Mi carne es débil [+18]

por **Rocamadour** Jue Feb 09, 2012 1:19 am

La ansiedad que le quedaba tras las noches de plenilunio hacía que todo su mundo se trastocara, dejándolo en un estado de irritabilidad con el que nadie –hasta la fecha- sabía lidiar.

A esas horas no tenía cabeza ni para la música ni para nada que precisara serenidad o concentración. Rondaba por su habitación como un animal enjaulado, también incapaz de dormir. Sentía en el pecho una especie de nudo que se extendía en forma de ligeros estremecimientos hacia el resto de su cuerpo y pronto terminaron por despertar otra clase de sensación a la altura del vientre. Soltó una carcajada casi histérica – si un hombre pudiera ser histérico, él seguramente lo sería- y se dijo que solucionar aquello sería mucho más fácil que el estado de ánimo indefinido de antes. En aquellos momentos Rocamadour no era el mejor ejemplo de sensibilidad o empatía, sólo quería sentir una piel desnuda y cálida para calmar sus nervios: no le apetecía desahogarse él solo.

Salió de su casa, lo suficientemente arreglado como para no generar aversión en ninguna mujer debido a su mal aspecto (estaba ojeroso, como si hubiera pasado tres días seguidos de juerga y con cara de pocos amigos) incluso en aquellas que tenía en mente y se encaminó al sitio donde no podría negársele el alivio a esa necesidad imperante e irracional que lo poseía: “con el dinero se logran grandes cosas”, pensó de manera sarcástica mientras apuraba el paso, pues la noche no era lo más agradable que se pudiera desear.

Al cruzar el umbral del establecimiento comenzó a escrutar con detenimiento a las mujeres. Había algunas realmente hermosas y no tenía ni idea de a cuál elegir, pero no podía pasar toda la noche simplemente mirando…

por **Francesca Piacchi** Jue Mar 08, 2012 3:18 pm

Después de varios días sin tomar alimento decidió ir al Burdel en busca de trabajo para ver si la suerte del sitio lograba que pudiera encontrar un cliente. Tras asearse y colocarse uno de sus mejores vestidos comenzó a caminar al lugar, notándose observada por las personas que por las calles paseaban.

El burdel era un lugar variopinto, decorado de manera ostentosa en tonos dorados y rojos no dejaba en duda que era un lugar en el que el tema principal era el sexo. Mujeres y hombres esperaban en mesas para ser atendidas por jóvenes muchachas y muchachos que por unas monedas harían todo lo que les pidieran.

Hombres y mujeres, aunque la mayoria mujeres, vestidos de todos los colores, grandes y pequeños, altos y bajos, delgados y rellenitos, esperaban en un lugar a que sus servicios fueran requeridos, muchos estaban bebiendo sin control y otros estaban empezando a fumar y tomar opio.

Francesca no era una persona de esas, ella siempre estaba lucia en sus servicios pues sabía que así le propinaría lo mejor a su cliente y si tenia suerte podría ser reclamada para otra segunda noche.

Llevaba alli dentro apenas quince minutos cuando vio entrar un hombre por la puerta. Parecía cansado y tenia una expresión extraña, como si no quisiera que nadie se acercara. Sus “compañeros” de trabajo ya estaban la mayoría borrachos y como nadie se acercaba a él, tomo aire y tras levantarse se acerco lentamente contoneando sus caderas.

-Buenas noches señor, ¿cree que puedo ayudarle?-le preguntó quedando enfrente del hombre con una de sus mejores sonrisas.

por **Rocamadour** Lun Mar 12, 2012 11:45 am

Al escuchar a la chica, su rostro adquirió una expresión que bien podría haber pertenecido a un sátiro, pero procuró endulzar su voz cuando emitió su respuesta. –Eso espero sinceramente, dulzura. Sería una lástima haber recorrido el camino hasta aquí y tener que volverme insatisfecho-.

La examinó con la mirada y hacía rápidas anotaciones mentales sobre su aspecto: le pareció quizá demasiado delgada, con un gesto de cansancio o desánimo que no lograba ocultar del todo tras su actitud solícita y a pesar de todo, creyó que era lo bastante apetecible. Al terminar aquel análisis se acercó a ella y con su dedo índice levantó el mentón de la joven, obligándola a mirarlo a los ojos. –Anda, arregla los detalles y vayamos a lo nuestro,- dijo sin miramientos- que hoy no soy precisamente un dechado de paciencia- y la hizo buscar a la encargada del lugar. Él se limitaría a pagar lo que fuera necesario. Esperó un poco, sin perderla de vista.

Le había dado la impresión de que la muchacha necesitaba un cliente con urgencia. Le divirtió un poco la idea de “servir para algo” incluso en esas circunstancias. Luego volvió a acercarse a ella, rodeando su cintura con un brazo, decidido a dejarse guiar por ella.

por **Francesca Piacchi** Mar Mar 13, 2012 3:57 pm

Soltó una pequeña sonrisa al escuchar sus palabras, con suerte esta noche podría llevarse algo de comida al estómago y aún sabiendo que la voz no sonaba muy amigable decidió aceptar.

-No tendréis que iros insatisfecho señor, os complaceré en todo lo que deseéis-sonríe mirando al suelo sintiéndose observada y deseando que pasara la inspección a la que se sentía sometida. Soltó un gran suspiro cuando lo escuchó decir lo ultimo y tras asentir se fue de camino a la madame del lugar para pedirle una habitación. Sabía que le iba a tener que pagar el uso de la habitación pero el cliente se merecía un buen lugar por lo que pidió una de las mejorcitas…

No tardó mucho en volver hasta el hombre con unas toallas para el aseo y la llave de la habitación en la otra llevando agachada la mirada y parándose frente al hombre.

-Señor ya esta todo preparado si me seguís podremos comenzar…-siente el brazo en su cintura y lo guía a la habitación que reservó. Tenia una cama con doseles, pensados estos para usarse en los juegos con las parejas y una gran bañera en el mismo dormitorio. La chimenea estaba encendida haciendo de la gran estancia un lugar calido y acogedor. Se separó del caballero y colocó las toallas al lado de la bañera para volver a su frente.-¿Qué deseáis que os haga señor?

por **Rocamadour** Vie Mar 16, 2012 10:58 pm

Un momento después de entrar a la habitación, Rocamadour se sentó al borde del lecho, guardando silencio, sin dignarse a responder la pregunta de la muchacha. –Ven- le dijo, al tiempo que la hacía sentarse sobre sus piernas. Respiró la fragancia que emanaba de su cabello y de su escote; pero no la que brindaban los jabones, perfumes y demás aliños, sino esa esencia íntima de la piel femenina. Se preguntaba si ella tendría el fuego suficiente para abrasarlo con la fuerza que requería para su catarsis, si sería capaz de provocar su deseo más allá de lo pactado en un trato comercial.

Comenzó a acariciarla por encima de las ropas, lentamente, más para su propio deleite que para la estimulación de su compañera. Recorrió su espalda, sus piernas esbeltas, su talle, apretándola contra su pecho. Escondió su rostro en el cuello de la chica, acercándose para hablarle al oído. –Soy un animal hambriento, rabioso e inhumano. No necesito seducirte para poseerte; eso me facilita las cosas, pero no quiero que seas una muñeca insulsa que se deje tomar por que así lo dicta la paga- dijo, antes de quitársela de encima y tumbarla en la cama. Se levantó, sacó todo el dinero que llevaba encima y lo puso sobre una mesita. Empezó a desabotonarse la camisa, pero se detuvo para mirarla y continuar hablando. -Necesito que me ayudes a liberarme de la desesperación que siento en estos momentos, que me hagas experimentar la muerte y luego me traigas de vuelta con tan solo el contacto de tu cuerpo… pero todavía estás a tiempo de retractarte si no crees lograrlo, preciosa-. Sin embargo, su deseo había comenzado a surgir, a exigir ser saciado y al mirarla sobre la cama, casi indefensa –aunque nunca, ninguna mujer de “esa clase" está realmente indefensa-, se arrepintió de haberle dado la opción de retirarse: no, no quería que se fuera. -O bien, puede tomar todo eso- indicó con la mirada el dinero - y mostrarme de lo que es capaz.

Spoiler:

por **Francesca Piacchi** Vie Mar 23, 2012 10:09 am

Asintió al escuchar sus palabras y como le dijo se acercó a el quedando sentada sobre sus piernas, notando un calor que emanaba del hombre, observando mas de cerca su semblante y viendo que daba menos miedo de lo que aparentaba. Cerró los ojos y se dejó acariciar, apenas eran caricias sexuales pero eran tan delicadas que le sorprendieron, estremeciéndose al escuchar sus palabras.

El rápido movimiento casi la marean pero al caer en la cama lo mira e intenta ver mas allá de la apariencia.-Intentaré hacerlo mi señor, espero ser la mujer que buscáis y necesitáis.-Responde mirándolo desde la cama y negando al ver tantas monedas.

Era una gran cantidad pero sobretodo siempre había sido honrada y no iba a cobrar mas de lo que ella valía.-Mi señor eso es demasiado dinero, mi precio es un par de monedas nada mas… por ese precio os mostraré todo lo que se hacer-Le dice sentandose en la cama lentamente para acercarse al hombre y acariciar su mejilla con una mano. Deseaba poder cumplir lo que le pedía pero en el fondo temía no ser suficientemente buena.

Comenzó acariciando su mejilla para luego acercar sus labios lentamente contra los suyos para unirlos en un beso, primero apenas un roce de labios pero poco a poco aumentando la pasion y haciendolo mas intenso mientras acaricia con su mano libre el pecho al descubierto del hombre.

Spoiler:

por **Rocamadour** Dom Abr 01, 2012 12:51 am

“Un par de monedas” , pensó mientras se dejaba acariciar y luego sonrió amargamente. Él estaba acostumbrado a lidiar con cortesanas mucho más ambiciosas; de ésas que buscan desesperadamente un cliente lo bastante rico que caiga en sus redes hasta estar dispuesto a hacerla su querida, con todo lo que eso implica. Esta experiencia era mucho más barata; pero él no podía ser injusto con la chica, ni mucho menos tacaño, pues ignoraba el alcance de sus fuerzas y lo que podía pasar si perdía el control de sus instintos de alguna manera. Lo menos que le debía era esa recompensa. –Entonces muéstrame lo que sabes- le respondió sin darle demasiada importancia; definitivamente no creía que los “conocimientos” de la chica fueran a sorprenderlo, pero…

No se resistió al beso que ella depositó en sus labios y trató de corresponder con la misma intensidad. La sensación era agradable y se dejó llevar por lo que dictaba su necesidad. Sin interrumpir el contacto de sus bocas, la recostó y se colocó sobre ella, comenzando a explorar la forma de despojarla de sus ropas, luchando con una sola mano por quitar el problemático corsé sin terminar haciendo jirones el vestido. No era torpeza de su parte, era una urgencia que no quería ver transformada en rabia.

La sangre circulaba más a prisa y más caliente a lo largo de sus venas, provocando lo inevitable en una situación como aquella. Sentía el violento palpitar de su carne creciendo, empujando contra el pantalón desesperadamente. Se le escaparon un par de jadeos al tiempo que apartaba sus labios de los ajenos y los deslizaba por el cuello delgado de la mujer, humedeciéndolo con su aliento y dibujando una línea descendente con su lengua.

Se detuvo al llegar al escote, tomado aliento e irguiendo a su compñaera para desvestirla más fácilmente; pero antes de intentarlo la estrechó con fuerza, hasta escuchar el ligero crujido de sus huesos cediendo a la presión que la mantenía rodeada. –Eres una criatura bastante frágil ¿sabes?… si lo deseara, en estos momentos podría estrujar tu cuerpo con un solo brazo hasta arrancarte el último aliento- pero no hizo tal cosa, sino todo lo contrario: se relajó y en un movimiento bastante habilidoso, dejó al descubierto los delicados pechos de la cortesana, lanzando al suelo con desdén las telas que la habían cubierto. Se apartó un poco para mirarla y al instante siguiente hundió su rostro en el suave hueco que se formaba entre ellos, como si allí pudiera encontrar algún consuelo…

por **Francesca Piacchi** Vie Abr 06, 2012 11:34 am

Notaba como el hombre no estaba muy convencido con sus precios pero ella era firme en ello, no aceptaria ganar mas de lo que ella creía considerable en eso era justa, no como muchas otras cortesanas que rondaban el burdel.

Se dejó llevar por el beso introduciendo su lengua en la boca del hombre y jugando con la suya a una guerra de “poder” para ver quien dominaba a quien mientras sus manos aprovechando la nueva posición no paraban de acariciar la espalda del caballero. Notaba como quería que se le fuera quitada su ropa por lo que ayudó para evitar que destruyera el único vestido que le quedaba… Sus caricias, su cuerpo contra el suyo, hacían despertar su lado mas primitivo deseandolo completamente y alzando su cadera para notar como el miembro del hombre luchaba por salir de su pantalón. Era una sensación que adoraba, el saber que ella había sido la culpable de eso hacía que su orgullo subiera y se sintiera mas cómoda consigo misma.

Los besos en su cuello eran su perdicion y unidos a la necesidad del cuerpo masculino llevo sus manos a la cinturilla del pantalón para comenzar a desabrocharlo. Quería ver como de bien dotado estaba su acompañante aunque los roces con su sexo ya le habian hecho saber que tenía a todo un semental delante suya.

Cuando los besos llegaron a su escote noto como la erguía y la abrazaba fuertemente, su cuerpo se quedó sin aire y temió por su vida pero agradeció que la soltara. Este hombre no era solo un hombre y acababa de descrubrir que sería una velada muy interesante.

Sus manos se fueron a acariciar la nuca del hombre y besarlo antes de volver a dirigirse al pantalón y deshacerse de su estorbo, quedando ambos desnudos, piel con piel. Una de sus manos comenzó a estimularlo y comprobó como no estaba equivocada y tenia un semental delante suya.

Su boca comenzó a salivar pensando en el sabor que podría tener por lo que lo empujó un poco para quedar ella encima a la vez que comenzaba a repartir besos por su pecho, deteniendose un poco en besar, morder y succionar sus pezones antes de seguir el recorrido de besos hasta su entrepierna donde su mano no paraba de estimularlo.

Spoiler:

por **Rocamadour** Lun Abr 23, 2012 9:30 pm

Quizá todo aquel juego se debía a la necesidad de que su lado consciente disfrutara de la animalidad que se le escapaba de las manos cuando se transformaba; pero a final de cuentas, en ese momento era Rocamadour, el hombre, y no podía ignorar el placer que comenzaba a sentir con el contacto de aquella mano en su entrepierna.

La desnudez, tan oportuna, -propiciada por la habilidad de la mujer al desnudarlos a ambos- le permitió explorar con el tacto el cuerpo suave que se iba encendiendo al ritmo de las caricias que él prodigaba a su espalda, a sus caderas...De vez en cuando se deslizaba hasta el pubis, buscando la calidez y la humedad del interior de la joven, sin dejar en ningún momento de besarla con el vigor que poco a poco lo cegaba.

Su sexo ya ansiaba algo más, reclamando más sangre para sí, más energía, hasta el punto de volverse doloroso, pero todavía no quería precipitar el final. –Es mi turno- dijo volviendo a colocarse encima de ella mientras sujetaba sus muñecas, para impedirle cualquier maniobra, y simulaba algunas embestidas sobre su vientre. En esa posición, se entretuvo mordisqueando y lamiendo los pezones de la cortesana hasta que estuvieron erectos y de un color rosa encendido, igual que las mejillas de la mujer. Luego separó los muslos de la joven usando sus rodillas y aproximó su miembro hasta aquella tentadora entrada, deteniéndose un instante para ver mejor el gesto lánguido de su compañera antes de continuar.

por **Francesca Piacchi** Vie Mayo 04, 2012 9:08 am

Su cuerpo se arqueó ante las caricias que le proporcionaban las manos del hombre. Tenia unas manos grandes y fuertes pero la acariciaban con una delicadeza y una suavidad que hacia que se estremeciera. Pero fueron los momentos en los que estas manos acariciaron su sexo cuando Francesca no pudo evitar las piernas y soltar un sonoro gemido.

No puedo decir que no me guste mi trabajo, porque no es así, me gusta trabajar como cortesana y mucho mas con clientes como el “semental” que tenia delante. Mi mirada se dirigió al miembro de Rocamadour y lleve rapidamente una de mis manos para comenzar a masajearlo, pero como se dice: mi gozo en un pozo. Éste tomo mis muñecas llevandolas a lo alto de mi cabeza y comenzó a tomar riendas de la situación. Estaba inmovilizada y lo único que podía hacer era seguir gimiendo mientras movía la cadera en busca de mas contacto pues esas “embestidas” que hacia sobre mi vientre me estaban volviendo loca al igual que los lametazos y mordidas.

Con suerte no tuve que esperar mucho pues debido a la excitación que los rodeaba a ambos el hombre coloco su miembro en mi entrada y tras tomar un poco de aire note como iba entrando en mi. No pude evitar cerrar los ojos del placer y soltar un gemido cuando senti su vientre contra mi cuerpo. Sí, estaba todo dentro de mi y se sentía exquisito. No sabía cuanto iba a tardar en moverse así que lo alente moviendo las caderas en circulos.

Intuía que este hombre quería algo salvaje y como negarlo, yo también quería que comenzara a moverse de la forma que él mas deseara…

por **Rocamadour** Mar Jun 12, 2012 3:27 pm

Toda aquella creciente excitación le proporcionaba más alivio del que hubiera podido esperar, y debía admitir que la joven estaba resultando una compañera digna de la ocasión.

De pronto, mientras su sexo finalmente se abría paso al cálido interior de la mujer, su mente amenazó con arrebatarle el placer del momento al dejar que una idea inoportuna se hiciera presente: pensó que ni siquiera sabía su nombre y por algún motivo ese detalle casi logró afectarle; pero él se rebeló, dejó que su deseo se impusiera sobre cualquier consideración sensiblera. Se limitó a besarla en los labios ávidamente y la penetró con fuerza una y otra vez, sintiendo cómo ella lo recibía casi con las mismas ansias.

Poco a poco sus movimientos se fueron acompasando en un ritmo acelerado y eso lo estimuló aún más. Por un instante todos sus males se desvanecieron. El mundo se redujo a aquella alcoba, a los dos cuerpos ardiendo, al paroxismo que se adueñaba de ellos. Seguía moviendo su pelvis con violencia contra el de la chica, deleitándose en la humedad que lo ceñía; pero se dio cuenta que si persistía con aquel ritmo el clímax llegaría demasiado pronto y en verdad deseaba prolongar ese ejercicio purificador, precisaba mantener alejada la oscuridad de su corazón un poco más de tiempo.

Entonces sus movimientos se tornaron más lentos dentro de ella, sus manos volvieron a deslizarse por la piel de su amante provisional. Mordió su labio inferior, pasó su mano por la espalda de la joven y la aferró fuertemente, aunque esta vez sin lastimarla y mantuvo el suave vaivén antes de volver a dar rienda suelta a toda la energía que aún le quedaba y debía liberar para no morir de ansiedad.

por **Francesca Piacchi** Vie Jun 22, 2012 3:44 pm

Mi cuerpo comenzó a estremecerse de placer a medida que sentía como iba entrando en mi interior. Cuando ya estaba completamente dentro mientras mis manos acariciaban su espalda y mis ojos conectaban con los suyos pude notar que algo malo paso por su mente. La tensión volvió a aparecerle en la espalda y debido a la excitación lo único que quería era que comenzara a moverse por lo que lleve una mano a su mejilla y suspiré tranquila al notar como comenzaba a besarme a la par que se movía cada vez mas rápido.

El calor comenzaba a aparecer en nuestros cuerpos a medida que pasaba el tiempo y las embestidas continuaban, se sentía maravilloso y hasta cierto punto algo dolorosas cuando comenzó a embestir fuertemente. Solo había podido recibir ese trato de los seres sobrenaturales y al notar su piel caliente podía por fin intuir que su acompañante era un licantropo.

Mi cuerpo pedía que se siguiera el rapido ritmo y un gemido sonando como un quejido por cambiar la velocidad salió de mis labios aunque poco mas pude hablar. Sus manos recorrían un camino ardiente sobre mi piel y mis manos se agarraron a su cuello para así intentar profundizar el extraño beso a la vez que buscaba sentir de nuevo el calido contacto de su torso contra el mío.

No duró mucho ese momento de paz cuando la pasión volvió y con ella toda la energía haciendo que comenzara a acercarse rapidamente mi orgasmo y sonoros gemidos salieran de mi boca aunque me hubiera gustado poder saber su nombre para gritarlo.

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