Una lagrima menos /The Phantom/

Recuerdo del primer mensaje :

Había pasado otro año más desde la muerte de mi mama por culpa de la enfermedad que le habia provocado su trabajo y aunque ya habia pasado tiempo desde aquel fatídico día, no lo habia superado aun...

Ahora tenia un hogar al lado de Kilyann y me trataba bien pero nunca olvidaria sus palabras para que fuera una buena mujer y no acabara como ella. Con el poco dinero que tenia ya que no queria gastar un dinero que no era mio, compre unas lindas flores blancas para poder dirigirme al cementerio y dejarle las flores en su tumba.

Llegue alli y una lagrimilla se derramo de mis ojos, nunca lo iba a superar pero tambien de rabia contenida porque nunca me dijo quien era mi padre, ni me conto nada de él y aunque fui alli no descubri nada Mama ahora tengo una pequeña vida pero y si él no me hubiera encontrado... ¿que habria sido de mi? ¿Por que nunca quisiste que mi padre supiera de mi? Eran preguntas que siempre me haria

De pronto algo se detuvo en el eterno paso de mis oscuros segundos, el frío que reinaba en mi piel se había marchado por breves instantes y entonces después de dos siglos vi una liz en mi camino que se extinguió en el preciso momento en que ese toque, aquel pequeño roce dejo de sentirse por sobre la tela, abriendo mis ojos que de apoco perieron su intensidad carmesí vislimbre su presencia al frente mío, con la pena desbordante que alguién tan puro como ella podía sentir y yo sin expresión alguna por instantes, alli solo había una sombra que ni si quiera se atrevía a decir palabra, solo contemplaba con esa mirada que más de uno vio antes de morir.
-¿Porque?- pregunte de pronto -¿Como es que has podido hacerlo?- dije con melancolía, mientras contemplaba el lugar -¿Como es que este aspecto, ¡Esta miserable tela, esto que se siente por debajo de ella no te ha dado mi un poco de repugnancia!?- grite desconsolado y desesperado volcandome hacía los muros de granito que formaban auqella cripta donde una historia de mi propio pasado se había guardado para siempre o al menos por el momento podía cosidera que ese secreto estaría enterrado -Perdona, perdona, si te he levantado la voz- dije aun dandole la espalda y con los puños cerrados apoyados en el ladrillo viejo y gastado -Pero... como explicar...- negue con la cabeza -Supongo que podría decir que no es lo mismo dar un beso por tercera vez, que recibir uno por primera vez- gire de nuevo a donde ella -No me has hecho ningun mal, al contrario me has hecho un bien, el primero y el único que alguién ha hecho por este espectro- mis pasos cada vez más lentos pero próximos a ella se detuvieron cuando finalmente le ví a los ojos, allí en medio de esas velas cuyas llamas parecían mortecinas con el simple hecho de que sus ojos irradiaran algo que ni yo mismo me explicaba con certeza.
-Tú eres... la inspiración de este ángel caido, en su teatro, mi casa y mi hogar será donde se toquen majestuosas sinfonías en el honor de una musa mortal y cuando quieras escuchar bastará con que toques mis puertas y digas que eres...-interrumpí mis palabras, arrepintiendome de lo que quería decir -Que eres... alguién im...- era cuando más trabajo las palabras empezaron a costarme, senti que algo más que la tela callaba mis palabras, que algo en mis adentros se agitaba al tiempo que mi conciencia pedía me detuviera, estaba con las alas amarradas, con los cuchillos y las sogas que ocupaba para mis asesinatos clavados en mi alma y las cuerdas estrangulandome la voz del alma -Alguién especial para el fantasma... para... esa alma en pena- culmine con suspiro y sin poder contenerme más la tome por los hombros con esas manos forradas en cuero negro y entonces de apoco agache la cabeza, a veces basilaba pero después fui dirigiendo mi horrible faz hasta que finalmente mis escasos labios que estaban por debajo de la tela rozaron con rosada mejilla -Gracias- susurré a su oido tomando el camino de regreso a las sombras, a los muros viejos, mudos testigos de nuevo -¿Que sucedió?- me pregunte muy en el fondo -¿Porque no puedo hacerte daño?- contemple su imagen con la mirada fija -Espero no haberte lastimado, no haberte repugnado... no se si lo que tengo por labios te dio miedo, ni siquiera se si lo sentiste- hable cada vez en tono más bajo -Es mejor que no sepas más de mi... no quiero hacerte nada... basta con que sepas lo que soy contigo y nada más, porque si mi aspecto no te produce nada, quién sabe mi alma lo que te provoque- suspire de repente -Perdoname no debí haberte tocado, se lo que representa para ti que un hombre te toque, pero yo no soy un hombre... yo soy tu ángel de alas negras-.
De nuevo me adueñe del silencio, pareciendo que me había ido de aquel sitio, nis pasos aquejaban de mi presencia a pesar de que ellos me llevaran vuelta tras vuelta por el cuarto, recordando en cada paso la similitud que aquella última declaración se asemejaba a la que le hice Alice años atrás y cuya conclusión termino por ser su ángel de la muerte, más con esa joven inocente la historia parecia ser apuntada con una pluma del destino completamente diferente -Estoy aquí a tu lado y tenlo por seguro que te defendere incluso de la propia muerte- dije a sus espaldas, aclarando que nada de lo que pasase de ahora en adelante me alejaría de sus pasos.

En aquellas preguntas, dentro de esa desesperación desmedida y al punto y como de mis palabras podía ocultarse quizás más de lo que mis justificaciones podían dar a entender en voz alta, solo imtentaba entender porque y como podía ser que yo siendo él asesino que era y ateviendose a tocar mi horrible faz, no pudiese ponerle a ese jovencita una sola mano encima, matarla como a los demás cuando se atrevían a tocarme ¿Porque no podía darle a esa mortal la suerte que les destinaba a aquellos que veían mis ojos por las noches?, eso que dentro de mi se agitaba, ra más fuerte que el instinto, mucho más pudiente que el pacto que había hecho con el demonio al cual le debía dar almas cada noche, era algo que me hacía repugnar la idea de ver su sangre derramada en su figura o en mis labios mientras le clavaba mis colmillos en su fino y delgado cuello ¿Que era eso? definitivamente era algo más fuerte de lo que sentía por Alice o por Montserrat.
Alli recargado en el muro, no hacía mas que bajar mi cabeza, como si ante sus palabras me hubiese rendido y podía sentir como lo poco que que tenía por parpado en el ojo izquierdo acoplandose con el otro se cerraban de manera tal que sentía mis pupilas hundidas en algo parecido al mar... a ese océano que jamás conocí -Selena...- reparé al instante -Mi pequeña rosa, la más hermosa de mi oscuro edén-suspire leves instantes -En la historia pasada que alberga en sus adentros este tú ángel, no hay ni un solo beso, ni una sola caricia...- miraba con profundidad la pared una vez que mis ojos se abrieron nuevamente -Hermoso sería que toda la gente viese como tú,que pudiera admirar lo que hay detrás del forraje del alma que comúnmente llamamos piel, pero como los abrigos de ming, la gente le toma importancia al valor y la exquisites de las telas que al cuerpo que lo porta- retiré mis puños del muro, limpiandolos del polvo que habían atraído mis guantes, sin decir más sobre mi corazón o mi alma guarde silencio, podía ser que quizás yo no aceptase que dentro de mi podía existir algo bueno o porque si le decía la verdad a aquella joven saldría corriendo, era mejor que la ilusión permaneciese con ella.
-La noche es corta.... y los ángeles que habitamos en ella poco tiempo tenemos para que alguién nos besé- dije con profundo misterio- Ya las has hecho- asentí en el momento en que exclamo con alegría desbordante tan desbordante y llena de ilusiones como las otras frases que le siguieron después y de ello algunas cosas tenía razón, un beso el primero para mí y el primero que le daba a una mujer, esos gestos me demostraban que yo ya no le podía hacer daño, que estas manos llenas de cicatrices jamás podrían robarle la vida, que ellas jamás pdían entregarla a los infiernos y eso que sentía allí en mi interior se agitaba más, al grado que entre la oscuridad en que había vuelto intentaba tranquilizarla -Más feliz me has hecho tu a mí-conteste desde la oscuridad profunda de las orillas -Esta noche has hecho que sea especial, has hecho que dejará de lado mi espantoso tiempo eterno para darle paso por un momento a esa manecilla que ha detenido a los minutos- callé mis palabras escuchando las suyas pero al mencionar que quería estar conmigo en las buenas y en las malas, detuve mis cansados pasos, le mire desde el angulo donde estaba y allí contemple de nueva cuenta su inocencia y la luz que lastimaba mi vista y que hacía arder mi alma como una herida abierta -¿Raro?- pregunte -Raro es que tu y yo nos conocimos en una noche en la que tu querías dejar de sufrir y yo tocando una melodía para seguir sufriendo-suspire -Raro es que el destino haya querido unir a la luz y al a sombra en una noche como está- reflexione -Y más raro es que desde un principio ya estabas uno junto al otro en las buenas y en las malas... eso si es raro, más no el hecho de hberme tocado o de sentir la necesidad de estar allí para mí... eso más bien es un misterio que prefiero no desentrañar-.
Me pidió saliese de mi escondite y de nuevo me presentase a ella ante su presencia, pero salir a la luz de nuevo, ante esas velas para que probablemente me viese a detalle me hizo retroceder y lo único en que pude pensar fue en extenderle la mano, dejando que la luz dejara ver mi guante y así tomandolo introduje a la joven ante mi profunda oscuridad, entonces allí en ese rincón ciego pude sentir su mano de nuevo en mi mejilla mientras que la tela sintio por vez primera el contacto de los labios de aquella criatura, esos mismos labios que después de un instante sentía aún con la bufanda puesta, aquel beso no me dejo reaccionar, ni cerrar los ojos o abrazarla de alguna manera, el único que asimilaba todo en esos momentos fue mi muerto corazón que la poca sangre que bebí del asesianto de aquella noche comenzo a bombearla y eso que se agitaba en mis adentros sintió una paz que jamás había experimentado.
Ese timido beso, hizo que al separse de mí suspiraba tembloroso y lento, parecido a un susurro mientras seguía con la sensación de su cercanía a mi cuerpo, viendole con ojo bondadoso, con una mirada de incertidumbre y asombro, mientras en el fondo algo me impulso guiando mis movimientos y cuando las palabras parecían haberse ido aperico la caricia de mi mano acogiendo la suya, mi otro brazo la tomo timidamente por la cadera, acentandose en su talle con sumo cuidado mientras que apoye su mano en mi hombro y entonces acaricie su cabello algunos instantes y de a poco baje la cabeza hasta acercarme a sus labios, mi mano removio la tela un poco hasta donde tenía algo de mis labios los cuales finalmente tocaron a los suyos, mi mano regreso a sus cabellos y la profundidad de mi beso se hizo prolongada,con los ojos cerrados disfrrute cada instante del su dulce nectar para irme separando poco a poco del beso que parecía de un enamorado más que de un capricho comprendiendo entonces que aquello que me estremecía era parecido al amor, la única parte humana que de mi quedó viva -Selena tú...- al fin salieron de mi palabras -Tú...tú eres ángel- me detuve reflexionando, viendole con una mirada distinta,contemplando su rostro de arriba a abajo -Te agradezco todo esto...y al igual que yo tu obtuviste de mi algo que nadie más poseera, que nunca nadie conocerá y mucho menos que se imaginan existe dentro de mí- Sabía el asesino debía seguir adelante pero con la única diferencia que dentro de toda sangre que llegara a derramar, habría un pequeño rincón de humanidad para la única persona que amaría por el resto de mi exisstencia, ese asesino ahora podía convertirse en amante -Tus ojos solo ven mi sombra y con ello mi corazón está rebosante y al tiempo tan temeroso porque hay tanto de lo que podrías llegar a saber de mí, más sin embargo te complazco en que lo ignores únicamente porque tú tiernamente has podido ver más allá, has podido ver mi... mi alma- de a poco fui quitando mis brazos que la estrecharon a mí, mientras terminaba mi frase convertida en un susurro y al igual que ella tiempo antes mi mirada quedo posada en la suya por instantes, después baje la cabeza... por primera vez el fantasma había quedado sin palabras, sin defensa, rendido ante algo que anhelaba tanto pero que no alivia por completo su ser montaraz, quería seguir siendo quién era y debía ser por el pacto que realice pero ahora con la diferencia que tenía un motivo nuevo para existir.

Le hubiese contestado a todo lo que me platico antes pero ya era tarde desde el momento en que mi cuerpo se interno en las sombras toda palabra se la llevo el viento, ¡Vamos ni siquiera mi violín podía cantar su melancólico y lúgubre sonido!, mi poder y mi magia quedaron rendidos ante sus palabras, palabras que llegaron hasta lo más profundo de esta diabólica alma, misma que al sentirla tan cerca allí en las penumbras me hacía sentir cada vez más sucio y parecía en mi mente llegaba todo el torrente de recuerdos que para mí no solo percibía mi mirada de ese color malva sino también los ropajes y las manos que hace unos momentos le estrechara con tímida delicadeza, entonces le aparte un poco como si al seguirla tocando fuera a mancharle -Un eclipse-asentí melancólicamente herido -Yo diría el infierno y el cielo- más esto solo lo pensé -Un eclipse-reparé en instantes breves -es algo bello aún y cuando la noche hace acto de presencia, cuando marca su escancia en ese sol- declame con ansia -más la luna no le mancha por que ella no esta maldita como yo- aguardé un momento -Los ángeles de mi tipo estamos condenados, no quiero condenarte conmigo- volví hacia ella poniendo mis manos a la altura de sus hombros -¡Oh Selena si pudieras entenderme, si pudiera decirte porque eres tu el ángel!-realice un breve suspiro e intente calmarme, me mostraba alterado, como si estuviese al borde del delirio, la ira y la desesperación, más sabía debía calmarme no era prudente que conociera la otra cara de este hombre pues la que ella veía era la que inútilmente trate de mostrarle a Alice y que jamás supo ver, no quería que aquellos ojos castaños que se quedaban fijamente observando el mío se fueran o transformaran como todos esa visión por la del monstruo que era en realidad.
-Perdóname- baje la cabeza -No era mi intención gritar pero... podrás imaginarte que alguien que lleva una máscara desde que tiene uso de razón jamás lo comparan con un algo de enorme belleza como lo es el eclipse- tome de nuevo su mano cubriéndola con las mías, ambas le acariciaban con cuidado -Y es por eso que en esa belleza desconocida para tú ángel, vea a la más frágil y humilde de las almas humanas y terrenales como las rosas rojas de un edén que ha sido descuidado- levante su mano a la altura de mis labios, besándola muy suavemente -Eres de las rosas que me han sido otorgadas desde...-interrumpí mi discurso -¡Que importa!, lo único que debes y debo saber es que esa valiosa rosa estaba muriendo y ahora cuál milagro en la oscuridad de un ser volverá a florecer- finalmente le solté, separándome de ella ligeramente, sin perderla de vista aunque de nuevo pareciese ya no había nadie allí -Para mi... y desde allá en las alturas te vere como a una pequeña, la flor más pequeña de mi jardín, aquella que tuvo compasión por su cuidador y dejo le acariciara con estas... manos sin espinarle a muerte- por supuesto que me refería a todos los que intente tomar bajo mi cuidado, cobijarlos bajo mis alas negras y que terminaron traicionándome o rechazándome, pero ahora... ellos pagan muy caro su ofensa, de ello me alegro.
-No hace falta la luz, cuando tus petalos me dicen como es el día- le di la espalda sin detenerme a pensar que la había dejado en medio de la oscuridad, costumbre, que más se podía esperar de un er solitario como yo -La luz para mí es terrible, lo que después de mí sigue en la raya de lo fisicamente horripilante- cubri mis ojos con los guantes como si sufriece, como si al frente en vez de un muro hecho de granito estuviera un horizonte plagado con los rayos del sol -Mis ojos no pueden ver la luz pero si pueden imaginarle al verte, tú que no lastimas mis ojos... me es suficente sintiendo tu mano pero sin salir de esta oscuridad que los ángeles como yo conocemos a la perfección- entonces recorde que estaba allí abandonada en medio de la incertidumbre, regresando mis maldecidos y sigilosos pasos a donde ella se encontraba.
-Para mí tu eres un ángel- dije con tono tierno y suave -Por eso que has dicho ya...porque se que cuando el momento llegue quizás comprenderas lo que soy y que llevo más allá del ropaje o las telas que cubren mi rostro- de nuevo mi mano aunque cubierta, volviera a sentir su larga cabellera y así fue como despacio retorno a ese lugar y le acaricio de tal manera que no pareciera una ofensa -Espero que ese día nunca llegue- pense mientras mi mirada se volvia a perder en la suya -Y te confieso algo más- platique en un susurro -Eres la primera que obtienes el beso de estos labios, secos y sin vida- confese mientras mis dedos se enrollaban en el largo de su cabello -¿Alguna vez te has preguntado que es real?- custione ante sus palabras -Nada que exista allí afuera entre las reglas de la sociedad y cada humano que ande vagando por el mundo con suerte o desventura es real, solo es una mentira para que otros puedan estar más arriba de los desdichados y marginados- conteste con ira -Lo único real es este momento, tu, yo y el beso, nada más- regreso el tono dulce y protector de mi voz -Creeme más de una vez mostre ese ser pero nadie lo vio y entonces yo decidi...- me detuve, no podía decir que obte por matar -Decidi vivir en soledad- reparé -Esta noche no puede detener si marcha, domino su oscuridad pero no su tiempo- afirme -Más ella regresará y entonces entre su oscura escencia yo estaré de nuevo contigo como ahora- retire mis manos de su cabellera, acaricie su cuello -No puedo, simplemente la idea me repugna- me resigne en mi interior -Pero... ¿Porque?- no pude contestarle a la pregunta interna simplemente mis manos siguieron su recorrido hasta su barbilla, levantandola levemente le di de nuevo un beso en sus labios más esta vez fue corto -A donde tu vayas siempre iré yo-le dije mientras buscaba su mano, que al hayarla la tome entre un de las mías regresandola a la luz de la vela -Espero mi territorio, mi mundo no te haya austado...- el guante le solto retornando a la profundidad de la penumbra y permanecí quieto, observandola por unos momentos.