un accidentado encuentro [Ivanka Konrad]

por **Pauline Jane Stenfield** Vie Nov 18, 2011 12:51 pm

La noche hacia su presencia en aquel lugar concurrido por numerosos, compradores de todos sitos de la ciudad; comprando lo necesario para la semana, otras personas gastando por el gusto de hacerlo y adquiriendo grandes cantidades de cosas, para demostrar su gran vanidad.

Noche relativamente tranquila, en los pasillos del marcado, los gritos de los vendedores ofreciendo sus productos era parte del sonido del lugar, seguido por el típico regateo de las personas, pelas entre vendedores, todo un cuadro digno de ser pintado y guardado para los recuerdo de antaño, si así se puede decir.

Empezaba la noche, con su típico viento helado en las calles de parís, que hace enfriar las emociones más calientes, todo parecía calmarse, las personas regresaban a sus hogares, con sus nuevas compras, apurando el paso como niños queriendo abrir sus regalos de navidad, pero mientras unos se marcha a descansar después de un día agitado de compras, otro tipio de compradores hacían su parición, extraños personajes de la noche, vestidos con ropas negras, y con un aura tenebrosa, otros simplemente vestidos elegantemente, hacia su aparición, negociando cosas más raras y caras, se podía ori a lo lejos los gritos de vendedores que no pudieron negociar o no supieron negociar, lo más valioso para un vendedor, su propia vida.

Entre tanto personaje siniestro, de pálida piel, de cabelleras largar, y de gran soberbia , una joven de cabello castaño, largo hasta los hombros, con ojos deslumbrantes como una un aluna llena, y una mirada tranquila, típica de una joven adolecente; de baja estatura y de piel blanca como la nieve , vestida con una gabardina negra y de bajo un hermoso vestida floreado corto que dejaba ver más allá de la rodilla, raro pero nadie se atrevía a decirle algo, con unos hermosas sandalias doradas de lazos, y una cadena en su pie derecho con un colgante de un pescadito terminaba su con raro vestir.

Muchos de estos seres agachaba la mirada cuando pasaban junto de ella, otros simplemente se alejaban de ella, con una mirada de miedo, esta joven de vestimenta rara, empezó a caminar por los pasillos del marcado , viendo cada cosas que vendían, entre tantas cosas, era comida, ropa elegante y otro no tanto , armas, y uno que otro juguete para los niños; caminando y observando, detuvo su andar en un puesto muy iluminado, con verlas en lámparas de colores, y un gran cartel que decía todo para los niños, grandes juguetes y muñecas para las niñas.

Justo a la entra en una en sabana en el suelo una muñeca, de vestida elegantemente, con cabellos dorados y una corona, llamo la atención de aquella joven, se puso en cuclillas puso los brazos en cruz sobre sus rodillas y en ellos puso su cabeza, y se quedó mirando la muñeca un largo rato; perdida en sus pensamientos, ignoraba al vendedor que le decía.

-Si no vas a comprar niña vete.-

Poco sabia el vendedor a quien le hablaba, pero si hacer caso omiso de las palabras del vendedor, siguió hay en cuclillas, admirando aquella linda muñeca. El vendedor ya molesto salió de atrás de su negocio y levanto a la joven y la empujo, indicándole que siguiera su camino, la joven sacada violenta mente de su pensamiento, miro confundida hacia todos lados, si saber el motivo del cual la estaban corriendo del lugar.

El vendedor la dejo a medio pasillo, y se disponía a regresar a sus ventas, cuando aquella joven confundida, cambio su mira dulce y tierna podrían decir algunos, por una muy fría, acompañada de una sonrisa malvada, empezó a caminar, directamente hacia el vendedor; la gente que pasaba sabía lo que iba a pasar, así que se alejaba, pero aquella joven centro su mirada solamente en aquel vendedor, y no se dio cuenta que justo en ese momento estaba pasando una bella joven, y sin más ni más se terminaron por estrellar, la joven molesta y con semblante de odio, cayó al suelo y como obra de magia su cara cambio de nuevo , regreso a su dulce mirada, a un que en ese momento, su mirada era de dolor ya que un buen golpe se había dado.

por **Ivanka Konrad** Mar Nov 22, 2011 10:29 am

La noche parecía perfecta para un paseo, la fresca brisa era tan solo una ligera caricia coqueta a la temperatura que guardaba mi piel. En ocasiones la servidumbre más antigua me preguntaba el porque salir de noche con tantos peligros alrededor... ¿pero que peligros podría correr al yo misma ser un depredador?

Los ahora no tan llenos pasillos del mercado me hacían sentir que nadie miraba, aunque todos miraban y lo sabía, comenzaba a hacerse un poco pesado para mi persona que en el día fuera reconocida por un titulo que aun no estaba segura de querer tener o no y por las noches no poder pasar desapercibida; en ocasiones me preguntaba si los humanos podrían sentir el peligro de un inmortal cerca de ellos o solo era algo que mi imaginación me hacía creer.

Aquella noche caminaba entre los griterios de los que aún permanecían en el mercado, cubierta con un enorme vestido en tonalidad oscura, con guantes y con un peinado que de solo mirarlo podría dar dolor de cabeza, la sirvienta siguiendome de prisa con todas las compras y a lo lejos el cochero esperando por nosotros, guardar apariencias... quizás comenzaba a ser buena en eso.

Entre los pasillos buscaba algo que llamara mi atención, algo que me hiciera sentir que todo esto no era una mentira, una persona, un objeto, algo invaluable, mi mente aún venía distraida cuando la voz de un hombre me hizo girar de repente, justo cuando una gracil joven chocó contra mi. Del impacto y lo distraida que estaba trastabillé unos pasos, era algo raro, ya que yo a pesar de la apariencia poseía más fuerza que la normal...

La sirvienta gritó cuando me vió tropezar, el cochero comenzó a correr y yo no pude más que reirme de aquello mientras me levantaba del suelo y reacomodaba los mechones de cabello que caían sobre mi rostro, mis ojos se encontraron con una joven de hermosa apariencia, con unas ropas que no muchos se atreverían a usar, y un semblante tan dulce, de aquellos que te podían hacer caer en sus redes con una sola sonrisa.

Aquel hombre que había gritado corrió en mi auxilio "Madame ¿se encuentra bien? Esa mujer no le hizo daño?" - no podía entender por qué tenían que preguntarme a mí si me encontraba bien cuando aquella mujer también había caido al suelo - estoy bien, gracias - murmuré mientras mi fiel compañera acomodaba mis ropas, ignoré aquello y caminé hasta la joven para darle la mano - ¿se encuentra bien madame? - pregunté mirandola a los ojos mientras el hombre se cruzaba de brazos y se alejaba como si tuviera miedo.

por **Pauline Jane Stenfield** Miér Nov 23, 2011 12:01 am

Duro fue el golpe, o el descuido de quien fue a chocar con tan gran personaje, murmuraba la gente al pasar, viendo a tan imponente personaje car, y a tan descuidada niña chocar con ella, la gente soltaba sus miradas hostigadoras hacia la niña, ya que esto podría provocar un derramamiento de sangre, o eso era lo que pensaba la gente, que mira con miedo la reacción de aquellos que cuidaba a tan fina dama.

Pauline tomo la mana, y con una linda sonrisa y una mano sobándose el golpe, la miro a los ojos, con su dulce mira penetrante, le soltó la mana y empezó a sacudirse el polvo, mientras que en su mente pensaba, - la muerte anda cercas, pues este hombre se atrevido a tocarme, y no solo eso sino que ha hozado lastimarme, poco son los que hace eso y viven más de un día, espero poder controlar esta vez-, pensamientos de venganza inundaba la mente de aquella joven, que miro a quien había golpeado ahora detenida mente y le dijo.

-Ahora veo con quien he chocado, mis más sinceras disculpas, pues al parecer le he dañado tan peculiar peinada- , dijo con ligera risa. – pues no era mi intención molestar a tan fina personalidad, pero aquel hombre me ha tomado desprevenida y no he podido hacer nada para evitar tan doloroso golpe, pero si me disculpa, tengo un asunto que atender con tan despreciable vendedor.

Dejo a aquella personalidad de finísima estampa, para darse la vuelta y caminar hasta aquel vendedor, acto que hizo sacar su lado más malvado, dejando caer el abrigo que la cubría de la brisa del anochecer, también dejando ver tan provocado vestido, tan ligero como la misma brisa, pero tan infantil como el de una niña, una piel blanca como las perlas del mar, y unos ojos, que dejaron de ser dulce, para mostrar unos llenos de odio y furia.

Sus caminar se volvió lento, su manos se cerraron en puño, su sonrisa de niña, infantil y curiosa, ahora era una sonrisa malvada, llena de sarcasmo, como la de un ejecutor listo para la sentencia final, su cabello empezaba a moverse inquietamente; la gente que podía verla de frente podía observar cómo se relamía los labios y unos filos colmillos, listos para devorar la sangre que aquel que la lastimo.

La gente sabía lo que estaba a punto de pasar, puesto que aquella niña ya había revelado su verdadera apariencia, gran erro se había cometido, ahora solo la sangre de aquel que hozo lastimara seria solo el alivio para tan joven niña; de un rincón oscuro se escuchó – es ella la sonrisa del muerte-, sobrenombre que la acompaña, porque cuando mata, siempre sonríe.

Los gritos de la gente se hicieron escuchar, ya que se rumoraba que la sonrisa de la muerte era una de esas criaturas que pierde el control a la hora de matar, porque cuando comienza no para hasta ver un rio de sangre.

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