Cuidado nena, no seré gentil +18 (PRIVADO Chrystelle )

por **Patrick Morrison** Sáb Ago 03, 2013 11:37 am

Después de una gran discusión con su perrita Fátima, Patrick había acabado cabreado y con una erección de mil demonios. Había intentado ir a ella para calmar su deseo pero las continuas reprimendas sobre el poco tiempo que pasaba con ella lo habían hecho enojar. No era su culpa, él solo quería preñar a Clover y tener una cría macho que continuara su legado y que fuera 100% puro.

Así que con el enojo se fue caminando hacia el burdel dando golpes a quienes le rozaban y propinando insultos varios a quienes se atrevían a mirarlo, había salido su lado malvado y eso nunca terminaba bien para los que se pusieran en su camino, pero esta vez tenia una idea en mente, lo único que podía calmarlo mentalmente y físicamente.

Sus pasos se hicieron zancadas y cuando llegó dio un gran portazo haciendo que todo el mundo lo mirara y las conversaciones se silenciaran. Fue a la barra a pedir un vaso de whisky mientras le preguntaba al camarero por una cortesana dispuesta a todo, no iba a ser delicado y muchas acabarían huyendo.

El silencio siguió y todo el mundo seguía mirándolo. Molesto agarró unas monedas de su bolsa y las alzó mirando a todas las mujeres.

-Daré una gran suma de dinero a quien me acompañe esta noche, ¿alguna dama se atreve?

por **Ciel Manon-Geróux** Dom Ago 04, 2013 7:46 pm

El aposento estaba enrarecido, la cálida luminiscencia invernal de la mañana traspasaba la ventana, iluminando la penumbra de la estancia. El humo, acumulado tras muchos días de fumar y pocos de dormir se asentaba espeso en el aire, como un viejo anciano somnoliento que no desea ser molestado. Comprensiva con su peculiar carácter indolente, lo dejaba yacer tranquilo, atusándolo solo de vez en cuando con una suave exhalada humeante del cigarro. Pasaba el rato sentada, leyendo con interés erudito un viejo tomo de lingüística de hojas amarillentas, encuadernación cuarteada por el paso del tiempo y el olor a biblioteca vieja y húmeda. Era una lectura ligera con la que despertar la mente mientras desayunaba. El placer de leer era algo que escaseaba, por lo general, entre las personas de su clase. Aunque a ella, ajena a todas las costumbres seguidas en su entorno más cercano, hacía cuanto quería sin importar lo que pudieran decir. Era miércoles. O eso creía. Su día de descanso aunque, para variar, se había quedado en el cuartucho de paredes rojas que estaba destinado a su "habitación" dentro del burdel. Era más cálido que su casa, y normalmente no la molestaban demasiado, a menos que viniera algún cliente urgente que...

En ese monólogo interior se encontraba cuando la puerta de ébano fue golpeada iracundamente.
¿Quién demonios podría ser? No podía ser más inoportuno. Pensó que quizá alguien vigilaba sus movimientos, mientras se encontraba dentro del establecimiento. Resultaba demasiada coincidencia que la interrumpieran justo cuando había llegado al capítulo más interesante. La desconfianza la inundó durante unos instantes. Se recreó un momento, sentada en su sillón. Con suerte se marcharían si no hacía ningún ruido que delatara que estaba en el interior de la habitación. Pero entonces, la puerta se abrió de par en par dando un fuerte golpe contra la pared, desconchándola. Bufó en voz baja y entornó los ojos. Charlisse la miraba con el semblante enrojecido y suspirando por lo bajo.

- L-lo siento Chrystelle... El Ama te reclama ahora en el bar del burdel. Hay un... cliente complicado. -Dijo nada y todo al mismo tiempo. Lo había entendido perfectamente. Chrystelle suspiró y se levantó, deshaciéndose de la camisa de color beige que la cubría. Era todo cuanto llevaba encima. Se dirigió a una cómoda de tamaño mediano y sacó un conjunto de lencería de color rojo brillante.

- Alcánzame esos tacones, Lisse, por favor. -Dijo simplemente, para levantarse sobre ellos y dar por finalizada su transformación. - ¿Borracho? -Preguntó y frunció el ceño ante la negativa de la muchacha, que parecía demasiado asustada para decir mucho. - Supongo que enfadado, entonces. -Rebuscó en uno de los cajones inferiores de la cómoda y sacó unas esposas, una fusta de cuero y unas cuantas velas. Siempre pasaba algo similar. Venían clientes "complicados", véase, borrachos, agresivos o demasiado "misteriosos" como para que una novata se encargara de ellos. Entonces era cuando ella entraba en escena. Su falta de "límites" en cuanto al sexo se trataba, la convertía en la chica perfecta para aquellos casos. Siguió a la muchacha hasta el bar, y sin mediar palabra se dirigió al individuo que acababa de alzar la voz con una sonrisa dulce.

- M-mi Señor... ¿me concederíais el honor de vuestra compañía esta noche? -Susurró con fingida inocencia. Aquel truco siempre funcionaba. Mientras más violentos fuesen ellos, más inocente y dulce debería pasar ella. Eso les excitaba.

por **Patrick Morrison** Lun Sep 02, 2013 9:50 am

Patrick estaba mirando a todos los que estaban en el burdel, aparentemente nadie se iba a atrever a estar esta noche con él así que buscó mas monedas en su bolsillo cuando escuchó una voz a su espalda. Iba a ofrecer mas dinero, eso no le importaba solo necesitaba des estresarse pero al final no iba a ser necesario. Se giró para ver de quien era la voz y se sorprendió al ver a una joven muchacha rubia, parecía de la edad de su Clover y eso le excitó aun más.

-Niña no seas una insensata y aléjate de él.-Una mujer que había escuchado rumores susurró desde una de la mesa al ver a la joven haciendo que Patrick se girara en la dirección de la voz y gruñera apretando las manos en puños. Tenía que controlarse, no quería iniciar una pelea y su miembro estaba cada vez mas necesitado de las atenciones.

-No voy a ser gentil, te voy a pedir cosas que antes otros no lo hayan hecho y no voy a parar.-Miró a la chica a los ojos intentando buscar en ellos arrepentimiento.

por **Ciel Manon-Geróux** Mar Oct 01, 2013 7:28 am

La mirada curiosa de todos los clientes del bar, se quedaron fijas en las dos figuras que conversaban en voz baja en mitad de la sala. La voz dura y fiera del hombre, frente a la voz suave y aterciopelada de la cortesana, que le miraba de forma insinuante a la par que inocente, mientras que se acercaba a él de manera lenta y cuidadosa. Nunca se sabe cómo puede reaccionar un cliente agresivo estando tan alterado, y una pelea en el local, estando tan lleno de gente como aquel día, podía significar la pérdida de muchos clientes para el burdel, al concederle mala reputación. ¿Qué significaría este hecho para ella? La sustancial reducción de su, ya de por sí, reducido salario, o incluso podía suponer directamente su despido. Así que no le convenía meter la pata con un tipo como aquel. Actuó de manera seductora aunque manteniendo siempre el tono de voz muy por debajo del suyo. Su papel actual era el de sumisa, y así sería como actuaría para con él desde aquel momento y hasta que su servicio terminara.

- Así lo espero, mi señor... sólo es como debería ser... -susurró para acercarse aún más a su oído, donde murmuró en voz baja aquello que seguramente quería oír: -es lo que una perra como yo se merece, mi señor. - Asintió de forma casi imperceptible a la otra muchacha, que sonrió de forma tensa y se marchó sin decir nada a paso ligero. Chrystelle tomó de la mano al hombre con suavidad y sus mejillas se tiñeron de rojo casi instantáneamente, en un gesto bastante bien entrenado. Agachó la cabeza y comenzó a caminar en dirección a la salida sin mencionar palabra alguna. Allí empezaba su actuación estelar.

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