AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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A las orillas del mar, las arenas siempre se encuentran (Alejandría) (Ra'hae Al'Ramiz y otros)
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A las orillas del mar, las arenas siempre se encuentran (Alejandría) (Ra'hae Al'Ramiz y otros)
Recuerdo del primer mensaje :
Los pasos del Jeque de Jeques resuenan en el amplio pasillo por el que camina con varios pergaminos en las manos. Las noticias no son nada alentadoras y la urgencia de reunir a su gente para discutirlo se transformó en algo primordial al transcurso de la arena en los relojes. Ahora mismo tiene al menos a Ra'hae y a Kala en la sala de reuniones, espera tener pronto a los otros dos, pero no es algo seguro. Las afrentas contra los sobrenaturales que buscan la destrucción de lo que ellos tanto custodian son perennes y hoy en día demasiado intensas como para dejar descuidadas las cinco ciudades.
A menos que estén todos los Frentes bien resguardados, es que espera que los Jeques comparezcan a la reunión. Por Kala no se preocupa, sabe bien del ejército que tiene de Assassins, lo que le hace sonreír un segundo, recuperando al siguiente la seriedad, puesto que el pensamiento de verla entrenar a sus soldados siempre ha sido divertido. La forma en que la tratan cuando la ven llegar, para pasar a la expresión de asombro y después, total respeto una vez que ella se les impone en la lucha cuerpo a cuerpo siempre le causa un orgullo respecto de su pequeña.
Qué decir de su mejor amigo: Ra'hae. Es tan escrupuloso con su misión, que es más fácil que derroten a Kala en batalla antes de que el Jeque del Cairo descuide la seguridad de su ciudad. Algunos sirvientes le hacen una reverencia cuando él pasa frente a ellos; a los que conoce, los saluda con bendiciones. A los que no, hace una inclinación de cabeza y les pone una mano en el hombro para tranquilizarlos. Ama a su pueblo como a nada en el mundo, después de su familia.
Aunque ahora mismo sus prioridades empiezan a cambiar. En sus recámaras se encuentra la mujer más hermosa del mundo, la flor más exquisita y exótica que está causando revolución en su mente, en sus pensamientos: Katra Di Alessandro. Una simple capa le obligó a fijar su atención en ella. Una alianza fue el pretexto para conocerla o perseguirla. Ahora, tras la caída de sus padres y dos de los integrantes de la sociedad, Kareef se convirtió en el mecenas, protector e incluso... sí, prometido y futuro esposo de la yegua más indomable, rezongona y admirable de todas.
El Creador sonríe al recordar cómo la dejó apenas una hora antes, extendida su rubia cabellera en las almohadas, con los labios hinchados de sus besos, la pasión visible en su cuerpo, el agotamiento cobrándole a la hermosa joven de una forma seductora y sensual, haciéndola dormir plácidamente en el lecho del Jeque más poderoso de los Cinco Frentes. Le gusta este sentimiento de posesividad, de saber que por fin, tiene a alguien a su lado de nuevo, que comparte sus días, sus noches. Que ríe con él, que escucha sus preocupaciones (aunque intente no atribularla con tantas) y con la que puede desfogar sus ansias de cariño, de protección, de cuidado.
Por fin, sus pasos dan con la puerta cerrada de la habitación donde hablarán largo y tendido sobre las estrategias y las posiciones que tomarán sobre los últimos asuntos que envuelven a los Frentes y a la Sociedad. Entra sin tocar la puerta, porque no lo considera necesario. No es que Ra'hae y Kala tengan una estrecha relación como la que ella tiene con el Equilibrador o el Destructor en el menor de los casos y en el peor, por supuesto exagera, con Alastair Parthenopaeus quien pronto será más que un simple aliado, puede estar seguro.
La sala está decorada de forma soberbia, con paredes en color arena de grandes dimensiones con arquerías en sus lados menores y paredes lisas laterales con puertas y ventanas ajimezadas con paños de escayola encuadrados por alfices, con sebka y atauriques. Algunos de ellos pintados en color rojo y otros en azul; con dos cúpulas decoradas de ricos mocárabes de yeso y tambor estrellado
Soberbiamente posicionados, varios candelabros lanzan su luz sobre la estancia eliminando las sombras y haciéndola más acogedora. Alfombras persas en el piso crean una ilusión de colorido. Cojines alrededor de una pequeña mesita, algunos otros muebles, pero nada más interesante que el balcón con un doble ventanal que daba a un jardín más que cuidado: el oasis del Creador. Ahí donde pasara mucho tiempo en compañía de su ahora prometida y a quien había jurado ahí mismo, protegerla contra todo y todos. En donde curiosamente no hay aún nadie presente, por lo que Kareef sonríe sabiéndose solo y se acerca al ventanal, poniendo una mano sobre el balcón para mirar hacia el frente. El cielo estrellado es fiel testigo de su tranquilidad, lo que se nota en todos los músculos relajados.
El Jeque de Jeques por fin está feliz con su vida. Quiera Alá bendecirlo para que la disfrute así como está, durante mucho tiempo. Sin embargo, las tormentas de arena se crean tan rápido, que pudiera ser que no tardara tanto en caer de nuevo sobre los Al'Ramiz. Abre los ojos y mira la luna llena, señal de que hombres lobo están sueltos, pero no en su ciudad. Ya no... al menos los que no se controlan, los que sí, están más abajo, en otro lugar. Un mundo... subterráneo.
A menos que estén todos los Frentes bien resguardados, es que espera que los Jeques comparezcan a la reunión. Por Kala no se preocupa, sabe bien del ejército que tiene de Assassins, lo que le hace sonreír un segundo, recuperando al siguiente la seriedad, puesto que el pensamiento de verla entrenar a sus soldados siempre ha sido divertido. La forma en que la tratan cuando la ven llegar, para pasar a la expresión de asombro y después, total respeto una vez que ella se les impone en la lucha cuerpo a cuerpo siempre le causa un orgullo respecto de su pequeña.
Qué decir de su mejor amigo: Ra'hae. Es tan escrupuloso con su misión, que es más fácil que derroten a Kala en batalla antes de que el Jeque del Cairo descuide la seguridad de su ciudad. Algunos sirvientes le hacen una reverencia cuando él pasa frente a ellos; a los que conoce, los saluda con bendiciones. A los que no, hace una inclinación de cabeza y les pone una mano en el hombro para tranquilizarlos. Ama a su pueblo como a nada en el mundo, después de su familia.
Aunque ahora mismo sus prioridades empiezan a cambiar. En sus recámaras se encuentra la mujer más hermosa del mundo, la flor más exquisita y exótica que está causando revolución en su mente, en sus pensamientos: Katra Di Alessandro. Una simple capa le obligó a fijar su atención en ella. Una alianza fue el pretexto para conocerla o perseguirla. Ahora, tras la caída de sus padres y dos de los integrantes de la sociedad, Kareef se convirtió en el mecenas, protector e incluso... sí, prometido y futuro esposo de la yegua más indomable, rezongona y admirable de todas.
El Creador sonríe al recordar cómo la dejó apenas una hora antes, extendida su rubia cabellera en las almohadas, con los labios hinchados de sus besos, la pasión visible en su cuerpo, el agotamiento cobrándole a la hermosa joven de una forma seductora y sensual, haciéndola dormir plácidamente en el lecho del Jeque más poderoso de los Cinco Frentes. Le gusta este sentimiento de posesividad, de saber que por fin, tiene a alguien a su lado de nuevo, que comparte sus días, sus noches. Que ríe con él, que escucha sus preocupaciones (aunque intente no atribularla con tantas) y con la que puede desfogar sus ansias de cariño, de protección, de cuidado.
Por fin, sus pasos dan con la puerta cerrada de la habitación donde hablarán largo y tendido sobre las estrategias y las posiciones que tomarán sobre los últimos asuntos que envuelven a los Frentes y a la Sociedad. Entra sin tocar la puerta, porque no lo considera necesario. No es que Ra'hae y Kala tengan una estrecha relación como la que ella tiene con el Equilibrador o el Destructor en el menor de los casos y en el peor, por supuesto exagera, con Alastair Parthenopaeus quien pronto será más que un simple aliado, puede estar seguro.
La sala está decorada de forma soberbia, con paredes en color arena de grandes dimensiones con arquerías en sus lados menores y paredes lisas laterales con puertas y ventanas ajimezadas con paños de escayola encuadrados por alfices, con sebka y atauriques. Algunos de ellos pintados en color rojo y otros en azul; con dos cúpulas decoradas de ricos mocárabes de yeso y tambor estrellado
Soberbiamente posicionados, varios candelabros lanzan su luz sobre la estancia eliminando las sombras y haciéndola más acogedora. Alfombras persas en el piso crean una ilusión de colorido. Cojines alrededor de una pequeña mesita, algunos otros muebles, pero nada más interesante que el balcón con un doble ventanal que daba a un jardín más que cuidado: el oasis del Creador. Ahí donde pasara mucho tiempo en compañía de su ahora prometida y a quien había jurado ahí mismo, protegerla contra todo y todos. En donde curiosamente no hay aún nadie presente, por lo que Kareef sonríe sabiéndose solo y se acerca al ventanal, poniendo una mano sobre el balcón para mirar hacia el frente. El cielo estrellado es fiel testigo de su tranquilidad, lo que se nota en todos los músculos relajados.
El Jeque de Jeques por fin está feliz con su vida. Quiera Alá bendecirlo para que la disfrute así como está, durante mucho tiempo. Sin embargo, las tormentas de arena se crean tan rápido, que pudiera ser que no tardara tanto en caer de nuevo sobre los Al'Ramiz. Abre los ojos y mira la luna llena, señal de que hombres lobo están sueltos, pero no en su ciudad. Ya no... al menos los que no se controlan, los que sí, están más abajo, en otro lugar. Un mundo... subterráneo.
Última edición por Kareef Al'Ramiz el Sáb Mayo 05, 2012 7:29 pm, editado 1 vez
Kareef Al'Ramiz- Vampiro Clase Alta
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Re: A las orillas del mar, las arenas siempre se encuentran (Alejandría) (Ra'hae Al'Ramiz y otros)
Ra'hae siempre se oculta en esa mente queriendo observarnos a todos, pero sin permitir que alguien lo haga con él. Recibe, pero no da. Siempre ha sido su consigna buscar en los demás, pero impedir que se inmiscuyan en su interior. Aunque la mayor parte de las veces le ignoro, siempre existe un gusanito tan parecido al de Ra'hae que también explora la mente de mi child para que en base a ésta, tenga una opinión ajena a lo que los demás son. Es una táctica que he usado desde que fui creada y ahora mismo es parte de mi arsenal. Oculta entre los velos, mientras Ra'hae urga en las profundidades, yo lo hago con él sin que se entere.
Soy demasiado experimentada para el joven como para que no sepa lo que hace realmente. Un doble juego, un tablero de ajedrez extendido donde la mano derecha no sabe lo que hace la izquierda. Así el consciente y el subconsciente. Jugueteos no propios de milenarios, pero al mismo tiempo tan retorcidos como lo que somos. Vampiros con demasiado tiempo libre y en ocasiones, era mucho peor. A estas alturas, es innegable el desdoblamiento que tengo en mi mente producto igual de sus enseñanzas en el Alamut, así puedo ocultar a ojos de todos mi verdadera personalidad que sólo comparto en la intimidad de mi recámara con Alastair, mientras finjo ser otra desquiciada, por completo diferente a las afueras de las puertas de mis habitaciones. Una indomable, que ni siquiera Kareef tenía controlada al cien por ciento.
Al voltear para ver a ambos jeques noto no sin cierta diversión, que mi child cambia de inmediato la línea de su visión. Hago un cálculo y una sonrisa se planta en mis labios, así que viéndome el trasero. Mas sin embargo lento mi hilaridad se apaga cuando mi subconsciente, esa grulla perenne se encuentra con la línea de pensamiento de Ra'hae. Desvío la mirada sólo por evitarle un tanto, no tengo las palabras para tranquilizarlo y de todas formas no está en mí hacerlo. Yo no soy parte de los experimentos de mi child por ayudar a alguien. Simple y sencillamente estoy en un nivel por completo diferente y eso significa que él no tiene acceso.
Sus palabras reconfortan mi corazón y al mismo tiempo lo llenan de una sensación de desasosiego porque quisiera ser tan normal como esa joven que camina por los jardines de mi padre, que pudiera tener la debilidad de confiarme en Ra'hae y poner la cabeza en su hombro y contarle cómo me siento. Es imposible, pero aún así ya tengo alguien que es mi apoyo a pesar de estar en Agharta estos tres últimos días. Alastair se coló tan profundo que me es imposible pensar en seguir mi vida si él no está a mi lado. Mi fuerza, mi escudo, mi remanso de paz. Todo eso y mil cosas más es él transfigurado en una mente enferma y llena de trampas. Mi mente.
- De acuerdo, haz lo que tengas que hacer, sé que tu empeño dará fruto - tomo la copa de vitae y bebo un sorbo. Qué bueno que lo tragué porque de tener aún la vitae en la boca, al ver llegar a Rahman cual paloma blanca de la paz, hubiera escupido el contenido por las risas que ahora mismo intentaba disimular. ¿Cuándo se le ocurrió que volar era la mejor forma de llegar? Por Alá, todos de seguro se dieron cuenta de ello - espero, Rahman que hayas usado tu poder de ilusión, porque si no mañana tendremos que resolver eso de que te vieron llegar volando, pero por Alá, ¿Qué no sabes que la discresión es la mejor arma en la guerra? Si nuestros enemigos nos persiguen les has dado un camino excelso para seguirte - niego mirándole, es mi tutor, pero en ocasiones tiene ideas que lo sobrepasan, aunque no niego la atracción que siento hacia él.
Quizá sea lo mismo que Ra'hae siente hacia mí, porque mi creador es justamente Rahman, no niego que muchos de nuestros encuentros sexuales fueron peores que los que tuve con Alastair, porque el Minoico nunca respondió a mis agresiones y en cambio, el Destructor siempre. Así que eran monumentales las historias que se contaban de nuestros encuentros, incluso con el Equilibrador tuve mis roces y la cama no fue el único lugar que utilizamos para desfogar nuestras ansias de agresividad y violencia sobre el otro. Hago una mueca al pensar en el Jeque de Damasco. Ya tendría que estar aquí. Miro a mi padre que parece inmerso en sus pensamientos, una línea a la cual no puedo acceder de momento.
Sus facciones me denotan que algo está pasando en su mente, algo que de seguro no me agradará cuando abre esos ojos que dominan y doblegan y fija su mirada en mí. Está planeando ya, pero me parece que no es algo que me vaya a agradar, tengo ese presentimiento. Mi mano se alarga y a pesar de estar Ra'hae y Rahman presentes, no me importa en lo más mínimo si se sorprenden porque entrelazo mis dedos con los de mi padre quien también pareciera mirarme extrañado. Hace mucho que le rehuyo al contacto con el Jeque de Jeques... desde aquélla pelea donde yo saliera perdiendo y fuera llevada muerta en vida al Alamut. Esas noches donde me sentaba a la vera de mi padre y escuchaba sus palabras con las manos entrelazadas y mi cabeza en su regazo se han ido. ¿O no?
Mi mano se aprieta fuerte contra la de él, dándole un chispazo de comprensión y de apoyo. Lo tiene respecto de mí. No importa lo que haga, siempre le obedeceré. Mi fidelidad y cariño está con él aunque disimule con soberbia después. No necesito más, rompo el contacto tan visible cuando las puertas se abren y ante nosotros está ese hombre que me quita el aliento, que me hace delirar entre sus brazos, entre gemidos y suspiros, jadeos cuando sus colmillos perforan mi piel hasta alcanzar el manjar de los dioses. Y yo no me quedo atrás. He probado todo su cuerpo ya, que no me decido sobre cuáles son las partes más deliciosas. Su vitae es mi ambrosía, néctar de dioses que me colma hasta la última célula y me hace poderosa. Le sonrío cuando sus ojos se clavan en mí, me encanta su mirada, cómo me hace sentir tan deseada y anhelada como dominada y doblegada. Generando a la vez un sentimiento de rebeldía que me obliga a alzar la barbilla rebelde, con un brillo en los ojos de pura diversión.
Tantos días y noches con él desde que llegamos a Alejandría son los causantes de mi error, porque me olvido de pronto que estamos en la habitación con mi padre, con mi creador y ex-amante y mi child. Mi mente no lo recuerda y por ello mismo, durante unos segundos quizá, menos de un minuto, me muestro tal cual soy en la intimidad que él y yo tenemos, sólo con verle el rostro. Mis velos caen y sonrío alegre por tenerle ahí, por su presencia tras tres días de no disfrutarlo. Incluso mi cuerpo va levantándose cuando siento que alguien me toma de la muñeca sacándome de mi ensoñación. Volteo y mis ojos se encuentran con los de mi padre quien pareciera advertirme de esa forma tan suya que sólo busca mi bienestar. Me lamo los labios y recupero la compostura agradeciendo internamente que haya sido Kareef quien lo notó. Sólo espero que nadie más lo haya hecho...
Soy demasiado experimentada para el joven como para que no sepa lo que hace realmente. Un doble juego, un tablero de ajedrez extendido donde la mano derecha no sabe lo que hace la izquierda. Así el consciente y el subconsciente. Jugueteos no propios de milenarios, pero al mismo tiempo tan retorcidos como lo que somos. Vampiros con demasiado tiempo libre y en ocasiones, era mucho peor. A estas alturas, es innegable el desdoblamiento que tengo en mi mente producto igual de sus enseñanzas en el Alamut, así puedo ocultar a ojos de todos mi verdadera personalidad que sólo comparto en la intimidad de mi recámara con Alastair, mientras finjo ser otra desquiciada, por completo diferente a las afueras de las puertas de mis habitaciones. Una indomable, que ni siquiera Kareef tenía controlada al cien por ciento.
Al voltear para ver a ambos jeques noto no sin cierta diversión, que mi child cambia de inmediato la línea de su visión. Hago un cálculo y una sonrisa se planta en mis labios, así que viéndome el trasero. Mas sin embargo lento mi hilaridad se apaga cuando mi subconsciente, esa grulla perenne se encuentra con la línea de pensamiento de Ra'hae. Desvío la mirada sólo por evitarle un tanto, no tengo las palabras para tranquilizarlo y de todas formas no está en mí hacerlo. Yo no soy parte de los experimentos de mi child por ayudar a alguien. Simple y sencillamente estoy en un nivel por completo diferente y eso significa que él no tiene acceso.
Sus palabras reconfortan mi corazón y al mismo tiempo lo llenan de una sensación de desasosiego porque quisiera ser tan normal como esa joven que camina por los jardines de mi padre, que pudiera tener la debilidad de confiarme en Ra'hae y poner la cabeza en su hombro y contarle cómo me siento. Es imposible, pero aún así ya tengo alguien que es mi apoyo a pesar de estar en Agharta estos tres últimos días. Alastair se coló tan profundo que me es imposible pensar en seguir mi vida si él no está a mi lado. Mi fuerza, mi escudo, mi remanso de paz. Todo eso y mil cosas más es él transfigurado en una mente enferma y llena de trampas. Mi mente.
- De acuerdo, haz lo que tengas que hacer, sé que tu empeño dará fruto - tomo la copa de vitae y bebo un sorbo. Qué bueno que lo tragué porque de tener aún la vitae en la boca, al ver llegar a Rahman cual paloma blanca de la paz, hubiera escupido el contenido por las risas que ahora mismo intentaba disimular. ¿Cuándo se le ocurrió que volar era la mejor forma de llegar? Por Alá, todos de seguro se dieron cuenta de ello - espero, Rahman que hayas usado tu poder de ilusión, porque si no mañana tendremos que resolver eso de que te vieron llegar volando, pero por Alá, ¿Qué no sabes que la discresión es la mejor arma en la guerra? Si nuestros enemigos nos persiguen les has dado un camino excelso para seguirte - niego mirándole, es mi tutor, pero en ocasiones tiene ideas que lo sobrepasan, aunque no niego la atracción que siento hacia él.
Quizá sea lo mismo que Ra'hae siente hacia mí, porque mi creador es justamente Rahman, no niego que muchos de nuestros encuentros sexuales fueron peores que los que tuve con Alastair, porque el Minoico nunca respondió a mis agresiones y en cambio, el Destructor siempre. Así que eran monumentales las historias que se contaban de nuestros encuentros, incluso con el Equilibrador tuve mis roces y la cama no fue el único lugar que utilizamos para desfogar nuestras ansias de agresividad y violencia sobre el otro. Hago una mueca al pensar en el Jeque de Damasco. Ya tendría que estar aquí. Miro a mi padre que parece inmerso en sus pensamientos, una línea a la cual no puedo acceder de momento.
Sus facciones me denotan que algo está pasando en su mente, algo que de seguro no me agradará cuando abre esos ojos que dominan y doblegan y fija su mirada en mí. Está planeando ya, pero me parece que no es algo que me vaya a agradar, tengo ese presentimiento. Mi mano se alarga y a pesar de estar Ra'hae y Rahman presentes, no me importa en lo más mínimo si se sorprenden porque entrelazo mis dedos con los de mi padre quien también pareciera mirarme extrañado. Hace mucho que le rehuyo al contacto con el Jeque de Jeques... desde aquélla pelea donde yo saliera perdiendo y fuera llevada muerta en vida al Alamut. Esas noches donde me sentaba a la vera de mi padre y escuchaba sus palabras con las manos entrelazadas y mi cabeza en su regazo se han ido. ¿O no?
Mi mano se aprieta fuerte contra la de él, dándole un chispazo de comprensión y de apoyo. Lo tiene respecto de mí. No importa lo que haga, siempre le obedeceré. Mi fidelidad y cariño está con él aunque disimule con soberbia después. No necesito más, rompo el contacto tan visible cuando las puertas se abren y ante nosotros está ese hombre que me quita el aliento, que me hace delirar entre sus brazos, entre gemidos y suspiros, jadeos cuando sus colmillos perforan mi piel hasta alcanzar el manjar de los dioses. Y yo no me quedo atrás. He probado todo su cuerpo ya, que no me decido sobre cuáles son las partes más deliciosas. Su vitae es mi ambrosía, néctar de dioses que me colma hasta la última célula y me hace poderosa. Le sonrío cuando sus ojos se clavan en mí, me encanta su mirada, cómo me hace sentir tan deseada y anhelada como dominada y doblegada. Generando a la vez un sentimiento de rebeldía que me obliga a alzar la barbilla rebelde, con un brillo en los ojos de pura diversión.
Tantos días y noches con él desde que llegamos a Alejandría son los causantes de mi error, porque me olvido de pronto que estamos en la habitación con mi padre, con mi creador y ex-amante y mi child. Mi mente no lo recuerda y por ello mismo, durante unos segundos quizá, menos de un minuto, me muestro tal cual soy en la intimidad que él y yo tenemos, sólo con verle el rostro. Mis velos caen y sonrío alegre por tenerle ahí, por su presencia tras tres días de no disfrutarlo. Incluso mi cuerpo va levantándose cuando siento que alguien me toma de la muñeca sacándome de mi ensoñación. Volteo y mis ojos se encuentran con los de mi padre quien pareciera advertirme de esa forma tan suya que sólo busca mi bienestar. Me lamo los labios y recupero la compostura agradeciendo internamente que haya sido Kareef quien lo notó. Sólo espero que nadie más lo haya hecho...
Kala Nahid Al'Ramiz- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 30/10/2011
Localización : Jeddah o próximamente Damasco, depende del Equilibrador
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Re: A las orillas del mar, las arenas siempre se encuentran (Alejandría) (Ra'hae Al'Ramiz y otros)
El vampiro no se molesta en disimular la sorpresa que le provocan las palabras con que su exquisita hermana le recibe. Sonada demasiado moderada, pasiva y temerosa. ¿Sería acaso posible que la distancia de mi lecho y la convivencia con estas sombras opacas en que se habian convertido mis hermanos le hayan podido robar su ardorosa pasión, dejando este cuerpo frío en su lugar? ¿Temía un ataque aqui, justo aqui en la fortaleza de su hermano? Sin embargo, tal como el silencio deja que un grito se atenue hasta perderse, así habría de dejar pasar las palabras de Kala.
Después de todo le parecía absurdo tener que entrar a hurtadillas como un ladrón en casa de Kareef. ¿No se hallaba acaso entre sus hermanos?
( * "Por que entre amigos no se escancia el vino mientras queden palabras por vender")
- El equilibrio ha muerto...
En breve silencio recorre la sala hasta dar con una mesa de cristal, torneada como si fuese una fuente brotando del suelo, sostiene varias copas, cada una con una forma particular, destinada a una persona en especifico. Alarga la mano en un gesto delicado y toma la copa destinada al guardián de la puerta de Damasco.
- Hasta el Sanat Kumara reconoce la gravedad de la situación. No podemos seguir esperando de brazos cruzados. ¡Que cada uno cargue sobre si su propio fardo de responsabilidades!
Alzó la copa y bebió hasta el fondo, luego en lo que esperaba fuera un acto mas simbólico que dramático lanzó la copa al suelo, quebrandose esta en el suelo con un sonoro crujido.
- Mientras hablamos, un nutrido grupo de mercenarios se mueven mas allá de nuestras fronteras esperando sólo una orden. La pregunta aquí es hermanos, si hay alguien capaz tomar el mando en la ofensiva.
Haciendo gala de una actuación muy bien pulida, mostró una honesta consternación (sin denotar ni por un segundo que por dentro reía) al rematar diciendo:
- La masacre de nuestros hermanos no puede quedar sin castigo.
Después de todo le parecía absurdo tener que entrar a hurtadillas como un ladrón en casa de Kareef. ¿No se hallaba acaso entre sus hermanos?
( * "Por que entre amigos no se escancia el vino mientras queden palabras por vender")
- El equilibrio ha muerto...
En breve silencio recorre la sala hasta dar con una mesa de cristal, torneada como si fuese una fuente brotando del suelo, sostiene varias copas, cada una con una forma particular, destinada a una persona en especifico. Alarga la mano en un gesto delicado y toma la copa destinada al guardián de la puerta de Damasco.
- Hasta el Sanat Kumara reconoce la gravedad de la situación. No podemos seguir esperando de brazos cruzados. ¡Que cada uno cargue sobre si su propio fardo de responsabilidades!
Alzó la copa y bebió hasta el fondo, luego en lo que esperaba fuera un acto mas simbólico que dramático lanzó la copa al suelo, quebrandose esta en el suelo con un sonoro crujido.
- Mientras hablamos, un nutrido grupo de mercenarios se mueven mas allá de nuestras fronteras esperando sólo una orden. La pregunta aquí es hermanos, si hay alguien capaz tomar el mando en la ofensiva.
Haciendo gala de una actuación muy bien pulida, mostró una honesta consternación (sin denotar ni por un segundo que por dentro reía) al rematar diciendo:
- La masacre de nuestros hermanos no puede quedar sin castigo.
Última edición por Rahman Al'Ramiz el Lun Jul 09, 2012 1:36 am, editado 1 vez
Rahman Al'Ramiz- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 88
Fecha de inscripción : 05/04/2012
Re: A las orillas del mar, las arenas siempre se encuentran (Alejandría) (Ra'hae Al'Ramiz y otros)
Ra'hae tenia a tantas personas complejas alrededor suyo que francamente no podía darle la misma profundidad y atención a todos. En el momento en el que Rahman entró por la ventana, Ra'hae suspiró en voz alta. Nunca se había llevado bien con el destructor, ambos eran casi el polo opuesto asi que ¿Por que habrian de llevarse bien entre ellos? De cualquier forma el problema ciertamente no era Ra'hae. El Guardián nunca hacia activamente nada para enojar al hombre, pero dado que siempre que Rahman bramaba por que cargaran y mataran a todos, Ra'hae aconsejaba paciencia y cautela. Cuando Rahman clamaba por sangre, Ra'hae pedia clemencia.
Su mente se sobresaltó ligeramente cuando captó pensamientos de Kareef. ¿Estaba pensando en quitarle el lugar a Kala de los cinco frentes? Esa noción lo sobresaltó porque Ra'hae jamás hubiera pensado que a Kareef se le ocurriria una cosa como esa. Cuando el vastago estaba por pensar algo más, las puertas se abrieron de golpe y entro caminando este extraño, que pronto, al conectarse con el, y sentir los pensamientos de otros, pronto pudo darle un lugar a este rostro, una identidad y muchisimos pensamientos y recuerdos relacionados con él que venian tanto de parte de Kareef como de Kala. Sin embargo, mas que en Alastair, sus ojos rapidamente se posaron en Kala, esperando ver su reacción en el momento en el que entendió quien era el hombre que se encontraba frente a ellos. Lo que Ra'hae vio y sintió lo dejo más tranquilo y le dio una suerte de paz a su ser que hacia varias semanas que no encontraba. Solo esperaba que si Kareef seguia con el plan que había tenido hacia escasos segundos no arruinara todo. El problema era que con este grupo tan dispar que eran, era dificil proyectar a futuro que sucederia en cualquier momento.
Las palabras de Rahman lo devolvieron a la realidad y Ra'hae lo observó sin ninguna expresión en su rostro mientras que el destructor hablaba y luego arrojaba su copa al piso. Como se notaba que nunca en su vida había tenido que fregar un piso como para saber que iba a ser dificil encontrar todos los pedacitos de vidrio y quitar las gotitas de sangre de la alfombra de Kareef.
¿De que rayos se suponía que estaba hablando Rahman? ¿Se pensaba que si no estaban cargando con un ejercito para masacrar a alguien no eran capaces de tomar el mando, o de asumir sus responsabilidades?
Ra'hae suspiró de nuevo muy bajito y miro para el techo por unos instantes, recomponiendo su calma y su paciencia antes de mirar a Kareef. En definitiva todo iba a recaer en él en ultimas instancias. Ra'hae era un Guardián y un consejero, no era un hombre que se pusiera a gritar en el medio de sus reuniones para hacer escuchar su voz y sus deseos. Y actualmente lo que mas importaba era el contenido de ese pergamino para luego poder decidir que harian.
Su mente se sobresaltó ligeramente cuando captó pensamientos de Kareef. ¿Estaba pensando en quitarle el lugar a Kala de los cinco frentes? Esa noción lo sobresaltó porque Ra'hae jamás hubiera pensado que a Kareef se le ocurriria una cosa como esa. Cuando el vastago estaba por pensar algo más, las puertas se abrieron de golpe y entro caminando este extraño, que pronto, al conectarse con el, y sentir los pensamientos de otros, pronto pudo darle un lugar a este rostro, una identidad y muchisimos pensamientos y recuerdos relacionados con él que venian tanto de parte de Kareef como de Kala. Sin embargo, mas que en Alastair, sus ojos rapidamente se posaron en Kala, esperando ver su reacción en el momento en el que entendió quien era el hombre que se encontraba frente a ellos. Lo que Ra'hae vio y sintió lo dejo más tranquilo y le dio una suerte de paz a su ser que hacia varias semanas que no encontraba. Solo esperaba que si Kareef seguia con el plan que había tenido hacia escasos segundos no arruinara todo. El problema era que con este grupo tan dispar que eran, era dificil proyectar a futuro que sucederia en cualquier momento.
Las palabras de Rahman lo devolvieron a la realidad y Ra'hae lo observó sin ninguna expresión en su rostro mientras que el destructor hablaba y luego arrojaba su copa al piso. Como se notaba que nunca en su vida había tenido que fregar un piso como para saber que iba a ser dificil encontrar todos los pedacitos de vidrio y quitar las gotitas de sangre de la alfombra de Kareef.
¿De que rayos se suponía que estaba hablando Rahman? ¿Se pensaba que si no estaban cargando con un ejercito para masacrar a alguien no eran capaces de tomar el mando, o de asumir sus responsabilidades?
Ra'hae suspiró de nuevo muy bajito y miro para el techo por unos instantes, recomponiendo su calma y su paciencia antes de mirar a Kareef. En definitiva todo iba a recaer en él en ultimas instancias. Ra'hae era un Guardián y un consejero, no era un hombre que se pusiera a gritar en el medio de sus reuniones para hacer escuchar su voz y sus deseos. Y actualmente lo que mas importaba era el contenido de ese pergamino para luego poder decidir que harian.
Ra'hae Al'Ramiz- Vampiro Clase Alta
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Re: A las orillas del mar, las arenas siempre se encuentran (Alejandría) (Ra'hae Al'Ramiz y otros)
De pronto su realidad es parte de una tormenta de arena que lo arrastra todo sin dejar nada a su paso y sin permitir que alguien lo asimile con propiedad. El mismo Kareef se queda descolocado cuando su hija le toma la mano de una forma que creía jamás volvería a sentir. Sus ojos están limpios de cualquier agresividad o locura, de la rabia que normalmente la acompañaba en el pasado. ¿Qué aconteció entre Alastair y ella para que esté así? Su idea toma mayor forma y peso. Lo necesita. Si hizo este milagro es porque su capacidad es mucho mayor que la de cualquiera de los presentes, incluso del propio Equilibrador. Y contestando a sus plegarias, el susodicho aparece por la puerta, vestido a la usanza árabe para la complacencia de Kareef que lo observa y asiente como respondiendo a una pregunta que internamente se formulaba. Las miradas intercambiadas entre él y su hija no son un secreto, todo lo contrario al ver la forma en que el rostro de Kala se ilumina. El amor es un sentimiento que puede mostrarse de miles de formas, pero la manera en que se refleja en los ojos y las actitudes de su hija desde la sonrisa hasta el intento de levantarse para recibirlo son suficientes para que vea una amenaza latente. Le detiene sujetándola con la mano, devolviéndola al mundo real y para su fortuna, ella comprende.
Deben tener cuidado con el Destructor, como se le meta la idea de que Kala es suya, los problemas que se granjearán serán monumentales. La mirada se le otorga a Alastair, que diga rápido en qué puede ayudarle antes de que se salga todo de control pasando a una agresiva situación que, no sólo incomode, si no que desespere al Jeque de Jeques y lo obligue a poner los puntos sobre todos los presentes. Eso quiere evitar, se acaban de reencontrar tras años de no verse, así que es prudente mantener el perfil bajo y la tranquilidad. Toma el pergamino y escucha las instrucciones, admira el mensaje entre sus manos durante unos instantes antes de que se desate lo que esperaba. Rahman como siempre, inquieto e intrépido, con unos bríos y una pasión propias del guerrero, demuestra que está listo para la batalla, para enfrentarse a los enemigos, pero sobre todo deja una frase en el aire que Kareef no había notado hasta ahora.
"El Equilibrio ha muerto" dice y aunque quiere decirle que se calle, su mirada vaga hasta el lugar donde Rafiq debió estar ya. Él nunca llega tarde todo lo contrario, es el primero en llegar para hacerse de las noticias. Cegado por la situación de su Nueva Esposa y todo lo vivido en los Montes Pirineos, Kareef no quiso caer en ello, en esa realidad que va enfriando cada uno de sus músculos y que acelera el tamborileo de un corazón que late por mera costumbre y no por necesidad. Sus ojos se posan en Kala quien también parece inquieta. El Jeque de Jeques empieza a desenvolver con movimientos muy lentos el pergamino, pero antes decide hacer justicia en pos de los mismos pensamientos que atrapa de Ra'hae.
- Rahman, pídele a cualquiera de tus espíritus que limpie todos los cristales de esa copa, así como las manchas de sangre, estás en mi casa y esos exabruptos sabes que me molestan en demasía, sólo a mi hija se los permito. Te pido de la manera más atenta que realices esa actividad antes de que abandones este recinto - sus manos por fin terminan de desenvolver el mensaje y observa justamente los nombres del listado de los nuevos Hiperboréanos y Minoicos. Gruñe para sus adentros al ver el nombre de Katra como Minoica de los Humanos y alza una ceja al ver algo muy particular. Marianne, la descendiente no está como Hipérboreana si no Éire Danáan quien conserva el cargo. ¿Por qué? Es una duda que resolverá cuando vea al Sanat Kumara - Bien, todos los cargos de Hiperboréanos y Minoicos están llenándose, de seguro faltan porque hay cambios entre los mortales, más tras la caída de muchos de los nuestros - su voz suena relajada al tiempo que termina de revisar la lista y toma la siguiente misiva. Sus manos rompen con rapidez los sellos y empieza a leerla, es el listado de los caídos por la protección de Agharta. Ahí están los Parthenopaeus, la familia de su ahora esposa, y...
Son sus dedos los que tiemblan y sus ojos los que pierden el foco de visión. En su mente están las palabras escritas con fuego accesibles a cualquiera que la lea... "Rafiq Al'Ramiz, caído en manos de Inquisidores en el trayecto de Damasco a Alejandría". El golpe que su corazón siente es brutal. Rafiq era su hijo, uno de los que decidieran seguirle cuando Kareef fue expulsado de su lugar de origen. Siempre a su lado, apoyándolo, conciliando. Se pone de pie de forma abrupta, no es necesario decirles a los presentes lo que sucede, de seguro que ya lo saben por la seriedad de Ra'hae, el silencio de Rahman, la forma en que Kala se ha cubierto la boca y la inclinación respetuosa de Alastair. El Jeque de Jeques apoya la mano en el marco de la ventana mirando el cielo y sonriendo con tristeza, con los ojos ardiéndole como nunca.
- Desde el cielo, hijo mío, cuida de nosotros... que Alá te bendiga y proteja, que te lleve a su vera y te colme de regalos y bondades por todas las buenas obras que hiciste en la tierra - durante unos minutos el silencio es sepulcral... Kareef demolerá la cabeza de aquél o aquélla que se atreva a romper el instante de luto que le ofrenda a su hijo... Una lágrima solitaria resbala por su mejilla y sus dedos perforan el material de la pared que aprietan con violencia. Cierra los ojos y baja la cabeza, pero sabe que tienen que seguir avante, ya luego él anunciaría el luto en su casa, pero mientras tanto... - una puerta ha quedado indefensa. Una daga perdida. Una llave en el limbo que puede ser utilizada en nuestra contra.
Kareef desvía de pronto la cabeza hacia su hija al escuchar en sus pensamientos algo que le deja intrigado... ella tiene la daga de Rafiq, la llave de la puerta de Damasco siempre ha estado en manos de la Jequesa desde que perdiera ella la suya en un país lejano. Desde que la aventara a un extraño que ahora está entre los presentes, que la mantuvo a salvo durante tantos siglos. La barba del líder de los Al'Ramiz se eleva mirando hacia el desierto. Alá trabaja de formas enigmáticas, pero sabias. Un castigo tiene que imponerse y qué mejor que el que tiene en mente ahora mismo. Si el Minoico es aquél a quien el Sanat alaba, verá venir las siguientes palabras y su presencia en el salón no será más que una aceptación a su nuevo trabajo a desarrollar para gloria de Agharta.
- Kala, arriesgaste tu puerta, sea pues que no te desterraré de mi casa, ni de Agharta porque sé cuán necesaria eres, pero tu castigo es diferente y no acepto un "no" por respuesta. Si te atreves a hacerlo, entonces desde este momento te llamarás simplemente Kala Nahid y serás borrada de toda la historia de mi familia para ser simplemente una ronin. Tu castigo es, pues, dar vida donde ya sólo existe la muerte. Tal cual engendraste a tu progenie, exijo me devuelvas al Al'Ramiz que perdí. Exijo te cases con Alastair Parthenopaeus y él, como alguna vez Rahman, porte el apellido Al'Ramiz. Exijo pues, que me entregues a un Guardián y éste sólo vendrá de tu mano, siendo tu consorte.
Deben tener cuidado con el Destructor, como se le meta la idea de que Kala es suya, los problemas que se granjearán serán monumentales. La mirada se le otorga a Alastair, que diga rápido en qué puede ayudarle antes de que se salga todo de control pasando a una agresiva situación que, no sólo incomode, si no que desespere al Jeque de Jeques y lo obligue a poner los puntos sobre todos los presentes. Eso quiere evitar, se acaban de reencontrar tras años de no verse, así que es prudente mantener el perfil bajo y la tranquilidad. Toma el pergamino y escucha las instrucciones, admira el mensaje entre sus manos durante unos instantes antes de que se desate lo que esperaba. Rahman como siempre, inquieto e intrépido, con unos bríos y una pasión propias del guerrero, demuestra que está listo para la batalla, para enfrentarse a los enemigos, pero sobre todo deja una frase en el aire que Kareef no había notado hasta ahora.
"El Equilibrio ha muerto" dice y aunque quiere decirle que se calle, su mirada vaga hasta el lugar donde Rafiq debió estar ya. Él nunca llega tarde todo lo contrario, es el primero en llegar para hacerse de las noticias. Cegado por la situación de su Nueva Esposa y todo lo vivido en los Montes Pirineos, Kareef no quiso caer en ello, en esa realidad que va enfriando cada uno de sus músculos y que acelera el tamborileo de un corazón que late por mera costumbre y no por necesidad. Sus ojos se posan en Kala quien también parece inquieta. El Jeque de Jeques empieza a desenvolver con movimientos muy lentos el pergamino, pero antes decide hacer justicia en pos de los mismos pensamientos que atrapa de Ra'hae.
- Rahman, pídele a cualquiera de tus espíritus que limpie todos los cristales de esa copa, así como las manchas de sangre, estás en mi casa y esos exabruptos sabes que me molestan en demasía, sólo a mi hija se los permito. Te pido de la manera más atenta que realices esa actividad antes de que abandones este recinto - sus manos por fin terminan de desenvolver el mensaje y observa justamente los nombres del listado de los nuevos Hiperboréanos y Minoicos. Gruñe para sus adentros al ver el nombre de Katra como Minoica de los Humanos y alza una ceja al ver algo muy particular. Marianne, la descendiente no está como Hipérboreana si no Éire Danáan quien conserva el cargo. ¿Por qué? Es una duda que resolverá cuando vea al Sanat Kumara - Bien, todos los cargos de Hiperboréanos y Minoicos están llenándose, de seguro faltan porque hay cambios entre los mortales, más tras la caída de muchos de los nuestros - su voz suena relajada al tiempo que termina de revisar la lista y toma la siguiente misiva. Sus manos rompen con rapidez los sellos y empieza a leerla, es el listado de los caídos por la protección de Agharta. Ahí están los Parthenopaeus, la familia de su ahora esposa, y...
Son sus dedos los que tiemblan y sus ojos los que pierden el foco de visión. En su mente están las palabras escritas con fuego accesibles a cualquiera que la lea... "Rafiq Al'Ramiz, caído en manos de Inquisidores en el trayecto de Damasco a Alejandría". El golpe que su corazón siente es brutal. Rafiq era su hijo, uno de los que decidieran seguirle cuando Kareef fue expulsado de su lugar de origen. Siempre a su lado, apoyándolo, conciliando. Se pone de pie de forma abrupta, no es necesario decirles a los presentes lo que sucede, de seguro que ya lo saben por la seriedad de Ra'hae, el silencio de Rahman, la forma en que Kala se ha cubierto la boca y la inclinación respetuosa de Alastair. El Jeque de Jeques apoya la mano en el marco de la ventana mirando el cielo y sonriendo con tristeza, con los ojos ardiéndole como nunca.
- Desde el cielo, hijo mío, cuida de nosotros... que Alá te bendiga y proteja, que te lleve a su vera y te colme de regalos y bondades por todas las buenas obras que hiciste en la tierra - durante unos minutos el silencio es sepulcral... Kareef demolerá la cabeza de aquél o aquélla que se atreva a romper el instante de luto que le ofrenda a su hijo... Una lágrima solitaria resbala por su mejilla y sus dedos perforan el material de la pared que aprietan con violencia. Cierra los ojos y baja la cabeza, pero sabe que tienen que seguir avante, ya luego él anunciaría el luto en su casa, pero mientras tanto... - una puerta ha quedado indefensa. Una daga perdida. Una llave en el limbo que puede ser utilizada en nuestra contra.
Kareef desvía de pronto la cabeza hacia su hija al escuchar en sus pensamientos algo que le deja intrigado... ella tiene la daga de Rafiq, la llave de la puerta de Damasco siempre ha estado en manos de la Jequesa desde que perdiera ella la suya en un país lejano. Desde que la aventara a un extraño que ahora está entre los presentes, que la mantuvo a salvo durante tantos siglos. La barba del líder de los Al'Ramiz se eleva mirando hacia el desierto. Alá trabaja de formas enigmáticas, pero sabias. Un castigo tiene que imponerse y qué mejor que el que tiene en mente ahora mismo. Si el Minoico es aquél a quien el Sanat alaba, verá venir las siguientes palabras y su presencia en el salón no será más que una aceptación a su nuevo trabajo a desarrollar para gloria de Agharta.
- Kala, arriesgaste tu puerta, sea pues que no te desterraré de mi casa, ni de Agharta porque sé cuán necesaria eres, pero tu castigo es diferente y no acepto un "no" por respuesta. Si te atreves a hacerlo, entonces desde este momento te llamarás simplemente Kala Nahid y serás borrada de toda la historia de mi familia para ser simplemente una ronin. Tu castigo es, pues, dar vida donde ya sólo existe la muerte. Tal cual engendraste a tu progenie, exijo me devuelvas al Al'Ramiz que perdí. Exijo te cases con Alastair Parthenopaeus y él, como alguna vez Rahman, porte el apellido Al'Ramiz. Exijo pues, que me entregues a un Guardián y éste sólo vendrá de tu mano, siendo tu consorte.
Kareef Al'Ramiz- Vampiro Clase Alta
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Re: A las orillas del mar, las arenas siempre se encuentran (Alejandría) (Ra'hae Al'Ramiz y otros)
De todos los presentes, quizá yo sea la única que pueda entender el exabrupto de Rahman, su forma de beber justamente de la copa y dejarla caer al suelo, ante el reproche de mi creación y la molestia de mi padre. ¿Esos pedazos en el piso son justamente lo que queda de mi único hermano...? ¿Arena utilizada de una forma tan magistral que forjó durante mucho tiempo un cuerpo que ahora ha vuelto a ella? No quiero creerlo, pero el que no esté presente siendo que es de los más puntuales. Además de esa corazonada y mal sentimiento desde que desperté de mi profundo letargo... me hacen pensar que el Destructor esta vez tiene toda la razón, pero aún hay una esperanza ¿No? Mi padre tiene las respuestas en esos pergaminos y lo veo abriendo cada sello con desespero. Más de una vez me contengo para no ir yo misma y leerlos.
La sombra cae con violencia sobre mi corazón en el instante que escucho en la mente de mi padre las palabras que llenan sin que pueda evitarlo, mis ojos de lágrimas. Trago con dificultad un poco de vitae y me obligo a mantenerme quieta, aunque mis pies rugen por la necesidad de salir de ahí, de ir al campo de entrenamiento para desfogar todo lo que siento, para sacar todo lo que tengo dentro y en cambio, sólo puedo cerrar los ojos con fuerza rogando porque ninguna lágrima ruede. No puedo romperme, sería catastrófico. Me obligo a seguir las líneas del pensamiento de mi padre, aunque no ayudan en nada... es... era mi único hermano vivo. El único al que podía correr y contarle y... mis dientes muerden la mano que cubre mi boca para no decir absolutamente nada hasta sangrar. Él lo sabía todo de mí aunque yo no se lo dijera y siempre respetó mis decisiones.
Rafiq Al'Ramiz.
Guardo unos instantes de silencio mental y físico. En duelo por él... aprieto los ojos con violencia y son un par de hilos de sangre de mi mano los que lloran por él cuando mis dientes perforan aún más la piel... Mi mente se llena de recuerdos infantiles de cuando yo sólo era una niña y él ya era un adolescente. ¿Cuántas veces no me protegió, me ayudó a levantarme de mis caídas y curó mis heridas? Aún como inmortal él estaba ahí para mí. ¿Cuántas veces no nos confundimos... ese amor fraternal por uno más carnal desenvolviéndose entre las sábanas? Lento mis párpados caen sobre mis mejillas, no... las palabras de mi padre no tienen sentido cuando yo saco de mis ropas la daga de mi hermano. Aquélla que él me diera cuando supo que había extraviado la mía y él mismo ordenara la búsqueda por todos los lugares más recónditos... para encontrar a aquél que se la había llevado y devolverla a su legítima dueña.
- Kala... creo saber dónde está, pero también creo saber que ahí, en esas manos, está mejor protegida que nada - eso me dijo una noche mientras estábamos mirando las estrellas en su Palacio... nunca supe el enigma que tenían sus palabras, aunque presioné no quiso decirme, se reía y me incitaba a descubrirlo comentándome lo mismo: - El que la posee, tiene el poder para encararte no una, si no mil veces... Él será quien me devuelva a mi hermana, confío en ello- Ahora sólo mis ojos voltean a mirar a Alastair... ¿Rafiq encontró entonces al Parthenopaeus y supo que tenía mi daga? ¿Tan bien lo conoció como para saber que él... y yo...?
Y las palabras de mi padre reafirman esas sospechas, caen sobre mis espaldas como enormes losas que no puedo cargar... ¿O sí? El acero de la daga del Jeque de Damasco brilla con intensidad, como indicándome quién debe ahora ocupar el lugar que yo dejé durante tanto tiempo desprotegido. Mis ojos se alzan hacia Alastair... él cuidó de una parte de mí... y sin querer, con la nueva propuesta de mi padre y el sabio proceder de Rafiq... yo cuidé una parte de él... las dos dagas intercambiadas son una muestra de ello... él protegerá mi puerta y yo la suya. Él será mi consorte y yo la suya, pero... ¿Querrá él? Es un nómada y alguna vez en el bergantín que nos traía a Alejandría me lo dijo. Él no era para sedentarizarse en un lugar, si no para volar. La única vez que lo hizo, peleó con su esposa y los resultados fueron catastróficos, tan así que él no está casado ya... ¿Seré capaz de obligarlo a tanto? ¿De exigirle tanto? Mi cabeza niega y trago saliva con fuerza mirando la daga... ¿Qué hacer? Aprieto mis ojos y mi voz resuena en la habitación.
- No soy yo quien debe decidir, padre... no soy yo quien debe aceptar o no, si no aquél que jamás se ha asentado en un lugar y que cuando lo hace, no dura demasiado. ¿Es que el castigo no sólo me incluye a mí, si no también a él para ponerle cadenas y evitar que vuele? Es un halcón, un señor del aire, cortarle las alas sería matarlo. O incluso, sentenciarnos a muerte.
La sombra cae con violencia sobre mi corazón en el instante que escucho en la mente de mi padre las palabras que llenan sin que pueda evitarlo, mis ojos de lágrimas. Trago con dificultad un poco de vitae y me obligo a mantenerme quieta, aunque mis pies rugen por la necesidad de salir de ahí, de ir al campo de entrenamiento para desfogar todo lo que siento, para sacar todo lo que tengo dentro y en cambio, sólo puedo cerrar los ojos con fuerza rogando porque ninguna lágrima ruede. No puedo romperme, sería catastrófico. Me obligo a seguir las líneas del pensamiento de mi padre, aunque no ayudan en nada... es... era mi único hermano vivo. El único al que podía correr y contarle y... mis dientes muerden la mano que cubre mi boca para no decir absolutamente nada hasta sangrar. Él lo sabía todo de mí aunque yo no se lo dijera y siempre respetó mis decisiones.
Rafiq Al'Ramiz.
Guardo unos instantes de silencio mental y físico. En duelo por él... aprieto los ojos con violencia y son un par de hilos de sangre de mi mano los que lloran por él cuando mis dientes perforan aún más la piel... Mi mente se llena de recuerdos infantiles de cuando yo sólo era una niña y él ya era un adolescente. ¿Cuántas veces no me protegió, me ayudó a levantarme de mis caídas y curó mis heridas? Aún como inmortal él estaba ahí para mí. ¿Cuántas veces no nos confundimos... ese amor fraternal por uno más carnal desenvolviéndose entre las sábanas? Lento mis párpados caen sobre mis mejillas, no... las palabras de mi padre no tienen sentido cuando yo saco de mis ropas la daga de mi hermano. Aquélla que él me diera cuando supo que había extraviado la mía y él mismo ordenara la búsqueda por todos los lugares más recónditos... para encontrar a aquél que se la había llevado y devolverla a su legítima dueña.
- Kala... creo saber dónde está, pero también creo saber que ahí, en esas manos, está mejor protegida que nada - eso me dijo una noche mientras estábamos mirando las estrellas en su Palacio... nunca supe el enigma que tenían sus palabras, aunque presioné no quiso decirme, se reía y me incitaba a descubrirlo comentándome lo mismo: - El que la posee, tiene el poder para encararte no una, si no mil veces... Él será quien me devuelva a mi hermana, confío en ello- Ahora sólo mis ojos voltean a mirar a Alastair... ¿Rafiq encontró entonces al Parthenopaeus y supo que tenía mi daga? ¿Tan bien lo conoció como para saber que él... y yo...?
Y las palabras de mi padre reafirman esas sospechas, caen sobre mis espaldas como enormes losas que no puedo cargar... ¿O sí? El acero de la daga del Jeque de Damasco brilla con intensidad, como indicándome quién debe ahora ocupar el lugar que yo dejé durante tanto tiempo desprotegido. Mis ojos se alzan hacia Alastair... él cuidó de una parte de mí... y sin querer, con la nueva propuesta de mi padre y el sabio proceder de Rafiq... yo cuidé una parte de él... las dos dagas intercambiadas son una muestra de ello... él protegerá mi puerta y yo la suya. Él será mi consorte y yo la suya, pero... ¿Querrá él? Es un nómada y alguna vez en el bergantín que nos traía a Alejandría me lo dijo. Él no era para sedentarizarse en un lugar, si no para volar. La única vez que lo hizo, peleó con su esposa y los resultados fueron catastróficos, tan así que él no está casado ya... ¿Seré capaz de obligarlo a tanto? ¿De exigirle tanto? Mi cabeza niega y trago saliva con fuerza mirando la daga... ¿Qué hacer? Aprieto mis ojos y mi voz resuena en la habitación.
- No soy yo quien debe decidir, padre... no soy yo quien debe aceptar o no, si no aquél que jamás se ha asentado en un lugar y que cuando lo hace, no dura demasiado. ¿Es que el castigo no sólo me incluye a mí, si no también a él para ponerle cadenas y evitar que vuele? Es un halcón, un señor del aire, cortarle las alas sería matarlo. O incluso, sentenciarnos a muerte.
*Orden: Alastair, Rahman, Ra'hae, Kareef, Kala.
Kala Nahid Al'Ramiz- Vampiro Clase Alta
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Localización : Jeddah o próximamente Damasco, depende del Equilibrador
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Re: A las orillas del mar, las arenas siempre se encuentran (Alejandría) (Ra'hae Al'Ramiz y otros)
~ Salon de Consejo, Agharta~
días atras
Largas horas llevamos reunidos discutiendo la situación en la superficie, noticias de miel y agraz fueron entre mezclándose con charlas rutinarias sobre el funcionamiento de la ciudad. No pareció sorprenderse al saber de la boda de Kareef, la unica grata noticia de la que fuese portador aquella noche, como tampoco se vio alertado cuando le mencione la muerte de mi Clan. Se lamento por la pérdida de una gran guerrera como era Sabrina, su compañera de armas al igual que Aranel, pero no se vio rastro en el rostro del Sanat Kumara de dolor, tal cual como si el dolor ya hubiese creado una coraza sobre el líder que hasta hace poco se encontraba devastado.
- Aunque el panorama es poco alentador, al menos los Cinco Frentes siguen infranqueables - comento mientras delimito en el mapa la fortaleza imaginaria que conforman las cinco ciudades unidas para proteger la ciudad subterránea.
- Mucho me temo Alastair que estas equivocado - refuta mis palabras el líder que clava sus ojos en un punto en el mapa, la ciudad de Damasco. No pregunto, solo actúo, poso mi mano sobre el trazado de aquella ciudad y veo lo que sin duda será un quiebre aun mayor para esta cruzada, la habilidad concedida junto a l inmortalidad, la clarividencia, me muestra donde está el Jeque de aquella ciudad, el portador de la quinta llave que conduce a la ciudad de sobrenaturales. La llave del equilibrio según cuentan las leyendas, pues quien la porta es el único que consigue armonizar las discrepancias existentes entre los cinco jeques, todos tan diferentes entre sí.
- Valerius - llamo por el nombre de antaño al líder guerrero- Tarde es para que le auxilie, pero aun puedo recuperar la quinta llave y traerla ante ti, e incluso si así lo dispones entregarla a Kareef - sugiero, pero él niega de antemano, mientras me extiende dos sobres sellados.
- El primero es la lista de caídos, entrégala a Kareef cuando estén todos los jeques presentes. No antes.- ordena como estratega que es - El segundo, es la nueva composición de Agharta, los caídos poco a poco serán reemplazados… “Tiempo al Tiempo” - observo al hombre que con mirada ausente habla, como si el mismo se perdiese en algún recóndito lugar de su memoria evocando las palabras que tanto usase la desaparecida Astrea - La quinta llave… aquella ya fue resguardada hace siglos , gracias a un encuentro casual entre dos espías en etiopia- un mirada enigmática se cruza entre ambos - Regresa con los Al’Ramiz, allí todo cobrará sentido -
días atras
Largas horas llevamos reunidos discutiendo la situación en la superficie, noticias de miel y agraz fueron entre mezclándose con charlas rutinarias sobre el funcionamiento de la ciudad. No pareció sorprenderse al saber de la boda de Kareef, la unica grata noticia de la que fuese portador aquella noche, como tampoco se vio alertado cuando le mencione la muerte de mi Clan. Se lamento por la pérdida de una gran guerrera como era Sabrina, su compañera de armas al igual que Aranel, pero no se vio rastro en el rostro del Sanat Kumara de dolor, tal cual como si el dolor ya hubiese creado una coraza sobre el líder que hasta hace poco se encontraba devastado.
- Aunque el panorama es poco alentador, al menos los Cinco Frentes siguen infranqueables - comento mientras delimito en el mapa la fortaleza imaginaria que conforman las cinco ciudades unidas para proteger la ciudad subterránea.
- Mucho me temo Alastair que estas equivocado - refuta mis palabras el líder que clava sus ojos en un punto en el mapa, la ciudad de Damasco. No pregunto, solo actúo, poso mi mano sobre el trazado de aquella ciudad y veo lo que sin duda será un quiebre aun mayor para esta cruzada, la habilidad concedida junto a l inmortalidad, la clarividencia, me muestra donde está el Jeque de aquella ciudad, el portador de la quinta llave que conduce a la ciudad de sobrenaturales. La llave del equilibrio según cuentan las leyendas, pues quien la porta es el único que consigue armonizar las discrepancias existentes entre los cinco jeques, todos tan diferentes entre sí.
- Valerius - llamo por el nombre de antaño al líder guerrero- Tarde es para que le auxilie, pero aun puedo recuperar la quinta llave y traerla ante ti, e incluso si así lo dispones entregarla a Kareef - sugiero, pero él niega de antemano, mientras me extiende dos sobres sellados.
- El primero es la lista de caídos, entrégala a Kareef cuando estén todos los jeques presentes. No antes.- ordena como estratega que es - El segundo, es la nueva composición de Agharta, los caídos poco a poco serán reemplazados… “Tiempo al Tiempo” - observo al hombre que con mirada ausente habla, como si el mismo se perdiese en algún recóndito lugar de su memoria evocando las palabras que tanto usase la desaparecida Astrea - La quinta llave… aquella ya fue resguardada hace siglos , gracias a un encuentro casual entre dos espías en etiopia- un mirada enigmática se cruza entre ambos - Regresa con los Al’Ramiz, allí todo cobrará sentido -
Y así era, mi mente regreso sola a esa conversación hace algunos días, en efecto todo cobraba demasiado sentido mientras que el Jeque de jeques proclamaba su propio castigo y dejaba en evidencia un error que se escondiese tras las arenas del tiempo. Un error que el enigma de los cinco frentes cometiese y del que yo mismo fuese desconocedor hasta ese mismo momento. Siempre cerca de Agharta, siempre alerta a los países árabes y nunca me cuestione sobre las llaves reales, jamás hubiese esperado ser quien cuidase de una de ellas desde que conociese a Kala en aquella taberna de Etiopia. Un amarga sonrisa surca mis labios, al tiempo que mi ser se debate si maldecir o bendecir a quien escribiese las líneas de esta historia de encuentros y desencuentros, de verdades y secretos, de pérdidas y ganancias. Es ahora en mis manos que la Jequesa dejo la responsabilidad de responder a las exigencias de su padre.
Kareef Al’Ramiz, un hombre con quien he tratado en innumerables ocasiones y de quien sé no deja pasar una oportunidad. Incluso antes que me marchase a las profundidades de la tierra, el manifestó la urgencia de formalizar la situación entre su hija y yo. Hoy el mismo destino le entregaba las cartas necesarias para solucionar no uno, sino varios de los problemas que se exponían en aquel salón circular. Miro a quien brindase su auxilio y hospitalidad sin poner reparos en los momentos en que se le necesito, extendiendo su mano, recibiéndonos en su hogar y refugiándonos desde aquella emboscada en que nos urdimos. Regreso la mirada a Kala, conozco sus temores, pues fueron un tema conversado en las noches compartidas desde que emprendiésemos el viaje a las tierras de su padre. Quizás, sea el tiempo de tomar decisiones, de asentarme, pero también se que mis deberes al servicio de Sanat Kumara no me mantendrán por mucho tiempo en el mismo sitio.
- Señores, mis respetos en su pérdida. - manifiesto cuando la fémina ha dejado de hablar, se que es mi turno de expresarme - Kareef, poco puedo ofrecer para aplacar tu dolor, pues mi hermano en vida te concedió al único tesoro de los Phartenopaeus que aun existe, te entrego a mi sobrina y con ella se muy bien encontraras el refugio necesario en esta tormenta de arena que desde hace tres años nos envuelve- una leve inclinación de cabeza sigue a un prolongado silencio, sé muy bien que se espera mi respuesta, una que antes de ser entregada ha de ser conversada con la principal involucrada, la joven Nahid.
- Honrado me siento al saberme en tal alta estima del Jeque de jeques, pocos hombres actúan con tal sabiduría en medio del dolor. Y aunque sé, sus intenciones son las mejores, me permito la licencia de entregar mi respuesta al finalizar este consejo - miro a la joven de negra mirada, que aun cuando parece no prestar importancia a lo que se nos está imponiendo, se que necesita una respuesta. - Damasco necesita, un líder, pero antes de pretender ser un Jeque, mis pretensiones aspiran al corazón de vuestra hija. De concretarse una boda, será bajo mutuo consentimiento, bien conocéis mis intenciones con ella, tomarla como consorte tal cual como vuestras leyes indican - aquello no era anda que antes no se hubiese conversado, en especial con león de Alejandría, pues al indómita Kala, ha esquivado el tema con elocuencia.
- Solo recuerde que antes de servirme a mí mismo, soy un minoico al servicio del Sanat Kumara, puedo asentarme largas temporadas en un territorio, pero cuando el deber me llama me ausentare. - Esta vez miro a la mujer que espero siga mis pensamientos y lea mis reales intenciones, hacerla mi mujer, aun cuando el pasado de ambos pareciese condenarnos de antemano como malos consortes, siento que es tiempo de enlazar mi vida a alguien, es ella la persona con quien mis camino se uniese hace siglos, sin siquiera proponérnoslo.
- No importa cuanta distancia pongamos, siempre quedara arte de mi a tu lado, esa parte que ansia regresar a tu vera. ¿Aceptas?- cuestiono mentalmente para que solo ella lea, luego será tiempo de hablar con calma, pero las miradas de todos no brindan la suficiente privacidad.
Alastair Parthenopaeus- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/06/2011
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Re: A las orillas del mar, las arenas siempre se encuentran (Alejandría) (Ra'hae Al'Ramiz y otros)
A Rahman la muerte del equilibrador, anunciada de antemano por sus espectros, no le toma por sorpresa, ni le mueven un ápice los nombres de los caídos. Ya se habia dado el gusto de arruinarle la sorpresa a Alastair de la muerte de Rafiq apenas se apareció entre sus hermanos y nada añadiría ahora respecto de los muertos. Pronto pasan a ser no más que una anécdota y Kareef revela el verdadero sentido de esta reunion. Anunciar el casamiento de Kala Nahid. Ante las miradas que intercambiaban ambos Rahman compuso una cara inexpresiva mostrando el mas profundo desinterés. Pero lo cierto es que sentía un alivio extraño que ni a si mismo se confesaba al ver a aquella tigresa tan subitamente dócil, ocupada ya en su nuevo enamorado, que vayan los dioses a saber cuanto le durará, y que sin embargo liberaba al Destructor de lidiar con sus sentmientos. Mejor para todos resultaba que ella se olvidase de sus impetus los cuales aun estremecían el cuerpo del Vampiro cuando se permitía recordarlos.
Y es que ante ella perdía aquel hombre toda noción de sensatez. La lujuria que le despertaba era un arma que ella habia sabido antes usar en contra de Rahman, un poder de seducción el vampiro respetaba y por ello preferìa esos labios sensuales lejos, tan lejos como para continuar resistiendo la tentación de besarlos.
Por eso aunque le quemen los celos al imaginar a su pequeña muñeca de carne con la que jugase tantas y tantas noches de pasión, sudor y sangre en brazos de otro. La idea le daba la paz de saber que no entraría de nuevo a hacer tambalear todo lo que Rahman tenia por sagrado. Intuye de acuerdo a la experiencia que despues de succionar el cuerpo y el alma de aquel joven vampiro lo arrojará como ha deshecho a otros amantes y volverá, con esos ojos malditos a rogar que le reciba, a hechizarlo con voz tipluda y suplicante. Desarmándolo, cambiandolo... y en gran medida... matándo su alma.
- I might not be at your wedding but I'm sure I'll be there at your wake.
Le dice a Kala en un tono entre divertido y sarcástico por medio del pensamiento y luego se concentró en repasar de la mente de mi hermano Kareef, la lista de los nuevos lideres de Agartha. Asi pretendía deslindarse de la insoportable escena a la que debía asistir y de la que se esperaba de el que mantuviera compostura. Tiempo habrá para ajustar cuentas; ahora importaba concentrarse en otros asuntos, en un nuevo interés que poseía su corazón hacia apenas algunos días. Debía encontrar refugio a su protegida Oxun, en la ciudad, si pretendía mantenerla a salvo del Reverendo. La ciudad secreta era el lugar perfecto ¿Pero habría entre los Agarthianos uno en quien Rahman pudiera confiar?
Y es que ante ella perdía aquel hombre toda noción de sensatez. La lujuria que le despertaba era un arma que ella habia sabido antes usar en contra de Rahman, un poder de seducción el vampiro respetaba y por ello preferìa esos labios sensuales lejos, tan lejos como para continuar resistiendo la tentación de besarlos.
Por eso aunque le quemen los celos al imaginar a su pequeña muñeca de carne con la que jugase tantas y tantas noches de pasión, sudor y sangre en brazos de otro. La idea le daba la paz de saber que no entraría de nuevo a hacer tambalear todo lo que Rahman tenia por sagrado. Intuye de acuerdo a la experiencia que despues de succionar el cuerpo y el alma de aquel joven vampiro lo arrojará como ha deshecho a otros amantes y volverá, con esos ojos malditos a rogar que le reciba, a hechizarlo con voz tipluda y suplicante. Desarmándolo, cambiandolo... y en gran medida... matándo su alma.
- I might not be at your wedding but I'm sure I'll be there at your wake.
Le dice a Kala en un tono entre divertido y sarcástico por medio del pensamiento y luego se concentró en repasar de la mente de mi hermano Kareef, la lista de los nuevos lideres de Agartha. Asi pretendía deslindarse de la insoportable escena a la que debía asistir y de la que se esperaba de el que mantuviera compostura. Tiempo habrá para ajustar cuentas; ahora importaba concentrarse en otros asuntos, en un nuevo interés que poseía su corazón hacia apenas algunos días. Debía encontrar refugio a su protegida Oxun, en la ciudad, si pretendía mantenerla a salvo del Reverendo. La ciudad secreta era el lugar perfecto ¿Pero habría entre los Agarthianos uno en quien Rahman pudiera confiar?
Rahman Al'Ramiz- Vampiro Clase Alta
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Re: A las orillas del mar, las arenas siempre se encuentran (Alejandría) (Ra'hae Al'Ramiz y otros)
Ra'hae frunció el ceño cuando leyo las palabras del papel de la mente de Kareef. Rafiq muerto... la noción le era extraña pero a su vez mucho mas cercana para el que para cualquiera de los demas presentes. El concepto de la muerte era algo muy intimo para Ra'hae, su mente se había adaptado a él de una forma extraña. Le era ajeno y hermano al mismo tiempo, tan natural como antinatural. La muerte de Rafiq era dolorosa, pero ya habia enfrentado millones de muertes. La marca que dejaba en Ra'hae era pequeña en comparación a todas las que había experimentado en el pasado. A diferencia de Kareef, nunca broto ni una lagrima de los ojos del vastago. La mente de Ra'hae era un pequeño murmullo, su tranquilidad parecia apenas haber sido perturbada por la muerte de Rafiq Al'Ramiz.
De todos los presentes, Ra'hae era el que estaba más lejos de la humanidad, y al mismo tiempo, el que se mantenia mas cerca de ella, tal vez como producto de lo lejano que era el ser de la raza a la que habia pertenecido alguna vez.
Su mente recordaba todos los momentos que había compartido con el equilibrador. Francamente Ra'hae nunca habia tenido problemas con él, y si fuera honesto, Ra'hae consideraba a Rafiq un centro de estabilidad entre los cinco frentes. Tal vez Ra'hae fuera el mas sereno e imperturbable de los cinco, pero el mas equilibrado siempre había sido Rafiq.
Cuando la conversación derivo en el casamiento posible entre Kala y Alastair, Ra'hae francamente no supo que pensar. ¿Realmente era una buena decisión? Era dificil de decirlo, pero tal vez en este momento fuera lo que necesitaran para encontrar un nuevo equilibrio. Dada la cercania de Alastair con Sanat Kumara, Ra'hae no estaba seguro de que tan de acuerdo estaba con él pero por ahora seria suficiente.
El vastago suspiró muy ligeramente, tal vez, este fue el unico indicio de las emociones que le causo la muerte de Rafiq y toda la situacion en la que estaban viviendo. Ahí mismo Ra'hae decidió que lo mejor tal vez sería concentrarse en algo externo. Los conocia lo suficientemente bien a todos como para saber que en el proximo tiempo todo seria una gran revuelta de emociones y Ra'hae no era Rafiq, no podia calmarlos ni ponerlos en paz a todos. De hecho lo mas probable era que terminara siendo un estorbo para la resolución de cualquier problema que hubiera. En situaciones como estas, la paz que exudaba Ra'hae era tomada mas como una agresion que como una bendición. Tal vez lo mejor sería que tomara cartas en el asunto más importante del momento, que era encontrar a la Hechicera de la Estirpe. Eso lo llevaria lejos y le daria tiempo al resto para resolver sus conflictos, en el medio podria salvar de todo el drama a la nueva esposa de Kareef y tambien a esta jovencita humana, Marianne, que Kala le había pedido que ayudara. Sonaba como un buen plan... definitivamente iba a ser mejor que quedarse a ver como todo esto explotaba.
De todos los presentes, Ra'hae era el que estaba más lejos de la humanidad, y al mismo tiempo, el que se mantenia mas cerca de ella, tal vez como producto de lo lejano que era el ser de la raza a la que habia pertenecido alguna vez.
Su mente recordaba todos los momentos que había compartido con el equilibrador. Francamente Ra'hae nunca habia tenido problemas con él, y si fuera honesto, Ra'hae consideraba a Rafiq un centro de estabilidad entre los cinco frentes. Tal vez Ra'hae fuera el mas sereno e imperturbable de los cinco, pero el mas equilibrado siempre había sido Rafiq.
Cuando la conversación derivo en el casamiento posible entre Kala y Alastair, Ra'hae francamente no supo que pensar. ¿Realmente era una buena decisión? Era dificil de decirlo, pero tal vez en este momento fuera lo que necesitaran para encontrar un nuevo equilibrio. Dada la cercania de Alastair con Sanat Kumara, Ra'hae no estaba seguro de que tan de acuerdo estaba con él pero por ahora seria suficiente.
El vastago suspiró muy ligeramente, tal vez, este fue el unico indicio de las emociones que le causo la muerte de Rafiq y toda la situacion en la que estaban viviendo. Ahí mismo Ra'hae decidió que lo mejor tal vez sería concentrarse en algo externo. Los conocia lo suficientemente bien a todos como para saber que en el proximo tiempo todo seria una gran revuelta de emociones y Ra'hae no era Rafiq, no podia calmarlos ni ponerlos en paz a todos. De hecho lo mas probable era que terminara siendo un estorbo para la resolución de cualquier problema que hubiera. En situaciones como estas, la paz que exudaba Ra'hae era tomada mas como una agresion que como una bendición. Tal vez lo mejor sería que tomara cartas en el asunto más importante del momento, que era encontrar a la Hechicera de la Estirpe. Eso lo llevaria lejos y le daria tiempo al resto para resolver sus conflictos, en el medio podria salvar de todo el drama a la nueva esposa de Kareef y tambien a esta jovencita humana, Marianne, que Kala le había pedido que ayudara. Sonaba como un buen plan... definitivamente iba a ser mejor que quedarse a ver como todo esto explotaba.
Ra'hae Al'Ramiz- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/10/2011
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Re: A las orillas del mar, las arenas siempre se encuentran (Alejandría) (Ra'hae Al'Ramiz y otros)
Tantas respuestas a una simple petición, pero entiende que no es sólo una, son varias entrelazadas y que traerán como consecuencia la propia libertad o la perdición de los Al'Ramiz. ¿Será que el Parthenopaeus es la desgracia misma? No quiere creerlo, no hay algo que pueda indicarle que lo sea. Su hija duda y Kareef se pregunta como Ra'hae si es la respuesta a sus necesidades. Rahman de inmediato ha elegido la vía rápida de escape, algo que no puede resistir demasiado: el perderla a pesar de que él sienta cierta alegría, Kareef sabe que Kala es para Rahman lo que su Primera Esposa para él. Es justo el Jeque de Jeques quien entiende mejor al Destructor. Una mujer cuya esencia es tan enloquecedora para obnubilar su mente, sus sentidos y sólo posarlos en ella, que sea la única en el camino, la exclusiva elección que entrega una satisfacción en su propia esencia que es obsesión pura. Cierra los ojos y casi puede recordar el tacto de su piel, el aroma de su cuerpo, su risa en su oído, la forma en que se acoplaban, haciéndole pensar que no había nada mejor que sólo estar con ella, perder la conciencia, la coherencia, aceptar todo lo que ella dijera y más. Y cuando el sexo terminaba, empezaba la locura, donde Kareef veía todo lo que había cedido en pos de un simple encuentro carnal. Lo que se había rebajado y la coraza perforada era un mudo testigo de qué tan hondo se había colado.
Los pensamientos de Kala y Alastair son una pieza fundamental del rompecabezas, pero confía en que pronto todas las partes irán acoplándose lento, pero seguro. Incluyendo la paciencia de Ra'hae y la efusividad de Rahman. Entorna los ojos y mira el documento para que el último pueda ver los últimos movimientos en los cargos de Agharta hechos por el Sanat Kumara. Se lleva una mano a la frente para decidir los siguientes movimientos. Toma en cuenta la necesidad del Destructor de encontrar a alguien que pueda ayudar a Oxun. Kareef entorna los ojos porque la única que conoce con tal habilidad puede ser Salomé Ameris. Otra, la Shamballah, aunque para su desgracia está perdida como todos saben. Meditará al respecto para darle las respuestas que busca. Ra'hae decidiendo hacer algo diferente con su existencia, esta vez en pos de ir a buscar a la Hechicera de la Estirpe. Quizá sea lo mejor, así tendrán Kala y Alastair tiempo para aceptar su futuro, su relación como Jeques entrelazados. Quiera Alá que Alastair sea la respuesta a las plegarias del Creador, pero hay una gran posibilidad de que sea, no por nada su hija tiene unos cambios sospechosos, pero benignos.
Sí, es lo mejor para ambos. Dos opciones magníficas y perfectas que Valerius de seguro aceptará sin poner demasiadas pegas. No por nada necesita que encuentren a la Hechicera para que la Shamballah aparezca y Kareef mejor que nadie sabe cuán importante es eso. Y en cuanto a lo de Rahman, una cambiaformas siempre es necesaria en Agharta. Además, su hija y Alastair requieren tiempo para meditar sus opciones antes de que Kareef presione para que la boda se realice lo más pronto posible. No obligará al Destructor a quedarse, pero Ra'hae es otro cantar. Quizá será bueno que él oficie la ceremonia como el más sabio de la habitación, que es. Además, tiene entendido que alguna que otra vez oficia las bodas entre los humanos. Punto a favor de Kareef, en contra para la despedida pronta de Ra'hae. De todas maneras ese par no solicitará un enlace en todo lo alto, con una sencilla tienen.
- Rahman, te mandaré a París a informar a un mago que tiene que presentarse ante mí para unos datos que necesito, te quiero de regreso para cuando partamos, estoy casi seguro que Valerius querrá dirigirse a donde los encuentros tienen lugar y eso es en Europa. Ra'hae, a búsqueda de la Hechicera de la Estirpe, pero primero necesito me des unos datos, así que mejor prepara tu viaje, pero aún tardarás en salir. Kala y Alastair, platíquenlo. Quiero a todos, menos a Rahman aquí mañana dos horas después del anochecer - lo piensa hacer, casarlos a la siguiente noche. Rahman fuera tal cual lo desea, Ra'hae para oficiar y pueda irse pronto, pero a ese par los enlaza o deja de llamarse Kareef Al'Ramiz.
Los pensamientos de Kala y Alastair son una pieza fundamental del rompecabezas, pero confía en que pronto todas las partes irán acoplándose lento, pero seguro. Incluyendo la paciencia de Ra'hae y la efusividad de Rahman. Entorna los ojos y mira el documento para que el último pueda ver los últimos movimientos en los cargos de Agharta hechos por el Sanat Kumara. Se lleva una mano a la frente para decidir los siguientes movimientos. Toma en cuenta la necesidad del Destructor de encontrar a alguien que pueda ayudar a Oxun. Kareef entorna los ojos porque la única que conoce con tal habilidad puede ser Salomé Ameris. Otra, la Shamballah, aunque para su desgracia está perdida como todos saben. Meditará al respecto para darle las respuestas que busca. Ra'hae decidiendo hacer algo diferente con su existencia, esta vez en pos de ir a buscar a la Hechicera de la Estirpe. Quizá sea lo mejor, así tendrán Kala y Alastair tiempo para aceptar su futuro, su relación como Jeques entrelazados. Quiera Alá que Alastair sea la respuesta a las plegarias del Creador, pero hay una gran posibilidad de que sea, no por nada su hija tiene unos cambios sospechosos, pero benignos.
Sí, es lo mejor para ambos. Dos opciones magníficas y perfectas que Valerius de seguro aceptará sin poner demasiadas pegas. No por nada necesita que encuentren a la Hechicera para que la Shamballah aparezca y Kareef mejor que nadie sabe cuán importante es eso. Y en cuanto a lo de Rahman, una cambiaformas siempre es necesaria en Agharta. Además, su hija y Alastair requieren tiempo para meditar sus opciones antes de que Kareef presione para que la boda se realice lo más pronto posible. No obligará al Destructor a quedarse, pero Ra'hae es otro cantar. Quizá será bueno que él oficie la ceremonia como el más sabio de la habitación, que es. Además, tiene entendido que alguna que otra vez oficia las bodas entre los humanos. Punto a favor de Kareef, en contra para la despedida pronta de Ra'hae. De todas maneras ese par no solicitará un enlace en todo lo alto, con una sencilla tienen.
- Rahman, te mandaré a París a informar a un mago que tiene que presentarse ante mí para unos datos que necesito, te quiero de regreso para cuando partamos, estoy casi seguro que Valerius querrá dirigirse a donde los encuentros tienen lugar y eso es en Europa. Ra'hae, a búsqueda de la Hechicera de la Estirpe, pero primero necesito me des unos datos, así que mejor prepara tu viaje, pero aún tardarás en salir. Kala y Alastair, platíquenlo. Quiero a todos, menos a Rahman aquí mañana dos horas después del anochecer - lo piensa hacer, casarlos a la siguiente noche. Rahman fuera tal cual lo desea, Ra'hae para oficiar y pueda irse pronto, pero a ese par los enlaza o deja de llamarse Kareef Al'Ramiz.
Kareef Al'Ramiz- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/10/2011
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Re: A las orillas del mar, las arenas siempre se encuentran (Alejandría) (Ra'hae Al'Ramiz y otros)
Una trampa se cierne ante mis ojos y no puedo hacer nada que mirar cómo va cerrándose alrededor de Alastair y de mí. Mientras el Errante habla de una boda que pretende realizar conmigo me quedo boquiabierta, ¿Que qué? Sacudo un poco la cabeza porque hay algo que no entiendo, ¿Quiere casarse conmigo, bajo mis leyes, las de mi familia y ser el protector de Damasco? Tiene que elevarse entonces como el Equilibrador. ¿De verdad puede realizar una balanza entre los cuatro que quedamos? Le he visto combatir, ser un guerrero, un consejero, un protector, pero... ¿Por qué no? Mi cabeza empieza a dolerme, una punzada tras otra como si me encajaran alfileres en las sientes. Cierro los ojos y llevo las piernas a mi pecho apoyando la frente sobre las rodillas... aspiro una y otra vez muy profundo. Cuánto dolor. Los sucesos y las palabras continúan su tránsito mientras que yo me sumerjo en un mar de fuego cuyo propósito es ver si calma mi dolor, aunque conozco el resultado: por más que provoque distraerme de esa punzada nada es suficiente, nada...
Simple y sencillamente no se aleja, no se retira de mi lado, los tambores retumban en el interior de mi mente mientras que aspiro y suelto aire. Deseo al menos un poco de sangre, algo que me dé un confort durante unos pequeños segundos, pero es imposible. Mi mente vuelve a las mismas preguntas ¿Podré ser egoísta con mis sentimientos y olvidarme de mi pueblo? ¿Será esa la solución a mis dudas? La maldición vuelve a mí más poderosa que nunca, porque trae consigo todo lo que temo, ¿Debo casarme? ¿No es suficiente que esté con él, que él acepte ser el Jeque de Damasco, el Equilibrador? ¿Y si volvemos a fallar? ¿Y si vuelve la Primera Esposa o incluso Katra Di Alessandro es la encargada ahora de hacerme pedazos? Jadeo y no escucho la mayor de las razones de los hombres de mi familia para aceptar o negar mi unión con Alastair.
Sólo una frase implícita pasa por mi mente con la rapidez de un relámpago: "Pueden retirarse". Si mi padre dice que nos vemos mañana, es porque ha dado por terminada la reunión. Mis pies ligeros escapan con rapidez del lugar, el dolor me parte el cerebro obligándome a recargar la mano en uno de los pilares mientras que con la otra sujeto mi cabeza. Veo luces en donde quiera que pose la mirada. No es bueno, es uno de mis episodios de ira desatada, necesito encontrar un lugar donde estar sin que nadie más se acerque y le haga daño. ¿Por qué? Pareciera que mi destino es destruir todo lo que implica estar con una persona, que me ame como yo lo hago. ¿Por qué?
Mis pies con rapidez me llevan a uno de los baños turcos para meterme con la ropa aún puesta en sus heladas aguas, sumergiendo la cabeza para ver si la frialdad es suficiente para que se me pase el dolor. Es insoportable, como si alguien agarrara un clavo y me lo enterrara una y otra vez... Duele tanto, que es un milagro que aún logre coordinar, normalmente no llego al agua siempre estallo antes y todo se vuelve rojo tanto en mi mente, mi mirada, mi alrededor. Lento va remitiendo, me permite pensar con mayor serenidad. ¿Casada con Alastair? No puedo sedentarizarlo aunque él hable una y otra vez de que puede hacerlo. ¿Qué pasará cuando se aburra? Yo lo amo demasiado como para perderlo, pero sobre todo para verlo aburrirse e ir a los brazos de otra mujer. Eso no lo soportaría. El dolor de cabeza empieza a empeorar, me sumerjo más deseando que se termine, pero sobre todo, que pueda encontrar una solución a todo ésto.
Simple y sencillamente no se aleja, no se retira de mi lado, los tambores retumban en el interior de mi mente mientras que aspiro y suelto aire. Deseo al menos un poco de sangre, algo que me dé un confort durante unos pequeños segundos, pero es imposible. Mi mente vuelve a las mismas preguntas ¿Podré ser egoísta con mis sentimientos y olvidarme de mi pueblo? ¿Será esa la solución a mis dudas? La maldición vuelve a mí más poderosa que nunca, porque trae consigo todo lo que temo, ¿Debo casarme? ¿No es suficiente que esté con él, que él acepte ser el Jeque de Damasco, el Equilibrador? ¿Y si volvemos a fallar? ¿Y si vuelve la Primera Esposa o incluso Katra Di Alessandro es la encargada ahora de hacerme pedazos? Jadeo y no escucho la mayor de las razones de los hombres de mi familia para aceptar o negar mi unión con Alastair.
Sólo una frase implícita pasa por mi mente con la rapidez de un relámpago: "Pueden retirarse". Si mi padre dice que nos vemos mañana, es porque ha dado por terminada la reunión. Mis pies ligeros escapan con rapidez del lugar, el dolor me parte el cerebro obligándome a recargar la mano en uno de los pilares mientras que con la otra sujeto mi cabeza. Veo luces en donde quiera que pose la mirada. No es bueno, es uno de mis episodios de ira desatada, necesito encontrar un lugar donde estar sin que nadie más se acerque y le haga daño. ¿Por qué? Pareciera que mi destino es destruir todo lo que implica estar con una persona, que me ame como yo lo hago. ¿Por qué?
Mis pies con rapidez me llevan a uno de los baños turcos para meterme con la ropa aún puesta en sus heladas aguas, sumergiendo la cabeza para ver si la frialdad es suficiente para que se me pase el dolor. Es insoportable, como si alguien agarrara un clavo y me lo enterrara una y otra vez... Duele tanto, que es un milagro que aún logre coordinar, normalmente no llego al agua siempre estallo antes y todo se vuelve rojo tanto en mi mente, mi mirada, mi alrededor. Lento va remitiendo, me permite pensar con mayor serenidad. ¿Casada con Alastair? No puedo sedentarizarlo aunque él hable una y otra vez de que puede hacerlo. ¿Qué pasará cuando se aburra? Yo lo amo demasiado como para perderlo, pero sobre todo para verlo aburrirse e ir a los brazos de otra mujer. Eso no lo soportaría. El dolor de cabeza empieza a empeorar, me sumerjo más deseando que se termine, pero sobre todo, que pueda encontrar una solución a todo ésto.
*Orden: Alastair (puede retirarse), Kala, Rahman (quien ha recibido la orden de partir a París, así que Kareef le entregaría los datos del mago que irá a buscar, puede hacer cualquier pregunta antes de partir respecto de su misión), Ra'hae (puede hacer cualquier pregunta respecto a por qué se queda), Kareef.
Kala Nahid Al'Ramiz- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 30/10/2011
Localización : Jeddah o próximamente Damasco, depende del Equilibrador
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Re: A las orillas del mar, las arenas siempre se encuentran (Alejandría) (Ra'hae Al'Ramiz y otros)
- Allá va la novia... tal vez alguien debería ir tras ella.
(* Rahman dibujó una sonrisa que imaginó amable, aunque el gesto resultase en algo extraño pues el rostro del vampiro no estaba acostumbrado a semejantes muestras de afecto. Agradecía de este modo a Kareef la cuerda de escape que le arrojaba para zafarse de tan incomoda situación y al mismo tiempo esperaba templar al nuevo jeque)
Los Minoicos parecían un grupo mal organizado pero con gran voluntad, quizás no estaban aun preparados para enfrentarse a los poderes que gobiernan desde silla de Pedro y que parecen haber extendido su influencia mucho mas allá de sus luminosos reinos. Ya era por todos conocido que un grupo de seres sobrenaturales estaban tratando de ganar alguna redención para sus atormentadas almas sirviendo en las filas de Borgia. La hermandad de las sombras se encuentra superada en número, a ojos de Kareef pues prefiere la retirada en lugar de avanzar hacia la desgracia.
- Si han terminado las felices presentaciones...
(* Hubiera querido que Kareef le confiase algún lugar en el frente de batalla; en lugar de eso le daba un encargo que cualquiera de sus espectros podría realizar sin ningún problema. En otro tiempo se hubiese burlado en la cara del Creador ante tan absurda petición. Pero dadas las cicunstancias en que esta se presentaba no hacía mas que encender su curiosidad. ¿Qué era aquello tan importante para que Rahman en persona debiese intervenir?)
- quisiera hablar; hermanos, de cosas mas serias.
¿Abandonaría Alastair el Concejo para ir tras de Kala? Era evidente que la temperamental Nahid no se hallaba a la altura de las circunstancias, Ra'hae el tibio, solo desplegará su fuerza cuando se vea contra la espada y la pared, y tomando en cuenta la visible preocupación del Al' Ramiz nove, dudo mucho que tenga el aplomo para defender su ciudad en un posible ataque. Quizás esas eran las intenciones de Kareef al hacerme participe de tan bizarra escena, establecer que la defensa de Agartha se descansaba únicamente sobre nuestros hombros... otra vez.
(* Rahman dibujó una sonrisa que imaginó amable, aunque el gesto resultase en algo extraño pues el rostro del vampiro no estaba acostumbrado a semejantes muestras de afecto. Agradecía de este modo a Kareef la cuerda de escape que le arrojaba para zafarse de tan incomoda situación y al mismo tiempo esperaba templar al nuevo jeque)
Los Minoicos parecían un grupo mal organizado pero con gran voluntad, quizás no estaban aun preparados para enfrentarse a los poderes que gobiernan desde silla de Pedro y que parecen haber extendido su influencia mucho mas allá de sus luminosos reinos. Ya era por todos conocido que un grupo de seres sobrenaturales estaban tratando de ganar alguna redención para sus atormentadas almas sirviendo en las filas de Borgia. La hermandad de las sombras se encuentra superada en número, a ojos de Kareef pues prefiere la retirada en lugar de avanzar hacia la desgracia.
- Si han terminado las felices presentaciones...
(* Hubiera querido que Kareef le confiase algún lugar en el frente de batalla; en lugar de eso le daba un encargo que cualquiera de sus espectros podría realizar sin ningún problema. En otro tiempo se hubiese burlado en la cara del Creador ante tan absurda petición. Pero dadas las cicunstancias en que esta se presentaba no hacía mas que encender su curiosidad. ¿Qué era aquello tan importante para que Rahman en persona debiese intervenir?)
- quisiera hablar; hermanos, de cosas mas serias.
¿Abandonaría Alastair el Concejo para ir tras de Kala? Era evidente que la temperamental Nahid no se hallaba a la altura de las circunstancias, Ra'hae el tibio, solo desplegará su fuerza cuando se vea contra la espada y la pared, y tomando en cuenta la visible preocupación del Al' Ramiz nove, dudo mucho que tenga el aplomo para defender su ciudad en un posible ataque. Quizás esas eran las intenciones de Kareef al hacerme participe de tan bizarra escena, establecer que la defensa de Agartha se descansaba únicamente sobre nuestros hombros... otra vez.
Rahman Al'Ramiz- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/04/2012
Re: A las orillas del mar, las arenas siempre se encuentran (Alejandría) (Ra'hae Al'Ramiz y otros)
Desde aquella nefasta noche en que los Phartenophaeus fuesemos atacados paralelamente en los Países Bajos y en el Sacro Imperio, dando muerte a dos de los más grandes Clanes de vampiros que se pudiesen encontrar en Europa, jamás imagine que me encontraría en semejante situación. Esperaba que quizá Kareef contrajese finalmente nupcias con Katra, al llegar a Alejandría, uniendo finalmente la herencia de sangre de los Di Alessandro con los Al’Ramiz, una alianza amenazante si se toma en cuenta la eventual transformación de mi sobrina; pero ellos se unieron aun antes de desembarcar. Menos aun esperaba aquella promesa no pronunciada entre el enigma de los cinco frentes y yo, el errante de los Phartenophaeus, esa promesa de eternidad que no necesitaba ni pactos ni contratos, pues escapamos de lo convencional en todo sentido.
Desde siempre un desraizados de mis orígenes, recorriendo el mundo en busca de nuevos horizontes y aventuras, siquiera la intervención de la Shamballah y la fraternal relación con el Sanat Kumara, pudieron asentarme en sitio alguno. Así como tampoco hubo esfuerzo que el Jeque de Alejandría mermase para quebrar la coraza de su hija. Ahora henos aquí, ella quebrándose ante la mirada de todos, a pesar de sus esfuerzos por mantener la serenidad, para finalmente huir de allí. Mientras, la propuesta de Kareef se graba en mí, como si fuesen escritas con fuego, calando en mis convicciones para torcer el destino que yo hubiese escrito para mí. No es que antes no me hubiese planteado aquella posibilidad, enlazar formalmente mi unión con la joven Al’Ramiz , pero no era de ese modo en que esperaba que ocurriese.
No necesitábamos decir más de lo ya dicho, con la iracunda Kala tenía su modo de enfrentar las cosas, el lenguaje que mantiene la comunicación entre ambos, no requiere palabras sino de comprensión. En el poco tiempo a su lado, conseguí tener en sus ojos negros una ventana hasta su alma, el mejor modo de conocerla es respetar sus silencios y sus pausas. No me esforcé en alcanzarla, la vi salir de allí con torpeza, pero supe que ese sería su tiempo, demasiadas cosas bombardeando su cabeza y la mía también, la diferencia es que yo tomo las riendas de mi vida, mientras que ella escapa de la posibilidad de tener su propia vida lejos del deber.
Aspire profundo, un aire innecesario, pero una manera de diluir una respuesta que hubiese estado cargada de veneno, pero si Kareef me quería allí para equilibrar las balanzas, no podía permitirme semejante exabrupto - Sidi Raham - no necesita andar con rodeos, mis palabras iban dirigidas él - Cuando las aguas se inquietan en altamar, es prudente dejar que el barco se meza con la marea. Cualquier intento por controlarlo, puede ser la destrucción de este y la pérdida de una valiosa embarcación- Cierro los ojos y tomo asiento entre los almohadones - Le ruego, que si usted no supo controlar el barco, no se inmiscuya en mi embarcación- mire a Kareef, en señal de respeto antes de tomar una copa con vitae para digerir el momento, una pausa necesaria antes de pasar a nuevos asuntos, aquellos que vienen desde las profundidades de la tierra para arremeternos con fuerza en una empresa que atenta contra los pilares que se ha construido la idílica ciudad de Agharta.
- Kareef, es mi deber expresar mi gratitud ante ti y tu familia. No solo por haber salvado a mi joven sobrina, sino por aceptarla a tu lado a pesar de sus exabruptos. - una sonrisa amarga surca mis labios - Se que hablo en nombre de mi desaparecido hermano, se que Acheron te hubiese entregado a Katra con los ojos vendados- humedezco mis labios con la vitae de mi copa - Mi gratitud se extiende a la confianza depositada en mi, para entregarme a tu hija y ofrecerme ser un jeque… Pero quiero que sepas, que independiente de la respuesta de Kala, contaras con mi consejo cada vez que lo necesites… Es lo mínimo que puedo ofrecer en señal de gratitud - alzo mi copa levemente, como si con ello sellase un pacto.
Lo cierto es que en mi reunión con el Sanat Kumara, fueron más que asuntos de la ciudad los que tratamos, la amistad forjada en los años de conocernos. El mismo Valerius se mostro gratamente sorprendido al saber de mi unión con la joven Al’Ramiz y otorgo de antemano sus bendiciones para cuando afianzásemos aquella alianza. Eran aquellas nuevas parejas las que le otorgan vitalidad al abatido líder, como si al ver surgir real afecto pudiesen combatir los embistes del cruel enemigo. Guarde silencio por algunos minutos repasando todo lo conversado en la profundidades de la tierra, desde los orígenes de la ciudad hasta aquello que se debía realizar a la brevedad - Si Raham estima que lo anterior no fue serio, me veo en la obligación de ponerlos al tanto de lo conversado el Sanat Kumara. - espero una señal del jeque de jeques antes de comenzar a relatar mi informe, pues para ello fui convocado inicialmente a aquel consejo - Valerius, planea presentarse en Paris, convocara a un consejo de guerra. Comenzó ya a contactar a los Aghartianos para que arriben desde ya en la ciudad luz, como es evidente, espera nos movamos con sutileza, sin despertar sospechas.
- Pidió encarecidamente que Kareef sea el último en llegar, la aparición de la Princesa del Imperio Germánico, puede causar demasiado revuelo. El contacto allá será la joven Danaán, Vitroler e Hiperboréana, una humana de influencias según entiendo - con esto cambie el tema, pues el deber nos estaba llamando a todos a tomar los lugares que desde antaño las moiras tejieron para nosotros.
Desde siempre un desraizados de mis orígenes, recorriendo el mundo en busca de nuevos horizontes y aventuras, siquiera la intervención de la Shamballah y la fraternal relación con el Sanat Kumara, pudieron asentarme en sitio alguno. Así como tampoco hubo esfuerzo que el Jeque de Alejandría mermase para quebrar la coraza de su hija. Ahora henos aquí, ella quebrándose ante la mirada de todos, a pesar de sus esfuerzos por mantener la serenidad, para finalmente huir de allí. Mientras, la propuesta de Kareef se graba en mí, como si fuesen escritas con fuego, calando en mis convicciones para torcer el destino que yo hubiese escrito para mí. No es que antes no me hubiese planteado aquella posibilidad, enlazar formalmente mi unión con la joven Al’Ramiz , pero no era de ese modo en que esperaba que ocurriese.
No necesitábamos decir más de lo ya dicho, con la iracunda Kala tenía su modo de enfrentar las cosas, el lenguaje que mantiene la comunicación entre ambos, no requiere palabras sino de comprensión. En el poco tiempo a su lado, conseguí tener en sus ojos negros una ventana hasta su alma, el mejor modo de conocerla es respetar sus silencios y sus pausas. No me esforcé en alcanzarla, la vi salir de allí con torpeza, pero supe que ese sería su tiempo, demasiadas cosas bombardeando su cabeza y la mía también, la diferencia es que yo tomo las riendas de mi vida, mientras que ella escapa de la posibilidad de tener su propia vida lejos del deber.
Aspire profundo, un aire innecesario, pero una manera de diluir una respuesta que hubiese estado cargada de veneno, pero si Kareef me quería allí para equilibrar las balanzas, no podía permitirme semejante exabrupto - Sidi Raham - no necesita andar con rodeos, mis palabras iban dirigidas él - Cuando las aguas se inquietan en altamar, es prudente dejar que el barco se meza con la marea. Cualquier intento por controlarlo, puede ser la destrucción de este y la pérdida de una valiosa embarcación- Cierro los ojos y tomo asiento entre los almohadones - Le ruego, que si usted no supo controlar el barco, no se inmiscuya en mi embarcación- mire a Kareef, en señal de respeto antes de tomar una copa con vitae para digerir el momento, una pausa necesaria antes de pasar a nuevos asuntos, aquellos que vienen desde las profundidades de la tierra para arremeternos con fuerza en una empresa que atenta contra los pilares que se ha construido la idílica ciudad de Agharta.
- Kareef, es mi deber expresar mi gratitud ante ti y tu familia. No solo por haber salvado a mi joven sobrina, sino por aceptarla a tu lado a pesar de sus exabruptos. - una sonrisa amarga surca mis labios - Se que hablo en nombre de mi desaparecido hermano, se que Acheron te hubiese entregado a Katra con los ojos vendados- humedezco mis labios con la vitae de mi copa - Mi gratitud se extiende a la confianza depositada en mi, para entregarme a tu hija y ofrecerme ser un jeque… Pero quiero que sepas, que independiente de la respuesta de Kala, contaras con mi consejo cada vez que lo necesites… Es lo mínimo que puedo ofrecer en señal de gratitud - alzo mi copa levemente, como si con ello sellase un pacto.
Lo cierto es que en mi reunión con el Sanat Kumara, fueron más que asuntos de la ciudad los que tratamos, la amistad forjada en los años de conocernos. El mismo Valerius se mostro gratamente sorprendido al saber de mi unión con la joven Al’Ramiz y otorgo de antemano sus bendiciones para cuando afianzásemos aquella alianza. Eran aquellas nuevas parejas las que le otorgan vitalidad al abatido líder, como si al ver surgir real afecto pudiesen combatir los embistes del cruel enemigo. Guarde silencio por algunos minutos repasando todo lo conversado en la profundidades de la tierra, desde los orígenes de la ciudad hasta aquello que se debía realizar a la brevedad - Si Raham estima que lo anterior no fue serio, me veo en la obligación de ponerlos al tanto de lo conversado el Sanat Kumara. - espero una señal del jeque de jeques antes de comenzar a relatar mi informe, pues para ello fui convocado inicialmente a aquel consejo - Valerius, planea presentarse en Paris, convocara a un consejo de guerra. Comenzó ya a contactar a los Aghartianos para que arriben desde ya en la ciudad luz, como es evidente, espera nos movamos con sutileza, sin despertar sospechas.
- Pidió encarecidamente que Kareef sea el último en llegar, la aparición de la Princesa del Imperio Germánico, puede causar demasiado revuelo. El contacto allá será la joven Danaán, Vitroler e Hiperboréana, una humana de influencias según entiendo - con esto cambie el tema, pues el deber nos estaba llamando a todos a tomar los lugares que desde antaño las moiras tejieron para nosotros.
Alastair Parthenopaeus- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/06/2011
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