Declaración de amor(Claire)

por **Yohann Moreau** Lun Jun 28, 2010 11:25 am

Pese a que la vida de un viajero suele ser normalmente solitaria, en algunas ocasiones conoces personas que de otra forma hubiese sido imposible. Una de las personas mas interesantes que he conocido se llamaba Wallace D. Revelliere, un veterano de guerra que había perdido su pierna derecha en el frente. La verdad es que nuestro encuentro fue de lo más oportuno,ya que yo estaba perdido en un bosque de Montepellier, y cuando pensaba que no podría salir de aquel páramo de frondosa vegetación encontré el campamento de Wallace. Viaje durante días con el, intercambiamos historias, aventuras y pensamientos...creo que es lo más cercano a un amigo que he tenido en toda mi vida. Un día, Wallace me comentó que se estaba muriendo y que necesitaba que cumpliese su última voluntad. Esta no era otra que buscar a una mujer en París que se llamaba Claire Delacroix, y entregarla una carta con los sentimientos de Wallace. Yo no podía negarme así que le dije que cuando pasara por París iría a ver a esa cortesana.

Y aquí estoy, en un lugar que nunca antes he frecuentado, un burdel. Por lo que he podido saber en las calles Claire es muy conocida por los hombres de esta ciudad, situación que refrenda que no debe tratarse una mujer cualquiera. Wallace era un gran hombre, y no se hubiese enamorado de una cortesana así como así, ¿qué vería en ella? Me presento en la recepción del burdel y pregunto por la cortesana.

-Tengo un mensaje para Claire Delacroix.

por **Claire Quartermane** Miér Jun 30, 2010 11:25 am

Despertó de mal humor, el dolor del día anterior aún no se iba. Avisó que se tomaría la noche libre, esperaba que al menos pudieran respetarle eso. Su pelo no estaba arreglado ni su cara maquillada, es más, ojeras surcaban sus ojos por las pocas horas de sueño. Paseaba por la habitación como leona enjaulada, agarrándose la cabeza con las manos como si eso la pudiera aliviar un poco. Odiaba la sensación de no poder controlar todo, unas manchas rojas en su clavícula derecha le indicaban donde se había estado rascando por unos minutos mientras hacía nada, aún así, contra su voluntad, la puntadas en el lado izquierdo entre la frente y su oído seguían.

-Mademoiselle, la busca un joven, dice que trae un mensaje para usted – el muchacho de los recados se fue rápidamente. Era conocido en el burdel que cuando ella andaba de ese ánimo era mejor no molestarla. Se puso una mantilla sobre los hombros y salió a ver quien osaba molestarla en ese día. Sus tacones se escuchaban fuerte en el piso de madera, pasó junto al piano y cerró la tapa sobre los dedos de una de las chicas que jugaba ahí. Todo se quedó en silencio.

De brazos cruzados se plantó en la recepción, con una mirada logró que quien estuviera ahí saliera. - ¿A quien se le ocurrió venir a molestarme en mi noche libre? – preguntó con malos modales, algo raro en ella, que solía ser educada, aunque no por eso suave. Miró a un joven frente a ella, quizás era la rabia y el dolor que no la dejaban analizarlo bien. Definitivamente si pudiera ya tendría sus manos alrededor de su cuello. Contrólate Claire, pensaba una y otra vez. Más le valía que el mensaje fuera algo importante o no contaría aquella historia dos veces.

por **Yohann Moreau** Miér Jun 30, 2010 4:04 pm

Observo a la mujer detenidamente buscando respuestas sobre aquello que la hacía más especial que a las demás mujeres que Wallace había conocido en su vida. Es evidente, que se trata de una dama muy hermosa, y que su aspecto desprende un magnetismo especial, por lo que ahora me hago a una idea sobre la razón por la que tiene fama de ser muy exitosa con los hombres. Pese a este hecho, su actitud es un tanto agresiva, situación a la que no estoy demasiado acostumbrado en el tiempo que llevo en París. Me acerco a paso lento hacía ella y saco la carta de Wallace.

-Un viejo amigo me pidió en su lecho de muerte que la buscara a usted, Claire Delacroix, y que la entregara esta carta.

Como es lógico, yo no había querido leer la carta ya que respetaría por siempre la privacidad de Wallace, pero no puedo negar que tengo mis dudas sobre el tipo de reacción que va a tener la cortesana ante el escrito. No es una mujer que parezca tener la sensibilidad suficiente para este tipo de asuntos, aunque opinar por las apariencias sería una temeridad, no tengo demasiadas referencias sobre cortesanas.

por **Claire Quartermane** Miér Jun 30, 2010 10:32 pm

De un tirón le quito la carta de la mano, comenzó a leerla moviendo la cabeza negativamente, la volvió a leer porque el apuro no le había permitido entender nada. La arrugó y la lanzó lejos dando un grito enojado, miró al joven con odio como si él fuera el culpable del contenido de la carta. Sintió que las lágrimas caían, corrió y recogió el papel estirándolo nuevamente y volviéndolo a leer. Se limpió la cara para que no la vieran así. Sabía que le daba la espalda al muchacho pero no quería desquitarse con él. – ¡Maldito! ¡Maldito bastardo! – su voz sonó por todo el local, nadie se atrevió a decirle nada, siguieron los murmullos, los chismes que pronto serían nada más que invenciones.

Su mano frente a ella con la carta arrugada. Caminó hasta el joven y la puso en su cara, enrostrándole el hecho de que ella estaba así por su culpa. - ¿Usted quién es y por qué trajo esto de ese tipo? – le espetó casi escupiendo con veneno las palabras, las lágrimas seguían corriendo, pero no eran de pena, eran de rabia, enojo, frustración. Las limpió con la mano libre y siguió en la misma posición esperando la respuesta.

-Le dije a ese estúpido… Se lo dije mil veces, una y otra vez. ¿Me dices que se murió? ¡Bien merecido se lo tiene! – le gritó mirándolo a los ojos, aún no entendía cuál era el fin de todo eso, si ese tipo era sólo un mensajero o algo más, quizás podría ayudarle a entender los últimos días de Wallace, saber que lo había motivado a escribir algo así, cuando ella ya tenía superado el tema. En sus cortos 19 años, tenía quizás, demasiadas historias complicadas, pero había comenzado pequeña a moverse en este ambiente y era eso mismo lo que le encantaba… las complicaciones.

por **Yohann Moreau** Vie Jul 02, 2010 7:36 am

Observo la reacción de Claire y no puedo negar que me sorprende gratamente. Wallace me había hablado algunas veces de ella y su carácter, por lo que no me imaginaba que fuese a reaccionar así. Me acerco a ella y sin mediar palabra la abrazo.

-Wallace me pidió que ta abrazara y que te dijera que lo siente.

Wallace me dijo que para calmar a Claire era necesario actuar más que hablar, por lo que la doy el mejor de mis abrazos, tras unos segundos me separo y esbozo una sonrisa.

-Me encantará explicarte todo lo que quieras saber, pero creo que deberíamos buscar un lugar más tranquilo.

Observando su rostro bañado por las lágrimas creo que comienzo a comprender que es lo que vio Wallace en esta mujer.

por **Claire Quartermane** Vie Jul 02, 2010 3:08 pm

Le costó 3 minutos asimilar que él la estaba abrazando. Su cara se volvió del color favorito de las cortesanas. Si antes no estaba enojada, ahora sin duda lo estaría y mucho. Nadie la tocaba sin su autorización, nadie se acercaba a ella siquiera sin avisar antes. ¿Cómo venía este tipo que decía conocer al otro imbécil y le ponía un dedo encima? Dio un paso atrás y le pegó una bofetada que resonó en todo el burdel. A ver si con eso aprendía y se daba cuenta con quien estaba tratando. No era una más de las mujeres, era ella, cuya única dueña siempre sería ella misma.

-Ya veo por qué te llevabas bien con ese imbécil, ¿Eres idiota o que? ¿Cómo te atreves a tocarme? – le gritó al tiempo que le hacía una seña al encargado del local de que todo estaba bien, ella manejaría la situación, al final el perjudicado sería él, con todo esto sólo había logrado que su ánimo empeorara. – Ese tipo de mierda del que hablas no es más que otro de la lista de los que se han obsesionado conmigo. ¿Sabes cuanto me costó hacerlo entender que jamás me tendría sólo para él? Y ahora vienes tú con esta carta donde declara nuevamente que estuvo enamorado de mi hasta el último de sus días.- rió burlonamente mientras se cruzaba de brazos. - ¡Como si me importara! Lo único que producen estas lágrimas es la rabia que siento de creer que todas mis palabras fueron en vano, que las veces en que le grité que jamás lo iba a querer, que lo único que me interesaba de él era su dinero, no sirvieron para nada. –

Limpió su cara y siguió riendo burlona, aquel idiota le daba problemas aún muerto, que ironía del destino, cuando pensaba que se había desecho de él, volvía así sin más. –Vamos a hablar aquí, no intentes decirme que hacer, las reglas las pongo yo, ¿te quedó claro? – con un movimiento se alejó y fue hasta una mesa al costado, tomó asiento frente a ella y pidió que le trajeran un trago, debía pasar el mal rato de alguna forma. Si se quedaba de pie, sentado o se iba, le daba lo mismo.

por **Yohann Moreau** Vie Jul 02, 2010 3:53 pm

Tras recibir la bofetada esbozo una media sonrisa en mi rostro. Esta mujer es demasiado entretenida como para tomarla a la ligera, y sin duda, yo no lo iba a hacer. Una vez soltado un aluvión de comentarios llenos de agresividad nos sentamos en una mesa y me invita a hablar. La miro fijamente a los ojos y comienzo a hablar.

-Las mujeres que intentáis parecer más fuertes de lo que sois realmente me resultáis adorables.-Soy totalmente consciente del tipo de barreras que una cortesana tiene que levantar para protegerse de los hombres, pero prefiero derribarlas.-No me engaña señorita Delacroix, usted sabe igual que yo que Wallace no era un hombre común y corriente, y que su amor hacía usted no se basaba en una simple obsesión. Lo que Wallace sentía hacía usted era el amor de un padre por una hija, la cual sufre en un mundo que no es el suyo, y que por eso, intenta ocultarse tras un muro infranqueable de agresividad, situado ahí para aquellos que intentan darla algo de cariño mas haya del sexual.

por **Claire Quartermane** Vie Jul 02, 2010 4:19 pm

Le había dado mucho crédito, llegó a pensar que era distinto, pero no. Otro más de los que creía que debajo de lo que decía había algún significado oculto, le otorgó unos minutos para que pensara que tenía razón, que ella si era una pobre mujer indefensa sufriendo en el mundo y que necesitaba un caballero de brillante armadura que viniera en su rescate. Pero era otro más del montón, de aquellos que con palabras le querían hacer entender que comprendían su situación, que sabían que sufría en silencio, que seguramente en las noches lloraba rogando por un futuro mejor, una casa en el campo, quince hijos y un marido que atender.

Intentó contener la risa, pero sólo salió una mueca algo extraña. Sus ojos no decían nada más que los de ella, bueno quizás estaba un poco menos aburrido. Suspiró contando hasta diez para intentar explicarse y que esta vez si le entendiera. - ¿Cree que intentaría engañar o parecer algo con una persona que no conozco ni me interesa conocer? No quiero bajarlo de su nube de ego señor, sólo intento que comprenda mis palabras. – Estaba definitivamente más calmada y tal vez algo divertida, era tan idiota como Wallace, por eso su amistad tan cercana quizás. ¿Qué importaba? Le seguiría el juego para ver si el dolor de cabeza se iba de una vez.

Este hombre hablaba de cosas que decía conocer, creía saber como era ella. ¡Que ingenuidad tan exquisita! No lo hubiera pensado de él a primera vista. – Créame que no sabía que un padre le rogara a su hija noche tras noche por acostarse con ella, ni que le gritara desde fuera del local como quería hacerlo cuando estuviera en su cama. Quizás mi concepto de paternidad estaba equivocado hasta ahora. – Bostezó mirándose las uñas, hoy dormiría temprano y con la sensación de un peso menos, el destino ya se había encargado de una de las molestias de su vida. Nuevamente se había salido con la suya, sólo que esta vez ni siquiera lo había intentado. – ¿Wallace nunca le contó que soy cortesana por opción y no por necesidad? Que disfruto acostándome con diferentes hombres cada noche y que jamás entrego cariño sexual, como usted lo llama, pero si dosis infinitas de placer. – sonrió de lado y una de sus cejas automáticamente se levantó, era su expresión común cuando hablaba orgullosa del trabajo que hacía. – Y agrego, si necesitara cariño, iría donde mi hermana gemela y se lo pediría a ella. -

por **Yohann Moreau** Vie Jul 02, 2010 4:45 pm

Cuantas más palabras brotan de su boca más me fijo en sus labios. No puedo evitar imaginarme a cuantos hombres y a cuantas partes de estos habrá besado con esos labios, ¿solo por placer?, no me lo creo. Pero decido aceptar sus palabras, esbozo una sonrisa y asiento.

-Como usted diga, también me gustan las mujeres que eligen su destino sin temer a las habladurías. En lo referente a Wallace, nada de lo que me pueda decir podrá cambiar la idea que tengo de él. Tan sólo he expresado mi opinión, sin ningún ánimo de despertar esa ira que tanto se está esforzando por demostrar.

Me paso las manos por mi cabello y me lo peino hacía atrás. Sin duda la razón por la que está a la defensiva es para ocultar algún tipo de vulnerabilidad que su relación con Wallace me pueda mostrar.

-Parece que la he ofendido con lo de su familia, la pido disculpas.-Coloco los cinco dedos de mi mano derecha en la mesa de madera y en ella aparecen los rostros de mis padres como si estuvieran tallados en la madera.-Me alegro de que tenga una hermana gemela cerca, pero el hecho de que la nombre de esa manera me indica que usted es una persona que necesita cariño de vez en cuando, y que por lo tanto, no debe estar tan cómoda con su situación actual como dice.

por **Claire Quartermane** Sáb Jul 03, 2010 5:32 pm

Sus uñas necesitaban ser arregladas con urgencia, quizás si despertaba de buen humor la mañana siguiente lo haría, pero debía prestarle atención al joven frente a ella, no preocuparse de sus manos. Jamás había pasado por maleducada, bueno, quizás en un par de ocasiones su carácter le había jugado en contra, pero por lo general sabía salir muy bien de aquel tipo de situaciones. Los roles estaban sin duda cambiados. ¿No se supone que son las mujeres quienes deben ser crédulas y sensibles? Acá era él quien seguía creyendo en las personas y los cuentos de hadas. Le tocó la mejilla, era tan divertido lo que decía, como un niño pequeño con una gran imaginación.

El toque había durado apenas un par de segundos, puso el dedo en la boca como si dudara, pero la duda era como decir lo que planeaba sin sonar ofensiva. Sonrió de la forma en que lo hacía cuando rechazaba a algún cliente que sabía no podría pagarle, de esos que juntaban y juntaban dinero por semanas, pero aún así no era suficiente, - Perdóneme si le hice creer que mi intención fue hacerle cambiar de opinión, – su voz era calmada, casi dulce, casi, porque ella jamás lo era, sólo aparentaba serlo. – Y perdone usted también si interpretó en mis palabras algo parecido a la ira. – suave ironía que salía de sus labios, era un goce profundo, intenso, jugar con los sonidos a las dobles interpretaciones.

Rió a carcajadas, mientras más hablaba, más hilarante le parecía. El trago llegó a ella y bebió un poco, el calor bajaba por su garganta y acallaba la risa. - ¿Cree usted que alguien que vende su cuerpo pueda tener vida privada? Ese es el motivo de no revelar el nombre de mi hermana a alguien a quien ni siquiera he querido preguntarle el suyo por profundo desinterés de mi parte. – Dejó la copa frente a ella y observó el liquido revolotear de un lado a otro. – No busco ofenderlo señor, pero simplemente lo veo innecesario, considerando que pasará por mi vida como otro hombre más, cuya única diferencia es que utilizó mi tiempo gratuitamente y además acrecentó el dolor de cabeza que me aquejaba. -

por **Yohann Moreau** Sáb Jul 03, 2010 7:28 pm

De manera imprevisible acerco mi rostro al suyo para situarme a escasos centímetros de ella.

--¿Estás segura?

De repente escucho un ruido que perturba la situación. Miro con el rabillo del ojo a un hombre que está sujetando con algo de rudeza a una cortesana. Analizo rápidamente el cuerpo de la mujer, tiene varios golpes dispersados por todo su cuerpo, las lágrimas han recorrido su rostro recientemente, y por la forma en la que es sujetada, está siendo forzada contra su voluntad. Tengo la intención de levantarme, pero no puedo apartarme de Claire, por lo que me limito a desviar momentáneamente mi mirada hacía la del hombre. Uso mi magia para hacerle creer que si en este momento no me ataca, morirá. El hombre suelta a la cortesana y se lanza hacía mi, no puedo evitar esbozar una sonrisa ante el efectivo funcionamiento de mi magia. Apoyo mi pierna derecha en la mesa y empujo para hacer caer mi silla hacía atrás y esquivar el golpe del hombre. Aprovecho la inercia de la caída para rodar hacía atrás y ponerme en pie. El individuo ntenta golpearme con su puño derecho pero esquivo el ataque, agarro su brazo aprovechando el movimiento, y se lo retuerzo por la espalda. Uso la posición de poder que poseo para empujar al hombre contra la mesa. Acerco mi boca a su oído y le digo lo que quiero que haga.

-Lo primero, rudo individuo, va a pedir disculpas a estas bellas cortesanas por su forma de actuar. Lo segundo que prometerá es no volver a golpear a una mujer sean cuales sean las circunstancias. La tercera, va a depositar todo el dinero que tenga en esta mesa. Y por último, desde el día que hoy hasta que muera, aportará la mitad de las ganancias que obtenga en su trabajo para ayudar a alguna cortesana, sin poder nunca, obtener como compensación ningún tipo de relación sexual.

El hombre cumple paso por paso mis indicaciones. La cortesana herida aprovecha sus disculpas para golpearle, sin réplica posible por parte del hombre. Una vez dejadas las monedas el hombre sale del burdel. Recojo la silla y la coloco en su sitio mostrando un gesto en mi rostro como si nada hubiese pasado. Mantener una ilusión en su mente durante tanto tiempo me costará parte de la poca vida que me queda pero sin duda vale la pena. Cojo la bolsa de monedas y deposito todo el dinero de su interior en la mesa.

-Mi intención no ha sido hacerte perder el tiempo, así que señorita, aquí tiene un pago más que aceptable por sus servicios.-Pronuncio la frase expresando algo de sorna.-Siento lo de su dolor de cabeza, pero no me equivoco al afirmar que su dolor es mucho más profundo que el que usted defiende, lo veo en sus ojos. No puedo decir que haya sido un placer señorita Delacroix, no me gustan las personas que se engañan a si mismas, pero, en algo tiene razón, ¿quién soy yo para decirselo?

Esbozo una última sonrisa y me dirijo a la salida del burdel. Wallace, he intentado hacer lo que me pediste pero...

por **Claire Quartermane** Dom Jul 04, 2010 6:35 pm

Ni un pelo, nada se movió en ella al tenerlo cerca, pretendía quizás atemorizarla o intimidarla. Pero tenía tan frecuentemente hombres así de cerca que uno más no era novedad. Le hizo una pregunta ambigua, no creo que esperara respuesta, quizás ni siquiera había escuchado todo lo que ella le había dicho. Otra cosa común en los de su genero, esperar que todos los prestaran atención, pero ellos ni intentarlo. Una pelea se escuchaba cerca, era la misma cortesana que todas las noches por dárselas de lista, salía perdiendo. Un bodrio, no era más que eso. Miró de reojo la escena, ahora el hombre se dirigía hacia donde estaban ellos, comenzó, sin motivo aparente a luchar con el joven amigo de Wallace. ¿Siempre tienen que intentar ser el héroe estos hombres?

Le escuchó darle una serie de indicaciones y no pudo menos que reir, llevaba al menos 5 años trabajando en eso y había visto una innumerable cantidad de veces la misma situación. Miró el poco dinero que el hombre traía, con eso, no alcanzaba ni para pagarle 2 minutos de su servicio. Sonrió y rodó los ojos, era tan típico, no decirle que si a todo, significaba automáticamente que se alejara, predecible, hombre tenía que ser. Y otra vez la cantaleta de que ‘algo escondes debajo de esa fachada’, ¿Es acaso tan difícil aceptar la verdad de que alguien puede ser simplemente así? Tal cual como se muestra en público, sin dobles lecturas, sin caretas, veracidad por delante.

Lo miró ponerse de pie y dirigirse a la salida, resopló algo cansada. Este hombre era más obstinado que ella, si es que eso pudiese existir, caminó tras él. Aún la asaltaba una duda y tenía que resolverla a como de lugar. - ¿Podría hacerle una última pregunta al señor o le gustan los monólogos y dejar hablar a las mujeres solas? Por que veo una contradicción en quien hace unos minutos era el salvador de aquella cortesana y ahora no es capaz ni de despedirse educadamente.- Afortunadamente no había podido salir del burdel, sólo un gesto de ella había hecho que el portero se quedara firme en su lugar, impidiéndole retirarse. Estaría ahí al menos unos minutos y ella podría saciar su curiosidad.

por **Yohann Moreau** Lun Jul 05, 2010 12:50 pm

Me detengo al escuchar las palabras de Claire, y esbozo una sonrisa mientras me giro hacía ella.

-Simplemente he pensado que si te respondía con tu misma agresividad, me detendrías a la hora de marcharme y por lo que veo que no estaba equivocado.

La miro fijamente a los ojos. Es la humana más fría que me he encontrado en mi vida, posiblemente resultado de una vida basada en el intercambio de favores sexuales por beneficios monetarios. Decido eliminar las barreras de seriedad en mis palabras y me dirijo a ella de forma coloquial.

-Tú y yo no somos tan diferentes Claire, ambos convertimos el placer en la forma de ganarnos la vida-Deposito en el suelo la bolsa que llevo a la espalda y saco el violín y el arco que hay en su interior.-Yo no soy ni un salvador, ni un héroe, ni nada por el estilo, solo hago lo que debo hacer.

Cojo el violín, lo apoyo en mi hombro izquierdo y acerco el arco a las cuerdas. Miro a Claire y esbozo un medio sonrisa para después cerrar los ojos. Ordeno mi mente y comienzo a tocar una melodía alegre llamada, "el vals de las sonrisas", el cual hace ver a la persona a la que la canción va dirigida, aquello que más desee en su interior. Aquella situación que la pueda otorgar la felicidad eterna.

por **Claire Quartermane** Lun Jul 05, 2010 7:17 pm

¿Perdón? Resulta que ahora él tenía todo fríamente calculado. Era parte de su plan que ella lo detuviera. ¿Podría ser más obvio? Todos esperaban eso cuando dejaban las cosas a medias, como una idea sacada de una novela inglesa, que falta de originalidad, pero bueno, ese no era el tema que los motivaba en aquella conversación. Si pensaba que aquello era agresividad no conocía nada, eso era carácter, firmeza, decisión al hablar, hasta podría ser llamado pasión. ¿Por qué no demostrar lo que sentía y como se sentía en el momento? Ella lo hacía siempre, si algo le parecía bien o mal, lo decía, después de todo no tenía nada que perder.

En otras circunstancias podría parecerle bien que le hablara tan en confianza, ahora cuando le había dicho en reiteradas ocasiones que su desinterés era mayor, le parecía hasta absurdo.- ¿Lo que debe hacer incluye evitar siempre oír lo que le digo? – lo miró sacar su violín y comenzar a tocar. Imágenes de ella con su propio burdel, en el espectáculo principal más grande del mundo, cantando sobre el piano con todos los ojos puestos en sus movimientos, el vestido más hermoso que jamás alguien haya visto, a su lado su hermana como una copia exacta de belleza la acompañaba cantando, eran la atracción principal, esto seguía siendo un juego para ellas, pero ahora ellas eran las dueñas de la juguetería.

Aquel era el segundo hombre que conocía que era capaz de hacer algo así, el anterior la había hecho ver como sería, según él, su futuro juntos. Eso, no había logrado más que hacerla enfadar, ahora le parecía curioso, por decirlo de alguna forma. Se acercó varios pasos a él, intencionadamente rozó sus labios a los de este joven músico, se quedó quieta un par de segundos, esperó que él abriera los ojos para separarse sólo centímetros y hablarle, suave, casi en su boca.- No me gustan los jueguitos mentales, si quiere que tenga fantasías, sabe que hay otra forma para conseguirlo, una, donde podríamos disfrutar los dos, no quiero ser egoísta.- Esta vez, ni siquiera ella estaba segura de la intención de sus palabras, pero deseaba cambiar la rutina de esa noche y que pasara del tedio en el que estaba sumergida.

por **Yohann Moreau** Mar Jul 06, 2010 8:33 am

Si dijera que tener a una mujer como Claire tan cerca de mi no me excita, mentiría. Teniéndola a escasos centímetros de mi boca, sintiendo su respiración en mi piel, cualquier hombre caería rendido al instante. Por un momento estoy a punto de besarla, sin comprender la razón exacta ya que hasta ahora lo único que he visto salir de su boca han sido comentarios cargados de prepotencia y egocentrismo, características que no me atraen demasiado. Hago el amago de acercarme a su boca pero desvío mi trayectoria hacía su oreja derecha.

-Eso no era una fantasía Claire, los sueños no son fantasías, son objetivos que cumplir-Trago saliva y sigo susurrando palabras a su oído-. Estoy convencido de que cuando te acercas de esta manera a un hombre ninguno se te resiste, y creo que ahora lo has hecho para intentar llevar la situación a tu terreno. Pero me pregunto, ¿qué pasaría si te encontrases con un hombre que prefiere conocer como eres a disfrutar de tu físico?, porque señorita Delacroix, por eso si pagaría, porque pienso que es usted una persona molesta pero interesante. Jamás daría una moneda por simple placer físico, ya que eso se puede encontrar en cualquier parte.

Aparto mi boca y tuerzo mi tronco para guardar el violín en mi bolsa.

por **Claire Quartermane** Miér Jul 07, 2010 11:10 am

Es la vida misma quien cuenta historias con metáforas. Nos hace creer una cosa cuando la disfraza como otra, caemos, mil veces, pero seguimos poniéndonos de pie. Sin moverse ni dos milímetros, lo escuchó, atenta, dejando que las palabras ingresaran en su oído como pequeños susurros que erizaban su cabello. La imagen de lo que él decía había sido un sueño se repetía nuevamente en su cabeza, ahora con un cambio, Juliette ya no estaba junto a ella, ahora era parte del público, seguía hermosa y sonriente, pero a su lado había un hombre, cuya cara no podía ver, las manos entrelazadas le indicaba que ahora ambas tenían lo que siempre habían querido, ella poder, su hermana amor.

Era tan tierno, le dio su tiempo para que guardara su violín y volviera para mirarlo a los ojos. Quería hablar con él frente a frente, poder observar sus movimientos, sus reacciones al momento de responderle. Tenía razón en parte de lo que decía, debía darle crédito por eso, pero su planteamiento tenía un error. - ¿Es posible llevar algo donde ya estaba? – no había dudas de que mientras hablaban, él estaría pensando ya en algún modo de dar vuelta la situación como había intentado hacerlo antes, ella sólo seguía sonriendo, ahora divertida con todo lo que pasaba. Estaba un poco más interesada en lo que le decía, pero apenas un poco.

¿Acaso podía observar él la personalidad de la gente a primera vista? No es cosa de engañarse, la belleza siempre llama más la atención que la fealdad. – Estamos de acuerdo en apenas una cosa señor, ‘simple’ placer físico es ‘encontrable’ en muchas partes, pero diferimos en que lo que yo entrego no tiene nada de simple.- se acercó a él y acarició su rostro, un toque suave, pequeño, pero cargado de pasión, un toque conocido por no ser igual a ningún otro, algo fuera de lo común, del tipo que le daba a pocos, aquellos que volvían rogando por más. –Conocer como soy es disfrutar de mi físico, esta soy yo, vivo tan desnuda como mis shows de cada noche, la intensidad me mueve, no es necesario pagar para saber eso, sólo debes decir mi nombre.-

por **Yohann Moreau** Jue Jul 08, 2010 11:09 am

La cortesana toca mi rostro como ninguna mujer lo había hecho antes, con la experiencia de la una mujer que ha practicado este movimiento para convertirlo en un arma capaz de domar al hombre más fiero. Trago saliva, cada vez me resulta más difícil resistirme a ella, debería dejarme llevar, siempre lo hago, pero hoy por alguna razón es diferente...

-Claire...-Quiero acercarme a ella, besarla, sentir el contacto de mi cuerpo contra el suyo, pero...-Seguro que tus shows son increíbles, seguro que conocer tu cuerpo sería algo sensacional, pero a mi lo que me interesa de las mujeres es conocer de ellas aquello que ningún otro ha conocido.

La atracción que siento por esta cortesana es diferente a la que he sentido por las otras mujeres que me he encontrado en mi vida. Nunca había tenido tantas ganas por conocer el interior de una mujer, pero...¿Por qué ahora?¿Por qué con ella?

por **Claire Quartermane** Miér Jul 14, 2010 1:03 pm

Inspiró, profundamente, sintiendo aquel olor masculino diferente al de otros, era como de especias intensas, algo seductor, atrayente. Él no había aumentado ni disminuido aquella cercanía que ella había impuesto, el sonido de sus palabras la llenaba lentamente de aquel calor que le hacía cosquillas entre sus piernas, invitándola a tomarle la mano y llevarlo a resbalarse en las curvas de su cuerpo suave. Deshizo el trayecto que había comenzado minutos antes, volviendo sus dedos para ponerlos tras su espalda, como en un semi abrazo, intentando atravesar la ropa para tocar su piel, esperando encontrar la textura que codiciaba, esa que latía fuerte con una leve presión. Nada era coherente, las palabras agresivas que había gritado antes hacían paso a un indescriptible deseo de escuchar lo que su criterio (o des-criterio) le pedía hacer.

Sus labios la llevaron hasta la mejilla de ese joven músico, palpando apenas vellos que pensaban en crecer días después, captando el imperceptible movimiento de músculos que podrían sonreír si ella intentara provocarlo a eso. Un poco más a la derecha y encontraría su boca, la decisión podía cambiarlo todo, la tentación estaba sólo a centímetros, el camino era breve, el destino incierto. Se deslizó siguiendo su impulso, actuando, luego pensando, la superficie cambiaba dando paso a la comisura del lugar al que pretendía llegar, la duda se implantó segundos, los suficientes para darle quizás un poco más de determinación. Lo besó, lenta y pausadamente, la pasión afloraba con cada oscilación que realizaba, enseñándole lo que él esperaba. Intentado darle a entender que ella era quién tomaba esta opción, la de demostrarle que eso era lo que nadie y a la vez todos conocían.

No había vacilación, él había pronunciado su nombre, ella había respondido a eso, como un imán que se acercaba a su polo opuesto, donde ninguna fuerza podría contrarrestarlo si se encontraban de frente, - ¿Aún crees que hay algo en mí que ningún otro hombre conoce? – la respiración agitada mientras intentaba hablar separándose de sus labios húmedos y cegadores, aquellos que le pedían volver, llamándola una y otra vez, - Ayúdame a descubrirlo… - un paso adelante, la mano en su pecho para empujarlo a las sombras, donde la oscuridad los protegería de las miradas curiosas que ya sentía sobre su nuca, sabían que no había ingresado como cliente, pero a esta altura de seguro pensarían que ella lo había convencido, como había hecho con tantos, de gastar su dinero comprándole algo de tiempo, rogándole por dejar que se introdujera en ella para gritar su nombre y recordarlo mil veces mañana y al día siguiente a ese.

por **Yohann Moreau** Jue Jul 15, 2010 10:21 am

Me resulta imposible resistirme a la pasión que desprnde Claire. Cada uno de sus movimientos es más sensual y efectivo que el anterior, y pese a que mi autocontrol es de bastante nivel, ningún hombre sería capaz de resistirse a ella. El beso que planta en mi boca a punto está de retorcer mis entrañas y de secar la vida de mis órganos vitales. Tras una conversación sin demasiado fundamento, parece que de alguna forma he conseguido atravesar el muro de la cortesana, llegando a una zona tan excitante como peligrosa.

Durante mis más de 20 años de vida he repasado las curvas de mujeres cuya belleza sería capaz de provocar la más cruenta de las guerras. Desde princesas hasta humildes doncellas, de todas y cada una de ellas he disfrutado sin ningún tipo de rechazo, pero lo que es capaz de expresar esta cortesana es diferente a todo lo que he visto hasta ahora. Me encuentro con la necesidad de no sólo disfrutar de su cuerpo, si no de compartir aquello que con tanto fervor oculta al resto.

Mientras nos atrapan las sombras la devuelvo el beso con toda la pasión contenida del momento. Una vez desatada la pasión no puedo parar de repasar su cuerpo con mis manos y de forma apresurada comienzo a retirar del camino mis atuendos.

por **Claire Quartermane** Sáb Jul 17, 2010 2:00 pm

Cerró los ojos, un segundo, una eternidad, no sabía cuanto. Sus labios hablaban por ella, volviendo a unirse a los de él más veces de las que quisiera. Los sonidos le indicaban que él comenzaba a desprenderse de su ropa. ¿Cómo será aquel torso, aquel estómago o lo que estaba un poco más abajo? Se separó mirándolo a los ojos, bajó la mirada hasta el borde de su pantalón, una imagen mental de ella arrancándoselo con los dientes se implantó en su cabeza, veía como desgarraba la tela a tiritas mientras encontraba lo que buscaba ahí, como la recompensa en la búsqueda del tesoro.

Con un movimiento lo tomó del pantalón, justo ahí donde se abrochaba, caminó retrocediendo y lo guió sin soltarlo, hasta la habitación que utilizaba para atender a sus clientes. Lo empujó dentro y cerró la puerta tras ella con el pie, su respiración estaba tan agitada como si hubiese corrido el corto camino hasta ahí. –Tu nombre, dime tu nombre… - se soltó el cabello y dejó la bolsita con el dinero que le había entregado antes en la mesa junto a la cama, hablaba dándole la espalda mientras se miraba al espejo, era claro que aquel no era un día de trabajo para ella, su aspecto lo decía todo, pero al menos el dolor de cabeza había disminuido.

Casi un minuto le tomó encontrar lo que buscaba, una cadena de plata con dos piedras colgando de ella, ambas azules, pero una levemente más oscura que la otra, sonrió mientras giraba y la ponía frente a la cara de ese joven para que la mirara, - ¿Quieres saber algo más de mi verdad? La más clara es por mí, es el color de mis ojos, la otra es por mi hermana, es lo único por lo que nuestra madre nos diferenciaba, ella los tiene un poco más oscuros que yo. – se puso el collar y dejó que las gemas cayeran entre sus pechos, casi escondiéndose.

-Nunca vas a descubrir todo de mí, nadie ha podido hacerlo, nadie nunca lo hará… si quieres acostarte conmigo ahora, lo haremos, pero desaparecerás de mi vida y será como si nunca nos hubiésemos conocido,- se quitó el vestido quedando sólo con el corsé y la ropa interior, como siempre estaba insinuante, provocativa, pero ahora también lo era con las palabras, -Para mi sólo hay una forma de hacer las cosas, a mi manera, si quieres aceptas las condiciones y créeme, jamás me olvidarás, si no, te irás con las manos vacías, de todas formas no podrás sacarme de tu cabeza, la decisión está en tus manos…-

por Contenido patrocinado

Declaración de amor(Claire)

Declaración de amor(Claire)

Re: Declaración de amor(Claire)

Re: Declaración de amor(Claire)

Re: Declaración de amor(Claire)

Re: Declaración de amor(Claire)

Re: Declaración de amor(Claire)

Re: Declaración de amor(Claire)

Re: Declaración de amor(Claire)

Re: Declaración de amor(Claire)

Re: Declaración de amor(Claire)

Re: Declaración de amor(Claire)

Re: Declaración de amor(Claire)

Re: Declaración de amor(Claire)

Re: Declaración de amor(Claire)

Re: Declaración de amor(Claire)

Re: Declaración de amor(Claire)

Re: Declaración de amor(Claire)

Re: Declaración de amor(Claire)

Re: Declaración de amor(Claire)

Re: Declaración de amor(Claire)

Re: Declaración de amor(Claire)