Inspiracion a media noche [Soren]

Recuerdo del primer mensaje :

El firmamento alla en lo alto matizaba todo de negro, las estrellas parecían escarcha de diamantes que sutilmente mas sin afán de ubicación habían dejado caer en la inmensidad que era el cielo, destellando suavemente, levanto la mirada y cuando ubicaba un destello e intentaba enfocarlo este desaparecía reapareciendo en algun otro lugar, le gustaba pintar en la penumbra, cuando su abstracta mente podia sentirse agusto con su alrededor, con la penumbra cual furioso animal que intentando devorarle entre sus fauces apretaba su rostro como dos puños, intentando desaparecerlo, mas la luz que irradiaba el candil que sujetaba con su mano derecha le impedía todo aquello.

El manantial de plata liquida allá en lo alto desbordaba ríos de plata que cayendo sobre la faz de la tierra se volvían caminos luminosos, como listones platinados que marcaban su andar, pintando el contorno de los objetos y dejando espacio a su imaginación de volar. Llevaba las hojas sujetas por el cordón bajo el brazo y el carboncillo entre sus dedos ahora manchados por el mismo, se detuvo girando en todas direcciones, buscando un lugar donde sentarse y comenzar a dibujar, porque no le parecía practico llevar su lienzo sino mejor iria solo en compañía de su libreta.

Se sentó bajo un frondoso árbol, recargando su espalda contra la áspera y dura corteza, colocando el candil a un lado de el y ubicando su libreta sobre su regazo, el lugar era idóneo para recrear un bosque de ultratumba en la blancura de la hoja frente a el, pensaba y como si su mano hubiese cobrado vida propia comenzó a dibujar con los ojos color de oro fijos en los bosquejos que comenzaba a trazar con el carboncillo, daba un mejor aspecto a su parecer.

Sus rojizos cabellos parecían lenguas de fuego quietas, estáticas en su lugar, con el flequillo ladeado sobre su perlada frente, cubriendo cualquier vestigio de pensamientos que pudiese o no intentar escapar, su nariz levemente aguileña de perfil y cejas poco tupidas que escondidas tras el flequillo eran imposibles vislumbrar, con los labios alargados semi abiertos por la concentración con que observaba su obra, su mente no se encontraba ya enfocada en nada mas que aquello, ensimismado en su tarea no prestaba atención a lo demás, limpio distraídamente sus sucios dedos contra su blanca camisa pasándose una mano por le mejilla la cual quedo también con un rastro de carboncillo que iba de su mandíbula a su mentón.

Aquello habia sido no por menos extraño, inusual, una pesadilla tan vivida que ahora tenia secuelas de ello, mantenía sus manos sobre su abdomen plano, era una lastima que no tuviese los animos para ejercitarse, las entradas eran claramente visibles, aquellos dos huesos sobresalientes bajo los cuales se sujetaba el pantalón, la camisa estaba ya inservible, con un trozo en el suelo y el resto manchada, de sangre, pintura, carboncillo y tierra, no podia creerlo, debía ser una pesadilla, aunque ahora estaba seguro que por mucho que se esforzase en pensar aquello no dejaría de ser una realidad, su realidad.

Observo como el licántropo se alejaba y el rubio se quedaba unos instantes mas alejado, quejándose de su propio dolor que debía suponer era considerable por la forma en que actuaba, habia salido volando varios metros por encima del suelo, habia siro arrastrado y estampado contra casi todo lo habido y por haber, aun asi ¿era un vampiro no? Conocía bien esas historias y la rivalidad que decían haber entre ambas especies, ambos hijos de la noche, era un vampiro y el un humano…no debía acercarse.

-solo…solo alejate- le pidió en voz baja y quebrada mientras se apoyaba de la rigida y rugosa corteza para levantarse, el rostro se le deformo por el dolor, dejo entrever sus dientes en una mueca, sus ojos se cerraron y su mandíbula se tenso, la en otro tiempo café base del frondoso árbol se habia teñido ahora de escarlata, dejando bien marcadas las manos del joven, se solto equilibrándose con esfuerzo, parecía una ramilla contra el viento, moviéndose a su gusto y placer, casi como un muñeco de trapo, con la excepción de que sus rasgos eran mas parecido a un muñeco de porcelana, aunque no asi, tan exquisito.

Intento dar un paso cayendo de bruces al suelo, logrando meter sus rodillas y manos antes para no estampar su rostro contra el suelo, suspiro ampliamente negando, debía ponerse en pie y salir de aquel lugar en cuanto antes, aunque un sentimiento mas fuerte que aquello comenzaba a embriagar su interior, la curiosidad, su mejor cualidad o su peor dote, le intoxicaba carcomiéndole por dentro cual sutil veneno, quería y debía irse, mas sus piernas se negaban a cooperar en emprender su huida, curiosidad que debía y seria saciada –porque lo has hecho- pregunto tajantemente levantándose nuevamente, tamboriteando por el esfuerzo, alzo la mirada de a poco mas sin llegar a fijarla sobre la del rubio ¿Por qué? Simple, encontraría en ella todo lo que se esforzaba por callar, se paso el dorso de la mano por el labio para quitar de este cualquier rastro de sangre, su de por si blanca piel lucia menos colorida por los matices rojos que le cubrían parcialmente, su camisa estaba por la mitad, de modo que la herida y la parte baja de su torso quedaban al descubierto –que planeas ahora…soy tu presa no- sonrio ironico.


{no importa, cada quien su ritmo =)}

-solo…solo alejate-

La voz de Anuar y todo en él estaba cargado de miedo. El exquicito miedo que resultaba como una ambrosía agridulce para cualquier depredador ambriento. El olor de la sangre y el miedo se mezclaron como la más poderosa heroína, embriagándolo por segundos, mareándolo, haciéndolo tambalear ligerámente. Soren se llevó una mano manchada de sangre de lobo, saliva y tierra, a la cabeza, cerrándo los ojos.

Enfócate Soren, Enfócate. No pusiste en peligro tu vida para salvar a este tipo, para luego devorarlo sin sentido alguno.

–porque lo has hecho-

Preguntaba el chico, y el continuaba con los ojos cerrados y sin respuesta alguna. ¿Porqué lo había hecho? No lo sabía, simplemente había surgido el impulso en el momento. No lo había planeado y de no haber aparecido el lupino, probablemente estarían caminando sin rumbo fijo hablando tonterías sin trascendencia. Abrió los ojos para observar el frágil cuerpo del humano, tendido allí, cual fruto prohibido, ofreciéndosele sin recistencia.

Maldita sea.

Soren escuchó las últimas palabras y caminó hacía él cojeando un poco. Joder, el dolor se había extendido por su pierna izquierda también.

- No, no eres mi presa - Le explicó luchando interiormente contra el deseo de lanzarse sobre su cuello y morderlo - Pero tuve que decirlo de esa manera para que el Lupino te dejara en paz - Agregó acercándose un poco más. Le temblaban las piernas, pero ahora no estaba seguro si era por el dolor o por el deseo. - De otra manera te hubiera cazado... iba por ti... seguramente te había estado siguiendo desde el momento en que entraste sólo al bosque...- Finalizó.

Se detuvo a menos de un metro de Anuar y lo miró. Sus pupilas estaban dilatadas, como las de un gato en medio de la noche, restos de sangre del lobo aún resbalaban por las comisuras de sus labios y se perdían por su cuello hasta el inicio de su ropa.

Cojeaba, al parecer se encontraba un mas herido que el mismo aunque suponía y debía bien suponer, las heridas de Soren sanarían mucho mas rápido que las de el, a fin de cuentas el poseeia aun la fragilidad de la vida humana mientras que aquel joven, sabiendo o no habia muerto ya una vez para estar ahora en aquel estado, se preguntaba que era mas peligroso, la perdida de sangre que el estaba teniendo o la de Soren, porque a fin de cuentas su cuerpo no la producía ¿no era por eso que debían meter tan vital liquido en su sistema por otros medios? No estaba seguro, no era fanático de dichos seres y sabia solo, lo que escuchaba de su tia, aquellos cuentos que en su época le habían parecido absurdos, cuanta alegría le daría a la regordeta mujer se enterarse que lo que decía no eran solo patrañas sino mas que una verdad una realidad.

-cazado…ya veo- murmuro intentando tranquilizarse y razonar todo a fin de cuentas el raciocinio habia sido siempre su aliado, se apoyaba en el cuando no entendía algo, para sentirse quizá mas seguro y ahora debía admitir, no entendía y estaba asustado, asustado…quizá no, ¿se quejaba acaso que la gente lo rechazase por ser diferente y el planeaba hacer lo mismo? No, la curiosidad se lo impedía –en todo caso te…- murmuro observándolo, fijándose en aquel brillo sobre su comisura causado por la sangre del lobo –te lo agradezco- puntualizo sonriendo de medio lado al tiempo que avanzaba adolorido hacia el, porque si deseaba volverlo si cena lo hubiese hecho ya ¿cierto? Esperaba no equivocarse.

-aun asi no me has contestado, porque lo has hecho- cuestiono nuevamente sin afán algo de dejar de lado aquella pregunta, no cuando de ello dependía su curiosidad y el poder dormir agusto o no, aunque seguramente eso seria un reto, sus pesadillas habían cobrado vida y ahora tenia a un ser ultratumba frente a el, sonrio para si mismo, pensar que le habia hecho aquella pregunta instantes atrás sin siquiera imaginarse lo que realmente era ¿se habría topado ya antes con vampiros sin asi saberlo? Quizá.

Paso el dorso de su mano por la mejilla de Soren, desde el pómulo hasta el esternón arrastrando con aquel movimiento algunos vestigios de la sangre espesa que cubría parcialmente su rostro, bajo rápidamente el brazo por el dolor que aquello acarreaba en su abdomen, la piel en tajos se rasgaba, dejado entrever mas alla de la piel –te ha herido mucho- le cuestiono, ironico, como si el estuviese en todas las facultades de decir aquello, necesitaba acudir a un medico, aunque dudaba que algo fuese a hacerle caridad y dinero alguno poseía, el suficiente para la renta del próximo mes, vivienda o salud, difícil decisión dado el caso de que, si decidia conservar su galería seguramente la herida se infectaría y acortaría su vida y, si prefería por el contrario su salud debería vivir en la calle, a expensas de toparse con otro vampiro o en su defecto un humano, que en las mismas que el decidiera asaltarle, terminaría muriendo de hambre, suspiro, todo marchaba tan mal.

El chico si apenas podía mantenerse en pie. Mientras lo veía acercarse, Soren se preguntaba cuanta de esa perfecta y deliciosa sangre había perdido gracias a los golpes del hombre lobo. El mismo había perdido bastante, pero sobreviviría, había estado en peores condiciones antes. Sin embargo, el dulce olor de Anuar le embriagaba, sus pupilas se dilataban cada vez más, dios, lo deseaba demasiado. Cerró los puños y los apretó con fuerza hasta que temblaron, mientras escuchaba al joven hablar, preguntarle sobre el porqué lo había hecho. ¿Y que le diría si el mismo no tenía ni idea?

- No... lo se - Murmuró avergonzado, resultaba extraño que él mismo hubiera estado anteriormente luchando tan ágilmente contra el lobo, haciendo derroche de una fuerza increible y con una gran determinación, cuando ahora se encontraba tartamudeando frente a un débil jovencito mal herido.

No tenía miedo de Anuar, tenía miedo de si mismo, de probar su sangre y desatar al maldito mosntruo en su interior al cual odiaba con intensidad.

- Realmente no se porque lo hice... pero lo importante es que, estás vivo - Comentó tragando saliva, su boca estaba seca y el dorso de la mano de Anuar ahora se posaba en su mejilla bajando gentilmente hasta su esternon. Sintió la deliciosa tibiesa de su carne, viva.

¡Maldita sea! ¡Maldita sea! ¡Maldita sea! ¡Maldita sea!.

- Debo... llevarte al hospital - Dijo al fin, temblaba como una hoja, Dios, cuanto deseo, cerró los ojos - Tus heridas se infectarán y empeorarán - Suspiró y volvió a abrir los ojos - Ven, sube a mi espalda, ahorraremos tiempo si te llevo yo, te duele para caminar ¿verdad?... conozco un doctor que nos ayudará -

Un doctor que casualmente era vampiro como él y condenadamente desquiciado. Pero quizás el único en el que podía confiar.

-lo importante- repitió agraciado por tales palabras, era inusual al parecer ambos habían procurado el bien ajeno, cosa sumamente extraña en el pelirrojo, el quien jamás brindaba la mano porque a el nadie se la habia tendido, ahora no lo habia siquiera dudado aunque ciertamente un poco, mas debía admitir, en el fondo no habia tenido incertidumbre alguna sobre que hacer y a tener que repetirlo no haría sin chistar, pese al agudo dolor que oprimía su pecho y golpeaba con la fuerza de mil caballos su cabeza, como un lingote de oro martillar, ton-ton, negando intentando disipar tales y cuales pensamientos.

-inusuales palabras viniendo de un extraño- le dijo enarcando sutilmente una de aquellas definidas y casi exuberantes cejas, esta vez semi visible por el alborotado y enmarañado cabello que caprichoso habia decidido no estar en su lugar –las aprecio bastante…de no ser por us…ti, ahora no estaría aquí- asevero tranquilo, talvez demasiado para haber estado tan cercamente de la misma muerte, la cual se habia aparecido en forma de un lobo colosal, se mofada de ella, porque no le temia, mas despreciable era aun la soledad.

Nego rotundamente plantándose en el suelo, no planeaba subir en su espalda, en primera instancia por que el estaba igual de malherido y podría empeorar sus heridas además que, de hacer aquello, su abdomen quedaría contra la espalda de Soren, tremendo dolor aquello acarearía, un dolor que a ser posible planeaba evitar –a ti también te duele…te vi cojear- le explico serio, casi tajantemente, no planeaba que fuese a dejarlo salirse con la suya tan fácilmente, mas no era de quienes se rendían y ya, era cabezota y jamás daba el brazo a torcer, jamás.

-bastante has hecho ya por mi, puedo valerme por mis propios medios- mintió sutilmente y de una manera casi perfecta y se dice casi porque desvio la mirada, quien de ataño le conocía sabria a ciencia cierta que desviaba la mirada al mentir y habia otros factores que solo un observar podría descubrir, relamía sus labios imperceptiblemente apoyando la mayoría de su peso en su pierna derecha, acción ahora casi imposible por el dolor –no necesitas hacer mas, me duele si, pero puedo caminar- aseguro llevándose una mano a la herida mientras avanzaba algunos pasos con un gracioso andar, doblaba su cuerpo ligeramente cada que daba un paso, agachaba la cabeza y compungía el rostro, era deleitoso verlo de aquella manera, el un joven siempre tan sereno y perfecto en sus movimientos, ahora lucia como un animal malherido –tu también deberías ir a un doctor- aseguro ya unos pasos mas alejado.

Si, estaba de acuerdo, aquellas eran inusuales palabras viniendo de un extraño. Apenas se habían dado los nombres y como mucho ambos suponian se encargaban al negocio del arte. Pero aparte de eso, eran dos completos desconocidos. ¿Porque sentía esa necesidad de ayudarle? No lo entendía, pero entendía pocas cosas en las complejas relaciones entre las personas.

Una cosa era segura, estaba creando un vinculo afectivo con ese humano y eso ya le impedía alimentarse de él según su propio código moral. Así que era mejor terminar lo que había empezado. Ya se había involucrado y no había nada que podía hacer. Escuchó al chico negarce y hacerse el duro. Chino testarudo, como un niño de 10 años que se empeña en demostrar que está lo suficientemente crecidito para hacer las cosas por si mismo.

Crecidito o no, Anuar definitivamente no estaba en condiciones de caminar el resto del camino que los separaba del bosque a la ciudad. Tardarían horas y la saliva y garras de un Lobo podían causarle una infección fácilmente si no las lavaba y aplicaba algún anticéptico. Chiquillo, chiquillo. Meneó con la cabeza frunciendo el ceño pero con una sonrisa.

- He dicho que te llevaré en mi espalda, porque me parece mucho más... vergonzoso abrazarte para poder cargarte - Explica acercándose a él por la espalda - Claro que me duele, ese Lobo casi me parte la cara, la fuerza de ellos es increible, pero mis heridas no se infectarán, en cambio las tuyas si, si no las atendemos pronto - Soren tomó a Anuar por la espalda sin pedirle permiso, comprendió en ese momento que, el chico no daría su brazo a torcer, era testarudo y no había tiempo para discutir - Bien, si no es en mi espalda, será así encontes -

Soren levantó el cuerpo de Anuar como si se tratara de un muñeco de trapo, el chico era liviano a comparación del peso que él podía resistir y cargar, lo atrajo contra si mismo como en un abrazo y pasó su otra mano por debajo de sus rodillas, alzándolo cual principe carga a su doncella. Soren se impulsó con fuerza y saltó aterrizando en una rama baja de otro árbol.

- Agarrate bien - Le advirtió con una sonrisa divertida. - Aquí vamos -

No habia logrado avanzar mas que algunos pasos cuando su voz resonó nuevamente en el ambiente que se habia vuelto algo silencioso y pesado, como todo lugares después de la tempestad, calmo mas siempre con aquel halo de que algo malo habia sucedido, como un eco sordo que se repetía en el ambiente intentando ser recordado, mas a fin de cuentas le gente olvida, la gente siempre olvida, solo aquello que plasmado en hojas o lienzos perdura, el resto de las personas quedan en un eco como aquel que se esforzaba en aquellos instantes por sonar, inaudible, invisible, inexistente.

Rio por lo bajo sin voltear a verlo, siguiendo avanzando con aquel pesado andar –y te he dicho ya que puedo andar yo solo hasta la ciudad que parte n…- se vio obligado a cortar su oración al sentir como le levantaba del suelo sin demasiado esfuerzo, apretó los labios para no gritar y chillar por el dolor, le habia tomado desprevenido y casi podia asegurar sin temor a errar que sentía como la piel se tensaba amenazando con hacer mayor la herida –entonces…estas avergonzado- le cuestiono sonriendo de medio lado al tiempo que entrecerraba los parpados por lo incomodo que se sentía, se sentía casi como una damisela en peligro siendo rescatada por un gallardo joven.

Siguio las indicaciones del vampiro pasando su brazo por debajo de el suyo y sujetar con cuidado y sutileza su hombro, acción no demasiado difícil teniendo en cuenta su profesion, los movimientos que con las manos hacia eran precisos, delicados y casi afeminados, tenia mas control en ellas que cualquier doncella o medico y era algo de lo que se enorgullecía por el contrario de lo que muchos pudiesen creer, su otra mano quedo sobre su herida conteniendo la sangre, o intentando ais hacerlo pues los hilachos escarlatinas encontraban lugar entre sus dedos para seguir su camino.

-vamos pues- sonrio de medio lado crispando sus labios, levanto la mirada para poder verle mejor, era la segunda vez que se encontraban asi de cerca, con los labios cerrados no le era posible vislumbrar su nívea dentadura aunque estaba seguro que la habia visto ya, su rostro estaba magullado, le sorprendía que no hubiese terminado cercenado o algún parecido y en aquella posición, tan cerca de su corazón no le era posible oírlo…apoyo suavemente su oído sobre su pecho intentando escuchar aquel tap-tap que el mismo producía, nada, abrió los parpados sorprendido, toda duda quedaba aclarada ahora.

-o-oye- murmuro alejando su oído de su frio cuerpo, a diferencia el propio comenzaba a entibiarse –no planeas…morderme cierto- le cuestiono bajo, casi temeroso de pronunciar aquello, en un tono tan bajo que fuese solo para el, celoso de sus palabras, temiendo que el aire las volase llevándolas a oídos ajenos, le observo desde abajo sintiendo un suave rubor acudir a sus mejillas, como si alguien estratégicamente hubiese espolvoreado su blanquecino rostro con polvo, aquel que usaban las cortesanas o damas de sociedad.

Era cierto que estaba avergonzado y lo estaba aún más al escuchar al humano afirmarlo con tranquilidad. Era increible como podía sentirse indefenzo e intimidado frente a lo que podría considerarse su presa. Un rato asustando al gato. Perfecto Soren, eres un idiota.

No dijo nada frente al comentario y notó como delicadamente el muchacho se colgaba de su cuello, comenzó a saltar de rama en rama con una destreza digna de un ocelote, calléndo suavemente, intentando no estremecer demasiado el cuerpo de Anuar, ya había notado como se había quejado de dolor con el simple roze de la herida. Sus ojos perfectamente adaptados para la noche, le permitían ver entre las ramas del bosque tan claramente como si estuviera bajo el mismo astro rey. Sintió como el joven se acercaba a su pecho y se quedaba allí unos segundos ¿Que hacía? ¿Es que planeaba ponerlo más nervioso de lo que ya estaba?

–no planeas…morderme cierto-

Las palabras llegaron transportadas por el viento irrisorio, olía el miedo en el joven y de hecho ese miedo era altamente excitante. Su instinto de depredador chillaba en su cabello como una alarma enfurecida, Quería, no, TENIA que morderlo. Pero su mente se negaba, se sobre ponía al impulso con fuerza.

- No... la verdad es que... estoy haciéndo todo el esfuerzo que me es posible para contenerme - Comentó, con demasiada honestidad que se arrepintió - Quiero decir... rayos... esto es muy embarazoso... creeme que esto es demasiado absurdo, yo... cargandote así, luchando contra un hombre lobo... llevándote a un hospital... ni siquiera se quien eres, debería hacer lo que todos los de mi clase hacen... pero ya vez, aquí estoy inofensivamente cargandote... ¿No es irónico? - Comentó con la voz entrecortada por el viento y los esfuerzos que hacía por saltar entre los árboles.

- No te alcanzas a imaginar... la tentación que resultas para mi ahora, especialmente porque ahora mismo estoy demasiado débil, creo que me he fracturado un par de vertebras y he perdido mucha sangre con la hemorragia interna, sangre, es lo que realmente necesito... así que por favor, deja de preguntarme si quiero morderte -

Sus primeras palabras habian sido claras, concisas, sin titubeo alguno y le habían dejado cierta incertidumbre y curiosidad que no le permitirían estarse en paz hasta no descubrir el verdadero motivo que impulsaba tales acciones, porque no era digno de un vampiro resistirse a lo que era, era pedir demasiado –talvez demasiado- asevero observándolo desde aquel ángulo, la plata liquida que del manantial en el firmamento manaba dejaban ver con casi claridad sus facciones, antes las habia apreciado con la luz del candil y ahora los constantes movimientos se lo impedían de una manera caprichosa ¿Qué afán habia en querer verlo? Talvez asegurarse que era real, real, claro que asi lo era, de lo contrario no estaría sobre sus brazos, mucho menos con aquella herida, talvez se esforzaba por creer que era un sueño porque su subconsciente se animada al saber que no lo era, o talvez mas consciente de lo que creía.

-podria asegurarte y sin mentir que me conoces mejor que muchas personas o talvez es eso lo que quieres- le dijo pensando en voz alta, no aparto sus amielados ojos de encima del joven, intentaba acomodar las ideas en su lengua antes de soltarlas, una persona debía pensar todo lo que decía y sin embargo no decir todo lo que se piensa, suspiro ampliamente –es tan ironico como excitante, es decir…cuando iba yo a creer en toparme con semejante ser…debes tener siglos- aseguro en un susurro que se fue haciendo cada vez menos audible ¿Cuántos? Una, dos quizás incluible milenios y por ende debería haber conocidos grandes ilustres, viajado atraves del mundo, hablado con tales personas dignas de escuchar, eso es lo que el hubiese hecho y posiblemente, embalsamar a alguien para hacerle compañía, que triste seria sino, una eternidad en soledad.

-y por eso te he dicho que podia ir yo solo, no creas que no se en teoría tu tentación y a decir…creo que no te la e puesto nada fácil- rio por lo bajo ladeando la cabeza mas no asi por gusto sino por inercia, comenzaba a marearse y necesitaba concentrarse mas para lograr enfocar los objetos, apoyo su frente contra el hombro de Soren cerrando los parpados para intentar tranquilizarse, respiraba de una forma pausada y entrecortada, su pecho apenas y se movia cada que inhalaba o exhalaba, comenzaba a parecer cada vez mas dormido.

-asi que soy una tentación…quien iba a decir Soren…pareces mas turbado de lo que yo podría estarlo- aseguro curveando sus labios en una sonrisa que oscilaba entre la ironia y la diversión sin abrir aun los parpados, sintiendo como su cuerpo se mecia de rama en rama con el perfecto soporte del vampiro, que tentado o no, le estaba ayudando aunque desconocía si detrás de aquella buena fe un sentimiento altanero se escondía, pesimista, asi era el –pero si en algo te sirve…yo también me siento tentado- murmuro dejando que el flequillo diera sombra sobre su rostro.

Soren contaba mentalmente los minutos y segundos que pasaban para llegar a la ciudad y poder alejar ese cuerpo frágil y delicioso de si mismo lo antes posible. Definitivamente el universo se confabulaba para ponerle en situaciones incómodas y complicadas, pero si salía de esta sin tocar al humano, el mundo lo recordaría como un vampiro con la fuerza de voluntad más fuerte de toda la historia.

Pensando en lo bonito que sería salir en los libros de historia vampirica y sobrenatural, fue sorprendido por las palabras del chico y por poco cae al vacío y tuvo que detenerse y agarrarse de otra rama con una mano, tambaleándose ligeramente.

- ¿Siglos dices? - Exclamó sorprendido, el chico hablaba tan tranquilamente, como si lo tuviera todo bajo control - Bueno... no... en realidad... um... - Murmuró contando mentalmente y luego de unos segundos de vacilación - Exáctamente 291 años - Volvió la mirada al joven quien habla de tentación.

¿Es que acaso no era consciente de su propia muerte? ¿Acaso no se imaginaba lo que pasaría su bebía de su sangre y se dejaba llevar por el monstruo que en realidad era? ¿O era acaso que Anuar, era tan valiente que, seguía aceptando aquello sin intimidarse?. De repente el chico ladeaba la cabeza y la apoyaba en su hombro, aún estando increiblemente débil, seguía teniendo esa voluntad de hierro.

–pero si en algo te sirve…yo también me siento tentado-

Bien, eso ya había sido demasiado. Soren soltó la rama que había estado sosteniedo con su mano derecha sin pensar, la frase lo sorprendió tanto, como la rama que, al soltarla volvió rápidamente al lugar original, golpeandole de lleno en la cara como un látigo.

- Agghh... - Se quejó tambaleándose una vez más en la rama por el golpe. Segunda vez que hacía el ridiculo en menos de una hora, estaba rompiendo su propio record. Se llevó la mano libre a la cara que ahora no sólo lucía los arrañazos del lobo sino también el golpe de la rama. Un rubor que nada tenía que ver con el golpe terminó por adornar sus mejillas de manera bastante cómica.

Se sentia desvanecer, casi como si la vida misma se le estuviese escapando de las manos, un suspiro tardio un ultimo vistazo talvez a la magnificencia de ese mundo o algo mas simple, solo una mirada de lo que jamás le trato bien ¿Cómo saber? Imposible saber si partir o no era bueno, si aquel lugar que le esperaba seria mejor, morir, habia pensado en esa idea desde el mismo dia de su nacimiento, aunque tenia un concepto bastante firme sobre el suicidio, no habia problemas grandes solo gente débil y una sociedad que en lo absoluto ayudaba y ahora, se encontraba sobre los brazos de un vampiro y seguramente se esforzaba por no verle como un alimento, o un tentapie, seguramente no se tocaria el corazón si debía morderle o mas aun simplemente dejarlo ¿hacia lo correcto al hablar de esa manera? No conocía otra de hacerlo ciertamente le hablaba como lo haría con cualquier otra persona, de una manera poética, sincera y casi ruin por su fluidez –eso es demasiado para mi aunque debo suponer no tanto para un vampiro- le dijo pensando, analizando.

Observo como la rama le daba de llano sobre el rostro por el rabillo del ojo, no se creía en la capacidad de ir el mismo, pero seguramente mas se arriesgaba en brazos de dicho ser que por su cuenta en un bosque, que de solitario no tenia demasiado, habia conocido los monstruos que ese mundo habitaban “errante en un mundo de pesadillas” pensó sinceramente suspirando de una forma u otra, audible, tangible, sincera –oye…lamento todo esto- aseguro sujetándose con algo mas de firmeza a su hombro para despegar su espalda de su brazo y acercarse mas a su rostro, no con ningún otro afán sino levantarse –pero te estas haciendo daño en un errado intento de llevarme con un curandero…-aseguro con la voz en un hilo, pendía con la fragilidad que la raza humana, con la vida en la mano ajena, tan delicada que con el mas simple movimiento caería al vacio, mas aquello ¿Qué era aquello? No temia de la muerte asi como no temia ya de Soren, talvez en primera instancia su reflejo hubiese sido salir huyendo mas no ahora, no ya después de ver lo mucho que se esforzaba en no morderle, mas no estaba seguro si se debía a algun sentimiento de culpa o remordimiento o simple y sencillamente a que era uno de aquellos vampiros “vegetarianos”, curiosidad o ruin sentimiento que lo sentenciaba a no poder acallar nada, debía preguntar, ¿debia, o el mismo se obligaba? Cual fuese el caso culpar a la curiosidad era mucho mas sencillo que decir que indudablemente aquel joven le atraía ¿verdad o mentira? Mentira, el no creía en esa clase de atracción, para el la belleza era subjetiva, la belleza se calculaba no por el exterior sino lo que dentro resguardaba, como una casa con las ventanas cerradas y la puerta atrancada, ¿Qué se podia saber de ella? No mucho, lo exterior era lo que las personas decían amar ¿o era alcaso el misterio que dentro se escondia y nadie conocía con solo observar? Quizá verdad, era un hombre, un joven humano, inútil era negar que no se sentía atraído también por la carne, la lujuria, y si bien no pretendía caer ante un pecado tan ruin como aquel, tan desquiciado porque ¿no era acaso que asi habia perdido el a su familia? Verdad, y lo habia visto, habia visto actuar la lujuria en los hombres, habia sido testigo de el mas ruin final para la inocencia humana, no solo de su familia sino también de el, porque aquello marco su camino, el que seria de ese momento en mas, divago demasiado en sus pensamientos, intentado descubrir el motivo de algo que el mismo desconocía ¿verdad o mentira?

-si me bajas ahora quizá ambos logremos salir bien de todo esto, porque me siento tentado de ofrecerme para que estes mejor y tu estas tentado de aceptar, asi que es mejor decidir ahora- aseguro despegándose cada ves mas del cuerpo ajeno, desvio sus ojos color de miel por primera vez mientras pensaba hacia el, no habia notado el rubor que inundaba el rostro del vampiro, mentira, habia decidido ignorarlo porque ¿en que terminaría aquello si no se controlaba el mismo? Soren tampoco lograría hacerlo ¿y entonces? Y entonces…parpadeo varias veces pensando, no planeaba quedarse pensando en que hubiese ocurrido si hubiese cambiado una acción por otra, sorna, todo aquello giraba alrededor de una ironía tal que se veía obligado a ceder ante ella –lamento…- murmuro carraspeando el disculpándose, el aceptando un error, eso vendría siendo una novedad –lo que te he hecho pasar, pero…lamentaría mas no haberlo hecho- aseguro observándolo, se sujeto con firmeza de su cuello alzando mas su cuerpo, alejándolo de los brazos del vampiro, beso su comisura virando el rostro para atrapar con sus labios los ajenos, se alejo de golpe maldiciéndose a si mismo ¿iba a caer en sus juegos tan usuales?¿en algo tan poco sutil como honroso? Porque no temia de demostrar afecto sino que, el afecto errado llevase solo a un acto carnal, fuese un beso o una caricia, temia ciertamente, de volverse un juguete para aquel, quien fuese, lo solto rápidamente observando la rama, el árbol y seguidamente el suelo, que ruin habia sido aquello, que impuro, que falto de moral ¿y si tenia e una pareja?¿si no era lo que el pensaba? Carraspeo enormemente antes de que un fuerte rubor inundase sus mejillas –si me sueltas…prefiero que lo hagas ya, si no es mucha molestia- aseguro pensando ¿en que? En nada porque no habia nada mas en que pensar, no se quedaría pensando en el entonces porque el entonces no existía ya, lo habia hecho y asi era que la curiosidad mato al gato y este, moriría feliz, sus labios se crisparon en una sonrisa de medio lado un tanto socarrona mas también alegre, oscilaba entre lo demencial y lo totalmente cuerdo .

off: Lamento la tardanza estoy de vacaciones =) y disculpa lo largo del post llevo horas en el hotel...muchas

(( deliciosamente inesperado ))

Si bien esperaba una risa burlona o por lo menos un jesto después de que tan estúpidamente había sido golpeado por la rama en medio de su descuido, el chico actuó ciertamente contrario a sus espectativas. Parecía bastante pensativo y quizás intrigado. Y era natural. Quizás casi 300 años viviendo y aceptando su condición inmortal le habían hecho olvidar la innata curiosidad del ser humano y las cientos de preguntas que se aremolinaban en la mente de la gente frente a cosas que no entendían.

Mientras lo escuchaba hablar, recordó a un chico que más o menos a la misma edad que Anuar, 291 años atrás se había hecho cientos de cuestiones cuando había conocido al vampiro que era el culpable de su estado actual. Parpadeó varias veces al escucharle decir que se sentía tentado en ofrecerse. ¿Estaba loco? ¿Que humano se ofrecería voluntariamente para algo así?. Con cada palabra de Anuar, la fuerza de voluntad de Soren se hacía más fuerte y la determinación de no beber de su cuerpo, se anteponía al deseo primario y animal de enterrar sus colmillos en el cuello de él.

- No lamentes nada - Comentó finalmente Soren, olvidando el sonrojo y la verguenza por el accidente de la rama - Las cosas suceden por que así deben suceder, yo tampoco lo entiendo, pero ¿Quien realmente entiende el mundo y sus caprichos? - Excplicó. Comenzaba sonreír, cuando los labios de Anuar le sorprendieron en los suyos.

¿Me está... besando? ¿A mi?

Fue lo primero que llegó a su cabeza y se quedó pasmado, con los ojos abiertos de par en par, con los labios quietos, como si le hubieran hechado la maldición de medusa y su cuerpo se hubiera vuelto de piedra. Cuando Anuar se alejó, el Shock del beso le duró varios segundos más hasta que finalmente logró abrir los labios en una exclamación muda y una vez más, sus mejillas se llenaron de un intenso carmin.

- ...N...no voy a soltarte... no hasta que llegemos al hospital - Tartamudeó azorado, nervioso y confundido - Ya falta muy poco... aguanta... todo saldrá... bien - Finalizó volviendo a saltar desde ese árbol hasta otro casi como los monos araña del amazonas o las ardillas voladoras. ¿Quien lo iba a decir? Soren Kaarkarogf viviendo su propio melodrama griego, convirtiendose en héroe y cargando a un joven en brazos que acababa de besarle.

Sonrió satisfecho y extrañamente feliz debido a las circustancias. Si shakespeare estuviera aún vivo, podría hacer una buena novela de ello.

(( No te preocupes! por cierto, supuse que Anuar debía tener algo de sangre en sus labios debido a los golpes, sin embargo, como Soren estaba demasiado schockeado como para 'profundisar' el beso y no hubo lengua ni nada, no creo que, seria lógico que probara la sangre, por eso no lo mencioné ))

El mundo y sus caprichos vaya cosa era aquella, azares del destino, cosas que sucedían porque si y por que no, aveces se sentía como una marioneta en un extraño escenario controlado por nadie ¿y si las cosas sucedían no porque debían suceder sino por asi lo hacían ellos? Porque tal era el caso de si una persona se enteraba de su futuro, si le deparaba este algo tan ruin como la muerte misma haría hasta lo imposible y el fin del mundo por evitar tal sino que en su frente yacia ya como una mancha invisible y aun asi permanecía hay, la observaba cada vez que su reflejo veía pero ¿no podia acaso llegar a eso por saberlo? Era obvio que asi podría o no ser ¿Quién deparaba aquello? Marionetas, solo eso eran o solo como eso se sentía en algunos instantes, la vida misma le sosegaba.

Le observo enarcando una ceja y por un instante pensando a zafarse de su agarre y saltar a la nada ¿sentiría algo al caer? Seguramente pero pasaría rápido, que torpe habia sido al hacer cierto acto, que precipitado habia sido, que barbarico poco razonado y sin embargo tan elaborado, se habia dejado llevar por un mero impulso ¿Cuántas veces antes lo habia hecho? No muchas, no demasiadas el comprender y razonar todo era lo que le caracterizaba y talvez el no entender era lo que lo habia encaminado a aquello, se llevo una mano a la cabeza sintiendo como esta comenzaba a palpitarle, sentía la sangre agolpándosele en la sien con la fuerza de una brava marea, con el estruendor y rugir de la olas, soledad.

-tu expresión habla de otra manera…en cuanto lleguemos puedes marcharte, no planeo ser un estorbo ni una carga, que mas me faltaba- suspiro sintiendo como su cuello se ladeaba de lado a lado oscilante, como rama contra el viento sin soporte alguno, de una forma casi grotesca aunque también en algun perfecto y extraño baile –todo saldrá bien- repitió con los parpados pesados, su cabeza se hecho para atras y su mejilla se apoyo contra el hombro del joven no estaba aun inconsciente mas su expresión asi lo dictaba, la sangre que su cuerpo irrigaba servia y apenas para las funciones primarias comenzaba a delirar, delirar como un niño ante el alcohol, aunque no se debía ser un niño para caer rápidamente bajo los efectos de aquel fermentado liquido en la sangre el lo sabia bien –con que facilidad nos manejan…como marionetas de nadie…lamento haberte besado…lo lamento- murmuro prácticamente desesperado su problema era que los problemas que habia tenido se habían vuelto parte fundamental de el como si eso definiese a las personas, aunque sabia bien que, cuando algo realmente dolia era mejor simplemente callarlo.

Era en esos momentos cuando deseaba tener la habilidad que poseían algunos vampiros de leer los pensamientos de los seres humanos. ¿Que pasaba por la mente del joven Anuar?, no podía evitar notar la sombra de la duda cubriendo sus pupilas y era de esperarse, no todos los días te enfrentas a muerte a un hombre lobo y te salva un vampiro. Saltó un par de ramas más y finalmente divisó los techos de las casas Parisinas, quizás en unos 15 minutos arrivarían al hospital.

Escuchó lo que decía el chico, parecía avergonzado por el hecho de ser salvado. Soren suspiró mirando hacía el frente, aterrizando en una corniza enpolvada.

- Nadie planea ser una carga para otros a proposito - Comentó, haciéndo una mueca de color al comenzar a correr por el techo de esa casa - Yo decidí hacer esto, así que no tienes por que sentirte de este modo - Le explicó, dio un nuevo saltó y atravesó una angostisima calle por el aire, para aterrizar en otro techo de madera. - Además, si piensas detenidamente en ello, todos somos o hemos sido una carga para alguien más, yo por ejemplo soy... como una carga para la sociedad... por eso, trato de ser una carga liviana -

Reflexionó sobre el beso cuando el chico le pedía disculpas. Marionetas ¿A que se refería?, no quería hablar sobre el beso, no en ese momento, no era bueno entendiendo los sentimientos y las relaciones humanas y mucho menos podía procesar ese tipo de información con el espantoso dolor que sentía en su espalda cada que aterrizaba en un nuevo techo.

- Hablaremos... de eso luego ¿Te parece? - Comentó haciéndo otra mueca de dolor, pero ya habían llegado - ¡Mira! es el hospital - Comentó con una sonrisa de alivio, deteniendose en el borde de una corniza, contemplando el edificio silencioso en donde los humanos recibían experanzas para continuar con vida.

-es por eso que la gente se resguarda como falsos héroes, gente que puede ayudar a otros…es solo la vulnerabilidad a flor de piel queriendo ser convertida en algo mas, simple fragilidad que se vuelve fortaleza ante los ojos ajenos…- murmuro sin abrir ya los parpados, sentía de una forma recreada y duplicada cada movimiento, el cuerpo entero se le contoneaba sobre los brazos del vampiro por lo que se aferro a el nuevamente.

-para la sociedad, la misma que se encarga de excluir lo diferente dudo que seas una carga para ella mas bien debes ser ignorado- asevero tranquilamente, quizás aquellas palabras no iban para el joven vampiro sino para el mismo, todo le habia sido robado desde corta edad, su infancia a merced del cuidado de su hermana, y de ahí en mas las cosas mismas y el cause que llevaban se encargaban de quitarle todo de a poco, quizá asi, se divertida mas el caprichudo destino viendo como cada cual se hundía en su propia vida, intoxicado por la sociedad, hastiado, abruptamente ruin y sin embargo perfectamente comprensible, el haría lo mismo, de tener esa habilidad.

-luego…ni ahora ni después no me apetece explicar nada, ha ocurrido y ya no quiero saber que piensas de ello, las palabras sobran en momentos asi- aseguro incauto, sin esperar ya nada a cambio y ciertamente prefería no saber nada al respecto antes de recibir una negativa o unas palabras que irremediablemente le harian sentir mal o peor de lo que por si se sentía, habia dejado llevarse por un impulso que nisiquiera debería existir.

Dejo escapar todo el aire de sus pulmones al escuchar aquello, el hospital aleluya aleluya, palpo con una de sus manos la herida, suerte habia sido que no fuese tan profunda, aun asi seguramente necesitaría sutura, apretó los parpados gimiendo por el dolor, alejo al instante su mano de la herida respirando con esfuerzo, tranquilizándose.

Soren se quedó mirando al chico por unos instantes ese comentario de los héroes había sido profundo, al igual que eso de la sociedad y el ignorar lo que es diferente. Abrazó al joven con más fuerza, aquel sería un buen salto, no pensaba entrar por la puerta principal de todos modos, ¿Que pasaría si un médico normal le viera cubierto de sangre y con extraños mordiscos con saliva de un animal no identificado? Sin mencionar le hecho de que, querrían examinarlo a él también y un cuerpo de un vampiro no era una buena idea en manos de medicos mortales.

- Anuar, eres una pequeña y encantadora caja de sorpresas - Comentó finalmente - Sabes, tengo la edad para ser tu bisabuelo y aún así tienes un modo de pensar bastante maduro e interesante - Concluye - Agarrate bien, que no vamos por la puerta principal -

Dicho esto, Soren saló con todas sus fuerzas, pareció volar por unos instantes, el viento irrisorio de esa noche fresca jugueteaba con su cabello mientras ambos caían sobre la terraza del hospital.

- Espero que... eso de no hablar ahora ni nunca no valla en serio - Agrega depositándolo suavemente en el suelo - Porque... yo quisiera volver a verle y discutir tranquilamente sobre esas marionetas y estereotipos sociales, sus ideas me parecen altamente seductoras - Finalizó.

Entonces una figura alta y de blanco, como una especie de fantasma con cara de demente, apareció de la nada.

Aquella había sido una noche tranquila, relativamente. Le había administrado el tratamiento a los enfermos del siquiátrico y milagrosamente su mente había estado tranquila y enfocada en lo que le importaba en el momento. El trabajo, entonces fue cuando sintió una fuerte presencia en su cerebro. Como una punzada de una aguja metálica recién sacada del congelador.

- Soren - Musitó levantando el rostro y perdiéndose en las figuras imaginarias del techo. Hacía mucho tiempo que no sentía esa sensación, debido a que había acordado con su vastago que no usarían ese medio de comunicación sino exclusivamente para emergencias. Pero si Soren estaba enviándole esa señal tan intensa telepáticamente, no había otra cosa que pudiera hacer más que ayudarle.

Así fue pues como terminó en el tejado del hospital, con un cigarrillo en la mano derecha y la otra perdida en un bolsillo observando a un Soren medio muerto sosteniendo a un jovencito humano manchado de sangre por doquier.

- ¿Es que ahora me traes regalos al hospital? - Comentó con cinismo y aspiró de su cigarrillo con tranquilidad - Valla, que muchachito más guapo has traido - Agregó caminando hacía ellos y olisqueando la sangre en el aire como un perro, los ojos de Erkki parecieron de pronto más negros, gracias a que sus pupilas se dilataron con el deseo por esa sangre - ¿Y bien a que debo este placer? -

(( perdona por meter a Erkki aquí, pero es necesario para la historia. Erkki es el vampiro que volvió vampiro a Soren, osea su mentor y además es médico en el hospital ))

Sintio como estrechaba su cuerpo contra el ajeno, no hizo amago alguno de oponer resistencia y la verdad era que fuerza alguna ni animos o interés tenia en hacerlo, sencillamente porque no servia ya de nada, ni para bien ni para mal, sencillamente en aquellos instantes lo único que le preocupaba era mantenerse vivo, que palabra mas ironica, que pensamiento mas absurdo estando en brazos de un vampiro, viva era seguramente lo que se le estaba escapando de las manos tal cual la sangre que como fontana salía de su herida vertiéndose sobre su cuerpo, ropa y suelo, un fino rastro comenzaba a caer de el, el escarlatino liquido resplandecía como diamantes de sangre que robaban su atención, aunque le era ya casi imposible y no por menos dificultoso fijar sus amielados iris en un punto especifico.

-caja…si se sabe observar bien soy casi como un libro aunque no me dejo abrir con la facilidad de uno, todas las respuestas se encuentran en un pasado que e preferido olvidar…aunque entre mas se esmera uno en olvidar mas dificultoso se vuelve la acción esperada- murmuro, comenzaba a hablar de mas y esque apenas y lograba razonar las cosas que decía antes de que las palabras lograsen escapar de sus labios –la vida se a encargado de eso…no debería reclinar toda la culpa sobre ella, pero es mas fácil asi…que tormentoso seria sino- murmuro aferrándose a el, escondiendo su rostro entre sus ropas y conteniendo la respiración ante aquellas ultimas palabras, su cuerpo se contrajo ante el aterrizaje.

Sintio como su espalda tocaba el suelo y no pudo mas que encorvar la misma intentando alejarse, con una mano conteniendo la herida y la otra a un lado como apoyo, su rostro se compungía en una expresión de dolor mas disimulada, no era de quienes se quejaba aunque no podia negar el agudo dolor que en esos minutos le perforaba –se puede hablar de algunos temas y otros no, no porque sean tabú sino porque no me apetece hacerlo, pero si discutir sobre la sociedad le apetece no veo inconveniente alguno…ver el punto de vista de otro artista y profesor por mas debe ser educativo- sonrio de medio lado casi con sorna aunque no, estaba hablando con la verdad.

Comenzo a rebullirse con cuidado ignorando aquella ultima palabra, seductora, seductora le parecía la manera en que con tanta agilidad le habia llevado hasta el, seductor era el hecho de haber vivido tanto tiempo y mas aun todo el conocimiento que albergaba, eso era seductor y no podia caer nuevamente en la tentación aunque y pese a la curiosidad intentaría no hacer nada como lo que previamente habia hecho, acción que si bien sabido suponía habia sido mal tomada.

Escucho una nueva voz que le perturbo mas no asi le asusto, se relamió los labios intentando girar el rostro para lograr verle, la penumbra no ayudaba en lo absoluto ni mucho menos su perdida de sangre, regalos, el no era un regalo si acaso comida sonaria mejor y le tranquilizaría mas, juguete hubiese sido el termino que le hubiese erizado la piel, mas no un regalo, porque sabia bien que no lo era. Guapo, intento centrar su mirada en aquel pálido rostro mientras con ambos manos sobre el suelo comenzaba a enderezarse para cuando minimo poder mantenerse sentado, dejo escapar un sordo alarido de sus labios al tiempo que sus ojos quedaban invisibles por la grácil caída de su cabello que como cascada dejaba caer una sombra hasta bien entrado el puente de la nariz.

-el placer es…mio- asevero ceñudo al tiempo que buscaba la forma de ponerse en pie, aunque cada que ladeaba su cuerpo a uno u otro lado el dolor le atormentaba obligándolo a quedarse estático sentado sobre el suelo.

- Todos somos como libros joven Anuar - Comentó Soren - Algunos fáciles de leer otros casi imposibles, creo que cada persona, posee su propio lenguaje y es el trabajo de los demás dedocidifcarlo y aprenderlo a leer... aunque, por supuesto, no todo el mundo está interesado en tu propio lenguaje - Al terminar esto paseó una mano por el cabello de anuar y lo revolvió suavemente con el gesto fraternal que sólo un hermano podría hacer.

- Este peculiar caballero aquí presente - Prosiguió mirándo de rojo a Erkki - Es... mi mentor - Erkki abrió tanto los ojos con la sorpresa de que Soren estuviera revelando algo así que pareció un tanto cómico - A pesar de su apariencia es un buen cirujano, así que no tengas miedo, mientras estés conmigo no podrá hacerte daño aunque lo quiera -

Dicho esto Soren le dedicó a Erkki una mirada, que bien podría haber sido la de un asesino en serie que amenaza al policía que viene a rescatar a la víctima.

- No podía llevarte con un doctor normal, haz sido mordido por un hombre lobo y no es lo mismo que ser mordido por cualquier perro, además, se supone... debemos mantener todo esto de las creaturas sobrenaturales en secreto - Explicó encogiéndose ligeramente por el dolor, se llevó una mano al homoplato y hizo un gesto adolorido. - Erkki... Si eres tan amable de mover tu trasero y hacer que sobreviva, te lo agradecería eternamente -

Erkki no podía creer que ese idiota de su chiquillo acabara de revelar de manera tan casual a un humano cualquiera, que él era su mentor. Que el recordara, nunca se lo habían dicho a nadie. ¿Porqué alguien tendría que saberlo? Una extraña molestia le revolvió en estómago. ¿Que tenía de especial ese muchachito? Lo observó deteneidamente, escuchando lo que decía Soren sin quitar su vista del joven, reparandolo, escrutándolo como haría un detective.

Alzó una ceja y no pudo evitar llevárse una mano a la cintura cual madre ofendida frente a la mirada desafiante de Soren y su amenaza en caso tal de que decidiera tocar al humano.

- Sólo tu conseguirías joder con un hombre lobo y tener el descaro de traerme a mi el problema - Respondió con el mismo cinismo de antes pero esta vez, sonrió enseñando los colmillos, le dio una calada a su cigarrillo y con un movimiento gracil tomó a Anuar suavemente por la cintura y lo cargó - Claro que moveré el trasero y haré que sobreviva - Agregó. Caminó o más bien se deslizó, porque sus pies parecían levitar, hasta la puerta que conectaba con el piso inferior del hospital, bajo las escaleras con una velocidad inumana y en casi un parpadeó se encontraban en un consultorio de hospital, como cualqueir otro. Erkki depositó cuidadosamente al joven en la camilla.

- No te muevas - Le ordenó mientras abría cajones aun lado del escritorio de madera y sacaba unos frasquitos transparentes con liquidos de diferentes colores - Tienes suerte de haber dado con este tonto en el bosque, las heridas causadas por nuestros queridos amigos Licántropos, se inféctan rápidamente y podrían afectar tu sistema nervioso si no se atienden debidamente - Explicó mientras llenaba una jeringa de10 milimetros del contenido del frasquito de etiqueta verde - Ahora relájate y concentrate en respirar, esto ayudará a combatir el dolor, pero lo más importante es que tu mente colabore, inala profundamente, cuenta hasta 4 mentalmente y luego exála -