Algo nuevo [+18 ZETH]

Ya eran dos veces que el cachorro paseaba por aquellos lugares, se había perdido a plena luz del día cuando su hermana mayor le pidió fuera por algunas cosas sin importancia, con tal de quitárselo de encima, a veces ella podía ser encantadora pero letal y era mejor que el obedeciera, al igual estaba acostumbrado, siempre haciendo caso a los demás y es que su inocencia era demasiada comparada con la de muchos, había quien afirmaba que el pobre Badou era un mentiroso, pero ¿Quién conoce la vida tras una jaula, siempre en forma de cachorro?, no muchos, incluso los de su especie, experiencias en este cachito de mundo eran pocas.

Apenas estaba aprendiendo a leer, a escribir y se sorprendía incluso de lo más sencillo, él poseía aquellos ojos de niño que muchos a su edad ya habían perdido, dejando aquellas ideas de lado, suspiro al volver a encontrarse justo frente a ese lugar, para él parecía ‘elegante’, demasiado ‘lujoso’, era la segunda vez que pasaba por ahí, el sol andaba tenue, y aun así no podía ver nada, primero pensó en pasar e ignorar aquello, lo hizo, pero minutos después regreso jugando con la curiosidad, hizo un mohín, bajo los hombros y quiso ver más allá, incluso examino cada una de las letras.

Pensó que con ese nuevo aspecto cuando su hermana lo baño y le puso ropa nueva, incluso cuando su maestro procuraba hacerlo, podría entrar, entonces vio como un galante caballero muy joven y atractivo con sombrero de copa, salía del lugar con una dama tan maquillada, tan hermosa, subieron en un carruaje y se marcharon, después observo a otro más enano entrando por el lugar con una sonrisa lujuriosa, que a Badou no logro encantar.

Se quedó frente al establecimiento indeciso, con el si debía entrar o no, se cruzó de brazos, era muy grande incluso había más pisos cuando echo la mirada hacia arriba, una de las ventanas abrió y él se espantó corriendo a la entrada, o sin dudas estaba ahí en esos escalones donde antes lo habían golpeado, y se quedó ahí, no fue hasta que otro caballero lo empujo haciendo que entrara, quedando estupefacto, había gente bebiendo un señor repartiendo aquello que su amo solía beber, mujeres en las mesas mirándole de pies a cabeza, se ruborizo cuando las vio y ella coquetas le pestañeaban, camino miedoso hasta uno de los bancos, tropezó y se sentó el cantinero le miro… -Vamos muchacho, ¿Qué deseas beber? – pregunto el hombre de aspecto más fornido, el no supo responder y observo como un caballero que abrazaba de la cintura a una mujer pidió un Whisky. - ¿Lo mismo que el señor? – fue casi una pregunta, el cantinero arqueo una ceja e inseguro le dio el vaso.

Al momento que lo llevo a su paladar casi se vomita, estaba maravillado con el lugar, mirando a través de las botellas, habían unas escaleras, y de ahí bajaban iban y venían mujeres y hombres, ¿Qué era ese lugar?, las mujeres parecían enseñar mucho, dejo la copa de lado y como niño de tres años se puso a imaginar.

Puso los codos sobre la barra apoyándose con las manos para sostener el rostro y cuando quiso bajarlas el codo izquierdo resbalo, haciendo que el whisky se derramara hacia donde un muchacho tenía la cabeza sobre la barra, como si estuviera durmiendo. –Lo siento, discúlpeme… -No supo que hacer el cachorro dio un brinco rápido y fugaz, apretó los ojos cuando vio al cantinero mirarle con ese aire. – Toma esto y límpiate Zeth – Dijo el cantinero estirándole una toallita, y él se quedó pasmado esperando por su castigo.