Concierto a media noche [Valentin Vólkova]

por **Branwen Fokker** Lun Oct 31, 2011 6:22 pm

Todo estaba tranquilo en el cementerio, algunas ratas se encabullían entre los panteones, la noche estaba luminosa, libre de ruido, pacífico.

Branwen había llegado a ese lugar, hacía poco tiempo que había despertado de su sopor, antes de comenzar a involucrarse con humanos, mesclarse entre ellos y estudiarlos como siempre lo hacía, necesitaba un tiempo a solas. Sabía lo supersticiosa que es la gente, y como estigmatizan el cementerio nocturno, sabía que ese lugar estaría más tranquilo.

Se sentó sobre una alta lápida, con las piernas abiertas y un estuche muy aferrado a su cuerpo. --"Tan efímeros"-- dijo en voz baja, observando las tumbas alineadas. --Tan silencioso-- susurró cerrando los ojos y sintiendo la brisa golpear su rostro. --Esto debe acabar!--

Abrió el estuche que traía y protegía y extrajo de él un maravilloso violín. Con un rápido movimiento dejó el estuche a un lado y tomando firmemente el arco comenzó a improvisar...aaah...como amaba improvisar; su instrumento era su único placer, a través de las cuerdas dejaba fluir todos los sentimientos humanos que quedaban en ella; solo el sonido del violín dejaba su alma en evidencia.

Su sopor había sido prolongado, y en ese vacío sueño había guardado miles de emociones que solo con su violín podría liberar. La noche aun era larga, el sonido hizo que algunas aves despertaran y emprendieran vuelo; ya no le importaba si alguien la veía y la oía en ese lugar, en medio de la nada, no le importaba levantar alguna sospecha, esa era su forma de reír, su forma de llorar, su propio concierto.

Spoiler:

por **Valentin Zukovski** Mar Nov 01, 2011 6:14 pm

Aquellos sonidos, aquellas cuerdas que se alzaban al viento, simplemente… era… hermoso ¿Qué era aquello? El sonido recorría sus oídos, entraba a ellos y hacia retumbar sus tímpanos, creando un leve cosquilleo en su cuerpo. Estaba cabalgando hacia Paris después de una importante reunión con uno de los miembros de elite de la realeza de Rusia, su gran semental negro recorría aquel camino con mucha velocidad, no parecía cansado para tener tres horas cabalgando con aquel hombre encima, aunque este tampoco era muy pesado, desde lo lejos había oído un pequeño susurro, pensó que eran artistas ambulantes; se los imagino en una carreta arriada por dos grandes bueyes acercándose a él. Pero muy pronto noto que se acercaba al cementerio, ninguna carroza se aproximaba y la música seguía más fuerte, más enérgica que nunca, hizo parar de un tirón a su caballo, aquella música lo hipnotizaba por completo.

-Vamos!- le dijo de modo regañarte al caballo, quien parecía percibir algo que este no sentía, algo mas allá de su entendimiento estaba ahí con ellos. El caballo algo asustado obedeció y entro al cementerio caminando despacio por las tumbas, hacia aquella hermosa, brillante composición, muy pronto había encontrado a una hermosa joven pelirroja, sus ojos entrecerrados, tocando aquel violín, tensando las cuerdas y dejando salir hermosos alaridos de ellos. El animal al verla se asusto moviéndose enceguecido ante aquella mujer, moviéndose ferozmente, quería huir, no le gustaba aquella mujer, pero su amo no entendía ¿acaso era un demonio?

¡Pero parecía un hermoso ángel moviendo mágicamente las cuerdas de aquel instrumento!, bajo del animal, cubriéndole los ojos para tranquilizarlo, lo dejo en un lugar donde este no se fuera a escapar y tampoco percibiera de golpe la imagen de la pelirroja, aunque sabía que él podría sentirla.

Recorrió varias lapidas hasta estar cerca de ella, vestía con unas largas botas negras que le llegaban hasta las rodillas, unos pantalones pegados, blancos como las nubes que en el medio día aparecían y una levita también blanca, cubierta por una chaqueta de un azul rey.

Se quedo hipnotizado por aquella mujer…

¿Ángel o demonio?

Como podrías ser un demonio tan hermoso! Se preguntaba deteniéndose en cerca de ella, mirando sus gestos, su belleza inmortal

por **Branwen Fokker** Mar Nov 01, 2011 6:58 pm

Branwen sintió el galope de un caballo que se acercaba, junto a él, una presencia...si, esas ingenuas e inconfundibles presencias, un humano. No se detuvo, seguía en su frenesí, deslizando el arco por las tensas cuerdas con rapidez y maestría, sin embargo, sabía que el brioso animal sentía su verdadera escencia, de ese origen maléfico, ahí radicaba su resistencia. Ella no tenía la intención de ser descubierta, al menos no a primera vista; tampoco tenía la intención de atacar a nadie, no esa noche; cuando tocaba el violín no debía interrumpir ese ritual ¿acaso la sangre humana valía la pena como para detener sus acordes?...definitivamente no, además, a ella jamás le gustó alimentarse de alguien sin investigarlo y estudiarlo; definitivamente esa no sería una de "esas" noches.

Sintió como alguien se acercaba a ella, y no le quitaba los ojos de encima, también se daba cuenta de las protestas del animal; fingió por un momento que no se percataba de que era observada. De un salto se puso de pie sobre la lápida, sin dejar de tocar su fiel instrumento. La brisa movía levemente su rasgada falda blanca, se podían ver sus largas medias con rayas blancas y rojas y sus botas negras hasta la rodilla. A pesar de tener siempre finas y elegantes prendas de vestir...las rompía y las manchaba, jamás le gustó verse con una apariencia de "señorita convencional".

Creía que esa noche sería reservada para su soledad, pero los años le habían enseñado que no siempre los acontecimientos marchan de la mano con nuestros deseos...de eso sabía mucho; pero sin embargo, le alegraba tener una audiencia, había olvidado cuando había sido la última vez que tocó frente a alguien, la última vez que otro respirara su alma a través de los coloridos y vibrantes sonidos. Lo había decidido, sin importar quien fuera su espectador, le enseñaría su alma, aunque este no lo supiera.

Dejó de ignorar a su público, y sin dejar su instrumento, de pie sobre la lápida, le clavó sus ojos profundamente y sonrió con sus labios pegados, para no mostrar sus prominentes colmillos. Su gesto fue un saludo, y al mismo tiempo, una puerta de entrada a aquel joven que tenía en frente. A primera vista comenzó a investigarlo, vió sus finos rasgos y su exquisita ropa...no era cualquier humano, veía y olía en él un aire distinto, sabía que era importante; otro motivo por el cual no sería capaz de atacar, su interés en su inesperado anfitrión había despertado...

por **Valentin Zukovski** Miér Nov 02, 2011 5:45 pm

Cerró sus ojos percibiendo solo con aquel sentir, las frases que se desgarraban en aquel violín, eran hermosas, esplendidas, hablan como si tuvieran una voz propia, pero cada uno tenía su concepto, pues cada persona percibe una música de forma diferente; a él, le parecía que hablaba de la vida, de los miedos, aspiraciones y amores… de la vida. Suspiro un poco sintiendo como las notas golpeaban su cuerpo con una fuerza que si hubieran sido golpes estuviera destruido completamente, en sus labios se poso una sonrisa mientras se sentaba en una de las lapidas, esta a unas dos o tres de la joven, el se sentó en la segunda, dejando una entre ellos, dejaba caer su cabeza, mientras la hermosa mujer de cabellos rojos se disponía a tocar.

Mas… mas… pedía su mente a gritos, era hermoso, la vida era hermosa, miro por el rabillo del ojo a la mujer, vestía de una forma simple pero muy lúgubre, le parecía esplendida, era una diosa entre los mortales, su forma de tocar, sus gestos tan delicados, la forma que tocaba el violín, las recias notas salían y se aquella mujer parecía mas y mas interesada en su presencia, se levanto haciendo una inclinación de forma muy elegante y hasta teatral. Detallo con ayuda de la luz de la luna su rostro lívido pero hermoso, sus pechos también se veían pálidos, engrandecidos por el aire que en sus pulmones había.

Aquella mujer era hermosa, no dejaba de ver a los ojos, ni el tampoco, no se veía asustado, tal vez porque no sabía que era, si lo supiera, su reacción hubiera sido muy diferente, hubiera entrado en un estado de pánico en que era muy torpe y peligroso para el mismo. Aun así parecía que eso no iba a suceder, en ese momento conocería a la mujer, a la hermosa violinista, quien había robado un pedazo de su corazón, gracias a su violín.

Deseaba saber si estaba interesada en alguna carrera profesional, el podría financiársela, pero eso seria después de terminar de oír su hermosa composición, tal vez se molestaría, pero eso era lo que Valentín pensaba, cuando algo le gustaba deseaba ver éxito en ello. Sentía que podría llegar a ser la mejor violinista de parís y ella se lo proponía y le dejaba que él le mostraba el camino y los contactos.

Se imagino por un momento todo eso, sacudiendo su cabeza aturdido, la joven se molestaría por el ser tan directo.

por **Branwen Fokker** Miér Nov 02, 2011 7:22 pm

La violinista siguió con su interpretación, cerró sus ojos e hizo un breve recorrido por su vida, recordó la mansión en Alemania, la sensación de sobresalto al reencontrarse con su padre después de sus prolongadas ausencias...y su hermano; cuando la imagen de su hermano le sobrevino a su mente, algo se oscureció y sintió una presión en el pecho, él había sido el causante de su largo sopor. Cuando los de su especie no resisten la soledad, deciden internarse en un profundo sueño...

El arco resbaló de sus manos de manera accidental, despertó de su lúcido sueño; se sentó nuevamente dejando su instrumento recostado en sus piernas. Un frustrante error, para ella imperdonable, más aun cuando se encontraba frente a un noble joven que en su expresión denotaba interés y deseo de oír más. Realmente odiaba que algo saliera mal, pero guardó su compostura; en otra situación tal vez habría aflorado su tambaleante temperamento y de un golpe habría destruido algo para liberar su explosiva ira...pero ese no era el momento, obligó a la calma invadir su cuerpo y su mente; a veces pensaba que controlarse no era tan dificil como parecía.

Tomó un poco de aire, bajó la mirada y relajó los brazos fingiendo cansancio; realmente para ella eso no era más que un breve calentamiento, pero disfrutaba jugar a ser humana, a pesar de que sabía que no era una y tampoco se sentía como una, le gustaba recordar las sensaciones de cuando lo era.

Nuevamente su mirada se clavó en el joven, imitó una respiración algo agitada, nuevamente dibujó una fragil y real sonrisa en su rostro, hasta que porfin decidió romper nuevamente ese silencio --Lo siento...-- dijo a modo de disculpa, acariciando su violín --...un pequeño gran error supongo. Creo...creo que no me acostumbro a la presión de un observador--

Eso no era cierto, en su juventud en Alemania siempre fue invitada a prestigiosas orquestas en los mejores teatros, también tocaba en los grandes eventos y fiestas sociales. Pero en ese momento necesitaba una rápida excusa para justificar su torpeza. El arco seguía en el suelo junto a la lápida y la inmortal no dejaba de observar de manera curiosa al noble joven. --Espero que mi error no halla sido una gran molestia-- pensaba para sí.

por **Valentin Zukovski** Sáb Nov 05, 2011 1:43 pm

Se sentía como en un mar, donde las olas de este lo mecían a su antojo, era simplemente un ángel caído del cielo ¿o tal vez un demonio? Se mostro muy curioso al ver cada movimiento de la joven, cuando ella falo, simplemente quedo en silencio, noto que esta se había enojado mucho; pensaba que era normal para un artista sentirse frustrado al perder el control. Se mostro apacible mientras aquella hermosa mujer de pelos rojos se tranquilizaba, mientras su respiración se controlaba y volvía en sí.

Cuando sus palabras rompieron como una espada el silencio, los ojos del moreno se encontraron con los de ella, era absurdo disculparse por algo así, negó con la cabeza, ante aquella disculpa, no la iba a aceptar, en sus labios se vio una sonrisa cálida mientras su expresión mostraba ternura.

-¿Cómo podría molestarme?- dijo levantándose de la lapida mientras hacia una reverencia a la joven a su frente-Mi querida Female esa interpretación fue lo más hermoso que he oído, aquel error le dio un toque de humanidad- dijo incorporándose son una sonrisa.

¿Cómo podría explicarlo? Su interpretación fue perfecta, claro, todo artista buscaba la perfección en sus creaciones o en una simple nota, pero aquello había sido más que perfecto, había llegado a un límite inexplicable, tal vez si no se hubiera equivocado aquel hombre hubiera sospechado algo, aunque había gozado aquella interpretación como un delicioso vaso de vodka.

-Señorita errar es de humanos, eso es lo que nos hace interesantes, claro eso es según mi punto de vista- sonrió tranquilo-No puedo hablar por otros-

por **Branwen Fokker** Sáb Nov 05, 2011 2:14 pm

La violinista al oír eso sintió como un peso se desprendía de su cuerpo, jamás habría imaginado que su error la liberaría de sospechas de su inmortalidad...era cierto, con su actual naturaleza ella olvidaba que los humanos erraban; era solo que esa capacidad de aumentar la perfección le encantaba, le hacía sentir que los límites no existían.

--Es cierto...errar es humano, y es hermoso como esos errores les enseñan a acercarse a la perfección...-- contestó la inmortal sin dejar de observar al joven. Bajó de la lápida dando un grácil salto mientras pensaba "he olvidado mis malditos modales...", hizo una reverencia a modo de saludo más formal y agregó: --Disculpeme por no presentarme, soy Branwen Fokker-- luego se paró erguida nuevamente --a veces mi instrumento me hace olvidar la cordialidad...creo que aun nose mesclar una interpretación con un saludo-- dijo entre risas.

El joven parecía bastante tranquilo e interesado; eso le agradaba, no fue necesario usar ningún tipo de poder de encantamiento para que no le temiera. Cada vez aprendía más, cada vez veía nuevas formas de tratar con aquellos frágiles seres, cada uno tan distinto del otro. Se sentía inexplicablemente tranquila al poder interactuar naturalmente con él. Al mismo tiempo reafirmaba su pensamiento: "esta no será de esas noches", no quería que su incontrolable naturaleza se manifestara...se sentía más humana que nunca.

por **Valentin Zukovski** Lun Nov 07, 2011 6:08 pm

Sonrió al escuchar aquellas palabras de la joven, era cierto, el errar era una forma de aprender, tal vez por eso decían que perder una batalla dejaba mejor sabor que la victoria, pues se aprendía aun más con esta, que con la misma victoria. Inclino su cabeza de forma elegante y muy formal, cerro sus ojos levemente dejando una sonrisa en sus labios, su nombre era extraño, se notaba que no era una parisina, dejo que su mente divagara un rato preguntándose de donde era, ¿Austria? ¿Polonia? Pensaba mientras esta seguía hablando.

-Mucho gusto- dijo después de que unos segundos de silencio habían pasado-Mi nombre es Valentín Volkova- dijo rápidamente y sin enfatizar mucho.-lo entiendo querida, cuando uno tiene una pasión, se enfrasca en ella que se olvida de otros-dijo con una tierna sonrisa en su rostro.

La verdad es que con las mujeres no era un tipo coqueto, los sentimientos hacia ella era más tranquilos y casi siempre las veía indiferente, era extraño que se fijara en una mujer, aquella era diferente por eso le atraía tanto, pero no de forma sexual, era una forma más subjetiva.

-Querida… ¿qué hace dándole concierto a los no vivos?- pregunto curioso-¿acaso ellos son mejor publico que parís?-detallo su rostro, parecía una muñeca de porcelana de esos que las pequeñas niñas rusas siempre morían por tener.

Detallaba de forma descarada su rostro, las líneas de los ojos, sus pestañas, como levemente fruncía sus labios lívidos y sin color, parecía un ángel con mejillas pálidas y un rojo intenso en cabello.

por **Branwen Fokker** Lun Nov 07, 2011 8:24 pm

La inmortal asintió levemente al oír el nombre de aquel joven, su apellido y sus rasgos denotaban que era extrangero; no se veía como el hombre parisino promedio...grosero y con falta de gracia, mas bien era todo lo contrario. Le notaba un aire de timidez, aunque muy leve, no muy perceptible y tampoco algo que se interpusiera en ese agradable momento; hasta le daba cierto encanto.

Se acomodó un poco el cabello, en su improvisada interpretación se había despeinado un poco; sutilmente levantó del suelo el arco que torpemente había dejado caer. --La pasión aveces nos ciega-- agregó en un tono sereno.

Miró a su alrededor, el lugar seguía completamente vacío, hasta las pequeñas alimañas de habían ocultado al oír las poderosas y penetrantes notas.

--La verdad...es que este silencioso público es más respetuoso-- dijo con una sonrisa --los parisinos muchas veces tienen a ser groseros, es más importante abanicarse o enterarse de los últimos escándalos que prestar algo de atención a un artista-- dijo mientras tomaba asiento esta vez en una lápida más baja --además...los no vivos no se preocupan de quien eres enrealidad-- tomó aire al hacer ese comentario, sin intención había revelado algo pequeño y sin mucha importancia --es decir, a través de las notas ellos no pueden conocer tu alma o tu verdadera escencia...ellos no te juzgarán sin conocerte como si lo pueden hacer las personas--

Desde que se había levantado de su sopor no había sentido cercanía a alguien; la última vez ya había terminado de forma muy dolorosa; pero ella no era de quienes se ocultaban cuando algo les podía dañar, ella era de quienes enfrentan esa adversidad. Podía temer más caer al olvido que soportar pérdidas...

Después de una leve pausa agregó --me sorprende también encontrarme a estas horas con un caballero de su porte en este alejado lugar, jamás imaginé que tendría otro público a parte de los polvorientos restos-- dijo con una tímida sonrisa mientras apoyaba su violín nuevamente en su regazo.

por **Valentin Zukovski** Lun Nov 14, 2011 5:01 pm

Aquella noche era hermosa, la luna comenzando a bajar, iluminabaa la hermosa mujer con sus cabellos rojos como la sangre que corría en el, bajo su mirada sonriendo suavemente, tal vez era algo descarado, pero como para el las mujeres eran simplemente hermosas muñecas de porcelana, no dejaba de verlas de manera descarada, aquella mujer parecía una hermosa y realmente fina muñeca de porcelana, eso hacía que se interesara mas en ella

Cuando escucho la respuesta de la mujer, estuvo de acuerdo totalmente con ella, no podía reprocharle nada ¡pues todo era cierto! Los nobles ¡ah! Los nobles, aquellas personas que preferían estar rodeado de lujos innecesarios, charlar hasta que su voz se marchitara antes de oír algo tan hermoso, antes de fijar su atención en algo que no fuera oro o algún escándalo.

-Que sabia es…- murmuro alabando a la joven con mucha sinceridad-¿acaso una persona no puede prestarle a algo tan hermoso?- suspiro largamente sintiendo la amargura de sus palabras. Fijo su mirada nuevamente con la de ella sonriendo de forma traviesa.

-Pues… estaba haciendo mis deberes, en estos momento iba para la ciudad cuando tu me atrapaste y atrajiste hasta aquí- sonrió.

Aunque su caballo había estado reacio de entrar a aquel lugar, tal vez por miedo a la oscuridad o por no saber que suelo estaba pisando, el no desistió y entro encantado por la música, parecía una serpiente encantada por la música que podía moverse solamente con el son de aquella interpretación.

-debo decir que lo hace muy bien, el violín cobra vida con usted- dijo emocionado.-señorita la felicito, no crea que mi atención es captada por todos-

por **Branwen Fokker** Mar Nov 15, 2011 12:35 pm

La "joven" se dio cuenta de como el caballero la observaba, le parecía sencillamente simpático; no estaba acostumbrada a encontrarse con gente tan carismática y amable, en contraste, encontraba humanos con gustos banales y superficiales...a ellos no los perdonaba; en cambio, jovenes como él era un claro ejemplo de gente a quien jamás dañaría; ella siempre pensó que el mundo necesitaba más gente así.

--Gracias-- dijo muy humildemente --supongo que la práctica y buenos maestros de música dan sus frutos, de verdad me alegra que mi interpretación fuese de su agrado; desde que vivía en Alemania no había tocado para alguien, creo que había olvidado lo gratificante que es para un artista el hecho de que su trabajo sea alagado-- agregó dirigiendole una sonrisa y explorando el rostro del joven con sus verdes ojos.

--A veces es bueno alejarse de la alborotada vida Parisina, aunque reconosco que me gusta pasearme por eventos culturales, el teatro y las exposiciones...pero no hay nada comparado a pasar algunas horas sola...o en un ambiente más natural-- bajó su vista hasta su Stradivarius y recordó con nostalgia los paseos a caballo con su hermano durante el verano, eran cosas que había perdido, pequeños detalles que se extrañan al perderlos.

Observó el cielo, la luna bajaba lentamente y el viento mecía las ramas de los árboles de una tierna manera. Ese tipo de espectaculos nocturnos era algo que ignoraba cuando estaba viva, los sonidos, los colores, el aroma..todo era tan distinto, todo teñido de una leve atmósfera azul. El ambiente nocturno también tenía su encanto, pero había que estar dispuesto a observarlo con cuidado para apreciarlo. Branwen suspiró inhalando el frío aire; puede que el joven humano no lo sintiera, pero ese lugar tenía un fuerte aroma a muerte.

por **Valentin Zukovski** Lun Nov 21, 2011 9:38 am

Asintió con sus ojos entrecerrados y llenos de ternura, sonrió alegremente, sabía muy bien cómo eran las cosas, un artista siempre tiene que combatir con las criticas, así que cuando recibe un estimulo, un halago, es como un suave psique que revive su alma y placer por lo que hacen, el siempre admiraba y le encantaba aquellas personas que podrían luchar con las criticas malvadas y superficiales, eran muy pocas que lo podían soportar. Miro sus ojos verdes, su rostro, este… parecía una máscara, entre frunció el ceño como un típico reflejo de sorpresa. Claro como había pensado había algo sobrenatural en ella, sus ojos verdes; cristalinos, con un extraño brillo, su pelo rojo, hermoso y brillante. La verdad es que era una mujer hermosa, bueno eso pasaba mucho con las extranjeras, siempre se veían más exóticas en un lugar así, a él siempre se lo habían dicho, por su acento, siempre era el centro de atención, por aquellos rasgos rusos que se le notaban en el rostro, en sus gestos, en fin, el extranjero siempre resaltaba.

-En realidad soy en ese caso diferente a usted- dijo sonriendo con su mirada fija en el piso-La naturaleza, me aterra- susurro mirándola gentilmente-prefiero sentirme entre el gentío de parís, en donde su calidez ahoga todo temor-

Miro a la joven, mientras esta parecía hundida en sus pensamiento, aquella expresión era tan nostálgica, que hasta el le podría invadir aquel sentimiento de tristeza, pero en realidad lo que le llegaría seria de frustración pues ¿acaso el había sufrido? Jamás, siempre rodeado de lujos, siendo consentido por todos los de su familia, era frustrante, eso era cierto, pero era lo único que conocía hasta ahora, los lujosos banquetes en mansiones y castillos, las importantes damas a su alrededor, llenas de polvo y pinturas que ocultaban su verdadero rostro con horrorosas mascaras de maquillaje.

-Bueno, en realidad es lo único que conozco, tal vez por eso me parece hermoso y nada molesto- dijo al fin con cierto aire de tristeza.

¡Oh! Qué extraño es la vida, había pasado todo el día en asuntos políticos beneficiosos para su hermoso país, rodeados de diputados e importantes señores de renombre, para terminar irónicamente, donde todos vamos a terminar alguna vez y lo más extraño de todos ¡se había encontrado con un ser tan hermoso que parecía un ángel!

por **Branwen Fokker** Lun Nov 21, 2011 8:01 pm

La inmortal asintió con la cabeza y una expresión seria pero tranquila al oír al joven, sentía que podía penetrar en sus pensamientos, o al menos las sensaciones; eso era algo que le encantaba de los humanos, todas sus emociones podían ser leídas como un pergamino a través de sus ojos. Tal vez ellos no lo notasen tan marcadamente; pero en ella sus sentidos estaban fuertemente agudizados; frente a eso, los frágiles mortales quedaban desnudos a sus ojos...hasta su aroma cambiaba con cada nueva sensación, era como una verdadera orquesta.

-Pasé mucho tiempo encerrada entre cuatro paredes, y luego mucho tiempo entre el alboroto de teatros, salones, fiestas en palacios, mascaradas, invitación tras invitación a las que no tenía derecho a negarme...que supongo que me agotaron- dijo observando su violín con su seria mirada, sus manos cruzadas dejaban ver las sobrenaturales uñas cristalinas, como si estuviesen hechas a mano de otro material -quería conocer algo nuevo...en el fondo, fue como escapar de un reducido mundo, como un pez de acuario que encuentra la forma de arrojarse al mar...es incierto lo que se verá o sucederá, y precisamente eso es lo interesante- agregó con una cálida sonrisa.

Tal vez, si aquella noche no hubiese tomado la decisión de dar ese paseo, su vida habría sido muy distinta; jamás habría salido de Alemania, le habrían arreglado un matrimonio, habría tenido descendencia...y no habría conocido nada más. Cuando pensaba en como habría sido su vida...se alegraba de esa maldición que cargaba en su cuerpo...por siempre; ella por fin podía elegir, podía ser simplemente ella...sin apariencias, sin fingir, sin actuar.

-Es por eso...que me gusta recorrer y conocer cada rincón de la ciudad y los lugares aledaños, veo la otra cara de la moneda...a pesar de que no siempre es la más agradable- dijo en un tono algo irónico.

Observaba al joven atentamente, tratando de adivinar su nacionalidad por los rasgos, aunque su acento le dejaba en evidencia; simplemente era impresionante como hasta un acento distinto captaba mayor atención, lo exótico, lo extraño, lo desconocido; era precisamente lo que la violinista buscaba en cada rincón, esa sed...esa curiosidad que siempre estaba presente.

por **Valentin Zukovski** Lun Dic 12, 2011 12:56 pm

Y era la Rosa un tesoro
de más quilates que el oro
para él.

A la orilla de la fuente
un caballero pasó,
y la Rosa dulcemente
de su tallo separó.

Giro su cuerpo mirando detenidamente la noche del lugar, le preocupaba un poco su caballo, que estuviera algo asustado, no sabia porque se había reusado a venir para aquel lugar, pero dejo que su mente se fuera para otro lugar, la inmortal que estaba ahora de espalda de le tal vez buscaba algún indicio para saber de donde era, de donde provenía, a este no parecía molestarle estaba algo distraído pero muy pronto volvió a donde se encontraba la joven, parecía una rosa, aquella cabellera hermosa y atrayente.

-La entiendo, debe ser porque a este servidor aun no le molesta, alguno debe quedarse y resignarse por el bien de la patria- rio dulcemente mientras le dedicaba una dulce sonrisa a aquella hermosa muñeca de porcelana.

El era de aquellas personas que trasmitía un aura agradable, que era querido por todos y envidados por todos, las mujeres le tenían aquel celo, por atraer todas las miradas, hasta hombres descaradamente dejaban que su mirada llena de interés sexual ante él se postrara, a veces le molestaba pero ya estaba acostumbrándose a todo eso, simplemente respiraba y seguía con lo suyo.

-¿Su residencia esta en Paris?- pregunto repentinamente–puedo llevarla-

por **Branwen Fokker** Mar Dic 27, 2011 9:42 pm

La violinista observó al joven que parecía abstraído en sus pensamientos y le dedicó una suave sonrisa, de esas que no todos los días se ven, sincera, lejos de toda mancha de mentira o actuación; "debe ser ruso" pensaba al oír su acento, su mirada curiosa no dejaba de examinarlo, en él había algo angelical, una esencia que conservaba una pureza que no todos los humanos se dignaban a prevalecer; tal vez era esa inocencia lo que despertaba la curiosidad en sus sentidos, lo que impedía por sobre todas las cosas hacerle algún tipo de daño.

Por un momento la mirada de la muchacha se nubló con una sombra, él era el primer maravilloso mortal que conocía luego de haber despertado de su prolongado sueño, en un segundo pensó que simplemente no quería perder su contacto, esa agradable y algo adictiva esencia; pero sabía que por algo así, tarde o temprano, su demoniaca naturaleza saldría a la luz, entonces él huiría, como toda frágil criatura.

Luego de un segundo sus pensamientos descendieron y le hicieron anclarse a la tierra nuevamente...

-..s..si- contestó distraídamente -mi mansión está en París...sería un honor que me acompañase...pero creo que su corcel no está muy a gusto- dijo mirando a un punto ciego en la oscuridad, de donde provenían las protestas del animal.

por **Valentin Zukovski** Mar Ene 03, 2012 9:34 am

Aquella noche parecía una de las descritas por las novelas de aquella época, era tan interesante y épica, por un momento al ver el rostro de la mujer a su lado, le dio la impresión de que era más que una persona, podría ser más que eso, pero a el no le importaba en realidad, su personalidad social lo habian ciego al peligro.

Se alegro al oír aquella respuesta afirmativa era reconfortadle, pues decía que ella tampoco quería dejar aquel encuentro como algo fruitivo y de un momento en donde los astros, dioses o lo que existiera en aquel mundo tan retorcido, querían jugar con ellos. Dejo que su mirada se fuera con la de ella, rio un poco acomodando el peso de su cuerpo en una lapida.

-no se preocupe, es que no está acostumbrado a una belleza como usted- dijo suavemente dejando salir una sonrisilla infantil –venga… es porque no la ha visto-

Se levanto de la lapida caminando hasta donde había dejado el animal, le hizo una seña a la mujer para que se acercara junto a el, cuando estuvo cerca sostuvo las riendas, el animal reviro un poco, pero al sentir la mano familiar de Valentín se tranquilizo al segundo, aunque la mujer estuviera cerca el animal solo se concentraba en lo que le parecía tranquilizador, en ese caso era su dueño.

-vio fácil de controlar.- dijo con una sonrisa mientras le invitaba a acercarse con una seña de manos.

por **Branwen Fokker** Miér Ene 04, 2012 4:48 pm

La violinista, sin titubear, se puso en pie haciéndole caso a la seña del joven para que le siguiese; caminó a su lado en silencio, con un rostro que era el vivo reflejo de una curiosidad ingenua e infantil.

Miraba como él acariciaba al brioso animal y este se tranquilizaba; Branwen recordó cuando no tenía problema alguno en montar su caballo en días soleados, cuando solo pensaba en jugar o huir por un momento de la aprensiva mansión. Una idea le asaltó su mente, nunca lo había intentado antes, pero...¿funcionaría en animales su poder de encantarlos y relajarlos con la mirada?

El joven le invitaba a acercarse más, el corcel se notaba tranquilo por la presencia de su amo, pero sabía que seguía la presencia maligna que ella emanaba. Entonces decidió ponerse a prueba a si misma, se acercó con cautela y fijó su vista en los grandes ojos del animal y comenzó a transferirle a través de su mirada una sensación de tranquilidad. En pocos segundos vio como su hechizo surtía efecto, sonrió llena de satisfacción como un niño que aprende a dar sus primeros pasos y miró al joven aun con la misma sonrisa infantil. Se aventuró a acercar su mano temblorosa a la cabeza del caballo, aunque la dejó suspendida a unos centímetros de este, pues aun le embargaba la desconfianza de que su encandilamiento no hubiese funcionado, respiró profundamente...

-¿estará bien si lo toco?- preguntó llena de duda, con su mano aun cerca de la cabeza del manso animal

por **Valentin Zukovski** Jue Ene 05, 2012 1:03 pm

La joven se había acercado junto con Valentín hasta el animal y como si estuviera hipnotizado se había tranquilizado al ver a la mujer más de cerca, el conde sonrió satisfecho al ver como aquel animal comenzaba a ponerse manso ante la presencia de la mujer, pero esta parecía aun desconfiando del animal, no la culpo, era normal tenerle miedo a algo y más cuando podría lastimar de una manera u otra el bienestar físico de una persona.

-si lo puedes hacer…- respondió con una dulce sonrisa mientras seguía acariciando el lomo del animal.

Era una persona muy tranquila y se podía reflejar en cómo podía controlar el animal, es decir, casi nadie podría decir que con un toque controlaba de aquella forma un animal de ese tamaño, aun asi también tenia miedo de que algo pudiera salir mal, pero todo estaba bien, en ese momento todo estaba perfecto, le invito a subirse, subiéndose el primero al lomo del animal, este dejo salir un suspiro largo por aquella sorpresa, cuando el conde tomo las riendas dejo de moverse y quedo tranquilo hasta la orden de que se moviera.

-Adelante Dama…- animo dándole la mano para que pudiera apoyarse de ella.

por **Branwen Fokker** Dom Ene 08, 2012 11:13 am

Branwen vio como ya no había problemas con el animal, jamás habría imaginado que su encandilamiento funcionaría tan bien con animales; se daba cuenta como le hacía falta un Maestro, debían de existir muchas cosas de su especie que la joven ignoraba completamente, que tarde o temprano descubriría por ella misma, pero le asustaba el hecho de...llegado el momento, no supiese utilizar bien alguna habilidad y acabase perjudicando a alguien.

El joven le extendía su mano invitándola a subir al lomo del corcel, Branwen sonrió y tomó de su mano; la mano de ella estaba fría como siempre. En su otra mano llevaba su violín muy aferrado, en un ágil movimiento quedó montada en el gran animal; aunque su cuerpo tenía una apariencia menuda y frágil, era muy fuerte.

-Creo que se acostumbró a mí- dijo sonriendo mientras acariciaba el pelaje del caballo.

Sentía como poco a poco, su frío cuerpo ganaba calor del caballo y del joven...se sentía casi humana; después de más de 40 años...era una agradable sensación. La noche cada vez se hacía más clara; sabía que quedaban pocas horas antes del amanecer; a la violinista no le importó, solo cerró sus ojos dejando que le impregnase el calor.

por **Valentin Zukovski** Jue Ene 12, 2012 2:50 pm

Es una forma ágil la dama ya estaba sentada en el caballo, este dijo unos pasos hacia atrás de forma instintiva pero pronto pudo controlarse y soportar el peso de dos personas, se podía notar que no era la primera vez en un caballo y se podría decir que era hasta buena, solo era necesario notar la forma que en montaba para darse cuenta.

El caballo comenzó a andar de inmediato cuando recibió la orden del que tenia las riendas en ese momento y así comenzó a caminar por el sendero que daba a la carretera principal, el animal seguía con un trote tranquilo dejando que los dos estuvieran tranquilos en aquel viaje.

-aun estoy algo sorprendido de habérmela encontrado en el cementerio- dijo después de un tiempo sin hablar -¿Visitaba alguna tumba?- pregunto, pensando que era lo único que podría hacer en ese lugar a esa hora.

Ya su cuerpo sentía el cansancio en sus hombros, estar toda una noche sin dormir podía ser perjudicial a largo plazo, claro está. Volviendo a la dulce ángel que se había encontrado en un lugar tan extraño como el cementerio, parecía que aquellas notas que antes había tocado era para aquel público que silencioso era y como ella había dicho más respetuoso que los vivos, pero se preguntaba cual era el motivo de estar ahí ¿tristeza o felicidad? Tal vez no era ninguna de las dos, tal vez solamente era la estabilidad que se sentía en ese momento, pues su rostro, tan inexpresivo no podría tener ninguna tristeza, aunque en el fondo de sus ojos se podría ver un pequeño apagón en aquellos brillantes y hermosos ojo que tenia la joven.

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Concierto a media noche [Valentin Vólkova]

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