¿Gentil? bah...tonterias -privado-

por **Xedel** Dom Oct 30, 2011 9:33 am

¿Crees que me voy a vender por un par de francos?

*Arqueo la ceja al ver como una muchacha le entregaba unas monedas en la mano solo por que le diese un beso, claro que se habia encontrado con varias personas desde que habia llegado y todas querian una cosa, sexo, ella parecia ser que se habia quedado prendada con el cortesano y lejos de amilanarse le daba todo el dinero que podia, el no era idiota sabia que el dinero que le estaba dando no era de la chica. Por eso se lo dejo de nuevo en las manos, preferia hacerla llorar y que odiase a los hombres a que esa chica robase solo para tenerle, claro que eso parecia desdibujar el carácter egocentrico que tenía el cortesano...en fin, saco un cigarrillo y lo coloco en la boca dejando que el humo saliera con sensualidad de su boca mirando todo lo que le habia enamorado.

El queria haber hecho un viaje alrededor de todo el mundo pero se habia quedado alli, en paris por el aroma a diferencia que se notaba, la sangre, la sensualidad, la humanidad, el secretismo todo parecia partir desde alli igual que el amor pues era una ciudad demasiado romantica, incluso un poco mas de lo que se habia esperado Xedel alguien de personalidad no apta para esas tonterias, aunque tenia que reconocer que cuando el ser humano se enamoraba daba rienda suelta a los instintos salvajes que de otro modo seguirian apresando al hombre. Se hacian locuras solo por amor incluso se buscaba salir de la rutina de los modales para sentir la libertad de los sentimientos, bien sabia el cortesano que aun faltaba para que esa rutina llegase a su corazon pero por mientras se dedicaba a vivir y a ser como él era.

Cuando volteó a ver que habia sido de la muchacha, no la habia visto, eso le tranquilizó medianamente porque no tenia que recurrir a crudas estrategias que habia tenido que usar para con ella, otras veces se hacia cómplice de la crueldad para que de ese modo pudiera librarse del estorbo que significaba tener a alguien a un lado empezando algun plan para acostarse o conseguir un beso, el, se apoyo cerca de una de las balaustradas que daban a una maravillosa vista, no de paisajes precisamente pero si de Paris, todo lo que le rodeaba era una fusion de naturaleza y humanidad que no pasaba desapercibida para el-