Lágrimas de sangre(Libre)

Un cazador tenía dos métodos para escoger sus presas, el primero, de manera aleatoria, el segundo, por encargo. Mientras que la primera vía estaba más dirigida al beneficio personal, moral o sanguinario, la segunda solía reportar beneficios de diversa índole, desde económicos o sociales, pasando inclusive por atribuciones políticas. Evidentemente, los grandes encargos eran mucho más difíciles de llevar a cabo, y normalmente, muchos de ellos nunca se cumplían, bien por la muerte natural del objetivo, o bien porque el objetivo se encargaban de anularlo asesinando al emisor del trabajo. Para Eden Nasri, al principio, todos los trabajos eran complicados ya que, el por esa época joven inexperto, pecaba de impulsivo, característica inútil cuando se hace frente a seres de una categoría superior en muchos aspectos. Con el paso de los años, el cazador fue mejorando, cumpliendo trabajos y cobrándolos, escalando en el escalafón de los cazadores de Francia hasta que se topó con "el asesino de las lágrimas de Sangre". En el norte de Francia había una leyenda acerca de un ser con la fuerza de 100 hombres, el sigilo de 20 gatos y la velocidad de 10 gacelas, que contaba a sus espaldas con más de 1.000 asesinatos. Su señal no era otra que hacer llorar sangre a sus víctimas, las cuáles morían cómo mártires expulsando sus últimos pecados. No había que ser demasiado astuto para saber que ese "asesino" era un vampiro, y Eden estaba dispuesto a asesinarlo.

Eden lo persiguió a lo largo y ancho de todo el país, siempre por detrás, siempre retrasado, acumulando cadáveres que parecía burlarse de él cada vez que pensaba que estaba cerca de encontrar al vampiro. Sin embargo, hacía una cosa de dos semanas, había aparecido un nuevo cadáver en París con esa señal característica, por lo que el cazador no había podido evitar dirigirse a la capital para investigar. Estudiando la escena del crimen, y realizando un par de preguntas, el cazador había conseguido una descripción más o menos certera del vampiro, alto, de cabello castaño, elegante, ojos azules. No tenía demasiados detalles, sin embargo era más de lo que había logrado durante meses, Finalmente, y haciendo esfuerzos imperiosos por sacar información al hermético recepcionista del hotel Des Arenes, había conseguido una coincidencia alentadora. Un hombre similar a la descripción, con continuas desapariciones nocturnas y reclusiones diurnas, había estado frecuentando el hotel durante los últimos 10 días. Por ello el cazador se había registrado en el hotel, esperando el regreso de la que podría ser la mayor captura de su vida.

Eden pidió el segundo ron de la noche y una vez servido, probó un trago que le hizo estremecerse puesto que su tolerancia al alcohol era prácticamente nula. El cazador llevaba dos días consecutivos en el bar del hotel, esperando a la aparición de Remy Fontaine, el huésped que si todo iba como lo tenía previsto, sería su nueva presa. No estaba emocionado, al contrario, sentía la caza de ese vampiro cómo un deber moral, nacido de la necesidad de limpiar este mundo de uno de tantos seres que causaban dolor y sufrimiento a todos los mortales. El cazador liberó un suspiro y dirigió la mirada a la entrada del bar, esperando que apareciera su presa. El lugar estaba vacío, quitando el barman, y la ansiedad estaba comenzando a devorar a Eden. ¿Dónde estaba el tal Remy Fontaine?¿Quizás se había dado cuenta de que lo perseguían? El cazador cada vez estaba más nervioso, y por ello, volvió a ingerir otro trago del fuerte ron. En ese momento notó cómo alguien entraba al bar, y su corazón se aceleró, el cazador se quedó petrificado, con la mirada en su vaso sin querer comprobar de quien era la identidad de aquel o aquella que estuviera entrando al local.

Vaya ideas tenia yo, teniendo un techo donde estar decidi dejar todas mis comodidades por un poco de diversión nocturna.
No escontraba presa alguna al interperie, era logico, mis presas siendo delincuentes no aparecerian con plena luza de luna, aquella noche estaba exahusta, necesitaba un descanso y el sol comenzaba a dar sus primeros destellos avisando su llegada de nuevo, por instinto debía ocultarme y como bendición caida del cielo aparecio un hotel, asi es era el famoso "Hotel Des arenes" no tenia remedio alguno me quite el traje deprisa en un callejon y despues entre con mi falsa personalidad, pedi una habitación y me fui a mi sueño profundo, dos días pasaron y me había acostumbrado a las nuevas comididades y lujos del hotel, no queria irme, pero.... me aburria al extremo, ninguna persona interesante por conocer o un buen bocadillo llenos de pecados para alimentarme.
Parecia tenía competencia, desde hace unos días, me habia topado con un tipo que se decia ser el mas sanguinario de los vampiros, me habia parecido tan sadico que su simple presencia me causaba repulsión y por si fuera poco la noche anterior lo vi salir de su cuarto a cazar todas las victimas que consideraba estaban en mi dominios, pero hombres siempre deben despojar a las mujeres sin importar su raza.
Faltaba todavia algunas horas para el amanecer, con poca sangre en mi organismo tenia sed tan infernal como si hubiera estado una semana en el desierto, pense un poco y decidi entrar entonces al fino bar del hotel.
¡Vaya espectaculo!, humanos, vampiros, brujos, criaturas de todo tipo estaban hospedados allí, y se encontraba bebiendo, platicando, jugando cartas, o realizando sus conquistas acompañados por una deliciosa musica de piano y de un color amarillo que se iluminaba sus detalles a las luces de las velas.
Mas mi percepción me daba aviso de que alguien buscaba a uno de mi estirpe, pero no cualquiera, comence a buscar en mis recuerdos a quien diablos buscaría y encontre la respuesta mas logica aquel sanginario vampiro que algunas noches atras lo esncontre, debia suponer esa persona era un cazador.
Llevaba aquel vestido negro de terciopelo ceñido y ajustado a mi silueta con los guantes que suelo utilizar en mis noches de caza cuando los humanos me conocen como "La gata inmortal", a mas de unoal entrar por aquella puerta llame su atención, pero de todos los presentes hubo uno que llamo mia tanción, era un joven.
Se encontraba sentado en la barra tomando un vaso de un vino que aseguraba por su aroma era fino, mi corazón se acelero este me dictaba se traba de aquella persona que habia intuido unos segundos antes.
Me acerque a la barra y tome asiento, le pedi al barman un ruso blanco y mientras esperaba lo veia de arriba a abajo.
Cuando tuve mi bebida en manos me atrevi a decirle -A su salud caballero- alce mi copa y el volteo extrañado, -No se preocupe que no le hare daño yo no muerdo- pense un poco y rectifique -Bueno en realidad si, pero no a los niños buenos como usted, mi dieta se basa en delincuentes es decir a los niños malos- dirigi mi mirada al frente y observaba la hora fijamente, el tic-tac y el pendulo me eran hipnotizantes, suspire -Debo suponer buscas a alguien no es asi, debes estar desesperado pr encontrarle cuando volteas cada dos segundos a la puerta de la entrada, ¿Quizas yo pueda ayudarte a buscar al "asesino de las lagrimas de sangre"?, yo lo he visto vagar por este hotel como un Don Juan por su casa-sonrei de manera un tanto traviesa.
-Soy algo descortes, bueno de que me sorprendo siempre lo he sido mi nombre es Celene Hallow, vampiro desde hace docientos años y usted que adivino por su estampa es cazador ¿Cual es su nombre?- Voltee al frente y segui bebiendo.
Debo reconocer le dirigí las palabra por dos cuestiones la primera por que se me habia hecho interesante y la segunda deshacerme de aquel ser que me hacia padecer hambre y sed...