[Simonetta Di Vincenzo ] El Fantasma del baile[Privado]

por **Aitziber D’ Lemoine** Dom Ene 01, 2012 12:29 am

Vestía un hermoso vestido de carnaval, se veía como una princesa de aquel día, claro apenas era un disfraz, era un tutu de color azul con detalles en blanco y dorado, un fino y ajustado corsé con cuencas de diamantes en su pecho y en los bordados, unas mayas de colores vivos y diferentes adornaban sus piernas que al final posaban unas elegantes zapatillas doradas de bailarina, sus cabellos cortos fueron recogidos por un moño grande en donde adornaban muchas plumas y un antifaz tapa la mitad de su rostro.

Iba a participar en una obra de teatro improvisada por sus conocidos, sabiendo la exelente bailarina que era Ait la llamaron para el papel del “el fantasma de la bailarina”, era una versión femenina del fantasma de la opera, mas graciosa y casi como un acto de balet, ella era la mala de la obra, tenia que separar al hermoso príncipe para tenerlo para el, a ella no le interesaba mucho el papel, el escenario no le llevaba su alma, pero el bailar era otro, aunque no lo demostraba, para ella era algo diferente, sin algo igual, su alma danzaba junto a ella, no en su cuerpo si no a su lado, siendo dos desconocidos en un encuentro

Bailar es recrear el espacio con el lenguaje del cuerpo.

Bailar es expresar tus sentimientos no por medio de un texto,
ni de un papel, ni con palabras … sino con tu propio ser, cuerpo y alma.

Es hablar contigo y con tus espectadores; haciéndoles a ellos y a ti
¡imaginar, dudar, jugar, pensar!

No podía explicarlo con palabras ¡nunca podría! Pero cuando había terminado de bailar, cuando sintió su respiración agitada, su sudor dañando el maquillaje que tenía en su rostro, eso era lo que podía describir, pero no su alegría al hacerlo, al ver a las personas sorprendidas y hechizadas por sus largos pasos en el escenario.

La función habia terminado y un grupo de actores; en eso Ait. Decidieron pasear por el parque, aquella joven con ese disfraz tan llamativo parecía un alma, una diosa andando entre mortales, daba la sensación de que no encajaba, esa era la sensación de los que le miraban, pero la bruja era de carne y huesos, respiraba, reia. ¡estaba viva!

¡aquella muñequita de porcelana vestida de bailarina!
¡Viva!
¡Respira!

Sus pulmones se hinchan por el aire y vuelven a ponerse en un tamaño normal al exhalar, muchos se quedarían viéndola, reír, como aquella mascara de maquillaje dejaba ver la dulzura que en ella fluía como una energía fresca y anormal.

¿alguien lo notaria?