School Days [Kristof Von Garvel]

por **Arabelle Eisenhauer** Vie Nov 11, 2011 7:25 pm

Finalmente era el último día de escuela, por fin podría dejar de usar ese maldito uniforme con la ridícula falda a tablas tan incómoda los días de viento, el próximo año iría a una universidad en Inglaterra así que debía aprovechar el tiempo que le quedaba en casa para disfrutarlo con sus amigos y poder salir todo lo que no pudo entre la escuela y los deportes. Se pasaba los días estudiando a altas horas de la noche y tratando de llegar a la perfección en lo que respectaba a las clases, casi no le daba tiempo para nada, pero últimamente eran los mismos intensos deberes como representante de la clase lo que la habían acercado más allá de la amistad a uno de los chicos de la clase de al lado.

Por eso ahora bajaba las escaleras con rapidez, ya que habían quedado de verse en uno de los árboles que estaban en el ala oeste de la enorme escuela. Ya se había encargado de enviarle un mensaje al móvil de su hermano para que no viniese a por ella hoy, diciéndole que tenía cosas que organizar para el viaje de fin de curso, esperaba que lo hubiese leído porque tenía la mala costumbre de llevar el móvil como un adorno al que no le hacía caso. Se sentía mal por mentirle de aquella manera, pero no quería perder la oportunidad de quedar con uno de los chicos más guapos de la escuela, más siendo ella, una chica que si bien era bastante popular tenía serios problemas a la hora de tratar con el resto de sus compañeros, tanto que a veces la criticaban por creerse demasiado buena como para tratar con ellos.

Pero bueno, no sacaba nada con recordar esas cosas ahora, solo debía apresurarse aunque de todos modos ya venía tarde a causa de un profesor que decidió robarles varios minutos luego de clase. Corrió agitada hasta que vio al chico apoyado en el árbol, se detuvo y reordenó un poco el cabello, para al fin comenzar a caminar algo más lento para retomar el aliento y la compostura de siempre, porque llegar así la haría parecer ansiosa frente al chico que le gustaba tanto.

Un tímido hola salió de sus labios, un beso en la mejilla y un cómo estas, se miraba constantemente la punta de los pies por miedo a mirarlo a los ojos, eso hasta que la tomó del mentón y la obligó a mirarlo. Entonces le robó un beso, al que torpemente correspondió, sin darse cuenta de que el chico la estaba atrapando contra el árbol, el más grande de la escuela, sin poder resistirse y reaccionar hasta que sintió que su mano comenzaba a acariciar su muslo levantando la falda.

Para cuando se separó de sus labios y trató de escaparse de su mano, ya estaba mirándolo con miedo, pero no había caso, la tenía completamente atrapada entre él y el árbol con una mirada casi perversa que le hizo voltear el rostro en forma de rechazo. No sirvió de nada, él continuó acariciando su muslo y besando su cuello, mientras ella dejaba caer profusas lágrimas por sus mejillas. No podía gritar, no podía moverse, no podía hacer nada salvo arrepentirse de no haberse directo a casa, donde todo dentro de la extravagancia le parecía normal y segura.

por **Kristof Von Garvel** Sáb Nov 12, 2011 1:53 pm

Otro día mas en la historia de un brujo escondido de la sociedad moderna, de una en la que se había convertido en solo cosas comerciales y bastante superficiales. De hecho, en donde vivía se podía vivir independiente, poseía una mansión moderna bastante sencilla pero acogedora con ciertos muebles para su comodidad, para la comodidad de ambos y por si fuera aún mas trabajo, vivía con su hermana, atractiva como una diosa. Si no fuera su hermanastra, cometería mil y un delitos por tan solo hacerla suya, pero lo que podría soportar por el momento era protegerla de los bribones de la escuela en donde estudiaba, ese instituto de poca monda donde gavilanes que fardaban de una cara sin acné, conseguían sin esfuerzo derretir el corazón de las chicas, haciendo que se derritiesen como flanes. Era algo que nunca entendería, pero el dicho "Dios los crean y ellos se juntan" por bendición del mismo santo, era cierto, estaba de acuerdo con ello y daba fe de ello. Sus padres, eran un poco peculiares, pero de algún modo coincidían en gustos y vivían en armonía ¿Él mismo llegaría a encontrar esa armonía? Todo era cuestión de verse, pero esa mañana de noviembre, estaba dentro de su Mercedes en dirección al estudio fotográfico, donde le estarían esperando unas bellezas conocidas como "Top models" para que posaran por algunas horas delante de su cámara. Con el paso del tiempo se había ganado fama y reputación, la usaba a su favor para seguir abriéndose camino en el mundo del reportaje de moda y de fotógrafo como un punto y aparte.

Había poco trafico esa mañana y con suerte llegaría a donde le esperaban, sin el fotógrafo nada se podía hacer, pero en cuanto el semáforo en rojo se puso en verde, este acelero pisando a fondo, sonriendo maliciosamente y en cuanto pudo girar a la derecha, este giro a la izquierda, con suma rapidez que dejo una marca de la rueda sobre el asfalto de la calle. Llegaría mas rápido por la izquierda, era algo que solía hacer con frecuencia el ir por otro lado y aparecer antes que nadie en el estudio donde se iba a hacer la sesión de fotos y para su ego, había acertado de nuevo. Llego cinco minutos antes que todos, pudo ver algún que otro coche conocido de alguna maquilladora, del asistente que se encargaba de poner las luces y el decorado, para después encontrarse con una de las modelos que, al parecer se había colgado del cuello de Kristof en cuanto le vio. Este no iba a ser de menos, la agarro de la cintura, la apoyo contra la puerta del coche y le dio lo que parecía un beso de buenos días en la curva de su cuello, acabó por sonreír al escuchar el gemido de la modelo, se aventuro en posar una mano en el botón de la camisa que Kristof llevaba pero la paro antes de tiempo-Vete a casa, apestas a absenta.....-bruscamente la cogió de una de sus muñecas adornadas con pulseras caras de joyería y la metió dentro de uno de los taxis en los que se bajaban otras dos modelos más-Yo no trabajo con borrachas...-Cerró de un golpe la puerta y no quiso saber mas de la modelo, se fijo en las que se habían bajado del taxi y sonriente, puso los brazos en jarras y enseguida las modelos se agarraron a sus brazos para dar paso a un bello día de noviembre, en el estudio fotográfico de Edimburgo.

(****)

Había sido duro el día para Kristof aquella mañana. Las modelos habían dado su mejor parte y aparte eran un cielo ambas. Las chicas eran trabajadoras, serias con lo que hacían y sacaron mas de una risa a Kristof, así le gustaba trabajar, con buen ambiente, tanto que se animo a sacar el laptop y poner sus interpretes favoritos a todo volumen, estaba contento ese día.
-Un descanso...lo hacéis muy bien...-Dijo con ilusión al ver por la memoria interior de la cámara las fotos que habían salido. Nunca había echo un trabajo así y era la primera vez que, vaya menuda foto saco de la modelo que tenia el cabello rojizo, hasta los hombros mas o menos y vio algo que le extraño, pero seria cosa de la luz. Encogió los hombros y cuando miro el reloj en el ordenador portátil, vio que eran las dos y media, justo la hora en la que salia su hermana de clases, pero no podía dejar a las chicas con todo activado, necesitaba esta energía para las ultimas fotos que necesitaba hacer. Iría ahora a por ella, en el descanso la traería aquí con alguna hamburguesa de algún McDonald que hubiera encontrado de camino-Voy a recoger a alguien....enseguida vengo-Todos asintieron, le dijeron que tuviera cuidado con la carretera y eso tuvo, precaución con paso ligero se fue del estudio y menos de media hora llego al instituto de Arabelle. Antes de arrancar, cogió el móvil para avisar que tendría cierto retraso, pero en el polígono industrial no había cobertura, al menos para el y su mierda de móvil.

Estando en las puertas del instituto, espero un poco dentro del coche a que su hermanastra preciada apareciese por la puerta. Nervioso, esperó, pero nadie asomaba por ella, así que preocupado, se bajo del coche y dirigió sus pasos hasta la puerta principal. Se encontró con sus antiguos profesores, se alegro de encontrarse con su profesor de química y en parte el que le enseño a controlar sus poderes de brujo, se despidió y continuó la búsqueda de Arabelle, hasta que algo en las ventanas le llamo la atención. No sabia si estaba en lo cierto, pero por aquellos ventanales que daban a los jardines, pudo encontrarse con una pareja de la mas peculiar. Sonrió al pensar que esa podría ser él mismo y su hermana cometiendo algo sucio para la vista ajena, pero en cuanto se acerco un poco más, su sonrisa se tornó en un gesto agrio y violento. Joder, era su hermana y la iban a mancillar si no hacia algo rápido, pero no hizo nada, simplemente se quedo viendo el panorama, su mano se dirigió al muro de cristal, apoyándola y sus labios se movieron en silencio haciendo alguna clase de hechizo. La diversión estaba a punto de comenzar. Se dirigió hacia el lugar, teatralizando la alarma de haber encontrado a su tocinito de cielo, a su hermana pura y casta que estaba siendo "manejada" a manos de la lujuria ajena-¡OH! Hermana! ¡QUE ESTÁS HACIENDO!-Dijo manteniendo aquella ira que al parecer era creíble y cuando estaba cerca de aquel chico saco un pañuelo de su bolsillo y lo agarro del cuello, tela sobre piel lo alejaba de su hermana para después tirarlo al suelo y que cayera de bruces sobre el césped. Miró la ropa desaliñada de Arabele y bueno, estaba cubierta de barro-Por cierto, he convertido...-señalaba con tranquilidad al sujeto que parecía deshacerse y recomponerse mediante el barro-a ese en un golem, espero que no te importe-encogió los hombros.

por **Arabelle Eisenhauer** Sáb Nov 12, 2011 6:20 pm

Estaba aterrada, pero su cuerpo seguía sin reaccionar frente a las forzadas caricias, hubiese querido gritar y pedir ayuda, pero tal vez fuese algo de esa vanidad lo que acabó por detenerla ¿Quién iba a creerle luego? Solo se resignó y cerró los ojos con fuerza, mientras sentía su cuerpo casi desfallecer y resbalar por el tronco del árbol hasta que el chico le dio un ligero empujón para que volviese a quedar completamente erguida. Creyó que estaba soñando cuando de la nada la soltó, hasta que reparó en la voz que me había sonado tan familiar pero que con el pánico no reconoció. Las piernas le fallaron y acabó sentada en el césped, cubriéndose el rostro más de vergüenza que por lo que había pasado.

- No… importa – dijo limpiándose el rostro con rapidez y tratando de abotonarse la camisa que había dejado descubierto su sujetador blanco – Solo… deja todo como estaba quieres – dijo mientras la vergüenza comenzaba a transformarse en rabia.

Se acarició las sienes tratando de entender qué demonios había pasado, pero las cosas se revolvían tanto que cuando levantó el rostro y vio a su hermano, lejos de toda lógica las emprendió contra él. ¿Eran cosas de adolescencia? No sabía de donde, pero no sabía cómo reaccionar. Solo se levantó y limpió un poco la falda antes de mirarlo ya con una clara ira en los ojos, le dio un empujón y comenzó a caminar hacia donde seguramente estaría su coche. Esperaba llegar a casa, darse un baño y dormir, dormir hasta que acabaran las vacaciones y pudiese irse de este tonto país, de la casa de su hermano y de toda esa gente que la veía como un bicho raro.

- ¡No tienes derecho a meterte en mis asuntos! – bufó mientras caminaba pisando con fuerza, sin fijarse si realmente Kristof venía siguiéndola – Yo no me quejo cuando llevas a tus amigas a casa – le encaró mientras forcejeaba para abrir la puerta del coche.

Lo cierto es que no tenía por qué sacarle en cara aquello de las modelos que llevaba a casa, tampoco esas estrepitosas fiestas que hacía de vez en cuanto ¿Era envidia? Él tenía una gran facilidad para tratar con las personas, se divertía y vivía bastante bien, era eso lo que la hacía sentir una carga, por eso ya no podía esperar irse a vivir lejos para dejar de amargarle la existencia. Para que pudiese hacer sus fiestas en paz.

- ¿Podrías apresurarte? – dijo ante la imposibilidad de abrir la puerta por si misma – Necesito darme un baño –

Ya cuando finalmente pudo sentarse en el bendito coche dejó salir un fuerte suspiro de alivio, mientras esperaba que Kris entrara para que la llevase a su pequeño mundo donde todo podía ser controlado por ella, donde podía estar segura de que nada malo pasaría. Se ordenó un poco el cabello usando el espejo retrovisor para ayudarse un poco, pero estaba nerviosa, las manos le temblaban tanto que sería más que notorio.

El silencio se volvió un poco incómodo, no sabía dónde esconderse hasta que una pequeña idea se le había venido a la cabeza. Se puso a buscar en la guantera del coche los cigarrillos de Kris, tenía que llevarlos porque sabía que no podía vivir sin él, y en muchas de las imágenes que tenía en su cabeza solía llevar uno en los labios. ¡Qué alivio! ¡Era el último! Se lo llevó rápidamente a los labios mientras buscaba el encendedor de plata del que tanto alardeaba, y no dejó de moverse nerviosa hasta que pudo encender el cigarrillo, un vicio que solo probaba por segunda vez en su vida. Dio una torpe y larga bocanada que le ocasionó un poco de tos, sin prestarle atención alguna a su hermano, pero en el fondo esperándose algún reproche.

por **Kristof Von Garvel** Lun Nov 14, 2011 9:25 am

La vio alejarse del árbol donde la vio con ese que ahora que lo veía tirado en el suelo, le hizo una foto con el móvil, sonriendo malévolamente y viendo como se armaba y se deshacía de nuevo-Deberías poner en tu dieta de musculitos alcas de rana...-Dijo sonriendo ampliamente, guardando la foto en el móvil y metiéndose las manos en los bolsillos. Fue caminando por el camino de piedras hasta la salida, viendo por delante el cuerpo de su hermana andar a trompicones por el reciente momento. Seguramente ahora estaría furiosa con él, pero seguramente eran cosas de críos o más bien de adolescentes. Abrió las puertas del coche antes de que lo rayase, le diera algún berrinche a su preciosidad de cuatro ruedas y tuviera que hacer algo al respecto. De momento iría con ella al estudio, permitiría que fuera con él al estudio, que se diera un baño en los vestuarios y total, no tardaría mucho en regresar a casa con su hermana-Pero si estas...-frunció el ceño al meterse en el coche, vio como Arabelle cogió su ultimo cigarro y le daba dos caladas aunque bastante torpe la verdad.

Negó con la cabeza para después quitárselo de los labios antes de que lo estropease aun mas y le dio caladas como correspondía, lentas y suaves con suma tranquilidad-No fumes...te saldrán mas arrugas...-se acerco a su hermana para robarle un divertido pico en los labios, volvió a poner el cigarro sobre sus labios y arranco el coche pero aun sin acelerar-Ponte el cinturón....-miraba al retrovisor, pudo ver lo que era el rostro de una niña que pasaba por el lado del coche, para desaparecer en el horizonte-Ponte el cinturón...-Volvió a decir tajante dado que no cedía a la petición vial que se tenía que acatar por todos los humanos del mundo. Al parecer vio aun la iré, o más bien la humillación en los ojos de Arabelle-Vamos Ara, ponte el cinturón y te compro un menú doble de patatas y coca cola ¿Vale?-Dijo para que se pusiera el dichoso cinturón. No arrancaría hasta que ella no acatase las órdenes, o más bien el consejo de su hermano.

Las chicas que se llevaba a casa eran parte del oficio, cuando algo en el polígono iba llegando la hora del cierre y tenían que terminara cualquier tema pendiente para después poder llevar las fotos a primera hora del amanecer. Total, Arabelle podría ser alguien maravillosa posando, alguien con futuro en el mundo de la moda-¿Te has pensado lo que te dije esta mañana?-Pudo ver la banda gris sobre el pecho de su hermana y suspiro aliviado-No creo que haga falta decirte que serias una modelo fantástica de aquí a unos años...-Sonrió afable mirando a su hermana antes de echar marcha atrás para después sacar el coche de donde lo había aparcado, pero un acercamiento incito a Kristof hacia Arabelle, para acercarse lentamente a la mejilla de su hermana para besarla, pero sus labios se dirigieron a detrás de su oreja.

-¿Te gusto el regalo de cumpleaños? –Un precioso rectángulo envuelto de papel de colores envolvían un caro perfume que olía a miel, el ideal para ella y para él un dulce prohibido. Lo abrió hace dos días y espero haber acertado con el presente pues pensó que era lo que más se acercaba a ella-Quizás debas posar para mi vestida de reina abeja...-Una sonrisa picara se asomo en su cara, detonando la expresividad burlona que le divertía tanto. Se fue separando de la curva del cuello de Arabelle para finalmente echar hacia delante el coche e ir juntos a algún restaurante de comida rápida.

por **Arabelle Eisenhauer** Lun Nov 21, 2011 7:28 pm

Se había recuperado de aquel pequeño ataque de tos provocado por la inexperiencia que tenía respecto al cigarrillo, y luego de abrir la ventanilla se disponía para darle una buena calada cuando su hermano le arrebató el vicio de las manos, así que perpleja y enfadada lo observó posar sus labios en el mismo lugar en que ella había puesto los suyos. Bufó. ¿Arrugas? ¿¡A quién demonios le importaban esas cosas!? Ella estaba bien, o eso creía. No necesitaba ponerse cremas, maquillaje, ni ninguna de esas porquerías llenas de químicos.

Estaba tan enfadada pensando en si a los ojos de Kris, que solía ver pasar a modelos hermosas, operadas y raquíticas, ella era de todo menos agraciada. Afirmarse eso ella misma la hizo rebelarse aún más, ignorando por completo aquello que le sonó más como una orden. Se limpió los labios en gesto de desagrado luego del pequeño roce, y sacó su móvil del bolsillo de la blusa y los audífonos, dispuesta a aguantarse en viaje con la música más estruendosa de su lista de reproducción con tal de no escuchar a su hermano burlarse, y para no decirle lo que pensaba por lo que acababa de hacer, porque un “eres un enfermo” pudo salir fácilmente de sus labios.

- Odio la coca cola – bufó mientras cedía al asunto del cinturón de seguridad – Te lo he dicho miles de veces, prefiero la Pepsi – en realidad no sabía si decía aquello para hacerla enfadar o era solo que no le prestaba atención porque tenía cosas más importantes que hacer con “sus chicas”. Y es que a pesar de ser hermanastros, sus mundos parecían ser bastante diferentes.

¿Lo de la mañana? Se preguntó a sí misma, alzando una de sus cejas mientras se ponía uno de los audífonos en el oído del lado contrario al que estaba Kris. ¿Acaso de verdad creía que iba a considerar tal cosa? Negó con la cabeza en un gesto de hastío, hasta que sintió el cosquilleo de su respiración en el cuello, seguido de un pequeño beso. En el tiempo que llevaban viviendo juntos, había comenzado a acostumbrarse a sus excentricidades, incluyendo a esas muestras de afecto que casi hacían dudar que fueran hermanos.

Sus mejillas se sonrojaron ligeramente cuando le preguntó por el regalo de cumpleaños, seguramente pudo sentir el aroma del perfume cuando se acercó a su cuello, se lo ponía todas las mañanas antes de irse a clases. Pero el hecho de que lo notara la hacía sentirse algo tonta, aunque claro, él tenía que hacerlo aun peor con su comentario de la reina abeja.

- ¡Ja! – dijo en tono sarcástico – Prefiero tener que defender como abogada a la peor escoria de la humanidad, que posar para eso que llamas “tu arte” – dijo volteando el rostro para que no viese el rubor y de paso hacer notar su indignación - ¿De verdad crees que debería olvidarme de ir a la universidad para poder andar por ahí posando ante una cámara? ¿Y qué todo el mundo pudiese verme con esas ropas diminutas con que visten a tus modelos? – dijo mientras sacaba el antebrazo por la ventana del coche.

La brisa que entraba por la ventana le alborotaba el cabello, pero en cierto modo la hacía sentir libre y aliviada, lejos de todo el miedo que había sentido momentos atrás en el jardín de la escuela, cosa que prácticamente se le había olvidado. Pese a lo diferentes que eran, y a todas las veces en que peleaban por nada, él solía provocar eso en ella, que las cosas malas se le olvidaran en unos minutos. Tal vez iba a extrañarlo cuando tuviese que irse.

por **Kristof Von Garvel** Jue Nov 24, 2011 6:13 am

Iba conduciendo mientras escuchaba los berrinches y quejas de su hermana. Eso le daba cierta diversión a la situación, él conduciendo-Pues Pepsi será lo que tendrás...pero yo creo que si te vas a portar mal, te obligare a que poses...no con esas prendas diminutas, si no sin nada....-sonrió mirando al frente, pero en cuanto un semáforo rojo se postro delante de él, paro el coche hasta que se pusiera verde, con lo que aprovecho aquellos momentos de espera para poder ver a su hermana a los ojos-....Desnuda....rodeada de pétalos de rosa al igual que una bella diosa griega....-sonrió y un destello verde ilumino el capo del Mercedes. Se lamio los labios por puro instinto y en cuanto supo que habían cortado el atajo por donde él solía ir de vez en cuando, le extraño un poco pues era un sitio por el que solo sabía él, por el que no iba nadie más.

Dejo de pensar en aquello, para después pensar en un modo más eficaz para ir al estudio, pero intento probar ir hacia la derecha y en cuanto vio que no había salida, maldiciones, sapos y salamandras salieron de sus labios, enfurecidos por encontrarse en un camino sin salida. Se desabrocho el cinturón de seguridad tras apagar el motor del coche, cogió las llaves enseguida, pues con el humor que llevaba encima no se fiaba de su hermana, de aquella por la que estaría cometer cierto “pecado”. Estaban en mitad de un descampado alrededor de algún hangar, de alguna piedra que sería una antigua casa. Miro a su alrededor y antes de que Arabelle saliera del coche, cerró las puertas con el bloqueo de puertas automático. Aquella fiera de ojos inocentes, que se llamaba Arabelle, no saldría del coche al menos que él cambiase de Idea.

Negó con la cabeza, sonriendo de lado a lado para después apoyarse contra la pintura del coche. Pensativo, pensó en quien podría haberle seguido o simplemente quien podría o que podría haber pasado en aquel lugar para que ahora estuviera derruido misteriosamente. Saco su móvil de última generación y se fue directo a la información del día, era increíble como las noticias estaban ya en órbita por todos los medios, pero lo que no le sorprendió, es que en aquel lugar, lo que pudo leer del artículo, había restos de barro. Curioso. Al parecer el pequeño golemcito no encontró ranas en el lago de los cisnes.

Divertido se volvió hasta mirar a su hermana, pero en cuanto miró de nuevo el móvil, este vio que había habido un robo de unas vasijas de cerámicas que aun estaban frescas. Vaya. Su gesto enseguida se volvió tosco y feo al saber que no era lo que pensaba, pero ¿quién no querría vengarse? Aunque solamente ahora, ese tipo que estaba tocando a su hermana...la tocaba....Aquellas imágenes que recordó viendo a su hermana, siendo tocada por aquel engreído, hizo que se metiera dentro del coche, lo pusiera en marcha y dirigirse con prisa a aquella magnifica mansión a la que llamaba hogar en mitad del bosque, pero antes miro a su hermana, mientras este se ponía el cinturón.

-No te quites el cinturón, nos vamos a casa....y te pondré algo de comer o lo que quieras....-Prisa en su voz arremolinaban las palabras, para después morderse la lengua accidentalmente-¡AU!-Dijo tras finalmente para poder volver a hablar. Puso en marcha el coche de nuevo y sonrió a su hermana-Sujétate fuerte....-Miro al volante y en cuanto salieron de aquel solitario lugar, vio la salida libre, ningún vehículo al frente para poder moverse libremente, con lo que finalmente, pudo meterse en la carretera para dirigirse a su hogar.

*****
14:45, Tierras Altas, Escocia.
*****

Había puesto el capó del coche por culpa de la lluvia. En cuanto ya navegaban por los campos altos, ricos en belleza con lo que antiguamente, caballeros y escoceses disfrutaban con divertidas cazas a caballo. Millones de leyendas de la tierra verde se oían por doquier. Las hadas, los duendes, todos esos mitos, se decían que aun seguían existiendo, pero en cuanto a las historias de aquellos highlanders, caballeros escoceses dueños de poderosos clanes que aun en la actualidad, seguían prevaleciendo con poder y soltura; Bravos, con la mente fría y con la fuerza de toro. Supo que en cuanto llego a la puerta de la mansión, supo que probablemente no estaba solo, no estaban solos. Serían imaginaciones suyas, con lo que decidió llevar el coche al garaje, donde nadie los encontraría. ¿Tendría suerte?

-Bueno Arabelle....Siento haber tardado en llegar a casa....-Miraba distraídamente a sus uñas, se quito el cinturón de seguridad y puso de nuevo el bloqueo de las puertas viendo que su rubia, le ignoraba y se había tirado a por el picaporte de la puerta. No la iba a dejar sola, aun sabiendo que había algo fuera de la casa, o dentro, no sabía, pero en cuanto pensó en que por donde se encontraban estaba lleno de animales, pensó que podría ser algún lobo o vete tú a saber. Escucho algo a su izquierda. La puerta del garaje se había cerrado y la puerta que comunicaba el garaje con la casa, estaba siendo golpeada. Miro a su izquierda, cogió la pistola que se encontraba dentro de la guantera, rozando con sus labios juguetonamente la suave rodilla de su hermana, para después sacar la pistola y cerrar la guantera de un manotazo. Los golpes en la puerta entonces pararon. Kristof miro a la puerta y entonces frunció el ceño. Su mirada se quedo fija en la pintura de la puerta. Silencio. Algo pasaba, pero no se arriesgaba a salir dejando sola a Arabelle.

por **Arabelle Eisenhauer** Vie Dic 16, 2011 10:21 am

Definitivamente nada era muy normal estando a su lado, la estricta vida que llevaba antes de que tuviesen que vivir en la misma casa se había visto trastocada completamente desde que le dijeron que no podía seguir estudiando en casa porque lo adecuado era que tuviese otras actividades fuera. La vida de Kris era tan libre y desordenada, que la primera semana en que se vieron solos en casa apenas y podía creer que pudiese sobrevivir solo, aunque a la larga acabó acostumbrándose a todas ese caos. Pero a lo que nunca pudo acostumbrarse fueron a los escalofríos que le producían sus desmesuradas muestras de afecto y sus comentarios enfermizos en que parecía olvidársele que fueran hermanos. Incluso ahora, que estaba a meses de irse, seguía sin controlar los escalofríos.

- Ni en tus mejores sueños, no posaría para ti ni siquiera para una fotografía familiar – dijo con una sonrisa socarrona mientras acababa por ponerse el audífono restante, mientras negaba suavemente con la cabeza en signo de desaprobación a aquel nuevo comentario.

¿¡Quién le había dado esa capacidad de hacerla sentir así… tan… avergonzada!? Y es que aunque tratara con todas sus fuerzas no proyectarse esa imagen que él había descrito no podía evitar imaginárselo ¡Qué ridículo sería aquello! Ese tipo de escenas solo pasaban en publicidad y películas malas, y ella no era… como esas modelos, y no lo sería jamás.

Volvió a subir al tope el volumen del aparato, en contra de los varios regaños que se había ganado antes, soltó un profundo suspiro y cerró los ojos para fingir que dormía y así ahorrarse una incomoda charla con Kris, mientras esperaba que el coche del que tanto alardeaba la llevara lo más rápido posible a destino. Recién ahora venía a preguntarse si iban al dichoso estudio donde trabajaba Kris o si irían directo a casa, en todo caso daba lo mismo, no tenía mucho más que hacer, bastaba con una pequeña habitación con un portátil donde no hubieran modelos tratando de tratar con ella para poder acceder a Kris, como ya habían intentado antes, y podría sobrevivir hasta que pudiera llegar a su cuarto y encerrarse hasta el próximo año.

Dejó de sentir el ronroneo del coche, pero aun así esperó unos cuantos segundos, pensando que Kris iba a despertarla, pero se sorprendió cuando nada de eso pasó, aun más, que estaban en un lugar que ella no podría reconocer, y antes de que pudiese siquiera pensar en bajar sintió el bloqueo de las puertas mientras Kris la miraba con un gesto burlón. ¿Qué estaría tramando ahora? No le sorprendía tanto que estuviese planeando una broma o cualquier cosa, así que hastiada se acurrucó en el asiento dándole la espalda.

Solo reaccionó cuando sintió un leve movimiento, que seguramente era provocado por el peso de Kris subiendo al choche, se tentó a decirle que ya bastaba de juegos, que estaba cansada y quería irse a casa, pero creyó que sería más efectivo ignorarlo hasta entonces, así que al menos se quitó el audífono al que él no tenía vista, para así oírlo de todos modos.

El viaje se le hizo eterno, pero en cuanto vio en la lejanía aquel suntuoso lugar que llamaban hogar, no pudo evitar sentir alivio. Estaba a solo unos cuantos segundos de una ducha reparadora y de la enorme cama en que podría pasar por lo menos las siguientes doce horas. Se extrañó un poco cuando no se detuvo en la entrada, sino que continuó directo al garaje, cosa que alargaba su espera en un par de minutos más.

Respondió solo en su mente a la tonta disculpa de Kris con un “Da igual, de todos modos ya no tendré que verle la cara a nadie hasta…” ¡Hasta en sus pensamientos la interrumpía! Volvía a poner el bendito bloqueo de puertas de nuevo, ¿Para qué? No es que se fuera a escapar en escoba hasta África ni nada parecido. Su broma estaba llegando demasiado lejos, estaba comenzando a hacerla enfadar de verdad, o al menos eso se dijo a sí misma cuando sintió varios golpes en la puerta.

Volteó el rostro cuando lo vio buscar algo en la guantera del coche, ¿Qué sería tan importante como para retenerla aun más? Luego con un rápido movimiento quitó la rodilla de los labios de Kris ante la incomodidad, más considerando que alguien estaba en casa… Hasta que finalmente quedó paralizada al ver lo que había sacado de la guantera…

- Déjame salir de aquí ¿Quieres? – dijo tratando de parecer tranquila mientras se volteaba a ver su rostro para saber si debía preocuparse también – Si tienes un lío con el novio de alguna de tus modelos, no me metan a mí – dijo casi como broma para tratar de tranquilizarse un poco, porque el asunto comenzaba a asustarla de verdad.

por **Kristof Von Garvel** Miér Ene 04, 2012 6:14 am

Las quejas de su “casi hermana” no le servían para nada, nada en absoluto-¡Cálmate! ¡Estoy intentando ver que pasa...y no, son todas lesbianas, para que lo sepas, yo nunca me he acostado con ninguna!-La miro con los ojos fijos en ella, sin abrir los ojos, tan solamente la mirada puesta en ella con aire tranquilo con el que salen palabras con un poco elevadas de tono. La estaba poniendo de los nervios, el también se estaba poniendo nervioso, no sabía que eran esos golpes, tan solo sabía que una de dos, o era el perro o simplemente había un ladrón en casa. No quiso saber ni nada, aunque prefería que fuese la opción número uno, que el perro hubiera adquirido una apariencia zombi, que esto no fuese más que una broma.

Los golpes cesaron y entonces Kristof salió del coche, para cerrar a Arabelle dentro para que estuviera sola y a salvo. Por el momento, con el arma en mano se fue hacia la ventana de Arabelle, vio que bajo la ventanilla automáticamente y simplemente se acerco a su oído-...si no vuelvo dentro de cinco minutos arranca...-Beso su frente antes de moverse de nuevo, incorporándose mientras veía que su hermana cerraba de nuevo la ventanilla del coche. La miro a los ojos, a través de aquella pantalla cristalina que los separaba, fuese lo que fuera estaría preparado para lo que estuviera al frente.

Suspiro, saco pecho divertido y como Jim carrey en Ace Ventura, fue moviéndose alrededor del coche para estar cerca de la puerta, tan divertida comenzaba a ser aquella actuación, que se pego a la pared como si se tratase de algún espía en busca de los malvados planes y la sexy acompañante metida en el coche por si tenían que desencadenar algún plan “B”. Rio bien alto, los golpes volvieron de nuevo y cesaron. Alzo bien alto a su pecho el arma para tenerla lista, a punto, abrió la puerta y el perro de la casa salió zumbado, zigzagueando, dando vueltas en el piso hasta que cayó derrumbado, como un asqueroso borracho. Después, para arreglar el entuerto, la doncella que tenían para que limpiara la casa, apareció detrás del perro, corriendo por las escaleras como una loca.

-Oh... ¡Señor!-Dijo al ver a Kristof, bufando y aguantando la ira que iba acumulando por la tontería del susto que le habían dado-No...Paquita, ¿Qué......hacían?-Dijo poco a poco mientras intentaba esconder aquella ira que podrían llevarlo a prisión por maltrato domestico. Miró a Arabelle con un gesto ceñudo, miro a la doncella y esta estaba al lado del perro-El perro estuvo husmeando, se lo quería impedir, pero el perro, señor, no quería.-Eso era todo. El perro, el dichoso capricho de su “casi hermana” había causado este susto. Le dijo bien claro que no quería perros en casa. Pero nada, ella haciéndose la sueca.

por **Arabelle Eisenhauer** Lun Ene 30, 2012 11:07 pm

¿Qué no se había acostado con ninguna? Aquello le sorprendía al tiempo que no podía creerlo ¿Cómo no iba a acostarse con siquiera una de esas mujeres que todos consideraban bellas? ¿Acaso era gay o algo así? Era realmente difícil de creer, pero por otro lado, tenía una tonta y secreta esperanza de que aquello fuese cierto… Aunque no sabía por qué, solo que no quería que una de esas mujeres hubiese llegado más lejos con él, eran ciertos todos esos celos. Pero no era momento de pensar en ello, debía tragarse esos problemas y ser obediente para poder ayudar.

No podía entender como podía jugar a los espías, con esas bromas tan típicas de él en un momento así, en que al parecer corrían cierto peligro. Pero de nuevo se veía encerrada en el coche, se sintió como en una cajita de fósforos, siendo ella un simple mondadientes sin pólvora, porque no podía hacer nada para ayudar, completamente inútil.

Su corazón latía a mil por hora en el segundo en que Kris se puso al lado de la puerta con ese peligroso artefacto metálico entre sus manos… lo que la llevó a preguntarse ¿Por qué llevaba una cosa como esa en la guantera del coche? ¿Acaso de verdad se había metido en algún problema que requería protegerse de ese modo? Temió por él, por ambos. Y por un segundo se le ocurrió que tal vez fuera su culpa, que tenía que ver con el chico que había tratado de aprovecharse de ella.

Aguantó la respiración en el segundo en que la puerta se abrió, y cerró los ojos no queriendo ver un posible asesinato, escuchó un ruido fuerte, tal vez el disparo o tal vez el portazo que se dio la puerta, no lo sabía, pero cuando tuvo que volver a respirar, abrió los ojos y se encontró con aquella enorme y peluda sorpresa tirada en el suelo del garaje mientras Kris hablaba con la mujer encargada de las labores domésticas de la mansión.

Trató en vano de abrir la puerta del coche, olvidándose del bendito bloqueo automático, incluso le dio un par de golpes con el hombro a causa de la desesperación al ver a su querida mascota tirada en el suelo, que casi parecía estar muerta. Recordó aquel pequeño truco que le encerraron para abrir cerraduras, una de las pocas cosas que se le enseñó respecto a la hechicería, y dibujó mentalmente un símbolo sobre donde debería estar el sistema de bloqueo. Todo lo que escuchó después fue el pitido de la puerta que permitía abrirla y un grito mientras se tiraba de rodillas para ver si su perro había muerto.

- ¡Eres una idiota! – le gritó a la mujer antes de acercar su oído al pecho del animal para ver si aun respiraba - ¡Y tú también, Kristof! – dijo culpándolo, aunque sabía que no tenía mucho que ver, porque a simple vista no había sangre que indicara un disparo.

El hermoso collie escocés que había encontrado a punto de ser ultimado en una tienda de mascotas en la ciudad, seguramente por estar ya bastante crecido para aquellos compradores que solo buscaban cachorros, la había encantado desde el primer momento con ese suave y largo pelaje, pero el animal ahora yacía en el suelo, sin poder determinar si inconsciente o muerto.

- ¡Sabía que jamás debí venir a vivir contigo! – gritó dentro de la rabia y el llanto que le provocaba ver a su mascota así – Llamaré a papá para que adelante mi viaje a Inglaterra ¡No quiero seguir cerca de ti! – dijo mientras sacaba el móvil de bolsillo de la camisa.

Abel el Collie Escocés:

por **Kristof Von Garvel** Sáb Feb 18, 2012 1:30 pm

Riéndose de las tonterías de su hermana, cogió el móvil que Arabelle había sacado de su camisa y en cuanto lo tuvo en mano, aquella risa, desapareció. Fue sustituida por un gesto oscuro y sombrío, señalaba que estaba bastante enfadado, que había llegado hasta el límite de todo. El móvil lo metió en el bolsillo del pantalón, cogió a su hermana de la muñeca con suavidad, pero al ver que no cedía en levantarse, este se agachó y la cogió al hombro para comenzar a subir por las escaleras. Su mano sujetó las piernas, las acariciaba y tenia palmo a palmo parte del muslo derecho de ella al descubierto y cerca de sus labios, pero se detuvo en lamerlos pasando su mano libre por aquella zona-... ¿Quieres que te castigue más? Sabes que puedo....-Dijo divertido y gayan para después azotar con suavidad una de las nalgas de su hermana.

-Vuelve a repetir aquello de que te vas a Inglaterra y te juro que te envenenaré....-Dijo como una amenaza divertida, esto le estaba divertiendo demasiado, pero en realidad ¿Como haría algo asi?-Jajajaja.....-Rió con ganas, hacía mucho tiempo que no se divertía tanto. Quizás, después su hermana se acostaría boca abajo para no verle la cara sobre cualquier superficie plana y con almohadones por alrededor. Supuso algo en que algún bofetón se llevaría, pero es que había algunas veces en las que Arabelle era un cachorro de tigre queriendo jugar a ser un león sobre la manada. LLegó con Arabelle a cuestas a una de las salitas de estar, con un sofá Lounge en "L", de cuero marrón y bastante elegante y la decoración apenas se quedaba corta.

-Aqui estás...-Pensaba dejarla sobre el sofá, pero se escaparía al fin y al cabo y aún con Arabelle al hombro, se dirigió hacia donde los sirvientes hacían la colada, vió lo que necesitaba, una cuerda lo bastante fina para poder atar a su hermana "con suavidad" por alrededor de sus muñecas. En cuanto la dejó sobre el sofá con demasiada suavidad, en un movimiento ágil ató como pudo las manos de Arabelle, se movía demasiado, pero merecía la pena-Ahora me vas a decir, quién era ese simio que al parecer usaba tus sentimientos para acercarse a tí y meterte mano...-Dijo cuando se sentaba en el sofá y terminaba la función por poner a Arabelle sobre sus caderas, a horcajadas y que estuvieran frente a frente.

por **Arabelle Eisenhauer** Jue Feb 23, 2012 9:16 pm

¿Quién demonios se creía para incluso reírse de ella de esa forma? ¿Y quien rayos le había dado aquella facilidad para hacerle pasar del miedo al llanto, y del llanto a la ira sin esfuerzo alguno? Sí solo hubiese alcanzado a presionar la tecla de llamado, y aunque no hubiese tenido tiempo de hablar, su padre habría sospechado que algo iba mal y habría enviado a alguien en su ayuda. Pero no, el móvil le fue arrebatado de las manos antes de aquello, lo que no le parecía lo más molesto, sino que era aquella risa que retumbaba en el garaje.

Forcejeó. Era lo único que podía hacer ante las intenciones de su hermano. No quería dejar a Abel tirado en el suelo, sin saber si estaba bien o no, y tampoco quería seguir sintiendo las manos de Kris en sus muslos… no quería…

Era igual que antes, pero al mismo tiempo diferente. ¿Qué tan probable era que el grotesco sentido del humor del destino le hiciera pasar por lo mismo dos veces en un mismo día? Era lo mismo, manos ajenas acariciándola en contra de su voluntad, pero al mismo tiempo diferente, porque era Kris…

Sus nuevas palabras seguidas de aquella amenaza le hicieron detener todo forcejeo, porque a pesar de la risa y la forma en que lo había dicho podía identificar una frase implícita que ni ella podía creer. Sus verdes iris temblaban en su sitio, con los ojos tan abiertos como nunca los había tenido ¿Acaso no era una carga? ¿Acaso no estaba deseando que se fuera pronto para recuperar sus dominios por completo?

Cerró los ojos y sacudió la cabeza, prohibiéndose a si misma pensar en algo como eso, ella iba a irse, tenía que irse, porque esa cercanía que Kris insistía en tener con ella la asustaba. Pensando en ello estaba, por lo que no se dio cuenta cuando habían entrado al cuarto de lavado, ni tampoco cuando Kris había cogido aquella cuerda. Solo cuando sintió aquel roce quemándole ligeramente las muñecas es que volvió a forcejear aunque sin las fuerzas de antes, pero ya era demasiado tarde y su hermano era demasiado hábil.

¿¡Qué demonios estaba haciendo!? ¿¡En qué momento se había vuelto un psicópata!? De que era extraño y excéntrico lo había siendo siempre, pero esto rayaba en el límite de lo irracional, aun más porque no recibía ninguna explicación de su parte y ya no era solo un día más en la mansión Von Garvel.

- Pues el simio que esta haciendo eso ahora mismo eres tú – dijo tratando de bajarse de él, pero viéndolo imposible por culpa de aquellas manos en sus caderas, aunque todo con más miedo que enfado – Iba a preguntar lo obvio pero… tú ya sabías que iba a irme ¿Por qué ahora no quieres? – dijo sosteniéndole la mirada, pensando que ya no servía para nada seguir intentando liberarse de él.

Suspiró y no dejó en ningún momento de mirarlo a los ojos esperando una respuesta, pero lo miraba con sentimientos confusos dentro de ella, parte miedo, parte tristeza. ¿Tan equivocada estaba sobre él? En ese instante se rindió. Volvió a suspirar y acabó por sentarse sobre él, tanto porque estar arrodillada era incomodo como porque no había caso, así que lo mejor sería ser dócil hasta averiguar el por qué de ese comportamiento extraño, aun para él.

- Siempre pensé que era un estorbo para ti – dijo bajando la mirada con tristeza – Para tu trabajo… para tu vida social… Incluso pensé en que me matricularan en el internado – confesó – Y yo de verdad… no quiero causarte más problemas – susurró más bajo, volteando el rostro para no sucumbir ante la tentación de mirarlo.

por **Kristof Von Garvel** Sáb Abr 28, 2012 10:32 am

-Porque te quiero...-Después de tanto tiempo pensándolo, miro a los ojos de Arabelle, con cierta tranquilidad. La quería, no quería separarse de ella. No le iba a quitar el amarre que llevaba en sus muñecas, puso las manos sobre las caderas, sobre la falda que tenía tan corta de la escuela a la que estaba pagando todavía. Bien, la miraba aun, sus manos entonces fueron subiendo hasta llegar a su espalda, hasta colocarse dentro de su camiseta de diseño e ir comenzando a acariciar aquella piel de porcelana, la que estaba suave como la seda. Todo esto lo hacía mientras la miraba a los ojos, mientras que poco a poco quería adecuarse a ella y acercarse hasta que ambos torsos estuvieran uno frente al otro.

-Esto es lo que quería aquel gusano de tu escuela... ¿no? -Miraba ahora a su hermana...medio hermana en realidad. Tan solo lo eran por el apellido, podría incluso aprovecharse de su situación, así, maniatada para después hacerla suya una y otra vez, la deseaba toda ella. Ella era su todo, por encima de todo, ella ocupaba el primer lugar. Bien era de ser agradecidos, bien era querer tener un poco de más tiempo para pasar con ella más horas. Sus manos entonces fueron al cierre de su sostén para pasar los dedos por encima, jugando a pasar el índice por encima de la tela elástica pero aun sin desabrochar nada, sin desnudar su parte superior.

Agradecía que nadie los molestara, él y ella en esa posición, bajo las manos para poder sacarlas de su camiseta y a continuación llevo las manos a las cuerdas que ataban las manos de su hermana. Bien podría recibir un guantazo en toda su cara, bien podría presenciar los berrinches de su hermana, bien podría coger las maletas e irse de vuelta a Escocia, pero con rapidez la coloco sobre sus piernas a modo de acurruco. La acurruco sobre su pecho, abrazándola, dejando las piernas a un lado y que no estuviera en esa posición tan “inapropiada”

por **Arabelle Eisenhauer** Jue Mayo 24, 2012 1:49 am

¿Quererla? ¿Qué clase de respuesta era esa? Claro que la quería, era su hermana, cosa que no podía ser más obvia pero que al mismo tiempo dejaba sin respuesta coherente a su pregunta, porque para ella no era suficiente. Tanto como se podía querer a un objeto, a una mascota y aun familiar, aun así, no le calzaba que estuviese maniatándola de aquella forma solo por quererla. ¿Una lección también? Para dejar de ser tan ingenua y aprender a defenderse. Esa era el único razonamiento que calzaba con su respuesta, o tal vez era lo que se forzaba a creer para no elucubrar ideas peligrosas.

- No importa… - fue lo único que pudo decir como respuesta a las dos frases de Kristof, que cuando se disponía a responder la soltó de aquellas amarras. Contrario a lo que habría hecho normalmente, se quedó quieta, dócil, pero no por ello haciendo desaparecer la tensión de su cuerpo cuando fue arrullada, al contrario, todo se puso más rígido e incómodo.

Cada vez lo entendía menos, y sabía que su hermano podía ser muy cambiante, pero esto era ridículo, había llegado demasiado lejos y probablemente la relación entre ellos jamás volvería a ser la misma. El curso de las cosas se veía poco prometedor. Ara se aislaría del mundo hasta que llegara el momento de irse a Inglaterra, evitando a toda costa a Kris ¿Qué otra cosa podía hacer luego de haberla toqueteado de ese modo? Era de todo, menos normal.

- No importa lo que haya querido hacerme – dijo tratando de sonar lo más indiferente posible – Como tampoco importa que me quieras, porque voy a irme de aquí para que puedas volver a tu loca vida de antes – agregó mientras aprovechaba que solo estaba siendo arrullada, para intentar levantarse de él.

Tal vez era eso lo que ambos necesitaban, volver a la normalidad. Ara con la cabeza metida en los libros y Kris… Kris haciendo lo que mejor sabía hacer, sus locuras. Así ella podría olvidarse de aquellos sentimientos extraños que la agobiaban tanto y por fin poder dormir tranquila, porque sentía que era el cauce normal de la vida el que los hermanos dejaran de ser tan cercanos, que pasar de ser niños pequeños y poder bañarse juntos a ser adultos y detestar toda intromisión en la privacidad del otro. ¿Era lo normal, no? Lo que debía pasar… Pero por algún extraño motivo, tenía miedo de hacerlo y perder algo importante.

por **Kristof Von Garvel** Jue Ago 23, 2012 5:20 am

Sujeto con fuerza a su hermana para que no se cayera de sus piernas, de la protección que le daba a ella-....No te sentirás en un sitio mejor que aquí conmigo...-Dijo con ese acento suave, susurrante a los cinco sentidos que hacían entrar en un leve escalofrío, en lo que lentamente con sus manos acerco el torso de Arabelle para llevarlo hacia su pecho medio musculoso, no lo tenía muy fibroso, pero estaba fuerte, quería que sintiera también la fuerza de su corazón, con la que palpitaba por ella, palpitaba por el amor que sentía por ella, pero ella solo se dedicaba a responderle con palabras hirientes ¿Acaso pensaba que con eso sería más fácil dejarla ir?

¿Pensó o aun piensa en que si Kristof traga esas palabras, la dejara volver a Escocia? Suspiro, cogiéndola de nuevo a la carga sobre su hombro, silencioso, se levanto con su hermana llevándola del hombro hasta una de las habitaciones principales, más bien a la suya, una habitación de estudiantes, de paredes blancas, una decoración oriental en tonos blancos y negros, moderno pero con un toque tradicional. Suspirando brevemente, con cuidado postro a su hermana sobre su cama, sobre la seda negra de aquella cama la dejo con cuidado para que no sufriera percances pese a la ira que se acumulaba en el.

Se la quedo mirando fijamente a los ojos, a los de su hermana ¿Por qué no podía entender que él la amaba y que su dinero iba en torno a su educación, a su comida a entera ella para que no le faltara de nada. Solo se acerco y le beso los labios con ternura, lentamente sobre los suyos para después lamer sus labios lentamente-....Arabelle....querida....-Dijo casi con esfuerzo, se abalanzo hacia ella para tumbarla en la cama, con suavidad y más bien en un juego para después conseguir tumbarla sobre la cama y comenzar un ataque de cosquillas. Cosquillas, cosquillas. Soltó una risa lenta, casi demente, tosió y después beso con efusividad el cuello de su hermana, lamerlo después y mirarla a los ojos.

Se quedo mirándola a los ojos, su mano se postro en el corazón de Arabelle aun mirándola a los ojos-*...Bydd Ea-ea ea .... glas cefnfor a'i faint, felly yr wyf wrth fy modd i chi am flynyddoedd...-en aquel idioma antiguo, el gales de la antigua Escocia que ambos dominaban, Kristof lo dominaba perfectamente, pero solo no sabia de Arabelle**- a byddwch yn fy byth...-Dijo para finalizar el juego de miradas y palabras que deseaba en parte transmitir a su hermana que pronto se casaria con ella.

*Ea ea ea....Del oceano azul y de su tamaño, asi sera el amor que me debes de años
**y mia serás para siempre....

por **Arabelle Eisenhauer** Jue Sep 06, 2012 11:39 pm

Quería gritarle que estaría mejor en cualquier otro sitio alejada de él y de toda la confusión y el caos que traía consigo, porque sabía que era lo correcto, y esto no lo era. Mucho menos aquel escalofrío que le recorrió cada fibra del cuerpo cuando Kris susurró aquello con una seguridad envidiable, pero que para Arabelle no tenía sustento alguno. Eso estaba mal y punto.

Evitó nuevos intentos por moverse cuando era cargada a quien sabe dónde, solo cerró los ojos mientras intentaba buscar las palabras apropiadas para ponerle fin a ese peligroso juego que amenazaba escandalosamente la vida de ambos. Ni siquiera abrió los ojos cuando sintió el tacto de la cama bajo ella, ni cuando fue besada a la fuerza, aunque de forma suave, ni mucho menos cuando su nombre fue pronunciado de forma de tan extraña. La verdad era que no quería verlo, porque sabía que podría ser persuadida por esos ojos aterradoramente verdes.

Solo vio la luz de nuevo cuando esas palabras en ese antiguo idioma llegaron a ella. Lo conocía perfectamente pues lo había estudiado con aquel raro profesor que otrora lo había sido también el de su hermano. También sabía exactamente lo que decía, aunque no fuese capaz de aceptarlo conscientemente… porque era la primera vez que alguien le decía algo así, y sobre todo, tomando en cuenta de quien venían.

Lo que no pudo evitar fue sentirse atontada por aquel latir tan feroz y seguro de su corazón, que acabó dando paso a un horrible miedo que le hizo apartar la mano por instinto, como si se hubiese quemado o algo parecido.

Cerró los ojos de nuevo y comenzó a reír.

No sabía exactamente por qué, pero si podía fingir algo de incompetencia, podría zafarse de tener que responder a ello, para luego tal vez en un día o dos, olvidarlo por completo, o quizás comenzar a cuestionarse la traducción que hizo de sus palabras.

Cuando pudo dejar de reír, casi de un empujón hizo a Kris a un lado, quedando ambos recostados mirando el techo, tiempo en que Arabelle se arrodilló a su lado, mirándolo con una boba sonrisa que trataba de ocultar lo turbada que estaba en ese momento.

- No tengo idea de lo que dices – mintió, al tiempo que le cogía del mentón con algo de fuerza, como castigo que al mismo tiempo evitaba que volviese a separar los labios para decir alguna nueva barbaridad – Pero deberías ver a un psiquiatra – agregó sonriendo afablemente mientras la máscara de actriz encajaba perfectamente en su rostro – Bueno, tengo cosas que hacer y no puedo jugar contigo – dijo levantándose de la cama para acercarse a la puerta.

Quería salir de esa habitación lo más rápido posible, y comenzar a borrar esas palabras de su memoria. Era lo correcto.

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