AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Con cuidado, ¿eh? [+18] {Privado}
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Con cuidado, ¿eh? [+18] {Privado}
Bueno ahora que ya había terminado de hacer las compras parisinas, haber terminado de unos recados que su hermana le había pedido que hiciera, volvía por un camino ausente de luz, ausente de ruido y de gentío. No sabía por dónde iba hasta que enseguida pensó que se había equivocado de camino. Seguía y seguía caminando por las calles, pisando los adoquines con los tacones que siempre le gustaba ponerse. Su hermana a veces se los cogía, pero porque era su hermana y punto, no nadie más. No tenia amigas, ni amigos. Pensó en que quizás fuera porque aun no había salido mucho por Paris, pero enseguida vio que una o dos personas se le acercaban, para después acorralarla contra una de las paredes de ladrillo oscuro que la luna no conseguía iluminar con su estela de plata.
Eran dos personas, dos chicas que eran bastante hermosas, más que ella incluso. Su escote estaba tapado por un encoge negro, en cambio el de las chicas que la miraban con sonrisas en sus rostros, vestían descocadamente para así apretar sus senos contra los de la pequeña de los Cilo-No...Por favor...-Dijo suplicando piedad por lo que comenzaban a hacer, Cilo, intentaba taparse su cuerpo, intentar que no tocasen el suyo propio contra los otros de las mujeres. Bien, no hacían nada más que comenzar a restregarse contra ella, bien ella pensó que estaba en peligro.
-Marie, rómpele el escote....-Dijo una de las mujeres que llevaba su mano derecha a los cabellos de Cilo, intentando que esta se calmara y fuera dócil ante los toques de las que se suponían que eran más experta que Cilo. Marie, la que se atrevió a obedecer, cogió el escote de encaje para agarrarlo y llevar su mano hacia afuera arrancando esa pieza elegante del resto del vestido. Cilo Grito, intento zafarse para después inquietarse más por lo que podría venir a continuación. Una de las mujeres le tapo la boca para después susurrarla “¿De qué quiere el helado, señorita?” Esto la dejo con el miedo entre las piernas, pensó en que la obligarían a hacer cosas raras y solamente pensó en que debía de escapar de inmediato, pero tan solo seguía intentando zafarse de aquel agarre hasta que vio que las mujeres, comenzaban a desvanecerse en el aire, el lugar por donde se movía, también desaparecía bajo sus pies girando en una rápida espiral y ella simplemente se convertía en arena, después en el humo que sale tras fumar hierba en pipa hasta desaparecer y que se volviera todo a oscuras.
19:00pm
Burdel de París, Francia.
Le dolía la cabeza. Notaba algo blando, suave bajo su columna vertebral, algo acolchado y olía a tapizado barato. No veía cuando entrecerró los ojos tras despertarse como de una gran fiesta, con una jaqueca de mil demonios incordiándola en aquel instante. Ahora si movía la mano, la puso sobre su cabeza para intentar calmar el dolor, frunció la mirada para después poner ambas manos sobre su cabeza-Ay. . . –Gimió un poco al sentir que un martillo golpeaba su cabeza. Intentaba relajarse para finalmente, abrir los ojos con lentitud y descubrir en donde estaba. Solo que había mucha gente alrededor suya.
¿Dónde estaba? ¿Quién era toda esa gente? Bien, ella sabía que no podía confiar en nadie hasta que pudiera hablar con alguien al menos. Solo recordaba que estaba volviendo a casa y que enseguida, todo fue oscuridad y ya no se acordaba de más. Procuro incorporarse con lentitud sobre lo que parecía ser un sofá de tapicería cursi y de color rosa. Bien que ella era así, cursi y dulce, pero no le gustaba el rosa. Al menos a ella no. Más gente se quedaba viéndola con interés-¿Do-donde estoy?-Habló por fin, en cuanto esta se agarro al respaldo del sofá, haciéndose una bola cual tímida flor de primavera.
¿Alguien la iba a responder?
Eran dos personas, dos chicas que eran bastante hermosas, más que ella incluso. Su escote estaba tapado por un encoge negro, en cambio el de las chicas que la miraban con sonrisas en sus rostros, vestían descocadamente para así apretar sus senos contra los de la pequeña de los Cilo-No...Por favor...-Dijo suplicando piedad por lo que comenzaban a hacer, Cilo, intentaba taparse su cuerpo, intentar que no tocasen el suyo propio contra los otros de las mujeres. Bien, no hacían nada más que comenzar a restregarse contra ella, bien ella pensó que estaba en peligro.
-Marie, rómpele el escote....-Dijo una de las mujeres que llevaba su mano derecha a los cabellos de Cilo, intentando que esta se calmara y fuera dócil ante los toques de las que se suponían que eran más experta que Cilo. Marie, la que se atrevió a obedecer, cogió el escote de encaje para agarrarlo y llevar su mano hacia afuera arrancando esa pieza elegante del resto del vestido. Cilo Grito, intento zafarse para después inquietarse más por lo que podría venir a continuación. Una de las mujeres le tapo la boca para después susurrarla “¿De qué quiere el helado, señorita?” Esto la dejo con el miedo entre las piernas, pensó en que la obligarían a hacer cosas raras y solamente pensó en que debía de escapar de inmediato, pero tan solo seguía intentando zafarse de aquel agarre hasta que vio que las mujeres, comenzaban a desvanecerse en el aire, el lugar por donde se movía, también desaparecía bajo sus pies girando en una rápida espiral y ella simplemente se convertía en arena, después en el humo que sale tras fumar hierba en pipa hasta desaparecer y que se volviera todo a oscuras.
19:00pm
Burdel de París, Francia.
Le dolía la cabeza. Notaba algo blando, suave bajo su columna vertebral, algo acolchado y olía a tapizado barato. No veía cuando entrecerró los ojos tras despertarse como de una gran fiesta, con una jaqueca de mil demonios incordiándola en aquel instante. Ahora si movía la mano, la puso sobre su cabeza para intentar calmar el dolor, frunció la mirada para después poner ambas manos sobre su cabeza-Ay. . . –Gimió un poco al sentir que un martillo golpeaba su cabeza. Intentaba relajarse para finalmente, abrir los ojos con lentitud y descubrir en donde estaba. Solo que había mucha gente alrededor suya.
¿Dónde estaba? ¿Quién era toda esa gente? Bien, ella sabía que no podía confiar en nadie hasta que pudiera hablar con alguien al menos. Solo recordaba que estaba volviendo a casa y que enseguida, todo fue oscuridad y ya no se acordaba de más. Procuro incorporarse con lentitud sobre lo que parecía ser un sofá de tapicería cursi y de color rosa. Bien que ella era así, cursi y dulce, pero no le gustaba el rosa. Al menos a ella no. Más gente se quedaba viéndola con interés-¿Do-donde estoy?-Habló por fin, en cuanto esta se agarro al respaldo del sofá, haciéndose una bola cual tímida flor de primavera.
¿Alguien la iba a responder?
Última edición por Cilo Nightleaf el Miér Abr 18, 2012 5:20 pm, editado 1 vez
Dawn Nimmet- Vampiro Clase Alta
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Re: Con cuidado, ¿eh? [+18] {Privado}
La noche del hombre es tan conocida por todos, ser, salir y buscarse a cualquier ramera que satisfaga sus deseos, pero para un Vampiro ¿cuáles son esas opciones, acaso el tener que salir de noche para alimentarse no era ya una de ellas o el echo de tener que buscar una compañera que se deje matar por la noche y luego desaparecer su cuerpo en el día.
Si ese era su principal opción, pero esta vez, no...no era su cuerpo, si no su mente, su mente le pedía que saciara otro deseo, uno más oculto y renegado por la sociedad parisina, aquel deseo de tener a una mujer joven y hermosa bajo las sábanas de seda, tocar su cuerpo desnudo como la más delicada flor para luego con arrebatos febriles romper su ilusión y arrastrarla a las puertas del infierno.
Si eso era lo que deseaba y que mejor que acudir al burdel, un lugar donde las mujeres no son más que un pasatiempo, aquellas que se ofrecen sin demostrarle un previo juego de caza ¡Maldita la hora que las mujeres no crean un juego! eso pasaba por la mente del vampiro que a pasos lentos salia hacia su carruaje vislumbrando la vida nocturna por la ventanilla de este, con su sonrisa de lobo dispuesto a cazar a la presa que se le ofrezca, incluso si es la más fácil.
El carruaje para, el burdel aparece en toda su extensión, su mirada se desvía para unas jovencillas que estaban en la entrada bamboleando sus senos, acercándose al hombre, pero este magistralmente las rechaza evitando que le toquen, más dentro ya del lugar el aroma de opio fumandose, del licor regandose por los cuerpos, del placer y el desenfreno del sexo a flores de piel en las habitaciones dejan que el vampiro rompa su seriedad con una sonrisa, pero no era cualquiera sonrisa, era de aquellas que demuestran lo bien y mal que la pasan.
Camina, cinco pasos seguros y algo fuertes, su bastón tocando el piso anunciando la llegada del mal, su mirada analizando a su futura victima de placer, y para benevolencias de los ángeles del señor, una chiquilla, una dulce humana llena de vida estaba recostada en aquel diván, con una pipa de opio en la mesilla.
-Esto será mejor que antes- pensaba el hombre, acercándose al lugar, tomando asiento frente a ella pidiendo un vaso de bourbon y una copa de vino tinto para la dama, ya que si se despertaba seguro la necesitaría.
Sus ojos cerrados, su vaso tocando sus labios, su zurda sosteniendo su rostro...Uno, dos, tres, cuatro, y cinco sorbos bastaron, hasta que la joven despertó, algo anonadada, efecto del opio seguramente algo que le hizo sonreír, ya que demostraba que aquella joven no era perteneciente al burdel, pero entonces ¿que hacía en aquel lugar donde los pecados sobran?
-Mademoiselle, esta en el burdel, el lugar donde el diablo ronda y dios se olvida- sonríe tomando el ultimo sorbo de su bourbon chasquendo los dedos para pedir al mozo una copa de agua y así ofrecerle algo mejor, cuando llegó el mozo, sonrió más y se la ofreció -Beba mademoiselle, beba así estará mejor-
Pero acaso estaría mejor con aquel lobo rondando en sus cercanías...
Si ese era su principal opción, pero esta vez, no...no era su cuerpo, si no su mente, su mente le pedía que saciara otro deseo, uno más oculto y renegado por la sociedad parisina, aquel deseo de tener a una mujer joven y hermosa bajo las sábanas de seda, tocar su cuerpo desnudo como la más delicada flor para luego con arrebatos febriles romper su ilusión y arrastrarla a las puertas del infierno.
Si eso era lo que deseaba y que mejor que acudir al burdel, un lugar donde las mujeres no son más que un pasatiempo, aquellas que se ofrecen sin demostrarle un previo juego de caza ¡Maldita la hora que las mujeres no crean un juego! eso pasaba por la mente del vampiro que a pasos lentos salia hacia su carruaje vislumbrando la vida nocturna por la ventanilla de este, con su sonrisa de lobo dispuesto a cazar a la presa que se le ofrezca, incluso si es la más fácil.
El carruaje para, el burdel aparece en toda su extensión, su mirada se desvía para unas jovencillas que estaban en la entrada bamboleando sus senos, acercándose al hombre, pero este magistralmente las rechaza evitando que le toquen, más dentro ya del lugar el aroma de opio fumandose, del licor regandose por los cuerpos, del placer y el desenfreno del sexo a flores de piel en las habitaciones dejan que el vampiro rompa su seriedad con una sonrisa, pero no era cualquiera sonrisa, era de aquellas que demuestran lo bien y mal que la pasan.
Camina, cinco pasos seguros y algo fuertes, su bastón tocando el piso anunciando la llegada del mal, su mirada analizando a su futura victima de placer, y para benevolencias de los ángeles del señor, una chiquilla, una dulce humana llena de vida estaba recostada en aquel diván, con una pipa de opio en la mesilla.
-Esto será mejor que antes- pensaba el hombre, acercándose al lugar, tomando asiento frente a ella pidiendo un vaso de bourbon y una copa de vino tinto para la dama, ya que si se despertaba seguro la necesitaría.
Sus ojos cerrados, su vaso tocando sus labios, su zurda sosteniendo su rostro...Uno, dos, tres, cuatro, y cinco sorbos bastaron, hasta que la joven despertó, algo anonadada, efecto del opio seguramente algo que le hizo sonreír, ya que demostraba que aquella joven no era perteneciente al burdel, pero entonces ¿que hacía en aquel lugar donde los pecados sobran?
-Mademoiselle, esta en el burdel, el lugar donde el diablo ronda y dios se olvida- sonríe tomando el ultimo sorbo de su bourbon chasquendo los dedos para pedir al mozo una copa de agua y así ofrecerle algo mejor, cuando llegó el mozo, sonrió más y se la ofreció -Beba mademoiselle, beba así estará mejor-
Pero acaso estaría mejor con aquel lobo rondando en sus cercanías...
Off: espero no le moleste que conteste
Santhiago Morel- Vampiro Clase Alta
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Re: Con cuidado, ¿eh? [+18] {Privado}
Si las estrellas son diferentes en cada parte del mundo, pues cada beso que haya para ti de mi, los habrá cada uno con un sabor distinto.....
Aquel hombre, bien le ofrecía consuelo con un vaso de agua. Podría recordar un poco del pasado en donde se arremolinaban varias imágenes sin nitidez alguna, unas mujeres intentando desvestirla para hacer no se que, después las sombras comenzando a comerla de abajo arriba. El vaso lo tomo con cuidado, pero no bebió, tan solo lo mantenía cerca de su rostro mientras miraba con curiosidad al extraño –Gracias por tomaros la molestia...-Con educación fueron de sus labios jugosos aquellas palabras acompañados de una bella sonrisa, seductora que la pequeña Cilo no era consciente de su libido escondido bajo esas pestañas y aquel rostro de porcelana.
Bebía con suma lentitud, mirando al vaso procurando no derramar gota. Oh, pequeña flor que aun no se ha abierto. Tus hechizos sin darte cuenta, lanzas por doquier, a cualquiera que tenga ojos ciegos y corazón para amarte, como en un tango, aquel baile en el que se juntan dos cuerpos ajenos para comenzar un lenguaje en el que sobraban las palabras, los sonidos, los besos, para que el cuerpo, hablara por sí solo, en cada vuelta, en cada acercamiento. La pobrecilla perdida estaba en un burdel, lugar donde el tango era la música por las noches y los cuerpos bajo las sabanas acariciando las pieles desnudas de cada uno que se decidían a adentrarse en la aventura desconocida que traía consigo cada gemido ahogado.
Pero ella, era inocente, no conocía aquellos pecados a los que diariamente la gente se entregaba con fervor y devoción. No sabía nada, nada excepto de que qué la curiosidad cada vez la atacaba mas, queriendo saber que hacia ella allí. ¿Se desvanecería de nuevo como arena del desierto? ¿Volvería a desaparecer? Llegaba tarde, su hermana debería de estar preocupada, preguntándose en qué lugar estaría. Ahora bien, tenía que salir de aquel lugar, solo cuando aquel hombre dijo lo del burdel, la tranquilidad que se viera en su rostro ahora era manchada de temor, de querer salir de allí enseguida.
-Ya no tengo más sed....-Dejo el vaso en una mesilla que había cerca para después bajar los pies con urgencia al suelo, levantar su cuerpo para después notar una leve sacudida de su cuerpo, haciendo que se mareara y volviera a caer, pero esta vez no en el sofá, si no, sobre los hombros de aquel hombre que con tanta amabilidad le había ofrecido agua, sujetándose en aquellos hombros con fuerza, su pecho pegándose con peligro al torso plano de aquel desconocido.
¿Qué empezaría? ¿Un tango? ¿Una despedida o algo más que simples disculpas y más palabras?
Cilo miraba a los ojos de aquel desconocido. Su corazón se aceleraba, pero quizás por la postura en la que estaba, parecía que Cilo, llevaba la seducción en la sangre pues de aquella postura tan inocente y provocativa para el ajeno. Quien sabría de misterios que esconde una oruga, quien sabría de belleza con la que vuelan las mariposas. El cordero parecía estar frente al león, el león entraba en su interior con aquella mirada celeste que emitía aquel hombre. No podía mover su cuerpo, bien ya era demasiada osada para tal poca falta de cortesía y de educación.
-Mis disculpas-El hilo de voz fue notorio, todos la oyeron y algunos sonrieron con aire burlesco, sonriendo con lascivia-...De..de..de-debo irme...-Las palmas de sus manos se apoyaron con esfuerzo sobre el pecho de aquel hombre-Me iré....lamento haber sido tan descortés...-Estaba avergonzada, la gente se reía pues escucho con cierta flaqueza por su espalda, con un rubor en sus mejillas, se iba, se despegaba de aquel cuerpo, incorporándose de pie en el suelo de aquel establecimiento prohibido para ella.
Dawn Nimmet- Vampiro Clase Alta
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Re: Con cuidado, ¿eh? [+18] {Privado}
Rosas negras de un rojo carmín
Tejen cual arañas notas sin fin
A un tierno ángel ven sufrir
Tejen cual arañas notas sin fin
A un tierno ángel ven sufrir
Canto de ángeles, miradas de cordero perdido en mitad del bosque con cuanto lobo alberga su espeso follaje; luz de invierno, rocío de primavera…el rostro pálido sin brillo y sin gracia, dueña de unos ojos cristalinos y puros como el mar, un mar de eterna angustia y temores, que aquel hombre despertaba en ella, lujuria y deseo serían los atributos que aquella dama descubriría en brazos de un ser oscuro y despiadado.
Inocencia pura y febril…casta y sutil cual flor a punto de abrirse en primavera dejando percibir su aroma estival y exquisita, probando el manjar de unos labios carnosos y húmedos que invitaban al vampiro a morderlos y saborearlos con extrema excitación tocando las cuerdas de la fina silueta, que abrían las puertas del infierno, y ¿qué infierno? Las imágenes de mujeres siendo complacidas en su totalidad entre llamas y mares rojos de deseos, repletando el cauce con sus múltiples sensaciones orgásmicas… ¡qué imagen!
-Gracias? ¿Molestias?, ninguna de ellas mom petit, al contrario es todo un placer el poder ayudar a una dama como usted-
Mentiras, y más mentiras, falsedades y discursos ocultos, que enmascaran sus verdaderas intenciones, sus labios son relamidos al instante que su vaso de bourbon los tocaba, su mirada delatora vislumbra la silueta ajena despojándola de toda la moda del momento siendo así, en su mente, con sus manos el que la pueda cubrir ¡Exquisito pecado!
Revestido de oveja, dulzura y amabilidad al inicio de un credo que luego se transforma en amargura y sombrar…ya que la ayuda revestía otras sombrías intenciones, mucho más atrevidas que las propias o correctas palabras fuesen dichas.
¿Qué?, el plantón que la joven dio al dejar el vaso y levantarse…¿acaso el cordero se había percatado del peligroso lobo que rondaba a sus cercanías?, pero no le sería fácil, ya que, aquella bestia había fijado su cacería en sus dulces y cálidos ojos, en sus piernas siendo devoradas…Santhiago hábilmente deja el vaso en la mesilla poniéndose en pie sosteniendo a la joven que en sus mareos, su cuerpo buscaba el suelo…el tacto de sus pechos que apetecibles, redondos, turgentes cual fruta carnosas y dulces, listas para ser devoradas, Santhiago no dejó de mirar aquellos senos, sus manos tocaron la espalda ajena analizando las tiras de su vestido para así buscar la mejor manera de despojarla sobre la piel.
-Oh Petit, no hay de que disculparse, al contrario yo debería disculparme por mi descortesía del no llevarla a su hogar-
Los hombres le miraron, incrédulos de sus palabras, pero su mirada les ignoró magistralmente, sus manos aprovecharon para bajar peligrosamente al fin de su espalda pero al inicio del pecado, sus labios se acercaron sigilosamente al oído femenino resoplando con suma discreción, haciendo que la piel ajena se erizara por aquel contacto
-¿por qué debe irse? O quizás la frase correcta es ¿quiero irme? Si fuera el caso, ¿por qué quisiera irse? ¿Acaso alguien la ha ofendido?-
Su juego había comenzado, y antes de usar sus habilidades, quería jugar con la mente ajena y su libre albedrío; su sonrisa de lobo oculto, sus manos bajado por aquella parte de su cuerpo redonda y agraciada, rozando con las yemas de los dedos, sus labios tocando como el viento la piel blanca de su cuello
¡Oh dulce vals de los demonios!, había comenzado y sabía el titiritero como terminaría, en fina telas de seda color carmín, con la rosa negra que el vampiro dejara en su lecho…
Inocencia pura y febril…casta y sutil cual flor a punto de abrirse en primavera dejando percibir su aroma estival y exquisita, probando el manjar de unos labios carnosos y húmedos que invitaban al vampiro a morderlos y saborearlos con extrema excitación tocando las cuerdas de la fina silueta, que abrían las puertas del infierno, y ¿qué infierno? Las imágenes de mujeres siendo complacidas en su totalidad entre llamas y mares rojos de deseos, repletando el cauce con sus múltiples sensaciones orgásmicas… ¡qué imagen!
-Gracias? ¿Molestias?, ninguna de ellas mom petit, al contrario es todo un placer el poder ayudar a una dama como usted-
Mentiras, y más mentiras, falsedades y discursos ocultos, que enmascaran sus verdaderas intenciones, sus labios son relamidos al instante que su vaso de bourbon los tocaba, su mirada delatora vislumbra la silueta ajena despojándola de toda la moda del momento siendo así, en su mente, con sus manos el que la pueda cubrir ¡Exquisito pecado!
Revestido de oveja, dulzura y amabilidad al inicio de un credo que luego se transforma en amargura y sombrar…ya que la ayuda revestía otras sombrías intenciones, mucho más atrevidas que las propias o correctas palabras fuesen dichas.
¿Qué?, el plantón que la joven dio al dejar el vaso y levantarse…¿acaso el cordero se había percatado del peligroso lobo que rondaba a sus cercanías?, pero no le sería fácil, ya que, aquella bestia había fijado su cacería en sus dulces y cálidos ojos, en sus piernas siendo devoradas…Santhiago hábilmente deja el vaso en la mesilla poniéndose en pie sosteniendo a la joven que en sus mareos, su cuerpo buscaba el suelo…el tacto de sus pechos que apetecibles, redondos, turgentes cual fruta carnosas y dulces, listas para ser devoradas, Santhiago no dejó de mirar aquellos senos, sus manos tocaron la espalda ajena analizando las tiras de su vestido para así buscar la mejor manera de despojarla sobre la piel.
-Oh Petit, no hay de que disculparse, al contrario yo debería disculparme por mi descortesía del no llevarla a su hogar-
Los hombres le miraron, incrédulos de sus palabras, pero su mirada les ignoró magistralmente, sus manos aprovecharon para bajar peligrosamente al fin de su espalda pero al inicio del pecado, sus labios se acercaron sigilosamente al oído femenino resoplando con suma discreción, haciendo que la piel ajena se erizara por aquel contacto
-¿por qué debe irse? O quizás la frase correcta es ¿quiero irme? Si fuera el caso, ¿por qué quisiera irse? ¿Acaso alguien la ha ofendido?-
Su juego había comenzado, y antes de usar sus habilidades, quería jugar con la mente ajena y su libre albedrío; su sonrisa de lobo oculto, sus manos bajado por aquella parte de su cuerpo redonda y agraciada, rozando con las yemas de los dedos, sus labios tocando como el viento la piel blanca de su cuello
¡Oh dulce vals de los demonios!, había comenzado y sabía el titiritero como terminaría, en fina telas de seda color carmín, con la rosa negra que el vampiro dejara en su lecho…
Santhiago Morel- Vampiro Clase Alta
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Re: Con cuidado, ¿eh? [+18] {Privado}
¿Qué era lo que sentía en aquel instante? ¿Qué? ¿Calor? ¿Temor? ¿El local ensombreciéndose por las sombras o el silencio? ¿Por qué se sentía atraída hacia ese muro de testosterona que con descaro a su parecer la estaba “saboreando”? –Quier....quiero irme-Dijo al fin firme a sus deseos y contra los deseos que sentía del hombre que parecía tocarla sin pudor alguno –Agh...Mo-Monsieur..-un leve jadeo no pudo evitar callarlo, intentaba separarse del desconocido que con libre albedrio parecía querer disfrutar de ella sin su permiso, el cual nunca obtendría. De un leve empujón lo aparto de ella, le miraba cohibida, echando sus pasos hacia atrás-...Me confunde con una cortesana, no soy una cortesana...-Se recolocaba el pelo hacia atrás, su vestido de encaje oscuro que lo llevaba como una segunda piel.
-Gracias por su amabilidad, gracias a todos...-No quería estar más allí, quería irse ¿Dónde estaba su hermana cuando la necesitaba? ¿Por qué se había dejado su colgante en casa? ¿Por qué era tan despistada a veces y precisamente cuando se encontraba en peligro. Iba a salir del burdel, cuando de repente un hombre escultural, con una anatomía de un dios griego, la cogió de su cintura para apegarla a él, rodeándola de la cintura para después ir directamente a sus labios, claro está, ella no se dejaba manipular de esa forma, su rodilla levanto para propinar al hombre con un rodillazo en la entrepierna, de esa forma se pudo soltar del agarre y salir corriendo, pero otras dos personas, esta vez las mujeres con las que había soñado, se interpusieron en su camino.
Estaba a punto de llorar, le estaban impidiendo el paso. ¿Quién eran? ¿Cómplices de aquel hombre? ¿Acaso aquel hombre era o había pagado a las mujeres y hombres del burdel para que no la dejaran libre? Incoherencias se le ocurrían al instante por el miedo que entre sus piernas comenzaba a instalarse, miro por encima del hombro a aquel desconocido que momentos atrás la había ofrecido aquel vaso de agua. ¡Ah! ¿Estaría envenenada el agua? No lo sabía, no había notado nada maligno en el agua. Noto que solamente era eso, agua sin más.
-Déjenme ir....So-soy un poco especial....-La estaban acorralando aun mas, acercándola al desconocido ya para Cilo reconocerle con ese nombre-...Y...no creo que sea correcto ir tocando el...-iba a decir una palabra fea, cosa que ella nunca diría en la vida, así que pensó suavizarlo-...pompis de todas las chicas a placer de uno mismo....-Dijo de seguido con el rubor aumentando en sus mejillas. Alguien le había rozado con la mano parte de su muslo, alguien quizás habría sido un bárbaro en osar tocarla.
¿Seguro que no tenía salida? Junto las manos, no rezaba con murmuros, pero si con su corazón y alma. Ella quería reservarse para el matrimonio, pero el destino lo había previsto de un modo muy diferente. Siempre estaba la solución de la mentira, del lavado de cerebro o alguna otra cosa, pero la mentira no iba con ella. Nerviosa estaba ¿Qué hacia?
-Gracias por su amabilidad, gracias a todos...-No quería estar más allí, quería irse ¿Dónde estaba su hermana cuando la necesitaba? ¿Por qué se había dejado su colgante en casa? ¿Por qué era tan despistada a veces y precisamente cuando se encontraba en peligro. Iba a salir del burdel, cuando de repente un hombre escultural, con una anatomía de un dios griego, la cogió de su cintura para apegarla a él, rodeándola de la cintura para después ir directamente a sus labios, claro está, ella no se dejaba manipular de esa forma, su rodilla levanto para propinar al hombre con un rodillazo en la entrepierna, de esa forma se pudo soltar del agarre y salir corriendo, pero otras dos personas, esta vez las mujeres con las que había soñado, se interpusieron en su camino.
Estaba a punto de llorar, le estaban impidiendo el paso. ¿Quién eran? ¿Cómplices de aquel hombre? ¿Acaso aquel hombre era o había pagado a las mujeres y hombres del burdel para que no la dejaran libre? Incoherencias se le ocurrían al instante por el miedo que entre sus piernas comenzaba a instalarse, miro por encima del hombro a aquel desconocido que momentos atrás la había ofrecido aquel vaso de agua. ¡Ah! ¿Estaría envenenada el agua? No lo sabía, no había notado nada maligno en el agua. Noto que solamente era eso, agua sin más.
-Déjenme ir....So-soy un poco especial....-La estaban acorralando aun mas, acercándola al desconocido ya para Cilo reconocerle con ese nombre-...Y...no creo que sea correcto ir tocando el...-iba a decir una palabra fea, cosa que ella nunca diría en la vida, así que pensó suavizarlo-...pompis de todas las chicas a placer de uno mismo....-Dijo de seguido con el rubor aumentando en sus mejillas. Alguien le había rozado con la mano parte de su muslo, alguien quizás habría sido un bárbaro en osar tocarla.
¿Seguro que no tenía salida? Junto las manos, no rezaba con murmuros, pero si con su corazón y alma. Ella quería reservarse para el matrimonio, pero el destino lo había previsto de un modo muy diferente. Siempre estaba la solución de la mentira, del lavado de cerebro o alguna otra cosa, pero la mentira no iba con ella. Nerviosa estaba ¿Qué hacia?
Dawn Nimmet- Vampiro Clase Alta
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Re: Con cuidado, ¿eh? [+18] {Privado}
Las palabras de la joven solo crearon una risa fría y sin sentido en los labios del hombre que solo pudo soltar una carcajada fingida pero gustosa, la rosa había soltado ya sus espinas pero no eran tan venenosas ni dolorosas para el ser que la sostenía, los milenios le habían quitado ese efecto
-Si yo no trato como cortesana, acaso mis manos están sobre tus muslos, acaso estas sobre mis piernas y mis labios tocando tus preciosos senos; ¿Verdad que no?...además, incluso a las cortesanas se les da lo que desean, la pasión desenfrenada y lujuriosa que esta sociedad oculta y las critica-
Un toque de la dama hacia el hombre, un toque para alejarlo, pero este no lo sintió como cualquier otro hombre más…solo sintió una punzada en su zona más privada soltando el cuerpo ajeno casi empujándola por esa acción…pero la forma de actuar de la jovencita le dio una comprensión más amplia del porqué de dicha acción, al ver que aquella damita era inexperta y muy joven para el lugar, por ende le dejo con las mujerzuelas de la calle que se le acercaban -“Quizás así se sienta en confianza con las suyas”- pensó, para él la dama era una aprendiz de meretriz y sería vendida al o la mejor postora en alguna casa de placer o conocidos mejores como burdeles –Tanto para eso- suspiro sentándose de nuevo en su asiento mirando a la joven con un poco de reticencia, tomando su bebida mirándola nerviosa y asustada.
-Que no son tus amigas de trabajo, acaso no vienen por ti para el hombre del cual estas prometida a pasar tu primera noche- su rostro se voltea ante las mujeres tan serió y frívolo que con aquella mirada dieron unos pasos hacia atrás, si bien era cierto que el vampiro podía controlar las acciones de los humanos con su habilidad, la cual usó con las damas que buscan a la joven, obligándolas a salir del bar.
Un suspiro profundo y una mirada más retadora –Vamos deja de rezar que no te va a pasar nada, así no llames a quien no te ayudara jamás- dejó su bebida con ímpetu sobre la mesa –oh que crees que él te salvó ahora, que te salvará de una profunda muerte, humana tonta, que cree en cosas banales- llamó al mozo para que le traiga la cuenta y poder retirarse a la habitación que le habían asignado en la parte alta -Si quieres te puedes quedar bebiendo el agua, o quedarte a descansar aquí, igual, haz lo que más te plazca, pequeña tonta- susurra esas últimas palabras tomando su bastón para subir a su habitación de número 13; mientras sube por las escaleras una sonrisa más malvada dibujo y ¿por qué no? A fin de cuenta ya era un juego.
Su habilidad utilizó con ella –CONTROL MENTAL- con una simple orden a la mente de ella le dio la orden de la levantarse y de seguirle, mientras el continua su paso hasta la habitación abriendo la puerta dejándola entreabierta para que pueda ingresar.
En el lugar, una cama, una mesita medita con dos sillones a su junto, un armario, dos veladoras, la puerta hacia el baño, dos ventanas cerca a la mesita y sillones con dos cortinas de color carmesí muerto.
Los segundos pasaban y los pasos de la joven se escuchan subiendo, la orden la había cumplido con cabalidad, y se iba a divertir con el juego macabro que estaba planeando, le iba a dar una lección a la joven que se había metido con el lobo.
-Si yo no trato como cortesana, acaso mis manos están sobre tus muslos, acaso estas sobre mis piernas y mis labios tocando tus preciosos senos; ¿Verdad que no?...además, incluso a las cortesanas se les da lo que desean, la pasión desenfrenada y lujuriosa que esta sociedad oculta y las critica-
Un toque de la dama hacia el hombre, un toque para alejarlo, pero este no lo sintió como cualquier otro hombre más…solo sintió una punzada en su zona más privada soltando el cuerpo ajeno casi empujándola por esa acción…pero la forma de actuar de la jovencita le dio una comprensión más amplia del porqué de dicha acción, al ver que aquella damita era inexperta y muy joven para el lugar, por ende le dejo con las mujerzuelas de la calle que se le acercaban -“Quizás así se sienta en confianza con las suyas”- pensó, para él la dama era una aprendiz de meretriz y sería vendida al o la mejor postora en alguna casa de placer o conocidos mejores como burdeles –Tanto para eso- suspiro sentándose de nuevo en su asiento mirando a la joven con un poco de reticencia, tomando su bebida mirándola nerviosa y asustada.
-Que no son tus amigas de trabajo, acaso no vienen por ti para el hombre del cual estas prometida a pasar tu primera noche- su rostro se voltea ante las mujeres tan serió y frívolo que con aquella mirada dieron unos pasos hacia atrás, si bien era cierto que el vampiro podía controlar las acciones de los humanos con su habilidad, la cual usó con las damas que buscan a la joven, obligándolas a salir del bar.
Un suspiro profundo y una mirada más retadora –Vamos deja de rezar que no te va a pasar nada, así no llames a quien no te ayudara jamás- dejó su bebida con ímpetu sobre la mesa –oh que crees que él te salvó ahora, que te salvará de una profunda muerte, humana tonta, que cree en cosas banales- llamó al mozo para que le traiga la cuenta y poder retirarse a la habitación que le habían asignado en la parte alta -Si quieres te puedes quedar bebiendo el agua, o quedarte a descansar aquí, igual, haz lo que más te plazca, pequeña tonta- susurra esas últimas palabras tomando su bastón para subir a su habitación de número 13; mientras sube por las escaleras una sonrisa más malvada dibujo y ¿por qué no? A fin de cuenta ya era un juego.
Su habilidad utilizó con ella –CONTROL MENTAL- con una simple orden a la mente de ella le dio la orden de la levantarse y de seguirle, mientras el continua su paso hasta la habitación abriendo la puerta dejándola entreabierta para que pueda ingresar.
En el lugar, una cama, una mesita medita con dos sillones a su junto, un armario, dos veladoras, la puerta hacia el baño, dos ventanas cerca a la mesita y sillones con dos cortinas de color carmesí muerto.
Los segundos pasaban y los pasos de la joven se escuchan subiendo, la orden la había cumplido con cabalidad, y se iba a divertir con el juego macabro que estaba planeando, le iba a dar una lección a la joven que se había metido con el lobo.
Santhiago Morel- Vampiro Clase Alta
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Re: Con cuidado, ¿eh? [+18] {Privado}
No sabía si contestarle, perder los papeles de una manera u otra, seguirlo y comenzar a golpearlo en aquel pecho que tenía tan recto. Solamente le escuchaba, la gente que había alrededor del burdel pareció dejarla en paz, alejándose poco a poco de ella. Era algún problema que no podría resolver por sí sola, no sabía cómo se había metido en aquel lugar. Era cierto que cuando caminaba, enseguida se había encontrado entre sombras, perdiéndose en ellas hasta despertar en el burdel.
¿Entonces tenía que atender a las directrices que le mandaba el destino? Solamente con ello se paso media hora pensando en que hacer, en cómo salir de aquel lugar, pero ¿Que sentía? ¿Que era lo que sentía, que la envolvía en tan aromático aroma, en tan carga pesada de sus pies o su cuerpo que no respondía por al mandar directrices de su cerebro? Nada, por más que pensaba o sentía, iban sus pies pisando la moqueta del burdel, en dirección recta y pasando a través de toda la gente.
Algunas personas la intentaron parar de que siguiera los pasos, la habían visto histérica, pero ahora parecía dócil, hipnotizada mente dócil ante la espalda de aquella persona-No....Debo...debo ir...-Decía con un pequeño hilo de voz. Seguía andando, tropezó por las escaleras, pero se mantuvo firme siguiendo todavía a aquella persona-Señor...-Decía con solo pocas fuerzas en su garganta.
Ahora ¿Qué? Ella solamente seguía. Tenía la mente en blanco. Enseguida, una joven de cabellos dorados, más o menos a la misma edad de Cilo, la sujetaba de los hombros en un vago abrazo, intentando hacer que reaccionase, pero era tan fuerte aquella atracción que le era imposible parar. La muchacha de cabellos dorados desistió, se cayó al suelo tras haberse tirado ella misma al suelo, mirando como la joven, Cilo en este caso seguía hacia delante, entrando en una hermosa y barata habitación a colores carmesí muerto.
-¿Un?-Una vez dentro de aquella habitación, veía al hombre delante suya. ¿Que harían? Su cuerpo entonces quería escapar, pero le era imposible. Su corazón decía que escapase, pero no se movía. Tonta, tonta y pequeña tonta que no supo defenderse a tiempo para escaparse. Ahora su cuerpo no atendía a razones, su cuerpo iba directamente hacia la cama, aquel mueble de sabanas rojas carmesí. Basta, su cuerpo seguía sin responderle. Se sentó en el borde de esta y sin saber por qué, se dispuso a esperar.
¿Entonces tenía que atender a las directrices que le mandaba el destino? Solamente con ello se paso media hora pensando en que hacer, en cómo salir de aquel lugar, pero ¿Que sentía? ¿Que era lo que sentía, que la envolvía en tan aromático aroma, en tan carga pesada de sus pies o su cuerpo que no respondía por al mandar directrices de su cerebro? Nada, por más que pensaba o sentía, iban sus pies pisando la moqueta del burdel, en dirección recta y pasando a través de toda la gente.
Algunas personas la intentaron parar de que siguiera los pasos, la habían visto histérica, pero ahora parecía dócil, hipnotizada mente dócil ante la espalda de aquella persona-No....Debo...debo ir...-Decía con un pequeño hilo de voz. Seguía andando, tropezó por las escaleras, pero se mantuvo firme siguiendo todavía a aquella persona-Señor...-Decía con solo pocas fuerzas en su garganta.
Ahora ¿Qué? Ella solamente seguía. Tenía la mente en blanco. Enseguida, una joven de cabellos dorados, más o menos a la misma edad de Cilo, la sujetaba de los hombros en un vago abrazo, intentando hacer que reaccionase, pero era tan fuerte aquella atracción que le era imposible parar. La muchacha de cabellos dorados desistió, se cayó al suelo tras haberse tirado ella misma al suelo, mirando como la joven, Cilo en este caso seguía hacia delante, entrando en una hermosa y barata habitación a colores carmesí muerto.
-¿Un?-Una vez dentro de aquella habitación, veía al hombre delante suya. ¿Que harían? Su cuerpo entonces quería escapar, pero le era imposible. Su corazón decía que escapase, pero no se movía. Tonta, tonta y pequeña tonta que no supo defenderse a tiempo para escaparse. Ahora su cuerpo no atendía a razones, su cuerpo iba directamente hacia la cama, aquel mueble de sabanas rojas carmesí. Basta, su cuerpo seguía sin responderle. Se sentó en el borde de esta y sin saber por qué, se dispuso a esperar.
Dawn Nimmet- Vampiro Clase Alta
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Re: Con cuidado, ¿eh? [+18] {Privado}
La pequeña flor estaba nerviosa y no era para más, estaba ante un hombre que con una sola orden la haría desnudarse, quitarse todos sus tapujos y acostarse en la cama para ser tomada por él o por quien deseara tocar el espléndido cuerpo que aquella pequeña bruja poseía, pero ¿qué clase de hombre sería si antes no disfrutara de ese sufrimiento, de ese placer pecaminoso del ser tentado y tentarla?, Oh mal trecha vida que pones en las manos de este cruel asesino a la flor que será derramada como gotas de sangre sobre la tierra fértil, haciéndola marchita.
Santhiago retira su chaqueta lentamente, una sonrisa afilada y siniestra como la noche misma se estaba mostrando poco a poco en su rostro, no hacía falta que no supiera leer las mentes humanas, su rostro, su expresión le decía todo y eso le satisfacía a él, se levantó mirándola a los ojos dejando su chaqueta a un lado, sentándose de nuevo abriendo los puños de su camisa, con otra simple orden a su mente
-Levántate, y baila sensualmente para mí, quítate la ropa y muestra tu cuerpo oculto-
Su corbata se aligeró un poco mirando el nerviosismo de la dama en cuestión, escuchando los latidos de su corazón, notando como este se ponía más nervioso por aquella orden que su cuerpo tenía que hacer, más que nerviosa era asustada por lo que podía pasarle aquella noche, y no era para menos estaba ante un cazador sádico que busca el placer de la sangre y el sufrimiento ajeno.
-Vamos hermosura, muestra lo que sabes hacer moviendo tu precioso cuerpo delante de mí-
Palabras muy duras pero correctas, sus ojos no se despegaron de la dama, viéndola levantarse, su sonrisa fue más consistente que la anterior, aquella que demostraba “si estoy contento con verte así”, aquella noche aquella pequeña flor llena de inocencia conocería el infierno, el dolor, el tormento y el sufrir por querer más y no poder tenerlo.
-Harás lo que diga hasta que me canse de ti preciosa, quiero desearte y que lo desees tanto que tu cuerpo explote-
Se levantó tomando recorriéndola a su alrededor, respirando su aroma, delicioso, dulce, puro, casto, timido, nerviosa, temblorosa…aquellas sensaciones le encendían al vampiro a cometer los actos más impuros y obscenos dejando tras de ellos aquella puerta cerrada la cual solo sería abierta la noche siguiente por la dama cuando despierte de aquel sueño de placeres para conocer su dolorosa realidad, la realidad de haber perdido su vitae y lo más valioso, porque aquel deseo era tan salvaje que lo tendría si o si de aquella dama, marcándola como suya para siempre, siendo su juguete, su entretenimiento en las noches de hastío y en las noches más bellas, teniéndola sobre sus piernas y en las posiciones imaginadas por cualquier mente perversa como la de él.
Calor, sudor, sexo, todas esas pasiones despiertan el libido de un ser que no siente calor, pero si lo puede llegar a hacer sentir, con el tocar de sus fríos dedos en los cuerpos femeninos, sea el que sea, incluso a una religiosa o a una pura y casta jovencita.
Santhiago retira su chaqueta lentamente, una sonrisa afilada y siniestra como la noche misma se estaba mostrando poco a poco en su rostro, no hacía falta que no supiera leer las mentes humanas, su rostro, su expresión le decía todo y eso le satisfacía a él, se levantó mirándola a los ojos dejando su chaqueta a un lado, sentándose de nuevo abriendo los puños de su camisa, con otra simple orden a su mente
-Levántate, y baila sensualmente para mí, quítate la ropa y muestra tu cuerpo oculto-
Su corbata se aligeró un poco mirando el nerviosismo de la dama en cuestión, escuchando los latidos de su corazón, notando como este se ponía más nervioso por aquella orden que su cuerpo tenía que hacer, más que nerviosa era asustada por lo que podía pasarle aquella noche, y no era para menos estaba ante un cazador sádico que busca el placer de la sangre y el sufrimiento ajeno.
-Vamos hermosura, muestra lo que sabes hacer moviendo tu precioso cuerpo delante de mí-
Palabras muy duras pero correctas, sus ojos no se despegaron de la dama, viéndola levantarse, su sonrisa fue más consistente que la anterior, aquella que demostraba “si estoy contento con verte así”, aquella noche aquella pequeña flor llena de inocencia conocería el infierno, el dolor, el tormento y el sufrir por querer más y no poder tenerlo.
-Harás lo que diga hasta que me canse de ti preciosa, quiero desearte y que lo desees tanto que tu cuerpo explote-
Se levantó tomando recorriéndola a su alrededor, respirando su aroma, delicioso, dulce, puro, casto, timido, nerviosa, temblorosa…aquellas sensaciones le encendían al vampiro a cometer los actos más impuros y obscenos dejando tras de ellos aquella puerta cerrada la cual solo sería abierta la noche siguiente por la dama cuando despierte de aquel sueño de placeres para conocer su dolorosa realidad, la realidad de haber perdido su vitae y lo más valioso, porque aquel deseo era tan salvaje que lo tendría si o si de aquella dama, marcándola como suya para siempre, siendo su juguete, su entretenimiento en las noches de hastío y en las noches más bellas, teniéndola sobre sus piernas y en las posiciones imaginadas por cualquier mente perversa como la de él.
Calor, sudor, sexo, todas esas pasiones despiertan el libido de un ser que no siente calor, pero si lo puede llegar a hacer sentir, con el tocar de sus fríos dedos en los cuerpos femeninos, sea el que sea, incluso a una religiosa o a una pura y casta jovencita.
Santhiago Morel- Vampiro Clase Alta
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Re: Con cuidado, ¿eh? [+18] {Privado}
Estaba algo aturdida, parecía que no era dueña de su propio cuero, los mareos cada vez eran mayores, miraba a todos lados con los ojos, pero el cuerpo enseguida, parecía ser de otro, no parecía ser el suyo propio. Vio las sombras de al lado alejarse, se había sentado ahora en el borde de la cama mientras ella se levantaba de la cama y comenzaba a mover las caderas de un modo sensual e hipnótico, al lado había una cómoda hermosa de madera roja, que adornaba con las paredes de la habitación.
¿Qué música le pondría al vaivén de sus caderas, alguno loco, si, podría moverse de inmediato hacia la puerta pero en cuanto estuviera libre de ataduras, no sabía cómo moverse, pues su cuerpo ya lo hacía por sí solo, se llevo las manos a su nuca, deslizándolas lentamente hacia sus clavículas, hacia sus senos lentamente ladeando el rostro y después mientras las deslizaba hacia abajo, hacia su vientre, ella escondió el rostro del rubor que iba creciendo de un momento a otro.
¿Qué le pasaba? Sus manos se movieron al bajo de su falda, seguía moviéndose lentamente sobre el eje en el que estaba quieta, había un desconocido mirándola, tendría que ser alguien extraño, seguramente, sería el desconocido quien la estuviera manipulando, el que le estaría haciendo esta tortura lentamente-¿Es usted quien me controla? –Seguía subiéndose el bajo de su vestido, dejando a la vista un bello conjunto de ropa interior carmesí, con el borde del corsé de interior asomando por abajo, soltó la falda del vestido dejando que la cubriera nuevamente por encima de su cuerpo.
-...Si es usted...-Se dio la vuelta dando un medio giro en el sitio para poner en pompa su trasero, lentamente acariciándolo-Ah...-No pudo omitir aquel gemidito incomodo que parecía introducirse en las ganas de Cilo, comenzaba a temblar del puro miedo, se acerco dándose la vuelta de nuevo hasta llegar a un poste de la cama en donde estaba cerca aquel desconocido, que pensó anteriormente que era un buen caballero, pero a veces las apariencias engañan demasiado y mandan tus ilusiones a un pozo sin fondo, sin luz, Cilo comenzaba a acariciar el rostro ajeno con la mano, su mejilla y después deslizaba la mano hacia lo que era parte de su camisa, su mano entonces se acercaba para estar junto a la primera mano.
-Dígame... ¿Qué me pasa?-Quería saber si esa persona cambiaría de parecer, si le devolvería el control de su cuerpo en lo que le podía rogar que parase o que al menos pudiera tomarla sin necesidad de hacerla sufrir-No deje lo que más aprecio sea tirado a la basura en esta noche...-pero no se dio cuenta que mientras pedía y soltaba palabras de socorro, su cuerpo aun estaba bailando alrededor, más bien cerca de aquel musculoso cuerpo del desconocido-Por...favor...-Iba a ser demasiado tarde, su rodilla se apegaba al pecho ajeno, sus senos voluminosos que estaba cubiertos por la seda de encaje de color negro se rozaban casi con la curva del cuello ajeno, estaba demasiado cerca del sujeto, se separo, se separaba para continuar aquel baile tan subidito de tono.
¿Qué música le pondría al vaivén de sus caderas, alguno loco, si, podría moverse de inmediato hacia la puerta pero en cuanto estuviera libre de ataduras, no sabía cómo moverse, pues su cuerpo ya lo hacía por sí solo, se llevo las manos a su nuca, deslizándolas lentamente hacia sus clavículas, hacia sus senos lentamente ladeando el rostro y después mientras las deslizaba hacia abajo, hacia su vientre, ella escondió el rostro del rubor que iba creciendo de un momento a otro.
¿Qué le pasaba? Sus manos se movieron al bajo de su falda, seguía moviéndose lentamente sobre el eje en el que estaba quieta, había un desconocido mirándola, tendría que ser alguien extraño, seguramente, sería el desconocido quien la estuviera manipulando, el que le estaría haciendo esta tortura lentamente-¿Es usted quien me controla? –Seguía subiéndose el bajo de su vestido, dejando a la vista un bello conjunto de ropa interior carmesí, con el borde del corsé de interior asomando por abajo, soltó la falda del vestido dejando que la cubriera nuevamente por encima de su cuerpo.
-...Si es usted...-Se dio la vuelta dando un medio giro en el sitio para poner en pompa su trasero, lentamente acariciándolo-Ah...-No pudo omitir aquel gemidito incomodo que parecía introducirse en las ganas de Cilo, comenzaba a temblar del puro miedo, se acerco dándose la vuelta de nuevo hasta llegar a un poste de la cama en donde estaba cerca aquel desconocido, que pensó anteriormente que era un buen caballero, pero a veces las apariencias engañan demasiado y mandan tus ilusiones a un pozo sin fondo, sin luz, Cilo comenzaba a acariciar el rostro ajeno con la mano, su mejilla y después deslizaba la mano hacia lo que era parte de su camisa, su mano entonces se acercaba para estar junto a la primera mano.
-Dígame... ¿Qué me pasa?-Quería saber si esa persona cambiaría de parecer, si le devolvería el control de su cuerpo en lo que le podía rogar que parase o que al menos pudiera tomarla sin necesidad de hacerla sufrir-No deje lo que más aprecio sea tirado a la basura en esta noche...-pero no se dio cuenta que mientras pedía y soltaba palabras de socorro, su cuerpo aun estaba bailando alrededor, más bien cerca de aquel musculoso cuerpo del desconocido-Por...favor...-Iba a ser demasiado tarde, su rodilla se apegaba al pecho ajeno, sus senos voluminosos que estaba cubiertos por la seda de encaje de color negro se rozaban casi con la curva del cuello ajeno, estaba demasiado cerca del sujeto, se separo, se separaba para continuar aquel baile tan subidito de tono.
Dawn Nimmet- Vampiro Clase Alta
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Re: Con cuidado, ¿eh? [+18] {Privado}
Sonrisas siniestras en los labios muertos del vampiro que solo buscaba dar más deseo y placer a su víctima, aquel corderito de dulzura e inocencia, si le contestaba se perdería su control y no deseaba aquello, no señor, aún no era el momento para ello, al contrario…quería que ella mismo disfrutara de lo que sentía y le pidiera acabar con su condena llevándosela a los auges más oscuros del placer y del sexo…
Sus ojos se iban al cuerpo ajeno deleitándose con esos movimientos, lamiendo sus labios al compás de una música que solo había en su mente, sus manos se frotaban contra si deseando tocar el cuerpo de la dama, pero no, porque la tortura debía ser mayor, mucho más sofocante para su cuerpo puro.
-Mademoiselle, su cuerpo es el que pide esto, acaso no se ha dado cuenta cuanto grita su cuerpo por liberar aquello que siente-
Otra orden –desvístete para mi muy sensualmente- sus ojos tomaron un color ambarino ante el deseo del pecado a punto de consumar, sus manos tocaron las manos ajenas con una sonrisa macabra y lujuriosa pues en aquel cuerpo de pureza despertaría los pecados más aterradores y a la vez suculentos –no te preocupes mon cherrie, aquello no será despreciado ni dejado al viento, será bien recordado, y atesorado- abrió los puños de su camisa para luego desatar su corbata y abrir los tres primeros botones de su camisa, su mirada estaba en las caderas de ella, moviéndose y retirándo la ropa.
-Vamos desnúdate y siente tus manos tocar tu cuerpo, siente como tu cuerpo te pide esas caricias y más- terminó de abrir su camisa ahí recostado en la cama mirando el cuerpo ajeno con un deseo irrefrenable, oh si, por el lobo sabe lo que quiere y lo obtendrá con o sin aquel consentimiento, daría fin a su dolor y le haría tener el gozo tortuoso del placer para luego de su arteria femoral beber de su existencia, como marca de su posesión y de su triunfo, triunfo que gozaría toda la noche.
Una orden más y sería lo que desataría pasiones y repromisiones de aquella doncella –Ven quítame la camisa y desata de tu cuerpo aquella furia que estas controlando, desata a la fiera, a la perra de tu cuerpo, hazme desearte más y más mujer- esa orden aunque difícil sabía que podía cumplir, la timidez le haría dejar y a su cuerpo le obligaría a estallar, quiera o no, lo haría, y más si de perpetuar aquello se trata pues no dejaría paso a ningún otro delito más que el de matar a un ángel que solo cometió el crimen de toparse con el asesino de almas incautas.
La habitación se sentía pesada, asfixiada, calurosa, extenuante todo eso proveniente del calor de la humana que poco a poco iba cediendo al “poder” del inmortal y a sus propios deseos…
-no dejare que te vayas sin antes disfrutar de los manjares del infierno en tu cuerpo de diosa, de súcubo mayor-
Pecados inconcebibles e imaginables de poder crear, el vampiro lo iba mostrar a los ojos del puro ángel que a merced estaba…
Sus ojos se iban al cuerpo ajeno deleitándose con esos movimientos, lamiendo sus labios al compás de una música que solo había en su mente, sus manos se frotaban contra si deseando tocar el cuerpo de la dama, pero no, porque la tortura debía ser mayor, mucho más sofocante para su cuerpo puro.
-Mademoiselle, su cuerpo es el que pide esto, acaso no se ha dado cuenta cuanto grita su cuerpo por liberar aquello que siente-
Otra orden –desvístete para mi muy sensualmente- sus ojos tomaron un color ambarino ante el deseo del pecado a punto de consumar, sus manos tocaron las manos ajenas con una sonrisa macabra y lujuriosa pues en aquel cuerpo de pureza despertaría los pecados más aterradores y a la vez suculentos –no te preocupes mon cherrie, aquello no será despreciado ni dejado al viento, será bien recordado, y atesorado- abrió los puños de su camisa para luego desatar su corbata y abrir los tres primeros botones de su camisa, su mirada estaba en las caderas de ella, moviéndose y retirándo la ropa.
-Vamos desnúdate y siente tus manos tocar tu cuerpo, siente como tu cuerpo te pide esas caricias y más- terminó de abrir su camisa ahí recostado en la cama mirando el cuerpo ajeno con un deseo irrefrenable, oh si, por el lobo sabe lo que quiere y lo obtendrá con o sin aquel consentimiento, daría fin a su dolor y le haría tener el gozo tortuoso del placer para luego de su arteria femoral beber de su existencia, como marca de su posesión y de su triunfo, triunfo que gozaría toda la noche.
Una orden más y sería lo que desataría pasiones y repromisiones de aquella doncella –Ven quítame la camisa y desata de tu cuerpo aquella furia que estas controlando, desata a la fiera, a la perra de tu cuerpo, hazme desearte más y más mujer- esa orden aunque difícil sabía que podía cumplir, la timidez le haría dejar y a su cuerpo le obligaría a estallar, quiera o no, lo haría, y más si de perpetuar aquello se trata pues no dejaría paso a ningún otro delito más que el de matar a un ángel que solo cometió el crimen de toparse con el asesino de almas incautas.
La habitación se sentía pesada, asfixiada, calurosa, extenuante todo eso proveniente del calor de la humana que poco a poco iba cediendo al “poder” del inmortal y a sus propios deseos…
-no dejare que te vayas sin antes disfrutar de los manjares del infierno en tu cuerpo de diosa, de súcubo mayor-
Pecados inconcebibles e imaginables de poder crear, el vampiro lo iba mostrar a los ojos del puro ángel que a merced estaba…
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Re: Con cuidado, ¿eh? [+18] {Privado}
¿Habría alguna posibilidad de que su cuerpo cesara a esos movimientos tan carnales y provocativos?- No le conozco, señor....ni usted a mi...tan solo por favor, pare antes de que las cosas salgan mal...-Sus manos se movían alrededor de su cuello, tentando al hombre que tenía delante, no lo hacía por ella, sino por nada. Seguían acariciando su cuello, para después deslizarlas por sus senos con lentitud, por encima del vestido negro de encaje que se le pegaba como una segunda piel-... ¿Qué fiera? Yo no tengo ninguna, yo solamente soy una chica inocente la que...aaaggh!!
Sus manos se habían movido hasta el bajo del vestido, levantando la falda hasta ponerla a la altura de su cadera y meterse la mano dentro de su ropa interior. Aquel liguero que se ataba con el corsé interior del vestido se adhería perfectamente a su cuerpo, su mano izquierda acariciaba su nuca por detrás mientras que la derecha salía de su ropa interior y a pesar de que ella rehuía en meterse aquellos dedos manchados por su prematura humedad dentro de su boca, solo pasaron sobre la línea inferior de sus labios.
Miró a los ojos a aquel hombre, lentamente se fue acercando, intentando quitarse el vestido que comenzaba a apresarla del calor y el ahogamiento que le apresaría la lujuria que intentaba evitar. No podría aguantar mucho mas, sus ojos se humedecían a causa de lo incomoda que estaba o de la situación que ocurriría a continuación. Temía ser...poseída por algún demonio, ella sabía de sus poderes, lo que no entendía el porqué de que no hacía nada contra aquel estúpido influjo. Solo por eso. Porque temía y no sabía cómo actuar. Solamente ¿se dejaría tocar y manejar o lucharía contra él? Ya estaba cerca de su cuerpo, se dio la vuelta en el sitio, acercándose más, dio unos golpecitos en la hilera de botones que componían la parte trasera del vestido, advirtiéndole de que no llegaba a la espalda y que si él pudiera desabrocharlos por ella. ¿Qué hacía?-No los desabroche...solo déjeme ir...
“Ven quítame la camisa y desata de tu cuerpo aquella furia que estas controlando, desata a la fiera, a la perra de tu cuerpo, hazme desearte más y más mujer”
Esa orden fue lo que la descoloco del todo. No tuvo más opción por gemir por los escalofríos que le entraban, como si manos envueltas en guantes invisibles le dieran la vuelta en el sitio, quedando frente a frente al hombre, apegándolo al pecho fornido del mismo para quitarle de un solo tirón la camisa de su cuerpo, llevando después sus manos, arañándolo por encima de esa pálida piel hasta que había llegado a la hebilla de su cinturón donde se situó su lengua, lamiendo el cuero del cinturón y el metal de la hebilla que segundos después, estaban separados y desabotonaba el botón de su pantalón.
Le miro a los ojos implorando clemencia, volvió a mover sus manos por encima del torso masculino, alguna lágrima rodó por el pómulo que termino en sus labios-Por...favor...-Suspiraba, su respiración lentamente se agitaba arriba y abajo, se movía aun de aquel sensual baile, notó su vestido holgado, lo habría desabrochado el mismo-Le dije que no me lo desabrochara....-Ladeo el rostro, evitándole la mirada-¡Ayuda!-Imploro a los cuatro vientos, pero un agarre alrededor de su cintura, fue lo que le hizo sujetarse sobre los hombros del hombre que ahora parecía que no la dejaría escapar.
Ruegos, que eran nulos, que lo serían.
Que hacer...que hacer.. . .
Sus manos se habían movido hasta el bajo del vestido, levantando la falda hasta ponerla a la altura de su cadera y meterse la mano dentro de su ropa interior. Aquel liguero que se ataba con el corsé interior del vestido se adhería perfectamente a su cuerpo, su mano izquierda acariciaba su nuca por detrás mientras que la derecha salía de su ropa interior y a pesar de que ella rehuía en meterse aquellos dedos manchados por su prematura humedad dentro de su boca, solo pasaron sobre la línea inferior de sus labios.
- Spoiler:
Miró a los ojos a aquel hombre, lentamente se fue acercando, intentando quitarse el vestido que comenzaba a apresarla del calor y el ahogamiento que le apresaría la lujuria que intentaba evitar. No podría aguantar mucho mas, sus ojos se humedecían a causa de lo incomoda que estaba o de la situación que ocurriría a continuación. Temía ser...poseída por algún demonio, ella sabía de sus poderes, lo que no entendía el porqué de que no hacía nada contra aquel estúpido influjo. Solo por eso. Porque temía y no sabía cómo actuar. Solamente ¿se dejaría tocar y manejar o lucharía contra él? Ya estaba cerca de su cuerpo, se dio la vuelta en el sitio, acercándose más, dio unos golpecitos en la hilera de botones que componían la parte trasera del vestido, advirtiéndole de que no llegaba a la espalda y que si él pudiera desabrocharlos por ella. ¿Qué hacía?-No los desabroche...solo déjeme ir...
“Ven quítame la camisa y desata de tu cuerpo aquella furia que estas controlando, desata a la fiera, a la perra de tu cuerpo, hazme desearte más y más mujer”
Esa orden fue lo que la descoloco del todo. No tuvo más opción por gemir por los escalofríos que le entraban, como si manos envueltas en guantes invisibles le dieran la vuelta en el sitio, quedando frente a frente al hombre, apegándolo al pecho fornido del mismo para quitarle de un solo tirón la camisa de su cuerpo, llevando después sus manos, arañándolo por encima de esa pálida piel hasta que había llegado a la hebilla de su cinturón donde se situó su lengua, lamiendo el cuero del cinturón y el metal de la hebilla que segundos después, estaban separados y desabotonaba el botón de su pantalón.
Le miro a los ojos implorando clemencia, volvió a mover sus manos por encima del torso masculino, alguna lágrima rodó por el pómulo que termino en sus labios-Por...favor...-Suspiraba, su respiración lentamente se agitaba arriba y abajo, se movía aun de aquel sensual baile, notó su vestido holgado, lo habría desabrochado el mismo-Le dije que no me lo desabrochara....-Ladeo el rostro, evitándole la mirada-¡Ayuda!-Imploro a los cuatro vientos, pero un agarre alrededor de su cintura, fue lo que le hizo sujetarse sobre los hombros del hombre que ahora parecía que no la dejaría escapar.
Ruegos, que eran nulos, que lo serían.
Que hacer...que hacer.. . .
Dawn Nimmet- Vampiro Clase Alta
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Re: Con cuidado, ¿eh? [+18] {Privado}
La maldad radica en los corazones de los humanos porque de estos nace el pecado
El pecado original surge de las pieles más sedosas y de los capullos intactos
El pecado original surge de las pieles más sedosas y de los capullos intactos
Si mi pequeña, así sería su final…ser devorada por el lobo que habitaba en esa habitación en ese momento, su mirada estaba llena de lascivia, de deseo por probar ese capullo, de corromperlo…de ser el que abra la flor y ser el causante de las espinas de aquel hermoso ejemplar…oh malditas profecías de deseos que solo albergan penas y más ardor por romper todo y tomar ahí, así, como su cuerpo gritaba, pero no el deseo debía despertar más y más…aunque de lado de Santhiago ese deseo ya estaba despierto pues su entrepierna notaba un gran abultamiento.
-Esto aún no se sale de control mon petit, esto recién comienza para ti-
Las manos del deseo en su cuerpo le dieron una corriente a todo su ser, tomándola encima de él para que la entrepierna femenina notara la suya…y así sentir más de cerca esa humedad que ya estaba surgiendo en el cuerpo de la fémina –Oh claro que tienes una fiera y te la haré sacar gata, te haré ser eso que deseas- sus manos no esperaron ni escatimaron en el reparo del vestido, con sendas manos tiró de este para mirar volar sus botones y dejarle caer mostrando ¡oh que belleza de cuerpo!...ESO ES CUERPO…sus caderas precisas para las manos tomar y pegar contra las masculinas, su vientre plano, liso, para besar y dejar que los dedos las toquen, sus senos, que senos, pero quería verlos…probarlos, lamer de ellos y que le den la vida caliente que un ser frio como Santhiago había perdido.
-Vamos, nadie llegara y te salvará, antes lo mato, pero en vista de que quieres que alguien venga a verte, porque ser yo el único que disfrute de esto cuando tú y los otros también pueden…ya que quieres que te ayuden busquemos tu ayuda-
Oh cruel destino que ha despertado la lujuria y el libido más atroz de todos, pues el demonio de la lujuria había llegado al lugar, si, aquel era el mismo lucifer encarnado con el poder de tener a todos los pecados capitales a sus pies y dárselos a los impíos mortales que solo buscan poder ver los ojos de su creador…y aquel dulce ángel vería los ojos de su creador bajo las manos del mal.
Sus pies se encaminaron y su cuerpo se levantó de su letargo en la cama, abrió la puerta acercándose hacia el barandal del segundo piso, mirando a los presentes…ya habían pocos, unos 6 tipejos y unas 3 putas…una sonrisa devolvió a la joven que estaba en la habitación, pues ahora la joven había tentado al gran lobo y le invitaría a la cacería, su mirada fija y penetrante la miró a los ojos.
-No te detengas, baila y baila-
Buscó a la madame del lugar dejándole una nota en sus manos, esta inmediatamente cerró el lugar con todos adentro y huyó a su habitación como un conejo a su madriguera…se devolvió para la habitación y miró a la muchacha
-Sal bailando hasta el centro de este lugar…no te preocupes no te tocaran, solo te verán y tú mi pequeña verás lo que tu cuerpo hace en esos tipejos pero un regalo te tengo cuando lleguemos abajo lo sabrás te demostraré que puedes ser la fiera más fiera de todas-
Los tipos bebiendo, las putas contando sus ganancias, en el centro del lugar un escenario con las luces y el telón perfecto para el nuevo show, junto a un tubo de baile, más que perfecto para un acto de revelación…
-Esto aún no se sale de control mon petit, esto recién comienza para ti-
Las manos del deseo en su cuerpo le dieron una corriente a todo su ser, tomándola encima de él para que la entrepierna femenina notara la suya…y así sentir más de cerca esa humedad que ya estaba surgiendo en el cuerpo de la fémina –Oh claro que tienes una fiera y te la haré sacar gata, te haré ser eso que deseas- sus manos no esperaron ni escatimaron en el reparo del vestido, con sendas manos tiró de este para mirar volar sus botones y dejarle caer mostrando ¡oh que belleza de cuerpo!...ESO ES CUERPO…sus caderas precisas para las manos tomar y pegar contra las masculinas, su vientre plano, liso, para besar y dejar que los dedos las toquen, sus senos, que senos, pero quería verlos…probarlos, lamer de ellos y que le den la vida caliente que un ser frio como Santhiago había perdido.
-Vamos, nadie llegara y te salvará, antes lo mato, pero en vista de que quieres que alguien venga a verte, porque ser yo el único que disfrute de esto cuando tú y los otros también pueden…ya que quieres que te ayuden busquemos tu ayuda-
Oh cruel destino que ha despertado la lujuria y el libido más atroz de todos, pues el demonio de la lujuria había llegado al lugar, si, aquel era el mismo lucifer encarnado con el poder de tener a todos los pecados capitales a sus pies y dárselos a los impíos mortales que solo buscan poder ver los ojos de su creador…y aquel dulce ángel vería los ojos de su creador bajo las manos del mal.
Sus pies se encaminaron y su cuerpo se levantó de su letargo en la cama, abrió la puerta acercándose hacia el barandal del segundo piso, mirando a los presentes…ya habían pocos, unos 6 tipejos y unas 3 putas…una sonrisa devolvió a la joven que estaba en la habitación, pues ahora la joven había tentado al gran lobo y le invitaría a la cacería, su mirada fija y penetrante la miró a los ojos.
-No te detengas, baila y baila-
Buscó a la madame del lugar dejándole una nota en sus manos, esta inmediatamente cerró el lugar con todos adentro y huyó a su habitación como un conejo a su madriguera…se devolvió para la habitación y miró a la muchacha
-Sal bailando hasta el centro de este lugar…no te preocupes no te tocaran, solo te verán y tú mi pequeña verás lo que tu cuerpo hace en esos tipejos pero un regalo te tengo cuando lleguemos abajo lo sabrás te demostraré que puedes ser la fiera más fiera de todas-
Los tipos bebiendo, las putas contando sus ganancias, en el centro del lugar un escenario con las luces y el telón perfecto para el nuevo show, junto a un tubo de baile, más que perfecto para un acto de revelación…
Santhiago Morel- Vampiro Clase Alta
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Re: Con cuidado, ¿eh? [+18] {Privado}
No podría estar pasándolo peor en su vida. Se sujeto a la barra del dosel de madera de aquella habitación, negando, veía como aquel hombre llegaba para llevarla a aquel escenario del infierno frente a miradas oscuras y desconocidas para ella. El bien y el mal, ninguno estaba en el límite hasta dentro de algunos momentos, en los que podrían convertirse en un caos completo. No que una guitarra española, acompañándolo con unas castañuelas para que la inocente victima de la lujuria del hombre que la acechaba cada vez con más ordenes cada vez más duras, comenzase a bailar con sensualidad contra aquella barra de metal que estaba estática sobre el escenario. Ella, inocente y pura, negaba sin cesar, la gente la miraba con un aire lascivo, pero tras saber que estaba bajo el influjo de aquel demonio en persona, decidieron quedarse a mirar.
Pobre niña rica, que sabría ella lo que era la vergüenza al verse expuesta a tal sacrificio de su estatus. Ella que se dejo guiar por el destino para acabar con el demonio, para acabar con el mismísimo diablo en persona, caminaba según estaba bajo las ordenes de aquel hombre, estaba cerca de aquella barra, concentrada en sus pasos para no caer torpemente y hacer mas el ridículo. Ojala, ella deseo deshacerse de aquel hechizo en el que estaba sometida, podría estar el cincuenta por ciento consciente de que estaba bajo el poder de algún hechizo, bajo el influjo de aquel hombre, alguien le tiro una bandana para que se la pusiera alrededor de los ojos, ella no podía, estaba quieta en el escenario, sujeta a la barra como si fuera un soldado sujetando el rifle de combate, pero gracias a un joven de cabellos oscuros, que se subió con ella al escenario, le guiño un ojo, se agacho al suelo para recoger la bandana y ponérsela alrededor de los ojos, después poso un silencioso beso sensual sobre los labios de la fémina, atrayéndolo hacia el cuerpo propio del joven.
Ella no solo gimió de gusto, sino que sonrió cuando el chico se separo de ella, ella aun sujeta a la barra pese al acercamiento que le ofreció el joven en aquel instante. El joven, vio al hombre de hace unos momentos, vio que estaba enfurecido o eso intentaba mostrar, el joven se fue, para después volver con la cabeza bien alta, se escondió detrás de una de las prostitutas del burdel, observando lo que hacia la chica para intentar un baile. Ahora estaba con los ojos vendados viendo nada, veía oscuridad así que tan solo se centro en sus otros cuatro sentidos, sujeta en la barra, aun sin moverse, hasta que alguien comenzó con palmas, ella se apoyo en ese ritmo, comenzaron mas palmas a sonar en la sala del escenario, hasta que cesaron y ella ya movía las caderas, pero no las movía del todo, era inexperta, aquel joven, de nuevo se subió sobre el escenario para ayudarla una vez más, se puso detrás de Cilo, muy pegado a ella, sus labios rozando el cuello de la virgen hechizada, sus manos sobre las caderas insinuantes de la misma chica a la que beso y vendo los ojos.
Le movía las caderas de lado a lado, lentamente en insinuantes círculos que el mismo ayudaba con su cuerpo contra el de la muchacha, las manos entonces de Cilo fueron a ponerse sobre las del chico que la ayudaba a moverse como se debía de hacer, en el lugar, comenzaron las burlas hacia el chico, pero que ambos campos se reían en un regocijo familiar, ahora Cilo parecía estar en un hechizo más profundo, sus manos llevaron a las del chico a mas zonas de su cuerpo mientras comenzaba a moverse junto a él lentamente. De algún modo comenzaba a excitarse, a sentir un escalofrió, una corriente en su sexo que llegaba recorriéndole la columna lentamente. ¿Qué era esto para ella? ¿Un escape? ¿Una salida de aquel hombre de hace minutos en la habitación? Solo se aferro mas a la barra y aquel joven se adhirió a ella igualmente, ambos contra la barra consiguiendo hacer que Cilo soltara un suave gemido cerca del muchacho, desvió el rostro, ladeado de manera que el joven volviera a lamerla aquella zona.
Hueco sintió enseguida, el calor corporal que tenía hace segundos contra ella, ya no lo sentía ¿Qué había ocurrido? Se quito la venda de los ojos lentamente, miro a los alrededores donde había comenzado un revuelo entre hombre y hombre, vio al joven que se levantaba desde la otra punta del escenario, vio al hombre que la puso en este embrollo a su lado con lo que parecía ser unos colmillos enormes en su dentadura-¡AAAAAAAAAAGH!!!-Dio un grito de terror, echándose atrás, se tropezó, echo atrás yendo a gatas lejos de la batalla que podría desarrollarse en aquel instante. Vio a ambos hombres de pie, uno frente al otro, el joven parecía no haber sido herido de ninguna manera ¿Cómo podría soportarlo?
Pobre niña rica, que sabría ella lo que era la vergüenza al verse expuesta a tal sacrificio de su estatus. Ella que se dejo guiar por el destino para acabar con el demonio, para acabar con el mismísimo diablo en persona, caminaba según estaba bajo las ordenes de aquel hombre, estaba cerca de aquella barra, concentrada en sus pasos para no caer torpemente y hacer mas el ridículo. Ojala, ella deseo deshacerse de aquel hechizo en el que estaba sometida, podría estar el cincuenta por ciento consciente de que estaba bajo el poder de algún hechizo, bajo el influjo de aquel hombre, alguien le tiro una bandana para que se la pusiera alrededor de los ojos, ella no podía, estaba quieta en el escenario, sujeta a la barra como si fuera un soldado sujetando el rifle de combate, pero gracias a un joven de cabellos oscuros, que se subió con ella al escenario, le guiño un ojo, se agacho al suelo para recoger la bandana y ponérsela alrededor de los ojos, después poso un silencioso beso sensual sobre los labios de la fémina, atrayéndolo hacia el cuerpo propio del joven.
Ella no solo gimió de gusto, sino que sonrió cuando el chico se separo de ella, ella aun sujeta a la barra pese al acercamiento que le ofreció el joven en aquel instante. El joven, vio al hombre de hace unos momentos, vio que estaba enfurecido o eso intentaba mostrar, el joven se fue, para después volver con la cabeza bien alta, se escondió detrás de una de las prostitutas del burdel, observando lo que hacia la chica para intentar un baile. Ahora estaba con los ojos vendados viendo nada, veía oscuridad así que tan solo se centro en sus otros cuatro sentidos, sujeta en la barra, aun sin moverse, hasta que alguien comenzó con palmas, ella se apoyo en ese ritmo, comenzaron mas palmas a sonar en la sala del escenario, hasta que cesaron y ella ya movía las caderas, pero no las movía del todo, era inexperta, aquel joven, de nuevo se subió sobre el escenario para ayudarla una vez más, se puso detrás de Cilo, muy pegado a ella, sus labios rozando el cuello de la virgen hechizada, sus manos sobre las caderas insinuantes de la misma chica a la que beso y vendo los ojos.
Le movía las caderas de lado a lado, lentamente en insinuantes círculos que el mismo ayudaba con su cuerpo contra el de la muchacha, las manos entonces de Cilo fueron a ponerse sobre las del chico que la ayudaba a moverse como se debía de hacer, en el lugar, comenzaron las burlas hacia el chico, pero que ambos campos se reían en un regocijo familiar, ahora Cilo parecía estar en un hechizo más profundo, sus manos llevaron a las del chico a mas zonas de su cuerpo mientras comenzaba a moverse junto a él lentamente. De algún modo comenzaba a excitarse, a sentir un escalofrió, una corriente en su sexo que llegaba recorriéndole la columna lentamente. ¿Qué era esto para ella? ¿Un escape? ¿Una salida de aquel hombre de hace minutos en la habitación? Solo se aferro mas a la barra y aquel joven se adhirió a ella igualmente, ambos contra la barra consiguiendo hacer que Cilo soltara un suave gemido cerca del muchacho, desvió el rostro, ladeado de manera que el joven volviera a lamerla aquella zona.
Hueco sintió enseguida, el calor corporal que tenía hace segundos contra ella, ya no lo sentía ¿Qué había ocurrido? Se quito la venda de los ojos lentamente, miro a los alrededores donde había comenzado un revuelo entre hombre y hombre, vio al joven que se levantaba desde la otra punta del escenario, vio al hombre que la puso en este embrollo a su lado con lo que parecía ser unos colmillos enormes en su dentadura-¡AAAAAAAAAAGH!!!-Dio un grito de terror, echándose atrás, se tropezó, echo atrás yendo a gatas lejos de la batalla que podría desarrollarse en aquel instante. Vio a ambos hombres de pie, uno frente al otro, el joven parecía no haber sido herido de ninguna manera ¿Cómo podría soportarlo?
Dawn Nimmet- Vampiro Clase Alta
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Re: Con cuidado, ¿eh? [+18] {Privado}
Un toque más de perdición, sus ojos destellaban deseo, puro deseo de corromper ya a aquella flor, pero no…había que esperar al menos así podría disimularse lo que le haría sentir, una ave que busca y caza a su presa no se lanza a ella así de directo, al contrario hay que calentar las cosas hasta que estas estallen y se pierda el control absoluto.
Pero control, que es el control para quien ahora manipula la mente de la pequeña oruga que cambiara drásticamente su capullo por alas manchadas de sangre, eso es un control más que nadie le daría puesto que seria la primera, única y repetitiva veces que aquella oscuridad marcada por una blanca y marchita vida seguida por el rojo carmín de la muerte se encontraría. Si aquella noche seria la muerte pues ya se había adentrado la oruga al segundo infierno.
Tres, tres fueron los chasquidos que con su lengua produjo ante aquel imbécil que se atrevía a tocar a su flor prohibida como no mostrar enojo si era aquel ser infernal que deseaba corromperla, su mirada penetrante le daba a entender que buscara a otra puta con que entretenerse que aquella mujer dulce y pura le pertenecía, si era suya ahora y siempre, degustaría de su cuerpo cada noche, tomaría de su blanco ser cada luna y le haría llorar sangre cuando tenga hambre de ella.
El espectáculo comenzó, aquellas curvas sinuosas de peligro se movían, una de las putas del lugar se sentó en las piernas del vampiro este la recibió masajeando sus muslos internos apretujándolos un poco haciendo que esta gimiera de placer, su lengua delineaba sus labios imaginando a quien tocaba era aquella que en el baile se hallaba.
Una orden mas fue dejada a su mente –Quítate ese corsé y muestra tus redondos atributos-, la maldad estaba comenzando a gobernar el lugar, la lujuria su plato principal, con ojos libidinosos miraban a la damita que provocaba a diestra y siniestra erecciones en todos los hombres del lugar y a las mujeres que sus sexos se humedezcan para así liberar entre ellos la copulación de los cuerpos dejando escapar los gritos del orgasmo.
Más antes de deleitarse con aquel manjar una de las putas del burdel beso al vampiro haciendo enojar a su cliente aventando una botella al vampiro pero antes que este tocara su cabeza tomó aquella botella y antes de que se dieran cuenta con un solo parpadeo di un paso que parecía miles, y ya tenia incrustada la botella en el cuerpo del sujeto, derramando así su sangre por el lugar, luego otro mas que había dejado un golpe en la espalda del hombre, pero no le dio dolor ni nada, solo estiro su brazo para lanzarlo a empotrarse contra la pared quedando con la cabeza abierta, y ahí en mal momento comenzó una riña, entre todos el alcohol volaba por el lugar, las meretrices buscaban refugio y otras ayudaban a sus amantes.
En eso, una mano, toco la de la jovencita para manosearla, oh no, eso no lo iba a permitir, claro que no…con otro pestañeo estuvo frente al sujeto tomándolo del cuello arrojándolo contra la barra donde estaban los otros, miro a la mujer con aquellos ojos vendados –Ya hicimos mucho, si ves lo que puede ocasionar tu cuerpo- una mentira bien valida, pues a aquel angelito le quería demostrar que era deseable, que era follable para cualquiera.
Le tomo en brazos y de nuevo con el pestañeo de alguien aquel sujeto se dirigió a la habitación con la dama en brazos tumbándola sobre la cama cerrando la puerta tras de el luego, mirándola con ojos de un lobo cazador a su presa, listo para devorar, pero no, había un juego mas que develar.
-Anda, quítate toda la ropa íntima y tócate, quiero que te toques para mi, excítame con tu cuerpo desnudo mientras los otros se pelean, eleva tu canto extasiado por los aires, hazme desear tu cuerpo, siente tu cuerpo y pierdete en la lujuria de tus lìquidos-
Una ultima orden mas, y se recostó en aquella cama abriendo su camisa junto con su cinturón y parte de su pantalón para estar más cómodo frente al acto final de lujuria con aquel cuerpo semidesnudo, esperando ya los segundos para tomar como aquella mujer iba a disfrutar y recordar toda su vida.
Pero control, que es el control para quien ahora manipula la mente de la pequeña oruga que cambiara drásticamente su capullo por alas manchadas de sangre, eso es un control más que nadie le daría puesto que seria la primera, única y repetitiva veces que aquella oscuridad marcada por una blanca y marchita vida seguida por el rojo carmín de la muerte se encontraría. Si aquella noche seria la muerte pues ya se había adentrado la oruga al segundo infierno.
Tres, tres fueron los chasquidos que con su lengua produjo ante aquel imbécil que se atrevía a tocar a su flor prohibida como no mostrar enojo si era aquel ser infernal que deseaba corromperla, su mirada penetrante le daba a entender que buscara a otra puta con que entretenerse que aquella mujer dulce y pura le pertenecía, si era suya ahora y siempre, degustaría de su cuerpo cada noche, tomaría de su blanco ser cada luna y le haría llorar sangre cuando tenga hambre de ella.
El espectáculo comenzó, aquellas curvas sinuosas de peligro se movían, una de las putas del lugar se sentó en las piernas del vampiro este la recibió masajeando sus muslos internos apretujándolos un poco haciendo que esta gimiera de placer, su lengua delineaba sus labios imaginando a quien tocaba era aquella que en el baile se hallaba.
Una orden mas fue dejada a su mente –Quítate ese corsé y muestra tus redondos atributos-, la maldad estaba comenzando a gobernar el lugar, la lujuria su plato principal, con ojos libidinosos miraban a la damita que provocaba a diestra y siniestra erecciones en todos los hombres del lugar y a las mujeres que sus sexos se humedezcan para así liberar entre ellos la copulación de los cuerpos dejando escapar los gritos del orgasmo.
Más antes de deleitarse con aquel manjar una de las putas del burdel beso al vampiro haciendo enojar a su cliente aventando una botella al vampiro pero antes que este tocara su cabeza tomó aquella botella y antes de que se dieran cuenta con un solo parpadeo di un paso que parecía miles, y ya tenia incrustada la botella en el cuerpo del sujeto, derramando así su sangre por el lugar, luego otro mas que había dejado un golpe en la espalda del hombre, pero no le dio dolor ni nada, solo estiro su brazo para lanzarlo a empotrarse contra la pared quedando con la cabeza abierta, y ahí en mal momento comenzó una riña, entre todos el alcohol volaba por el lugar, las meretrices buscaban refugio y otras ayudaban a sus amantes.
En eso, una mano, toco la de la jovencita para manosearla, oh no, eso no lo iba a permitir, claro que no…con otro pestañeo estuvo frente al sujeto tomándolo del cuello arrojándolo contra la barra donde estaban los otros, miro a la mujer con aquellos ojos vendados –Ya hicimos mucho, si ves lo que puede ocasionar tu cuerpo- una mentira bien valida, pues a aquel angelito le quería demostrar que era deseable, que era follable para cualquiera.
Le tomo en brazos y de nuevo con el pestañeo de alguien aquel sujeto se dirigió a la habitación con la dama en brazos tumbándola sobre la cama cerrando la puerta tras de el luego, mirándola con ojos de un lobo cazador a su presa, listo para devorar, pero no, había un juego mas que develar.
-Anda, quítate toda la ropa íntima y tócate, quiero que te toques para mi, excítame con tu cuerpo desnudo mientras los otros se pelean, eleva tu canto extasiado por los aires, hazme desear tu cuerpo, siente tu cuerpo y pierdete en la lujuria de tus lìquidos-
Una ultima orden mas, y se recostó en aquella cama abriendo su camisa junto con su cinturón y parte de su pantalón para estar más cómodo frente al acto final de lujuria con aquel cuerpo semidesnudo, esperando ya los segundos para tomar como aquella mujer iba a disfrutar y recordar toda su vida.
Santhiago Morel- Vampiro Clase Alta
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Re: Con cuidado, ¿eh? [+18] {Privado}
Negaba, negaba y negaba y no, no, no...Ella no quería que acabara su virginidad de ese modo. Bien sabía que era una presa de aquel hombre que la veía como un cazador hambriento de lujuria y que quería desquitarse con ella. Tendría que huir, pero aquel hombre la miraba y aquello le reproducía asco. Negó ante su petición y antes de que pudiera atraparla más, huyo de la cama en la que estaba tumbada y corrió hacia la puerta, sujetando el pomo de la puerta pero nada había conseguido poder abrir la puerta-¡Ábrela! ¡ÁBRELA!-Grito finalmente envalentonándose contra aquel hombre -¡Usted es el mismísimo Satanás!, ¡No quiero ser de contrabando!-Intentaba abrir la puerta con más fuerza, pero era inútil, bajó el pomo pero esta seguía cerrada.
No habría escapatoria para la dulce y hermosa Cilo que suplicaba porque no la siguiera torturando. Sus lágrimas eran notorias, miraba aquel hombre con aquel gesto de cordero asustado y en el que no podía sacar su parte valiente la cual a veces carecía de ella o siempre. No supo qué hacer o decir, pero ahí estaba asustada en el rincón, hecha una bola en la esquina de aquella habitación y escondiendo su rostro del hombre que estaba sobre la cama.
¿Qué había hecho ella para merecer este castigo?
En realidad ahora estaba sola, su hermana había desaparecido finalmente de su lado y no podría ayudarla, bien sabia que le costaría salir del embrollo en el que se metió lentamente sin darse cuenta de que ahora estaba al borde del cataclismo, pero Cilo, embriagada de sus lagrimas miro al hombre ni más ni menos con los ojos blancos, enseguida sus lamentos cesaron para levantarse valiente de aquel suelo en el que se refugiaba. No era Cilo, pero ¿entonces quien era? No lo sabía ni ella misma, tan solo miraba al hombre con los ojos blancos y enseguida adelanto una mano hacia delante para así comenzar a sentir algo que jamás había sentido jamás.
El cuerpo de Cilo se había transformado en un tono pálido como la nieve, más de lo que solía estar normalmente, mientras alrededor de su brazo se enredaba poco a poco los hilos del tapiz que estaba bajo sus pies, deshilándolo poco a poco y así sentir que el burdel entero comenzaba a temblar bajo sus pies – Hijo de puta....quien ha osado maldecir el cuerpo de esta alma inocente...-De repente una voz que no era la dulce de la joven, salió ronca y diferente, retumbando temor en los oídos de aquellos de quienes la escucharan y como si nada, los gritos de debajo del burdel comenzaron a surgir - ¡MUERTOS! ¡MUERTOS!-Una mujer grito haciendo eco hasta Cilo y el hombre que se encontraban en la habitación.
-¿Ultimas palabras? –Y como si la magia existiera, cuerpos putrefactos lograron derribar parte del tapiz rosado cutre que adornaba las paredes de la habitación y se ponían delante de la hermosa y joven Cilo.
No habría escapatoria para la dulce y hermosa Cilo que suplicaba porque no la siguiera torturando. Sus lágrimas eran notorias, miraba aquel hombre con aquel gesto de cordero asustado y en el que no podía sacar su parte valiente la cual a veces carecía de ella o siempre. No supo qué hacer o decir, pero ahí estaba asustada en el rincón, hecha una bola en la esquina de aquella habitación y escondiendo su rostro del hombre que estaba sobre la cama.
¿Qué había hecho ella para merecer este castigo?
En realidad ahora estaba sola, su hermana había desaparecido finalmente de su lado y no podría ayudarla, bien sabia que le costaría salir del embrollo en el que se metió lentamente sin darse cuenta de que ahora estaba al borde del cataclismo, pero Cilo, embriagada de sus lagrimas miro al hombre ni más ni menos con los ojos blancos, enseguida sus lamentos cesaron para levantarse valiente de aquel suelo en el que se refugiaba. No era Cilo, pero ¿entonces quien era? No lo sabía ni ella misma, tan solo miraba al hombre con los ojos blancos y enseguida adelanto una mano hacia delante para así comenzar a sentir algo que jamás había sentido jamás.
El cuerpo de Cilo se había transformado en un tono pálido como la nieve, más de lo que solía estar normalmente, mientras alrededor de su brazo se enredaba poco a poco los hilos del tapiz que estaba bajo sus pies, deshilándolo poco a poco y así sentir que el burdel entero comenzaba a temblar bajo sus pies – Hijo de puta....quien ha osado maldecir el cuerpo de esta alma inocente...-De repente una voz que no era la dulce de la joven, salió ronca y diferente, retumbando temor en los oídos de aquellos de quienes la escucharan y como si nada, los gritos de debajo del burdel comenzaron a surgir - ¡MUERTOS! ¡MUERTOS!-Una mujer grito haciendo eco hasta Cilo y el hombre que se encontraban en la habitación.
-¿Ultimas palabras? –Y como si la magia existiera, cuerpos putrefactos lograron derribar parte del tapiz rosado cutre que adornaba las paredes de la habitación y se ponían delante de la hermosa y joven Cilo.
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Re: Con cuidado, ¿eh? [+18] {Privado}
Una sonrisa dejó entre ver cuando la muchacha maldijo, al parecer ya era hora de mostrar lo que ambos era, no le gustaba usar esa habilidad suya con otras mujeres que no fueran de su familia, pero ya que iban a jugar enserio, pensó en hacer las cosas más duras y extremas para los dos.
Se levantó del letargo de la cama acomodando su camisa y su pantalón, si habría que enfrentar otra vez a los muertos lo haría, ya estaba acostumbrado a bajarse a los avernos y darse una que otra partida con Hades, así que una más no haría daño al cuerpo frío sino más bien lo ayudaría a entrar en calor.
-Alagado me siento con tus “insultos” pequeño intento de fiera, no tienes otro más de esos bajo las faldas, o es que no crees ser capaz de hacerlo, o quizás no seas tan buena como aparentas, quizás seas como cualquier zorra de este lugar- sonrió y se abotonó los puños de su camisa para estar más cómodo con esta.
Cuando los brujos experimentan los cambios de las sanguijuelas que al final los poseen, es algo notorio de ver, quizás cambian alguna parte física como el matiz de los ojos, la piel, la voz, el cabellos, incluso el matiz del mismo cuerpo saben cambiar y era obvio que esa mujer lo estaba haciendo, algo que a Santhiago le provocó una sonrisa, pues esto se estaba poniendo tan divertido y era más difícil, como le gustaba a él. Lo difícil y lo tortuoso, a un ex soldado le debía gustar la batalla, era el punto de la excitación.
-La misma zorra maldita que habita en ella- el recuerdo de sus conocidos brujos le hizo acuerdo de como cabrear a batalla a un poseedor de cuerpos, -Claro que esa zorra sabe bien quien es, solo que no sabe quien será su hilador- sonríe y termina de abrocharse la camisa y fajársela en el pantalón escuchando los gritos y la risa de la mujer.
-Mi ultima palabra (¿?) será ¿Cómo quieres morir hoy niñita? – sonríe y mira su chaqueta moviendo su cabeza de lado a lado haciendo sonar el crujido de sus huesos su mirada se comenzó a concentrar en un punto sin retorno a la lámpara junto a la mesita cerca de la ventana, ahora empezaría el infierno para los muertos, para la joven y para el mismo vampiro.
-Tu hermana quiere decirte algo zorrita- sonríe y su poder de ILUSIÓN hace lo suyo con el calor de la lámpara, creando en la habitación un calor insoportable, sofocante, las llamas consumían el tapiz del lugar, mientras que abajo todos gritaban por el calor, parte de la ilusión, rocas dentro del fuego, el piso se iba moviendo lentamente, derritiendo, la cama desapareciendo consumida en las llamas y una mujer joven, familiar de la otra bruja estaba ahí
-Quieres que le diga algo de tu parte o simplemente vas a correr a ella, decide no podré mantener el infierno mucho tiempo y quizás no la vuelvas a ver en muuuuuucho tiempo incluso a tus padres pero de eso ya sabes, no es así, están ahí por tus pecados- farsas mentiras, ilusiones y engaños, llevaría a la joven a la locura(¿?) quizás, pero ahora tocaba mover a sus peones para luego mover sus torres.
Se levantó del letargo de la cama acomodando su camisa y su pantalón, si habría que enfrentar otra vez a los muertos lo haría, ya estaba acostumbrado a bajarse a los avernos y darse una que otra partida con Hades, así que una más no haría daño al cuerpo frío sino más bien lo ayudaría a entrar en calor.
-Alagado me siento con tus “insultos” pequeño intento de fiera, no tienes otro más de esos bajo las faldas, o es que no crees ser capaz de hacerlo, o quizás no seas tan buena como aparentas, quizás seas como cualquier zorra de este lugar- sonrió y se abotonó los puños de su camisa para estar más cómodo con esta.
Cuando los brujos experimentan los cambios de las sanguijuelas que al final los poseen, es algo notorio de ver, quizás cambian alguna parte física como el matiz de los ojos, la piel, la voz, el cabellos, incluso el matiz del mismo cuerpo saben cambiar y era obvio que esa mujer lo estaba haciendo, algo que a Santhiago le provocó una sonrisa, pues esto se estaba poniendo tan divertido y era más difícil, como le gustaba a él. Lo difícil y lo tortuoso, a un ex soldado le debía gustar la batalla, era el punto de la excitación.
-La misma zorra maldita que habita en ella- el recuerdo de sus conocidos brujos le hizo acuerdo de como cabrear a batalla a un poseedor de cuerpos, -Claro que esa zorra sabe bien quien es, solo que no sabe quien será su hilador- sonríe y termina de abrocharse la camisa y fajársela en el pantalón escuchando los gritos y la risa de la mujer.
-Mi ultima palabra (¿?) será ¿Cómo quieres morir hoy niñita? – sonríe y mira su chaqueta moviendo su cabeza de lado a lado haciendo sonar el crujido de sus huesos su mirada se comenzó a concentrar en un punto sin retorno a la lámpara junto a la mesita cerca de la ventana, ahora empezaría el infierno para los muertos, para la joven y para el mismo vampiro.
-Tu hermana quiere decirte algo zorrita- sonríe y su poder de ILUSIÓN hace lo suyo con el calor de la lámpara, creando en la habitación un calor insoportable, sofocante, las llamas consumían el tapiz del lugar, mientras que abajo todos gritaban por el calor, parte de la ilusión, rocas dentro del fuego, el piso se iba moviendo lentamente, derritiendo, la cama desapareciendo consumida en las llamas y una mujer joven, familiar de la otra bruja estaba ahí
-Quieres que le diga algo de tu parte o simplemente vas a correr a ella, decide no podré mantener el infierno mucho tiempo y quizás no la vuelvas a ver en muuuuuucho tiempo incluso a tus padres pero de eso ya sabes, no es así, están ahí por tus pecados- farsas mentiras, ilusiones y engaños, llevaría a la joven a la locura(¿?) quizás, pero ahora tocaba mover a sus peones para luego mover sus torres.
Santhiago Morel- Vampiro Clase Alta
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