AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
En la oscuridad de la noche [Diva Goldsmith]
2 participantes
Página 1 de 1.
En la oscuridad de la noche [Diva Goldsmith]
Aquella noche parecía ser diferente de las demás, sobre todo en aquel lejano lugar en las afueras de la ciudad. Lugar en el que cualquier humano no caminaría a altas horas de la madrugada sin sentir algún escalofrío extraño en el cuerpo. Lugar al que pocos acudirían para calmar las tristezas de sus almas sin evitar sentir el miedo de las sombrías figuras que al reflejo de la luna llena podían formarse sobre los árboles y tierra húmeda con olor a musgo.
La niebla se extendía por el terreno más de lo normal cubriendo el suelo y las hiervas crecientes alrededor, tal y como si el mismo demonio hubiese lanzado su soplido lamentable sobre esas tierras, convirtiéndolas en una zona terrorífica donde lo único que podía oírse eran las voces guturales paseando entre las ramas de los altos robles que rodeaban cuan imperiosos vigilantes la entrada del bosque.
Allí estaba él, levantándose sigilosamente como un león triunfante después de someter a su presa a sus bajos instintos. Tomando una posición inmóvil mientras observaba pensante sobre el drenado cuerpo de su víctima que tal vez jamás en su vida se le habría cruzado por la mente morir de tal forma. “Ahora descansa, alma desgraciada” susurraba afinando la abominable mirada carmesí sobre el cuello roto del infeliz.
Estudiaba las posibilidades de llevar el cuerpo a otros lugares donde los coyotes o quizás lobos pudieran terminar de lleno su trabajo sin dejar rastro o al menos para simular un accidente atroz. El cuerpo sin vida yacía tendido entre la niebla del árido terreno con la cabeza hacia el norte y los brazos extendidos de lado a lado cerca a un roble de gran tamaño cuyas raíces sobresalían del suelo perdiéndose en la extensa niebla gris.
Caminó unos pasos directamente hacia el cadáver que mostraba un rostro de color púrpura y reclinando sus piernas contra una de las gruesas raíces levantó la carga a la altura de su costado derecho y sujetó con una mano al muerto llevándolo a cuestas sobre su espalda. Tres zancadas bastaron para recorrer una gran distancia entrando a la mitad del bosque en cuyo verdoso follaje rozaba el resoplido de la brisa que dejaba tras él.
Un segundo más tarde el sujeto se detuvo en seco dejando caer el cuerpo que provocó un sonido sordo que desapareció en instantes gracias a la tierra húmeda que amortiguó el golpe. El vampiro ladeaba la cabeza afinando sus sentidos en todas direcciones, tratando de ver más allá de los árboles y de la neblina que tenía alrededor abriendo cada vez más aquellos ojos carmesí. Concentró sus oídos sin hacer ruido intentando captar algún sonido perturbador, como aquel que había escuchado hace poco, aquel sonido fuera de lo común que cortaba el aire tal y como él lo hacía.
Paseaba de norte a sur, caminando a paso lento, volteando cada vez que el viento le jugaba una mala pasada rozando contra las ramas y arbustos invisibles a la vista humana. Sus pasos eran cautelosos y siniestros, como los de un cazador buscando a su víctima para desgarrarle el cuello. Podía sentir cada pisada sobre las hojas muertas y olvidadas que crujían ante la presión de sus pies recorriendo los oscuros rincones.
Dio vueltas alrededor del inmenso bosque sin hallar nada, sin embargo el presentimiento de que algo no iba bien en esos momentos, permanecía en su mente como espina en la piel. Bordeó algunos árboles buscando ese algo, o ese alguien que había interrumpido su tranquilidad y satisfacción después de la cena, pero se le había escapado de las manos, era tal vez su imaginación o una muy buena broma de la brisa sobre la copa de los árboles; no, no era eso, era algo más, algo siniestro que se asemejaba a él en actos.
Pasaron varios minutos para que caiga en la cuenta que se había alejado demasiado del cuerpo de aquel desventurado que horas antes le sirvió de aperitivo y milésimas de segundo para comprender que aquello que le preocupaba se encontraba en aquel sitio. Marchó a toda velocidad a lo más oscuro del bosque entre los senderos pudiendo observar a corta distancia el cuerpo acostado en la misma posición como él lo había dejado sobre el mojado suelo y fue tan rápida la imagen que llegó a su mente de la sombra oscura que levantó y lanzó el cadáver hacia él con tanta fuerza aporreándolo contra uno de los robles y cayendo al suelo incómodo por el suceso.
Apartó al muerto de su pecho contra otro roble a unos metros de distancia como si de algún insecto se tratase tronando los huesos de su columna vertebral que al parecer se partió en dos. Miró en dirección de su atacante enseñando los finos y blanquecinos colmillos en un rugido avivado para luego ocultarlos apreciando lo que frente a él se mostraba, tan clara y hermosa, la belleza en su perfección hecha mujer, una dama distinta a las demás cuyo corazón al igual que el suyo, dejó de latir hace mucho tiempo.
- Así que fue usted… - sonrió él mientras limpiaba su saco oscuro de forma grácil acomodándose el cuello de la camisa.
La niebla se extendía por el terreno más de lo normal cubriendo el suelo y las hiervas crecientes alrededor, tal y como si el mismo demonio hubiese lanzado su soplido lamentable sobre esas tierras, convirtiéndolas en una zona terrorífica donde lo único que podía oírse eran las voces guturales paseando entre las ramas de los altos robles que rodeaban cuan imperiosos vigilantes la entrada del bosque.
Allí estaba él, levantándose sigilosamente como un león triunfante después de someter a su presa a sus bajos instintos. Tomando una posición inmóvil mientras observaba pensante sobre el drenado cuerpo de su víctima que tal vez jamás en su vida se le habría cruzado por la mente morir de tal forma. “Ahora descansa, alma desgraciada” susurraba afinando la abominable mirada carmesí sobre el cuello roto del infeliz.
Estudiaba las posibilidades de llevar el cuerpo a otros lugares donde los coyotes o quizás lobos pudieran terminar de lleno su trabajo sin dejar rastro o al menos para simular un accidente atroz. El cuerpo sin vida yacía tendido entre la niebla del árido terreno con la cabeza hacia el norte y los brazos extendidos de lado a lado cerca a un roble de gran tamaño cuyas raíces sobresalían del suelo perdiéndose en la extensa niebla gris.
Caminó unos pasos directamente hacia el cadáver que mostraba un rostro de color púrpura y reclinando sus piernas contra una de las gruesas raíces levantó la carga a la altura de su costado derecho y sujetó con una mano al muerto llevándolo a cuestas sobre su espalda. Tres zancadas bastaron para recorrer una gran distancia entrando a la mitad del bosque en cuyo verdoso follaje rozaba el resoplido de la brisa que dejaba tras él.
Un segundo más tarde el sujeto se detuvo en seco dejando caer el cuerpo que provocó un sonido sordo que desapareció en instantes gracias a la tierra húmeda que amortiguó el golpe. El vampiro ladeaba la cabeza afinando sus sentidos en todas direcciones, tratando de ver más allá de los árboles y de la neblina que tenía alrededor abriendo cada vez más aquellos ojos carmesí. Concentró sus oídos sin hacer ruido intentando captar algún sonido perturbador, como aquel que había escuchado hace poco, aquel sonido fuera de lo común que cortaba el aire tal y como él lo hacía.
Paseaba de norte a sur, caminando a paso lento, volteando cada vez que el viento le jugaba una mala pasada rozando contra las ramas y arbustos invisibles a la vista humana. Sus pasos eran cautelosos y siniestros, como los de un cazador buscando a su víctima para desgarrarle el cuello. Podía sentir cada pisada sobre las hojas muertas y olvidadas que crujían ante la presión de sus pies recorriendo los oscuros rincones.
Dio vueltas alrededor del inmenso bosque sin hallar nada, sin embargo el presentimiento de que algo no iba bien en esos momentos, permanecía en su mente como espina en la piel. Bordeó algunos árboles buscando ese algo, o ese alguien que había interrumpido su tranquilidad y satisfacción después de la cena, pero se le había escapado de las manos, era tal vez su imaginación o una muy buena broma de la brisa sobre la copa de los árboles; no, no era eso, era algo más, algo siniestro que se asemejaba a él en actos.
Pasaron varios minutos para que caiga en la cuenta que se había alejado demasiado del cuerpo de aquel desventurado que horas antes le sirvió de aperitivo y milésimas de segundo para comprender que aquello que le preocupaba se encontraba en aquel sitio. Marchó a toda velocidad a lo más oscuro del bosque entre los senderos pudiendo observar a corta distancia el cuerpo acostado en la misma posición como él lo había dejado sobre el mojado suelo y fue tan rápida la imagen que llegó a su mente de la sombra oscura que levantó y lanzó el cadáver hacia él con tanta fuerza aporreándolo contra uno de los robles y cayendo al suelo incómodo por el suceso.
Apartó al muerto de su pecho contra otro roble a unos metros de distancia como si de algún insecto se tratase tronando los huesos de su columna vertebral que al parecer se partió en dos. Miró en dirección de su atacante enseñando los finos y blanquecinos colmillos en un rugido avivado para luego ocultarlos apreciando lo que frente a él se mostraba, tan clara y hermosa, la belleza en su perfección hecha mujer, una dama distinta a las demás cuyo corazón al igual que el suyo, dejó de latir hace mucho tiempo.
- Así que fue usted… - sonrió él mientras limpiaba su saco oscuro de forma grácil acomodándose el cuello de la camisa.
Leophrand Arlesse- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 04/12/2010
Re: En la oscuridad de la noche [Diva Goldsmith]
Magnifica noche de jugos y deslices solitarios para quien paso la mayor parte de su tiempo escondida entre sombras brillantes de la muerte. No existía más hermoso baile que el caminar entre la niebla con pies descalzos y llenos de una delicadeza propia de una dama diferente a las comunes. La fina seda de un vestido casi translucido, iluminado por el único astro que nos va vida jovial, se deja tocar por la brisa fresca y deliciosa de aire frió de esa noche.
Un cuerpo extendido en el suelo húmedo alerto una pequeño y disimulado finges de susto, una sonrisa se escapo de sus labios pero rápidamente se oculto al descubrir que ni gota vital podía obtener. Le resultaba ordinario y de poco agrado tocar un cuerpo sin existencia provocado por alguien ajeno a ella.
Con sutileza se paro delante del fallecido y noto las típicas marcas que los seres de su propio linaje solían plasmar eternamente sobre sus victimas. No le sorprendió, pero sus oídos alertaron el acercamiento brusco de alguien desconocido, con una sola mano tomo del pecho el cadáver y en signos de defensa innecesaria lanzo el mismo hacia quien le resultaba ajena.
Un sonido seco de la presa golpeándose contra el roble viejo la hizo observar detenidamente la presencia de quien al parecer había sido su verdugo. La penetrante mirada de un hombre algo sorprendido y la inocencia atrevida de una dama se enfrentaban. Finos dedos se posaron en los labios de una doncella peligrosa. El secreto revelado antes de cruzar palabra alguna la dejo mas tranquila, era mas que un desconocido, era de su mismo casta.
- Lamento mi defensa innecesaria caballero… por un momento pensé que deseaba atacarme – finamente hizo una breve reverencia ante el hombre de perfume excitante.
Un cuerpo extendido en el suelo húmedo alerto una pequeño y disimulado finges de susto, una sonrisa se escapo de sus labios pero rápidamente se oculto al descubrir que ni gota vital podía obtener. Le resultaba ordinario y de poco agrado tocar un cuerpo sin existencia provocado por alguien ajeno a ella.
Con sutileza se paro delante del fallecido y noto las típicas marcas que los seres de su propio linaje solían plasmar eternamente sobre sus victimas. No le sorprendió, pero sus oídos alertaron el acercamiento brusco de alguien desconocido, con una sola mano tomo del pecho el cadáver y en signos de defensa innecesaria lanzo el mismo hacia quien le resultaba ajena.
Un sonido seco de la presa golpeándose contra el roble viejo la hizo observar detenidamente la presencia de quien al parecer había sido su verdugo. La penetrante mirada de un hombre algo sorprendido y la inocencia atrevida de una dama se enfrentaban. Finos dedos se posaron en los labios de una doncella peligrosa. El secreto revelado antes de cruzar palabra alguna la dejo mas tranquila, era mas que un desconocido, era de su mismo casta.
- Lamento mi defensa innecesaria caballero… por un momento pensé que deseaba atacarme – finamente hizo una breve reverencia ante el hombre de perfume excitante.
Diva Goldsmith- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 26/11/2010
Localización : Detras del crepusculo
Presentación
- Lamento mi defensa innecesaria caballero… por un momento pensé que deseaba atacarme.
- Atacarla… ¿dice? – Bufó una burla entre dientes – Usted me vigilaba segundos antes, tal vez eso debería pensar yo de usted Madmoiselle.
El silencio perduró unos segundos tras cruzar miradas entre ambos desconocidos. Aquella mujer cuyo cuerpo se ceñía bajo el fino vestido formando sus curvas sensualmente, mostraba ahora una misteriosa sonrisa, como si algún pensamiento oscuro rondase por su conciencia. Sin pensarlo dos veces, el vampiro caminó hacia ella deteniéndose a unos metros cerca al roble que los separaba metiendo las frías manos en su abrigo de cuello alto y mirando en dirección al cuerpo destrozado partido en dos.
- No tenía otra opción, llevaba una vida muy deprimente. – Expresaba sin culpa posando sus ojos brillantes en aquel despojo humano. – Fue el mejor favor que le pude hacer…
Volteando hacia ella y acercándose unos centímetros más, sonrió apreciando aquellos ojos que se asemejaban a los suyos en fiereza. En un ademán de presentación, el nocturno asintió la cabeza sin dejar de observarla, estudiando con la mirada cada pequeño movimiento que ella hacía, desde la posición de sus manos hasta los gestos de su esculpido y bello rostro.
- Mi nombre es Leophrand, procedente de la familia Arlesse de Inglaterra. Es grato conocer a una dama como usted en esta bella noche; más debo disculparme por no compartirle la cena. Tal vez si hubiese avisado con tiempo su llegada Mi Lady, le preparaba un mejor banquete. – Sonrió soberbio haciendo una reverencia ante la elegancia de aquella dama para luego moverse a la velocidad de la luz detrás de ella. - ¿Puedo saber a quién tengo delante de mí si no es molestia? – susurró detrás de su oído disfrutando del aroma que emanaba su pálida piel.
- Atacarla… ¿dice? – Bufó una burla entre dientes – Usted me vigilaba segundos antes, tal vez eso debería pensar yo de usted Madmoiselle.
El silencio perduró unos segundos tras cruzar miradas entre ambos desconocidos. Aquella mujer cuyo cuerpo se ceñía bajo el fino vestido formando sus curvas sensualmente, mostraba ahora una misteriosa sonrisa, como si algún pensamiento oscuro rondase por su conciencia. Sin pensarlo dos veces, el vampiro caminó hacia ella deteniéndose a unos metros cerca al roble que los separaba metiendo las frías manos en su abrigo de cuello alto y mirando en dirección al cuerpo destrozado partido en dos.
- No tenía otra opción, llevaba una vida muy deprimente. – Expresaba sin culpa posando sus ojos brillantes en aquel despojo humano. – Fue el mejor favor que le pude hacer…
Volteando hacia ella y acercándose unos centímetros más, sonrió apreciando aquellos ojos que se asemejaban a los suyos en fiereza. En un ademán de presentación, el nocturno asintió la cabeza sin dejar de observarla, estudiando con la mirada cada pequeño movimiento que ella hacía, desde la posición de sus manos hasta los gestos de su esculpido y bello rostro.
- Mi nombre es Leophrand, procedente de la familia Arlesse de Inglaterra. Es grato conocer a una dama como usted en esta bella noche; más debo disculparme por no compartirle la cena. Tal vez si hubiese avisado con tiempo su llegada Mi Lady, le preparaba un mejor banquete. – Sonrió soberbio haciendo una reverencia ante la elegancia de aquella dama para luego moverse a la velocidad de la luz detrás de ella. - ¿Puedo saber a quién tengo delante de mí si no es molestia? – susurró detrás de su oído disfrutando del aroma que emanaba su pálida piel.
Leophrand Arlesse- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 04/12/2010
Re: En la oscuridad de la noche [Diva Goldsmith]
“-¿Puedo saber a quién tengo delante de mí si no es molestia? – “
Ante estas palabras, el filo de su mirada se mantuvo estable en aquel espacio ahora vació pero tibio aun. Con una leve inclinación de sus ojos la dama sonrió intentando contener el deseo de voltearse y mirar aun más de cerca esos ojos carmesí. Una breve tímida brisa se poso sobre mis hombros y el aliento de palabras masculinas llegaba a sus oídos, tan provocadoras como interrogantes. Su espalda indefensa a modo de descubierta por tan humilde pero seductor vestido la dejaba ser blanco fácil de cualquier tacto ajeno.
- Mi nombre es Diva – Pronuncio su nombre con tanta pasión y atrevimiento que casi daba a entender que deseaba incitar a que el caballero a grabárselo para siempre en sus recuerdo – Diva Goldsmith, hija única de la familia Goldsmith oriunda de Londres –
Luego de tan breve presentación bajo la guardia sus hombros descubiertos relajándolos. Unos cuantos pasos hacia el cadáver le provocaron una sonrisa inexplicable, un pensamiento fuera del alcance, no obstando recordó palabras anteriores del señor Leophrand y se desposo a contestarle.
- No suelo cenar acompañada y, mucho menos, compartiendo el alimento – Una pequeña risa burlona se escapo mientras cubría sus labios con la yema de sus dedos. – Me da mucho placer y admiración ver que aun existen… Cercanos… que disfrutan a solas de una comida deliciosa alejados de la civilización y sin ser interrumpidos, pero en mi caso me resulta algo ambiguo alejarme de mi recinto solo para nutrirme.-
Obrando casi de la misma manera, con movimientos muy rápidos y delicados de una dama, la figura femenina desapareció de su lugar para posarse por encima del joven en una rama de un roble fuerte, jugando con sus píen en un vaivén sonreía en lo alto.
- Deseo que mi presencia no haya alterado su digestión… aun es temprano para nosotros y debo hallar algún dócil mortal que me sirva de alimento. A menos que desee acompañarme my lord… Leophrand – en ese segundo que demoro en pronunciar el nombre dejo caer su figura por detrás de él para finalizarla en su oído y su lengua escapando de su boca para humedecer los labios rojizos en señal de provocación. Era casi como un juego, donde a ella le tocaba devolver el gesto que tuvo él poco tiempo atrás.
Ante estas palabras, el filo de su mirada se mantuvo estable en aquel espacio ahora vació pero tibio aun. Con una leve inclinación de sus ojos la dama sonrió intentando contener el deseo de voltearse y mirar aun más de cerca esos ojos carmesí. Una breve tímida brisa se poso sobre mis hombros y el aliento de palabras masculinas llegaba a sus oídos, tan provocadoras como interrogantes. Su espalda indefensa a modo de descubierta por tan humilde pero seductor vestido la dejaba ser blanco fácil de cualquier tacto ajeno.
- Mi nombre es Diva – Pronuncio su nombre con tanta pasión y atrevimiento que casi daba a entender que deseaba incitar a que el caballero a grabárselo para siempre en sus recuerdo – Diva Goldsmith, hija única de la familia Goldsmith oriunda de Londres –
Luego de tan breve presentación bajo la guardia sus hombros descubiertos relajándolos. Unos cuantos pasos hacia el cadáver le provocaron una sonrisa inexplicable, un pensamiento fuera del alcance, no obstando recordó palabras anteriores del señor Leophrand y se desposo a contestarle.
- No suelo cenar acompañada y, mucho menos, compartiendo el alimento – Una pequeña risa burlona se escapo mientras cubría sus labios con la yema de sus dedos. – Me da mucho placer y admiración ver que aun existen… Cercanos… que disfrutan a solas de una comida deliciosa alejados de la civilización y sin ser interrumpidos, pero en mi caso me resulta algo ambiguo alejarme de mi recinto solo para nutrirme.-
Obrando casi de la misma manera, con movimientos muy rápidos y delicados de una dama, la figura femenina desapareció de su lugar para posarse por encima del joven en una rama de un roble fuerte, jugando con sus píen en un vaivén sonreía en lo alto.
- Deseo que mi presencia no haya alterado su digestión… aun es temprano para nosotros y debo hallar algún dócil mortal que me sirva de alimento. A menos que desee acompañarme my lord… Leophrand – en ese segundo que demoro en pronunciar el nombre dejo caer su figura por detrás de él para finalizarla en su oído y su lengua escapando de su boca para humedecer los labios rojizos en señal de provocación. Era casi como un juego, donde a ella le tocaba devolver el gesto que tuvo él poco tiempo atrás.
Diva Goldsmith- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 26/11/2010
Localización : Detras del crepusculo
Desafío
La propuesta se le hacía interesante sabiendo que esa noche podía estar cazando en libertad junto a la hermosa vampiresa de figura tentadora. Después de todo una sola víctima no era suficiente para saciar su sed de sangre; necesitaba el postre que aquella dama le ofrecía en su compañía y de paso, podía ver en ésta, una oportunidad magnífica para conocer más de su naturaleza pues mucho tiempo había pasado desde la última vez que interactuó con seres de su mismo linaje.
Sonrió al percatarse que aquella belleza disfrutaba de su juego. Sus movimientos eran muy rápidos tanto como los de él. Por un momento se sintió inferior a ella, no sólo por la apariencia de la excitante mujer que tenía a pocos metros y de su elegante manera de dirigirse a él, sino porque se percibía a leguas que ella siempre había pertenecido a la clase alta mucho antes de su transformación. En cambio él, no conocía mucho de la clase alta, a su vez él era una persona educada y respetable con todos, así lo demostró siempre, aunque fue por el trabajo de violinista y su pasión por la música que le obligaron a aprender los modales que le sacaron de la clase baja donde su vida antigua pertenecía. Gracias a todo eso, esa noche estaba hablando cara a cara con una mujer de alcurnia sin parecer un vampiro del montón.
El orgullo del hombre hizo acto de presencia al sentirse ridiculizado por las zigzagueos de la nocturna dama. ¿Qué quería demostrar? ¿Acaso ella era mejor que él en velocidad y fuerza? Eso tenía que comprobarlo. Cerró los ojos aún delante de ella oyendo el susurro de su nombre en una imitación de lo que él hizo con ella hace unos momentos y curvó una sonrisa satisfecha carraspeando la garganta para afinar su voz.
- Sería un placer Mi Señora, aunque si me permite, debo tomarme el atrevimiento de proponerle un desafío antes de deleitarnos con el líquido vital que poseen los humanos. – Sonrió divertido sujetándose la barbilla con la vista al frente de espaldas a ella – El primero que traiga a este mismo lugar a su presa ganará, pero… la víctima tendrá que ser un venado de este bosque. No quiero parecer aburrido, es sólo que por un momento, su velocidad y fuerza me desconectaron de mis pensamientos y quería comprobar nuestros estilos, es cuestión de honor de caballero, ya sabe…
Dicho esto, echo a correr tras los árboles con esa mirada fogosa de color carmesí sin esperar recibir una respuesta de parte de la escultural mujer.
Sonrió al percatarse que aquella belleza disfrutaba de su juego. Sus movimientos eran muy rápidos tanto como los de él. Por un momento se sintió inferior a ella, no sólo por la apariencia de la excitante mujer que tenía a pocos metros y de su elegante manera de dirigirse a él, sino porque se percibía a leguas que ella siempre había pertenecido a la clase alta mucho antes de su transformación. En cambio él, no conocía mucho de la clase alta, a su vez él era una persona educada y respetable con todos, así lo demostró siempre, aunque fue por el trabajo de violinista y su pasión por la música que le obligaron a aprender los modales que le sacaron de la clase baja donde su vida antigua pertenecía. Gracias a todo eso, esa noche estaba hablando cara a cara con una mujer de alcurnia sin parecer un vampiro del montón.
El orgullo del hombre hizo acto de presencia al sentirse ridiculizado por las zigzagueos de la nocturna dama. ¿Qué quería demostrar? ¿Acaso ella era mejor que él en velocidad y fuerza? Eso tenía que comprobarlo. Cerró los ojos aún delante de ella oyendo el susurro de su nombre en una imitación de lo que él hizo con ella hace unos momentos y curvó una sonrisa satisfecha carraspeando la garganta para afinar su voz.
- Sería un placer Mi Señora, aunque si me permite, debo tomarme el atrevimiento de proponerle un desafío antes de deleitarnos con el líquido vital que poseen los humanos. – Sonrió divertido sujetándose la barbilla con la vista al frente de espaldas a ella – El primero que traiga a este mismo lugar a su presa ganará, pero… la víctima tendrá que ser un venado de este bosque. No quiero parecer aburrido, es sólo que por un momento, su velocidad y fuerza me desconectaron de mis pensamientos y quería comprobar nuestros estilos, es cuestión de honor de caballero, ya sabe…
Dicho esto, echo a correr tras los árboles con esa mirada fogosa de color carmesí sin esperar recibir una respuesta de parte de la escultural mujer.
Leophrand Arlesse- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 04/12/2010
Re: En la oscuridad de la noche [Diva Goldsmith]
El silencio y la brisa fría de aire invernal eran las únicas compañías en ese momento de la joven dama, quien se sumergió en sus más profundos y reflexivos pensamientos.
“Pensé que, con el encuentro de aquel caballero, podría librarme del karma de los humanos, que luchaban unos contra otros por demostrar ser superiores a si mismos, pero con mi vida eterna, entendí que el karma de los mortales era insignificante y patético. Porque los humanos eran desagradables e ignorantes, ahora que soy libre tengo que seguir dando a luz mis habilidades.”
Sonrió al aire y con la miraba baja susurro unas leves palabras.
- Ludmi… pequeña Ludmi… estoy aquí ¿Me escuchas? ¿Dime donde estas? –
Tranquilamente realizo un salto que la desaparecer en la neblina de esa noche, se escucho una carcajada sin igual que asustaría a cualquier persona. No transcurrió mucho tiempo para volver al lugar del encuentro. La presencia de aquel excitante y casi desconocido hombre aun era ausente.
Espero sola en la cima de una rama de roble, sosteniendo lo que parecía de lejos una sombra oscura casi del mismo tamaño como el de ella entre sus finas u delicadas manos.
Estas demorando mucho. Creo que ganare este reto señor…. Leophrand-
Hasta que algún alma apareciese en el punto fijo, Diva tomo oportuno el momento de distraerte entonando su voz y hacerle homenaje al seudónimo que sus padres le habían implantado.
“Pensé que, con el encuentro de aquel caballero, podría librarme del karma de los humanos, que luchaban unos contra otros por demostrar ser superiores a si mismos, pero con mi vida eterna, entendí que el karma de los mortales era insignificante y patético. Porque los humanos eran desagradables e ignorantes, ahora que soy libre tengo que seguir dando a luz mis habilidades.”
Sonrió al aire y con la miraba baja susurro unas leves palabras.
- Ludmi… pequeña Ludmi… estoy aquí ¿Me escuchas? ¿Dime donde estas? –
Tranquilamente realizo un salto que la desaparecer en la neblina de esa noche, se escucho una carcajada sin igual que asustaría a cualquier persona. No transcurrió mucho tiempo para volver al lugar del encuentro. La presencia de aquel excitante y casi desconocido hombre aun era ausente.
Espero sola en la cima de una rama de roble, sosteniendo lo que parecía de lejos una sombra oscura casi del mismo tamaño como el de ella entre sus finas u delicadas manos.
Estas demorando mucho. Creo que ganare este reto señor…. Leophrand-
Hasta que algún alma apareciese en el punto fijo, Diva tomo oportuno el momento de distraerte entonando su voz y hacerle homenaje al seudónimo que sus padres le habían implantado.
Diva Goldsmith- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 26/11/2010
Localización : Detras del crepusculo
Fascinación
El tiempo transcurría llevando la brisa del viento de un lado a otro sobre la copa de los árboles que se mecían propios e imperiosos en plena oscuridad. El hombre miraba inmóvil apoyado en el tronco más alto del lugar de duelo, observando metros abajo la llegada de su distinguida rival en cuyas finas manos traía lo que parecía ser la prueba de su triunfo. – Verdaderamente es veloz – susurraba para sí mismo marcando una gran sonrisa en su rostro oculto entre las hojas. Jugaba con una astilla de la rama entre sus dedos, aguardando sin hacer ruido, tal como cazador asechando a su presa.
Sonreía al recordar sus pasos anteriores reconociendo su derrota, aunque prácticamente jamás hubo desafío, puesto que en su mente resonaba la previa jugada que hizo: Correr sin oír respuesta de la dama, esperar que ella eche a correr detrás de su víctima, regresar al tiempo en que ella se marchó del lugar para subirse al roble más alto y esperar la llegada de aquella.
Todo estaba calculado por él, además de que cazar venados no era lo suyo. Fácilmente aceptaría la derrota teniendo en mente el tiempo en que la hermosa mujer tardó en volver, escasos segundos duró aquel reto que suponía podía ganar, pero su consideración por las damas no le permitía mostrarse superior. Él estaba satisfecho con el espectáculo que acababa de presenciar.
Observó a su hermosa rival trepar sagazmente un roble próximo al suyo, llevando entre sus dedos el trofeo que le hacía ganadora. Las alturas de los árboles eran diferentes; ella se hallaba unos metros más abajo, frente al roble de él, sin percatarse aún de su presencia. Pocos segundos después emergió de los labios de la mujer una bella melodía que se acompasaba con la brisa del viento sobre la copa de los árboles, una mezcla perfecta de pasión y suspenso. El oído musical de Leophrand escuchaba fascinado aquella voz soprano que emitía sonidos majestuosos, que se elevaban por sobre los tallos hasta rozar la última hoja del roble más alto, meciendo el aire de un lado a otro como si de un espectáculo de ópera se tratase.
Hipnotizado ante tal expresión, se mantuvo quieto esperando que la dama de por finalizado su cántico. Los ojos brillantes del vampiro no dejaban de mirarle atento, aquella mujer era espléndida no sólo físicamente sino que su fuerza de voz cautivaba al primer instante, como las sirenas atrapando marineros. Así se sentía el nocturno. Hacía mucho que no disfrutaba de una sinfonía que mereciera la pena oír, como la que estaba apreciando en ese momento.
Una vez que cesó, levantó el rostro por entre las hojas y aplaudió gustoso dejándose ver por su acompañante. Un gran salto dio lugar desde la rama más alta, donde el vampiro descendió hasta pisar el suelo y haciendo una pirueta en el aire terminó en una posición de reverencia en dirección a la admirable mujer.
- Lo que acaba de hacer fue magnífico Mademoiselle. No tengo palabras para describir tal acto de excelsitud. Su voz es divina, tal y como su belleza física lo demuestran. Me siento maravillado. – Dijo manteniendo la mirada en el suelo – A su vez, ruego a usted me dispense de no participar en el desafío. Merece el triunfo y mis más sinceras disculpas. – Continuó, fijándose en la sombra que se distinguía entre los brazos de la vampiresa.
Sonreía al recordar sus pasos anteriores reconociendo su derrota, aunque prácticamente jamás hubo desafío, puesto que en su mente resonaba la previa jugada que hizo: Correr sin oír respuesta de la dama, esperar que ella eche a correr detrás de su víctima, regresar al tiempo en que ella se marchó del lugar para subirse al roble más alto y esperar la llegada de aquella.
Todo estaba calculado por él, además de que cazar venados no era lo suyo. Fácilmente aceptaría la derrota teniendo en mente el tiempo en que la hermosa mujer tardó en volver, escasos segundos duró aquel reto que suponía podía ganar, pero su consideración por las damas no le permitía mostrarse superior. Él estaba satisfecho con el espectáculo que acababa de presenciar.
Observó a su hermosa rival trepar sagazmente un roble próximo al suyo, llevando entre sus dedos el trofeo que le hacía ganadora. Las alturas de los árboles eran diferentes; ella se hallaba unos metros más abajo, frente al roble de él, sin percatarse aún de su presencia. Pocos segundos después emergió de los labios de la mujer una bella melodía que se acompasaba con la brisa del viento sobre la copa de los árboles, una mezcla perfecta de pasión y suspenso. El oído musical de Leophrand escuchaba fascinado aquella voz soprano que emitía sonidos majestuosos, que se elevaban por sobre los tallos hasta rozar la última hoja del roble más alto, meciendo el aire de un lado a otro como si de un espectáculo de ópera se tratase.
Hipnotizado ante tal expresión, se mantuvo quieto esperando que la dama de por finalizado su cántico. Los ojos brillantes del vampiro no dejaban de mirarle atento, aquella mujer era espléndida no sólo físicamente sino que su fuerza de voz cautivaba al primer instante, como las sirenas atrapando marineros. Así se sentía el nocturno. Hacía mucho que no disfrutaba de una sinfonía que mereciera la pena oír, como la que estaba apreciando en ese momento.
Una vez que cesó, levantó el rostro por entre las hojas y aplaudió gustoso dejándose ver por su acompañante. Un gran salto dio lugar desde la rama más alta, donde el vampiro descendió hasta pisar el suelo y haciendo una pirueta en el aire terminó en una posición de reverencia en dirección a la admirable mujer.
- Lo que acaba de hacer fue magnífico Mademoiselle. No tengo palabras para describir tal acto de excelsitud. Su voz es divina, tal y como su belleza física lo demuestran. Me siento maravillado. – Dijo manteniendo la mirada en el suelo – A su vez, ruego a usted me dispense de no participar en el desafío. Merece el triunfo y mis más sinceras disculpas. – Continuó, fijándose en la sombra que se distinguía entre los brazos de la vampiresa.
Leophrand Arlesse- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 04/12/2010
Re: En la oscuridad de la noche [Diva Goldsmith]
Al culminar tan magnifica melodía, como así lo definió el caballero, Diva no sintió mas que gusto y satisfacción al conocer que fue de agrado aquella composición. Mienta realizaba su canto percibió ese propio y interesante perfume que lo caracterizaba al joven pero no obstante decidido continuad al pensar que solo se estaba acercando a ella. Su canto estaba lleno de fuerza, pasión encerrada y a la vez un misterio que se desenvolvía con cada letra que pronunciaba.
Una vez expuesto a su visión, Diva escucho con atención las palabras de su ex desafiante; la confesión de una mentira piadosa y la ovación de su canto esplendoroso escuchado de principio a fin. Una sonrisa algo escondida se dejo ver a la luz de la luna que huía de las nubes grises, no se sintió nada ofendida al ver a clara verdad de que había sido engañada, aun así, en sus pensamientos no corría la idea de demostrar sus habilidades. Como poco tiempo atrás sugirió, una presa era la idea a cazar y eso mismo llevaba en sus manos.
No fue un salto ni fue un movimiento rápido lo que su cuerpo realizo al terminar de escuchar las disculpas y aplausos de su rival, con una destreza seductora llego al pie del roble donde descasaba hasta la llegada de él. Un gran velo negro cubría lo que al parecer era el trofeo del desafió falso. Sin embargo esta se mostraba en su mirada algo misteriosa y provocativa.
- Lo disculpo mi lord por tenderme esa pequeña trampa. Pese a ello, tome a pie nuestro desafió, os pido que voltee un instante y observe…-
Esas fueron las vastas palabras que le dieron a conocer una escena espeluznante, un venado, como el reto lo solicitaba, mas una cría extendidas ya sin vida muy cerca del roble acordado. Sin sentir compasión o remordimiento la dama sonrió e insito con la mirada al muchacho para que observase lo que a punto estaba por ejecutar.
- Espero perdone mi osadía… pero era algo agobiante la sed que tenia desde que nos cruzamos y me adelante apenas un poco…-
El gran manto negro se dejo caer al suelo llano y húmedo mostrando a una joven mujer de cuerpo extremadamente hermoso, piel casi tan pálida como la que los caracterizaba a ambos y una mirada tibia e inocente. Diva sostenía por detrás a la doncella de la cintura y pecho; era una escena maliciosa y excitante a la vista de cualquier hombre. Con suavidad y sensualidad recorrió con su mano y dedos desde la cintura hasta el pecho de la muchacho incitando al caballero allí presente, podía observarse tan fácilmente como la piel se estremecía entre sus brazos. La dama levanto la mirada hacia el caballero y espero escuchar alguna palabra o gesto que delatara un mínimo de interés por aquellos actos que realizaba distintivamente solo para él.
- Si lo desea puede venir… a probar un poco.–
Escapando de sus labios una sonrisa pecaminosa. Poso su mentón en el cuello de la indefensa, con una mano la sostenía ahora de su cuello y con la otra desabotonaba aquel corcet ajustado, sus labios pronunciaron breves palabras al oído de la muchacha.
- Será delicioso el dolor y luego la calma…solo déjame mostrarte mi oscuridad –
Diva beso el cuello de la muchacha una vez finalizadas sus palabras y de sus labios se podían observar aquellos perlados colmillos que se incrustaron suaves en el cuerpo ajeno. Su mirada, a pesar de ello, esta fijamente clavada en el nocturno que estaba tan cerca de la escena como lejos a la vez, su manos suaves pero fuertes sostenían el cuerpo apaciguo de la muchacha que se dejaba poseer, cada vez era mas intensa la mordida y mas placentera la sed calmada en sus ser. Una gota callo de los labios de la dama, el silencio y la espera de algún accionar opuesto invadían su curiosidad. Deseaba saber de que manera actuaría aquel conocido después de tantas provocaciones que había realizado para él.
Una vez expuesto a su visión, Diva escucho con atención las palabras de su ex desafiante; la confesión de una mentira piadosa y la ovación de su canto esplendoroso escuchado de principio a fin. Una sonrisa algo escondida se dejo ver a la luz de la luna que huía de las nubes grises, no se sintió nada ofendida al ver a clara verdad de que había sido engañada, aun así, en sus pensamientos no corría la idea de demostrar sus habilidades. Como poco tiempo atrás sugirió, una presa era la idea a cazar y eso mismo llevaba en sus manos.
No fue un salto ni fue un movimiento rápido lo que su cuerpo realizo al terminar de escuchar las disculpas y aplausos de su rival, con una destreza seductora llego al pie del roble donde descasaba hasta la llegada de él. Un gran velo negro cubría lo que al parecer era el trofeo del desafió falso. Sin embargo esta se mostraba en su mirada algo misteriosa y provocativa.
- Lo disculpo mi lord por tenderme esa pequeña trampa. Pese a ello, tome a pie nuestro desafió, os pido que voltee un instante y observe…-
Esas fueron las vastas palabras que le dieron a conocer una escena espeluznante, un venado, como el reto lo solicitaba, mas una cría extendidas ya sin vida muy cerca del roble acordado. Sin sentir compasión o remordimiento la dama sonrió e insito con la mirada al muchacho para que observase lo que a punto estaba por ejecutar.
- Espero perdone mi osadía… pero era algo agobiante la sed que tenia desde que nos cruzamos y me adelante apenas un poco…-
El gran manto negro se dejo caer al suelo llano y húmedo mostrando a una joven mujer de cuerpo extremadamente hermoso, piel casi tan pálida como la que los caracterizaba a ambos y una mirada tibia e inocente. Diva sostenía por detrás a la doncella de la cintura y pecho; era una escena maliciosa y excitante a la vista de cualquier hombre. Con suavidad y sensualidad recorrió con su mano y dedos desde la cintura hasta el pecho de la muchacho incitando al caballero allí presente, podía observarse tan fácilmente como la piel se estremecía entre sus brazos. La dama levanto la mirada hacia el caballero y espero escuchar alguna palabra o gesto que delatara un mínimo de interés por aquellos actos que realizaba distintivamente solo para él.
- Si lo desea puede venir… a probar un poco.–
Escapando de sus labios una sonrisa pecaminosa. Poso su mentón en el cuello de la indefensa, con una mano la sostenía ahora de su cuello y con la otra desabotonaba aquel corcet ajustado, sus labios pronunciaron breves palabras al oído de la muchacha.
- Será delicioso el dolor y luego la calma…solo déjame mostrarte mi oscuridad –
Diva beso el cuello de la muchacha una vez finalizadas sus palabras y de sus labios se podían observar aquellos perlados colmillos que se incrustaron suaves en el cuerpo ajeno. Su mirada, a pesar de ello, esta fijamente clavada en el nocturno que estaba tan cerca de la escena como lejos a la vez, su manos suaves pero fuertes sostenían el cuerpo apaciguo de la muchacha que se dejaba poseer, cada vez era mas intensa la mordida y mas placentera la sed calmada en sus ser. Una gota callo de los labios de la dama, el silencio y la espera de algún accionar opuesto invadían su curiosidad. Deseaba saber de que manera actuaría aquel conocido después de tantas provocaciones que había realizado para él.
Diva Goldsmith- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 26/11/2010
Localización : Detras del crepusculo
Temas similares
» En la oscuridad de la noche [Privado]
» Diva Goldsmith ♥
» Procope [ Diva Goldsmith]
» Mis sinceros salidos - Diva Goldsmith
» En la oscuridad de la noche (Cam Rohan)
» Diva Goldsmith ♥
» Procope [ Diva Goldsmith]
» Mis sinceros salidos - Diva Goldsmith
» En la oscuridad de la noche (Cam Rohan)
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour