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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Fiolette Himmel Vie Feb 03, 2012 10:17 am

Un mes y medio después de que Fil me hubiera encontrado en el bosque, con aquella sábana echa polvo y llena de sangre, por fin podía andar con normalidad, con algún que otro dolor más significativo en la espalda y las piernas. Nunca habría pensado que una vez que uno se cura y tiene su cicatriz rosa o morada según el día, podía seguir doliendo como si aún la herida se encontrara abierta.

Se preguntarán ¿Quién es Fil? Fil en realidad se llama Filiberto, aunque yo se lo acorté, al igual que hizo con mi nombre. Él es un varón de buen corazón, con coraje, cabezota… pero de buen corazón. Tanto… que sin conocerme y verme en el mal estado en el que me encontraba, con el conocimiento perdido, por el dolor y la pérdida de sangre, no corrió en dirección contraria a la mía sino que me acogió en su acogedora casa y me dio una atención tanto sanitaria como alimenticia. Nunca ha llegado a preguntarme porque me llegó a ocurrir aquella atrocidad hacia mí, ni yo tuve el valor de contarle nada sobre lo sucedido. Pero le agradezco en demasía el que hubiera respetado mi espacio y tiempo para poder, algún día contarle lo que me ocurrió en aquella cabaña medio derruida y mohosa, durante exactamente un mes, veintitrés días, y una mañana.

Esa mañana soleada, había decidido que ese era mi día para poder salir por fin de su hogar, darle las gracias por su ayuda y comunicarle que sin ninguna duda le pagaría con creces su solidaridad hacia mí. Cogí el simple pero bonito vestido que Fil me había conseguido hacía tiempo, y fui hacia la sala, buscándole. No podía aprovechar más la hospitalidad del hombre por más tiempo, ya podía caminar casi con normalidad e iba siendo hora de que marchara por la puerta de su casa en dirección hacia la ciudad de París, encontrar trabajo y luego buscar un alquiler en donde poder descansar y comer en las noches.

Había estado pensando en todo aquel tiempo en el cual había estado fuera de París, donde había conocido a gente increíble y gente que necesitaba volver a ver de inmediato. Necesitaba palpar y comprobar que nada había cambiado luego de mi marcha tan apresurada y sin avisar. Había un caso en el que conocí a una persona que llegué a querer y aceptar como un hermano, y que nos comportábamos como hermanos, pero en mi ida veloz hacia Noruega no fui capaz de avisarle de mi ida y de que… bueno, le habría contado que no tardaría mucho en volver y que seguramente no volvería más a mi país, que esta sería mi última visita de mi tierra querida. Pero no fue así, marche con dolor a los que dejaba y por lo que me esperaba cuando llegara. Más bien estoy agradecida de no haber podido despedirme de nadie, pues mi estancia fuera de París hubiera sido más larga de lo que yo hubiera podido prometer una vez en el pasado, así, no se hubieran preocupado tanto.

Entré en la sala en la que solía sentarse Fil y leer un libro o eso me contaba él, pero encontré armas de fuego encima de la mesa, no libros como esperaba. Giré mi cabeza hacia los lados, buscándole en el lugar, pero como ya sabía no se encontraba allí, mi ceño se frunció sin darme cuenta al sostener ese arma que se estaba poniendo tan a la moda y que ya se hacía indispensable en la armería de un hombre más bien adinerado.

-¿Fil?- lo volví a llamar dejando la pistola en la mesa, esto no me daba buena espina. Bueno si, mas o menos. Estaba acostumbrada a ver armas, mi hermano siempre tenía sus armas guardadas en sus lugares correspondientes o en su escritorio. Aunque no me esperaba que Fil pudiera manejar una de esas lo veía tan inocente… Bueno, él no sabía que yo manejaba las armas blancas como si fuera un miembro más. Los dos no sabíamos nada el uno del otro, tampoco es que yo decidiera entablar una gran conversación con él, luego de lo que me sucedió, simplemente solo dejaba que me curara le contaba que me encontraba mejor y le daba las gracias por su cuidado.
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Mensaje por Hernán Villalpando Dom Feb 05, 2012 2:47 pm

El amanecer se estaba haciendo presente en ese día, los disimulados rayos de sol trataban de golpear aquella casa que estaba escondida en el bosque, la casa se encontraba habitada por dos personas. Era como estilo choza, no esta grande, pero tampoco pequeña, su exterior estaba bien construido, era de color café claro, tenía dos puertas una delantera y la otra trasera, tres habitación, un solo baño, sala un mediana, una cocina, era solo de un piso, aunque el dueño era rico, pero no le gustaba presumir lo que el tenia, el se conformaba con esa casita, fuera de la civilización, vivía tranquilamente si ajetreos, no ruidos, solo de los animales, en fin…vivía en paz.

En el interior de la casa no daban señal de vida, ni de movimiento. Pero una de las habitación se encontraba un joven recostado y tapado hasta la cabeza, estaba “dormido” porque desde hace horas se le había quitado las ganas de dormir, frunció el ceño quitando un poco la cobija, destapando su rostro, abrió los ojos lentamente, enfocando su mirada en el techo de su habitación, estaba pensando en todo lo que había pasado durante estos dos meses que ha trascurrido, su vida antes de eso era completamente aburrida, solo se preocupaba por el mismo, si hace dos meses lo hubiera matado o lastimado no se preocuparía, porque nadie estaba con el, no tenia familia, estaba completamente solo, pero ahora era distinto, ahora tenia una persona a quien cuidar, a quien velar, a quien proteger, esa persona a girado su vida por completo, a cambiado su vida para bien…¿Por qué? Pues hace seis mese una persona a llegado a su vida para alegarle la vida, llenarlo de cariño, suspiro cerrando nuevamente sus ojos, recordando lo que ha pasado estos seis meses.


~ Dos meses antes ~ [El día del encuentro]

Era un dio maravilloso, el cielo estaba completamente despejado, sin nubes de por medio, el sol estaba a lo alto, esperando que siga así toda la mañana aunque están en tiempo de invierno.

El bosque, era un lugar tranquilo, estaba habitado por animales, era donde las creaturas que no quiere ser vistas por los humanos se esconden aquí como en el pantano, los cazadores, los vampiros, licántropos, cambiaforma se encuentran aquí para dar rienda a su pelea, para no ser cazados por nadie….a la lejanía del bosque se encontraba una chocita modesta, donde el humo de la chimenea estaba encendida, de repente se abrió la puerta de esta, mirando que un hombre salió de ella, con una espada en su mano, en su costado derecho de su cintura se encontraba una pistola y del otro lado también otra pistola.

-De acurdo, ahora será el día que pueda usar esta espada-Susurra el joven mirando la espada que tenia en sus manos, cierra la puerta tras su espalda, se empezó a caminar por el bosque, pero mirando que nadie le siguiera. Estaba muy atento en todo lo que pasaba alrededor, miro cuatro arboles y el se puso en el centro, empezó agitar aquella arma blanca, que nunca había aprendido a manejarla, su padre lo iba hacer, pero paso lo que paso y nunca volvió a pensar a manejarla hasta que un par de días atrás la miro y quiso entrenar por su cuenta aunque sabia que le iba a costar mucho, se puso en una posición de batalla estirando su brazo y poniendo enfrente aquella arma…empezó a juguetear con ella, pero cinco veces se había cortado con aquella arma, la dejo por la paz cuando comprobó que no era digno de el usarla, se estaba lastimando el mismo, tenia un rasguño en la mejilla derecha, después uno el brazo, otro en el muslo, y ambos pies. Se frustro de tantos cortes que dejo caer el arma y se encamino hacia uno de los arboles, cuando llego se recargo hasta sentarse en el suelo, mirando como el viento meneaba las ramas de los arboles.

Había pasado una hora exactamente que Filiberto se encontraba sentando en aquel árbol, mirando las hojas, hasta que escucho un rudo, rápidamente se levanto tomando su arma de fuego, y empezó a caminar lentamente con su pistola en lo alto, mirando ambos lados, el ruido se hacia mas fuerte mediante el caminaba, se escondió en un árbol un poco grande que lo cubría, sacando un poco la cabeza y mirando una persona tirada en el suelo, enfoco mejor su mirada hasta que miro que se trataba de una mujer, guardo su arma y corrió hasta ella, cuando llego solo miro una sabana cubriéndola, sin hacer todavía nada se quedo parado enfrente de ella mirando ambos lados, para ver si no había nadie con ella, cuando comprobó que no la seguían se puso de rodillas volitándola, y mirando a la mujer desnuda, sus ojos viajaron por todo el cuerpo de la mujer hasta encontrar el rostro de ella, se miraba pálido y con el rostro sucio, sin decir nada, la cargo tapándola bien, mientras caminaba hasta su casa, se la quedo mirando.

Cuando llego a su casa, abrió la puerta de una patada encaminando hacia la otra habitación desocupada, cuando entro la dejo sobre la cama, mirándola, corrió hasta el botiquín, sacando gazas, alcohol, etc….regreso mirándola todavía dormida, le quito la sabana sucia, mirando el cuerpo de ella, volvió a salir de aquel cuarto, para llenar un bote de agua, cuando lo hice agarro un trapo y volvió a entrar a la habitación, empezó a limpiarla lentamente evitando que despertara. Cuando termino de hace eso, empezó a curar las heridas, había terminado, salió otra vez de la habitación y fue al ultimo cuarto, sacando un beliz, donde tenia ropa de mujer, miraba el cuerpo de ella y parecía la talla justa de su madre, saco un camisón de color blanco, lo miro…-Espero que le quede-Dijo, regresando y poniéndoselo, la tapa con cuidado y salió de la habitación, sabia que desde que trago aquella joven a su casa su vida no iba hacer la misma.


~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Los recuerdos seguían en su cabeza, nunca pensó que por una salida al bosque a entrenar un poco de armas blanca le iba a pasar eso, se iba a encontrar a una mujer tirada desnuda y que solo le cubría una sabana manchada de sangre. Suspiro un poco sin ganas de levantarse, pero tenia que hacerlo, porque ahora no estaba solo, tenia a una mujer viviendo en su casa, la rescato en el bosque, la había curado, cuidado y no tenia intensiones de que ella se fuera ya, su nombre….Fiolette, no sabia mucho de ella, solo su nombre y la edad que tenia, nunca a querido hablar de su pasado, pero el no la iba a obligar hacerlo, cuando se sentía mas cómoda, de seguro ella misma lo hará.

Da un largo suspiro levantando por fin de la cama tenia mucha pereza para hacerlo, pero tenia que hacerlo de todos modos, se fijo en la ventana que el sol ya estaba saliendo, se encamino hacia el armario que tenia abriéndolo, mirando varias prendas de ropa, y un poco mas abajo sus armas, saco un pantalón negro y una camisa de color blanca, se quita el pantalón que tiene para dormir y se pone el otro, agarrando un cinto y poniéndoselo, después se pone la camisa a medio abrochar, se sienta en la cama poniéndose las botas, vuelve a suspira h sale de su habitación, caminando por el pequeño pasillo, pasando de largo por la sala y cocina, no escuchaba nada, eso quiere decir que Fiolette todavía no había despertado, se recarga en la puerta antes de salir, cerrando sus ojos, pero sobre todas las cosas estaba feliz de tener alguien en su casa, que pueda platicar de cualquier cosa aunque el siempre se la pasaba leyendo y en la noche cuando Fiolette dormía se iba a practicar, no quería que ella supiera su trabajo, pero tenia que hablar algo con ella, algo que quería saber desde que la conoció. Cuando ella decía que se iba a ir, le entraba un miedo, un miedo que nunca había sentido, temía perderla, y eso, el no quiere, la quería a su lado, descubrió que el sentimiento que tenia por ella no era un cariño de hermanos, tampoco de amigos si no amor….el estaba enamorado de ella estos seis meses se enamoro de Fiolette-Te amo tanto Fiolette, no se que pasaría si te fueras de mi lado-Pensó Filiberto abriendo la puerta de su casa y saliendo para tomar un poco de aire.

Pensaba en las cosas que estaba viviendo, miro la banca negra que el había pitando, se acerca y se sentó en ella cruzando sus piernas y poniendo sus manos en su nunca elevando su mirada hacia el cielo, mirando que el sol ya estaba en lo alto, haciéndose lucir, haciendo que sus fuertes rayos de sol golpeara un poco su casa-Me cambiaste la vida por completo, le diste una esperanza a mi vida, tu mi bella dama, tu Fiolette-Hablo el cazador al aire, cerrando sus ojos y solo recordando el bello rostro de ella.

Había pasado una hora exactamente, de seguro Fiolette ya estaba despierta, se incorporo levantándose de aquella banca, empezando a caminar en dirección de la casa, puso su mano en la puerta abriéndola y alcanzado a escuchar cuando Fiolette le llamo, se quedo estático, mirándolo, cada vez que la miraba le gustaba y amaba mas-Mande-Su voz sonó grave, fuerte, cerrando la puerta tras su espalda mientras se acerca a ella, cuando estaba en la sala alcanzo a ver que ella dejo la arma y frunció el ceño-¿Qué haces con eso?-Su tono fue de regaño, tomando la pistola y alejándola de ella…-Fiolette, no toques esto, es peligros para ti, por favor…-Su tono fue ahora mas amable-Como amaneciste…-Se la quedo mirando con una sonrisa en su rostro-

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Mensaje por Fiolette Himmel Dom Feb 12, 2012 3:19 pm

Al llamarlo, escuché el pomo girarse y la puerta abrirse, allí se encontraba aquel varón, tan conocido y desconocido por mí que podía llegar a ser desconcertante cuando pensaba que estaba en la morada de un hombre que sabía o creía saber como era, pero no que no llegaba a saber nada de él a parte de su nombre y su edad, información que yo también compartí con él sin ninguna duda. Estaba tan avergonzada de lo que me había pasado y por el tema que había sido, que no era casi capaz de mirarlo directamente a los ojos… tan avergonzada. Solía mirarlo al rostro sin ningún punto en concreto, aunque él ya sabía cada herida que había tenido, cada cicatriz que ellas me habían dejado por lo ondas que habían llegado a ser en su punto más álgido y que no habían sido curadas inmediatamente, había habido heridas medio curadas pero sucias, sin limpiar, ellas habían sido las peores, las que me habían causado fiebres altas y delirios muchos por la suciedad y la mal curación.

Habían pasado casi dos meses exactos o eso me dijo él que me había encontrado en el bosque, de lo que yo solo recordaba que corría, pero mi vista era como si los árboles se encontraran en todo momento en mi camino, además de ver borroso, cansada, fatigada y mareada. Aún hay algo que Fil aún no ha conseguido curar, pero cada vez que toca tiene una paciencia infinita y era la comida. Río porque siempre tiene algo que decir a lo que yo le contesto con que no tengo hambre, pero él me obligaba a ello, de estar casi dos meses con solamente agua, había perdido masa muscular realmente me hubiera visto en otro tiempo pasado y hubiera comido hasta reventar para no tener el aspecto que tenía ahora mismo. Una vez que me vi en el espejo del cuarto de baño cuando pude levantarme por mí misma, realmente ya mi cuerpo no era el mismo de antes, con esas largas cicatrices horribles para la vista y esa marca que me habían hecho como al ganando en el muslo derecho con una especie de v al revés… Ahora si que no podría tener a alguien a mi lado con tales horrores en mi cuerpo, que no era atractivo ni lo iba a ser en ningún momento del futuro.

Todo iba a ser tan duro de ahora en adelante, una vez que se fuera de casa de Fil, no sabría por donde tirar, si quedarse en la ciudad de París o volver un poco más hacia el norte y ver si podría encontrar algún trabajo como maestra de violín o de piano, quizás… de profesora de las artes blancas, aunque eso sería mucho más difícil de conseguir en es mundo de hombres y más en el tema de ataque y defensa de una persona. Como ellos decían, una hembra nunca podrá saber defenderse una misma si no tiene a un hombre a su lado. Clara mente cuando a mi me raptaron, llevaba días andando y llevada en algunos momentos en carros, hasta el pueblo siguiente o la ciudad siguiente. El camino de vuelta a París había sido duro, más de lo que podría haber llegado a pensar jamás… mis pies habían sangrado, mis zapatos habían estado hechos polvos en cuanto llegue a la altura de la mitad de Alemania y una señora me había dado unos zapatos que le estaban chicos a su niña, estaban de segunda mano, pero siempre era mejor eso que unas suelas agujereadas por las suelas y la piel que tapaba la piel estaba roída y estropeada. Mi ropa, siempre de alta costura, había sido cambiada en ese entonces por una de las ropas de una criada con la que salía del trabajo luego de terminar en mi casa, la tela era pobre, fina y desgastada, a cambio de su ropa le dieron un dinerillo extra con la cual la joven chica se marcho con la cara llena de felicidad, luego de haber sido advertida de que nadie podía saber que le habían pedido su ropa.

Había llegado de nuevo el momento de marcharme de un lugar que había tomado como mía en un momento determinado de los dos días y que luego de pensarlo, me lo quité de la cabeza, pues eso era paparruchas, seguramente en un momento de fiebre o un pequeño delirio de tomar esta casa como mi hogar. Eso sería imposible conseguir, de seguro Fil tenía que hacer otras cosas más importantes que cuidar a una pobre que nada más que tenía vestido y zapatos, solo porque él se los había conseguido con ese gran corazón que aún que él no llegara a ver por él mismo, tenía, por más que pudiera decir que no.

Tendría que buscar algún trabajo entre algunas de las personas que había ayudado en mis tiempos en los que el dinero no era problema y había abierto tiendas para poderles ayudar a salir de sus situación sin nada a cambio, ahora tendría que pedir yo ayuda, esperaba que necesitaran ayuda en alguna de las tiendas de aquellas personas tan humildes, buenas y agradecidas… como aquella floristería que siempre me enviaba violetas todos los días, un ramo nuevo… o aquella pastelería que me solían traer cualquier tipo de dulce casi todas las tardes y que repartía con las dos doncellas-criadas que tenía en la que fue mi casa.

Al escuchar su voz de regaño, automáticamente escondí mis manos detrás de mí, tras mi espalda. Él tenía que pensar que lo sentía y que era peligroso para mí, que no sabía manejar armas, aunque fuera una pistola, que más o menos sabía como iba el asunto, aunque nunca fue mi punto fuerte el apuntar y dar al blanco, la verdad- Lo siento Filiberto, no pretendía coger ese arma. No había visto un arma…como le dicen… ¡Ah, si! Un arma de fuego. He escuchado que realmente son muy eficientes a la hora de una lucha. Yo no... no pensé nunca que pudiera saber manejar armas o al menos las de fuego- Mis ojos se movieron con parsimonia por la sala de nuevo, por si se le había escapado algún detalle, pero solo había libros y ese arma que había estado una vez en la mesa, y que ahora estaba en las manos de Filiberto, a buen recaudo con él.

Sonreí un poco como siempre había hecho, solo un poco, nunca había sonreído demasiado delante de él y si lo había hecho, era eso, solo una sonrisa pequeña, simple y que intentaba tapar de nuevo el ahora más duro pasado. No creía que pudiera llegarle a contar esa parte… Bueno en cierto modo y así es, Fil me había visto enteramente, había visto todo, mi cuerpo no le era ni el más mínimo secreto- Ya estoy perfectamente, puedo por fin andar, con casi total seguridad, aún tengo punzadas por las cicatrices, pero ya sabes, es lo rutinario, no hay nada fuera de lugar ni nada por el estilo… ¿Y tu Filiberto, dormiste bien?- lo había escuchado algunas noches andar por la casa o el cerrar de la puerta de la casa, yo no me había preocupado por ello y no habría podido hacer mucho en el estado en el que había estado.

Una vez que supe de su estado, suspire intentando coger un ápice de valor, del poco que ya me quedaba y que utilizaría en momentos como estos- Verá Filiberto… Ya son casi dos meses aprovechándome de su gran hospitalidad y de ese corazón que no le cabe en el pecho. Yo estoy preparada para marchar hacia París… había pensado en pedir ayuda a unos amigos que tengo en la ciudad y pedir trabajo para poder conseguir un sitio donde cobijarme en las frías noches y comer algo caliente que pudiera quitarme el frió de los huesos.

Lo miré al rostro sin ningún punto en particular, solo veía como accionaría ante mi nueva noticia, y es que claro, no podía quedarme allí ni nada por el estilo, ya era hora- Puedo andar y estoy casi al cien por cien recuperada…- dije alisando mi vestido con unas simples pasadas por el vestido y las arrugas desistieron a mis pasadas para acabar con ellas.
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Mensaje por Hernán Villalpando Dom Feb 19, 2012 8:45 am

La mirada de Filiberto estaba fijo en el rostro de la joven, mirándola cada rasgo que tenia, estaba mucho mas mejor, su rostro volvía hacer igual como de seguro era antes de aquel día, sus cicatrices estaban sanando consideradamente, aunque ella no se dejaba curar a veces, pero él era de mano firme que algunas veces peleaban porque ella no quería que Filiberto la curara, pero tenía que hacerlo, ella no se alcanzaba todas, siempre era un pleito por esas cosas, siempre salía con su ceño más que fruncido, pero era él la quería ver sana, la quería bien y no con dolor, los primero sidas que paso en su casa era todo el tiempo con fiebre, tosía, deliraba él nunca comprendió lo que decía pero era su vida y no la de él, hasta tuvo que traer un doctor para que le diera medicamente y se le bajara esa calentura que tenia cada noche, el siempre había estado con ella y eso le gustaba mucho, se estaba encariñando mucho con ella, pensaba que era una amistad, siempre había estado solo y siempre se negaba a que estaba sintiendo algo mas por aquella muchacha encamada, que estaba al borde de la muerta, pero él la iba a curar y la iba a salvar cueste lo que cueste, el no iba a dejar que muriera la mujer.

Sus ojos todavía seguían fijos en el cuerpo de ella, una pequeña sonrisa aprecio en su rostro, recordando que ella nunca quería comer, también eso era un verdadero lio, ella no quería comer lo que él hacía y el...el era muy orgulloso para que lo despreciaran con la comida, era como herir su ego, el cocinaba para ella, porque el siempre se iba a una fonda por ahí a comer, pero desde que ella había llegado a su hogar y tenía a una huésped, compraba mercancía para comer una semana o máximo dos y hacia de comer….Y lo hacía solamente por ella, para que ella tuviera fuerzas y se recuperara pronto, cuando se paro por primera vez tenía miedo de que se lastimara ayudándola llevándola al baño, o a la sala para que mirara otras cosas y no quedara rumbada en esa fría y solitaria habitación. Cada rato observa el rostro de Fiolette, miraba los gestos que hacia cuando se miraba su cuerpo en el espejos unas cuantas veces había visto como fruncía el labio porque ya no le gustaba su cuerpo, como había quedado el…Filiberto se decía mentalmente “No te desamines Fiolette, ya verás que esas cicatrices se te olvidara, para mi…para mi eres muy importante ya, esos dos meses he sentido más cosas por ti, me gustas como eres….y no sé qué hare para que te quedes a mi lado” Esas palabras siempre tenía en su mente pero se desvanecía cada minuto cuando observa el rostro de Fiolette que no tenía ni la decencia de mirarlo a los ojos. A lo mejor porque no se sentía cómodo con él o tal vez solo estaba para agradeciendo su hospitalidad en su casa…claro el era un extraño para ella como para el ella es una extraña.

Siempre se había pregunta… ¿Qué le había pasado? ¿Por qué una mujer como ella estaba en ese estado? Lo que más le preocupaba eran aquellos pies que tenia, estaban mal al principio pensaba que los iba a perder…el miedo que tenia lo traicionaba era la primera vez que tenía miedo de algo, no sabía lo que estaba pasando con esa muchacha, pero a él en ese momento no le interesaba nada, solamente verla por ella, cuidarla como una pequeña niña y eso estaba haciendo, cuidarla como si fuera algo de él, algo muy valioso, porque sin darse cuenta ella estaba siendo eso para Filiberto, alguien muy pero muy valioso en su vida. Su más grande miedo que tenía en ese preciso momento era que ella se fuera de su vida, que se alejara como había dicho anterior mientes, al principio de hace un mes se asustaba de si mismo del porque pensaba asi de ella, antes la miraba como una simple amiga, de esas amigas que la saludas conversas un poco y punto y rara vez la ves, pero Filiberto poco a poco estaba sintiendo cosas por ella, estando más cerca de lo normal, ya no iba cazar como siempre, solo una o dos veces por semana, y cuando lo hacía contrataba a una señora para que cuidara a Fiolette mientras él estaba en casería, pero no serbia de nada no se concertaba dos veces casi lo matar por estar distraído por estar pensando en Fiolette, de cómo esta, si se encontraba bien. Regresaba a casa mirándola costada delirando, la miraba llorar eso le partía el alma a él, iba con ella y le acariciaba la frente para que supiera que alguien estaba con ella que no se encontraba sola que el siempre iba a estar para ella. El iba hacer todo lo posible para que Fiolette no volviera a pasar por lo mismo el nunca la iba a dejar, nunca la iba abandonar aunque ella quisiera, será su sombra si fuera necesario iba hacer aquel guardián para el aunque eso se le fuera la vida.

Le no iba a dejar que se fuera, cada vez temía un día que le dijera “Fili, me tengo que ir, ya estoy bien, gracias por acogerme en tu hogar, pero ahora es tiempo de que tome mi propio camino y siga cada quien por su camino” eso lo aterraba mucho, no quería que se fuera de su lado, no quería eso. ¿Fili? Siempre se había pregunta del porque siempre le decía asi, a el no le gustaba que acortara su nombre, pero cuando ella se lo decía, le encanta, le gustaba sentía que había algo más que cariño cuando él decía asi, pero sabía que no, era solamente agradecimiento, y el que estaba enamorado de ella, lo describió hace poco, cuando se le quedaba mirando, se sonrojaba cuando ella se la queda mirando…cuando algo rozaba sus cuerpos, se sentía como un crio con su primer amor, cada vez que pensaba eso sonreía como un tonto enamorado que nunca será correspondido por aquella mujer que para él era alto, era como alcanzar un ángel que nunca podría tocar con sus manos.

Descubrió que su amor ya estaba siendo ocupado, que su mente igual, antes la miraba como una amiga, pero poco a poco la empezó a ver como una mujer que podía desear, podía tener una “familia” solo él y ella, porque el no quería tener hijos, no quera tener bebes. Pero el la iba tener guardado ese amor, porque el siempre a pensando y es justo que piense eso que ella tenía alguien en su vida, alguien quien la espere aunque ella no había dicho nada, ese es su mayor temor que tuviera alguien en su vida, tan solo de pensar le hervía la sangre enojados con el mismo, pero no tenía ningún motivo para eso, no eran anda era unos simples amigos que más que amigos eran conocidos. Pero no quitaba la rabia que tenia, pero lo que más le molestaba y no decía nada, esque ella quería conseguir un trabajo pero no podía, no sabía lo que le iba a deparar ese trabajo ¿Qué tal si la maltrataba? ¿Qué la Violaran? No, no, no, eso a él no le gustaba nada.

Por fin pudo apartar su mirada, desviándola hacia un punto aparte, que no fuera el rostro hermoso de ella, apretó el arma, mirándola de reojo, viendo que escondía su mano, esa sonrisa no desaprecia, se sentía como un padre regañando a su hija por tocar cosas que no tenía que hacerlo, escucho las palabras que ella decía, mirándola más, ladeo su rostro-No te preocupes Fiolette, no es para tanto solo que si temí que apartaras el gatillo y te lastimaras, un arma de fuego puede matar a cualquier cosa, bueno…-Hace una pausa y después aprieta el arma-Depende la bala que utilices claro está-Susurra mas para sí que para ella-Un hombre tiene que estar preparado para todo y más si en su casa vive una mujer-Observo como los ojos de ella miraba aquella pequeña sala que ahora estaba en su interior, sonriendo un poco, se muerde un poco el labio inferior estaba un poco nervioso, ese silencio entre ellos se estaba siendo costumbre hace una semanas, suspiro un poco quitándole las balas por si algo pasaba.

Su mirada nuevamente fue a parar al rostro de ella, sus ojos seguían fijos, nunca se cansara en verla, mira que en su rostro apareció un pequeña sonrisa, que solamente era eso una pequeña, no era grande no opacaba su rostro, esa triste en su rostro le ponía mal, no quería verla triste, no quería…-Me alegro que te sientas mucho mejor Fiolette, me alegro demasiado, te estás recuperando del todo, aunque algunas cicatrices todavía siguen viva, pero con más cuidado se te cerrara por completo, y es normal que tengas punzadas si fueron graves aquellas cosas-Seguía con esa sonrisa todavía no la quería desaparecer, todavía no-¿Yo? ¿Cómo dormir?-Pregunto, no sabía cómo decirle que no podía dormir, porque todavía ella deliraba, que cada noche estaba con ella, cuidándola, estando a su lado, consolándola y se iba a “dormir” cuando ella se tranquilizaba-Este, bien, dormir muy bien, como no te imaginas-Mintió, pero no quería hacerla preocupar más, ella tenía sus problemas y no quería aumentarle más.

Seguía sin moverse de su lugar, no tenia intenciones de moverse mientras Fiolette estaba en la sala, cuando ella se fuera a su habitación u otra parte el también lo hará, mientras, no. Cuando la escucho hablar no esperaba lo que le iba a decir… ¿Estaba escuchando bien? Ella…..ella se quería ir de su casa….ella quería dejarlo…sin saber tiro el arma al suelo, haciendo un fuerte ruido, alejándose un poco, se le había resbalando las balas de su mano su mundo se había desvanecido con esas palabras que ella había implementado para hablare…-No-Susurro, no lo había escuchado ella, sus ojos estaba en un punto fijo en el suelo, asimilando las palabras que ella le había dicho, sin poder articular una coherente.

Volvió a escuchar nuevamente su voz, reaccionando y elevando su rostro, sus ojos estaba puesto nuevamente en los ojos de ella, con una sonrisa triste-No te puedo ir de esta casa-Había dicho, acercándose a ella pasando por encima de la arma y acercándose a ella-No te irás… ¿sabes por qué?-Estando cerca de ella tomándola de su rostro y acercándola al suyo-Porque quiero que te quedes conmigo, porque estos dos meses, sé que he callado y es algo raro que te lo diga, pero tengo miedo de que te vayas de mi lado…-Mira los labios de ella para después subir sus ojos y nuevamente mirar aquellos ojos hermosos para el-Porque me enamorado de ti como un tonto, estos dos meses me he enamorado de ti Fiolette-Susurra y sin decir nada posando sus labios en los de ella-Porque te amo-Susurra sobre los labios de ella, rozandolos nuevamente.
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Siempre Amanece [Filiberto Lishman] Empty Re: Siempre Amanece [Filiberto Lishman]

Mensaje por Fiolette Himmel Dom Feb 26, 2012 3:38 pm

El silencio se hizo eterno, no podía dejar de mirarlo y de desviar la mirada, a causa de no tener el valor para poder mirarlo por mi pasado. Cuando dije todo lo que tenía que decirle, que mi marcha tenía que ser inmediata, que ya no podía seguir abusando de su hospitalidad ni un segundo más…

Nunca había pensado en Filiberto como en la persona en la que pudiera vivir con él toda mi vida, ni siquiera me había parado a fijarme en él, si me gustaba o me dejaba de gustar. Dios… nunca podía podría saber como podría ser el amor verdadero ni cómo formar una familia, me había quedado sola. Era cierto que Filiberto me había ayudado en toda mi recuperación pero me sentía mal si me aprovechaba de él y mi hermano adoptivo Uxue… él ya tenía a su familia, con su mujer, no quería dar problemas a nadie más en mi vida. No podía seguir dependiendo de nadie más, si estaba con alguien lo más normal es que desapareciera y no volviera, como aquel chico que decía ser de la inquisición, el cual había sentido algo más que amistad, pero había perdido todo contacto, ni las personas que vivían con él sabían donde estaba, había desaparecido. Ciertamente eso me hacía pensar sobre si aquel hombre tan cabezota desapareciera también, su paradero también desconocido.

Muchas veces había pensado que lo que estaba cerca de mí tendría peligrosas consecuencias, como la muerte de mi hermano... No podría seguir viviendo sabiendo que a Filiberto le había pasado algo malo encima de que me había acogido en su casa sin ni siquiera saber mi nombre, bueno ahora lo sabía y también mi edad. No era justo ya que yo vivía en su casa y comía de los alimentos que él me compraba y me preparaba supongo que con cariño. Yo nunca se lo había agradecido suficiente, todo aquello que había hecho por mí… me hacía creer que le importaba a alguien de verdad que me cuidaba porque le importaba, no quizás porque me quisiera, solo y simplemente porque le importaba. Eso aliviaba el dolor de mi corazón en demasía y el día que pudiera mirarlo a los ojos, que no lo veía demasiado cercano, me quedaría más aliviada aún pero ese hombre… yo…

Cielos… no podía ser tan egoísta como para enamorarme de él y mantenerlo conmigo, no podía. El tiempo que había pasado en aquella cama mi mente me castigaba con la ida y venida de recuerdos dolorosos que me demostraban que nunca podría borrar, debería aceptarlos y dejarse que fueran parte de lo que eran, mi pasados y mis recuerdos, pero era tan duro, había sido tan duro que el recordar me hacía más daño aún.

Sabía yo misma que había cambiado de comportamiento, mi sonrisa había desaparecido de mis labios, mi positivismo había quedado inexistente… todo en mí, todo lo que había formado parte de mí, había desaparecido en el olvido, nunca volvería a ser la misma de antes por más que quisiera. Por más que hiciera… o eso pensaba. Mi cabeza no dejaba de acusarme, que pensándolo bien era yo misma la que me acusaba de lo que me había pasado. Me decía una y otra vez que era inútil, a pesar de saber defenderme y como, no había sido capaz de hacerme valer por mi misma, finalmente había aceptado dura y dolorosamente que era una simple mujer con creencias de ser capaz de tener las mismas posibilidades que un hombre que con mis mismos conocimientos, no era nada, solo una simple mujer como otra cualquiera en este mundo. Una simple e idiota mujer…

Me maltrataba a mi misma a cada segundo, recordándome a cada momento que mi cuerpo ya no era atrayente, estaba destrozado, daba asco y vergüenza mirarlo. Esas largas cicatrices irregulares, rosadas y otras moradas me habían quitado con dolor y dureza la poca o mucha belleza que podrá haber tenido en un pasado. Ya todo quedaba atrás, ya nada sería igual… ¿Cómo podía con lo que tenía, mi cuerpo, mi yo… cómo podía tener a alguien como Filiberto a mi lado, alguien como él no se merecía a una persona como yo...? No se lo merecía para nada. Y yo ya no podía merecer a alguien como él.

Admito… admito que siento algo por Filiberto, lo admito pero nunca lo aceptaría, creo que ni se lo diría. Él tendría una buena persona a su lado, pura y casta, que nadie la hubiera tocado antes, que su cuerpo no tuviera ninguna cicatriz ni por dentro ni por fuera, en el corazón. Alguien que fuera... perfecta para él. Bonita, con una cara angelical, bondadosa, piadosa, buena, con personalidad, pura, casta… Alguien todo lo contrario a mi, todo lo contrario…

Volví a mirar la sala con mis manos hacia atrás, como si fuera una niña regañada, luego miré a una parte de la mejilla de él, cerca de sus ojos, para que no presintiera que no era capaz de mirarlo directamente a los ojos, que eran el espejo del alma. – De acuerdo Fil… no te preocupes, tú tienes razón, no debí cogerla es peligroso que tenga en mis manos algo así- dijo algo de que mataba todo y luego añadió algo que no llegué a escuchar, aunque no me importó demasiado, siempre solía hacerlo y no me importaba, quizás pensaba en alto y solo por eso no tenía el derecho de escuchar lo que decía, tenía un respeto inmenso al varón que estaba ante mí. Observaba más las manos que quitaban y guardaban las balas que a su rostro- Una mujer… claro…- una vez más me afianzaba en que una mujer era problema para la vida de un hombre, que ella misma no servía para defenderse y dependía del varón de la casa- Es simple…- susurré esto último.

Asentí ante las recomendaciones de que aún me faltaba un pequeño tiempo antes de que se me curaran del todo las cicatrices o me dejaran de dar punzadas a pesar de que ya muchas de ellas se habían cerrado- Vale, lo tendré en cuenta- puse mis manos delante de mi, cogiendo una a la otra, sosteniéndose- Me alegro de que durmieras bien, es bueno descansar para los dos- le dije ladeando un poco mi cabeza pero no le miraba, lo hacía hacia el suelo, mostrándome totalmente sumisa, escuchándole, aceptando toda cosa que pudiera decir él. Rápidamente mis ojos se posaron en su sonrisa, casi siempre estaba sonriendo, cosa que yo solía hacer, hace tiempo, llegué a ser igual que él. Su sonrisa me encantaba, era tan simple, sin complejos y linda, me tranquilizaba mirarla cuando él no me miraba que por cierto era bastante difícil últimamente.

De repente la pistola y las balas cayeron al suelo, las vi rebotar en el suelo como si mis ojos vieran ralentizados, no era normal que a Fil se le cayera algo, nunca se le caía algo, más bien él era de los que cogían las cosas en el aire. Rápidamente miré su rostro, no paré mi mirada en ningún sitio de él solo lo recorría una y otra vez, reparé en que sus labios se movieron y dijeron algo, pero no le escuché aunque su rostro mostraba… ¿Miedo? Dios eso no podía pasar, quizás es que se sorprendiera de que ya me marchara, dos meses con alguien y él que vivía solo sería duro volver a la rutina de siempre. Claro, sería eso.

Me tensé un poco cuando vi su rostro subir, sus ojos en los míos fijamente aunque yo no consiguiera hacerlo y su sonrisa, su sonrisa había cambiado y creía atisbar un toque de tristeza en ellos. Sus palabras se clavaron en mi fuero interno con fuerza, ¿No podría marcharme? Me sentía en parte agobiada de que no pudiera hacerlo y en parte mi corazón dio latido fuerte y duro, casi pude sentir mi corazón salirse de mi pecho. Observé sus pies acercarse a mi, cada vez más y mas cerca. Me tomó del rostro y lo acercó al suyo y me preguntó si sabía porqué dijo tal cosa, pero no tenía ni idea, me había quedado sin palabras, nunca pude esperar aquel comportamiento de Filiberto, me sorprendió. De nuevo, sus palabras se afianzaron con facilidad en mi corazón, sentí de repente como si las palabras que había dicho anteriormente fueran tan difíciles de repetir… Él… él se había enamorado de mí, me amaba y con lo dicho, dio fe con un beso que no fui capaz ni supe corresponder, solo… me quedé quieta sintiendo sus labios junto a los míos. Cerré los ojos y escuché que me amaba, mi corazón, mi alma, mi yo… saltó, gritó de felicidad…

Abrí mis ojos mirándolo por primera vez a los ojos, se merecía que lo mirara finalmente a los ojos, volví a juntar mis labios con los suyos elevándome sobre mis talones para acortar ese milímetro que hacía que rozaran nuestros labios. En ese momento, realmente me sentí muy bien… realmente bien. Elevé mis manos con duda, tapando sus manos que acariciaban mi rostro, moviendo mis dedos gordos de un lado hacia otro, acariciándolo con ternura y suavemente.

Dios no podía estar pasando, no podía castigar a Filiberto teniendo a una mujer como yo, no podía permitir estropear su vida teniéndome a mi como su amor. Me separé intentando que mi corazón volviera a su normalidad y mi respiración también- Yo no… no debo…- dije susurrándole.
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Mensaje por Hernán Villalpando Sáb Mar 17, 2012 8:21 am

Filiberto sintió como ella no le correspondía el beso, eso ocasiono que por dentro, que en el interior del Cazador se destroza poco a poco, aunque no lo demostrare por fuera. No quería que Fiolette se preocupara por él, tampoco quería dar lastima ante ella, después de esto, de lo ocurrido, no cree que ella se quede por mucho tiempo, de seguro se iba a querer ir inmediatamente de sui casa y el…el no podría hacer, tampoco la podía retener porque el tuvo la culpa de lo que iba a pasar más adelante, solo por el miedo de perderla hizo eso, por…por impulso.

El cazador observo la mirada de ella que estaba enfocada en la suya, no se iba a separar del cuerpo ajeno, mucho menos lo pensaba, permanecía en la misma posición, solamente estaba observando aquellos ojos que a él le gustaba mucho ver, cada día, cada minuto, cada…..cada hora que pasa de su vida-Te vez tan hermosa Fiolette, que nunca me cansare de verte, de admírate-Pensó el joven sin querer moverse del lugar, su cuerpo se acerco al de ella. Lo que hizo Fiolette no lo esperaba, los labios de ella estaba posados en los suyos, por un momento no le había correspondido, por la sorpresa de eso. Comenzó a corresponderle el beso, sintiendo aquellas caricias que le ofrecía ella. Poco a poco, las manos del cazador bajaban, pasando sus dedos por el cuello de Fiolette, después sus manos pasando por los brazos, hasta llegar a la cintura, inmediatamente la atrajo a su cuerpo, estrechándola a su cuerpo, deseando sentirla más cerca de lo que ya estaban.

La seguía besando, disfrutando de los labios de ella, saboreando el sabor de aquellos labios, todas las sensaciones que estaba sintiendo él, acaricio con sus dedos la cintura ajena, pero en poco tiempo ella retiro sus labios, haciendo que el ceño de Filiberto se frunciera porque ya no estaba probándolos, disgustándolo, abrió sus ojos, porque los había cerrados cuando empezó a besarla, pero ahora los abrió, observando el rostro de la mujer, le gustaba tanto verla, cada parte de ella, detallarla como si fuera una escultura hermosa, única y sobre todo quería conocerla.

Escucho lo que dijo Fiolette, negando con su cabeza “Yo no…no debo”… ¿Cómo que no debe? El no estaba casado, y no creía que tampoco ella lo estuviera-Claro que debes, yo no estoy casado Fiolette, y tu tampoco lo estas, yo te amo y quiero que estés a mi lado por el resto de mi vida, que cuando me convierta en un viejo lo hagas junto conmigo, no sabes cuánto te amo, estos dos meses, no sé lo que me paso, pero poco a poco me empecé a enamorar de tu Fiolette, quería arrancarme este amor, pero fue mucho más fuerte y entre más me negaba mas te amaba, yo quiero estar a tu lado, siempre, toda la vida que nos queda, formar una familia contigo-Termino de decir para volverla a besar, pero este beso fue corto, se la queda mirando con una sonrisa pasma en su rostro.

-Quiere que te quedes a mi lado, para amarte y que tu ames también, para que nosotros nos amemos, se que estas sufriendo lo escucho cada noche que paso a tu lado, o permanezco recostado en la pared cuidante yo quiero sanar aquellas heridas internas que tienes, porque las externas se van borrando poco a poco, pero las internas se quedan ahí, para siempre-Filiberto se la queda mirando…mirándola determinadamente-Fiolette, me he dado cuenta que tú misma te desprecias, que tú misma no te quieres, por como estas en todo tu cuerpo…pero déjame decirte una cosa, una sola cosa….A mí no importa si no tienes un cuerpo atrayente, de todos modos yo te miro como una mujer hermosa, por dentro y por fuera, a mi no me gusto, lo que me enamore de ti fue tu personalidad, de cómo eres aquí..-Indica su pecho izquierdo donde está el corazón- ahí me intereso solamente eso Fiolette…tu cuerpo me atrae aunque tu no lo creas…Quiero que sea mi pareja ahorita…después mi prometida y por ultimo mi esposa-Le dio nuevamente un beso, acercándola a su cuerpo. Desde que Filiberto se le había declarado a Fiolette Himmel y ella había aceptado…sus vidas cambiaron radicalmente, Filiberto ya no está solo en su casa, tenía a una mujer y era su pareja…Todo parecía perfectamente bien entre ellos.

Han pasado dos meses desde que Fiolette y Filiberto son parejas. Cada día que pasaba con ella a enamorado, su vida ha sido normal para ambos. Pero como toda pareja, tienes sus discusiones por “x” cosa. El nunca había pensando en tener hijos, tampoco se la pasaba por la cabeza de tener un hijo ni con ella ni con ninguna mujer. No se sentía preparado para ser padre tan…joven y mucho menos quería tener hijos con lo que supo de Fiolette…que si ella quedara embarazada y lo tuviera iba hacer un riesgo para ella…porque en el parto ella iba a morir por tener a un bebe y el no pretendía perder a Fiolette aunque se escuchara arrogante el no iba a perder a ella por un hijo.

Todo paso rápido…A Filiberto se le ocurrió adoptar para que su pareja no estuviera triste…asi que se fueron al orfanato, cuando entraron inmediatamente Fiolette se encariño con un bebe el no pudo hacer más que aceptar aquel bebe por el bien de ella. Asi con su hijo e hija que también era adoptada vivieron tan felices, pero no todo es de color rosa, un mes después, esa noche estaban hablando de su compromiso…de cómo iba hacer su boda y todo. Después se fueron a dormir, pero Filiberto escucho un ruido, rápidamente se levanto de la cama sin pensar del peligro que se iba a venir haya afuera, vio a su esposa e hijos, “Vendré pronto” esas fueron sus últimas palabras hasta que salió de la casa..Todo paso rápido, Filiberto peleo un poco pero esa cosa fue más rápido haciendo morder hasta el punto de morir, pero en ese instante cuando él iba a morir sintiendo un liquido en sus labios a sabor a hierro lo tomo y se quedo ahí tirado….después cuando recupero la conciencia se miro transforma en su peor enemigo…Vampiro…Fue directo a la casa, entrando por la ventana siendo lo menos ruidoso, mirando a Fiolette, la iba a morder pero no se atrevió hasta irse de ahí…desde ese momento nadie supo noticias de el.

Un año después el regreso, regreso por lo que había dejado aunque no le fue fácil…supo que tuvo un hijo antes de convertirse en esto…su prometida hizo todo lo posible para tenerlo….ahora tiene una panadería….le consto volver con ella. Pero lo logro ahora vivían bien en aquella choza aunque Fiolette tiene que ir caminando hacia la panadería de ella….donde se quedan a dormir algunas noches….Ahora se encontraba sentando en una rama del árbol, observando su casa….su casa con su familia dormida…-
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Siempre Amanece [Filiberto Lishman] Empty Re: Siempre Amanece [Filiberto Lishman]

Mensaje por Fiolette Himmel Vie Abr 06, 2012 10:59 am

Sus besos eran dulces, tanto que no sabría describirlos, no eran empalagosos pero si perfectos, dios… deseaba pasar todo el tiempo que le quedaba junto a él… ¿Quizás sería posible que Filiberto fuera la persona a la cual había esperado por tanto tiempo? Tenía que serlo. Sus palabras se internaron en ella, se clavaron en su cabeza y profundamente en su corazón. Nunca esperó escuchar aquellas palabras aunque encontrara a su media naranja. Tenía que ser el indicado, no podía haber otra persona que pudiera tales palabras, no podía.

Sus caricias hacían que se me erizaran los cabellos de mi nuca y mi piel se volviera en piel de gallina. Lo sentía cerca, tan cerca que podía llegar a admitir que no sabía donde terminaba ella o donde empezaba él, le era imposible describir tal sentimiento que se producía solo cuando él estaba cerca. Sabía que ella no lo exteriorizaba pero lo sentía con toda su alma, sus palabras le abrieron los ojos de que había algo más que la venganza que se iba a tomar por lo que le habían hecho. Debía tomar cartas en el asunto lo que había pasado no se iba a quedar callado entre los recuerdos, pesadillas, sufrimientos entre los más recónditos escondrijo de su cabeza, escondidos para no dañarla demasiado o eso intentaría de ahora en adelante. Iba, tenía que ser feliz en algún momento y ese momento había llegado en el día que Filiberto la había encontrado entre sábanas una mañana en el bosque. Ese momento que tanto había deseado con tan ferviente esperanza era ese mismo presente, la suerte y felicidad llamaban a la puerta de su vida, se habían perdido durante todos esos años pero ahora los tenía y le había llegado el momento de ser feliz junto a alguien que realmente quiere. Alguien que verdaderamente ama.

Sus lágrimas caían una vez él le dijo aquella confesión que nada más que le hizo aceptar el que su futuro estaba junto a él. Sentía que la felicidad que residía en su pecho iba a terminar por explotar, parecía que no cabía ni un poco más de felicidad en ella. Sus penas se marchaban lentamente, pero se iban. Su amor aumentaba en su interior apunto de explotar por la felicidad, miles de sentimientos causados por la felicidad le rodaban. Las manos le temblaban tanto que no tenía palabras para demostrarle a Filiberto que ella también le correspondía en lo que él sentía por ella. Aún no se creía nada de lo ocurrido, pensaba que era un sueño ”Esto no puede estar pasando… tiene que ser un sueño. Despierta Fio, despierta pues esto debe ser un sueño” no podía ser que alguien la quisiera tener a su lado en tales condiciones. Claro está, en el amor, ahora entendía cuando decía que Todo, Todo era posible en el amor que Todo estaba permitido y ahora perfectamente lo entendía.

Correspondió al beso tan bien como pudo, sus latidos se hicieron intensos y rápidos, sus nervios la carcomieron por completo, solo pudo asentir con una sonrisa a que sí estaría con él, a que sí se casaría con él, a que sí formaría una familia con él a que si lo amaría con todo lo que su corazón pudiera abarcar en tan tremendo sentimiento que ocupaba toda ella en todos los sentidos ¿Cómo era posible? ¿Podía describirlo? Si y no, solo el que lo llegaba a conseguir, solo esa persona podía llegar a entender aquello tan grande que era amar a una persona hasta el final de sus días.

El tiempo pasa tan rápido cuando uno está con la persona que ama, que una no se da cuenta de cuantos días o meses pasan, daba igual. Ella estaba con él como pareja y vivían juntos y felices que era lo importante pero Fiolette quiso tener un hijo con Filiberto y él se lo negó sabiendo el seguro destino de tragedia si tenía un bebé en su vientre y daba a luz, sin duda alguna podría morir como lo hicieron todas las mujeres de su familia. Así que decidieron adoptar a dos hijos, un pequeño y precioso bebé y una hija mayor, de unos ocho años.

Ya que la pareja tenía los hijos y no habían hecho lo primordial para unir la pareja ante todos los demás, una noche se pusieron a hacer los preparatorios. Andaba tan contenta y tan cansada de andar yendo de un lado hacia otro preparándolo todo que no fe capaz de enterarse de que Filiberto la había abandonado… Lo buscó por todo el bosque, por la ciudad, pero nada se supo de él. Fiolette con el corazón roto y desaparecido también, cuidó de sus hijos como pudo. Se hipotecó totalmente para poder abrir una pastelería y poder sacar dinero de algún modo, viviendo encima de la pastelería y levantándose temprano para luego acostarse o no dormir a causa de los llantos del bebé, menos mal que la hija le ayudaba en lo que podía mientras no estuviera en la escuela o en su ratito de descanso luego de la escuela.

Pero a poco después de que Filiberto la hubiera dejado, supo que estaba embarazada y creyendo que podría hacer muerto en alguna misión que no le contó. Para guardar memoria su muerte si es que ya no estaba en esta tierra, decidió tener a la sangre de su sangre, a la carne de su carne, tener una parte de él a su lado mientras ella seguía luchando por seguir adelante con sus hijos. Para mala suerte meses después el bebé adoptivo murió de un resfriado que llegó a altas temperaturas y el pequeño no pudo aguantar tal cosa. A pesar de las penurias que Fiolette pasó por perder a su hijo, intentó seguir adelante con su hija que también sufría por la pérdida del pequeño.

Como era lógico, la hora del parto llegó y tuvo que dar a luz con una matrona en su propia cama, no fue demasiado doloroso, la matrona le contó que su parto fue galopante, es decir, muy rápido pues en pocos minutos tuvo al bebé en sus manos, mientras que había mujeres que morían por lo que tardaban en dar a luz o de lo costoso que les era tenerlos. Menos mal que en poco pudo volver a trabajar, al principio fue complicado pues aún estaba dolorida y cansada, pero haciéndolo por sus propios hijos todo lo podía.

Esa noche… esa noche, se cumplía aniversario de la desaparición de Filiberto, su corazón chillaba de dolor de no poder tenerlo a su lado y no saber nada de él en un largo y duro año. Cuando estuvo a punto de cerrar la pastelería, Fiolette dejó entrar a un último cliente que se escondía entre las sombras, pero era nada más y nada menos que Filiberto. Había vuelto convertido en lo que siempre había odiado, en vampiro. Claramente le abrió los brazos, dejándole que volviera a estar junto a ella donde debía ser. Poco después, minutos de abazarse como era normal y ella esperaba el bebé, su bebé empezó a llorar por querer comer de nuevo, solo tenía tres meses y comía mucho. Filiberto conoció a su hijo entre lloros esa misma noche, el hijo de ella y de él, unión de su amor…

Ahora que estaban por fin los dos juntos de nuevo, Fiolette volvió a mudarse en donde vivía antes con Filiberto, no le importaba si tenía que ir andando hacia su trabajo, no pasaba nada, no es que le gustara andar pero el vivir de nuevo en esa casa le encantaba solo si estaba con él.

Sintió como ya cada noche Filiberto abandonaba la cama cuando era de noche y ella se iba a descansar. Esa misma noche que estaba exenta de sueño, se levantó y salió de la casa buscando a Filiberto con la mirada. Elevó las cejar y suspiró pensando que se había ido a beber un poco para alimentarse, suspiró y se sentó en el banco donde su amado se solía sentar cuando andaba rondándole algo por la cabeza. Acarició la madera lisa aunque empezaba a estar un poco áspera pues necesitaba de nuevo un cuidado para que no le salieran astillas- Esto necesita un lijado ya…- susurra pensando en donde estaría la caja de herramientas para hacerlo ella misma.

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