Seré lo más breve y educado posible. [Anna]

por **Julio Hernández** Dom Mayo 19, 2013 12:38 pm

Entre estar preso y libre, siempre habría elegido... ninguna de las dos, ¿por qué? sencillamente no deseaba vivir encadenado a ninguna de las dos partes, por eso amaba ser libre y amaba estar encadenado, vaya dilema. Vagaba como siempre, era mi costumbre no tener un plan, hoy en día solo quería gozar de algún buen momento, no era fan de buscarlos, me encantaba ejecutarlos por mi mismo y darme esa satisfacción que solo yo sé que podría darme. Desde mi venida a París, solo me había encontrado con un par de situaciones o personas interesantes, aún deseaba con éxtasis y frenesí divertirme, era la principal la diversión. Quizás por eso no tenía amigos o conocidos cercanos, porque jamás tomaba nada en serio, yo solo quería ser el protagonista de todo lo que mi retorcida mente se imaginase, sin límite alguno, eso era otra cosa que yo jamás había conocido. Paseaba lentamente por esos callejones, no me gustaba ir a prisa, gozaba del viento rozar mi cara, con las manos frías metidas en mis bolsillos me la daba de importante, necesitaba gozarlo.

Sí, lo sé, siempre he sido un bribón y egocentrista pero es que quería todo para mi y cuando ya no me fuera útil o necesario, desecharlo como cualquier cosa que se puede tirar, sin importar qué o quién era aquello. Las calles estaban solas, y la humedad se podía sentir en el aire, París puede ser muy bello de día pero muy tenebroso de noche y más cuando te encuentras con alguien como... yo. Solté una pequeña risa porque esos debates mentales que por ratos se me venían a la cabeza me solían dejar o más confuso o más claro con mis pensamientos y ahora que lo pienso realmente no sabía cual de aquellas dos me había quedado.

Mis ojos se plateaban con la luna, -Esa bella luna...- suspiré y continuba ido viéndole, ese gran y majestuoso astro. Ése que era el único capaz de ver desde ya hace muchísimo tiempo. Sí, por ratos se me salía lo melancólico pero me repuse de inmediato y busque en el bolsillo de mi chaqueta un cigarrillo, lo encendí y le dí una enorme calada, sentí como mis pulmones se llenaron del tóxico gas, lo retuve ahí dos segundos y lo solté, manchando la vista de esa hermosa e inmesa luna. Mi paso continuaba su ritmo, al parecer nada iba a darse por sí sólo, nada de la diversión que tanto buscaba, así que por mi mismo tendría que crear el momento pero quién, con quién. Solté una sonrisa sabía que no me quedaría quieto hasta no cumplir mi cometido.

por **Anna S. McGrath** Dom Mayo 19, 2013 10:14 pm

Era una noche aburrida, pero muy fría. Decidí ir a dormir, con estas temperaturas no podía hacer mucho, me recosté junto a Brandon para darnos calor mutuo y no morir congelados a media noche. Ya no sentía mis pequeños pies, todo mi cuerpo temblaba y mis dientes hacían un ruido vergonzoso, con tanto fío hasta se me había olvidado que hace un par de horas o tal vez minutos estaba muriendo de hambre. Me dolía tanto el estómago que sentía que vomitaría o algo peor, esa era otra razón por la que estábamos dormidos.
Cuando por fin logré dejar de temblar, me levanté, no podía dormir. Comencé a caminar en círculos pero en poco tiempo eso me pareció demasiado aburrido, por alguna extraña razón hoy estaba ansiosa, me volví hacia los chicos y todos parecían estar en su quinto sueño. Ninguno daba señales de querer despertar, así que dejé de caminar en círculos y esta vez tomé una dirección.

Exactamente no sabía hacia dónde iba, solo quería relajarme un poco, distraer mi mente y si tenía suerte conseguir algo de comida para los chicos y para mí obviamente. El viento hacía que mi cabello volara por todas partes, me despeinaba por completo, claro que eso era algo que no me había preocupado en mi corta existencia, mi apariencia no era buena. Era la de una típica persona que vive en la calle, siempre observaba los enormes vestidos que las chicas de clase alta usaban, la verdad ese había sido mi sueño, portar uno de esos vestidos pomposos y elegantes, pero claro eso era un imposible para mí. Solté una risita, bajé la mirada y negué con la cabeza.

Frotaba mis brazos con las manos buscando un poco de calor, la calle estaba solitaria y muy iluminada pues esta vez la luna resplandecía en todos los sentidos posibles, era enorme y hermosa. Uno de los poco privilegios que los de nuestra clase podía gozar. Por lo menos a mí siempre me había emocionado verla. Me senté en una esquinita para poder contemplarla mejor, recargué mi cabeza en la gran pared que estaba tras de mí y justo unos minutos después mis ojos se comenzaban a cerrar, era muy tarde y la noche pasada no había dormido nada, así que ahora esas horas sin descansar estaban cobrándose.
Comencé a soñar o tal vez era real, no estaba muy segura pues justo frente a mí estaba el hombre más perfecto que habían visto mis ojos, tenía un porte elegante y me observaba con curiosidad. No reaccioné y me quede esperando que mi acompañante dijera algo, o que despertara de una buena vez, alejarme de mi grupito no había sido la mejor idea.

por **Julio Hernández** Mar Mayo 21, 2013 10:45 am

Me quedé dos minutos ahí pensando en la inmortalidad del mundo, en lo sublime que es la vida eterna, en lo tedioso que era pensar todo lo que estaba pensando. Pasé por alto, que el cigarrillo que estaba fumando se consumia por sí solo mientras los debates mentales aun no cesaban. Continue mi tranquilo paso pues nada me apresuraba, solo necesitaba encontrar algo o alguien, ya me sentía desesperado. Cerré mis ojos dos segundos, mis labios esbozaron una extraña sonrisa - Lo haré a la antigua- me dije. Pensé en encontrar a alguien para jugar un rato con mis sentidos ''especiales'' pero que tal le daba un poco mas de sabor y sentido haciéndolo como si fuera lo que hace dos mil quinientos años había sido, ...un humano... pisé con fuerza el cigarrillo que apenas y había probado, un desperdicio. Aligeré el paso pues si iba a divertirme como antes quería contar con más tiempo.

Los callejones estaban despejados, solo mi pseudoalma errante al parecer era la que me acompañaba, a lo lejos que, era cerca para mi divisaba en el suelo la figura de una joven, su cuerpo delgado y sin gracia parecia letargico, sonreí y me apresuré -Al fin algo...- me dije de nuevo y con cautela me fui acercando a la pequeña.

No tardé ni medio minuto cuando ya estaba frente a ella, su cabello estaba despeinado pero muy limpio, su ropa no era la más bonita que se dijera, pero esa piel blanca y tersa de un copo de nieve que con facilidad se quebraría llamó mi atención de inmediato. Me quedé frente a ella y le quedé observando, inmediatamente me la imagine siendo una princesa tomada de la mano de un demonio, solté una sonrisa y me acerqué aun más para poder apreciar las ventanas al alma, sus ojos. Estaban cerrados, ella parecia estar entre dormida y despierta, en sueño, ese sueño que hace mas de dos siglos y medio había dejado de saber qué se sentía.

El titireo de su dientes al temblar me devolvieron el pensamiento, me separé dos pasos de ella y recordé que de humano se siente frío, ladee mi rostro pues no era costumbre, miré a ambos lados y quité mi chaqueta negra, el aroma de mi piel se dispersó por el aire. Con voz muy grave y varonil, extendiendo mi mano sin verle al rostro le ofrecí a la joven que tenía al frente mi abrigo -Hey! Hey! alguien ahí?- tratando de despertarla pues parecía un tanto graciosa e inocente -Toma que hace frío.... Quien quiere cojer un resfrío en estos tiempos....?- volteándole a ver señalándole con la vista mi abrigo. Simulé un bostezo y esperaba a que tomara el abrigo, la diversión que esperaba no era precisamente la que estaba viviendo pero no podía dejarla ahí muriendo del frío.

por **Anna S. McGrath** Jue Mayo 23, 2013 10:00 pm

Di un largo suspiro, y cerré totalmente mis ojos, el frío comenzaba a ser más intenso conforme el tiempo pasaba, abracé mi cuerpo con mis brazos y puse mi cabeza entre mis rodillas. De pronto el hombre de mi sueño comenzó a hablar, me sobresalté y desperté completamente.
Levanté la cabeza hacia él y me quedé observándolo sin decir palabra alguna o tenía demasiado sueño o su aspecto me había dejado pasmada. Después de unos segundos me repuse y levanté rápidamente. El joven me ofreció su abrigo, era algo totalmente nuevo no podía aceptar una cosa así, pero por otro lado, según yo, despreciar eso sería una falta de educación de mi parte, una falta de educación y una tontería. Así que sonreí a medias y tome el abrigo ¿cada cuando se me presentaría algo de esa magnitud? –Gra-gracias- alcancé a decir, entre el castañeo de mis dientes y la impresión del momento apenas y podía hablar.

No me puse totalmente bien el abrigo solo lo sobrepuse, al pasarlo por mi rostro su aroma se desprendió por doquier, era una combinación de tabaco y algo medio dulce pero varonil, ni siquiera lo podía explicar bien.
Su aspecto era elegante y la verdad muy atractivo. A primera vista parecía una persona gentil, en comparación a las de su clase. Yo no era la más alta, mi estatura siempre había sido pequeña, a él le llegaba apenas bajo el hombro, lo cual hizo que me intimidará más de lo que ya. Pero me controlé y tomé una pose de seguridad falsa.

-Mi nombre es Anna- le dije cuando por fin mis dientes habían dejado de hacer ruidos extraños y extendí la mano esperando que la tomara. –No, creo que nadie quiere- Sonreí y bajé la mirada, por qué respondía a todo? Ahora ya me estaba sintiendo muy boba. –Jamás le había visto por estos lugares, vive por aquí?- Ahora hablaba con más confianza, algo que me caracterizaba era eso, tomaba confianza en poco rato y me estaba olvidando que lo acababa de conocer hace cinco minutos, así que mejor me controlaba pues nunca se sabía con personas como él.

El viento movía mis cabellos, los tome y los puse juntos sobre mi hombro. Hacía un frio que desde hace mucho no sentía cuando golpeaba contra mi rostro, llegaba a sentir que dolía y que en cualquier momento mis mejillas se romperían o algo así, aunque esto fuera un tanto imposible. Incluso me llegué a sentir culpable por estar usando su abrigo y obligarlo a pasar un frio innecesario, aunque él se veía muy cómodo estaba meditando en regresárselo o esperar un rato más –Es una noche muy fría, o solo lo imagino?-

por **Julio Hernández** Vie Mayo 24, 2013 11:21 am

Me pareció gracioso sus gestos ¿estaba apenada? pensé por dos segundos y le miré compenetradamente a sus ojos que hacían juego con la oscurana noche. Di un paso hacia atrás y le di la espalda una vez que había tomado la chaqueta, escuchaba la sonoridad del viento que me daba la pauta para esperar a que la joven se colocara la chaqueta pues me habían enseñado desde niño que a una mujer se le respeta a la hora de vestirse aunque era un poco exagerado pues ella no se estaba desnudando, era una simple chaqueta aun así en mi quedaban vestigios de lo que mi madre me había en un tiempo enseñado.

Froté mis manos fingiendo sentir baja la temperatura aun así sabía la falsedad de mis acciones, mi cuerpo era más frío que el viento que chocaba en mi cara. Pensé en la pequeña humana que tenía detrás mio y sus movimientos habían cesado, así que supuse que ya había terminado. Me di la vuelta y le observé con cuidado, la chaqueta le encajaba bien por su pálida piel y su cabello largo aunque se denotaba grande en proporciones, le cubría casi todo su delgado y frágil cuerpo, mi cara hizo un gesto y con risa de medio lado -Mira qué envidia! La chaqueta te queda mejor a ti que a mi! - le guiñé el ojo acomodando mi cabello. -Compasión, tranquilidad, quietud: Anna..... Muy bonito nombre eh!- me recordé del significado del nombre de ella porque así había conocido a alguien hace un par de siglos, extendió su mano y la tomé, era tan pequeña que podía atraparla en la cuenca de mi palma, deslicé mis manos por sus dedos y besé su dorso quedándome unos cinco segundos levantando la vista -Es un gusto, Soy Julio Hernández - retirándome de aquella posición y retomando la postura -Y es extraño que no nos hayamos topado antes, suelo recorrer estas calles cuando no hay nada productivo por hacer en casa.... En estos momentos buscaba algo... de cenar tal vez?- arqueando una ceja.

El viento engendro del diablo calaba los huesos de la humana, podía notarlo a leguas, escuché su pregunta y me causo gracia -¿Crees en los demonios Anna? Dicen que ellos son incapaces de ver la luz del sol, de sentir dolor o sueño, por eso son errantes...... Y sobretodo no sienten frío, si me preguntas, hace mucho no siento frío - esperando a que la chica captara lo que mis palabras significaban, era claro, no deseaba ocultar mi verdadera apariencia. Solté una sonrisa y miré la luna acobijada con las nubes, Anna podía haberse asustado con aquello o asimilarlo igual no me importaba, hace mucho no me importaba lo que los demás pesaran de mi. Me quedé pensativo y mis oídos oyeron el chillido del estómago de la pequeña, dirigí mi vista hacia ella -¿Quieres acompañarme a cenar?- colocando mis manos en el bolsillo en búsqueda de otro cigarrillo pero no estaban ahí, estaban en la chaqueta -Pero antes....- acercándome a ella haciendo que la joven reposara su cuerpo en la pared, con una mano en el paredón le miré.

por **Anna S. McGrath** Dom Mayo 26, 2013 9:51 pm

Cuando estaba poniéndome su abrigo él se giró para darme privacidad, lo miré extraña pues en un principio no sabía por qué hacía eso, después de poco tiempo comprendí y solté una risita. Su comentario me causo más gracia, cuando lo dijo yo mire mi esquelético cuerpo dentro de esa chaqueta, que para mí era enorme, parecía que nadaba dentro de esta. -¿De verdad? Es que a mí me queda bien todo- Dije sarcásticamente siguiéndole el jueguito, lo miré divertida y después sonreí -Gracias, creo que quietud es lo que más me caracteriza- Hoy venía muy sarcástica o por alguna extraña razón aquel joven hacía que dijera ese tipo de cosas.

No me había equivocado era una persona muy galante, esperaba que solo tomara mi mano y diera un leve apretón como yo acostumbraba, pero no fue así. Me trató como una de esas mujeres de clase alta y si no estuviera haciendo tanto frío tal vez mi rostro ya estaría de todas las tonalidades rojas habidas y por haber, solo sonreía nerviosa –Tanto gusto. Qué raro nosotros también paseamos seguido por aquí. Pues apuesto que si hay muchas cosas productivas que hacer en tu casa- No imaginaba que alguien pudiese aburrirse en su propia casa.

Una vez más el viento me traicionaba, cada que golpeaba fuerte mi rostro cerraba los ojos, su comentario me dejó pasmada, no sabía que responder. ¿Creer en demonios? La verdad era algo que nunca me había puesto a pensar -¿No sientes frío?- Fue lo único que dije, eso me había puesto nerviosa pues no sabía cómo interpretar lo que acababa de decirme. -¿Creer en ellos? La verdad, no. ¿Y tú?- Pregunté ingenuamente con una sonrisa pues ese tipo de cosas me parecían irreales.

Hubo un corto silencio incómodo, el cual mi estómago aprovechó para avergonzarme de la peor manera, eso sí hizo que mi rostro cambiara al rojo intenso. Coloqué mi mano sobre mi estómago como intentando calmarlo –No lo sé, essm.- Comencé a balbucear y de inmediato pensé en mi pequeña familia, tal vez conseguía un poco para ellos. –Claro, si no soy molestia- Por fin dije. Después él comenzó a buscar algo entre sus bolcillos, que al parecer no encontró porque inmediatamente se acercó hacia mí, yo solo me quedé ahí sin mover un dedo.

por **Julio Hernández** Mar Mayo 28, 2013 12:42 am

Le guiñé el ojo al oir esas palabras aunque dentro de ellas notaba su sarcásmo, definitivamente de mí, no saldría un cumplido si no me naciese pero que va, no importaba si lo entendía o no, quizás el frío le estuviese entorpeciendo el pensamiento. -¿No me crees lo que digo? Mmmmm... Eres testaruda puedo verlo en esos ojos, con unos ajustes se te vería mejor claro está....- soltando una sonrisa y m,oviendo el cuello hacia un lado oyéndole -¿Quietud ah? Pero si tus dientes no paran de temblar... - queriéndole hacer una broma, su risa se oía tan sincera, quizás por eso lo hacia.

-Es muy extraño que no nos hayamos encontrado Anna, muy curioso, por lo general siempre estoy viendo qué de nuevo encuentro... No deberías andar sola por estas calles, es peligroso, París puede ser la ciudad de los sueños pero también puede destruirte, sobre todo su gente- viendo al cielo y queriendo tomarla con una mano como querer atrapar un ave que vuela tan lejos que crees que puedes ir ahí con ella -Te aseguro que en mi casa no hay nada interesante que hacer, por eso suelo vagar a estas horas.... Porque lo que te puedes encontrar realmente será interesante...- devolviéndole la vista.

Me quedé ahí pensando en no se qué cuando le dije aquello, esperaba que realmente saliera corriendo, pero no, ahí estaba parada frente mío inocentemente, no había entendido lo que le había dicho -No Anna, no siento fría, hace años mi cuerpo es incapaz de sentirlo y sí, creo en esos seres grotescos, sin alma, amantes del dolor ajeno.... Esos que se alimentos con el miedo ajeno. Por eso insisto que debes de tener cuidado, un día puedes correr con suerte otro no...- compenetrándome más con su vista, sus ojos perdidos en algo qu eno estaba seguro qué era.

Aceptó mi propuesta de inmediato, pensé al instate un lugar en donde podía comer con ella, -Comer...- pensé para mí, comería ella, pues la única comida que mi cuerpo toleraría sería la sangre -No eres molestia, Total hoh no hay nada que hacer....- después de haberme percatado que en mis bolsillos no estaban mis cigarrillos acercarme así súbitamente a la joven sin anunciarle nada, sentía a corta distancia su respiración, estaba petrificada sin decir nada, sonreí y agaché mi cuerpo para estar a su altura. Llevando una de mis manos a una de las bolsas de la chaqueta y sacando uno de los cigarrillos. -Permiso... necesito esto...- sonriendo para quedarme ahí viéndole sus gestos -¿Entonces vamos?- extendiéndole el brazo y colocándome en la posición inicial -Anna... ¿Quieres comprarte ropa nueva? Puedes elegir lo que desees. Creo que ir a cenar a un restaurante con una chaqueta no es lo más indicado para una dama como tú, quieres? Por mi esta bien si deseas ir así...Lo digo por tu comodidad- sonriéndole, despeinándole con suavidad su cabello.

por **Anna S. McGrath** Jue Mayo 30, 2013 12:00 am

Parecía que él ya comenzaba a tomar confianza conmigo y era algo que me hacía sentir mejor. No había dejado de sonreír desde que comenzamos a hablar, hasta mis mejillas empezaban a doler, tal vez porque era totalmente nuevo encontrar un amigo como él, o no sé simplemente siempre me había gustado hacer amigos nuevos. ¿Testaruda, cómo lo sabía? –Yo no soy testaruda- De igual modo tenía que decir algo así, era como costumbre mía. Mi risa se hizo larga y fuerte cuando dijo lo de mis dientes, porque fue cierto, hace un par de minutos mis dientes y el resto de mi cuerpo temblaba de frío, ahora la cosa había mejorado notoriamente, esa chaqueta sí que servía. –Bueno es que mis dientes no entran en esa parte de quietud, ellos son como extraños- Hice una cara rara porque ni yo había entendido lo que acababa de decir.

Que París era una ciudad peligrosa? Al parecer no había notado que sus calles eran mi hogar, había pasado más de la mitad de mi corta vida por estos lugares, los conocía a fondo y aunque algunas veces son muy peligrosas, desde hace mucho tiempo que había perdido el miedo a vagar sola. Me había perdido en mis pensamientos y era mejor que parara o comenzaría a recordar, la verdad no sabía exactamente cuánto tiempo había pasado para que respondiera –París es un sueño claro está, aunque la verdad no te puedo asegurar que es lo mejor, jamás he salido de aquí. No creo que sean tan peligrosos- Le dije con una sonrisita a medias.

Cuando volteó a otro lado, aproveché para olfatear su chaqueta, esperaba no olvidar ese aroma en mucho tiempo. Tan pronto se volvió me sobresalté e hice como si nada. –Pues de ahora en adelante cada vez que estés aburrido ya sabes que aquí tienes una nueva amiguita, el diminutivo es por mi estatura(?)-

Tal vez mi cerebro no estaba carburando bien, las cosas que me decía eran muy extrañas –Aam pues debe ser genial no sentir frío, para mí eso sería espectacular- dije algo nerviosa pero haciendo broma como siempre –Quizá no son grotescos, tan solo algo distintos, en caso de que si existieran y tranquilo suelo tener cuidado- Aunque la verdad si algo me sucedía no sabía a quién le pudiese importar, mi existencia era algo insignificante en este tipo de sociedad.

Ahora que lo pensaba mejor, eso de ir a comer con él no me estaba pareciendo una buena idea, a esos lugares elegantes, los que nunca imaginé entrar. Sería algo vergonzoso y extraño, pues todo este era nuevo para mí. –No sé, la verdad ya no estoy muy segura, no te preocupes que yo me conformo con cualquier cosa, de hecho no es necesario ir a un restaurante o eso- Conforme iba terminando mi oración mi voz había cambiado, hasta que se hizo inaudible.

Se acercaba mucho, esta última vez parecía que lo hacía a propósito, como si mi rostro al rojo vivo luciera bien, odiaba cuando me sonrojaba, porque además que lo hacía muy seguido, hacía que las personas notaran cuando estaba nerviosa y apenada. Cuando comenzó a buscar sus cigarrillos en la chaqueta, solo asentí y espere que se alejara, en ese instante que estaba cerca percibí más su aroma.
Ropa nueva? Estaba segura que si llegaba donde Brandon con ropa nueva se haría un lio sobre eso así que mejor detenía todo esto. –No estoy muy segura- recalqué –Tal vez un lugar más privado, no soy muy buena haciendo amigos- dije eso último en un susurro.

por **Julio Hernández** Dom Jun 02, 2013 9:15 pm

Le miraba extrañado y complacido, era inocente y muy sincera. Sus mejillas rosadas se pintaban por el frío, en ese momento no sabía quién de los dos estaría más helado si ella o yo. Mis ojos le miraban curiosos y mis manos jugaban la una con la otra haciendo un ruedo extraño. Sonreí por sus palabras y le tomé una mano observándola con cuidado. -Claro que lo eres Anna, tus ojos me lo dicen...- seguía intrigado con la delicadeza que ella emanaba era curioso. Riendo un poco le miré sus labios -Tus dientes te han delatado también... - soltándole la mano y viendo al cielo que nos acobijaba.

Intentaba mantenerme callado para escucharla, su confianza era sublime, casi podía jurar que ella y yo nos conocíamos de varios años. Ambos habíamos tomado confianza lo que hacía un poco más amena la plática. El frío retumbaba los cabellos castaños ajenos y yo le escuchaba prestándole sumo cuidado a sus palabras -Me encanta París, por la belleza de sus calles, la plenitud de sus mercados y... de su gente aunque - viéndole para hacer énfasis en eso último -no te descarto la probabilidad de que así como hay gente buena hay personas malas... Solo es cuestión de suerte, de vez en cuando los demonios salen a jugar con presas que son fácilmente engañables, por suerte tu... acercándome mas a ella -No eres de las que se deja persuadir fácilmente... - viéndole fijamente ladeando el rostro.

Sus movimientos un poco torpes le delataron parecía que buscase algo al deslizar su corta nariz por mi chaqueta, estaba deleitado con su compañía hace muchos años no pasaba. Sonreí por sus palabras y me acerqué mas a su pequeño y frágil cuerpo -Bueno entonces ahora lo tendré presente, tenlo por seguro, la próxima plática no será en la esquina de una calle... - guiándole un ojo me quedé viéndole esperando que mi vista no le incomodase.

Mis ojos le vieron un tanto sorprendidos que no me atreví a verle por una extraña razón. Esas palabras que acaba de mencionar ya con anterioridad alguien me las había dicho y después de haber conocido mi verdadera identidad a había huido. Claro, no sin antes yo alcanzarle para darle muerte, no resistía una traición y menos que anduviera pregonando mi condición. -No creo que sea eso Anna, quizás aquellos sean más ordinarios de lo que tu crees... No son de los que negocian solo hacen lo que deseen... como.... yo... - solté una sonrisa después de haber olvidado os recuerdos que ella había traído consigo.

Después de un momento la noté titubeante, quizás se había arrepentido por algo, no me importó y ascendí mis hombros en señal que no había problema por su decisión. Le miré curioso y pensativo -¿Estás segura? En ese caso podemos ir a algún lugar donde tu te sientas cómoda, a ver... señorita, muéstrame tu lugar preferido para comer... - sonriéndole con la mano acomodándome los cabellos.

Tomé mis cigarrillos, sacando uno del paquete guardé el resto en mi bolsillo y encendí uno, dándole una gran calada retuve el aire unos minutos en mi boca -Entonces está bien.... Podemos hacer lo que tu quieras, la verdad ya son tantos años en esto que no importa lo que haga- sin darle la importancia a sus últimas palabras dije con aquella tranquilidad y solté el aire venenoso que mantenía en los pulmones -Ven.... - le dije sonriendo extendiendo mi mano esperando a que la tomase para irnos de ahí. Quizás volaría con ella para que así se divirtiera un minuto.

por **Anna S. McGrath** Lun Jun 03, 2013 11:20 pm

Di un largo suspiro, mis pulmones se llenaron de mucho aire, que por cierto estaba congelado, lo cual hizo que me ahogara un poco, tosiendo un par de veces. Coloqué una mano en mi pecho, dando leves golpes para que esa tos no se convirtiera en un ataque repentino. Cuando por fin me controlé, volví la mirada donde él. –Lo siento. ¿Mis ojos? Son unos traicioneros o simplemente se equivocan- Eran comentarios algo infantiles, pero no sé, salían así de espontáneos. –Mis dientes también me traicionan- Dije soltando una risita.

Una ola de fuertes vientos llego, tuve que sujetar fuerte la chaqueta, de lo contrario ésta habría salido volando. Abracé mi cuerpo, para continuar calientita como para sostener el abrigo de mi acompañante. –En París hay demonios? Debemos tener cuidado, Pff pero claro que hay personas malas, dímelo a mí, no he conocido más que eso- comente haciendo una cara triste muy falsa, que no tardo tanto pues mi sonrisa regreso un segundo después. " No eres de las que se deja persuadir fácilmente" Había dicho y la verdad tenía razón. Solo asentí – ¿Cómo es que notas todo eso?- Era algo extraño.

Acomodé un par de cabellos que estaba sueltos, volando en dirección del viento. Su sonrisa se dejó ver, esta vez muy grande. –Pero esta calle es hermosa, además la luna de hoy es aun más hermosa, qué más podemos pedir?- Dije bromeando y en parte en tono serio, mirándole fijamente a los ojos.

Él hablaba como si de verdad conociese a uno de esos demonios que tanta controversia habían causado esta noche en nuestra conversación. Y por la forma en la que hablaba no le eran muy gratos. –No creo que podemos afirmar nada, pero tengo curiosidad, ¿por qué te interesan tanto los demonios y sus derivados?- Pregunté algo seria, pero sin dejar de bromear un poco. –Haces lo que desees? No lo dudo-.

Mi lugar preferido para comer, ja´ eso si que fue divertido –Muy segura, pues a ver, me siento cómoda en lugares donde no haya mucha gente- dije giñándole el ojo –La verdad no tengo muy claro eso de, mi lugar preferido para comer. No sé si ya lo notaste, pero vivimos en mundos muy distintos.- Comenté eso último de la forma más sarcástica que pude.

Prendió un cigarrillo, era un aroma que me gustaba percibir. Me quedé pensando en qué podíamos hacer en una noche así, lo que siempre hacía con los chicos era dormir y esperar que el sol saliera, nunca otra cosa. Así que ahora mi mente estaba en blanco. Me recobré cuando Julio soltó el aire, que había permanecido mucho tiempo dentro de él, o eso era lo que pensé. Me embobé en sus movimientos hasta que me tendió la mano, sin pensar o si quiera preguntar a dónde iríamos la tomé.

por **Julio Hernández** Mar Jun 04, 2013 4:53 pm

Seguía interesado con ella era como si me llamase la atención su el titiriteo de su cuerpo, divertido, aún cuando se cubriese siempre temblaba, quizás no se había costumbrado aún al frío de las calles. Me pareció que no era de las mujeres que debió nacer en estas condiciones, era como una muñequita delicada meciéndose con el soplar del viento. Solo podía sonreír. -A estas alturas voy a pensar que todo te traiciona....- sonreí -Todo tu cuerpo te juega bromas muy pesadas... El juego de ser humano te lo concede- mencioné aquello último haciendo una pausa sin esperar a que ella le prestara atención a mis palabras, la verdad era muy descuidada a menos que así quisiese verse pero no ser percataba de nada o eso era lo que yo creía.

Suspiré asintiendo a sus palabras, era como una niña a la que le cuentan historias de terror, que aparentemente no cree en que el malo pueda ganar, porque siempre El bien triunfa sobre el mal.. o es lo que a todos les enseñan de pequeños pero en sus adentros lo sabía, sabía que no siempre era así. Sin verle de mi boca se escaparon palabras que se pudieron escuchar muy toscas -Hay de todo lo que tu mente pueda imaginar, no solo... eso..- hice una mueca y le vi nuevamente -Tienes que ser más acuciosa Anna, seguro la noche te trae más sorpresas de las que crees - guiñándole un ojo le volví a acariciar la cabeza. Sonreí y le miré dilucidado, al parecer se había percatado de algo que no estuviera bien conmigo -Lo noto porque de aquí, tu misma me lo dices...- con mi dedo índice colocándoselo en la sien lo deslicé a su nariz y le vi detenidamente -¿Curioso no crees?-

-A ver.... qué más podemos pedir.....- pensé al oír sus palabras y merodee por todo su al rededor -Tienes razón, qué más se puede pedir.... Quizás una buena taza de té caliente... tal vez así ya no temblarías....- sugerí con cuidado haciendo chiste de su condición colocándome delante de ella nuevamente.

Sonreír a sus palabras -¡Touché!- pensé al fin había llegado a donde había querido, estaba fascinado tanto que podía correr por la cuadra sin que ella notase que me habría movido de donde estábamos -No me interesan en lo absoluto sabes...- rodee su cuerpo frágil que la dejé sin lugar donde pudiese moverse -Es que quizás estes conversando con uno....- le olfatee y cerré mis ojos separándome con prudencia del cuerpo ajeno sonriendo -¿Qué harías Anna? ¿qué harías si te toparas con un demonio ahora mismo?- suspiré asintiendo a sus últimas palabras, siempre obtenía lo que quería, siempre.

-¿Muy diferentes eh? Sí, quizás... pero tu tienes algo que yo no tengo.... tu puedes gozar de cosas tan pequeñas, que por mi condición no puedo...- mencioné sin reparo viéndole esperando a que creyera en mis palabras. -Haremos algo mejor que comer Anna....- sonreí y mis ojos se platearon a la luna.

Me quedé pensativo cinco segundos y la fría mano de Anna me hizo recobrar el pensamiento, la tomé con delicadeza y sonreí complacido -Parece que te encanta tomar riesgos Anna.. dije para mi mismo le tomé con un poco de fuerza y la tironeé para subirla a mi espalda, no pensaba en caminar, basta de farsas -Tomaremos un atajo y caminar no es parte de viaje...- sujeté sus piernas a mi cintura y le vi por sombre el hombro -¿Lista? Porque ahora no hay regreso atrás...- sonreí y le ajusté a mi cuerpo esperando su señal.

por **Anna S. McGrath** Jue Jun 06, 2013 4:09 pm

Comencé a jugar con uno de los botones de la chaqueta de Julio, el frío se estaba haciendo más intenso conforme pasaba el tiempo, no tardaba en amanecer, o eso esperaba, pues ignoraba totalmente la hora en la que me encontraba. Mi cuerpo se estremecía cada vez que el viento nos golpeaba –Sí, mis extremidades son muy traicioneras- iba a decir otra tontería pero mejor me quede calladita pues lo que acababa de decir me había dejado pensativa.

Lo miré extraña, él era un tanto misterioso, lo cual lo hacía aún más interesante. –Pues no es que mi mente sea la más abierta de todas, la verdad no creo en cuentos de brujas y eso-Suspire y baje la mirada -La única sorpresa que la noche me ha dado desde hace tiempo, fue encontrarme contigo, para serte sincera es lo más interesante que me ha sucedido en años-. Sonreí de lado y me volví donde él. Acariciaba mi cabello y después mi rostro, no hice nada. Me había quedado como congelada. –Muy curioso- conseguí decir, aunque no había entendido muy bien por qué había comentado eso. Su tacto había sido muy frío, parecía que el congelado era otro.

Me agradaba su sentido del humor, me hacía reír y eso siempre me había gustado mucho. –Tú crees que tan solo una taza de té caliente calmaría los vergonzosos temblores que mi cuerpo tiene en estos momentos?- Dije sonriéndole.
Me quedé esperando su respuesta, que hiciera tantos comentarios sobre ellos, me estaba comenzando a asustar. –Si no te interesan, entonces por…- Cuando me acorraló con sus enormes brazos me quedé muda. ”Es que quizás estés conversando con uno” Mi respiración aumentó su ritmo, quise retroceder pero la enorme pared que estaba detrás de mí me lo impidió, bajé la mirada. Ahora que estaba cerca lo podía observar mejor y era más alto de lo que había pensado. Comenzó a olfatearme -¿Qué haces?- Pregunté algo temerosa, alzando la vista. Tome una bocanada de aire para intentar recuperar el aliento, y hable con toda sinceridad con una pose seguridad falsa -¿Qué haría? Para empezar no lo notaría, no soy la más inteligente- Sonreí y suspiré –Exactamente no sabría qué hacer, probablemente me alejaría, no sé…- No quise decir más. –No soy nadie para juzgar-. Comente en voz baja.

-¿Tu condición? De hecho yo pienso que tú tienes todo lo que los de mi “condición” no. Algo mejor que comer? No imagino que será- Comente sonriente y ya más tranquila.

Me giré en dirección a la luna, imitando o tratando de descifrar qué haríamos ahora, estaba distraída mirando lo enorme y hermosa que estaba hoy la luna. Ni siquiera noté lo que estaba haciendo, jaló con fuerza mi pequeño brazo y cuando reaccioné ya estaba sobre su espalda, lo único que hice fue sujetarme fuerte de sus hombros para no caer. –¿Qué estás haciendo? ¿Lista para qué? - Estaba nerviosa y de pronto, no sé cómo ni por qué, pero me tranquilicé y confié ciegamente en aquel joven que estaba sosteniendo mi cuerpo, di un gran suspiro, qué más me podía pasar? –Lista- Dije sonriéndole algo insegura pero con voz muy clara.

por **Julio Hernández** Jue Jun 06, 2013 6:56 pm

La miraba con desdé cual niña juega para entretenerse, definitivamente era una virtud la que tenía o se estaba aburriendo con la conversación, ¿cuál es de las dos serían la que por la mente de Anna vagarían? Pensé por un minuto para mi solo y después le dediqué una sonrisa impertinente, sus palabras estaban llenas de ternura -A estas alturas estoy por pensar que todo tu cuerpo te traiciona, quizás solo busca un poco de calor...- arqueé una ceja como si buscase seducirla, quizás eso era pero me llamaba más la atención la forma de sus mejillas que otra cosa. Estaban tan rosas.

Escuché sus palabras y era muy valeruda, pude notar que las no se había topado con algún ser que le hubiese dejado alguna marca de por vida, quizás por eso su serenidad y naturalidad al hablarme, por eso el dicho '' Ojos que no ven, corazón que no siente... ladee el rostro y acomodé mi cabello -Entonces eres muy afortunada...! - asentí con mi rostro -Ni quieras toparte con esas cosas tenebrosas que mencionan en los cuentos- dije en son de broma pero yo sabía que era cierto -A las almas perdidas le gusta jugar broma Anna... por eso debes estar alerta... O de repente estás a medio dormir y te aparece alguien así como así de nada ofreciéndote su chaqueta....- haciendo mención a lo que había ocurrido -Inocente Anna.... No debes serlo- me dije y suspiré tomándole de la barbilla para elevarle la vista -Creo que lo más curioso que me ha pasado en esta noche ha sido toparme con una niña que no cree en cuentos de adas...- le dije sonriendo y soltando su rostro.

Estaba como un témpano de hielo, petrificada y yo sonreía, no dejaba de hacerlo, su actitud me causaba ser calmado -¡Claro que una taza de té lograría eso!- dije muy seguro después oyendo sus palabras -Aunque.....- acercándome más a ella -Hay diferentes maneras para perder ese baile....- le miré su delgado cuerpo presionar contra la pared -Solo... Trato de tranquilizarte....- respondiendo a su pregunt y acercándome más hasta que podía sentir el rozar de la chaqueta con mi cuerpo y le miré respirando para calmarse. Ascendió su cabeza y yo me agaché a verle muy cerca los ojos y escuchar su respuesta -¿Correrías?- le miré con una sonrisa que se dirigían a sus congelados labios -Quizás esté más cerca de ti de lo que crees...- guiñándole un ojo y separándome de su cuerpo le di la espalda.

Eschándole hablar me di la vuelta para verle de nuevo -A pesar de que pueda tener todo el banquete del mundo, que pueda saciar mi sed con los mejores vinos y licóres. Esto jamás me satisfacerá, porque mi sed es de otro tipo...- mencioné aquello y le vi pensativa. ¿Que sería? suspiré que le tomé del brazo y me la acomodé, ella parecía estar cómoda, que de sus labios salió la respuesta afirmativa que estaba esperando oír. Sonreí -Bien, entonces, sujétate!- exclamé divertido y a una velocidad más rápida que un haz de luz me dirigí hasta el otro extremo de la ciudad, la entrada de la ciudad, donde todo estaba callado y solitario. Con una mueca de diversión miré a Anna por encima de mi hombro para ver si no había caído del susto, o congelado del viento -Bien Anna, ¿Ahora crees en lo sobrenatural?- susurrándole bajo, dándole un beso suave a una de las manos que me abrazaban.

por **Anna S. McGrath** Sáb Jun 15, 2013 9:01 pm

Le miraba directamente a los ojos hasta que puso esa mirada extraña y seductora, mi vista tomo otra dirección, bajé la cabeza me sonrojé y sonreí nerviosamente. –Sí, siempre busca lo mismo- Respondí como si no hubiera entendido nada, pero mi risita me traicionó. Me volví donde él, mi expresión ya había cambiado, por lo menos ya no estaba tan sonrojada.

Se había acomodado el cabello pero el viento también era rudo con él, enseguida se volvía a despeinar, sonreí y acomodé su cabello, intentando hacerlo de la misma manera que él lo acababa de peinar. Yo afortunada? Sí claro. –Sabes qué? Me gustaría toparme con uno de ellos para desmentir todo lo malo que dices de los pobres personajes de cuentos, les diré lo que piensas de ellos y vendrán a cobrar venganza- Era normal que una persona de veinticuatro años dijera coas tan infantiles? Solté una carcajada por su comentario -Entonces ese alguien debe ser muy amable- Respondí siguiendo su jueguito y sonreí cuando sostuvo mi rostro –Tanto como niña pues no sé…- bromee y continué riendo.

Permanecí inmóvil sin saber qué hacer, lo cual al parecer le divertía. Estaba acercándose más y más que casi podía sentir su pecho pegado al mío, bien podía salir pues debajo de su brazo había un gran espacio, pero por alguna extraña razón no lo hice, tal vez porque estaba como hipnotizada o simplemente no había querido hacerlo. -¿Diferentes maneras? Pues no sé exactamente a qué te refieres- Dije nerviosa con la mirada baja, tal vez estaba sonrojándome de nuevo. –Sí, correría muy muy rápido- Solté una risita, carraspeé la garganta –Si está muy cerca, entonces debería empezar a correr de una buena vez, no soy muy veloz-.

Algunas veces no era bueno ser conformista, se notaba que Julio era adinerado, y nada conformista. Me preguntaba qué le hacía falta, él mismo lo acababa de decir, tenía lo mejor del mundo cuantas veces quisiera, sería un sueño tener tanto. Pensaba quedarme callada ante eso pero como siempre mi lengua me traicionaba -¿A qué te refieres con tu “sed”?- después de eso cerré la boca e hice cómo si no hubiera dicho nada.

Le obedecí, todo parecía tan irreal… Lo sabía era un sueño, no era posible que conociera a alguien como él, tal vez no había despertado, o tal vez había muerto congelada y lo de la chaqueta solo lo había imaginado, o soñado. Si era eso, se trataba de un buen sueño. Genial, ahora estaba confundida, no sabía si era realidad lo que estaba pasando o u simple sueño. El viento me golpeaba tan fuerte, esta vez sí dolía y mucho. Escondí mi cabeza en su espalda, esa era una de las razones que me hacían pensar que estaba despierta, intenté abrir los ojos pero la fuerza del viento me lo impidió, después se detuvo ni un cabello más se movía, de hecho no había movimiento alguno en el lugar. No sabía dónde estaba, no conocía ninguna calle ni nada, ciertamente comenzaba a asustarme. Seguía colgada de su espalda sin saber qué hacer, el roce de sus labios en mi pequeña y congelada mano me trajo a la realidad. Bajé de un saltito y me quede rotando sobre mi eje, no había nada ni nadie. -¿Dónde estamos?...Solo es un sueño, cierto?- Dije insegura.

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