En la oscuridad de la noche siempre estas conmigo, padre (Maxwell)

por Invitado Jue Dic 08, 2011 8:33 am

Había salido del hogar que compartía con mi padre en cuanto la noche se había extendido sobre Paris, aquel era el amparo que podía utilizar. Mi padre y yo no podíamos salir a la luz del sol pero desde hacía muchos años (para él) y otros menos años (para mí) la noche se había convertido en nuestro territorio. Donde nosotros mandábamos, le había dicho a mi padre que deseaba alimentarme y que me reuniría con él mas tarde. Aquel era el único padre que yo conocía, me daba igual que me hubiera adoptado para mí y para el yo era una Reinhalt y no lo cambiaría por nada. Llevaba 100 años a su lado y nunca cambiaria eso, fui a las zonas alejadas de Paris donde encontré a varias personas, no pensaba matar a ninguna solo alimentarme un poco. Me gusto uno de los chicos, su olor llegaba a mis fosas nasales y daría todo lo que tenia sabiendo que tendría la sangre más sabrosa de todos. Baje de los arboles donde había estado subida. Y después de ponerme bien la capa que llevaba me quite la capucha y me alise el vestido negro que me había puesto. Se me notaba que era de clase alta o mejor dicho hija del conde de España, y lo bueno de ser vampira es que no tenia ningún problema en moverme con aquel vestido. Aunque fuera largo y grande gracias a mi fuerza no me costaba nada. Utilice mi poder del control mental para atraerlo hacia a mí, con una sonrisa en mis labios. Coquetee con él durante unos segundos, me gustaba jugar con mis presas. Y cuando me canse acerque mi rostro a su cuello, él cerró los ojos y dejo escapar un suspiro. Sonreí y le bese el cuello para después morderle tapándole la boca con la mano para que no gritara, cuando acabe de alimentarme le lamí la herida que cicatrizaría dentro de unos pocos minutos. Con mi poder manipule su mente para que no recordara nada de lo que había pasado. Solo pensaría que habría caminado por ahí por algo. Él se desmayo y yo salí corriendo, era lo mejor que podía hacer.
Llegue de nuevo al centro de Paris, ahora solo tenía que encontrarme con mi padre. La verdad es que gracias a nuestros olores ya nuestros sentidos agudizados nos encontrábamos en medio de dos minutos. Decidí que aquella noche fuera él quien me encontrara, camine por las calles con paso lento. Me metí en los callejones, no tenia miedo de que me asaltaran porque era mucho más fuerte que cualquier humano ya fuera hombre o mujer. Pero entonces mucho antes de que mi padre tuviera tiempo de hablar le olí y le escuche. Sonreí y mientras me giraba hable.

-Hola padre.

por **James Mayer Rothschild** Jue Dic 15, 2011 4:29 am

off rol
Spoiler:

Maxwell perdido en el mar de sus pensamiento contemplaba las hermosas estrellas en el cielo que era adornadas por el magistral brillo de la luna, el tiempo transcurría lentamente ante sus ojos, poco le importaba realmente lo que pasaba a sus alrededor, ya que al encontrarse parado y recargado en unos de los tanto puentes transitados se podía ver una gran variedad de gente pasar, cosa que le era inherente a hacia él, todo era paz y tranquilidad dentro de su mente, paz que le fue arrebatada por una interesante melodía, que lo lleno de recuerdos, melodía que le cantaba una madre a su pequeño niño para que durmiera.

Cosa que le trajo recuerdos, de aquella pequeña niña que hace ya varis años adopto y que a llenado el gran vacío de su frágil corazón, admiro a la joven madre cantarle a su hijo, cosa que le hizo recordar; - a mi señor conde gracias de nuevo por su generosa aportación a este humilde orfanato, sé que es difícil aportar en esta terrible época donde las guerras están en su apogeo, pero gracias a usted hemos podido sobrevivir, a un que he de decir que cada día es mas difícil ver como la gente abandona a sus pequeños niños.

Mientras inmerso en sus recuerdos maxwell llego hasta el final del puente donde a un pequeña vendiendo flores, cosa que no pudo soportar ver, pues un pequeña niña descalza con la cara y el cuerpo sucio fue algo que lo hizo suspirar-mirar a esta niña fue abandonada y es tan chiquita y frágil, que dudo que sobreviva. - esta niña sobrevivirá, no se si es su sonrisa o la forma que me ha mirado cuando entre pero esta niña, será llamada Aleyah y tendrá mi apellido.

Lo ojos de maxwell parecieron rasgarse con lagrimas al ver a aquella niña vendiendo flores, camino hacia ella y tomo una de las flores, y le puso en la mano mugrosita de la niña, una bolsa repleta de monedas de oro, le toco la cara y le mostro una sonrisa.-mira viejo ahora ya no seremos solo tu y yo en este viejo palacio te presento a Aleyah, mi hija la que será la alegría de este oscuro y tétrico lugar, así que viejo prepara una cuna compra toda la ropa mas linda que veas, los juagues mas caros, pues mi hija será la niña mas feliz del mundo.

De nuevo el conde emprendió su caminar nuevamente, pues si bien el conde es un vampiro tiene una gran debilidad por los seres humanos, puesto que no hay persona desvalida que no ayude, puesto que la sonrisa de su pequeña niña le hizo cambiar su forma de ser.

- Aleyah feliz cumpleaños ahora ya tienes 12 años, que me has hecho el padre mas feliz del mundo, sabes no hay día que no agradezca que tu llegaras a mi vida, eres mi pequeño mundo de felicidad.

Maxwell sentido un olor peculiar, lentamente se fue adentrando por las calles de parís, donde la gente pasa siempre apresurada, y sin percatarse realmente de la condición de las personas que viven vagando por las calles de tan hermosa ciudad.- viejo alista el carruaje pues llevare a Aleyah al teatro, que parece que le ha gustado desde la ultima vez que la he llevado.

Maxwell camino hasta un oscuro callejón donde tan peculiar y conocido aromo lo había llevado y donde una hermosa vos lo recibió.

Mi pequeño mundo de felicidad raro lugar el que has escogido para vernos, pero no importar el lugar, siempre mi mayor felicidad verte, tanta es mi felicidad que te he traído una flor. Dime mi pequeña, ese saludo se puede convertir en un beso, puesto que es muy frio un simple hola.

por Invitado Mar Dic 20, 2011 8:40 am

Recordaba todos y cada uno de los minutos de mi vida que había pasado al lado de mi padre, porque él había sido el mejor padre que una chica como yo podía desear. Él me salvo de una muerte segura, sabía que las monjas me hubiesen cuidado bien y hubiesen intentado que no muriera pero mi amado padre, había hecho que sobreviviera y viviera en un ambiente cálido y amoroso. Del amor que me daba él. Porque me había hecho crecer en un ambiente de amor, papa siempre me había dicho que yo había sido su pequeño ángel, su pequeña princesa y anquen yo ya tuviese los 20 en apariencia y los 100 en edad real no me importaba. Porque me gustaba que me llamara de esa forma, me sentía amada por mi padre.

Me acerque a mi padre con pasos gráciles y suaves, tenía el porte y la elegancia que tenía que poseer la hija del conde de España. Justamente la persona que era, la hija del conde Maxwell. Al escucharle le abrace y me aupé un poco para poder besarle la mejilla con el máximo amor que tenia por mi padre. Cuando le bese la mejilla, me separe un poco y le sonreí.

-Me alegro de verte padre. Muchísimas gracias por la flor, es preciosa.

Dije con una sonrisa, cogiendo la flor y oliéndola. La verdad es que olía muy bien, recordé como padre me ponía las flores cuando era pequeña en el cabello. Cogí con suavidad la flor y me la puse en el pelo, la flor destacaba sobre mi cabello rubio. Sonreí y me abrace a él recostando su cabeza en su pecho, porque mi padre era mucho más alto que yo.

OFF: Siento la tardanza padre

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