Paseo nocturno (Yohann)

Nunca he terminado de comprender la razón por la cual la mayoría de los brujos temen a la noche. Es cierto que en ella nos convertimos en presas fáciles, pero si vives dependiendo de lo que temes nunca podrás disfrutar de los verdaderos placeres de la vida. Si no hubiese dado uno de mis numerosos paseos nocturnos no hubiese descubierto a aquellos vampiros sanguinarios de Lille. Algunos dirían que encontrar un grupo de vampiros sanguinarios no es algo de de lo que estar orgulloso, yo digo que si en lugar de vampiros son vampiresas que se quedan prendadas por tu magia, realmente es algo que no se puede olvidar. No puedo negar que los vampiros sean unos seres interesantes, pero son muy difíciles de descifrar. Por lo que se de ellos, al segundo pueden estar dándote todo tu amor y al siguiente te arrancan la cabeza. Pero sinceramente creo que a los brujos nos ven como seres interesantes, incluso diría que nos tienen cierto respeto ya que como ellos somos capaces de superar los límites de lo mortal. Eso si, enfrentarse a un vampiro es como tirarte desde un barranco de 30 metros, tienes que estar dispuesto a sufrir el mayor dolor que seguramente jamás hayas conocido ni vuelvas a conocer.

Pero como es costumbre en mí, me gustan los riesgos y apostar fuerte, por lo que no me rechazaría encontrarme con un vampiro de París, he escuchado rumores de ellos pero hasta ahora no me he encontrado a ninguno. Lo que mas me ha llamado la atención de esta ciudad es que el clasismo es una tónica habitual, y aunque he podido hablar con alguna dama respetable, si no tuviese una cara bonita estoy seguro de que estas conversaciones no se hubiesen producido. Sea como fuere, y pese a que he intentado investigar las altas esferas de esta ciudad, no tengo ninguna pista ni del asesino de mujeres ni del próximo objetivo de este; se que será una mujer respetable, más que saberlo es lo que siento. Otra ventaja de la noche es que las calles están prácticamente vacías, y eso me alivia. Tengo la mala costumbre de intentar destacar e impresionar a la gente, de emocionarla y de hacerla disfrutar, por lo que cuando estoy en soledad me relajo bastante.

Detengo mi paseo al observar a una mujer apoyada en una pared. En ese mismo instante no puedo evitar tener la necesidad de observarla y acercarme a ella, y no es la primera vez que siento esta sensación, sin duda ella es una vampiresa. La mayor debilidad de un hombre es una mujer, pero si encima es capaz de provocar una atracción sobrenatural, se puede decir que estamos totalmente indefensos. Podría marcharme y evitar el peligro que supone acercarme pero el temor no es uno de mis recursos, nunca se sabe si puedo sacar utilidad al encuentro con una vampiresa. Es realmente hermosa, todas las vampiresas lo son, incluso demasiado. Va vestida de forma elegante, la mayoría visten así, no obstante, son los verdaderos dueños de las ciudades, por lo que París no es una excepción. El suave tono de su voz explota en mi mente y me acelera el corazón, yo, que normalmente siempre tengo el control, ante estos seres me siento totalmente indefenso. Se que intentar disimularlo es inútil, ella sabe que me pone nervioso pero aun así mantengo un gesto de aparente normalidad en mi rostro. Me acerco a ella y sujeto levemente su mano derecha, atento a cualquier signo de rechazo.
-Sin duda bella dama, una noche perfecta-Deposito un beso en su mano derecha y esbozo una sonrisa-.- Soy Yohann Moreau, a su servicio.
Se que no es la frase más adecuada, si yo fuese un vampiro estoy seguro de que desearía que un humano llegase y me dijera esas mismas palabras, pero como he dicho antes, soy de los que apuestan fuerte.

Puedo sentirlo, esas ansias irrefrenables de matar que tanto me habían fascinado en el pasado. Sin duda esta vampiresa es muy peligrosa, quizás demasiado, pero no puedo perder esta oportunidad. Desde siempre he sentido afición por acercarme al peligro, es como si algo dentro de mí me incitase a retar a la muerte una y otra vez. El nerviosismo se torna en emoción, la emoción que pocas humanas son capaces de hacer nacer dentro de mi.

-A mi modo de entender señorita, quizás sea usted la que deba tener cuidado. Una mujer de su belleza puede ser una tentación demasiado fuerte para cualquier indeseable de los bajos fondos de esta ciudad-Por su mirada de depredadora se que ella lo sabe, sabe que se que ella es un vampiro.-En cuanto a mi no hay nada que tema más en este mundo que esconderme por simples habladurías.

Esbozo una sonrisa y lanzo una mirada cargada de intensidad. No intento ponerla nerviosa, Dios sabe que eso sería imposible, pero si demostrarla que está ante alguien que ni mucho menos se siente abrumado ante su poder.

-Si no es mucha indiscreción, ¿qué hace una bella y respetable dama como usted paseando a estas horas por las calles de París?

Tratar con un vampiro siempre es una situación que hay que llevar con delicadeza. La primera regla es saber que en cualquier momento puede atacarte, y por lo tanto matarte, la segunda, es que su capacidad para percibir lo que sienten los mortales está fuera de lo normal. En muchas ocasiones sus poderes no se detienen en ese límite, sino que trasciendan hasta llegar al campo de los pensamientos, por suerte, como brujo he sido entrenado para proteger mi mente de visitas no deseadas. Esbozo una sonrisa y respondo a sus preguntas.

-¿Usted peligrosa?, yo lo único que veo es una vampiresa hermosa que me está permitiendo vivir, y que por lo tanto, no es tan peligrosa como ella misma afirma. Los vampiros de Caen son mucho más toscos y agresivos, no permiten mediar palabra alguna, Dios sabe que jamás volveré a ese lugar.

Peino mi cabello hacía atrás, cada vez me siento más tranquilo y cómodo con la situación. Incluso la visión de sus enormes colmillos no consigue despertar ningún ápice de nerviosismo en mi. Supongo que es lógico, para alguien que sabe que la muerte no va a tardar demasiado tiempo en visitarle, es más fácil encarar a seres de esta calaña. Pongo un gesto serio y miro directamente a los ojos de la hermosa chupasangre.

-Si estoy aquí a estas horas es para tener la posibilidad de encontrarme con seres tan formidables como usted. Mujeres que rebasan la belleza mortal, y por lo tanto, se convierten en Diosas para seres mortales y simples como yo.

Quiero que sienta que la deseo, quiero que se sienta deseada. A estas alturas de mi vida, no tengo tiempo para pensarme las cosas, poco me importa si esta vampiresa quiere beberse toda mi sangre o no, pero siento unas ganas irrefrenables de conocerla en su totalidad.

La vampiresa no muestra ningún resquicio en sus palabras, sinceramente tampoco esperaba que apareciesen, estos seres son prácticamente imperturbables. Su aviso lo tomo como debo tomarlo, un comentario que no va a cambiar mi forma de proceder, sea vampiro, humano, noble o plebeyo aquel al que debo dirigirme, siempre lo hago según me dicta mi corazón. Tampoco quiero pecar de idiota, por lo que decorando adecuadamente las palabras soy capaz de hacer parecer creíble lo increíble o cortés lo burdo. La vampiresa acorta la distancia y yo respondo dando un paso hacía delante, situándome a escasos centímetros de ella.

-Siempre he pensado que vuestras habilidades os dan la oportunidad de convertiros en Dioses si lo deseáis. Para mi un Dios es aquel ser que es venerado, la maldad no influye en este sentido. Sinceramente, siempre he pensado que la maldad es una característica muy interesante-Esbozo una sonrisa-, ya que yo nunca he tenido la oportunidad de sentirla dentro de mi.

Elevo la mano derecha y a sitúo a la altura de la cara de Shanon. Doy un chasquido con los dedos y de repente todo lo que hay a nuestro alrededor desaparece y en su lugar, aparecemos flotando en un cielo estrellado, con nuestros cuerpos totalmente iluminados por la luz de la luna.

-Yo se lo que eres, ahora debería decirte lo que soy yo. Algunos creen que soy un ilusionista, otros me toman por un brujo, pero yo diría que no soy ninguna de las dos. Quizás encontrate con el mundo a tus pies te sirva para considerar la posibilidad de creerte una Diosa, porque mas haya de tu belleza, lo que me fascina de ti es que por mucho que tus instintos te están empujando a asesinarme, en realidad lo que quieres es encontrar a alguien que de algo de vida a tu existencia.

Pronuncio un último comentario consciente de que he rebasado la línea que la vampiresa me había puesto.

-Y creo que estás empezando a considerar que ese alguien puedo ser yo.

Esbozo una sonrisa como respuesta a las preguntas de la vampiresa. Es maravilloso ver como un ser tan poderoso entra en campos que desconoce, y no solo eso, ver como poco a poco pierde el control de la situación.

-Lo que siento estando aquí contigo, con el mundo a nuestros pies, es lo que sentiría el telonero de una estrella del violín en un concierto, o lo que sentiría un humilde figurante que se acerca a la estrella de una obra de teatro... me siento especial por el simple hecho de que me permitas estar a tu lado.

Acerco mi mano derecha a su rostro, y lo recorro con el dorso de los dedos, sintiendo en todo mi cuerpo la perfección de su piel.

-Sin duda estoy excitado, sin duda te deseo, pero sin duda, quiero conocerte...-Uso las palabras adecuadas para mostrar cercanía, por lo que elimino las formalidades de mis frases-. Y tu quieres matarme, pero también quieres descubrir que escondo, quieres encontrar ese resquicio que te convenza de que no soy ese que puede cambiar tu mundo-Bajo la mirada unos segundos y vuelvo a subirla convencido de lo que quiero hacer-. Pero en el fondo sabes, que soy ese tipo de persona que jamás podrás encontrar en la inmortalidad, un hombre que es consciente de su mortalidad pero que no la teme, y eso, es algo nuevo para ti.

No puedo soportarlo más, puede que solo sean una enfermizas ganas de morir las que me empujana lo que voy a hacer pero, lo necesito. Coloco la mano derecha en la parte posterior de su cuello y con un leve movimiento de mi cabeza, convierto toda la pasión de mi interior en un beso enmarcado en el más bello de los escenarios.

El contacto de mis labios con los suyos no se extiende demasiado en el tiempo pero es lo suficientemente intenso como para recorrer todo mi cuerpo. Nuestras lenguas contactan poco tiempo pero lo suficiente como para excitarme hasta límites que creía olvidados. Este sentimiento de deseo que siento lo creía perdido, pensaba que no volvería a emocionarme tanto por una mujer, y es cierto, no ha sido por una mujer, ha sido por una vampiresa. Tras un mordisco sutil en mi labio inferior la vampiresa se separa y me pregunta porque he actuado así. Doy un chasquido con los dedos de mi mano derecha y regresamos a las calles de París, mantener la ilusión tanto tiempo me había fatigado en exceso. Tengo que dejar de sobre esforzarme de esta manera, de lo contrario, puede que no vea la luz del día de mañana. Esbozo una sonrisa y respondo a Shanon.

-La pregunta que yo te haría es, ¿por qué no has matado a un humano que ha osado besarte sin tu permiso?. Y la respuesta a mi pregunta y a tu pregunta es la misma, porque lo deseabas.

Me cuesta mantener la compostura debido al desgaste que me ha producido la ilusión por lo que hago una respiración profunda e intento relajar todo mi ser.

-Y ahora señorita Owen, ¿qué es lo que va a hacer con este humano tan insolente?

En medio de la excitación del segundo beso que me doy con Shanon algo diferente comienza a removerse en mi interior. Es la misma sensación que siento cuando una persona está a punto de ser asesinada, un escalofrío que se abre paso a través de mis sentimientos y destruye mis pensamientos. Pero en esta ocasión es algo diferente, siento como mi alma suelta un alarido de dolor, y no puedo hacer nada por evitarlo. Caigo al suelo de rodillas y mi mirada se pierde en el cielo estrellado para dejar paso a la mas pura y densa oscuridad.

Abro los ojos y me levanto. Observo a la vampiresa que me ha permitido volver a salir de la celda de incompetencia a la que me veo sometido la mayor parte del tiempo. Ha pasado mucho desde que asesine a esos pueblerinos, prácticamente dos años, y no puedo decir que no tenga ganas de volver a matar. Miro a mi alrededor buscando a la primera víctima que pueda encontrar, y mis ojos se iluminan cuando veo a una mujer de unos cuarenta años caminando hacía nuestra posición. Rastreo rápidamente la calle, buscando un punto ciego para atacar, calculo el momento preciso y comienzo a caminar hacía la mujer. En mi mano derecha se materializa un cuchillo y con un certero y ágil movimiento de mi mano la rajo el cuello. Siento el impulso de seguir cortando, pero tengo algo más interesante que hacer con su cuerpo. La agarro de un brazo mientras va dejando un reguero de sangre en el suelo y vuelvo frente a Shanon, Levanto el cuerpo de la mujer que he asesinado y pongo mi boca en el corte que acabo de realizar, Lleno mi boca de sangre y suelto a la mujer. Sin dudarlo me acerco a Shanon y la beso soltando toda la sangre dentro de su boca. Nuestras lenguas se entrelazan con intensidad, y puedo sentir como se alimenta de la sangre y como ansía alimentarse de más. Aparto su cabeza levemente y dejo al descubierto mi cuello mientras esbozo una sonrisa

-Sírvete.

Siempre había querido sentir en mis propias carnes a una vampiresa alimentándose de mi sangre. Acercarte a la muerte pero sin alcanzarla, percibir como te arrancan la vida poco a poco, ser engullido por el mal más puro...estoy en el paraíso. Una vez saciada su sed, Shanon me deja recuperarme, y pese a estar algo mareado, siento mi cuerpo mejor que siempre. Me alimento del mal, mi magia se alimenta de la propia oscuridad, la razón por la que mi otra conciencia consume a esa velocidad mi cuerpo es porque no es la que debería dominar mi ser. Mis padres decidieron encerrar mi verdadera conciencia debajo de esa farsa, aún a costa de matarme más rápido, por eso, el día que desperté, los asesine. Respondo a la pregunta de Shanon con una sonrisa.

-Ha sido magnífico, pero, ahora hay otra cosa con la que disfrutaría mucho más.

Me peino el cabello hacía atrás y me acerco a ella.

-Tu has estado dentro de mí, y ahora yo quiero estar dentro de ti vampiresa-Miro al cielo, no queda demasiada noche por delante, por lo que el tiempo de la vampiresa se acaba-. Si nos separamos ahora mi otro inútil ser volverá a tomar la iniciativa, así que me gustaría acompañarte a tu lugar de descanso.