¿Empezamos la seleccion?...¿Le gusto la obra? [Ludimila]

¡No se lo podía creer!

Al fin habían reconocido su talento, ni más ni menos era candidata para actuar en el gran teatro de París...significaba tanto para ella, estaba hecha un manojo de nervios aunque en el exterior lo escondía muy bien, todas las candidatas sabían maquillar sus nervios e incertidumbre con indiferencia y profesionalidad.

A pesar de no tener representante, Ludimila se habia atrevido , en su quinto día, a pedir una audición, quizá por su imagen o porque entre los trabajadores de la farándula había gente de mundo que conocía sus pequeñas hazañas en el imperio Ruso, hoy estaba ahi, con un voto de confianza, con la oportunidad de mostrar todo su valor.

Ahora mismo la rusa llevaba un precioso vestido blanco de tirantes y vaporoso tu-tu, que hacia más grácil si cabe su figura. Se enfrentaba a adversarias temibles, pero seguramente no mejor que ella. Si, si algo había aprendido Ludimila es que nadie mas que no mismo se podía valorar mejor y ella quería ser la numero uno.

Todas estaban inquietas, al parecer faltaba alguien del jurado, algunas se consolaban o animaban entre ellas, también nacían envidias y disputas..de momento Ludimila se mantenía al margen, fría como el hielo, no buscaba ningún problema, ella iba a por el puesto y nada más.

Un hombre apareció en el cuarto, informando que fueran pasando detrás del telón, a esperar turno, nerviosas, las bailarinas fueron pasando y ejecutando sus mejores movimientos, cuando, con el tercer lugar Ludimila apareció en escena.

Con paso tranquilo, la mujer se posiciono en el centro, miro a un punto fijo perdido en el publico y alzo sus brazos, para comenzar a bailar, entregándose de manera pasional a la música, que sonaba de un piano.

Sus movimientos eran gráciles y elegantes, tal y como dejaban presentir sus pasos, toda ella era un espectáculo, una mujer flexible y volátil, con una fuerte técnica, clásica, abrumadora, sus giros era como las representación de un animal adaptandose a la fuerza de la musica.
Esta ceso y, la morena se detuvo de repente, más no fue una parada brusca, solo súbdita, inesperada....bajo la cabeza y se quedo unos segundos asi, luego se recompuso e hizo una leve reverencia.

Se retiro del escenario, andando con seguridad, con una sonrisa en sus labios. Sabia que lo habia hecho bien y que podia conseguir un puesto, al salir de escena, algunas compañeras le felicitaron y elogiaron, por mucho que les pesara.

-gracias-se limito a responder, mientras se sentaba en una caja a descansar.

OFF: wow!! me ha encantado la idea, espero haberla interpretado bien. Saludos ^^

Doce chicas se habían presentado a la prueba, mayormente francesas, pero había de otros países, más ella no era la única rusa, Ludimila creyó ver otra mujer más, de cabellos dorados y rizados. La mayoría de las chicas eran jóvenes, de 16 a 18 años, mucha diferencia con ella que tenia 25, eso al principio le intimido, quizá Ludimila ya quedaba un poco vieja al lado de ellas, pero tenia cierto reconocimiento en Rusia, eso debían valorarlo los del jurado.

El mismo hombre que les había avisado, volvió a entrar en el cuarto, un improvisado camerino, donde las muchachas se las arreglaban como podían para no estar incomodas.

-Señoritas, de las doce que se han presentado, vamos a seleccionar a seis finalistas, que deberán volver a hacer una demostración se su talento.....

La rusa se irguió majestuosa, cruzándose de brazos, esperando el veredicto, a su lado estaba la compatriota rubia.
-......Renee Delacourt, Miranda Waltz, Olga Konstantina y Ludimila Petrovya.

La sonrisa amplia y radiante de la rusa no se hizo esperar, las seis elegidas no podian contener su alegria, mientras que las otras seis mudaban o simplemente llenaban su mirada de decepción , odio y envidia.

-¡¡que bien!!-comento la otra rusa, Olga- aunque es un poco pesado volver a repetir la prueba...-en un perfecto frances, Ludimila le envidio por ese aspecto.

-mejor eso que tener que bajarte las enaguas para complacer al director-susurro Ludimila en ruso a su compañera.

Y es que, además de ese desagradable incidente, ese horrible sacrificio, Ludimila habia pasado por otros empresarios sinvergüenzas que quisieron aprovecharse de ella, más esta vez parecían haber tenido suerte.

Esta vez le tocaba el primer turno, la mujer, dispuesta a conseguir el papel, decidió soltarse los cabellos, para dar un toque diferente, quería darle a su danza un toque sensual pero a la vez una fuerza natural y primitiva.

Dicho y hecho, la mujer salio al escenario, temeraria y muy segura, ejecutando de nuevo sus pasos maestros mientras sus cabellos rizados se movían al compás de la música.

Simplemente, cuando bailaba, esta se entregaba totalmente al ejercicio mientras lo de alrededor perdía sentido.....

Se detuvo, se paro en seco, con una pose triunfal, mirando al techo, como si allí hubiese un ángel, Ludimila sonrió y luego miro al jurado, sus ojos violetas se clavaron en una joven muy fina, seguramente de la realeza. Hizo una leve reverencia y se retiro.

Todas las candidatas habían dado lo máximo de si, pero solo tres acabarían llevándose la victoria.
Ellas lo sabían, por eso se respiraba una atmósfera de nerviosismo y agonía en el cuarto.
Opiniones, consejos, parloteos, las bailarinas interactuaban entre ellas, dándose ánimos o tal vez creando nuevas rivales.

Ludimila no se acerco mucho, no quería trabar amistad cuando aun estaba todo por definir, tal vez se llegaba a encariñar de una chica que al final no resultaba seleccionada o tal vez ella se quedaba fuera. Todo era posible, aun así tenia claro que quería tener buena relación con sus futuras compañeras de trabajo, los celos y las envidias no llevaban a ninguna parte, sobre todo en ese mundo tan efímero.

Nada más salir del escenario, la rusa ocupo el taburete con el espejo mohoso en la pared, para secarse las perlas de sudor que bañaban su frente. Saco sus horquillas y se las puso en el pelo, volviendo a recoger sus cabellos en un pulcro moño.


Cuando terminaron sus compañeras y llenaron la sala, el mismo hombrecillo de las veces anteriores hizo su aparición, esta vez acompañado de una mujer, una mujer que Ludimila reconoció al instante. Se trataba de Madame Bachelet, una reputada bailarina francesa que ahora se estaba dedicando a dar giras por el ancho mundo. La mujer, en cuestión era una señora muy atractiva y fina de unos cuarenta y poco años, cabellos castaños recogidos en un moño alto, ojos azules como el mar y una tez clara. Llevaba puesto un sobrio pero elegante vestido de baile de color vino, con un tutu semitransparente. Bachelet llevaba una sonrisa de oreja a oreja y un semblante pacifico y majestuoso.

-Puede que muchas me conozcáis pequeñas....soy Madame Bachelet...¡oh! que gratos recuerdos me traéis queridas.....-la mujer se llevo las manos al pecho, con gesto nostálgico- Bien, estoy aquí para poneros a prueba una vez más, es de suma importancia que la superéis con creces- carraspeo- Petrovya- Ludimila levanto la mirada, sorprendida, al mismo tiempo que se incorporaba lentamente- querida, tu eres la primera.

-si...-respondio obnubilada , no se esperaba estar tan cerca de tal celebridad..sobre todo que fuera una mujer tan agradable, sin perder ni un segundo, se coloco al lado de Bachelet.

-Perfecto-la artista junto sus manos, ilusionada-os lo voy a explicar una vez solo, esta es una prueba de cooperación, al fin y al cabo vais a tener que trabajar en equipo, no solo con las compañeras de baile, si no con los actores, músicos, equipo de decoración etc, etc. Vais a tener que seguir mis pasos, se que sera complicado, pero si os mostrais dispuestas, puede salir-para finalizar, dio dos palmadas- ¡¡bien!! en marcha Petrovya- Bachelet se dirigió al escenario, Ludimila enmudecida la siguió, su corazón latía de manera desenfrenada, no se esperaba algo así.

Las dos mujeres se posicionaron en el escenario. La morena cogió aire y lo expulso, tranquilizándose. Rojo y blanco, una combinación hermosa, la música comenzó a sonar y Bachelet a hacer sus movimientos. Ludimila se separo unos pasos de ella, para tener más espacio, a pesar de que el escenario era muy grande, pero los nervios son los nervios.

El tiempo transcurrió, y a pesar de su angustia Ludimila hizo un excelente trabajo, alguna leve descordinación, más nada grave.

Al terminar la prueba, la rusa estaba cardíaca, con la respiración acelerada pero sonriente y satisfecha, puso una mirada de determinación y dirigió su mirada a Bachelet. Las dos se cogieron de la mano e hicieron una reverencia al jurado, al incorporarse Bachelet se acerco a ella y susurro:

-Petrovya, has hecho un magnifico trabajo, tienes todas las posibilidades de ganar.

Eso ilumino la cara de la mujer, sonriente se despidió de Bachelet y fue rauda como el viento hasta el cuarto, nada más entrar, busco la tinaja y se humedeció toda la cara.

Después de humedecerse la cara, los brazos y el pecho con esmero Ludimila se paso un trapo algo mohoso por la humedad pero consiguió secarse bien. Suspiro y se recogió unos mechones rebeldes que sobresalían de sus sienes transportándolos detrás de las orejas.

De repente todo en aquella sala enmudeció, allá afuera había sucedido algo y se pudo oír la voz de Madame Bachelet.

La puerta se abrió con violencia, un joven mozo transportaba a aquella joven con la que Ludimila había cruzado la mirada antes, una mujer con porte aristócrata, de sedosos cabellos de color caoba y figura fina, ahora desfallecida sobre el único sofá decente que había en la sala. Algún gritito de sorpresa surgió de la garganta de alguna de las candidatas, todas expectantes, Ludimila dio un fuerte respingo y se incorporo, observando desde la distancia con sus ojos violetas.

Bien, gracias a esa mujer habían tenido que esperar más rato de lo normal, tal vez ella había sido la que les había puesto dificultades en el casting, y ahora este espectáculo. No sintió ira, si no un extraño desconcierto, Ludimila nunca había acudido a una prueba tan....excepcional, parecía una comedia.

La joven abrió los ojos, mirando desorientada a su alrededor, algo oprimía su respiración, pero Bachelet rápida y eficaz saco un puñal y rasgo el corsé, todos exclamaron impresionados y alguno incluso aplaudió tontamente. El demás jurado, alguna muchacha cotilla y otras personas acudieron enseguida y rodearon a la aristócrata, ahogándola a preguntas y con cuidados innecesarios, muy pronto Bachelet fue arrastrada por la pequeña multitud y no tuvo otra opción que desaparecer del cuarto.

Aquello a Ludimila le dio cierto agobio, soltó otro respingo y observo como poco a poco las personas iban dejando sola a la distinguida señorita.

Alzo la barbilla por unos segundos y se recostó en la pared, con los brazos cruzados y con la mirada de circunstancias, sus ojos violetas se clavaron el la figura y parecía que le estaba recriminando algo.

Cuando la joven le correspondió la mirada, la rusa se despego de la pared y avanzo unos pocos pasos.

-Menuda tarde esta dando señora-contesto en ruso, de manera tranquila, acompañada de una sonrisa traviesa-es sin duda la audiencia más pintoresco que he acudido en mi vida-el motivo porque Ludimila hablaba en ruso es que podía dilucidar los rasgos eslavos en el rostro de la dama y quizá fuera rusa como ella.

pero solo encontró desconcierto y una acentuada interrogación en ella, así que suspiro y fue pensando las palabras en francés.

-Esta audiencia, extraña, pero divertida, gracias a usted señora- y acto seguido se le escapo una risilla-perdone ¿encontrar bien?

Las facciones de la rusa se descompusieron levemente haciendo muestra de su desacuerdo. También estaba sorprendida de que supiese su idioma, la verdad es que aquella mujer era totalmente diferente a su apariencia.

Aquella situación le pareció violenta, más ya se había enfrentado a tantas, quizá lo que más le molesto a Ludimila es que la trataran como una novata en aquel mundillo.

-tal vez no debería haberme tomado tantas confianzas.....- replico algo cansada.

La audiencia estaba siendo tan movida que la rusa estaba empezando a cansarse un poco, siguió con la mirada a la aristócrata, la joven se giro, creyendo que esta la iba a reprimir mas, sin embargo se encontró con un amigable consejo que dejo algo sorprendida a la morena.

Suspiro y relajo sus hombros, moviendolos de manera pausada y tranquila.

-De acuerdo-contesto ahora de manera más serena-solo estaba bromeando, pero me he debido de equivocar, perdone mi atrevimiento-Ludimila se giro tres cuartos, aun así podía seguir mirando a la dama-no era mi intención burlarme de usted, la verdad es que no quiero problemas de ningún tipo, pero me pareció que usted comparte con todas nosotras el amor del ballet y tal vez podríamos congeniar...-esta se rió, tal vez eso sonaba absurdo debido a la gran diferencia social además de que podría parecer que solo le estaba haciendo la pelota, pero la rusa siempre era sincera y en su tono de voz podía percibirse.

-En fin, no la molesto más-por unos momentos volvió a mirarla de frente, haciendo una leve inclinación, para después darle la espalda y salir de aquella estancia.

Aquel encontronazo había dejado a Ludimila un poco afectada, más todo parecía haber acabado de forma pacifica, sin ningún rencor y eso le tranquilizo.
Nuevamente rememoro en su mente a aquella dama que seguramente tendría su misma edad, menos de veinte imposible.

No lucia como otras aristócratas, sus facciones eran dulces y en sus ojos residía cierta chispa de amabilidad y confianza.

Pero ella era una aristócrata y Ludimila una artista de poca monta que hace poco había conseguido subir en la escala social, su amistad seria imposible, al menos por ahora. esta suspiro resignada y se dispuso a realizar unos ejercicios de calentamiento.

Ya no sabia que hora era, las chicas empezaban a impacientarse, algunas mostraban algún signo de ansiedad. Ludimila tenia la impresión de que se había tirado ahí todo el día y que cuando lograse salir, la noche ya estaría presente. Nunca antes había deseado salir de una audición tan pronto.

Milagrosamente el hombre al que ya se habían acostumbrado las llamo para que salieran al escenario. Las chicas se colocaron en fila, quietecitas pero con miradas ansiosas que lo decían todo. El director comenzó a hablar pero algo hizo que perturbara su discurso...¿eso había sido un gallo? Una risa forzosamente silenciada de alguna compañera, para no ser sacada de ahí a patadas y por parte de Ludimila una sonrisilla discreta, desviando el rostro hacia otro lado hasta que el efecto se disipase. El director continuo con su discurso y apareció una linda muchacha con el tan codiciado sobre, que decidiría el futuro de las muchachas...Y pensar que un pedazo de papel tenia tanto poder.

Aquella dama ¡¡demonios!! Ludimila no sabia su nombre...se ofreció a leer la carta, mirando levemente a todas las candidatas con cierta ternura, la rusa soltó un leve respingo con aquel gesto y luego alzo la mirada, esperando con angustia los resultados.

La mujer empezó y...y...¡¡¿ había dicho su nombre?!! si, si...¡¡ había dicho Ludimila Petrova!! La rusa soltó un gritillo de sorpresa..al carajo su frialdad profesional, comenzó a dar botes y decir cosas en su idioma natal, sus ojos brillaban con intensidad y estaba al borde del llanto...pero se contuvo, ella no era tan exagerada.

Sus compañeras le felicitaron y aguardaron, para después dar la enhorabuena a la otra elegida, más detras de Beatrice ya no habia otro nombre.....

-¿No hay mas nombres? Pensé que serian tres...-pronuncio la noble algo confusa....

¿Dos? ¿por qué? Las chicas se miraron extrañadas...¿que estaba sucediendo aquí? El jurado también parecía estar patidifuso ante la resolución....

Aquello fue como una jarra de agua fría sobre las bailarinas, pero tal vez, lo que más sorprendió a las muchachas no fue la actitud violenta del director sobre aquella dama que seguramente merecía el más grande de sus respetos, si no la actitud indiferente del jurado.

Y aquel hombre despreciable se estaba acercando a ellas, cuando Ludimila lo sintió tan cerca se sobresalto y más cuando experimento aquel agarre sobre su brazo, de manera descuidada y haciéndole daño. Un grito nació de su garganta mientras la muchacha era arrastrada a los bastidores.

¿Pero que clase de abominación era esa? Sin duda sobrepasaba el limite, era indignarte. Ludimila sabia muy bien como funcionaban las cosas y que muchas veces un director o un empresario pedían el cuerpo de las artistas como garante al estrellato...pero no de esa manera. Normalmente eran citadas en un lugar intimo y estas tenían que rendirse o ser asaltadas por la fuerza....Más esta vez, ni Ludimila se lo creía, se sentía impotente, humillada....como si se tratara de una esclava que había sido vendida a un patricio romano o como una cualquiera en un burdel. Todos eran cómplices de ese cruel acto.

Cuando se dio cuenta se hallaba en la oscuridad de los húmedos bastidores, tenia la piel de gallina y su pecho exigía aire fresco, aire que le era privado por el terror que estaba conquistando su cuerpo. Sintió esas repelentes manos en sus caderas y como esta era empujada contra la pared y otro cuerpo se pegaba a ella, de manera morbosa, como se frotaba contra ella y algo en ese cuerpo comenzaba a cobrar vida.

En un acto reflejo Ludimila aparto la mirada, mirando a otro lado, sus labios temblaban del pánico, por nada del mundo quería sentir ese aliento sobre sus labios, a pesar de ello lo siento por la piel de su cuello y esta se encogió de pavor. En su mente volvían a agolparse aquellos sucios recuerdos, que le azotaban como un látigo......

San Petersburgo, 1788. Ludimila ya se desenvolvía perfectamente en la danza y empezaba a llamar la atención. Muchos burgueses o nobles, comenzaban a sentir curiosidad y acudían a ver a la pequeña niña, que bailaba con gracilidad y encanto. La tutora, Elizabetha Von Kassel, procuro buscarle una buena compañía para que por fin la niña se diera a conocer como era debido. Así fue como conoció a un empresario que tenia pensado empezar una gira por toda Rusia, una gira de espectáculos acrobáticos y danza. Pero tal vez Elizabetha cometió un gran error. Más, Ludimila se presento a la prueba y agrado bien al empresario. Pero lo que no sabían es que lo que le había agradado en concreto era su estilizado cuerpo, sus bellas y fuertes piernas y esos ojos violetas, tan poco comunes, para el empresario, Ludimila era un dulce, una blanca flor que el quería poseer. Así fue como él, presiono a Elizabetha para poder conseguir una cita intima con la muchachita. ¡¡Pobre de ella!! La vistieron con un vestido rosa, de cintura apretada y gran vuelo, con el pelo oscuro recogido y una tiara de diamantes. La conducieron hasta una sala, donde el fuego rezumaba y donde había un diván, un sillón y una cama. Ahí se encontraba el cerdo, esperando ansioso la llegada de su muñeca, cuando la joven quiso darse cuenta, el ya estaba encima suyo, llenandole de saliva y palabras obscenas. La niña grito y grito, pero solo encontró indiferencia y dolor, mucho dolor, como si un cuchillo la desgarrase sin piedad......

-¡¡no!!-grito la rusa, anegada en lagrimas, ya tenia encima al director, babeandole de manera parecida que aquel empresario, en un acto de furia, Ludimila flexiono su rodilla y golpeo su entrepierna.

No quería así... así no...ella quería ganarse las cosas por su talento...y no por su maestría en la cama.

Ludimila estaba paralizada, el hombre yacía en el suelo, retorciéndose de dolor...¿pero que hacer? No lo sabia...no podía moverse, hasta que entre la oscuridad pudo reconocer a esa hermosa dama eslava, algo cansada, tal vez por aquel pomposo vestido que debía llevar para resaltar su estatus.

El caso es que para Ludimila fue como si hubiesen abierto una gran ventana, inspiro aire y lo expulso sin ningún temor, sintiéndose aliviada.

Ella se acerco, a Ludimila le temblaban las piernas, pero no tuvo tiempo de vacilar ya que la mujer tiro de su mano para escapar de ahí, estaba tan asustada que ni advirtió la otra mano del director intentando zafar su tobillo.

Se detuvieron, parecía que se habían alejado del peligro. La rusa miro extrañada a la otra joven cuando esta se dispuso a preguntarle como estaba, Ludimila apenas pudo articular palabra.

Se había jurado que nunca volvería a pasar por aquello...peor vaya, esta vez había sido de novela. Esperaba al menos encontrarse con directores o otros empresarios mas sutiles y discretos, que al menos dejaran opción a la interesada.

Solo asintió de manera torpe.Estaba bien. Seguramente aquello no pasaría de un susto, estaba acostumbrada.

Ella sonrió y le acaricio la mejilla, los ojos violetas se humedecieron levemente, conteniéndose las ganas de llorar, bajo la cabeza, decepcionada.

Al final todo el es fuerzo invertido se había ido al traste...¿acaso era justo? No.
¡Malditos hombres! Siempre aprovechándose de lo mismo, aplastando sueños, limitando las libertades de las mujeres.

Sin darse cuenta, habian vuelto al escenario, lo que no se esperaba Ludimila fue las muestras de cariño por parte de sus compañeras, rivales hace unos pocos minutos. ese pequeño gesto de solidaridad alivio considerablemente su corazón.

La arroparon e incluso examinaron si tenia un rasguño. Algún moretón por el fuerte y rudo agarre del director, pero todo carecía de importancia. Ludimila suspiro y miro al vacio, buscándola ¿donde estaba su salvadora?
Oh, ya la había vislumbrado, estaba de espaldas algo pensativa, tal vez con intenciones de marcharse. pero eso Ludimila no podía permitirlo.

Con cuidado, salio de la multitud.

-¡espere!-exclamo en ruso.

Y ni corta ni perezosa, aprovechando que esta se habia volteado, la abrazo con fuerza. No sabia como agradecerle su ayuda. Y de repente, sin saber porque, rompió a llorar, liberándose de todo el dolor.

Lo necesitaba.

Ludimila aun estaba conmocionada, por suerte contaba con el apoyo de las compañeras y esa dama tan amable...ahora se arrepentía de haberle recriminado su poca seriedad...aunque no se podía negar que todo lo que había sucedido era un autentico espectáculo.

Las dos finalistas realizaron una prueba más, al final Ludimila termino extenuada....más los nervios le comían por dentro..¿por qué las hacían sufrir tanto? gajes del oficio.

Las dos jóvenes escucharon atentamente a la señorita, unas horas más y sabrían resultados, se abrazaron para consolarse un poco.

Cuando Ludimila quiso darse cuenta, aquella dama eslava había desaparecido. Ella suspiro y fue a los vestuarios, a quitarse de una vez el tutu y ponerse la ropa de calle.

Una vez llegada a la pensión, se desplomo sobre la cama y lloro un poco más. A pesar de todo, aun seguía afectándole..pero ¿a que mujer no le pasaría? Es un acto horroroso y vil.....¿por qué algo tan hermoso como el arte tenia que ser mancillado de esa manera?

Termino por dormirse, quería que el día acabara ya y naciese el sol, para ir corriendo hacia el teatro. Y así hizo.

Ludimila se puso la mejor gala que tenia, aquel vestido de flores amarillas...aunque era irónico porqué el amarillo era un color fatal para los artistas, pero esta vez, quería jugar con la diosa fortuna.

A todo correr y sin desayunar, se dirigió al teatro. Sentía como el corazón le atravesaba la garganta, la joven estaba cardíaca. Un paso, dos pasos, tres pasos más cerca del tablón de anuncios.

Y ahí estaba su compañera..un poco decepcionada..eso quería decir que...

Leyó el tablón y...¡¡vio su nombre!! Se llevo las manos a la boca, en ese instante creía flotar, quería saltar de alegría pero...no quería hacer daño a su compañera así que se contuvo, por el momento, y se sentó en el banco cogiendo aire.

Que feliz estaba.

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