El miedo lo provoca tu mirar... [Tariq]

por **Leyna Wittelsbach** Vie Ene 06, 2012 3:12 am

Zona de Bosques, 03:00am

"Aquí, cruza…
Izquierda!
Derecha!

Sigue, camina… corre!
Rápido

Esta aquí…
Se acerca…

Te sigue… te persigue…
Cada vez mas cerca…

Te toca..
Te siente…

Te caza…

Seguía la fría línea de mis pies siendo guiada ligeramente entre los árboles, instinto le llamaban los que habían estado explicando cosas para mi entendimiento - Debe seguir su instinto, le prometo que nunca fallara- ¿Quién iba a pensar siquiera que hubiera tenido que usarlo alguna vez y en este caso tan extremo?
Mis pasos eran ligeros y aun corría como humana, ¿será que siempre me aferrare a esa idea banal que algo de humana existe en mí?, no podría escapar de aquel cazador… estaba en sus manos podía sentir mis pasos correr sin cansancio alguno aunque aun a su ritmo normal y es que jamás había tenido que usar los pies que no fuera para correr humanamente, ¿Cómo le explicaba a mi cuerpo que debía correr como lo hacían los vampiros? ¿Cómo lo hacían los vampiros? Ya eso dificulta todo…
Si hubiera tenido pulsaciones mi corazón no hubiera resistido pensaba o intentaba pensarlo entre que volteaba hacia atrás viendo solo la silueta con terror que aquel hombre provocaba en mi y corría…"

Teatro, 00:00am

La mirada fija en el cristal, perdida, ausente, permitían que pudiese ver mas allá de cualquier problema que le aceche, a su vez le permitía mirarse, en sus pensamientos, ver mas allá de aquella tez pálida, sus ojos saltones y brillantes… ver su interior que lleno de confusiones le llevaron a una sola pregunta ¿Qué pensaría la gente del Palatinado si la viera en aquella apariencia? ¿su familia? ¿sus cercanos?
Observaba su cuerpo frente al espejo, No era ni la sombra de lo que había sido anteriormente, rechazada por todo aquel que le interesada, pero amada al momento de alzar su voz en un canto, ahora no existía mucha diferencia, su cuerpo era el mismo mas su apariencia hablaba por si sola, bajo su mirada levantándose –tengo que salir- susurraba con una voz parecida a la de su madre cuando aquella dictaba algo que no tendría juicio...- Madame Wittelsbach tiene que ensayar, salir a escena en tres horas mas… no puede salir…. – pero su instinto dominaba mas que la razón.

Las calles atrofiadas de gente fueron la mayor lucha que hubo sentido en su vida entera, no le ayudo en su concentración de no pensar en ello, de no pensar en lo que parecía ahora dictaba su vida entera, sentía cada palpitar, olía cada esencia mezcladas con el olor de las calles que parecía no haber espacio entre ellas para darle un respiro, dedico su mirada por unos minutos hacia la gente a su alrededor, recordando caras y miradas, pálidos, discretamente escondidos entre saludos y cortejos, planeando matar o beber, acompañando a damas, mirándose entre si, sabiendo que luego llegarían a su teatro para ser consumidos por la sed que requiere sus cuerpos, y por un momento se pregunto ¿por que nadie sospechaba de ellos? ¿por que nadie creía en los cuentos de "hadas" sabia muy en el fondo que todos esos cuentos historia real tenia, en cuanto a los vampiros... los humanos parecían incrédulos mas que incrédulos...
si todos están ciegos ¿Quién los ve andar por la ciudad? ¿quien los ve realmente?
si sus ojos pudieran exprimir lagrimas lo hubiera echo, sintió el peso sobre sus hombros y a lo lejos una mirada extraña, mantuvo la mirada de aquel varón y su piel enervecía por un segundo se sintió humana y quiso correr, aquel terror subía desde la planta de sus pies hasta su mollera, y quiso correr… un paso, dos pasos y algo mas le llevaron hacia el bosque, que sensación, que mezcla de olores que la alejaban de la realidad no solo le llevaban a creer que el bosque seria su segundo lugar favorito, después del escenario, ahí sentiría paz…

Pero algo interrumpió su paso, un palpitar, sudor... pasos, y basto un segundo para voltearse a una realidad de la cual nunca podría escapar... ¿Odio... odio veía en su interior al momento de observarle y solo por miedo... comenzó a correr

por **Tariq Marquand** Miér Abr 11, 2012 10:44 pm

- Oh chérie. No hay lugar más seguro que mis brazos. La sonrisa del cazador no tenía precedentes, sabía que ese simple gesto significaba seguridad para su víctima; a esas alturas, la mujer estaría intentando apaciguar el terror que aceleraba su pulso al saberse en las entrañas del bosque con un completo desconocido. Emma, - la viuda de Ashbourne -, había sido un hueso duro de roer. Tras varios encuentros “casuales” por su parte, finalmente había aceptado su invitación de tomar un poco de aire. A Tariq solo le había bastado conducirla a uno de los callejones oscuros para amenazarla, así que ahora eran devorados por la oscuridad conforme la arrastraba a uno de sus lugares favoritos. Como todo experto cazador en trampas para inmortales, tenía a buen resguardo una zona donde algunos vampiros – su especie favorita y a la que esperaba pertenecer una de esas buenas malditas noches – habían caído. Con suerte, la sangre que derramase al mutilar a su presa, serviría como anzuelo para tratar con uno de ellos. Si bien no podía confiar en ninguna de sus capturas para obtener la tan anhelada inmortalidad debido al uso que les dada a sus cuerpos, no podía ni quería dejar pasar la oportunidad de ver al demonio reflejado en los orbes obsidiana del “enemigo” cuando la pérdida de sangre los cambiaba. Esperaba con ansia la noche en que los vestigios de su humanidad se derrumbaran. Nadie, ni siquiera Mina, lograría encontrar una sola pieza cuando eso sucediera. Sonrió con una insana tranquilidad, casi parecía que Emma y él fuesen solo dos amantes huyendo de las miradas curiosas que sin duda les dedicarían si alguien les veía; después de todo, si no era sexo, ¿qué mas buscaría un hombre casado con la viuda de Ashbourne? ¡Joder! Si fuesen un poco más creativos, se habrían salvado muchas vidas.

Fue entonces cuando percibió el cambio en el ambiente que hasta hacía unos segundos, les había rodeado. Las aves alzaron el vuelo, advirtiendo a los otros animales que un predador más capaz acechaba los alrededores. Tariq había visto ese fenómeno las veces suficientes como para saber que daría inicio la carnicería. Sin pensárselo, pasó el brazo sobre el cuello de Emma para frenar sus pasos. Su mirada cubrió el perímetro, recayendo en unos orbes verdes. ¡Maldita sea! La suerte no podría sonreírle de mejor forma, se trataba de una vampiresa, mejor que la humana que se veía obligado a empujar para que avanzara. La envidia fluctuó en sus orbes, envidia y odio por aún no poseer esas habilidades que harían de su inesperada compañía una igual. Sí. Emma era ahora un completo estorbo. Al menos que… Si la vampiresa no tenía cuidado, caería en una de sus trampas. Con un rápido pero preciso movimiento, deslizó la mano en el interior de su gabardina, sacando su daga preferida; misma con que había apuñalado a humanos y vampiros por igual, teniendo mejor resultado en los primeros, como quedó claro cuando deslizó la afilada hoja en la yugular que palpitaba bajo su aliento. Si tenía éxito, se ahorraría volver sobre sus pasos para cortar los miembros de su víctima. El cuerpo cayó a sus pies como un peso muerto. Esperó a que un pequeño charco se formara con la sangre y, acto seguido, limpió la hoja sobre su pantalón. La vampiresa no tardaría en suplir a la víctima que ya había caído…

FDR: Disculpa la demora, la universidad me toma como prisionero.

El miedo lo provoca tu mirar... [Tariq]

El miedo lo provoca tu mirar... [Tariq]

Re: El miedo lo provoca tu mirar... [Tariq]