Café para la distracción. #Yunuete

por **Timothée Nott** Sáb Dic 17, 2011 12:22 am

Estaba allí por diversión, no porque la situación lo ameritaba, sus mejillas estaban apenas sonrojadas. La sangre corría por sus venas. Era una lástima que su última víctima haya sido tan estúpida e inservible; si, de verdad una lástima, pero no para él, porque ahora sus manos sentían en calor y la taza de café que pronto vendría a hacerle compañía alargaría la sensación. Disimulo. Claro que él no tomaba café, incluso siendo humano sentía repulsión por aquella infusión oscura y casi ácida. Disimulo. Quería ver a alguien antes de marcharse, llevarse otra vida consigo, o divertirse un rato para variar; de ser éste última la opción pondría a practica el control mental que haría olvidar a la persona cualquier recuerdo.
Entonces, sus ojos que estaban divagando entre el tumulto de gente que reía y hablaba demasiado alto, se detuvieron a observar una joven de cabello claro, piel de porcelana y sonrisa de ángel. Todo en ella parecía inocente... ¿Lo sería? Una sutil sonrisa se posó en sus labios al darse cuenta que la joven estaba sola.
Se puso de pie, ignorando el café que pronto llegaría, aunque no sin antes dejar propina a la camarera que lo había atendido. Avanzó con elegancia propia de él, siempre que lo observaban le decían que no tenía los gestos de un joven de sus edad. Já, si tan supieran que había dejado de aparentar dieciséis años hacía ya mucho tiempo. La gente pasó de él mientras caminaba y, cuando al fin llegó, llamó su atención con un leve tosido.

—¿Puedo? —Preguntó señalando la silla, aparentando amabilidad que carecía, era así como los engatusaba para sacarles el elixir que alargaba su propia vida —Si no te importa, claro, ambos estamos solos creo.

por Invitado Mar Dic 20, 2011 4:19 pm

Me había venido al café sola, Imre y Louis se habían ofrecido a hacerme compañía aquella noche pero les había dicho que no. Ellos también necesitaban pasar tiempo juntos, no quería robarles su tiempo de pareja. Que estuviera sola tampoco me iba a matar, aunque algunas veces los recuerdos volviesen a mí. Miraba la taza de café que había entre mis manos casi heladas, hacia frio aquella noche pero no me había impedido salir. Un mechón de mi cabello se me puso delante del rostro y me lo puse detrás de la oreja, suspire porque estar sola tampoco me gustaba del todo pero no podía robar tiempo a mis conocidos. Estaba en mis cavilaciones cuando un tosido me llamo la atención. Levante la vista para ver quién me reclamaba.

Había un chico de unos 16 años delante de mí, aquello me hizo sonrojar levemente. La verdad es que aunque era más joven que yo era atractivo ye so había hecho que un poco de mis sangre hubiera subido a mis mejillas pálidas. Cuando me hablo, solo pude sonreír acentuando mis mejillas sonrosadas y puse de nuevo aquel mechón rebelde detrás de mi oreja y asentí.

-Claro, así ambos tendremos compañía.

Espere que se sentara para poder hablar con él no sabía porque pero quería saber cosas de él, además era mucho más hermoso que muchas personas que había en el café. En cierto modo me recordaba a Imre. Si mis dos mejores amigos eran cambia formas y vampiro pero ¿y qué? A mí no me hacían daño, además según me había contado un vampiro podía beber de su víctima sin matarla ni transformarla.

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