Inspiracion a media noche [Soren]

Recuerdo del primer mensaje :

El firmamento alla en lo alto matizaba todo de negro, las estrellas parecían escarcha de diamantes que sutilmente mas sin afán de ubicación habían dejado caer en la inmensidad que era el cielo, destellando suavemente, levanto la mirada y cuando ubicaba un destello e intentaba enfocarlo este desaparecía reapareciendo en algun otro lugar, le gustaba pintar en la penumbra, cuando su abstracta mente podia sentirse agusto con su alrededor, con la penumbra cual furioso animal que intentando devorarle entre sus fauces apretaba su rostro como dos puños, intentando desaparecerlo, mas la luz que irradiaba el candil que sujetaba con su mano derecha le impedía todo aquello.

El manantial de plata liquida allá en lo alto desbordaba ríos de plata que cayendo sobre la faz de la tierra se volvían caminos luminosos, como listones platinados que marcaban su andar, pintando el contorno de los objetos y dejando espacio a su imaginación de volar. Llevaba las hojas sujetas por el cordón bajo el brazo y el carboncillo entre sus dedos ahora manchados por el mismo, se detuvo girando en todas direcciones, buscando un lugar donde sentarse y comenzar a dibujar, porque no le parecía practico llevar su lienzo sino mejor iria solo en compañía de su libreta.

Se sentó bajo un frondoso árbol, recargando su espalda contra la áspera y dura corteza, colocando el candil a un lado de el y ubicando su libreta sobre su regazo, el lugar era idóneo para recrear un bosque de ultratumba en la blancura de la hoja frente a el, pensaba y como si su mano hubiese cobrado vida propia comenzó a dibujar con los ojos color de oro fijos en los bosquejos que comenzaba a trazar con el carboncillo, daba un mejor aspecto a su parecer.

Sus rojizos cabellos parecían lenguas de fuego quietas, estáticas en su lugar, con el flequillo ladeado sobre su perlada frente, cubriendo cualquier vestigio de pensamientos que pudiese o no intentar escapar, su nariz levemente aguileña de perfil y cejas poco tupidas que escondidas tras el flequillo eran imposibles vislumbrar, con los labios alargados semi abiertos por la concentración con que observaba su obra, su mente no se encontraba ya enfocada en nada mas que aquello, ensimismado en su tarea no prestaba atención a lo demás, limpio distraídamente sus sucios dedos contra su blanca camisa pasándose una mano por le mejilla la cual quedo también con un rastro de carboncillo que iba de su mandíbula a su mentón.

Fruncio levemente el entrecejo, tanto asi que sus cejas formaban una sola con gracia –pues en cuanto alguien logre descubrir el lenguaje de este libro cantare prácticamente…no debe ser tan difícil- murmuro suspirando, no asi el lo creía y mas sin embargo nadie se habia tomado la molestia de intentar resolver el enigma que su vida misma era, nadie se habia tomado el tiempo y eso quisiera o no le hacia ver lo poco importante que era, en el mundo en general y pese a todo no le afectaba en sobremanera sino que solo lo hacia reflexionar y suspirar, apretó suavemente los parpados ante aquella acción sin decir mas nada por el momento limitándose a escuchar y dirigir la cancina mirada hacia el que por titulo llevaba el de mentor.

-el miedo quedo bastante atrás esta misma noche…- aseguro observando a ambos de forma detenida, si era su mentor bastante mas años que el mismo Soren debía tener, bastante mas comprensión y conocimientos, una curiosidad digna de un niño embriago su sapiencia por unos instantes haciéndolo casi hablar involuntariamente, acallo la pregunta en el segundo mismo en que sus labios se entre abrían para hacerla –aprecio tus…cuidados- resolvió por decir ante aquel gesto protector, parecido al que habia tenido frente al hombrelobo y sin embargo contra alguien con quien debía haber pasado siglos en compañía ¿Qué pretendía acaso?¿cuidarlo para entonces solapar su propia fragilidad? Quizá.

En secreto, asintió con lentitud escuchando un suave tronar de su entumecido cuello, arrugo el puente de la nariz en un gesto de malestar –ese no será problema alguno, no lo dire y aun asi de hacerlo, la gente me tiene demasiado tachado por demente como para creer nada que de mis labios provenga- crispo sus labios en una sonrisa de medio lado al tiempo que su rostro cambiaba por un gesto casi preocupado, no conocía en si la preocupación dado que los problemas los sobrellevaba en la marcha y no se preocupaba ni daba mayor importancia –pero…tu también estas herido, ha de ser mejor que te revise a ti primero- asevero con la inocencia de un niño, parecía no comprender aun la fragilidad de su vida misma no la comprendía o quizá simplemente le daba lo mismo.

Bajo la mirada entonces de una forma casi apenada y seguramente de haberse podido y sino fuese por la pobre irrigación de sangre sus mejillas se hubiesen teñido de rojo pardo, el problema, ahora era un problema, no tuvo tiempo de pensar en mas nada cuando sintió el brazo del vampiro rodearle por la cintura para levantarlo, se aferro al instante a su ropa apretando con fuerza por el dolor que aquello conllevaba, gimio suavemente ahogando aquel sonido con uno gutural, intentaba mantener la cabeza en alto para ver por donde iba, aunque esta le pesaba ya demasiado y las sienes le palpitaban cada vez con mayor intensidad.

No se movio ni un ápice al ser colocado sobre la camilla, sino que se limito a observar el lóbrego lugar, no le gustaban los hospitales ni ningún lugar con instrumentos de esa estirpe, viro el rostro observando lo que el joven de azabaches cabellos hacia –no creo que sea tonto…quizá imprudente pero le debo la vida- murmuro suspirando ampliamente al tiempo que desviaba su mirada al cielo raso, cerro los parpados suspirando para seguidamente hacer lo indicado, inspiro hondo “1,2,3,4” exhalo repitiendo el procedimiento aunque en cierto punto que no logro asi saber su mente se libero de su cabeza comenzando a divagar como era en el costumbre “repasa lo que hasta ahora al hecho, fuiste al bosque a dibujar ¿traes el dibujo contigo? No lo has perdido, te topaste con otro artista y maestro ¿te lo habías esperado?no ha sido sorpresivo, en el camino te encontraste un hombre lobo ¿has tenido miedo? En un principio aunque la curiosidad me obligo a quedarme, Soren te ha salvado y tu le besaste ¿sentiste algo con ese beso?...¿lo sentiste? No ha sido asi porque jamás ocurrió, engáñate Anuar, es lo mejor” y con esos simples pensamientos comenzó a quedarse dormido o quizá inconsciente, no sabia bien y no le parecía tampoco importante dado que de una u otra forma entraría en un letárgico sueño.

Soren podía ser un tonto que nunca comprendía el comportamiento de los demás y las expresiones faciales, pero todos los seres de la creación, Erkki era el único que conocía casi tanto como así mismo. Habían pasado decadas juntos y aunque su relación fuera bastante independiente y aunque llevaban caminos separados en lugares distintos, con ideales distintos, siempre en algún punto volvían a tener contacto. Justo como ahora. Soren había notado claramente la molestía en la mirada de Erkki cuando había mostrado tanta condecendencia hacía Anuar.

Siguió al medico hasta el consultorio y observó en silencio como le suministraba una droga al joven que jadeaba en la camilla.

- Supongo que... te debo una - Comentó suavemente, intentando ignorar el terrible dolor que el mismo sentía - Y... me alegro de volver a verte - Finalizó. Habían pasado casi 20 años desde la última vez que se habían visto en Estocolmo, Erkki estaba trabajando en el hospital psiquiatrico Sueco y Soren dictaba clases en una pequeña colegiatura de un pueblo a un par de kilómetros de la ciudad. Observó como Anuar se iba quedando levemente dormido y supuso que se debía a la droga. Era mejor así, si se quedaba inconsciente, no sentiría el dolor y no soportaría verlo con su carita compugida de nuevo.

- ¿Cuanto tiempo estará así? - Le preguntó a Erkki quien comenzaba a limpiar la herida con unas gazas húmedas en anticeptico - ¿Se pondrá bien? - Finalizó casi con un hilo de voz.

"ese no será problema alguno, no lo dire y aun asi de hacerlo, la gente me tiene demasiado tachado por demente como para creer nada que de mis labios provenga"

Recordó de repente las palabras de Anuar. ¿Era tachado por demente? ¿Ese chico? Simplemente no podía creerlo, Anuar parecía el único cuerdo en esa sala, ¿Como podía alguien que tenía una aura tan hermosa, ser rechazado por la sociedad? Soren suspiró, definitivamente el mundo estaba más jodido de lo que pensaba o quería creer.

Definitivamente, esperaba poder hablar con él una vez despertara, se recuperara y toda esa locura pasara.

Erkki escuchó a Soren en silencio, con el ceño fruncido mientras administraba la droga al joven ensangrentado. Aunque era un vampiro, debido a su trabajo rodeado de humanos convalecientes, había aprendido a controlar su sed por la sangre bastante bien, por lo que ahora podía curar las heridas de Anuar sin sentirse desesperado por beber de ellas. Limpió suavemente todos los restos de saliva del lobo y algunos fragmentos de tierra y polvo.

- Pues ya que te dignas a tener una convesación más normal conmigo - Comentó Erkki, suministrándole una segunda injección a Anuar en la vena del brazo izquierdo - Si, estoy bien, como vez, trabajando en lo que mejor se hacer - El medico Finlandes, se detuvo unos instantes para escuchar el pulso de Anuar, era importante que el corazón latiera a una velocidad normal, eso significaba que estaba asimilando la droga y expulsando la infección del lobo de su cuerpo.

- Sólo estará inconsciente por unas horas ... - Comentó llevándose una mano al mentón -- O quizás despierte en unos minutos... eso depende, cada persona reacciona diferente a los medicamentos - Explicó girando su rostro hacía Soren que seguía semi encorbado por el dolor - Estás hecho una mierda - Finalizó negando con la cabeza. -Sientaté ahí y deja que me encarge de eso -

Soren se sentó en una silla al lado de la camilla donde seguía acostado Anuar, mientras Erkki sacaba nuevas vendas, gazas y telas limpias del armario de madera y comenzaba a limpiar las heridas del vampiro. Todos sabían que los vampiros se curaban rápidamente y que no les quedaban cicatrices, pero las uñas de los lobos tenían la cualidad de infectar la carne de manera tal que nisiquiera un vampiro podría curarse fácilmente.

- Te ha partido una costilla y te ha dislocado el hombro derecho - Comentó Erkki tocando el hombro de Soren mientras este gemia de dolor - Sabes que si hubieras bebido sangre humana, te habrías recuperado fácilmente ¿verdad? - Soren asintió con la cabeza - Pero supongo que tienes tus razones para mantener a este mocoso con vida - Agregó un tanto de mal humor. ¿Acaso estaba pensando Soren en convertir a ese chico en vampiro y hacerlo su compañero? Erkki no pudo evitar sentir una dolorosa punzada de celos.

Erkki le acomodó el hombro a Soren sin delicadeza y con un desagradable 'CRACK' el hueso volvió a su posición normal mientras Soren inevitablemente dejaba escapar un grito de dolor. Erkki sonrió macabramente como si aquello le produjera satisfacción.

Habia caído como predigo instantes atrás de quedar inconsciente, su corazón hacia aquel rítmico clap-clap en no se cual perfecto tamboriteo, como si dentro de el una danza se llevase a cabo y fuese aquel el vital ritmo del compas, escuchaba ya las comparsas en su mundo de irrealidad, donde sus pesadillas cobraban vida intentando entrar al mundo real, aunque ciertamente habían ido del mundo real a sus sueños.

Comenzo entonces a soñar de una forma tan real que parecía uno de sus cuadros; -Anuar…ven…corre- exclamo una melodiosa ay aterciopelada voz que bien podría recordar al trinido y canturreo los pájaros de colores ocres y amarillos en la época anterior a la primavera, la suave y fresca brisa de los meses de Junio o la risa de un recién nacido, la niña no rebasaba los diez años de edad y con una melena larga y castaña que mesia contra el viento corria sobre el suelo descalza, con una sonrisa sobre su perfecto rostro y un vestido que, flotando por la brisa acariciaba sus rodillas grácilmente, parecía una bailaría en pleno concierto, agitando sus brazos y dando agiles saltos, cayendo sobre sus puntas y andando nuevamente.

Anuar salió detrás de ella con calma, observándola, un niño que nada tenia que ver con el joven que ahora era, sonrio de medio lado, con los ojos color de miel observando, no llevaba el flequillo sino un corte casi militar que hacían sobresalir sus facciones, sobre todo aquella casi aguileña nariz que tantas veces le habían criticado “tu único mal atributo” habia dicho su tia “luces como un cotorro” asevero su madre “es perfecta” decía su hermana antes de besarla y salir corriendo. El sueño se remontaba a su infancia, un recuerdo aun fresco en su memoria.

El sol resplandecía dorado sobre el firmamento, matizando el lugar con un brillo embellecido de vivacidad y nuevo dia, las nubes se movían como ovejas sobre el cielo surcándolo de hito en hito, formando figuras retorcidas y otras tantas inocentes, aquellas que Angelique gritaba que veía, sonrio ampliamente extendiendo los brazos para sentir la fuerte brisa acariciar su rostro, mover su camisa mientras jugaba con sus cabellos, un grito lo alejo de sus pensamientos –Anuar- escucho a lo lejos su hombre, desvio la mirada observando el diminuto cuerpo sobre el suelo, corrió hacia ella brincando piedras y ramas, raspándose los tobillos con las hierbas.

La siguiente escena era de aquel mismo dia e incidente, llevaba a la pequeña en brazos con las rodillas raspadas y el mentón ensangrentado, los ojos llorosos y sus brazos rodeando el frágil cuello de su hermano, quien a sabiendas de la reprimienda que se llevaría no podia sino llevarla a que la curasen aun cuando mas se habia lastimado el al salir corriendo en su auxilio. Los ojos furiosos e inyectos de cólera de su padre se mostraron ante el, no tardo no mucho en llevarse a la pequeña donde su madre para recibir la debía atención merecida y necesitaba –estupido niño…solo debías cuidarla y mira lo que has dejado que le ocurra- la voz del hombre resonó en toda la sala al tiempo que blandia su puño contra la mejilla del pequeño lanzándolo de sentón al suelo en un mar de lagrimas –lo lamento…yo solo…me distraje- lloriqueo desde el suelo con ambas manos sobre su mejilla –me distraje me distraje ¿siempre la misma escusa? Solo tienes era responsabilidad, cuidarla y al contrario dejas que la curiosidad te seduja y juegue con tus pensamientos, pon mas atención y bajate de esa nube tuya de pintor, no lo eres ni lo seras ¿comprendes?- exclamo saliendo de la escena.

Anuar aun sobre la camilla arrugo el puente de la nariz ladeando el rostro mientras gemia, un tangible gesto de sumisión y dolor era visible en su rostro –lo lamento- murmuro apretando los puños y tensando la quijada –lo lamento- repitió abrió los ojos de golpe, respiro hondo observando el techo y seguidamente ubicándose, se giro rápidamente observando a los otros dos vampiros, los únicos dos en la habitación que la compartían con el, observo seguidamente su herida y que estaba ya sanada –gracias- mascullo llevando ambas manos a la camilla para intentar sentarse aunque su cuerpo mismo se lo impedía, observo al pelinegro unos instantes y seguidamente a Soren, relamió sus labios al sentirlos resquebrajar –te encuentras bien- pregunto en voz baja “engañarte Anuar, engáñate”

Las horas parecieron eternas, el dolor de sus propias heridas parecían hacerlas más tortuosas si eso era posible y la rudesa con la que Erkki las cuidaba no lo hacía más fácil. En el fondo, Soren sabía porque su mentor estaba actuando así. Erkki siempre había sido condecendiente con él, le malcriaba como una abuela malcriaría a su primer nieto. Desde antes de convertirlo en vampiro, Erkki se había mostrado como un perrito faldero, aceptando todas las exigencias de un Soren humano testarudo y arrogante. Erkki seguramente estaba celoso. Suspiró adolorido cuando el más viejo de los dos terminó de vendarle el pecho y el hombro lastimados.

Entonces escuchó la voz de Anuar y alzó la cabeza, parecía perdido en alguna pesadilla y lentamente pareció ir regresando a la realidad.

- Bienvenido al futuro joven Anuar - Comentó Erkki con una sonrisa de oreja a oreja mientras le checaba el ritmo cardiaco, tomando la muñeca de Anuar entre la suya - Has estado en coma por los últimos 20 años, perdimos la guerra contra gran bretaña y se han inventado las carreras voladoras -

Soren no pudo evitar reír. Soltó una risita y de inmediato se llevó las manos a la boca, no le gustaba que le vieran reír, el movimiento de sus brazos le hizo encojer de dolor y su risa terminó en un 'auch' mientras entrecerraba los ojos.

- Déja de molestar - Comentó sonriendo, sin levantarse de la silla, se giró hacía el humano - Sólo han pasado unas... 5 horas - Le anunció a Anuar con una sonrisa, el rostro de Soren lucía unas espantosas cicatrices en las comisuras de los labios y arañasos en varias mejillas, heridas que tardarían un buen tiempo en curarse cortecía del hombre lobo - Sobreviviré... pero ya no ganaré el concurso de belleza - Agregó con una sonrisa, respondiéndo a la pregunta del joven y señalando su propia cara magullada - ¿Y tu como te sientes?-

Habían pasado más de 200 años juntos o bueno, no realmente juntos, puesto que no era como si fueran un matrimonio o algo por el estilo. A decir verdad sólo los primeros 50 años estuvieron cazando juntos mientras le enseñaba a su vastago lo que todo buen vampiro debería saber, pero luego le había dejado ir por su propio camino, salir del nido y volar por si solo. Pero en todo ese tiempo, nunca había visto a Soren salvar una vida humana. Ellos eran depredadores y si bien, Erkki había procurado enseñarle buenos modales al comer a Soren, aquello era ridiculo.

Pero como era marca personal en él, siempre reaccionaba con cinismo, ironías y chistes malos. Ahí estaba, tonteando mientras evaluaba la evolución de la infección en las heridas de Anuar.

- Tu no ganarías un concurso de belleza ni aunque amenazaramos a muerte a los jurados - Comentó con una sonrisa torcida, soltó la muñeca de Anuar, luego con la otra mano le levantó el flequillo y observó las pupilas del joven - Bastante bien, diría yo, te he suministrado un poderoso analgésico, por lo que el dolor debería disminuir, también te he aplicado un anticeptico en las heridas, tu cuerpo está reaccionando bastante bien y está asimilando la droga, expulsando la infección del lupino, ah... las ventajas de ser joven - Comentó con dramatismo.

Le hechó otro vistaso general a Anuar y luego caminó hasta el escritorio, en donde se sentó y comenzó a escribir en un cuaderno con una pluma de color blanco.

Sus ojos se abrieron desmesuradamente al tiempo que observaba a uno y otro vertiginosamente ¿Cómo saber si mentia? Ellos dos seguirían luciendo igual tanto como si sus palabras eran verdaderas como sino, desvio la mirada en busca de algun signo en su cuerpo que le hiciese ver mayor, sus manos fueron lo primero en que pensó, iguales, se llevo la mano libre al rostro palpándolo con rapidez y de una forma casi tosca por como intentaba sentir sus facciones, bajo la mirada hasta su abdomen suspirando ampliamente, la herida eso era, no podia tener mas de algunos días desmayado y eso era mucho.

Dirigió sus ahora ojos color de oro hacia quien recién hablaba con total seriedad, se sentía quizá demasiado tonto por haberle creido o por casi haberlo hecho, sonrio de medio lado de forma casi infeliz –supongo que bien aunque me han metido tantas drogas que es extraño que no vea elefantes de colores- bromeo ¿bromeo? No el no sabia asi hacerlo solo habia sido otra de sus frases poco elocuentes que deseosa por no quedarse en la punta de su lengua habia decidido explorar el exterior.

Acomodo con sus manos su flequillo sentándose con algo de esfuerzo mientras observaba al pelinegro, se ruborizo considerablemente al tiempo que bajaba la mirada, cada una de sus acciones le hacia sentir mas desprotegido, casi desnudo y no por llevar poca ropa sino porque sentía sus pensamientos caian como cuentos ante sus manos, primeramente por haber quitado su flequillo de su frente, para el aquella barrera física era la que le impedía a las personas saber que ocurria dentro de su retorcida mente y entonces le habia escrutando con la mirada de una forma tal que por poco y por acto reflejivo no cubria su cuerpo con sus manos en un abstracto afán por no sentirse asi de vulnerable ¿le sucedia con un vampiro que le habia curado y no con un licántropo? “Anuar, estas mas loco de lo que pensé”.

-lamento los posibles inconvenientes que alla podido causar pero…eh de irme- aseguro echando los pies sobre la tierra para levantarse apoyando con firmeza sus brazos de la camilla, los codos le temblaban un tanto mientras intentaba mantenerse erguido –agradezco los cuidados de ambos…si me muestran la salida yo mismo podría partir- ladeado suavemente la cabeza sintiendo un punzete en la sien, a diferencia del propio Soren Anuar no tenia el rostro con tantas herida, una cortada sobre la ceja izquierda y el labio inferior partido, un raspon en el pomulo y no mas, se sentía un hombre con suerte ¿de no haber salido muerto de su encuentro o de haber topadose con Soren?”lo primero, si, claro”.

Elefantes de colores, pensó Soren y rió suavemente una vez más llevándose las manos a la boca.

- Bueno... no son elefantes de colores, pero has visto a un hombre lobo y a un vampiro esta noche - Comentó Soren aún con la mano cubriendo su boca. El chico pareció bastante sorprendido y demasiado... indefenso. Era extraño, su actitud parecía un tanto distinta a la que había tomado en el bosque, que parecía un poco más segura.

Bueno, pensó Soren, luego de tan traumática experiencia, era natural que el joven se sintiera de esa forma, seguía siendo un humano, podía morir tan fácilmente que el miedo era la única forma de expresar. La vida humana era tan frágil que no había otra opción que tener miedo.

- ¿Irte? - Exclamó Soren entre sorprendido e incrédulo, entonces vio que Anuar se levantaba de la camilla ¿Realmente pensaba que podía irse? ¿Acaso estaba loco? - Hey... espera, ven aquí -

Soren se levantó de la silla con esfuerzo, seguía sin camiza y sendas vendas blancas cubrian su estomago y hombro derecho. Quizó poner una mano en el hombro de este y hacerlo girar, pero de repente se sintió avergonzado con el contacto. Como si, no le hubiera traído en brazos, cercano a su cuerpo todo este tiempo.

- No puedes irte así - Logró decir, suspendiendo su mano en el aire sin llegar a tocarle el hombro.

Erkki observó de reojo la reacción de Soren, seguía actuando de esa manera tan... ¿adorable? ¿Sincera? ¿Estúpida?. Maldita sea, eso era lo que le había cautivado de Soren en primer lugar y verle actuando así con otra persona era... ¿extraño? ¿Molesto? ¿Cruel?.

Erkki, eres un imbécil, deja de pensar estupideces y concentrate, enfócate en lo que estas haciéndo justo ahora, no te dejes llevar. No. Calmate, tranquilo, tu puedes controlarlo, tu tienes el poder sobre tu propia mente. No dejes que nos dominen, que regresen de nuevo.

Frunció el ceño y se dio cuenta de que había repetido dos veces la msima palabra en el papel. La tachó con una línea y terminó de escribir el parrafo, luego firmó y usó su sello personal estampándo la carta para hacerla oficial. Entonces levantó el rostro y observó el patético intento de Soren por detener al joven Anuar.

- No estás en condiciones para irte jovencito - Comentó el vampiro más viejo poniéndose de pie, caminando hasta él - Debes guardar reposo o esa herida se abrirá de nuevo y créeme que no querrás que eso pase - Agregó con la seriedad que un doctor trataría a un paciente gravemente enfermo - Lamentablemente para mi vastago y para mi, el tiempo se nos ha acabado, supongo que tienes una idea sobre los vampiros y el sol ¿verdad?, bueno, has estado inconsciente por casi 5 horas, el amanecer se aproxima, tanto Soren como yo debemos regresar a nuestros refugios, pero tu... - Exclamó mostrando la carta que minutos antes había estado escribiendo - Te quedarás aquí, el resto del día, esta es una orden médica del cirujano estrella aquí presente - Hizo una venia y sonrió - Para que ocupes esta habitación el resto del día, vendrá una enfermera y se encargará de la medicación y la alimentación -

Finalizó y estiró el brazo señalándole la camilla para que volviera a acostarse.

- Por lo que, si eres tan amable de regresar a la camilla, cerrar los yo ojos y entregarte a los brazos de morfeo, evitarías a mis enfermeras tener que buscarte por todo Paris para suministrarte el tratamiento - Agregó con un toque irónico en sus palabras, le dio un par de palmaditas a Soren en el hombro vendado y este se encogió por el dolor e hizo una mueca - Este mocoso también debe ir a descanzar y estoy seguró de que no podrá hacerlo en paz, sabiendo que tu andas por ahí desobedeciendo ordenes médicas -

(( Estaba pensando en que, luego de que tu respondas, terminemos este tema aqui y luego abramos un nuevo tema en otro lugar, haciendo de cuenta de que ha pasado el día o que se vuelven a encontrar luego ¿que te parece? ))

-y ha sido bastante inusual, las mas grandes pesadillas se volvieron realidad y da la casualidad…que no son tan terroríficas como llegue a creer- aseguro observándole con extraña fijeza porque quiiza si en un principio sus piernas le gritaban huye y su curiosidad quedate, su corazón bombeaba a una velocidad tal que suerte habia sido que no hubiese sufrido un ataque de ansiedad o algun similar pero después, después todo se habia acoplado y la velada habia resultado, si bien dolorosa también productiva.

-no deberías esforzarte- murmuro ceñudo al ver como se levantaba hacia el con tal esfuerzo que le hizo sentir una vena de culpabilidad latiente, observo su mano suspendida a centímetros de el mismo, observo su desnudo torso y desvio rápidamente la mirada pensando en algo mas “vamos Anuar, tu no eres asi” pensó parpadeando para intentar asi aclarar no solo su visión sino también su mente ¿no lo era? Era un humano y como tal el pecado estaba inmerso en su propia esencia, se tentaba como cualquier persona y aun asi rehusaba la idea de faltar a la abstinencia, creía firmemente que algun dia llegaría el momento y la persona y no planeaba arruinarlo todo por mero capricho.

El fuerte sonido de su voz le hizo abrir los parpados de par en par y caer nuevamente sobre la camilla sin poder alejar su mirada de el serio rostro del medico, parecía ¿aterrado? Quizá desprotegido ante un ser que parecía manejar todo con mayor facilidad que el –conosco bien sus historias…- aseguro en un hilo de voz, aclaro su garganta negando para acomodar sus ideas dentro de su mente antes de siquiera pensar en pronunciarlas ¿nervios? Quizá –dudo que se tomen la molestia de perseguir a un pobre moribundo aun asi, me quedare aquí para dejarlos ir en paz, mas no aseguro asi que a su regreso siga aquí, me mantendré quieto tanto tiempo como pueda- le explico con seriedad asintiendo imperceptiblemente mientras se acomodaba mejor sobre la camilla. Observo a Soren unos instantes sonriendo de medio lado –que descanses- murmuro observando el trozo de tela que aun le colgaba por los hombros hasta debajo del pecho, suspiro ampliamente quitándoselo sin mas para tumbarse en la camilla dándoles la espalda ambos, no planeaba quedarse todo el dia tumbado sin hacer mas, aunque irse tan pronto como se fuesen tampoco estaba en sus planes, entrecerró los parpados observando la pared ¿abria algo con que pintar en ese lugar?si llegaba a aburrirse mucho al volver las paredes serian murales, sonrio entusiasmado por la idea escuchando como salian.

{me parece bien, solo habría que ver si en el lugar en que le han dejado o al volver no le han encontrado ya y se topan en otro sitio}