Bajo el velo de la noche (Lucern)

por **Shanon Owen** Sáb Jun 26, 2010 11:12 am

El verano de París, una estación del año para mucha gente desagradable por el calor, mas para mi lo era mayoritariamente por el sol, ese astro por el cual los inmortales teníamos que esperar al velo abrazador de la noche, bajo el cual estábamos bajo total protección y comenzaba nuestro dominio, por así decirlo, de las calles.
Caída ya la noche de otro día más, en el que pocas cosas lograban ya atraer mi atención, me encontraba en mi castillo sin saber qué hacer, quedarme allí simplemente pasando el tiempo con una copa llena de exquisita sangre en la mano, o salir a la calle en busca de algún aliciente en mi vida.
Finalmente decidí levantarme del sillón en el que me encontraba y salir por la puerta, pero en vez de coger el coche y dirigirme a las calles, preferí ir hacia el pantano. ¿La razón de aquella decisión?, quien sabe, quizás simplemente era un mero impulso, algo que me decía que fuera allá y como tampoco tenía nada que hacer en otro sitio seguí ese impulso.

El pantano se hallaba envuelto en una especie de neblina a pesar de que no fuera habitual en este tiempo, aunque que se encontrara así daba más emoción a la situación. Extraños ruidos se escuchaban en la mitad de la nada, que era donde me encontraba. Quizás solo fueran pájaros o simples animales. Miles de rumores corrían sobre este lugar, según los niños había monstruos que acababan con la vida de quienes osaban entrar, para la gente más adulta simplemente se decía que por aquí se escondían los villanos y asesinos que huían de las autoridades para no ser encontrados y pagar los crímenes acometidos según el castigo impuesto, normalmente su propia vida.
Pero yo no creía en ninguna de esas leyendas, el monstruo o persona más peligrosa que se hallaba por allí en esos momentos era yo, ¿así que qué había de temer?, nada. Es más si encontrara un reto ahora mismo bien recibido sería, porque no había nada que atrajera mi interés tanto como un buen reto. Aunque mi pulso ya no se pudiera acelerar con ellos, ni subir la adrenalina, con los retos en mi interior hervían diferentes sensaciones, mucho más intensas que las que un humano pudiera experimentar, y por ello mucho más placenteras, así que si por una casualidad o coincidencia de la vida, o un juego del destino, me encontraba uno de esos retos no iba a ser yo quien lo rechazara, no, más bien lo aumentaría todo lo que pudiera.

Mientras pensaba en ello, el pantano estaba cada vez más cerca mío. Al llegar a él me quedé observando, mirando sus profundas y tranquilas aguas, iluminadas con la luz de la luna que hoy se encontraba en todo su esplendor. Me senté en la orilla a observar el paisaje, el cielo no estaba lleno de estrellas, pero si te fijabas bien si que se podían ver unas cuantas. La tranquilidad de ese sitio se podía palpar con total claridad, un arrullo flotaba por el lugar, los cantos de las aves nocturnas y el corretear de algunos animales podían ser escuchados desde donde me encontraba.
Cerré los ojos suspirando, concentrándome en esos sonidos para conectar con el entorno e incluso conmigo misma, pensando, recordando y recapitulando momentos pasados de mi vida, viendo en mi mente fragmentos de ella, de cuando era humana, pasando bruscamente a recuerdos de después de mi transformación, seguía siendo igual de feliz, eso era indudable, pero aquella vitalidad de antes no estaba ya tan presente, ahora en vez de aquella muchacha joven, inexperta, llena de vida e ingenuidad había desaparecido para dar lugar a una mujer ahora mucho más sabia y experimentada, ya nadie podía engañarme puesto que para cuando lo intentaban ya les había dado yo tres vueltas.
Abrí los ojos lentamente al escuchar un cambio en los sonidos, ya no de animales correteando, sino de pasos, firmes y seguros. No sabía quien se acercaba por lo que giré levemente mi rostro, quedando ahora iluminado por la luz de la luna y miré a mis espaldas. Un hombre joven se acercaba hacia mi situación e indudablemente era un vampiro, apuesto y atrayente como todos lo éramos.
Me levanté de mi lugar y avancé unos pasos, dejando atrás el pantano y acercándome al caballero quedando frente a él. - Buenas noches Caballero, ¿cómo es que se encuentra a estas horas en un lugar como este y sin compañía alguna? - le pregunté con voz suave y melodiosa, tildada con algo de curiosidad, mientras mi mirada se clavaba firmemente en la suya, a la espera de una respuesta por su parte.

por **Tarik Pattakie** Dom Jun 27, 2010 9:41 pm

Uno no puede dejar sus viejas costumbres de la noche a la mañana. Bah. Mala elección de palabras. El maldito Sol me mantenía restringido durante el día a un confortable ataúd. ¿Por qué tenía que ser de ese modo? Aún no comprendía el porqué actuábamos como combustible bajo los rayos solares. Recordé cuando había transformado a uno solo para experimentar. Le había atado en el jardín trasero mientras escuchaba desde la comodidad de mi habitación, como el sol le hacía reaccionar. Era un proceso muy…Bien, no sabía cómo describirlo exactamente. Sí, era doloroso. El joven había gritado como loco una vez el Sol tan esplendoroso comenzaba asomar. Lucas me había descrito cómo la piel empezaba a chamuscarse tras los primeros segundos expuestos a tan letal arma para acabar con vampiros. “No es muy diferente de prender fuego a una hoja, mi lord.” “Es lento y todo se reduce a cenizas” Desde ese día, le había tomado un respeto profundo al gran astro. Mis labios se curvaron en una enorme sonrisa sarcástica conforme avanzaba a pasos lentos. “Tanto respeto que jugaba a contrarreloj con él.”

La noche había llegado y con ello, mi día había empezado. No literalmente. Estar encerrado y sucumbir a la monotonía estaba formando parte del pasado. Ella me había cambiado. Me gustase o no. Había llevado a un humano hasta el bosque y tras alimentarme y dejarle tirado, me había hecho uno mismo con las sombras, moviéndome de un lado a otro. Lucas estaba recaudando información sobre Lady Sabrina. Mientras tanto, tenía que concentrarme en nuevas cuestiones. Lo cual sería sencillo si hubiese más cosas que atraparan mi atención. Aunque era verano, no podía sentir el más mínimo calor. El corporal parecía ser el único en el que me gustaba experimentar. ¿A quién no? La neblina estaba esparcida sobre el lago y no me sorprendió que al llegar a mi destino, éste se viese del mismo modo. Suspiré abatido y aburrido. Esto pasaba cuando no pensaba a dónde dirigirme. Lo último que deseaba era pasarla solo en los Pantanos de Paris. Si hubiese deseado estar solo, seguramente me habría quedado en mi mansión y no en un lugar tan brumoso y desolado como sin duda se encontraría ese lugar.

Observé desde lejos. Una silueta se dibujaba aún entre toda la neblina que parecía querer engañar a mi vista. Después de todo no estaría solo esta noche. ¿Dónde había estado todo este tiempo? “¿Y ahora te preguntas eso? Está claro que has vivido en una habitación desde que te aburriste de la vida” Sí, sí, sí. Jodido subconsciente. Acomodé mi chaqueta conforme estudiaba a la vampiresa en cuestión. ¿Qué hacía en un lugar como éstos? Si en el bosque era raro encontrarse con humanos perdidos para alimentarse, un pantano era de las últimas opciones. Un pensamiento fugaz cruzó mi mente. ¿Estaba arrojando algún cadáver en la “tranquila” agua pantanosa? A mi mente llegaron las escenas en las que se centraba. Esto era lo interesante. Nosotros no podíamos guiarnos por los pulsos o latidos. Nuestros sentidos estaban desarrollados en otras formas. Sorprenderla era imposible dado la atención que mostraba en cada movimiento, ruido o cambio en el entorno ambiental. “Mujer astuta vale por dos.” Una imperiosa sonrisa apareció ante la rapidez con que se me acercaba y la fluidez con que hablaba. – Buenas noches. La belleza de las vampiresas era imposible pasarla por alto. – No lo sé, mi Lady. ¿Qué hace usted aquí? Quizá podamos buscar juntos. No necesitaba explicarme en voz alta. Era lógico. Ella tampoco tenía compañía y desde luego, ya se encontraba en éste lugar mucho antes que yo.

por **Shanon Owen** Lun Jun 28, 2010 1:46 pm

Mi vista andaba fija en la del vampiro, escrutando su rostro, cada uno de sus gestos. Mucha gente, y sobre todo los vampiros, expresábamos más con una sola mirada o con el mínimo gesto que con cualquier palabra.
Al poco de haberse convencido de que su vista no le engañaba y que de verdad me hallaba ahí una arrebatadora sonrisa se extendió por su rostro. Un rasgo común en todos nosotros era nuestra belleza, un cebo perfecto para atraer a nuestras presas, pero de lo que algunas veces no nos dábamos cuenta es que también servía para atraernos a nosotros mismos y llevarnos a acometer locuras que de normal no haríamos.
La hipótesis que surgió en su mente sobre el posible motivo de por qué podía encontrarme ahí me hizo sonreír ampliamente. Con él aquí no tenía que andarme con cuidado de no mostrar mis colmillos y le contesté sobre esa idea – Estese usted tranquilo Caballero, no ando arrojando ningún cadáver en estas aguas…. – Tener la habilidad de leer las mentes podía resultar en ocasiones, como la actual, muy divertido.

Al parecer ambos nos encontrábamos en aquel lugar sin motivo alguno, seguramente habría llegado como yo, paseando sin rumbo pensando en sus asuntos, hasta que al retornar su mente en el momento presente se hubo encontrado con este recóndito paraje.
¿La parte positiva?, que ambos ahora podríamos hacernos esa compañía que parecíamos buscar y que sin quererlo ni proponérnoslo habíamos encontrado. – Simplemente mi Lord, me hallaba paseando, sin otra cosa que hacer más que sumirme en mis pensamientos, buscando una salida a la monotonía que hasta el momento parece haberse instaurado en mi vida…. – Suspiré recordando aquel motivo, necesitaba algo nuevo y excitante en mi vida pero, ¿dónde encontrarlo?, ese era el gran misterio. - ¿Y usted que hace en un lugar como este?, no parece el más idóneo para un Caballero de su clase. – Le comenté sonriendo de forma suave y sutil, con un punto de picardía en ella.
La niebla de nuestro alrededor daba mayor misterio a este encuentro que aún no se podía vaticinar sobre cómo podía acabar ya que era apresurado, pero en mi interior una nueva emoción se estaba instalando, el interés, interés que me hacía sentir algo mejor.

-En verdad que suena realmente bien eso de buscar juntos. Si le soy sincera comenzaba a sentirme algo sola en este pantano. – Le dije aceptando así su proposición de, ya sea charlando o paseando, estar al menos juntos en ese momento.
Avancé algunos pasos más hasta quedar completamente frente a frente, pocos metros nos separaban uno del otro y observándole amistosamente le dije con voz dulce y atrayente – Soy Shanon Owen, un placer conocerle my Lord – me presenté extendiendo la mano derecha como era ya tradición en las habituales y típicas presentaciones de la alta sociedad. Sonreí levemente y le pregunté divertida - ¿Y el Caballero posee nombre? –quería saber con quién tenía el gusto de tratar en tan particular velada, y además así nos sería más fácil conocernos, sin tener que utilizar en todo momento los tratamientos de cortesía en todo momento que muchas veces acababan resultando excesivos, y en lo que se refería a gusto particular prefería el trato cordial más cercano que proveía el, al menos, conocer ambas identidades y dejar los títulos a un lado para conocer a la verdadera persona que se escondía bajo las máscaras aristocráticas, la persona que en realidad tenía en frente y no la que se mostraba y codeaba en los ambientes de la Alta Sociedad. Siempre había sido así, partidaria de conocer siempre la verdad y no la mentira.

por **Tarik Pattakie** Miér Jun 30, 2010 6:13 pm

No era partidario de que hurgaran en mi mente, pero supuse que habiendo sido el primero en buscar entre sus pensamientos la “posible razón” de su estancia en los pantanos, podría pasarlo por alto. Hoy, el deseo arraigado de ceder parecía estar haciendo meollo en mí. Sonreí levemente ante su comentario. – No la hubiese culpado de cualquier modo. Me encogí de hombros, dando algunos pasos para quedar más cerca de ella. Su presencia era poderosa, al igual que el atractivo característico de los nuestros, pero incluso como humana sabía que así había sido siempre. Todas las mujeres estaban dotadas de rasgos hermosos de uno u otro modo. Ahí residía la belleza femenina. Incluso en la arrulladora voz, un hombre ciego podría darse cuenta de ello. – Nunca he conocido a un vampiro que se preocupe por el destino del “recipiente”. Ladeé levemente la cabeza para apreciar mejor sus hermosos ojos donde muchos habrían sucumbido. – ¿Quién de nosotros no busca eso? Salir de la monotonía se vuelve difícil con cada año que transcurre. Una pequeña mueca apareció en mis labios. Hasta hacía una semana no me atraía nada. Bastaba conseguir una mujer para pasar la noche y ahora todo eso parecía absurdo. – Este no es lugar adecuado para nadie, mi Lady.

Si algo tenía de maravilloso ser criatura nocturna, era hacerse uno mismo con la oscuridad que nos engullía. Estaba acostumbrado a dejar que mis sentidos se viesen sublevados por los ruidos de los animales que se escondían en sus madrigueras, de aquéllos que escapaban asustados por su instinto de supervivencia. Sobre el pantano se reflejó la Luna Llena. ¡Magnífico! Los licántropos estarían abordando estas zonas. Los bosques, pantanos, las lagunas, todos esos eran lugares idóneos para verse aullando a la Luna. Cerré los ojos dejándome embriagar por esa sensación de adrenalina, cuando los abrí estaba seguro que estaban tan negros como el ébano. – Busquemos juntos. Hagamos de ésta noche una digna de recordarse. ¿Qué es lo que desea hacer para salir de esas noches repetitivas, mi Lady? Me encuentro con deseos de aportar algo a su vida. Tomé su mano entre la mía, inclinándome para depositar un beso sobre el dorso de la misma. – Por supuesto que tengo un nombre. Me ofende. Bromeé. – Lucern Ralph a sus órdenes. Solté su mano y me alejé solo unos centímetros de ella. Un ruido tras nosotros me hizo girar rápidamente. La paranoia se volvía una costumbre en la vida que llevábamos a cuestas. - ¿Qué hay de usted? ¿A qué se dedica cuando no está en lugares “pocos concurridos”? La neblina se esparcía entre nosotros. No existía nada de iluminación, a excepción de los rayos de plata que lograban colarse.

por **Shanon Owen** Sáb Jul 03, 2010 9:56 am

Me percaté enseguida de que le había molestado que entrara en sus pensamientos sin permiso por lo que no lo volvería a hacer por simple curiosidad. Le miré fijamente cuando se acercó más a mi, recortando la escasa distancia que nos separaba. Con cada movimiento que realizaba conseguía atraerme más y es que a parte del innato atractivo vampírico poseía mucho más propio, una mezcla de malicia, picardía, y oscuridad tintadas en su mirada que hacía que cada vez que la atrapaba me quedara prendada de ella. Un cebo perfecto para cualquier humano para caer en sus redes, pero seguramente él ya fuera así de mucho antes, sin duda cuando era humano sería muy cotizado por las muchachas. -Yo no lo hago demasiado, pero siempre es bueno andarse con cuidado de donde dejamos los recipientes para no llamar la atención, ¿no cree Monsieur?.
Suspiré con su siguiente comentario y es que había dado justo en el clavo. La monotonía se iba instaurando más día tras día en mi interior, llegando a aborrecer muchas veces mi sola existencia, cansada de hacer siempre lo mismo, por eso andaba buscando cosas diferentes, excitantes que me sacaran de ese estancamiento en el que me hallaba, pero hasta ahora estaba resultando mucho más difícil de lo previsto. - Concuerdo con usted en que cada vez es más difícil, pero aún así no me doy por vencida. Aún creo que algún día conseguiré encontrar esa chispa que de algo de vida a mi cuerpo ya muerto... o algo que se le parezca. - Dije con voz melancólica, algo abatida ya pero resistiendo como podía para no desistir, no todavía, si algo me caracterizaba era sobrellevar lo penoso y esto no iba a ser el fin ni mucho menos. Una media sonrisa irónica curvó las comisuras de mis labios con lo que dijo sobre este lugar, eso ya lo sabía pero el aburrimiento era lo que tenía, que te llevaba a los lugares que menos frecuentarías en ocasiones normales.

En el momento en el que mi mirada se vio liberada del imán que para mí representaba la suya pude ver cómo la Luna llena se dejaba entrever por entre las nubes proyectando sus hermosos rayos sobre la superficie cristalina de las aguas del pantano. Unos aullidos de lobos rompieron la quietud en la que se hallaba sumida esa noche. Imaginé que se trataría de los licántropos, seres con los que aún no había tenido el gusto o desgracia de encontrarme con uno de ellos, cosa que me gustaría que algún día pasara para ver en que derivaría ese encuentro si en una simple charla tensa, o en una pelea salvaje. Mi mirada se encontró una vez más con la suya, pero esta vez había cambiado, la oscuridad inherente en ella era ahora más potente, seguramente la misma idea se le había pasado a él por la mente. Sonreí de lado con su propuesta, una pregunta interesante...¿qué era lo que buscaba?, ni yo misma lo sabía, simplemente algo fuera de lo común, lo suficientemente fuerte e interesante como arrancar en mi interior algo de excitación. - Me parece muy bien que busquemos juntos mi Lord, pero una ya se halla tan desorientada que ni sabe lo que anda buscando. Simplemente algo que consiga revivirme un poco, es lo que supongo.
Hice una leve reverencia cuando se presentó, sintiendo su electrizante beso en la palma de mi mano - Yo soy Shanon Owen, un placer conocerle Monsieur Ralph.
Me sobresalté un instante al escuchar un ruido cerca nuestro, al igual que Lucern y es que era ya costumbre en nuestra especie andar atentos a cualquier cambio porque debíamos andar con pies de plomo para no descubrirnos ni dar pasos en falso. - Yo mi Lord soy como una dama errante, camino por las noches por las solitarias calles buscando alguna presa con la que alimentarme y ver si me ocurre algo interesante, aunque últimamente París parece haberse vuelto tan monótono como nuestras vidas. Aunque tengo un trabajo que logra distraerme un poco, soy actriz en el Theatre Des Vampires, un hobby por así llamarlo con el que me logro divertir. ¿Y que hay de usted, se dedica a algo en especial? - le pregunté mientras en mi interior algo se alteraba, tenía la sensación de que algo andaba cerca, rondando nuestra posición. Como si estuviéramos vigilados por pares de ojos escondidos tras la niebla, camuflándose con ella al igual que nosotros parecíamos fundirnos también con el entorno. La poca luminosidad que se conseguía divisar era la de los escasos rayos de luna que traslucían las nubes. - ¿Siente eso mi Lord?, noto como si alguien o algo más anduviera por aquí...¿acaso me estoy volviendo paranoica? - pregunté más para mí que para él. Viniendo de mi ya nada me extrañaría, pero en verdad podía sentir ese algo más, algo que activaba mis sentidos de depredadora cosa que solo ocurría cuando había humanos cerca, pero con la potencia con la que se hallaban ahora otro ser pasó por mi mente... Licántropos.

por **Tarik Pattakie** Miér Jul 07, 2010 11:55 pm

Una sonrisa maliciosa curvó mis labios. ¿Deshacerse de los cuerpos que eran utilizados como recipientes para mantener la sangre fresca y latente? No. Nunca me tomaba tales molestias. Recordé la última vez en que un humano había sido el medio para conocer a dos interesantes vampiresas. Una en especial que había hecho lo imposible al hacerme sentir como nuevo, barriendo con la monotonía que me consumía día a día. – ¿Andarse con cuidado? No debería, mi Lady. Nada es más excitante que el peligro amenazando nuestras vidas. Huir de una manada de furiosos humanos con antorchas, puede desembocar en la más apasionante de las travesuras y/o aventuras. Solté su mano gélida que mantenía una piel inmaculadamente perfecta y tersa, ninguna imperfección ante mis ojos, o quizás… bajo su vestimenta se encontraban sorpresas y detalles dignos de apreciar y memorizar. En otro momento, habría hecho de este encuentro uno más inolvidable, aprovechando que no todas las noches corría con la suerte de toparme con mujeres de mi misma especie. Reí ante la palabra que hacía referencia a lo que buscaba encontrar para salir de la cotidianidad en la que nuestras vidas se sumergía, dada a la <<maldición>> que nos mantenía atados a vivir y ver pasar los años, llevándose consigo el motivo, la razón o algún objetivo para recrear nuestras noches. Anticipar y esperar algo, era jodidamente difícil. – Una noche lo hará. No todo puede resultar ser tan letal para los de nuestra especie. El aburrimiento ha destruido a muchos. Yo era uno de ellos, pero no entraría en esos detalles. Mujeres, sexo, sangre… Eso era todo en lo que yo dependía, hasta hacía apenas unos días.

El agua verdeazulada parecía proyectar los ojos de Lady Sabrina. Claro que ella estaba grabada en mi cuerpo, en mi cuarto, en mi mansión… Lo cual me hacía sentir absurdo y estúpido. Ella podría estar pensando en nuevos modos de entretenerse donde no me incluyese, y yo seguía rememorando aquél día compartido tras la puesta del sol y la llegada del crepúsculo. Lady Owen era atractiva. Su intensa mirada me calentaba. ¿Cuántos caballeros habían sido atrapados en esa profundidad y brillantez? Sin duda, una larga lista le precedía. El aire alrededor nuestro parecía chisporrotear y encender el ambiente. Introduje una de mis manos en los bolsillos, ladeando levemente la cabeza para capturar mejor sus palabras. Melodiosas voces con las que atraíamos a las presas para privarles del elixir que para nosotros significaba el vivir. – Una vez más le doy la razón, Lady Owen. Ya pensaremos en algo para darle a esta noche un mayor significado. Los ruidos extraños no se hicieron esperar alrededor nuestro. Después del bosque, los Pantanos era un lugar muy concurrido por animales e insectos. La espesa neblina nos envolvía como una manta de seda blanca. Para infortunio de otros y fortuna nuestra, no dependíamos completamente del sentido de la vista. Nuestros sentidos estaban desarrollados, nos dotaban de fuerza extrema y de percibir el peligro acechándonos a kilómetros de distancia. Pensaba en nuestra especie como el eslabón más alto… Los licántropos, sin embargo, eran nuestros “enemigos jurados”. No eran más que perros que merecían el mismo el trato que un tronco tirado en medio del camino.

- Digamos que… yo no soy muy diferente de usted. Me agradaba pasar mucho tiempo encerrado en mi mansión hasta que, descubrí que las noches aguardaban hermosos placeres. No iba a decirle que cada vez que salía, era para llevar hasta mi cama joven vírgenes con la única intención de ultrajarlas y… No. Muchos detalles. – Así que… Cambié de tema, centrándome en su “ocupación”, la cuál había atrapado completamente mi interés. - ¿Actriz? Hace muy poco que me uní a ellos, supondré que… tendremos la oportunidad de cruzarnos y participar en alguna obra algún día de éstos. Actuar era un “oficio” que había dejado de entretenerme, pero ahora parecía tiempo para volver a intentarlo. Giré sobre mis talones en cuanto el sonido se volvió estruendoso. – No. No es paranoia. Alguien está acechando. Un aullido se escuchó por todo el área...

por **Shanon Owen** Dom Jul 11, 2010 10:59 am

Reflexioné acerca de su comentario sobre que él prefería no andarse con cuidado en nuestra tarea de deshacerse de los cadáveres de los desdichados humanos cuyo último servicio a su vida había sido servirnos de cena, de una muy exquisita por cierto, para permitir que nosotros pudiéramos disfrutar de una existencia más larga y a poder ser fructífera, y llegué a la conclusión de que tenía mucha razón. Recordé algunas aventuras pasadas, una en especial que me ocurrió en Inglaterra en una caza de brujas. Los humanos de aquel insignificante pueblo perdido de la mano de Dios había descubierto a un pequeño aquelarre de brujas y se habían lanzado a las calles con antorchas, hoces, afilados rastrillos y demás útiles de labranza para atrapar a aquellas brujas y quemarlas vivas en la hoguera. Para mi desgracia en aquella cacería improvisada nos descubrieron a mí y a un par de camaradas más en pleno festín y tuvimos que huir también, ¿y lo mejor de todo qué fue?, muy sencillo, sentir aquel subidón, notando como la adrenalina que pensaba desaparecida acrecentaba mi energía y la de los demás provocando que la situación tomara un drástico acabando por ser “el cazador cazado”. – Tiene usted toda la razón mi Lord, no hay nada como la excitante y bien preciada sensación de saber que el peligro acecha a tus espaldas pero que tú eres más poderoso y acabas manejando la situación a conveniencia, culminando en una orgía de masacre, muerte y destrucción u otras variantes igual de placenteras, según sea el caso…. – No pude evitar que mi voz sonara teñida con el aliento de la muerte al hablar de ello y una sonrisa cargada de malicia recorriera mi rostro hasta darle un aire peligroso y es que no podía negar de ninguna de las maneras que el poder no me atrajera dado que eso era una verdad como un templo, valga la redundancia.

Lucern pareció estar muy pensativo por un momento observando el reflejo del agua del pantano, como cuando una persona recuerda algún momento pasado, grato a juzgar por su expresión calmada, por lo que decidí no interrumpir aquel hilo de pensamientos que pronto cortó el para contestar a mi anterior comentario. Al menos parecía que esta noche la iba a tener cubierta con una expectativa de diversión a la vista, me alegraba haberme encontrado con él aquella solitaria noche. Era evidente que Lord Ralph era muy atractivo, tenía una gracia natural y un porte digno de ser objeto de la más profunda de las envidias proveniente de los humanos. Ciertamente todos los vampiros resultábamos atractivos a sus ojos y de eso se trataba, era nuestro cebo para captar su atención, pero su voz, sus gestos, su actitud al mantener una conversación hacían que me sintiera más a gusto en ese momento con él que con otra compañía, aunque nos acabáramos de conocer tenía el presentimiento de que nos íbamos a llevar muy bien.

Me sorprendió gratamente la revelación de su trabajo por así decirlo, ya que no necesitábamos trabajar en nada, pero si alguna distracción o hobbie con el que matar el tiempo y mantener activa nuestra mente y creatividad. – Me satisface de verdad escuchar vuestras palabras. Será todo un honor representar una obra junto a usted, estoy segura de que tiene mucho talento a la hora de actuar, y práctica le sobrará dado que nuestra vida ya es un mero teatrillo. – Comenté con ironía, eso era una de las cosas que más odiaba de nuestra naturaleza, el tener que estar fingiendo constantemente para no ser descubiertos, pero ciertamente era un mínimo precio a pagar por el poder, la gracilidad y la vida eterna.

Si ya notaba que algo estaba alterando el ambiente y tensionándolo, el nuevo aullido que quebró el silencio en que la nublosa noche se hallaba envuelta hizo que un escalofrío recorriera mi espina dorsal, pero no era de terror, mis instintos más primarios se pusieron más alerta que nunca en ese mismo instante, una poderosa sensación se apoderó de mí, muy parecida a cuando sabes que una gran batalla se avecina. No había duda alguna ya de que los licántropos andaban cerca, nuestros enemigos naturales. Mira por donde iba a tener la suerte de al fin toparme con alguno y lo estaba deseando. Mi vista escrutó rápidamente todos los alrededores, buscando signos de aquellas bestias, cuando gracias a nuestros sentidos desarrollados ambos clavamos la vista en el mismo punto, donde el ruido de unas rápidas pisadas se podía escuchar, podía oírse como se aproximaban corriendo, no eran muchos pero los suficientes como para poder desenvolver una interesante batalla. –Vaya vaya Monsieur Ralph, si andábamos buscando un entretenimiento creo que este se nos está aproximando en bandeja y sin planearlo, ¿qué le parece? – Le pregunté con una negra diversión mientras una melodiosa risa salía por entre mis labios, haciendo eco en todo el bosque. Los licántropos estaban muy cerca, a escasos metros detrás de los arbustos, acechando y esperando el momento idóneo para atacarnos, pero nosotros ya nos encontrábamos preparados para cualquier cosa que se avecinara.

Aquellos animales andaban profiriendo gruñidos amenazantes, tal vez para intentar intimidarnos y hacernos huir de aquel lugar, o tal vez para provocarnos, pero yo particularmente era una clara seguidora de la segunda opción que no tardó en darse a desarrollar. -¿Le parece si practicamos algo de sana diversión?, qué se yo, algún juego como, ¿“atrapa al chucho y gane una cena”? – Mi humor se iba ennegreciendo por momentos, dando paso a la Shanon letal, una que no se echaba para atrás con ningún reto, es más los iba buscando y este era uno y bien interesante con el que tenía una clara intención, a parte de pasármelo de cine, medir cuan fuertes podían llegar a ser esos seres y si eran tan amenazantes como predican las leyendas que los preceden.

OFF: ¿Una pelea imaginaria? jajaja xDDD. Por cierto postee en tus relaciones el otro día Razz

por **Tarik Pattakie** Jue Jul 22, 2010 2:58 pm

Podía saborear el peligro. El aire a nuestro alrededor se cargaba de ondas eléctricas que enviaban a mi cuerpo una deliciosa descarga de adrenalina. Era una verdadera lástima tener que estar en “alerta” cuando había encontrado una vampiresa como Lady Shanon. La mujer era sumamente atractiva y altamente impredecible, sin olvidar mencionar que su compañía era malditamente bienvenida desde que la noche se tornaba aburrida como… Sí. Como todas las noches en mi vida, o al menos, aquéllas antes de encontrarme con vampiresas, un hecho fortuito en más de una ocasión que esperaba poder repetir con Lady Shanon. Algunas cosas rara vez cambiaban. Dejé escapar un suspiro mientras giraba el rostro de nuevo hacia esa mirada tan penetrante, sonriendo hasta dejar entrever mis colmillos, retrayéndolos de inmediato. El humano clasificaría esa acción como un “engaño o mal juego de la vista”, pero para nuestros sentidos desarrollados, no era más que la realidad en la que vivíamos intentando pasar desapercibidos cientos de vampiros. Un hecho que, a la mayoría, no les agradaba en absoluto. ¿A mí? Hacía tiempo que esa cuestión había dejado de importarme. - ¿Teatrillo? Bufé, sin poder contener una sonrisa, simplemente recordando. El teatro se había vuelto uno de mis hobbies desde que había creado una obra con humanos, donde no había faltado sangre y muertes. Todavía me enorgullecía la ingenuidad en los espectadores cuando decían que el realismo en la interpretación de los actores era sumamente increíble. – Será un placer actuar con usted, mi Lady. En mi mente ya se maquinaban ideas sobre algunas obras que incluyesen más que un simple diálogo. ¡Maldita sea! Ya podía saborearme con Lady Shanon a mi lado. Vampiresas… El mejor sexo era el que se desarrollaba con ellas. Una pieza musical donde la delicadeza pasaba a un segundo plano para verse llena de los gruñidos y jadeos de dos cuerpos. Bajé la mirada en un rápido movimiento para observar cómo mi miembro comenzaba a endurecerse ante mis pensamientos. “Lo que me faltaba”, gruñí, con mis sentidos alertas, inspeccionando el área a nuestro alrededor ante las pisadas que se escuchaban cada vez mas cerca.

Pizca de diversión y emoción era todo cuanto se escuchaba en las palabras de la vampiresa. Licántropos cantándole a la Luna Llena, seres que se trasformaban en lobos de una forma extraña y, aunque nunca me había interesado en saber cómo demonios habían sido creados, existía una parte de mí que se moría por enfrentarles cada vez que lograba encontrarme con uno. La naturaleza de todo vampiro, sin duda alguna. – ¿Entusiasmada, mi Lady? Lo último que deseaba era verle pelear con destreza para excitarme aún más. – Menudo entretenimiento. Mi voz estaba cargada de frustración por culpa de esos animales que hacían de mi encuentro con Lady Shanon uno de este tipo. ¿No podíamos solo haber caminado y encontrado una sana diversión con humanos? ¿Una inolvidable masacre que aliviara mi sed? Pocas veces se obtenía lo deseado y no era como si nos tomara toda la noche realizar esta ¿batalla? Asentí lentamente. Su humor era contagioso y me encontraba sonriendo conforme concentraba mi audición a los movimientos de los lobos. Gruñidos, pisadas y ramas resquebrajándose por la mitad, ¿no podían ser más cautelosos? El factor sorpresa no era su mejor arma esta noche. – No lo sé. Tal vez si les tiramos algunas ramas salgan corriendo tras éstas. Me encogí de hombros visiblemente y antes de que tuviese tiempo de decir algo más, tres enormes licántropos aparecieron de entre los arbustos. La niebla ciertamente no estaba de nuestro lado, pero tampoco en la de ellos. Al menos, Lady Shanon y yo nos estábamos acostumbrando. Uno de éstos se abalanzó contra mí, haciéndome retroceder ante el sorpresivo ataque. Eran fuertes estando en su mejor apogeo. Mis colmillos mordieron el hombro del can, arrancando parte de su asqueroso pelaje, conforme caíamos sobre la tierra para forcejear. - ¡Maldito! Gruñí, al ver cómo había desgarrado parte de la piel de mi brazo. Mis manos se cerraron sobre su espalda, apretando hasta que el crujir de los huesos resonó, seguido de un aullido de dolor. Lady Shanon parecía estar pasándosela en grande desde que otro aullido se unió al anterior.

por **Shanon Owen** Jue Ago 12, 2010 8:12 am

Cuando él aceptó representar alguna obra de teatro conmigo a mi mente acudieron varias representaciones bastante activas, con más acción que diálogo en la que no faltarían matanzas, humor y mucha sensualidad. Para los humanos podría pasar por un realismo desbordante, les parecerían efectos especiales muy adelantados, lo que ignoraban es que ello era real. La sangre con la que nos manchábamos las manos era pura y deliciosa, un manjar, quedando nuestras ropas siempre impecables para continuar con la función aunque si era del tipo en el que ambos seguramente estábamos pensando poco duraría puesta, poco no, más bien nada, y es que no había nada más excitante que ver a alguien tan atractivo e imponente como Lord Ralph envuelto en una cacería, sus músculos en tensión, la mirada ávida de sangre adoptando aquel brillo mortífero que tanto me atraía. El mismo que ahora se adivinaba en ellos entremezclado con perspicacia y atención ya que no podíamos seguir ignorando el eco de los ruidos que poco a poco se iban acercando a nosotros.No se preocupe Monsieur, en cuanto acabemos con este asunto que tenemos entre manos, podremos hablar con más calma de nuestra representación. Pero ahora me temo que los lobos están por llegar. Estimo que no tardaremos mucho en acabar con ellos, aunque es mejor no confiarse.

En ese momento el crujido de una rama sonó demasiado cerca. Estúpidos licántropos, estaba más que evidente que no sabían el significado del concepto "atacar por sorpresa", pero mucho mejor para nosotros, que a pesar de la niebla que se había cernido sobre nosotros, ellos no estaban tan acostumbrados a ella y eso era un punto a nuestro favor. No pude evitar esbozar una sonrisa divertida ante sus comentarios. ¿Entusiasmada?, sí, era posible, tratándose del primer encuentro que iba a tener con alguna de esas bestias, podía notar como la adrenalina iba creciendo en mi interior a consecuencia del peligro que iba acrecentando en la escena. Mírelo de este modo, el combate nos dará un aliciente para descargar adrenalina, es una oportunidad para salir de la rutina y cuando acabemos con ellos estaremos en absoluta intimidad con nuestras emociones a flor de piel...un momento muy interesante depende de la perspectiva con la que lo mire, ¿no cree? Odiaba que esos lobitos hubieran estropeado el momento entre Lord Lucern y yo, pero eso se arreglaría rápido, no iba a permitir que esto arruinara un encuentro que en su inicio me había parecido tan prometedor, algo con lo que salir del hastío de la rutina. Unos puntos brillantes aparecieron a través de la espesa niebla, en aquellas miradas se podía percibir el odio ancestral que los licántropos nos tenían, el mismo que nosotros a ellos. Sus gruñidos no hacían más que provocarme más, instarme a saltar sobre ellos y arrancarles la cabeza de un solo tirón. Eché a reír con su ocurrencia ante lo de las ramas aunque iba notando como todo mi cuerpo estaba en tensión, ya preparada ante su ataque, pero antes de poder decirle nada un licántropo saltó sobre él tirándole a la hierba.

Verle desenvolverse en el combate cuerpo a cuerpo era algo digno de admirar, pero lamentablemente no pudo ser por mucho tiempo, un segundo licántropo comenzó a correr en mi dirección. Pude verlo a tiempo para esquivarlo, saltando a la rama baja de un árbol para después saltar sobre él. Comenzaqmos a rodar por la hierba en un arduo forcejeo en el que el licántropo buscaba arrancarme la cabeza de un mordisco y yo descuartizarle. Cuando paramos de rodar me quedé debajo de él momento que aprovechó para propiciarme un mordisco en el brazo que de no haber tenido los reflejos suficientes podía habérmelo arrancado. Con un encogimiento de piernas le dí una patada para quitármelo de encima consiguiendo el tiempo suficiente para ponerme de pie y antes de que pudiera reaccionar ahora fui yo la que le ataqué, yendo directa a su yugular, mordiéndole tirándole al suelo mientras le arrancaba la piel de aquella parte del cuerpo donde la sangre empezó a brotar rápidamente mientras con un rápido momento agarré su cabeza justo cuando escuché el crujido de unos huesos a mi espalda que en milésimas de segundo se vieron acompañado con el seco sonido que produjo el cuello del animal cuando se lo partí, quedando definitivamente inerte sobre el suelo.

Mi rostro se había tornado en una mueca que parecía más macabra y letal con la sonrisa que se me dibujó mientras me levantaba de encima del cadáver del licántropo, girándome para ver a mi compañero y su víctima. Ambos compartimos una cómplice mirada que pronto desvié para centrarla en el último licántropo que quedaba en el lugar. Se veía rabioso por la muerte de sus amigos, podía notar como deseaba acabar con nosotros lenta y dolorosamente, dándonos una muerte mil veces peor que la de sus compañeros, pero me temía que eso no iba a ocurrir. Miré a Lucern cuando llegó a mi lado para esperar el ataque del vampiro o simplemente darle nosotros muerte antes de que se le pasara por la cabeza la inútil idea de escapar... que pronto pudimos ver para mi sorpresa que fue así. El licántropo con precaución comenzó a caminar hacia atrás. No me lo podía creer, "¿de verdad era tan inconsciente como para pensar que se libraría de nosotros?", sus actos significaban que nos tenía miedo, él sabía que estaba en clara desventaja y nosotros también, razón de más para acabar con su insignificante vida.

Cuando inició la carrera para huir no lo dudamos y comenzamos a perseguirle a través de los árboles. Hasta el paraje estaba a nuestro favor ya que aprovechamos para saltar entre ellos, despistando así al licántropo y camuflándonos con el entorno para un sorpresivo ataque. En el momento más preciso Lucern saltó enfrente suyo y yo a las espaldas del licántropo, rodeándolo así y sin más miramientos nos lanzamos a atacarle. Comenzó a revolverse, propiciándonos unos cuantos arañazos y mordidas. Este era más fuerte que los otros dos, seguramente mucho más experimentado aunque con esfuerzo al final conseguimos atraparlo dándole una muerte rápida. Una vez muerto me tumbé en el suelo para descansar, respirando hondo para así relajar la tensión y dar tiempo a que cicatrizaran las heridas. Nunca pensé que unos lobos dieran tantos problemas. Creo que ya no me compraré un perro. Comenté al principio seria, arrancando a reír a los pocos segundos disfrutando de nuestra victoria y de la emoción interna mirando a Lucern desde el suelo. Desde luego haberle visto luchar había resultado ser como había imaginado, simplemente fascinante. Me quedé mirándole hasta que él se percató de ello y por alguna extraña razón mi rostro adquirió un tono rosado al sentir como una potente electricidad cargaba el ambiente con aquel cruce de miradas, aunque en ese momento no podía ni moverme, mi cuerpo me pedía que me quedara ahí relajada y eso fue lo que le proporcioné.

por Contenido patrocinado

Bajo el velo de la noche (Lucern)

Bajo el velo de la noche (Lucern)

Re: Bajo el velo de la noche (Lucern)

Re: Bajo el velo de la noche (Lucern)

Re: Bajo el velo de la noche (Lucern)

Re: Bajo el velo de la noche (Lucern)

Re: Bajo el velo de la noche (Lucern)

Re: Bajo el velo de la noche (Lucern)

Re: Bajo el velo de la noche (Lucern)

Re: Bajo el velo de la noche (Lucern)

Re: Bajo el velo de la noche (Lucern)