AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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¿Quién da más? [Privado]
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¿Quién da más? [Privado]
La caja de los sueños se ha cerrado al ser vislumbrada la luz del amanecer, los primeros rayos de aquel astro que se asoma coqueteando por las rendijas de aquella casa a la que se empeña llamar hogar, siempre lista para cualquier cosa, y al despertar descubre que la cama helada esta, simplemente no hay nadie, el hombre ha salido a trabajar, dejando un poco de dinero sobre el buro de acompaña la cama, apenas se incorpora para ver aquel amanecer, con las finas prendas, mirando a través de la ventana, la nieve comienza con un brillo magnético.
Se levanta para ordenar la cama, la habitación esta ligeramente recogida y toma un baño, el agua se ha entibiado por el clima, saca otro vestido blanco, es de costumbre, jamás ha usado nada debajo del vestido, sus senos son pequeños y le es más cómodo sentir como roza la tela sobre su piel, cepilla esa rubia cabellera que se enrosca con gracia, haciéndole parecer más hermosa.
Toma una pequeña cesta de mandado, en su forma redonda con esas asas, preparar la cena, es una prioridad, sale presurosa de casa asegurándola, escondiendo las llaves en el bolso de su vestido y con el dinero en otra parte aun más segura, un poco de frutas, quizá verduras, carne fresca para su marido, algo de pescado, es lo que su mente formula en una lista enorme.
Entrando al mercado, es todo un reto, hombres y mujeres comprando por variedad, comerciantes ofreciendo carne de buena y mala calidad, muchas personas se atraviesan en su camino y por lo primero que va, es un poco de carne, luego verduras, eso seria una cena espectacular, unas hierbas para sazonar, un poco de sal, de laurel, quizá debería comprar más, recorre con la mirada las hermosas calabazas y tomates, toma algunos y sigue con la pesada bolsa en su antebrazo.
Fruta, solo un poco, y aun así revisa el dinero, ha sobrado una buena cantidad, ladea el rostro mirando, ¿Podrá gastarlo, o deberá ahorrar?, sonríe pensando por primera vez en ella misma, buscando entre los puestos, algo que le agrade, ropa, alguna peineta, pero su atención se desvía al ver un cepillo con el espejo de mano, decorados con plata y las formas del borde tan hermosas formando una flor, pero su tacto frío es interrumpido con el de otra mano.
Una hermosa y blanca mano, que hace que la gitana voltee y se encuentre con una mujer que va contra el mismo objeto, la mirada es fija completamente estática, sin decir palabras, aquella mujer ha tomado el espejo y la gitana el cepillo, dos mujeres por el mismo objeto, preguntándose ¿Cómo será este desenlace?
Se levanta para ordenar la cama, la habitación esta ligeramente recogida y toma un baño, el agua se ha entibiado por el clima, saca otro vestido blanco, es de costumbre, jamás ha usado nada debajo del vestido, sus senos son pequeños y le es más cómodo sentir como roza la tela sobre su piel, cepilla esa rubia cabellera que se enrosca con gracia, haciéndole parecer más hermosa.
Toma una pequeña cesta de mandado, en su forma redonda con esas asas, preparar la cena, es una prioridad, sale presurosa de casa asegurándola, escondiendo las llaves en el bolso de su vestido y con el dinero en otra parte aun más segura, un poco de frutas, quizá verduras, carne fresca para su marido, algo de pescado, es lo que su mente formula en una lista enorme.
Entrando al mercado, es todo un reto, hombres y mujeres comprando por variedad, comerciantes ofreciendo carne de buena y mala calidad, muchas personas se atraviesan en su camino y por lo primero que va, es un poco de carne, luego verduras, eso seria una cena espectacular, unas hierbas para sazonar, un poco de sal, de laurel, quizá debería comprar más, recorre con la mirada las hermosas calabazas y tomates, toma algunos y sigue con la pesada bolsa en su antebrazo.
Fruta, solo un poco, y aun así revisa el dinero, ha sobrado una buena cantidad, ladea el rostro mirando, ¿Podrá gastarlo, o deberá ahorrar?, sonríe pensando por primera vez en ella misma, buscando entre los puestos, algo que le agrade, ropa, alguna peineta, pero su atención se desvía al ver un cepillo con el espejo de mano, decorados con plata y las formas del borde tan hermosas formando una flor, pero su tacto frío es interrumpido con el de otra mano.
Una hermosa y blanca mano, que hace que la gitana voltee y se encuentre con una mujer que va contra el mismo objeto, la mirada es fija completamente estática, sin decir palabras, aquella mujer ha tomado el espejo y la gitana el cepillo, dos mujeres por el mismo objeto, preguntándose ¿Cómo será este desenlace?
Invitado- Invitado
Re: ¿Quién da más? [Privado]
Hacía el más bello día que en toda mi vida pude ver. En cuanto decidí bajarme de la cama, me dije que intentaría comportarme como una dama de verdad. En realidad lo era...aunque tan solo, no quería meter la pata, siempre la metía. De cualquier modo, en lo único en lo que no necesitaba fallar, era en el amor. De cualquier modo, no lo llevaba tan bien. A pesar de hacer un día soleado, mi alma estaba triste. Estaba tomando un ligero, pero delicioso café en una de las terrazas con mi abrigo de piel, cubriendo totalmente mis hombros y finalmente decidí pagar el café para poder despedirme finalmente y caminar hacia algún lugar en el cual poder animarme.
Di muchísimas vueltas alrededor de las calles de Paris hasta que sin darme cuenta, había llegado al mercado ambulante-¡Oh! Vaya...-me habría equivocado de camino, pero enseguida cuando me estaba dando la vuelta para volver por donde vine, algo llamo mi atención. No, negué. Seguía negando disimuladamente y me erguí para mantener la compostura, pero, no iba a poder aguantar ni un momento más la curiosidad que me estaba matando. Ay dios. Así que por algo ridículo que fuese, gire un poco mi cuerpo, mirando por encima del hombro a un puesto en el que parecía tener cosas de antigüedades. Un bonito espejo, junto con un precioso cepillo a juego bañado en plata y con adornos florales.
Me acerque enseguida cual niña curiosa por cada atracción nueva, cogí enseguida el espejo y me mire en el con cierta elegancia hasta que me vi, interrumpida por la mirada de una muchacha de cabellos dorados, piel pálida cual la nieve y ojos azules como el cielo que nos cubría en este día-Buenos días...-Dije con toda educación y me puse a volver a ver aquel espejo y vi enseguida que la muchacha tenía el cepillo a juego-..Disculpe...-Dije aun con educación-...Ah...¿Te gusta el espejo también? Es que...-me mordí el labio inferior suavemente hasta soltarlo y formar una sonrisa-...Yo...es que...-No sabía que decir para que se fuera y me diese el cepillo a juego.
-...¿me lo das?-Dije señalando al cepillo con disimulo, bastante cohibida ante la pregunta que le realice. Esperaba a ver cuál sería su situación, pero entonces llegué a suspirar, seguía mirándola de arriba a abajo-...me gusta también tu vestido, pero te queda mejor a ti...-Dije asintiendo, lo mas dulcificado posible, no quería que hubiese ningún malentendido.
Di muchísimas vueltas alrededor de las calles de Paris hasta que sin darme cuenta, había llegado al mercado ambulante-¡Oh! Vaya...-me habría equivocado de camino, pero enseguida cuando me estaba dando la vuelta para volver por donde vine, algo llamo mi atención. No, negué. Seguía negando disimuladamente y me erguí para mantener la compostura, pero, no iba a poder aguantar ni un momento más la curiosidad que me estaba matando. Ay dios. Así que por algo ridículo que fuese, gire un poco mi cuerpo, mirando por encima del hombro a un puesto en el que parecía tener cosas de antigüedades. Un bonito espejo, junto con un precioso cepillo a juego bañado en plata y con adornos florales.
Me acerque enseguida cual niña curiosa por cada atracción nueva, cogí enseguida el espejo y me mire en el con cierta elegancia hasta que me vi, interrumpida por la mirada de una muchacha de cabellos dorados, piel pálida cual la nieve y ojos azules como el cielo que nos cubría en este día-Buenos días...-Dije con toda educación y me puse a volver a ver aquel espejo y vi enseguida que la muchacha tenía el cepillo a juego-..Disculpe...-Dije aun con educación-...Ah...¿Te gusta el espejo también? Es que...-me mordí el labio inferior suavemente hasta soltarlo y formar una sonrisa-...Yo...es que...-No sabía que decir para que se fuera y me diese el cepillo a juego.
-...¿me lo das?-Dije señalando al cepillo con disimulo, bastante cohibida ante la pregunta que le realice. Esperaba a ver cuál sería su situación, pero entonces llegué a suspirar, seguía mirándola de arriba a abajo-...me gusta también tu vestido, pero te queda mejor a ti...-Dije asintiendo, lo mas dulcificado posible, no quería que hubiese ningún malentendido.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: ¿Quién da más? [Privado]
Observaba el cepillo entre sus delgados dedos, el color y contraste se teñían hermosos, quizá debería dejarlo, eso pensaba, quería comprar un regalo a Alexis, podría ser mejor, pero esta vez deseaba consentirse, se esforzaba mucho en casa y a la hora de salir a trabajar, apenas sus comisuras se arquearon un poco en un gesto poco abrasivo, suspiro y cuando intento tomar el cepillo se encontró con una mujer tan elegante.
Tanto que dejo a Yude sin palabra alguna, esa mirada y rasgos aceitunados, lucia maravillosa, con color, con vida en un marco vivo y esas palabras llegaron a descontrolarla, era el destino que le dijera que dejara el objeto al saludo respondió con una reverencia inclinándose y bajando la cabeza, tomo el cepillo fuerte contra su pecho al momento de dedicar una mirada y negó lentamente con el rostro, cuando ella le pidió el juego.
Suspiro cerrando los ojos, fijándose en el espejo que permanecía en manos de aquella mujer. –Lo siento Madame, no puedo… - sabía que el dueño del puesto les miraba, ella no traía tanto dinero, quizá lo suficiente para aquellos objetos y otro poco para medicinas y hierbas que debía comprar a toda costa para su medicina, pues su salud no estaba del todo bien… se quedo mirando por mucho rato a la mujer.
Su aspecto era joven, alegre, juguetón se notaban las líneas de su sonrisa, esos ojos grandes y achocolatados, era hermosa y el color de la plata en el espejo le sentaba tan bien, la gitana permaneció firme a sus siguientes palabras y a su actitud, con el rostro serio, con la mirada fija - ¿Cuánto esta dispuesta a dar por el cepillo? – No se refería a que le pagase para obtenerlo, solo quería ver que tanto estaba interesada en ello.
Tanto que dejo a Yude sin palabra alguna, esa mirada y rasgos aceitunados, lucia maravillosa, con color, con vida en un marco vivo y esas palabras llegaron a descontrolarla, era el destino que le dijera que dejara el objeto al saludo respondió con una reverencia inclinándose y bajando la cabeza, tomo el cepillo fuerte contra su pecho al momento de dedicar una mirada y negó lentamente con el rostro, cuando ella le pidió el juego.
Suspiro cerrando los ojos, fijándose en el espejo que permanecía en manos de aquella mujer. –Lo siento Madame, no puedo… - sabía que el dueño del puesto les miraba, ella no traía tanto dinero, quizá lo suficiente para aquellos objetos y otro poco para medicinas y hierbas que debía comprar a toda costa para su medicina, pues su salud no estaba del todo bien… se quedo mirando por mucho rato a la mujer.
Su aspecto era joven, alegre, juguetón se notaban las líneas de su sonrisa, esos ojos grandes y achocolatados, era hermosa y el color de la plata en el espejo le sentaba tan bien, la gitana permaneció firme a sus siguientes palabras y a su actitud, con el rostro serio, con la mirada fija - ¿Cuánto esta dispuesta a dar por el cepillo? – No se refería a que le pagase para obtenerlo, solo quería ver que tanto estaba interesada en ello.
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Re: ¿Quién da más? [Privado]
Quería el conjunto completo. El espejo y el cepillo. Pero todo no se podía tener en esta vida. Suspire, me había dejado llevar por todo lo que me había llevado a llevar toda mi vida. Le tendí lentamente el espejo, negando, no quería nada, tan solo parecí encapricharme por un espejo el cual yo podría conseguir en otro lado y mejor. Así que se lo entregue para que lo tomase la joven de cabellos dorados, pálida como la pared. Tense la mandíbula, avergonzada por lo que pensaba o habría podido hacer.
Se veía que ella no estaba en una posición adecuada, no era como yo, pero dejando a un lado las diferencias sociales, yo estaba siendo sin darme cuenta, una caprichosa de algo que ella deseaba. ¿Cuánto dijo? –No te daré una cantidad de dinero...-le deje el espejo, al lado de su brazo sobre la mesa alargada donde estaban mil y una cosas. Aquello de mis labios podría haber salido bastante grosero-Rectificaré...quise decir que no te daré dinero por el espejo, si no que te lo doy..Digo...que te dejare que te lo quedes tu...lo siento, me deje llevar...es tan...-ladee el rostro, mirando a aquel objeto de plata con adornos florares y algún que otro de plata.
Ahora prestaba atención en la chica. La veía avergonzada, con el rostro gacha, pero de reojo bi algo que hizo fruncir mi ceño. No me respondía, no sé ¿Estaría en alguna clase de trance o algo por el estilo? La verdad, no querría saberlo pero no era bueno que por mi posición social, saliera ganando y me saliera con la mía. Había mucha gente mezquina que ni tan solo echaban alguna limosna a los menos afortunados-¿Qué ocurre?-Pregunte algo preocupada viendo a la joven. Parecía ser tímida, bueno yo también lo era, cuando estaba lejos de miradas curiosas obviamente.
Se veía que ella no estaba en una posición adecuada, no era como yo, pero dejando a un lado las diferencias sociales, yo estaba siendo sin darme cuenta, una caprichosa de algo que ella deseaba. ¿Cuánto dijo? –No te daré una cantidad de dinero...-le deje el espejo, al lado de su brazo sobre la mesa alargada donde estaban mil y una cosas. Aquello de mis labios podría haber salido bastante grosero-Rectificaré...quise decir que no te daré dinero por el espejo, si no que te lo doy..Digo...que te dejare que te lo quedes tu...lo siento, me deje llevar...es tan...-ladee el rostro, mirando a aquel objeto de plata con adornos florares y algún que otro de plata.
Ahora prestaba atención en la chica. La veía avergonzada, con el rostro gacha, pero de reojo bi algo que hizo fruncir mi ceño. No me respondía, no sé ¿Estaría en alguna clase de trance o algo por el estilo? La verdad, no querría saberlo pero no era bueno que por mi posición social, saliera ganando y me saliera con la mía. Había mucha gente mezquina que ni tan solo echaban alguna limosna a los menos afortunados-¿Qué ocurre?-Pregunte algo preocupada viendo a la joven. Parecía ser tímida, bueno yo también lo era, cuando estaba lejos de miradas curiosas obviamente.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: ¿Quién da más? [Privado]
Parpadeo una y otra vez, fijando la vista en el espejo cuando lo tuvo a su lado, lo cogió lentamente y pago con ellos, sin dejarle de mirar y se acercó un poco, parecía tan hermosa, de dinero, Yude conocía a ese tipo de niñas, ella fue una, al menos antes de que su padre la vendiera con los pobres para siempre, la gitana también bebió té en porcelana fina, también asistió a bailes, pero eso ahora no valía, trago saliva y se acercó a la chica mirándola de pies a cabeza y tomo un mechón de ese oscuro cabello, cepillándolo una y otra vez – Lo siento, también he sido grosera –Murmuro pasando una y otra vez el cepillo sobre su sedoso cabello.
Le sonrío como pocas veces solía hacerlo, parecía una buena mujer, así que no le dijo nada respecto a lo otro, le acaricio el rostro y le ofreció una manzana del mandado que traía cargando – Sé lo que quisiste decir, no te voy a mal interpretar alguna vez también fui como tú – suspiro y camino un poco más lejos del establecimiento donde estaban – Puedes venir si quieres, podemos hacer más compras juntas –susurro cogiéndole de la mano y animándola, podría sentirse culpable pero no tanto.
Al menos no hoy, pronto su cumpleaños estaría cerca, así que aquello era un regalo, más bien un auto regalo, solo suspiro y espero a que ella también le acompañara, seguro que podrían platicar de algo más en todo el trayecto.
Le sonrío como pocas veces solía hacerlo, parecía una buena mujer, así que no le dijo nada respecto a lo otro, le acaricio el rostro y le ofreció una manzana del mandado que traía cargando – Sé lo que quisiste decir, no te voy a mal interpretar alguna vez también fui como tú – suspiro y camino un poco más lejos del establecimiento donde estaban – Puedes venir si quieres, podemos hacer más compras juntas –susurro cogiéndole de la mano y animándola, podría sentirse culpable pero no tanto.
Al menos no hoy, pronto su cumpleaños estaría cerca, así que aquello era un regalo, más bien un auto regalo, solo suspiro y espero a que ella también le acompañara, seguro que podrían platicar de algo más en todo el trayecto.
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Re: ¿Quién da más? [Privado]
No pude evitar sonreír ante tal acto de cariño de aquella joven cuando comenzaba a cepillarme un mechón de mi pelo sedoso al viento. La verdad...-¿No te voy a molestar?-Dije en verdad por si de verdad se sentía culpable y ahora tenía que “complacerme” por no haber conseguido lo que quería, como si no hubiera conseguido mi capricho. De todas maneras tiraba de mi mano, yo comencé a seguirla poco a poco conforme íbamos avanzando en el mercado ambulante. ¿Era verdad?
Parecía tener el porte elegante, camuflado con el paso del tiempo siendo envuelto en una capa de inocencia mística y sobrenatural, pero a la vez enigmática-Dígame...si no es mucho atrevimiento-Tosí un poco por la garganta seca o quizás por el clima traicionero que a veces me sorprendía con sus cambios de temperatura-...pero no ha sido grosera... ¿o sí?-Le mire con cierta inocencia, esto podría no llegar a ninguna parte pero de algún modo, me parecía divertida la chica, pero en el buen sentido.
Habíamos caminado un buen tramo del mercado ambulante y en cuanto llegamos a un puesto de ropa, me gusto un fular de destellos dorados y embrocado borgoña. Era bonito. Ideal para una noche de fiesta o algo así más informal. Mire a la mujer por si esta vez también o no se interesaba. Parecía que no.
Parecía tener el porte elegante, camuflado con el paso del tiempo siendo envuelto en una capa de inocencia mística y sobrenatural, pero a la vez enigmática-Dígame...si no es mucho atrevimiento-Tosí un poco por la garganta seca o quizás por el clima traicionero que a veces me sorprendía con sus cambios de temperatura-...pero no ha sido grosera... ¿o sí?-Le mire con cierta inocencia, esto podría no llegar a ninguna parte pero de algún modo, me parecía divertida la chica, pero en el buen sentido.
Habíamos caminado un buen tramo del mercado ambulante y en cuanto llegamos a un puesto de ropa, me gusto un fular de destellos dorados y embrocado borgoña. Era bonito. Ideal para una noche de fiesta o algo así más informal. Mire a la mujer por si esta vez también o no se interesaba. Parecía que no.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: ¿Quién da más? [Privado]
Negó con la cabeza una y otra vez lentamente meneando su melena rubia – No me molestas, al contrarío me haces mucha compañía y además considero que mis modales no han sido los correctos.–Musito lentamente viendo su expresión, parecía un tanto inocente, alguien como un pajarillo que desconoce el cielo o la jaula en donde se encuentra pero le alegraba estar con otras personas, sonreír con alguien más o algo así se detuvieron en seco cuando ella parecía absorta en una prenda, era hermosa, pero no, casi nunca usaba colores como ellos, del blanco, azul y rosa pálido no salía y la ropa, esa solo se la compraba alguien.
-Debería probarlo, seguro que se acoplara bien a su silueta y color de piel –Murmuro tomando la prenda y poniéndola en manos de ella, quería que lo hiciera, aquel sitio era un mar de cosas atractivas a la vista femenina, nunca había salido a esos lugares, hasta que se comprometió, perdiendo riquezas y demás, pero las cosas en ese lugar no eran de mala calidad, inclusive había muchas cosas mejores, que en esos grandes aparadores. – Vamos, anda, seguro que lo usarías en una bonita ocasión – ladeo el rostro mirándole con una sonrisa.
-Debería probarlo, seguro que se acoplara bien a su silueta y color de piel –Murmuro tomando la prenda y poniéndola en manos de ella, quería que lo hiciera, aquel sitio era un mar de cosas atractivas a la vista femenina, nunca había salido a esos lugares, hasta que se comprometió, perdiendo riquezas y demás, pero las cosas en ese lugar no eran de mala calidad, inclusive había muchas cosas mejores, que en esos grandes aparadores. – Vamos, anda, seguro que lo usarías en una bonita ocasión – ladeo el rostro mirándole con una sonrisa.
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Re: ¿Quién da más? [Privado]
Negué de lado a lado, sonrojada en parte para después mirarla a los ojos, ponerme un poco pensativa y después coger el pañuelo de la percha en la que estaba colgada y ponérselo por encima a la joven de cabellos dorados-Oh, pero te queda mucho mejor a ti....-Pensé en regalárselo, sonreí de lado a lado y me dirigí al que estaba al mando del puesto para ofrecerle parte de mi dinero para comprarle el pañuelo, mostrándole el pañuelo en una mano y en la otra el dinero. Una vez que se había efectuado el cambio, me dirigí hacia la chica para después ponérselo dentro de aquella linda cesta de madera la cual llevaba consigo-...Creo que con esa belleza natural que tienes...-.
Fui acariciando sus cabellos dorados, su piel pálida que a pesar de todo, estaba bien cuidada-...te va mejor algo como esto...-Ladee el rostro para mostrar mi lado más inocente-Además, no quiero mas...-comencé a reír con una mano sobre mi boca, con cierta finura-..Sino el armario puede que explote de tantos accesorios...jajaja...-Reí con cierta simpatía, cogí con suavidad del brazo de la chica para que comenzáramos a caminar aun poco más por el mercadillo. De algún modo, su compañía me era agradable. No sé por qué.
Fui acariciando sus cabellos dorados, su piel pálida que a pesar de todo, estaba bien cuidada-...te va mejor algo como esto...-Ladee el rostro para mostrar mi lado más inocente-Además, no quiero mas...-comencé a reír con una mano sobre mi boca, con cierta finura-..Sino el armario puede que explote de tantos accesorios...jajaja...-Reí con cierta simpatía, cogí con suavidad del brazo de la chica para que comenzáramos a caminar aun poco más por el mercadillo. De algún modo, su compañía me era agradable. No sé por qué.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: ¿Quién da más? [Privado]
Los actos pasaron con rapidez sobre su rostro, había observado el pañuelo a medida que ella le acariciaba se iba creyendo que si era hermosa y le sonrío como si fuese lo más natural del mundo, observo como pagaba y le obsequiaba el pañuelo, eso era un gesto de lo más lindo, le sonrío e hizo una reverencia –Muchas gracias, entonces lo usaré para verme mejor – Sonrío con ella por el otro comentario y sacudió un poco la cabeza.
Estaba feliz de haber echo algo como eso, de haber salido y encontrarla, entonces metió la mano entre la cesta buscando algo pequeño, era una pulsera pequeña hecha de cuentas que formaban flores lilas y se iban entrelazando con lo que parecían los tallos de esas mismas, dejo la cesta de lado y la amarro en la mano de ella – No soy buena haciendo muchas cosas manuales –comento sacudiendo la cabeza y amarrando bien aquella pulsera – Pero me gustaría que lo llevaras contigo.
Estaba feliz de haber echo algo como eso, de haber salido y encontrarla, entonces metió la mano entre la cesta buscando algo pequeño, era una pulsera pequeña hecha de cuentas que formaban flores lilas y se iban entrelazando con lo que parecían los tallos de esas mismas, dejo la cesta de lado y la amarro en la mano de ella – No soy buena haciendo muchas cosas manuales –comento sacudiendo la cabeza y amarrando bien aquella pulsera – Pero me gustaría que lo llevaras contigo.
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Re: ¿Quién da más? [Privado]
Digamos, que esto no me lo esperaba y, en cuanto vi aquel adorno de pulsera que me ofrecía, no solamente lo cogí, sino que enseguida me lo puse, extendiendo mi brazo para ver cómo me quedaba. Era un detalle hermoso de la joven, y que mas ser agradecida-Mi nombre es Lenneth...-sonreí ladeando el rostro para mostrar que iba con buenas intenciones, que iba con ganas de mostrarme su amiga, y en quien pudiera confiar. Solamente, por una persona, yo sería capaz de hacer cualquier cosa, pero ya no tenía a nadie. Había regresado a mi tierra natal, olvidándome de Paris y de todo lo que me llevaba ello, pero cuando volví, todo había cambiado.
Ahora, Kaine no mostraba los mismos sentimientos hacia mí que la última vez que le vi, había oído hablar de Kei, pero muy poco. Solamente, mirando hacia aquella pulsera de flores y pequeñas cuentas, me entro la congoja de pensar en que estaba sola, que mi tiempo, posiblemente de estar aquí, podría dar a su fin, que podría ser la hora de desaparecer o quizás me estuviera extendiendo demasiado en mis pensamientos y además de ello, llevarme a otro error.
Mire a la joven, le acaricie la mejilla a modo de gratitud, para después volver a mirar a la pulsera que me ofreció-Me encanta, es preciosa...-Había que darle valor a las cosas que la gente te ofrecía, de la gente que al parecer le ibas cayendo bien y viceversa. De todas maneras, algo que parecía labrado manualmente, nunca había que despecharlas. Para mí, me gustaban así, hechas de las manos de uno mismo, con esfuerzo y que finalmente, que queden bien.
-Es un obsequio que cuidare con mi corazón....-Sonreí con amplitud y volviéndome a coger del brazo de la chica, mire hacia ambos lados, procurando que nadie conocido, ni ningún guardaespaldas, ni nadie me hubiera seguido. Solo espero que lo bueno no acabase nunca. Parecía que había encontrado a una amiga, la cual podría ser mi primera, primera amistad la cual podría seguir adelante.
Ahora, Kaine no mostraba los mismos sentimientos hacia mí que la última vez que le vi, había oído hablar de Kei, pero muy poco. Solamente, mirando hacia aquella pulsera de flores y pequeñas cuentas, me entro la congoja de pensar en que estaba sola, que mi tiempo, posiblemente de estar aquí, podría dar a su fin, que podría ser la hora de desaparecer o quizás me estuviera extendiendo demasiado en mis pensamientos y además de ello, llevarme a otro error.
Mire a la joven, le acaricie la mejilla a modo de gratitud, para después volver a mirar a la pulsera que me ofreció-Me encanta, es preciosa...-Había que darle valor a las cosas que la gente te ofrecía, de la gente que al parecer le ibas cayendo bien y viceversa. De todas maneras, algo que parecía labrado manualmente, nunca había que despecharlas. Para mí, me gustaban así, hechas de las manos de uno mismo, con esfuerzo y que finalmente, que queden bien.
-Es un obsequio que cuidare con mi corazón....-Sonreí con amplitud y volviéndome a coger del brazo de la chica, mire hacia ambos lados, procurando que nadie conocido, ni ningún guardaespaldas, ni nadie me hubiera seguido. Solo espero que lo bueno no acabase nunca. Parecía que había encontrado a una amiga, la cual podría ser mi primera, primera amistad la cual podría seguir adelante.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Re: ¿Quién da más? [Privado]
Sonrío al ver el gesto de gratitud, era algo que pocas veces lograba poner en la cara de las personas y eso ya era un gran esfuerzo para ella, nunca antes vislumbro tan hermosos gestos en el rostro de alguien, le daban ganas de dibujarle y plasmar eso como una pintura a la cual solo se le pondría paso con el tiempo – Yude VanVollehoven –Murmuro, ese nombre de ¿Casada?, bueno total ese era su nombre, antes tenia diminutivos o alguna especie de sobre nombre cariñoso que venia de su padre algo que extraña sin dudas, pero la gente iba cambiando al paso del tiempo todo eso se iba olvidando los sentimientos y los nombres.
Le observo de nuevo con ese fijeza que era capaz de sostener cuando alguien llamaba su atención, no es que le atrajera a esas alturas aquello es un tanto imposible, pero se olvido pronto de algunas cosas y poco a poco se fue acercando a ella observando que el obsequio había quedado bien. Ella mostraba cierta inquietud pero según el aura que tenía era algo, era una personalidad hermosa y venturera lo que se describía.
-Lenneth – musito como si fuera extraño llamar a alguien por su nombre, quizá era por la poca libertad que se daba – ¿Quieres ir al parque?, traigo un poco de frutos frescos, quizá podamos compartir alguna charla o un paseo –No le había costado demasiado trabajo expresar aquello como con otras personas, le alegraba hacerlo a estas alturas, tener a una amiga era lo menos que deseaba pero el mejor anhelo que alguien como ella tenia.
Le observo de nuevo con ese fijeza que era capaz de sostener cuando alguien llamaba su atención, no es que le atrajera a esas alturas aquello es un tanto imposible, pero se olvido pronto de algunas cosas y poco a poco se fue acercando a ella observando que el obsequio había quedado bien. Ella mostraba cierta inquietud pero según el aura que tenía era algo, era una personalidad hermosa y venturera lo que se describía.
-Lenneth – musito como si fuera extraño llamar a alguien por su nombre, quizá era por la poca libertad que se daba – ¿Quieres ir al parque?, traigo un poco de frutos frescos, quizá podamos compartir alguna charla o un paseo –No le había costado demasiado trabajo expresar aquello como con otras personas, le alegraba hacerlo a estas alturas, tener a una amiga era lo menos que deseaba pero el mejor anhelo que alguien como ella tenia.
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Re: ¿Quién da más? [Privado]
No era una mala idea, si no al contrario.
Ese paseo o esa caminata hacia el parque para charlar, era ideal, aprovechando así que tendríamos el paseo al mismo tiempo. Suspire, cogiéndola más del brazo para poder pasar a través de varias personas que hacían un tapón, imposible para poder pasar, aunque pasado varios momentos, el pasillo se fue aligerando dejando un poco mas de espacio. Ahora, bueno, no quería pasar por varias miradas, baje el sombrero que llevaba a juego con mi vestido y entonces mi cabeza agache para disimular un poco, pasando por una cara conocida, que al reconocerla, escondí mi rostro para que no me mirase a la cara y me llevara de patitas al carruaje. Bien era cierto que le había despistado, aunque no por mucho tiempo.
Según tengo entendido, aquella persona que me buscaba, había estado trabajando en el cuerpo de policía. Bueno, ya lidiaría con el si me encontrara, pero tome del brazo a Yude- Bonito nombre... – Dije refiriéndome al nombre, no era como “María” o “Jessica”, nombres típicos de hoy en día y entonces me dio curiosidad por saber más de ella, mientras la llevaba por otro camino del mercado que llevaba a otro parque y lejos de las curiosas vistas que nos echaba la gente continuamente-...Yude... ¿De dónde eres?-Pregunte con tranquilidad.
Un tramo de camino ya llevábamos las dos juntas, íbamos por los puestos del final hasta que me paré a ver un puestecito de algunas frutas variadas, algunas exóticas, alguna que otra de las viñas parisinas. Cogí de mi bolso unos francos para pagarle al hombre algunas frutas – Mételas...nos las comeremos cuando estemos en el parque...-Las sostuve en las manos esperando a que reacción tenia Yude. Eran unas fresas que estaban en temprana edad y unas uvas ricas en azúcar-¿Vamos?- Sonriendo miraba a Yude y eh, hacía tiempo que no me lo empezaba a pasar tán bien.
Ese paseo o esa caminata hacia el parque para charlar, era ideal, aprovechando así que tendríamos el paseo al mismo tiempo. Suspire, cogiéndola más del brazo para poder pasar a través de varias personas que hacían un tapón, imposible para poder pasar, aunque pasado varios momentos, el pasillo se fue aligerando dejando un poco mas de espacio. Ahora, bueno, no quería pasar por varias miradas, baje el sombrero que llevaba a juego con mi vestido y entonces mi cabeza agache para disimular un poco, pasando por una cara conocida, que al reconocerla, escondí mi rostro para que no me mirase a la cara y me llevara de patitas al carruaje. Bien era cierto que le había despistado, aunque no por mucho tiempo.
Según tengo entendido, aquella persona que me buscaba, había estado trabajando en el cuerpo de policía. Bueno, ya lidiaría con el si me encontrara, pero tome del brazo a Yude- Bonito nombre... – Dije refiriéndome al nombre, no era como “María” o “Jessica”, nombres típicos de hoy en día y entonces me dio curiosidad por saber más de ella, mientras la llevaba por otro camino del mercado que llevaba a otro parque y lejos de las curiosas vistas que nos echaba la gente continuamente-...Yude... ¿De dónde eres?-Pregunte con tranquilidad.
Un tramo de camino ya llevábamos las dos juntas, íbamos por los puestos del final hasta que me paré a ver un puestecito de algunas frutas variadas, algunas exóticas, alguna que otra de las viñas parisinas. Cogí de mi bolso unos francos para pagarle al hombre algunas frutas – Mételas...nos las comeremos cuando estemos en el parque...-Las sostuve en las manos esperando a que reacción tenia Yude. Eran unas fresas que estaban en temprana edad y unas uvas ricas en azúcar-¿Vamos?- Sonriendo miraba a Yude y eh, hacía tiempo que no me lo empezaba a pasar tán bien.
Lenneth P. Stratowski- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 31/10/2011
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