Nunca sabes lo que te vas a encontrar...(MISHA)

por **Lucy Sanders** Sáb Ene 07, 2012 4:52 pm

Aquel día había decidido hacer otra escapadita, pero no por puro gusto o por rebeldía. Simplemente porque necesitaba algunas hierbas nuevas. Y también por curiosidad. Siento fascinación por el barullo de la ciudad, incluso el de aquella zona, en la que había además mucha gente pobre, y algunos gitanos vendiendo o toda clase de cosas. Tantísimas cosas que no podía ni contarlas.
Había despistado a mi dama de compañía de nuevo. Mi hermano no estaría muy contento cuando se enterase, él era el único que se estaba oliendo mi costumbre de ir sola por la ciudad, me conocía demasiado bien, pero eso ahora no me importaba.
Me paseé por allí alegremente, canturreando algo para mis adentros, yendo con mucho cuidado para no tropezar con la falda de mi vestido rojo pálido.
Llevaba además el corsé un poco más desabrochado de la cuenta. No se notaba...pero mi cuerpo sentía la diferencia.
Más concretamente en el hecho de que podía respirar mejor...
Por el amor de la diosa, cómo odiaba los corsés. A veces me sentía más elegante con ellos pero...¡cómo ahogaban!
Así que el alivio de aquel día me había puesto de bastante bien humor.
Me hice paso entre la gente a suaves empujones, para ver lo que se cocía por ahí. Había gente vendiendo cosas, tanto pobres como gitanos.
Los observé con curiosidad, aún canturreando para mis adentros en francés y en inglés, mi idioma natal.

por **Misha Ozçivit** Dom Ene 08, 2012 4:53 pm

Llevaba toda la mañana controlando a los más jóvenes, cuyas edades oscilaban entre los 12 y 7 años, aun que era curioso, el que mejor lo hacía era el más joven de todos, con su baja estura y si cara de niño bueno se colaba entre la multitud como que no quería la cosa y lograba más de un premia, en menos de una hora ya me había traído 13 monederos de señora, 4 billeteras de caballero y algún que otro reloj de bolsillo.

–¿Lo estoy haciendo bien Misha? – El pequeño buscaba mi aprobación como su mentor que era, lo cierto es que no solo su incipiente maldad había despertado mi simpatía, si no que a demás yo estaba ayudando a fomentarla

– Sí, ¿pero quién te ha dicho que pares? Vuelve al trabajo, ya!

Le puse la mano sobre la cabeza para hacer que se girara, pero lo que dio la vuelta fue la enorme gorra marrón que llevaba, ¿y es que como no le iba a quedar grande si era mía? Yo mismo se la había regalado por su cumpleaños cuando vino a mí llorando porque nadie había recordado la fecha de su aniversario.

–Chhh, mocoso ¿ya ves algo con eso? – el pequeño rio mientras se la volvía a ajustar.

–Sí, sí, ya lo creo que veo, mira veo a esa señorita tan bonita de ahí – en ese aspecto mi actitud era bastante simple, así que evidentemente me gire para curiosear y ver si la joven estaría de tan buen ver como la cara del niño -bastante precoz para su edad- mostraba. Me asome desde la columna en la que había estado apoyado fingiendo vender colgantes de abalorios que afirmaba que eran efectivos contra el mal de ojo.

–¿Quien?

–¿La señorita del vestido rojo?– sí, la chica era llamativa, pero había algo en ella que me hacia desconfiar, me producía la misma sensación que cuando estaba con alguna de las tarotistas del campamento, o cuando…

–Bruja – murmure. Me agache frente a mi joven compañero para hablarle claramente, tenía un plan, pero necesitaba su ayuda – esa chica es una bruja – el pequeño puso una cara que a punto estuvo hacer que me echase a reír, tal vez haberle contado aquellos cuentos de los hermanos Grimm no había sido muy buena idea después de todo. Termine dándole un toque en la cabeza para sacarle de su estupor y que volviera a prestarme atención – espabila!, quiero que vayas y la atraigas hacia aquí.

Explique al pequeño que la molestase, que le robase, o que hiciese algo, cualquier cosa que causara en ella el impulso de seguirle hasta donde yo me encontraba, así que el joven aprendiz de carterista se encamino hacia la joven con vistas a cumplir lo que yo le había ordenado.

por **Lucy Sanders** Vie Ene 13, 2012 6:46 am

Me sacaron de golpe de mi distracción perenne. Un muchachito con muy mala pinta se acercó a mí, mirándome de una forma bastante extraña.
Y, entonces, antes de que me diese cuenta, me robó el ridículo (bolsito antiguo) que llevaba en la cintura.
Di un gritito de sorpresa al ver que salía corriendo. Al principio me planteé la posibilidad de usar la magia para tumbar al chico, pero había demasiada gente alrededor... era un duda un movimiento demasiado arriesgado.
E innecesario, teniendo en cuenta lo que me había quitado, no podía arriesgarme a que me descubrieran solamente porque a un estúpido mocoso se le hubiese antojado robarme una cosa en la que solamente guardaba...joyas.
Vale, no era algo tan innecesario.
No tenía entonces más remedio que intentar recuperar mi ridículo tal como lo haría cualquiera...
Salí corriendo detrás del muchacho.
Mejor era la humillación pública que el hecho de sufrir las consecuencias de... bueno, ya lo saben ustedes.
Asi que corrí y corrí tras él hasta que se detuvo frente a un muchacho rubio con cierta expresión...atrevida en la mirada. Debía de ser su hermano mayor o su padre, así que probablemente no me serivría de nada pedírselo por las buenas, así que probablemente tendría que terminar recurriendo a la magia, pero aún así tenía que ser al principio educada...solamente para cerciorarme. Así que apoyé una mano en la cadera, extendí el otro brazo hacia él y dije, en un tono que me salió autoritario, algo más de la cuenta para lo que se supone que debería soltar alguien de mi condición,
-Dígale a su hermano pequeño o a su hijo que me devuelva mi ridículo o se verá metido...en un buen lío.

Off: Siento la tardanza, estuve de recuperaciones

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