ironico, alli estaba todo en silencio a no ser algunas zonas en las que particularmente los fantasmas eran activos las demás estaban silenciosas en cambio cuando ibas a paris por cualquier sitio se encontraba a los espiritus, condenados a vagar quizás evitando el cementerio porque sabian que acabarian ahí, que seria el final de ellos y que no habia lugar para vagabundear, como cuando se hacia un sorteo y pedian a la gente que escogiese entre algunos numeros y que el menor de tdos ellos ganaria. La gente pensando que muchos escogerian el 1 lo evitaban y alguien que lo utilizaba incluso creyendo que habria muchos se sentia extraño al ver que ganó... era ironico pensar en aquello pero no por eso hacia el paseo menos agradable.

Vio a un fantasma apretado a una carretilla que hacia un sonido sordo mientras dejaba que esta acariciase la tierra, aparecian marcas de las ruedas y despues desaparecian tan rapido como habian empezado haciendole sonreir, cuando paso continuo moviendose calmado con las manos hacia atrás, pero al parecer habia alguien tambien en el cementerio, habia gente que al ver como caminaba Aetos lo tomaba como un insulto por lo que no sabia en que insulto estaria categorizado esta vez, seria tal como "cruel" o "bajo" pero esas personas que se lo llamaban a los siguientes instantes no se acordaban de él ni tampoco de aquellos seres queridos que habian protegido con tanto ahinco-

Buenas noches mademoiselle -saludo más por cortesia que por otra cosa cuando estaba allí presente, dejando las manos detrás de su espalda con una sonrisa en los labios, sonrisa que despues desaparecio con la misma amabilidad con la que se habia escudado en el exterior caminando hacia una de las tumbas, habia sido recientemente destrozada pero no podia notar un aura cabreada en la piedra, solo, una ligera monotonia, desolacion y el sentimiento que más predominaba, la indiferencia-

-Aquella mujer parecía rezumar pobreza, tristeza ¿habria perdido a alguien recientemente? Quizás ese alguien era egoísta pues no bajaba como muchas veces había visto a abrazar por detrás a la persona que le visitaba aunque no pudieran verle, recordaba a un niño que estaba enterrando a su madre y como esta a pesar de haber accedido a la muerte dejándose llevar dócilmente se permitió desobedecer a la misma para abrazar a su hijo quedándose a un lado de él, él niño como era normal no le había podido hacer caso ni siquiera se percató del cambio de temperatura que había existido porque la tristeza se lo llevaba todo de golpe, se convertia en egoísmo arrebatando hasta el deseo de vivir de las personas ¿Seria por eso que siempre era inmortal? La tristeza parecía desvanecerse y florecer, siempre había tristeza incluso se adueñaba de los recuerdos felices convirtiéndolos en recuerdos tristes, cuando alguien moría solo te percatabas de las peleas que habias tenido con esa persona especialmente si era un familiar y cuando recordabas los momentos felices había una mezcla de risas y pobres ilusiones porque todo fuera un sueño algo vano, realmente vano para lo que la realidad estaba preparando. Los pasos de Aetos eran tan pronto silenciosos como después recuperaban la firmeza de los susodichos debido a las ramas y áreas secas que parecían inundar a retazos el cementerio- Hm…lamento la intromisión

-Pocas veces debía de disculparse o hacia algo para disculparse pues solo guardaba silencio, muchas veces s acomodaba detrás de la persona que miraba una tumba y permanecia a su lado, velando al muerto de la misma manera que lo estaba haciendo esa persona, solia generar confusiones pero poca gente le decía nada, hizo esta vez lo mismo superando una pequeña pendiente, se encontraba calmado en aquel ambiente mirando pasar algunos espiritus que buscaban sus tumbas o en todo caso sus familiares pues si había casos de gente que era arropada por sus espiritus existían también casos distintos, de gente que quería ver donde demonios estaban sus familiares y porque no les velaban, ese era el caso sobre todo de los ricos, ricos cuya vida había sido pobre a pesar de todos los francos que poseían, incluso en el cementerio iban asustando a los demás, con sus bastones, marcando invisiblemente la tierra, parecían mas que fantasmas perros haciendo del cementerio su terreno y sobre todo donde los habían enterrado. Algun que otro espíritu le había preguntado si quería ir a velarle, pocas veces había accedido o bueno, había accedido en mas de una ocasión para que negarlo, allí estaba comodo, las horas pasaban como minutos sin preguntar al tiempo o sin quejarse de porque éste hacia lo que deseaba podía estar velando a distintos muertos que le contaban como eran las cosas en un mundo distinto, los ancianos le contaban de las penurias, los ricos de las alegrías ¿no era ironico? Pues los ricos pasaban solos casi toda su vida y en cambio los pobres al menos tenían algo en lo que aferrarse en ocasiones, permaneció unos minutos en silencio mirando a la joven sin sonreir solo inclinándose respetuosamente- Espero no le moleste mi presencia, mademoiselle.

A lo mejor tampoco soy un buen caballero -La misma voz afilada que habia salido de aquella mujer habia también entrado en la garganta de Aetos el cual hizo lo mismo con su tono de voz, seguiía con aquellos gestos serios que siempre delataban que era su modo de ser aunque no era excesivamente frio como para que la gente se marchase de su lado, situó su mano derecha en uno de sus bolsillos sacando de éste un poco de tierra que se habia introducido de haber estado recogiendo algunos de sus habituales ingredientes. Se perdía en el bosque donde los gemidos de los fantasmas a veces no alcanzaban a llegar por eso los días en el bosque eran tranquilos hasta que encontraba algún cadaver o uno de los vengativos espirítus que no era que fuese practicamente dócil a la hora de dejar en paz al brujo, querian su venganza o noticias e incluso información.

Vagó con sus ojos por el cementerio como ya se habia hecho constumbre en él, encontró una pareja de fantasmas de origen sin duda victoriano que charlaban animadamente sobre algún tema que quedaba lejos del interés del brujo, en su dia parecia que hubiera sido felices aunque ahora estaban cubierto de cicatrices y las sonrisas no eran el primer reclamo que saliera de los moribundos rostros de los fantasmas. Suspiró entonces sacando de nuevo las manos, no tenia porque actuar como la mujer especialmente porque ella tenia razón, debia de presentarse, despues de todo el que estaba molestandono era otro sino él. El que estaba allí, detenido en frente de una tumba que ni conocía habia sido él.

Pero se sorprendia por el silencio de la piedra, por la humedad de la tierra que no era precisamente de lágrimas, eso parecia predecir que un rostro seco estaba bajo tierra o que era la sequedad de su familia lo que estaba volviéndose contra él, las tumbas de los reyes eran extrañas e incluso diferentes pues estaban con la tierra reseca señal de que aquel rey estaba solo...dejó a un lado los pensamientos que se acumulaban en su memoria y se inclinó entonces, sus cabellos escondieron su rostro mientras se inclinaba, más bien fue el flequillo que rápidamente eliminó para que su rostro fuera visible o al menos todo lo visible que le permitia su flequillo- Aetos -mencionó con simpleza su nombre.

Pues al contrario que muchos hombres y mujeres de Paris él no gozaba de apellidos dignos, habia nacido en un orfanato y con que le pusieran un nombre ya era más que suficiente, aunque bueno el nombre se lo pusieron a él porque desde pequeño a pesar de la debilidad habia sido uno de los pocos que habia sobrevivido pisoteando a veces a los demás, habia nacido en un mundo donde si el otro estaba tan debil que no se podia tomar las gotas de leche o agua que le daban se las arrebatabas de la misma boca- Lamento mi intromisión -dicho esto, avanzó unos pasos para no ser mas molestia mientras se detenia para observar a un espiritu que miraba el nombre de las tumbas como si hubiera perdido el camino a la suya-