AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Otra visita más [Abraxas]
2 participantes
Página 1 de 1.
Otra visita más [Abraxas]
Hoy, hacían cuatro años desde la última vez que la vi decir sus últimas palabras. Aunque no estaba demasiado contento con ellas debía respetarlas y cumplirlas como había prometido. Ya que, mi madre, había sido alguna vez, alguien importante en mi vida. Alguien, que me había hecho sonreír en los momentos más difíciles, alguien que sabía cuando sufría y cuando estaba feliz, alguien, que alguna vez, valoró mis habilidades.
Sus palabras aún retumbaban en mi mente como un eco lejano: “Protege tus dominios y alza el escudo de tu familia con dignidad”.
Lo que no esperaba, al menos hasta cierta edad, era que tuviera que prometerme a una mujer no correspondida. Y mucho menos, que todo esto, ya estuviera planeado desde mucho antes de yo nacer. Sus intentos por hacer que nos conociéramos y nos enamoráramos fueron más que evidentes, pero por desgracia, o quizá por suerte para mí, aquello nunca ocurrió. No obstante, la decisión ya estaba tomada, y la boda se celebraría en el momento menos esperado. Ya no había marcha atrás. Estaba condenado para proteger mis tierras y ampliar mis riquezas. “La unión de las familias será una alegría para mi salud” no dejaba de repetir una y otra vez mi padre, como si aquello fuera a hacerme cambiar de opinión al respecto. Por supuesto que él sabía que yo no estaba contento con mi destino, pero también sabía que jamás me negaría a cumplir mis promesas. Era un hombre de palabra, o eso me habían enseñado a ser.
Fuera como fuera, a veces ansiaba la libertad. Vivir mis propias aventuras, escapar de las ataduras y poder enamorarme a mi antojo. Pero como noble, tenía mis obligaciones y si no las cumplía, me desterrarían para siempre. No es que me aterrara esa idea, más bien, no me atrevía a pensar demasiado en ella. No obstante, la leyenda sobre mi tía que escapó de la familia para proteger a su hijo bastardo siempre rondaba por mi cabeza como una esperanza a la que aferrarme. De algún modo pensaba que quizás ella podría haber sobrevivido, de algún modo pensaba que quizás ella podría ayudarme, pero solo de algún modo… Pues sabía que aquello, sería imposible. Ojalá pudiera ser tan valiente como ella para enfrentarme a mis temores. Ojalá pudiera haberla conocido.
Dejé las flores en la tumba de mi madre, como todos los años y me santigüé ante ella con una reverencia.
-Descanse en paz, madre-añadí en voz alta. Casi seguro de que nadie podía oírme.
Sus palabras aún retumbaban en mi mente como un eco lejano: “Protege tus dominios y alza el escudo de tu familia con dignidad”.
Lo que no esperaba, al menos hasta cierta edad, era que tuviera que prometerme a una mujer no correspondida. Y mucho menos, que todo esto, ya estuviera planeado desde mucho antes de yo nacer. Sus intentos por hacer que nos conociéramos y nos enamoráramos fueron más que evidentes, pero por desgracia, o quizá por suerte para mí, aquello nunca ocurrió. No obstante, la decisión ya estaba tomada, y la boda se celebraría en el momento menos esperado. Ya no había marcha atrás. Estaba condenado para proteger mis tierras y ampliar mis riquezas. “La unión de las familias será una alegría para mi salud” no dejaba de repetir una y otra vez mi padre, como si aquello fuera a hacerme cambiar de opinión al respecto. Por supuesto que él sabía que yo no estaba contento con mi destino, pero también sabía que jamás me negaría a cumplir mis promesas. Era un hombre de palabra, o eso me habían enseñado a ser.
Fuera como fuera, a veces ansiaba la libertad. Vivir mis propias aventuras, escapar de las ataduras y poder enamorarme a mi antojo. Pero como noble, tenía mis obligaciones y si no las cumplía, me desterrarían para siempre. No es que me aterrara esa idea, más bien, no me atrevía a pensar demasiado en ella. No obstante, la leyenda sobre mi tía que escapó de la familia para proteger a su hijo bastardo siempre rondaba por mi cabeza como una esperanza a la que aferrarme. De algún modo pensaba que quizás ella podría haber sobrevivido, de algún modo pensaba que quizás ella podría ayudarme, pero solo de algún modo… Pues sabía que aquello, sería imposible. Ojalá pudiera ser tan valiente como ella para enfrentarme a mis temores. Ojalá pudiera haberla conocido.
Dejé las flores en la tumba de mi madre, como todos los años y me santigüé ante ella con una reverencia.
-Descanse en paz, madre-añadí en voz alta. Casi seguro de que nadie podía oírme.
Última edición por Alaric Rousseau el Sáb Oct 29, 2011 10:12 am, editado 1 vez
Alaric Rousseau- Humano Clase Alta
- Mensajes : 44
Fecha de inscripción : 24/10/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Otra visita más [Abraxas]
Era algo difícil de explicar, ¿por qué ese muchacho? Probablemente si le hubieran pedido una explicación razonable no la habría podido dar. No habría sido capaz de decir que lo buscaba por que era guapo, por que olía raro, por que tenía una marca curiosa o era alguien que hablaba de forma divertida...no, ninguna de esas habría sido la razón específica. En realidad era más una especie de sentimiento, algo complicado de explicar para él. A grandes rasgos podríamos decir que era por su aspecto, sí, pero no por su atractivo, aunque este fuera innegable.
Desde la primera vez que se lo había cruzado, sus ojos ya de por si lo habían dejado clavado en el sitio por unos breves instantes. Aquellos ojos azules que casi parecían reflejar la mirada de su madre cuando se posaba en él, esos ojos le habían removido todo por dentro, hasta recordaba haberse quedado con la boca entreabierta por unos instantes, encima estaban enmarcados por ese cabello negro tan peculiar, tan...similar. Su madre siempre le decía que si se encontraba con alguien que se pareciera a él mismo, corriera. Y por supuesto así lo había hecho. Aquel muchacho intentó mantener una conversación con él pero el cambiaformas no había tardado mucho en sentir un pellizco en el estómago y saber que debía escaparse. Se había escondido en un callejón y salido volando, sin embargo no podía quitarse esos extraños sentimientos que le causaba, algo así como...nostalgia, familiaridad.
Su progenitora siempre se negaba a decirle nada acerca de su familia, decía que no los necesitaban y que su familia era simplemente ella, pero no era tonto y encima su curiosidad siempre había estado excesivamente desarrollada, así que no fue raro que por su propia cuenta, buscara a ese muchacho hasta que dio con él, y desde entonces alguna que otra vez lo seguía, sin embargo nunca se había atrevido a acercarse en su forma humana, siempre lo hacía como colibrí o cuervo, en esa ocasión la segunda. Quizás por que pegaba muy bien con el entorno. Había estado apoyado un buen rato en un árbol cercano y apenas había emitido un graznido al ver llegar al muchacho. Aquel cuervo había permanecido quieto el resto del rato, viendo las flores que traía en la mano. Sin embargo en un momento dado echó a volar, perdiéndose en las ramas más altas de aquel árbol. Allí tomó su forma humana, era arriesgado pero estaba más que acostumbrado y además era un buen cobijo al ser un árbol frondoso. Tenía algo de ropa allí para poder vestirse, ese era el día, tenía que acercarse, tenía que saber más...
Se puso sus pantalones largos negros deshilachados por abajo, sujetos con una cinta para que no se le cayeran y arriba nada, ese día no llevaba nada en la parte superior. Se puso una cinta en el cabello, dejando que este cayera de forma alborotada también bajo esta y por encima. Luego de un pal de saltos sus pies descalzos tocaron tierra. Se encontraba a la espalda del joven así que con sus andares sigilosos se colocó cerca de él, mirando el nombre escrito en aquella tumba y luego la nuca del muchacho. Tomó aire despacio, nervioso, muy nervioso y excitado. ¿Sería posible que en verdad fueran familia?
- Sé el motivo de regalar flores a los difuntos, al igual que la costumbre para darles entierro y paz pero...¿creéis en verdad que ellos lo saben? - preguntó terminando de cerrar la distancia que los separaba hasta quedar a su lado y lo miró de reojo, sus mejillas tomaron algo de color en el acto sin poder evitarlo, por algún motivo temía hacer el ridículo delante de él, a pesar de ser alguien culto gracias a su madre, él era alguien importante en la sociedad - ¿Creéis que vuestra madre apreciará vuestros regalos? - terminó por preguntar, mirando al frente. Notó como el aire corría entre ambos, el silencio del lugar pues no había nadie más, inclusive debía ser sospechoso como es que él estaba ahí tan de repente, pero no se paró a pesar en eso, ni tampoco pensaba responder si le preguntaba. Conocía modales y demás, pero seguía siendo alguien extraño, ciertamente hacer ese tipo de preguntas a un desconocido en un cementerio no era algo genial y aun así a él solo se le pasaba por la cabeza la idea de si aquel chico lo recordaría...
Desde la primera vez que se lo había cruzado, sus ojos ya de por si lo habían dejado clavado en el sitio por unos breves instantes. Aquellos ojos azules que casi parecían reflejar la mirada de su madre cuando se posaba en él, esos ojos le habían removido todo por dentro, hasta recordaba haberse quedado con la boca entreabierta por unos instantes, encima estaban enmarcados por ese cabello negro tan peculiar, tan...similar. Su madre siempre le decía que si se encontraba con alguien que se pareciera a él mismo, corriera. Y por supuesto así lo había hecho. Aquel muchacho intentó mantener una conversación con él pero el cambiaformas no había tardado mucho en sentir un pellizco en el estómago y saber que debía escaparse. Se había escondido en un callejón y salido volando, sin embargo no podía quitarse esos extraños sentimientos que le causaba, algo así como...nostalgia, familiaridad.
Su progenitora siempre se negaba a decirle nada acerca de su familia, decía que no los necesitaban y que su familia era simplemente ella, pero no era tonto y encima su curiosidad siempre había estado excesivamente desarrollada, así que no fue raro que por su propia cuenta, buscara a ese muchacho hasta que dio con él, y desde entonces alguna que otra vez lo seguía, sin embargo nunca se había atrevido a acercarse en su forma humana, siempre lo hacía como colibrí o cuervo, en esa ocasión la segunda. Quizás por que pegaba muy bien con el entorno. Había estado apoyado un buen rato en un árbol cercano y apenas había emitido un graznido al ver llegar al muchacho. Aquel cuervo había permanecido quieto el resto del rato, viendo las flores que traía en la mano. Sin embargo en un momento dado echó a volar, perdiéndose en las ramas más altas de aquel árbol. Allí tomó su forma humana, era arriesgado pero estaba más que acostumbrado y además era un buen cobijo al ser un árbol frondoso. Tenía algo de ropa allí para poder vestirse, ese era el día, tenía que acercarse, tenía que saber más...
Se puso sus pantalones largos negros deshilachados por abajo, sujetos con una cinta para que no se le cayeran y arriba nada, ese día no llevaba nada en la parte superior. Se puso una cinta en el cabello, dejando que este cayera de forma alborotada también bajo esta y por encima. Luego de un pal de saltos sus pies descalzos tocaron tierra. Se encontraba a la espalda del joven así que con sus andares sigilosos se colocó cerca de él, mirando el nombre escrito en aquella tumba y luego la nuca del muchacho. Tomó aire despacio, nervioso, muy nervioso y excitado. ¿Sería posible que en verdad fueran familia?
- Sé el motivo de regalar flores a los difuntos, al igual que la costumbre para darles entierro y paz pero...¿creéis en verdad que ellos lo saben? - preguntó terminando de cerrar la distancia que los separaba hasta quedar a su lado y lo miró de reojo, sus mejillas tomaron algo de color en el acto sin poder evitarlo, por algún motivo temía hacer el ridículo delante de él, a pesar de ser alguien culto gracias a su madre, él era alguien importante en la sociedad - ¿Creéis que vuestra madre apreciará vuestros regalos? - terminó por preguntar, mirando al frente. Notó como el aire corría entre ambos, el silencio del lugar pues no había nadie más, inclusive debía ser sospechoso como es que él estaba ahí tan de repente, pero no se paró a pesar en eso, ni tampoco pensaba responder si le preguntaba. Conocía modales y demás, pero seguía siendo alguien extraño, ciertamente hacer ese tipo de preguntas a un desconocido en un cementerio no era algo genial y aun así a él solo se le pasaba por la cabeza la idea de si aquel chico lo recordaría...
Abraxas*- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 77
Fecha de inscripción : 20/10/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Otra visita más [Abraxas]
Ya se había planteado la opción de someterse, porque era lo que se esperaba de un muchacho heredero de títulos y dominios, y según la experiencia de su familia, escaparse no era la mejor opción para sobrevivir. No obstante, más allá del matrimonio, no veía más, que vacío y oscuridad. Una vida que trataría sobre la protección y conservación de los dominios, sobre la obtención de futuros herederos y la ampliación de nuevas riquezas...; No habría nada, ni nadie, que lo detuviera. Ni siquiera él, podría evitar el destino que le deparaba.
Entonces recordó cómo había desafiado a su padre y había alzado la voz ante el Conde y su futura prometida con una ardua desesperación. Pero, todo había sido en vano. Solo había conseguido que su padre enfermara, que el Conde desaprobara su comportamiento y que su futura esposa le mirara con infinito desprecio. No obstante, sabía que no estaba tan indefenso como aparentaba, solo necesitaba encontrar la señal que le ayudara a dar el siguiente paso. Pero por ahora, cedería a los deseos de su familia sin resistirse demasiado. No merecía la pena aventurarse, sin ningún plan.
De repente escuchó una voz, cual suave y sedosa, que provocó un leve escalofrío por todo su cuerpo. Ya fuera debido a la inesperada sorpresa, al valor que las palabras le otorgaban o a la calidez con las que las había pronunciado. Lo que si estaba claro, es que se trataba de una voz masculina. Se quedó inmovil sin saber como reaccionar; de forma que, cuando la voz fue acercándose hasta su lado, no se preocupó en saber a quién pertenecía. Continuó cabizbajo y con la mirada fija en la lápida de su difunta madre. Y entonces, de planteó la cuestión del muchacho: No podía saber si realmente los difuntos estaban al tanto de las ofrendas que se realizaban. De lo que sí estaba seguro es, de que si se diera el caso, desearía que alguien continuara acordándose de él. Es decir, si yaciera muerto, le gustaría que alguien dejara flores en su tumba, y por ello, él lo hacía.
Permanecieron en silencio durante varios segundos largos, que casi parecieron eternos en la oscuridad del frío cementerio. Caía la tarde; Las nubes se arremolinaban en el cielo y los escasos y esqueléticos árboles se mecían con el viento, dando al cementerio un aspecto lúgubre y tétrico. Aún así, el muchacho no se movió, ni se preocupó en ningún momento por la presencia que se encontraba a su lado. De algún modo, ésta le confería cierta paz y tranquilidad. O tal vez, se debiera al estado de melancolía en el que se encontraba. De tal modo que, si alguien quisiera atravesarlo con una daga para acabar con su vida, éste sería el mejor momento.
-El ser humano, se deja llevar siempre por la fe y la esperanza. Si en vida no cuidásemos de nuestros difuntos, aborreceríamos a la muerte. Necesitamos creer en algo, necesitamos creer que hay descanso después de la vida. Si no, nadie lo aceptaría, y el miedo por fallecer nos convertiría en seres sin sueños, en seres sin sentimientos y sin ambiciones. Ese es el hecho que nos diferencia de los animales, es el hecho por el cual, somos seres racionales –dijo dejándose llevar por la nostalgia del momento.
Alaric ladeó la cabeza para intercambiar una mirada con el muchacho que se hallaba a su lado. Quería saber la reacción de éste ante sus palabras. Y para su sorpresa, descubrió aquel rostro familiar que una vez se había topado en el mercado; aquel rostro que buscó con ahínco durante días, aquel rostro que se aparecía en sus sueños durante las noches: Cabello oscuro, cual cuervo, y enigmática mirada azul brillante. Nunca lo había olvidado desde entonces y nunca había olvidado como había desaparecido ante él en un abrir y cerrar de ojos. Y ahora, después de tantos años, había aparecido a su lado, casi del mismo modo inquietante y perturbable que aquella vez en el mercado.
-Eres tú… -susurró como si temiera que su voz volviera a hacer que éste desapareciera cual animal asustado.
Lo observó de arriba abajo con rapidez para confirmar sus propias palabras. Su cuerpo, estaba delgado, pero no desnutrido. Posiblemente se tratase de un plebeyo de las calles de parís. Aunque a juzgar por sus ropas, podría decirse que se trataba de un salvaje que vivía en los bosques. No obstante, su mirada connotaba compasión, comprensión y dulzura, algo impropio para los más necesitados. Su rostro era tan angelical y blanquecino como el de una doncella de alta cuna. Y el sonrosado de sus mejillas le confería cierta expresión divertida y desconcertante.
A pesar del frío, estaba desprovisto de su camisa, y apenas unos trapos tapaban sus más intensos secretos. Alaric sintió una fe irrefrenable de cobijarlo entre sus brazos para protegerlo del frío pero, se contuvo. Esa no era la forma de actuar de un hombre, y mucho menos ante un desconocido. Pues, aunque sus facciones fueran tan delicadas como las de una mujer, estaba claro que se trataba de un hombre. Ya que, el recorrido de los rasgos que delineaban el contorno de su pecho y de sus músculos lo demostraban.
Se sonrojó al darse cuenta de que finalmente había permanecido más tiempo de lo estrictamente necesario observándolo. Cosa que no estaba bien vista en la sociedad y menos de la forma en la que él lo había hecho. Parecía que su interés iba más allá de descubrir de quién se trataba.
Entonces recordó cómo había desafiado a su padre y había alzado la voz ante el Conde y su futura prometida con una ardua desesperación. Pero, todo había sido en vano. Solo había conseguido que su padre enfermara, que el Conde desaprobara su comportamiento y que su futura esposa le mirara con infinito desprecio. No obstante, sabía que no estaba tan indefenso como aparentaba, solo necesitaba encontrar la señal que le ayudara a dar el siguiente paso. Pero por ahora, cedería a los deseos de su familia sin resistirse demasiado. No merecía la pena aventurarse, sin ningún plan.
De repente escuchó una voz, cual suave y sedosa, que provocó un leve escalofrío por todo su cuerpo. Ya fuera debido a la inesperada sorpresa, al valor que las palabras le otorgaban o a la calidez con las que las había pronunciado. Lo que si estaba claro, es que se trataba de una voz masculina. Se quedó inmovil sin saber como reaccionar; de forma que, cuando la voz fue acercándose hasta su lado, no se preocupó en saber a quién pertenecía. Continuó cabizbajo y con la mirada fija en la lápida de su difunta madre. Y entonces, de planteó la cuestión del muchacho: No podía saber si realmente los difuntos estaban al tanto de las ofrendas que se realizaban. De lo que sí estaba seguro es, de que si se diera el caso, desearía que alguien continuara acordándose de él. Es decir, si yaciera muerto, le gustaría que alguien dejara flores en su tumba, y por ello, él lo hacía.
Permanecieron en silencio durante varios segundos largos, que casi parecieron eternos en la oscuridad del frío cementerio. Caía la tarde; Las nubes se arremolinaban en el cielo y los escasos y esqueléticos árboles se mecían con el viento, dando al cementerio un aspecto lúgubre y tétrico. Aún así, el muchacho no se movió, ni se preocupó en ningún momento por la presencia que se encontraba a su lado. De algún modo, ésta le confería cierta paz y tranquilidad. O tal vez, se debiera al estado de melancolía en el que se encontraba. De tal modo que, si alguien quisiera atravesarlo con una daga para acabar con su vida, éste sería el mejor momento.
-El ser humano, se deja llevar siempre por la fe y la esperanza. Si en vida no cuidásemos de nuestros difuntos, aborreceríamos a la muerte. Necesitamos creer en algo, necesitamos creer que hay descanso después de la vida. Si no, nadie lo aceptaría, y el miedo por fallecer nos convertiría en seres sin sueños, en seres sin sentimientos y sin ambiciones. Ese es el hecho que nos diferencia de los animales, es el hecho por el cual, somos seres racionales –dijo dejándose llevar por la nostalgia del momento.
Alaric ladeó la cabeza para intercambiar una mirada con el muchacho que se hallaba a su lado. Quería saber la reacción de éste ante sus palabras. Y para su sorpresa, descubrió aquel rostro familiar que una vez se había topado en el mercado; aquel rostro que buscó con ahínco durante días, aquel rostro que se aparecía en sus sueños durante las noches: Cabello oscuro, cual cuervo, y enigmática mirada azul brillante. Nunca lo había olvidado desde entonces y nunca había olvidado como había desaparecido ante él en un abrir y cerrar de ojos. Y ahora, después de tantos años, había aparecido a su lado, casi del mismo modo inquietante y perturbable que aquella vez en el mercado.
-Eres tú… -susurró como si temiera que su voz volviera a hacer que éste desapareciera cual animal asustado.
Lo observó de arriba abajo con rapidez para confirmar sus propias palabras. Su cuerpo, estaba delgado, pero no desnutrido. Posiblemente se tratase de un plebeyo de las calles de parís. Aunque a juzgar por sus ropas, podría decirse que se trataba de un salvaje que vivía en los bosques. No obstante, su mirada connotaba compasión, comprensión y dulzura, algo impropio para los más necesitados. Su rostro era tan angelical y blanquecino como el de una doncella de alta cuna. Y el sonrosado de sus mejillas le confería cierta expresión divertida y desconcertante.
A pesar del frío, estaba desprovisto de su camisa, y apenas unos trapos tapaban sus más intensos secretos. Alaric sintió una fe irrefrenable de cobijarlo entre sus brazos para protegerlo del frío pero, se contuvo. Esa no era la forma de actuar de un hombre, y mucho menos ante un desconocido. Pues, aunque sus facciones fueran tan delicadas como las de una mujer, estaba claro que se trataba de un hombre. Ya que, el recorrido de los rasgos que delineaban el contorno de su pecho y de sus músculos lo demostraban.
Se sonrojó al darse cuenta de que finalmente había permanecido más tiempo de lo estrictamente necesario observándolo. Cosa que no estaba bien vista en la sociedad y menos de la forma en la que él lo había hecho. Parecía que su interés iba más allá de descubrir de quién se trataba.
Alaric Rousseau- Humano Clase Alta
- Mensajes : 44
Fecha de inscripción : 24/10/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Temas similares
» Otra búsqueda, Otra razón para verte, caronte [~.Privado.~]
» Una y otra, y otra vuelta [Balthazar D.}
» Abraxas, el negrero.
» Third Cloud On The Right [Abraxas]
» Criptas [Abraxas]
» Una y otra, y otra vuelta [Balthazar D.}
» Abraxas, el negrero.
» Third Cloud On The Right [Abraxas]
» Criptas [Abraxas]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour