La maldad busca y siempre encuentra (Milagros Lamberg y Jared Granchester)

por **Jared Granchester** Sáb Feb 11, 2012 11:55 am

La maldad más pura no es la que nos rodea, si no la que nace de tu corazón

La noche es más oscura de lo normal mientras camina con una dirección ya fija desde hace tiempo atrás. Pocas son las veces que entra en un lugar así, porque no lo necesita, ya sea porque él busque a las damas o bien, porque éstas se le entreguen sin dudarlo sobre todo si son cambiaformas en celo. Esos son los momentos más divertidos porque ambos se meten a la cama sin pensar en los días que permanecerán en ella, ansiosos por desfogar su pasión en brazos del otro.

Hoy, en cambio, no viene sólo por placer si no por encontrar a alguien en particular. Puede decirse que es trabajo, pero el Regis no es tan tonto como para creérselo, porque ninguna labor le reditúa tanto como ésta. Encontrar a la Hechicera de la Estirpe es la razón por la que entra en el lugar que apesta a sudor, sexo, cigarrillo y alcohol, lo que demuestra con una mueca de asco. Es la razón por la que no frecuenta lugares así, el olor es asqueroso y tras que entra con paso más obligado que placentero, el ver a las mujeres que se ofrecen sin pudor alguno, sin recato e incluso peleando por ver quién es la que lo atenderá le repugna.

Se retira hacia un lugar más interesante: el palco donde las cortesanas se lucen entre pasos de baile y movimientos sensuales que incitan a la clientela poca o mucha, que se aposta en las sillas para admirarlas. Toma asiento con pereza ordenando un whisky de malta escocés con dos naranjas en gajos, su fruta favorita. En cuanto se lo traen, él ya está mirando a una pelirroja bailando de forma impecable, permitiendo que sus curvas sean admiradas y ansiadas.

Excita como incita, lo cual es justo lo que muchos buscan: placer aunque tengan que pagar por él. De todas formas, Jared la observa con detenimiento por si hay algo en ella que pueda interesarle, en específico el tatuaje que la Hechicera porta, pero parece que, al menos entre la piel que deja ver, no hay nada parecido. Ya está pensando en llevarla consigo, sobre todo porque su olfato parece estar conforme con ella, cuando un conato de bronca se desata del lado derecho del burdel.

Un hombre bastante embriagado jalonea a una joven rubia que se dirigía al palco a bailar y no sólo eso, sino que le exige que le complazca. Jared no es de los que se meta en asuntos que no le importan, pero vamos que una cosa es que ella esté ahí para ser la querida de alguien durante la noche y otra que un imbécil se sienta importante y superior. Eso sí que no. Se levanta para ir a donde la joven, tomándola de la cintura para hacerla tras su cuerpo protegiéndola, encarando al hombre, dominándolo con la mirada y su altura. Le saca más de una cabeza y es que Jared es bastante alto y no sólo eso: su cuerpo está acostumbrado a la pelea por lo que los músculos se reflejan en la camisa y en los brazos desnudos tras haberse subido las mangas con total descuido, su pose que invita a no provocarlo, la expresión adusta y las facciones que denotan sin duda alguna, al asesino que es, deja a todos en silencio.

No habla, no es necesario hacerlo tras mostrarle los colmillos en una actitud agresiva y carente de paciencia que le obliga a su contrincante a pensárselo dos veces antes de volver a las andadas. Una vez seguro que no hará una estupidez, Jared pasa la mano por la cintura de la joven marcando un territorio que nadie parece disputárselo para acompañarla a donde ella camina evitando que nadie más la desvíe de su camino. Tras dejarla en la plataforma de baile, el Regis vuelve a su asiento con los sentidos alerta por si alguien piensa que puede darle una lección. Se acomoda de nuevo tomando un trago de su whisky pidiendo otro, en tanto observa la forma de bailar de la joven que rescató.

Sus movimientos son bastante buenos, lo que le roba una sonrisa al Regis en tanto va degustando gajo por gajo la naranja jugosa y dulce. El licor le es servido y él levanta el vaso en dirección a ella en un brindis silencioso, para tomar medio vaso de un trago sin hacer gesto alguno. Degusta otro gajo observando con mayor atención a la joven, sus ojos claros, su rostro, su cuerpo. Cierto era que no le agradaba asistir a un burdel, pero no podía negar que de vez en cuando encontraba dentro damas interesantes.

Como ésta que ahora le mira con ojos llenos de promesas

por **Micaela Lamberg** Vie Feb 17, 2012 9:29 pm

Al salir de los camerinos que se encontraban del lado derecho del escenario camine por las mesas que estaban cerca de este y siento que alguien me hala del brazo izquierdo y me empieza a zamarrear era un tipo mal oliente, no podía más de la borrachera que cargaba el pobre pero ya estaba acostumbrada ya que era frecuente que sucediera eso a ella. Ya déjeme en paz- le dije mientras este intentaba que ella lo complaciera pero no podía sacarse de encima al hombre hasta que llego otro hombre que la ayudo interponiéndose entre ambos.

Ella quedo detrás del hombre alto y musculoso. Estaba nerviosa porque no sabía lo que sucedería entre ellos dos todo daba a entender que habría una pelea pero no fue así y eso la tranquilizo la verdad. Después que paso el mal momento, este hombre que la protegió la tomo de la cintura y el acompaño hasta la plataforma. Subió unos escalones y camino por el escenario comenzando a bailar. Sus movimientos eran sensuales, salía fuego de ella al bailar. Se transformaba en otra mujer que ardía y hacia arder a los clientes que la miraban con esas caras de baboso cuando Milagros bailaba delante de ellos. El público siempre se renueva por lo tanto el hombre que me había protegido estaba levantando un vaso haciendo un brindis por ella y sonriéndole.

Milagros lo observo sin dejar de bailar sonrió devolviéndole la sonrisa y luego se dio vuelta para tomar silla, bailo a su alrededor. Movió la cabeza hacia un lado y después dio la vuelta para sentarse en la silla, comienza a jugar con su cabello a moverlo de atrás hacia adelante. Sus movimientos eran suaves y delicados como una muñeca que quiere jugar. Ya estaba terminando la música cuando se levanta de la silla, camina hacia adelante donde se encontraba él y solo con la mirada le prometía algo mientras se mordía su labio inferior. Al terminar de bailar hace una reverencia hacia el público en general y luego le regala una sonrisa al hombre que la había protegido.

Estaba cansada pero ella lo disimulaba con una sonrisa camino por el lado porque había subido y bajo del escenario para luego caminar hacia su protector al menos por esa noche. Cuando llego a estar frente a frente con él, lo miro agradecida por lo que había hecho por ella. Gracias por salvarme de ese tipo, señor-baja la cabeza como reverencia y la vuelve a subir para verlo nuevamente a los ojos. Espero que le haya gustado el espectáculo? – pregunto curiosa. Su voz salía entrecortada como también su respiración ya que tiene había terminado de bailar hacia unos minutos. Se apoyo sobre la silla que tenía delante de ella pero luego la corrió para sentarse en su mesa así se recuperaría más rápido.

por **Jared Granchester** Dom Feb 26, 2012 10:29 am

Cuando mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar de la maldad de los otros.

Marco Tulio Cicerón

El baile no es más que una incitación de la hembra al macho desde tiempos inmemoriales, donde una leona en celo se pasea ante el león ella se digna a mover su cuerpo en forma provocativa despertando erecciones y un líbido en cada uno de los varones que la observan. Hay fuerza, hay pasión, pero también femineidad y pasos sensuales que impiden separar la vista de ella.

Le agrada lo que ve, realmente es interesante y sobre todo, excitante. Una pareja estable no tiene aún, no logra encontrar la definitiva y eso le frustra un tanto, pero si de algo puede estar seguro es que no la buscaría entre las cortesanas en primera, porque quién sabe qué pasado tengan y poca es la paciencia que Jared tiene para encuentros con sujetos poco cuerdos que no entienden que su época ya pasó. Y en segunda, porque si algo necesita como Regis de Dublín, es reputación y estas mujeres son sobre todo re putas...

Aunque el estar en una misión no le impide admirar el rostro femenino, es bella no puede negarlo, tiene un cuerpo más que delicioso, su olor no es del todo su favorito, pero funcionará para desnudarla, disfrutar de su cuerpo mientras busca la marca. Además, no hay nadie que le espere en casa y estar solo no le apetece ni un poco. Le quita importancia respecto de haberla salvado, a Jared le gustan las peleas y aunque no hubo ninguna, no le agrada que alguien se sienta mejor que él. Cuestión de egos.

Asiente ante la segunda oración, claro que le gustó y hay una parte de su anatomía que piensa igual, al parecer la misión será interesante a finales de cuentas, tomará a esta mujer y luego seguirá buscando si es que no es la indicada. Llama al camarero y mira a Milagros con elocuencia para que ella pida lo que le apetezca pidiendo otro trago de whisky, una vez el sirviente se retira, Jared toma la mitad de la naranja poniéndosela enfrente a la cortesana, metiéndose a la boca un gajo de la misma. Aspira lamiéndose los labios para quitar el exceso de zumo observándola a los ojos en silencio durante unos instantes.

- Una cadencia interesante, pero me pregunto si usted como sus compañeras, acepta acompañar a hombres durante toda la noche, con todo lo que implica y cuál es el precio por ello - no le faltaba dinero, pero quería saber en cuánto se cotizaba, sobre todo porque hay cortesanas con enfermedades venéreas cuyo precio es inferior a las que están sanas y él es experto en estas lides. El mesero llega con lo solicitado, para alejarse mientras Jared espera la respuesta, paladeando otro gajo permitiendo que una gota de su sabor resbale por la comisura del labio unos cuantos centímetros abajo.

A finales de cuentas él también sabe incitar a las hembras.

por **Micaela Lamberg** Miér Mar 07, 2012 10:20 pm

Su respiración era cortante pero de apoco se iba estabilizando al pasar el tiempo pero no podía dejar de observar los ojos de él tenía las sensación de que me desnudaba con la mirada y baje la mirada por un instante hasta que escuche que llamaba al camarero para pedirle otro vaso de Whisky, Jared la miro para que pida algo de tomar un tequila el camarero se retiro y mi atención volvió a Jared porque había tomado un gajo de naranja que al llevárselo a la boca e aspirar lamiéndose los labios para quitar el exceso de zumo sin dejar de observarla . Miro hacia abajo por el solo hecho de sentirse intimidada por él. Por el solo hecho de que no le quitaba los ojos de encima. Al escuchar sus palabras levante la mirada hacia él, le respondí apoyando la espalda en el respaldo de la silla con elegancia cruzando las piernas por debajo de la mesa

Gracias, no solo bailo señor hay hombres que solicitan de mis servicios como cortesana por lo tanto, se lo que implica muy bien y le costaría 500 francos.

Llega el mesero con los tragos solicitados los cuales deja en la mesa, ella observa el vaso con tequila para beber un poco ya que estaba sedienta mientras él vuelve a tomar otro gajo para dejar caer una gota por la comisura de la boca unos centímetros más abajo. Sabía como seducir a una mujer. Se sentía atraída por él y sabía que esa noche seria inolvidable para ella. Milagros- se presenta con una sonrisa amable pero tímida a la vez parecía una niña que tenía miedo de ese hombre que tenia enfrente de ella.

por **Jared Granchester** Sáb Mar 10, 2012 12:55 pm

La brutalidad no sólo se mide por el exceso de fuerza, si no también el exceso de pasión

¿Un tequila? Bebida extraña para el tipo de lugar en el que están, pero al ver al camarero asentir en señal de que tienen algo así en el burdel, toma nota mental de solicitar la próxima vez. Desconoce de dónde viene semejante bebida, es el 1800 y seguro ha de provenir de alguna colonia de Francia o de algún otro lugar exótico. Poco ha de comercializarse puesto que las rutas no son tan abundantes como en ocasiones se querría fueran. De ser así, él habría conocido a esta mujer mucho antes y las naranjas de su patria estarían en París y él se deleitaría con una.

500 francos, bueno no suena del todo mal, la mujer se cotiza bastante bien. Espera que la Hiperboreana Humana tenga una buena razón para enviarle con esta dama, pero mientras tanto se la pasará en grande. Se lame los labios con la vista fija en ella y nota la timidez aunada a la precaución que seguro su figura le provoca. Así sucede con varias mujeres, pueden oler a la bestia que habita dentro de Jared y no es algo que le preocupe, todo lo contrario, le excita demasiado. Sus ojos se fijan en el busto femenino y por toda respuesta, tras que llega el tequila, él lo coloca al lado de su whisky palmeando sus piernas, haciéndose un tanto hacia atrás.

- 500 tengo y los tendrás ahora mismo, si puedes sacarlos del bolsillo de mi chaqueta, tú sabes tengo las manos pringadas de zumo de naranja - ríe con coquetería no exenta de una sexualidad latente que podría usarla para devorarla de un bocado. Aunque debería sentirse apenado por la erección que sin duda ella sentirá en cuanto tome asiento sobre él, pero es Jared Granchester, apenarse por eso sería decir que es un cambiaformas lupino. Jamás lo hará, todo lo contrario, sonreirá con socarronería si provoca en ella un mohín de vergüenza o bien, se sentirá satisfecho si ella en cambio, muestra alguna ansiedad por él.

Porque él también desea ser conducido a un lugar privado y hacer en él... corrección, son pocas cosas las que no piensa hacer con ella.

por **Micaela Lamberg** Jue Mar 15, 2012 9:42 pm

Mire su rostro cuando nombre la palabra tequila parecía extrañado ya que en Francia no era tan común encontrar esta bebida. El dueño le compraba a unos tipos varias cajas de vino e incluía el tequila por eso ella sabía de su existencia ya que eran ilegales, eso eran acuerdos que hacían entre ellos. Cuando digo que esa noche estaría con el por 500 francos solo lo observaba ya que Jared no la deja de mirar. Su mirada es intensa y la estaba movilizando por dentro, ella estaba jugando a la niña inocente y tímida con él pero cuando tuvo la oportunidad le dijo:
Gracias, no te preocupes te ayudo con eso- sonríe mirándolo a los ojos, se levanta de la silla con elegancia y camina hacia él. Sería muy fácil sentarse sobre sus piernas pero se lo haría más difícil y así lo hizo. Camino por detrás de él y se pego a él por detrás, puse mis manos sobre sus hombros haciéndole un masaje y luego me incline hasta la altura de su oído para decirle unas palabras-no te olvidaras de esta noche- luego metió las manos en los bolsillos de la chaqueta.
Teniendo una mano vacía y la otra con el dinero, salió de donde se encontraba para pararse en el espacio que había dejado entre la mesa y él. Solo lo mire para ver su reacción por lo que había hecho antes, lo estaba provocando por que le atraía demasiado ese hombre que estaba frente a sus ojos. No quería dejarlo ir.

por **Jared Granchester** Jue Mar 15, 2012 11:43 pm

Una sorpresa malévola no es darle un susto a alguien de forma burda y agresiva,
si no demostrarle tu capacidad de hacer lo que no se espera.

De momento todo va casi bien, de no ser porque ella decide que es mucho más divertido hacerse la difícil, la inocente o quién sabe qué. Se desliza tras sus espaldas anchas para darle un masaje en los hombros lo cual lo hace sonreír divertido al tiempo que otro gajo de la naranja entra por su boca y lo mastica lento. Jared siempre ha sido un hombre de talla grande en todo, desde su cuerpo hasta los pies. Por lo que las manos de la cortesana pueden apretar bien cada músculo del cambiaformas que se deja querer y hacer. Cierra los ojos un tanto mientras ella continúa masajeándolo.

Las manos femeninas se meten en su chaqueta y las palabras sólo incitan al macho que ríe divertido mientras sigue comiendo su placer. Pronto lo hará en la piel de la cortesana, mientras busca en cada rincón la marca que le indicaran. No importa lo que ocurra después, su obligación es verla completamente desnuda y asegurarse de que no es la Heredera de la Estirpe. Semejante estupidez que fuera una cortesana. ¿Acaso la sangre del Sanat es adecuada para que una mujer se vuelva una puta echando por tierra tantos años de decentes memorias?

Eso era algo, de todas formas, que no le conviene al Regis, por lo que permite que se lleve el dinero a finales de cuentas no es suyo, es de Agharta por lo que puede hacer con él lo que le plazca. Aún recuerda su verano pasado en la ciudad. Mágico, mítica, sorprendente, pero ahora lo interesante es la dama de pie. La toma de la cintura y esta vez la obliga a sentarse en sus piernas, presionándola un tanto contra sus muslos. Le mira a los ojos y sonríe antes de besar su comisura con ósculos lentos y suaves. Antes de morder el labio inferior manteniéndolo entre los suyos con fruición, succionándolo acompasado. Acariciando sus caderas con suavidad antes de apretarlas y presionar mejor las caderas contra las masculinas.

La ansía. ¿A qué espera?

por **Micaela Lamberg** Miér Mar 21, 2012 9:50 pm

Él la toma de la cintura y la obliga a sentarse en sus piernas. Lo miro a los ojos mientras se dejaba besar la comisura de la boca luego ella hace lo mismo con sus labios. Deja que la toque pero no puede resistirse a sus besos y lo beso, comenzó lento pero siguió avanzando bajando por su cuello- quiero estar en otro lugar y no aquí- le comente mientras volvía haciendo el mismo recorrido que antes. Esta vez ella lo beso intensamente y efusivamente, nunca le había pasado pero con él era diferente tenía algo que la hacía reaccionar así. Hacía tiempo que no salía la fiera que tenía ella adentro.
No le importo la gente a su alrededor, si miraban o no. No dejo de besarlo pero deslizo una de sus manos por su cuerpo para sentir su piel, ella solo se movía con suavidad y lentitud. Se separa de él y lo mira a los ojos- Vamos a un privado- le dijo sin quitarle la vista de encima, su mirada la tenía hipnotizada y eso sería una ventaja para él. Mientras esperaba su respuesta se gira para tratar de tomar el vaso de tequila que estaba junto al de él se apoya sobre la mesa y con la otra mano toma el vaso, vuelve a girar para verlo y bebe. Toma de a poco - quieres probar?- le ofrece de su bebida.

por **Jared Granchester** Dom Mar 25, 2012 10:41 am

Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos.

Los besos se tornan un tanto más apasionados, más insistentes y sobre todo, inquietos, impacientes. Ella está bien firme sentada en su regazo y Jared no piensa en otra cosa que no sea sentir ese firme trasero entre las manos, desnudo, suave, duro. Y darle uno que otro azote. Eso le hace sonreír al tiempo que corresponde el beso con pasión, con erotismo estando de acuerdo en estar a solas con la cortesana de una vez. Su viril miembro está como roca y el simple pensamiento de introducirlo en la humedad femenina le ponía de escándalo.

Ríe y gruñe cuando ella se le aleja aunque su invitación de ir a un privado es más que bien recibida. Deja un billete en la mesa y toma el tequila como ella le llama para bebérselo de un solo golpe. Es fuerte y le quema la boca y garganta, pero nada que el Regis no aguante con el simple hecho de apretar los dientes y arrugar parte de su rostro en una mueca que recuerda a los rasgos dominantes de un león rugiendo.

La toma de la cintura siguiéndola al tiempo que evita que nadie la toque, sólo él. En el camino, tras subir los primeros peldaños y estar en el descanso, no duda en apretarla contra la pared, dejándose sentir con toda su violencia y pasión, dando un pequeño mordisco en el cuello, succionando hasta dejar una marca en él. Al tiempo que sus manos toman fuerte las caderas femeninas y restriega varias veces su pene contra la vagina cubierta por las telas. Está que estalla y la desea rápido.

- Te deseo, - gruñe cuando ella se le escapa y sonríe divertido - juguemos pues a que te pillo, a que te mato - sonríe con ímpetus de un jugueteo luego del cual le dará el sexo más apasionado que la mujer haya tenido jamás. Uno que la marque como Propiedad del Regis. Aunque sabe que quien hará eso es su falo, entre penetraciones violentas, caricias bien colocadas, gemidos contra su oído, la mujer no pensará en nadie más que no sea él. Y será ella quien le busque para darle sus caricias gratis.

Siempre ha sucedido con todas las damas que el Regis ha poseído y ésta no será la excepción. Aunque tiene que ver cuál es su tipo de ritmo y ser muy cuidadoso en conservarlo, en darle todo lo que necesita y al mismo tiempo no quedarse con nada. Ese es el secreto para mantenerlas jadeantes, deseosas, anhelantes de su virilidad dentro de su cuerpo. ¡Cómo lo va a disfrutar!

Oh yeah

por **Micaela Lamberg** Lun Mar 26, 2012 10:17 pm

Sonrió al ver que tomaba la bebida que le había invitado de un tirón lo cual por lógica le quemo la garganta y todo su ser. Ella comienza a caminar para dirigirse ya a un privado que se encuentra en la planta superior del burdel, Jared camina a su lado evitando que alguien la tocara. Suben los primeros peldaños de la escalera y estando en el descanso la aprieta contra la pared con violencia y pasión siente su beso en el cuello dejando una marca. Ella siente el rose de su pene contra vagina, cierra los ojos deseándolo y muerde su labio inferior tratando de evitar su deseo por él.

Búscame si tanto me desea Jared- Le dije cuando me zafé de sus redes y subió lo más rápido posible por las escalera que llevaban a las habitaciones de arriba y se escondió dejando pistas falsas de donde podía estar. Había abierto puertas de habitaciones, baños pero en realidad se escondió en un lugar muy alejado del burdel. Toda casona grande tiene sótanos y áticos en la parte de arriba pero ella se escondió en la parte de arriba, a quien se le ocurría esconderse en un ático pues a ella y así lo hizo desde el principio. Querías jugar? Ya está la jugada hecha solo quedaba esperar a que apareciera. A un costado había una ventana por la que un rayo de luz entraba para iluminar el lugar, había una cama toda arreglada para ocasiones especiales que ella misma había preparado. Fue hacia la ventana a esperar que él apareciera.

por **Jared Granchester** Miér Abr 04, 2012 2:39 am

Nadie se desembaraza de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por la ventana; hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño.

Mark Twain

Buscarla, el juego del gato y el ratón. Sonríe más que divertido caminando lento primero y luego con mayor rapidez en cuanto capta su olor. Es tan fácil que es aburrido, pero el premio vale la pena. ¿A dónde le llevará? Espera que al menos el lugar tenga una decoración aceptable y, sobre todo, esté aseado. En eso sí que es quisquilloso. Sus ojos van y vienen conforme avanzan sus pies descartando habitaciones sin entrar, Es lo bueno de tener un olfato tan desarrollado.

Rápido está subiendo las escaleras en pos del ático, un lugar interesante, alejado de las demás habitaciones que pueden distraer los sentidos. Uno donde tendrán la intimidad y privacidad que al Regis le gusta. Sonríe al llegar y observar a su alrededor... la cama, la ventana y sobre todo, ella. La sonrisa se amplía al tiempo que camina hacia ella, para colocar las manos en las caderas y recargarla contra su cuerpo mirando la ciudad en la oscuridad iluminada sólo por la luz de la luna.

Baja su cabeza y su sien recibe el beso que el Regis deposita con suavidad, las manos rodean su cuerpo hasta estrecharlo contra él en silencio, haciéndola sabedora de su excitación, pero no por ello presionándola. Los dedos acarician la piel cubierta por la seda con tranquilidad, sólo erotizando, seduciendo, provocando. Coloca la mejilla contra la sien de la mujer y aspira su aroma, el de sus cabellos, gruñendo en consecuencia por el anhelo que tiene de ella. La pega más y sus manos vagan ahora hacia los muslos, acaricándolos con movimientos firmes que buscan incitarla.

La desea, pero es paciente... sabe tomarse su tiempo...

por **Micaela Lamberg** Mar Abr 17, 2012 11:39 pm

Estaba impaciente porque él no llegaba pero siguió esperándolo hasta que finalmente llego. Al escuchar los pasos de él caminando hacia ella. Es tomada de las caderas por él y recargada hacia su cuerpo, ella baja la cabeza y recibe un beso en la sien con suavidad. Se nota que es cauteloso aunque a ella le hierve la sangre, se encuentra frente a él lo mira intensamente a los ojos rodeándolo con las manos por detrás de su cuello mientras se juntan mas los cuerpos. No le hablaría ese hombre que estaba enfrente de ella le provocaba algo que jamás había sentido ante un deseo que no cabía en todo su ser.
Que quieres de mí Jared? –pregunto deseosa pero curiosa a la vez, sus labios rozaba su cuello mientras las manos de ella bajaban por su espalda seguían bajando hasta sus muslos no se quedaría a tras tampoco para incitarlo. Luego comenzó a subir sus manos nuevamente hasta llegar a los hombros. Sus labios comienzan a subir por su mentón hasta llegar a la comisura de sus labios después coloca su dedo índice en su labio inferior comenzando a recorrer con él sus labios.

por **Jared Granchester** Mar Abr 24, 2012 10:04 pm

Muerte, eso encontrarás en mis manos.
Déjate morir, lo harás envuelta en placer.

Gruñe al tiempo que sus manos vagan por los muslos hasta colocar una contra la espalda, deleitándose en la piel al tiempo que la otra va sin parsimonia al seno derecho y lo envuelve en ésta, apretándolo, sintiendo su turgencia, el pezón que se aplasta contra la palma de su mano. Los labios de Jared no se quedan estáticos y besa el dedo que los acaricia antes de envolverlo, succionarlo unos instantes para abandonarlo a la frialdad de la noche, aún húmedo por su saliva en tanto arrebata el primer beso apasionado, su lengua busca la de Milagros y se entrelaza con ella, en una danza de serpientes que busca dominar. Y sabe, que lo hará.

Una de sus manos le rodea la cintura haciéndola recostarse en el aire mientras la otra toma sus muslos y los acaricia hasta subir a sus caderas. Baja de nuevo, pero esta vez arremanga la falda para que sus pieles se encuentren, la de sus piernas que le enloquecen al tiempo que la toma en brazos y la mira a los ojos tras romper el beso. Una mirada feroz, posesiva, de un animal que sabe que la hembra le pertenece. Siempre ha sido así Jared, jamás permite que las hembras tengan otro pensamiento que no sea él en la cama. Obsesionado con ello, se afana en hacerlas delirar hasta que él obtiene la más grande satisfacción cuando no quieren que las abandone.

- A tí... eso quiero.

por **Micaela Lamberg** Sáb Mayo 05, 2012 10:44 pm

Sus manos siguen vagando por sus muslos ya elevando su temperatura interior con lo que él hacía colocando una contra la espalda y la otra mano a su seno derecho sintiendo así su mano suave pero a la vez pesada, es tan delicado al tocarla que se dejo tocar. Le arrebato un beso al cual ella correspondió besándolo apasionada jugando con la lengua de Jared como dos serpientes enredadas en una danza mágica que se estaba generando entre ambos esa noches.
Siguen besándose pero él ahora la rodea con su brazo por la cintura y la otra por sus muslos. La sube colocándola en sus caderas mientras lo sigue besando, luego la baja levantando la falda para que sus pieles se rocen. Al sepárese después de un beso apasionado la mira fijamente a los ojos con una mirada feroz y posesiva que jamás había visto en un hombre. Ella lo miro a él con ternura y dulzura pero no podía sostener la mirada en ese momento.

Hasta que lo miro nuevamente a los ojos y sin más preámbulos dijo- llevadme a la cama- con una voz neutra ya que él era quien dominaba la relación al menos por esa noche. Ella se acerca y le besa los labios suavemente. Estaba demostrando que era un hombre que le gustaba dominar la situación al menos en ese momento, ella quería saber ¿cómo era en la cama?

por **Jared Granchester** Mar Mayo 08, 2012 10:19 pm

Pasión es lo que mueve a los cuerpos
a seguir adelante... dominándolo todo.

Las sensaciones son tremendas, la ansiedad por tenerla en el lecho, desnuda, gimiendo imposible de ignorar. Aspira su aroma, acariciando su mejilla contra la suya, casi restregándola de una forma muy felina y posesiva, un pequeño rugido cuando ella habla de llevarla a la cama. Sí, eso quiere, anhela, pero primero disfruta de la sensación de tener a alguien consigo. Quizá es lo que tanto le gusta de estar buscando a la Hechicera de la Estirpe, el saber que puede compartir con una mujer lo placentero de un acto sexual, que no tiene por qué matarla o por qué desatar la bestia que habita en su interior, simplemente la transforma para que lento, como ahora mismo, recorra el cuello de la dama entre besos que no se dejan nada al azar.

Entre caricias que recorran sus curvas muy lento, para degustarlas y al mismo tiempo, irla desprendiendo lento de los botones que mantenían su vestido en esa forma tan coqueta, pero que sin duda es sólo un estorbo. Jared observa los ojos de la joven antes de corresponder a ese beso con la pasión que le caracteriza, no es tierno ni amable, ni suave, no está acostumbrado a serlo. Simplemente es un animal salvaje que se vuelca sobre la presa que tiene entre sus manos, una de piel adorable y tan delicada que le incita a morderla hasta dejarle las marcas de posesión propias de su acostumbrado hacer. ¿Lo hará de nuevo? Seguro que sí, no se contiene en la cama, no lo hará ahora y ella, lo apuesta, puede que esté acostumbrada a ello, sólo es cuestión de presionar un poco más.

El vestido cae a los pies de la joven y los ojos del Regis recorren a su presa tan lento, que pareciera no terminar nunca, excitándose con cada centímetro de piel que admira, con cada jadeo que puede escuchar de los labios de la joven y con cada suspiro que produce las caricias exploradoras que lento sus dedos van haciendo en la piel femenina. Sonríe con satisfacción. Esta noche es para amar y como león que es... Dominará...

por **Micaela Lamberg** Jue Mayo 17, 2012 11:18 pm

Jared se estaba tomando todo el tiempo del mundo ya que estaba disfrutando de ese momento de coqueteo y seducción entre ambos. Con ese hombre de ojos azules, mirada seria y posesiva; la atraía más hacia él pero a la vez ella se sentía como una niña frágil, sumisa y tímida así la hacían sentir los hombres posesivos pero ella no podía evitar tener esas emociones. Mientras él le desprendía los botones de su vestido hasta dejarlo caer a sus pies.
Se sintió observada por él mientras salió dentro de su vestido que se encontraba en el suelo y con uno de sus pies lo corrió dejándolo a un costado de ella. Lo notaba ya excitado al recorrer su cuerpo desnudo frente a él. La única oportunidad que ella tendría para tocar mas su cuerpo es pararme detrás de Jared y así lo hizo. Al estar pegada a él puso sus manos por delante tomando su chaqueta se la quita y la tira a un costado ya que a milagros le molestaba dicha prenda.
Oler su aroma y tocarlo era algo sublime para ella su cuerpo bien formado, pasó sus manos por su cintura abrazándolo mientras que sus labios rosaban su cuello con delicadeza y ternura que la caracterizan a ella. Sus manos subían por su estomago hacia más arriba sus pectorales sobre la camisa de lino color beige que le había sacado de dentro de los pantalones, sus caricias eran suaves mientras su respiración se hacía más pausada en ese momento.

por **Jared Granchester** Jue Mayo 17, 2012 11:56 pm

Permitiré conduzcas esta vez el acto,
porque sé que cuando te toque... te mataré ipso facto.

Cada caricia es sentida y buscada con la finalidad de entregar lo que ella más anhele, que su mente sólo se ciegue a sentir y se olvide por completo de lo que la rodea para que pueda disfrutar de la pasión desenfrenada con que el Regis la adorará en cuanto sus cuerpos desnudos caigan en el lecho. Ahora sólo se dedica, tras caer el vestido, en observar ese cuerpo femenino desnudo. Desde sus hombros, bajando hasta sus firmes y redondos senos que al animal dentro del hombre obliga a relamerse de anticipación. La cintura delicada, las caderas redondas que pronto tendrán la marca de los dedos de Jared y ese pubis que incita al macho a hincarse y besarlo.

Antes de hacer nada, ella se desliza cual ninfa hasta pegarse a su espalda. No le agrada eso, pero deja que ella haga lo que piense que es necesario. La chaqueta cae y su cuello es atendido por unos suaves besos que a Jared se le antojarían mejor sentirlos en sus labios, escuchar sus gemidos mientras la recorre al completo y luego de ello, cuando la disfrute, comiéndosela parte por parte inclusive esa que golpetea al mismo tiempo que su corazón. cierra los ojos dejándose hacer, que recorra el tórax esculpido con esos pectorales tan marcados. De seguro que como él, ha visto pocos. Es que el cambiaformas se afana en tener una alimentación balanceada, pero sobre todo, en ejercitarse en todo momento. Ya sea corriendo, escalando o bien, en alguna pelea trenzada con uno de sus hermanos. Es por eso que sus músculos están bien definidos y son apetitosos de explorar.

El Regis voltea a ver a Milagros y sonríe divertido, al tiempo que deja que continúe, que le desprenda de la camisa que cae al piso y que sus manos vayan al pantalón para desabrochárselo. Jared espera paciente, su virilidad está palpitando con un ritmo enloquecedor y desequilibrado. Ansía el roce de la mano femenina, de la boca si es que ella tiene ese arte. Se lame los labios y jadea al pensar en lo que sucederá cuando su pene se abra paso dentro del sexo de Milagros. Total decadencia, enorme placer, magnífica espera. No, mejor no... voltea y le arrebata un beso apasionado, pegándola contra la pared, empujando sus caderas en un movimiento que asemeja la penetración. Que sienta lo duro que está por ella, lo ansioso y se deje de lentitudes pues ya quiere devorarla. Quiere probar el manjar que alberga la joven en medio de las piernas.

por **Micaela Lamberg** Sáb Mayo 19, 2012 10:50 pm

Nunca había tocado un hombre con semejante figura la cual toda mujer desearía tener entre sus manos, era una privilegiada esa noche de tenerlo para ella sola. El ejercicio era algo habitual en él y su alimentación debería ser igual para tener tal cuerpo que excitaba con el solo hecho de tocarlo. Sus manos siguen tocándolo sobre la camisa hasta que él se voltea y sonríe mientras ella le desprende la camisa la cual cae al piso, sus manos viajan por su cuerpo hasta que sus manos bajan hasta su pantalón para desabrocharlo.
Desprende el pantalón de Jared, nota su ansiedad la cual compartía con él ya que ella también lo estaba. El rayo de luz iluminaba la escena de amor apasionado que se estaba generando en esa habitación del Burdel, estábamos aislados de todo ruido molesto. Jared se voltea arrebatándole un beso apasionado a Milagros pegándola contra la pared correspondiéndole al beso apasionadamente.
Quiero ser tuya ahora! Le dijo separándose de el por un instante y mirándolo a los ojos luego retomo el beso apasionado ya jugando con su lengua, mientras una de sus piernas comienzan a rozar la de él para que la tomara.
Milagros tenía iniciativa más cuando alguien le interesaba y sería difícil de domar. Ahora era cuestión de tiempo para ir a la cama con él.

por **Jared Granchester** Sáb Mayo 26, 2012 5:13 am

Sufre, hermosa tortura entre mis brazos.
Desházte en un líquido que embrutezca mis sentidos
hasta que te esclavice a mis deseos y anhelos.

Las cosas siempre se han hecho como, cuando y donde él dice. Así que la ansiedad de Milagros no es complacida, su exigencia sólo es respondida por Jared con un beso en el cuello que deja marca al tiempo que él, ya desnudo por las finas artes de la cortesana, se aferra a succionarlo una y otra vez, aspirando aire profundo antes de pasar las manos por el contorno femenino obligándola a arquearse, a sentir su femineidad lista para ser tomada, pero ralenta el momento, la ansiedad que se vuelva inaguantable, esa es su intención. Sus labios bajan hacia las puntas de esos montes que toma entre éstos para darle unos cuantos besos y mordisquear jalando un poco hacia él. Pega bien sus cuerpos para que sienta cuán listo está para ella, pero la hace renegar, gemir o gritar.

Que entienda que sólo Jared tiene el control y para reafirmarlo, sus labios continúan el viaje directo a sus caderas asegurándose de que reciban la atención adecuada, entregándole un placer que pocos de seguro se afanan en darle. El regis no es así, por lo que sus labios viajan más al sur hasta encontrar esa perla que es el botón de la femineidad más sensual y agasaja ese punto con mucho énfasis, lamiéndolo, succionándolo o dándole pequeños golpes con la lengua, haciendo círculos con sus dedos para que el placer sea mayor. Muerde uno de los labios menores tras que permaneció entre los pliegues de su boca para darle una mayor razón a la cortesana para no olvidarlo. Un par de dedos son humedecidos por la boca del Regis, quien mira con sonrisa traviesa a Milagros. ¿Se dejará ser torturada en pos del placer?

Jared espera que sí porque ésto va comenzando.

por **Micaela Lamberg** Miér Mayo 30, 2012 2:21 pm

Se estaba dando cuenta de que Jared no la complacía, no podía dejar de insistir pero definitivamente no deseaba aún lo mismo que ella. Suspiro profundamente cuando sus labios comenzaron a vagar por su cuello al principio besándoselo dejando su marca aferrándose, succionándolo una y otras vez sintiendo sus manos pasando por su cuerpo haciéndola arquearse para que sus labios sigan su recorrido hacia las puntas de los montes dándole unos cuantos besos y mordisqueándolos jalándolos hacia él. Se pega mas a ella haciéndole saber cuan preparado esta para ella.
Ella de la ansiedad comienza a excitarse por lo cual suspira profundamente y a morder su labio inferior haciendo pequeños gemidos. Sus labios continúan bajando por sus caderas dándole la atención adecuada la cual muy pocos le daban él le estaba dando placeres que nunca le habían dado por lo general era ella la que hacia esas cosas, sus labios seguían bajando hasta llegar a su intimidad sensual y agasajándolo con énfasis, succionándolo o dándole pequeños golpes con la lengua. La sensación de placer se hacía más marcada ya que lo deseaba cada vez más, bajo la cabeza para darle una sonrisa traviesacolor=#b3171f]No pares jared-[/color]- Le dijo gritándolo mientras se tocaba ella misma su rostro sus manos jugaban con su cabello y luego bajaron hacía sus montes tocándose para que después sigan viaje hacia su estomago. Sus manos llegaron hasta la cabeza de jared jugando con su cabello pero luego las llevo hacia arriba de su cabeza entrelazándolas para dejarse torturar a pos del placer ya que se daba por vencida a los placeres que le estaba dando Jarde.
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