Solo necesito un trago [Magnolia Velvet]

por **Darcy Haward** Lun Ene 09, 2012 3:15 pm

Tal vez se debía a las últimas noches de impresionante frío o tal vez sería sus deseos de pasar una noche fuera de casa, acompañado por unas cuantas copas de su bebida preferida, el whisky. Esa noche había planeado una noche inplaneable y esperaba que todo saliera bien, no tenía ganas de tener que remediar sus estupideces al otro día solo porque se le ocurrió distender su mente de tanto trabajo, incansable y contínuo desde que había regresado de Albania. Desde entonces toda su vida había dado un cambio brusco para mal, aunque podía sacar unas cuantas cosas positivas, entre ellas el haber conocido tantos parisianos amables, como su bellas mujeres parisianas a las que consideraba muy sensuales e inteligentes, o por lo menos la mayoría.

Finalmente se arregló bien para aquella noche la cual tenía pensado disfrutarla completamente hasta el amanecer, no se contentaría con un par de horas y luego volver a su casa a dormir, no. Cerró la puerta y se encamino a pie hacia uno de los bares mas concurridos donde se aseguraba el no beber solo o mal acompañado. La noche estaba serena para pasear así que consideró dar un tranquilo paseo luego de beber, la suave brisa lo ayudaría a bajar la bebida y a distender su mente la cual necesitaba un merecido descanso. Llegó en apenas quince minutos al bar e ingresó acompañado de una ráfaga de viento que enfrío un poco el cálido ambiente, el cual estaba mantenido por un suave fuego en la chimenea, se acercó a la barra en la que solo se encontraba un par de hombres en una entretenida charla sobre algo parecido a lo difícil que les resultaba conquistar a las mujeres sin contar con una impresionante fortuna, quiso involucrarse pero creyó que era demasiado temprano para crear una disputa y seguramente a los golpes y todos fuera del bar. Se sentó algo apartado de los hombres y pidió una copa de whisky con un par de hielos, se giró sobre el banco quedando frente a la sala observando el ambiente mientras le traían su trago, olvidando a los hombre el lugar resultaba muy agradable, ni muy concurrido ni vació, como le gustaba, tranquilo.

Algunas personas ya se encontraban en un terrible estado a quienes se les costaba entender una palabra, otras simplemente y sin beber una gota de alcohol intentaban aprovecharse de quienes si para llevárselos lejos y hacer lo que se les plazca mientras el efecto les durara. Se volvió nuevamente hacia la barra donde ya lo esperaba su trago, le dio un sorbo el cual le recorrió la garganta llenándolo de esos sentimientos inexplicable que le causaba bienestar. No sentía aquello desde hacía tiempo y realmente lo extrañaba, simplemente hacía que todas sus preocupaciones desaparecieran y que su lado mas divertido saliera en su máxima potencia. Allí se quedo, disfrutando de los pocos placeres de la vida que se daba cada tanto.

por **Magnolia Velvet** Lun Ene 09, 2012 9:11 pm

Era una noche fría, tan fría que mi cuerpo me rogaba a gritos que no saliera de casa esa noche y me quedara en camisón, metida bajo mantas y más mantas en mi cama bebiendo té y leyendo alguno de los siete únicos libros que poseía y que me traían recuerdos lejanos de un pasado que me torturaba a cada momento. Era una buena idea hasta que recordé que debía salir porque tenía que trabajar, y no era cualquier trabajo, era uno de esos trabajos que el cliente pide específicamente, donde te da una hora, un lugar y un precio y tu decides si asistir o no. El precio era bueno y yo siempre necesitaba dinero. Había aceptado por medio de una misiva y ahí estaba yo, caminando por las calles heladas de Paris en zapatos altos, unas medias negras hasta el muslo, liguero y ropa interior acorde a la ocasión, todo cubierto por un vestido rojo como la sangre que si bien dejaba ver uno que otro atributo físico de mi persona, también dejaba otras cuantas cosas a la imaginación. Algo para cubrirme encima y maquillaje sencillo, no podía arriesgarme a parecer una cualquiera en la taberna, aunque fuera una cualquiera en realidad. El cabello recogido descuidadamente porque en menos de una hora lo tendría suelto sobre la almohada de alguna cama así que no valía la pena perder demasiado el tiempo en ello.

Y caminaba a paso casi veloz, escuchando el eco de mis taconeos retumbar por las paredes de las calles semi-desiertas a esa hora de la noche. Iba tarde. No tan tarde como para hacer rabiar a alguien pero no tan temprano como para ser la viva imagen de la puntualidad. Mascullé una maldición cuando tropecé en mi prisa por llegar y entré rápidamente a la taberna con el nombre que llevaba yo escrito en un papelito entre mis pechos. La ráfaga de viento que me acompañó dentro me hizo estremecer y maldije la vestimenta que debía llevar para conseguir clientes pero intenté que no se notara nada, erguí la espalda y miré alrededor buscando a mi cliente que brilló por su ausencia. Un latido de corazón angustiado. ¿Se habría ido? Suspiré y me acerqué a la barra colocando mi mejor sonrisa, esa que te consigue de todo apenas la esbozas y recargando mis antebrazos en la barra justo junto a un hombre que apenas miré me dirigí al cantinero. -Busco a un hombre... Lord Renoir... tengo un encargo- Saqué de entre los pliegues de mi vestido una carta: siempre tener una coartada para no desvirtuar la imagen del cliente. -Se ha ido hace ya un rato... iba molesto- Seguí su dedo que se extendió hacia la salida. Latido de corazón aun más angustiado. Se había ido. Molesto. Eso significaba cualquiera de dos cosas: Que no volvería a pedirme o que la próxima vez la pasaría muy mal. -¿Muy... molesto?- No esperé la contestación, no serviría de nada angustiarme en ese momento, ya había pasado lo que había pasado.

Tenía dos opciones: regresar a mi casa a hacer realidad la fantasía de libro + mantas + té + camisón o simplemente quedarme ahí para ver si lograba conseguir algo... tal vez iría por la segunda opción. Treinta minutos para intentarlo y luego me iría. -Cielo... dame licor... de cereza.. solo...- Una sonrisilla de lado mientras mis dedos enguantados colocaban un par de monedas sobre la barra y las arrastraba hacia el cantinero sentándome sobre el banco y suspirando para borrar los temores de la mente aunque no pudiendo esconder la expresión de saber la que me esperaba después. Podría esconderme en el burdel una buena temporada, así no sabría en dónde estaba.

por **Darcy Haward** Jue Ene 12, 2012 3:18 pm

La noche transcurría y parecía no cambiar nada afuera, adentro todo seguía cálido, a pesar de que el apenas había bebido, algo inusual en estos casos en que la abstinencia lo obligaba a tomar hasta perder el conocimiento. Un hábito que debía quitarse ya que esa no era su manera de impresionar a las personas, temía volverse un estúpido borracho que terminaría seguramente perdiendo su trabajo y las pocas personas que podía llamar amigos. Balanceaba su vaso entre sus dedos sobre la barra viendo como su contenido giraba revolviéndose de manera irregular. Ese día sentía el estómago algo cerrado lo que podía llegar a explicar su extraña repulsión al alcohol. En un momento la puerta volvió a abrirse, como no lo hacía muy seguido y detuvo su vaso entre sus manos. La entrada de quien fuera había levantado muchos murmullos los cuales no tenía a quien asociar ni entender porque se generaban ya que se encontraba de espaldas al recién llegado. Escucho unos tacones acercarse a la barra con velocidad, sonaba apresurada y dedujo que esa inesperada visita era una mujer, cuando llegó a la barra se colocó junto a él y se dirigió directamente al cantinero. Giró la mirada hacia la mujer, y sin girar la cabeza llegó a distinguir a una preciosa mujer de cabello rubio recogido, con un impresionante vestido rojo. Rápidamente volvió la mirada de nuevo a su whisky y escuchó disimuladamente la ajena conversación.

Al parecer buscaba a alguien, y ese alguien ya se había ido, luego pidió algo para beber y él sintió como algo dentro suyo le indicaba que hacer, que decir. Debía hacerse notar ante aquella mujer de cualquier forma, aunque aún parecía enojada. Dio un profundo trago a su bebida sintiendo como le recorría la garganta y ese agradable calor lo recorría, dejo el vaso en la pulida superficie de madera y aún mirando al vaso hablo.-Acaso la han dejado plantada?-. Preguntó en un arrebatamiento de sentimientos mezclados con el alcohol, que ocasionó el deseo de querer hablar con aquella desconocida mujer. No podía explicarse, como alguien había sido capaz de escapar de ella, de abandonarla allí sin ni siquiera avisar antes, por lo menos dejar algo dicho. Sea quien fuera, era muy poco hombre y eso le molestó. Él era alguien que veía a la mujer como tal, en ciertos aspectos era muy correcto y esto lo veía como un acto de completa falta de caballerosidad, pero no podía decirlo, solo eran palabras de alguien sin importancia. Tal vez aquella mujer en estos momentos solo tenía ganas de desquitarse con la primera persona que se cruzara, y él no deseaba ser aquella persona, pero tampoco permitiría que ahora quedara sola y sin saber que hacer. Si con solo poder acompañarla a beber, la ayudaría quería poder hacerlo, que se lo permitiera.

Finalmente se giró para que pudiera observar quien era el osado que le hablaba, y pudo contemplar el rostro de la mujer, era increíblemente bella, su apariencia denotaba un aire de madura, de responsable y a la vez podía percibirse un rostro muy joven, de tez blanca y suave. No le sorprendió el ver que al mirarlo lo hacía con una expresión seria, tal vez de desconfianza? No se animo a sonreírle, no creía que era un momento en el que tenía ganas de devolvérsela. Simplemente quedo cautivado por su belleza, cuando logro hacerse notar que era él que que le había preguntado aquello decidió volver su mirada a la barra para no molestarla ni incomodarla.-Lo siento, no quise ser entrometido-. Inmediatamente se disculpó sabiendo de la estupidez que había cometido al hablarle. Miró a ambos lados rápidamente y bebió un poco más de su whisky, era un idiota.

por **Magnolia Velvet** Mar Feb 07, 2012 1:01 pm

El vaso de licor de cereza llegó a mis manos uno segundos después aderezado con una sonrisa del cantinero. Sonrisa que yo devolví inmediatamente ya sintiéndome un poco más tranquila, si de todas maneras había llegado tarde, ya tendría tiempo de resarcir su error y ahora mismo no era el momento de ello. Bebí un poco apenas mojándome los labios con el líquido color carmín y el sonido de una voz desconocida me hizo girarme para verificar que de verdad estuvieran hablándome a mi. ¿Que si me habían dejado plantada? Hice una mueca pensando en la respuesta, tal vez pensándola más de lo debido porque me quedé callada bastante tiempo. Tanto que ni siquiera me di cuenta de la expresión que tenía en el rostro, con el que me giré a mirar al desconocido que estaba sentado junto a mi. Y fue hasta que dijo que no debía de entrometerse que me di cuenta de que en realidad no había contestado nada.

No. No me habían dejado plantada. En realidad la que se había tardado en llegar era yo y probablemente él se había ido cansado de esperarme. Parpadeé cuando se giró a ver su bebida y al fin salí del hechizo en el que mi pensamiento me había hundido. Sonreí apenas de lado y negué con la cabeza. -No, no... en realidad he sido yo la que llegó tarde- Mis ojos se desviaron hacia el reloj. Apenas unos minutos, hablando de desesperación. Suspiré y bebí otro trago de licor de cereza que me calentó la garganta conforme fue haciendo camino de mi boca a mi interior. Me quedé mirando su perfil, que era lo único que se me era permitido ver en ese momento y me pareció que se había apenado. ¿Entrometido? Bueno, tampoco era para tanto.

-Bueno, si que ha sido una total falta de respeto- Dije fingiendo seriedad ante su disculpa y erguí el cuello para mirarlo no sin antes esconder mi sonrisa. -Hagamos algo, para quedar a mano tendría yo que preguntarle algo a usted. ¿Cierto?- Entonces sonreí un poco y me incliné hacia él para rozarlo con el codo. No de manera sugerente, había apagado esos controles desde que me habían dicho que había sido dejada por llegar tarde. Más bien de manera amistosa e incluso algo infantil. -¿Qué hace tan solo en una noche tan fría?- Chasqueé la lengua y me erguí para sonreírle un poco más abiertamente. -Ya está, queda usted disculpado si me contesta a mi pregunta-

por **Darcy Haward** Dom Mar 11, 2012 9:09 am

Levantó nuevamente la copa y bebió el resto del trago que le quedaba, deseaba seguir bebiendo pero su estómago se lo recriminaba. No le importó, levantó la mano en dirección al cantinero y mientras él le volvía a llenar la copa lo sorprendió la voz de la joven, al parecer se dirigía a él. Al parecer se había equivocado no la habían abandonado, se habían cansado de esperarla. Esperó que le entregaran la copa y volvió a dirigirle la mirada a ella, no se veía enojada. Nuevamente pareció detenerse a contemplar su belleza durante varios minutos, era bastante evidente pero no le importó. Ella se encontraba ya con el licor que había pedido en mano y sentada junto a él, era bastante la suerte que había tenido. Creyó que pasaría aquella noche bebiendo solo, pero un poco de compañía, de charla no le haría mal. Cuando le confirmó que se había entrometido en algo que no le incumbía bajo la mirada, aún no probaba su whisky. Jugaba con la copa entre sus manos girándola intentando que el contenido no se derrame por los bordes.

Lo que siguió a continuación le hiso olvidar el deje de arrepentimiento que le había surgido luego de hablarle tan inesperadamente. Al parecer no estaba tan molesta como él creía, deseaba preguntarle algo para así estar a mano. La verdad que le parecía una muy buena de idea. Sintió el roce de su codo contra él y eso hiso que levantara el rostro y volviera la mirada hacia ella. Se encontró con una agradable sonrisa, una hermosa sonrisa dirigida a él, se la devolvió tímidamente y luego escuchó su pregunta, se le erizó la piel, era una pregunta amplia que lo dejó pensando. Los motivos de estar solo? Tenía una y miles de razones pero ninguna valía la pena. Tomó la copa y bebió su contenido hasta la mitad, luego se decidió responder.-Bueno digamos que mis salidas nocturnas son muy escasas y cuando salgo para beber prefiero hacerlo solo…-. La verdad no deseaba que nadie le viera en ese estado cuando, era un estado en que le daba mucha vergüenza presentar ante sus conocidos, era un momento de total debilidad en el que se refugiaba detrás del alcohol.-…me evita tener que dar explicaciones luego o sermoneado-. La miró a los ojos olvidando que quizás le incomodaría.

Se giró completamente hacia un lado, para quedar frente a ella y sonriéndole bebió lo que le quedaba en la copa. Sacudió la cabeza y se encogió de hombros.-De todas formas no beberé demasiado-. Le volvió a sonreír agradablemente y luego fingió preocupación.-Ya estoy perdonado?-

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