AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Un poco de compañía [Privado]
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Un poco de compañía [Privado]
Había días difíciles en la vida que en ese momento llevaba, empezaba a pensar seriamente en la posición económica en la que se encontraba, no solo por ella, por la persona con la que vivía ahora, espero a que el sol de medio día bajara un poco, odiaba los días con ese abrumador calor, el inverno se estaba terminando, recogió sus largos y rubios cabellos en una trenza que le llegaba por la cadera, tomo el chal purpura que siempre le acompañaba, puso algo de color en sus labios y salió con ese atuendo blanco que le hacía parecer más pálida y menuda. Era una señorita que parecía jugar a ser señora, camino por parís.
Los caminos empedrados le parecían graciosos se abrían a su paso, o quizá la gente era quien se apartaba al verle, de momento, empezó a analizar el lugar, el aroma a café era peculiar, le gustaba y le estremecía, estaría bien uno sin azúcar, probar directamente el jugo del grano, tal cual, amargo acompañado de unas fresas, esa era su debilidad.
Se acercó a uno de los locales tomando una de las mesitas de fuera, buscando con la mirada a un mesero, que enseguida le sonrió y trajo una tarta dulce de fresas, parecía costosa y ella no tenia el dinero suficiente, jalo de la manga con pena al mesero antes de que se fuera, bajo la mirada y se sonrojo, hablando tan despacito que el joven tuvo que inclinarse para que su oído descifrará sus palabras, le había murmurado que se había equivocado que ella no había pedido aquello.
Sin embargo él sonrío, asegurando que aquello era un regalo de su parte, quedo completamente avergonzada y suspiro, miro la tarta y enseguida ordeno una taza de té, le volvió a retener, preguntándole, si podría hablar con el dueño del local.
Aquel joven le dijo que esperara, que lo buscaría para ver si podría atenderlo, pero los minutos comenzaron a correr, ella se estaba desesperando, sin contar que se sentía ligeramente sola, saco un pequeño libro que llevaba entre sus ropas y comenzó a leer, sin embargo seguía con la misma inquietud, todos a su alrededor empezaban a hablar, estaban acompañados menos ella.
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Re: Un poco de compañía [Privado]
Aquel día había llegado al punto de ignorar los pedidos en la funeraria, tanta muerte no hacia buena, pensaba, en ese instante había aun descensos por el frio, así que había trabajo más de lo normal, era una temporada buena para ella, que mal que para los familiares no, por suerte ella había perdido todo sentimiento de felicidad, amor o piedad hace mucho tiempo, ahora solo lo que le importaba era jugar con los órganos de sus visitantes, ordenar maquillarlos y ponerles las mejores ropas, que siempre oscilaban entre los grises y negros para así dar su último adiós de la manera más digna posible a sus familiones que aun chillaban como hienas sus perdida.
Le gustaba los cadáveres de los pequeños niños que morían por falta de calor, eran pequeños, podrían meterse en frascos, su piel pálida que siempre se veían con vestiditos de colores vivos y lindos ahora eran cambiados por el negro o blanco, llamándolos “angelitos” ella no creía en ángeles, ella no creía en dios, mejor dicho, ella era enemiga mortal de la iglesia, eso la convertía en “enemiga de dios” o algo así, nunca le puso mucho cuidado a las amenazas de los inquisidores. Ese día en especifico estaba estresada, había muchos pedidos, pero esa no fue la principal razón de su explosión, uno de los cadáveres tenia los rasgos óseos de su hermana, eso hacia que se pareciera mucho a ella y un tanto a la misma Salome, aunque prácticamente la Cambiaformas de 60 años era de piedra aquello le trajo recuerdos absurdos del pasado, sintiéndose bloqueada.
¿Solución? Alejarse de esas tonterías, adoraba con sus manos romper lo que le afligía pero no lo podía hacer con un cadáver, después sus familiares reclamaría y seria todo un papeleo para la funeraria algo que no gustaba, así que prefirió dejar aquello a su fiel asistente mientras ella tranquilamente se dirigía a algún lugar en donde los corazones de los humanos aun latían con ánimo y su temperatura corporal aun se mantenía bien, es decir, estaban vivos.
No sabía cuando había llegado a aquella elegante cafetería de parís, pero ya estaba ahí calentándose con el calor de las personas, sintiéndose más humana que nunca, se había sentado en una mesa cerca del vidrio que dejaba ver las mesitas que había afuera, era un buen lugar para ver hacia afuera, con un gesto felino llamo al mesero que atendía ordenándole un café lo más dulce que pudiera hacer y un jarrón de galletas con formas infantiles y si había en forma de huesos mucho mejor, el camarero se quedo un poco extrañado pero asintió para dejarla sola, mientras esperaba su orden apareció una dulce joven entre todas aquellas personas que se sentaba afuera, pero ella era diferente, tenía un aire dulce y lleno de ternura, parecía alguien digno de consentir para distraerse en ese momento
noto que habían traído una tarda ¿Quién se la había llevado? Realizo un bufido infantil al ver que el camarero le traía su orden con las galletas en forma de hueso que tanto le gustaban-La cuenta de la chica- dijo en un tono serio-Todo lo que gaste me lo cobra- ordeno. El camarero iba a revirar algo pero con una mirada llena de autoridad tartamudeo-no dejare que ningún pervertido dañe una florecita tan bonita- comento, pero no al camarero si no a la galleta que había agarrado del plato para morderla y romperla por la mitad.
Tocaba el vidrio con sus largas uñas, pero la chica parecía no entender que le llamaban, toco otra vez hasta que volteo, con una galleta en boca saludo con su mano haciendo una seña para que viniera hacia donde ella estaba.
Le gustaba los cadáveres de los pequeños niños que morían por falta de calor, eran pequeños, podrían meterse en frascos, su piel pálida que siempre se veían con vestiditos de colores vivos y lindos ahora eran cambiados por el negro o blanco, llamándolos “angelitos” ella no creía en ángeles, ella no creía en dios, mejor dicho, ella era enemiga mortal de la iglesia, eso la convertía en “enemiga de dios” o algo así, nunca le puso mucho cuidado a las amenazas de los inquisidores. Ese día en especifico estaba estresada, había muchos pedidos, pero esa no fue la principal razón de su explosión, uno de los cadáveres tenia los rasgos óseos de su hermana, eso hacia que se pareciera mucho a ella y un tanto a la misma Salome, aunque prácticamente la Cambiaformas de 60 años era de piedra aquello le trajo recuerdos absurdos del pasado, sintiéndose bloqueada.
¿Solución? Alejarse de esas tonterías, adoraba con sus manos romper lo que le afligía pero no lo podía hacer con un cadáver, después sus familiares reclamaría y seria todo un papeleo para la funeraria algo que no gustaba, así que prefirió dejar aquello a su fiel asistente mientras ella tranquilamente se dirigía a algún lugar en donde los corazones de los humanos aun latían con ánimo y su temperatura corporal aun se mantenía bien, es decir, estaban vivos.
No sabía cuando había llegado a aquella elegante cafetería de parís, pero ya estaba ahí calentándose con el calor de las personas, sintiéndose más humana que nunca, se había sentado en una mesa cerca del vidrio que dejaba ver las mesitas que había afuera, era un buen lugar para ver hacia afuera, con un gesto felino llamo al mesero que atendía ordenándole un café lo más dulce que pudiera hacer y un jarrón de galletas con formas infantiles y si había en forma de huesos mucho mejor, el camarero se quedo un poco extrañado pero asintió para dejarla sola, mientras esperaba su orden apareció una dulce joven entre todas aquellas personas que se sentaba afuera, pero ella era diferente, tenía un aire dulce y lleno de ternura, parecía alguien digno de consentir para distraerse en ese momento
noto que habían traído una tarda ¿Quién se la había llevado? Realizo un bufido infantil al ver que el camarero le traía su orden con las galletas en forma de hueso que tanto le gustaban-La cuenta de la chica- dijo en un tono serio-Todo lo que gaste me lo cobra- ordeno. El camarero iba a revirar algo pero con una mirada llena de autoridad tartamudeo-no dejare que ningún pervertido dañe una florecita tan bonita- comento, pero no al camarero si no a la galleta que había agarrado del plato para morderla y romperla por la mitad.
Tocaba el vidrio con sus largas uñas, pero la chica parecía no entender que le llamaban, toco otra vez hasta que volteo, con una galleta en boca saludo con su mano haciendo una seña para que viniera hacia donde ella estaba.
Salomé Ameris- Cambiante Clase Alta
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Re: Un poco de compañía [Privado]
Estaba tan nerviosa, tan anonadada en la tarta, se veía digna de un cuadro, digna de un bosquejo, suspiro y empezó a probarla, con el amago de haber probado lo más horrible, la sensación de dulce tan de golpe causaba dolores de cabeza, un sorbo de café amargo aminoro el sabor estableciendo las pupilas gustativas de la chica, ¿Por qué le había traído esa trata?, tan inocente formulo esa pregunta en su cabecita, el silencio en su cabeza, en las palabras y líneas de ese libro que leía eran tan huecas, ojala pudiese compartir palabras aunque sea unas pequeñas con alguien, últimamente se sentía sola, y si eso pasaba no dudaría en echarse a llorar.
La facilidad con la que su llanto venia ahora tenia una razón poderosa, un cariño especial a un ‘angelito’ que no pudo llegar, a trágicos sucesos a la que fue obligada, no llevaba demasiado de salir del hospital y aunque la advertencia de quedarse en casa le fue clara, desobedeció, sentía que podía ahogarse en un vaso de agua, con una sola gota. Necesitaba desembocar el dolor, arrogarlo como una gran ola al océano. Parecía que sus suplicas habían sido escuchadas, cuando de la nada a través del cristal, donde su propio reflejo se proyectaba, una señorita tan hermosa, con clase y una amable sonrisa infantil le llamaba.
Al principio pensó en que aquello era un error, ¿sería ella la dueña del establecimiento?, negó con la cabeza y se quedo absorta el la idea, pero cuando estuvo apunto de sonreír, lo cual le costaba demasiado por esa personalidad de chica sosegada con la que fue criada, el mesero le interrumpió, fue tan abruptamente que inclusive el rostro sonriente de ese chico apuesto se había tornado en un odio absoluto para Yude, parpadeo y asintió a sus palabras, le había comentada que dicha señorita estaba dispuesta a pagar lo que ella estaba comiendo.
Sin dudarlo la gitana se levanto de golpe, con ese gesto frío serio, sin que sus expresiones faciales dieran indicio de algo, hizo una reverencia al mesero y entro al establecimiento, quedando frente a la mesa de aquella mujer, volvió a sus modales para saludar – Buenas tardes Madame – esa voz dulce, bajita, pero firme de ella parecía tan llena de un sentimiento que difícilmente se pudo describir. – Me preguntaba si hay manera de recompensar el gesto tan amable que ha hecho – subió la mirada, viendo como se movía con esa elegancia, tenia un bonito color de piel, hermosas líneas formaban su rostro, parecía una muñequita y Yude estaba envuelta en la magia del aura que desprendía.
La facilidad con la que su llanto venia ahora tenia una razón poderosa, un cariño especial a un ‘angelito’ que no pudo llegar, a trágicos sucesos a la que fue obligada, no llevaba demasiado de salir del hospital y aunque la advertencia de quedarse en casa le fue clara, desobedeció, sentía que podía ahogarse en un vaso de agua, con una sola gota. Necesitaba desembocar el dolor, arrogarlo como una gran ola al océano. Parecía que sus suplicas habían sido escuchadas, cuando de la nada a través del cristal, donde su propio reflejo se proyectaba, una señorita tan hermosa, con clase y una amable sonrisa infantil le llamaba.
Al principio pensó en que aquello era un error, ¿sería ella la dueña del establecimiento?, negó con la cabeza y se quedo absorta el la idea, pero cuando estuvo apunto de sonreír, lo cual le costaba demasiado por esa personalidad de chica sosegada con la que fue criada, el mesero le interrumpió, fue tan abruptamente que inclusive el rostro sonriente de ese chico apuesto se había tornado en un odio absoluto para Yude, parpadeo y asintió a sus palabras, le había comentada que dicha señorita estaba dispuesta a pagar lo que ella estaba comiendo.
Sin dudarlo la gitana se levanto de golpe, con ese gesto frío serio, sin que sus expresiones faciales dieran indicio de algo, hizo una reverencia al mesero y entro al establecimiento, quedando frente a la mesa de aquella mujer, volvió a sus modales para saludar – Buenas tardes Madame – esa voz dulce, bajita, pero firme de ella parecía tan llena de un sentimiento que difícilmente se pudo describir. – Me preguntaba si hay manera de recompensar el gesto tan amable que ha hecho – subió la mirada, viendo como se movía con esa elegancia, tenia un bonito color de piel, hermosas líneas formaban su rostro, parecía una muñequita y Yude estaba envuelta en la magia del aura que desprendía.
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Re: Un poco de compañía [Privado]
¡Cuánto gustaba de una deliciosa taza de té con galletas en formas de huesos! Era algo simplemente mágico (según ella) ya tenía unas cuatro de esas deliciosas galletas comidas, se relamía los labios de forma descarada mostrando aquella satisfacción que solamente la podría tener un niño de 5 años, pero con toca aquella elegancia de toda una dama, alzo su mirada de la taza al ver a la joven doncella al frente de ella, alzo una de sus cejas examinándola de arriba abajo, parecía que lo hacía de manera detenida pero discreto, en sus labios se formo una amplia sonrisa, enderezo su espalda levantando el mentón mostrándose con un aura grande y de su clase.
-oh… dulce niña ¿Cómo podrías hacer eso?- mostro un faso gesto de estar molesta, congestionando su rostro suavemente-mi recompensa es ver como su rostro se ilumina con apenas una tarta- acaricio su propia mejilla con aquellas delicadas y suaves manos mientras una dulce sonrisa aparecía en su rostro.
Con una seña de manos le indico que se sentara; si quería que Salome fuera “recompensara” pues lo seria con su compañía. Al verla ya sentada con un gesto de cariño le ofreció las galletas en forma de huesos-¿deseas?- sonrió ampliamente –No son de perro te lo aseguro- comento riendo. Aclaro aquel punto rápidamente puesto a que por alguna absurda razón cuando veían sus galletas preguntaban “esas galletas no son para perro?” ella solo para molestar a la gente molesta decía que si para luego morderla con un gran gusto.
Muy pocas personas se le acercaban y si lo hacían era para poder conseguir información de una fuente muy confiable, tampoco era que le molestara, la verdad le divertía verlos arrastrando en su oficinas, ofreciéndoles muchas riquezas solamente por una estúpida información que podía estar en el área de política, sobre la iglesia o cosas que le interesasen a la policía u otros funcionarios del bajo mundo de parís. Trababa con muchas clases diferentes de personas y podría decir con seguridad que ninguna era buena, todos en búsqueda de un asqueroso poder que les traería riquezas llenas de sangre inocente, pero ¿Quién era ella para juzgar? En sus años mozos había sido una gran cazadora de todo tipo de “plagas”.
Gitanos, brujos, licántropos, vampiros y hasta cambiaformas ¡aquellas creaturas de su misma “especie”! por aquello se sentía igual que ellos, tal vez por eso no les molestaba la compañía interesada de aquellas personas, pero en ocasiones era lindo olvidarse de las pesadillas que cada día azotaban a su mente inmortal y extraña. Todos debíamos tener un sueño tranquilo, al menos una vez en la vida ¿el suyo seria cuando su respiración se terminara para siempre? Esperaba que no y que este sueño que comenzaba a verse tranquilo no se volviera una pesadilla.
-oh… dulce niña ¿Cómo podrías hacer eso?- mostro un faso gesto de estar molesta, congestionando su rostro suavemente-mi recompensa es ver como su rostro se ilumina con apenas una tarta- acaricio su propia mejilla con aquellas delicadas y suaves manos mientras una dulce sonrisa aparecía en su rostro.
Con una seña de manos le indico que se sentara; si quería que Salome fuera “recompensara” pues lo seria con su compañía. Al verla ya sentada con un gesto de cariño le ofreció las galletas en forma de huesos-¿deseas?- sonrió ampliamente –No son de perro te lo aseguro- comento riendo. Aclaro aquel punto rápidamente puesto a que por alguna absurda razón cuando veían sus galletas preguntaban “esas galletas no son para perro?” ella solo para molestar a la gente molesta decía que si para luego morderla con un gran gusto.
Muy pocas personas se le acercaban y si lo hacían era para poder conseguir información de una fuente muy confiable, tampoco era que le molestara, la verdad le divertía verlos arrastrando en su oficinas, ofreciéndoles muchas riquezas solamente por una estúpida información que podía estar en el área de política, sobre la iglesia o cosas que le interesasen a la policía u otros funcionarios del bajo mundo de parís. Trababa con muchas clases diferentes de personas y podría decir con seguridad que ninguna era buena, todos en búsqueda de un asqueroso poder que les traería riquezas llenas de sangre inocente, pero ¿Quién era ella para juzgar? En sus años mozos había sido una gran cazadora de todo tipo de “plagas”.
Gitanos, brujos, licántropos, vampiros y hasta cambiaformas ¡aquellas creaturas de su misma “especie”! por aquello se sentía igual que ellos, tal vez por eso no les molestaba la compañía interesada de aquellas personas, pero en ocasiones era lindo olvidarse de las pesadillas que cada día azotaban a su mente inmortal y extraña. Todos debíamos tener un sueño tranquilo, al menos una vez en la vida ¿el suyo seria cuando su respiración se terminara para siempre? Esperaba que no y que este sueño que comenzaba a verse tranquilo no se volviera una pesadilla.
Salomé Ameris- Cambiante Clase Alta
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Re: Un poco de compañía [Privado]
El aura emanada era algo distinta y de alguna forma familiar como si ya hubiera sentido aquello antes, seguro que se equivocaba, tomo asiento donde le habían indicado, tampoco cruzo palabras hasta que observo las galletas con esa forma peculiar, sin dudas eran una forma muy creativa que tenían entretenido a quien se le ofrecieran cogió un par poniéndolas en el plato frente a ella y sonrío –Muchas gracias –musito con ese volumen bajo en su voz, no es que lo fingiera así era tan natural y delicado en ella, le hacía gracia la forma y no daban ganas de comerlas sino guardarlas y mostrarlas a alguien para después reír juntos, quizá sus ideas eran poco ortodoxas pero era la manera en que ella se divertía. –Tienen una curiosa forma dan ganas de conservarlas –Murmuro al tomar una y ver directamente a aquellos ojos que tenían más de una forma para ser llamativos, parpadeo un par de veces pero la belleza y elegancia de esa mujer tenían algo aparte del aura que mostraba.
Desde un principió había entendido por qué no podría pagar ese simple gesto así que obedeció a ello, nunca conoció a alguien sincero que se conformará con un gesto, pero he ahí la clave de la felicidad, en las pequeñas cosas, sonrío con dulzura al probar la galleta, saboreando lentamente aquello, ¡Dios!, expreso para sus adentros, en alguien en quien no creía por cierto, aquello era la gloria, eran tan deliciosas como si sintiera que recorrían su cuerpo y sistema hasta inundarle lentamente. – Son riquísimas – Expreso con satisfacción para observar que la dama estaba perdida en sus pensamientos, no sabía si interrumpir o guardar el silencio que se había producido.
-Yude VanVollehoven – Se presento por cortesía, realmente deseaba profundizar en la platica, como en esperar por un trabajo ahora que todo se veía ausente en aquellos cafés, había escuchado de los rumores del dueño pero jamás confirmado, solo quería trabajar y ayudarle un poco a su esposo ambos eran de clase alta, ella había pasado de ser una chica de la alta sociedad rusa a ser abandonada con lo gitanos y después vendida a un brujo el cual no conocía y quien no le ofrecía nada de los lujos a los que estaba acostumbrada pero eso no le detenía en la loca idea de trabajar, él siempre estaba ausente y ella sola, no tenia nada más que esperar cuando aquel ser llegaba y solo para descansar así que su juventud se esfumaba entre ser la ama de casa y señora VanVollehoven y el no hacer nada, y ser madre, ni siquiera la tocaba la ultima vez fue cuando contrajeron matrimonio después de eso no había nada, a veces iba y cuidaba a los niños del campamento pero nunca pensó en la idea, aparte estaba enferma y los síntomas de vómitos, mareos y bajo peso se veían reflejados en su físico, solo esperaba que la enfermedad de su padre no fuera parte de la herencia después de esos pensamientos en aquella pausa se dispuso a hablar – ¿Puedo saber su nombre Madame, o algo por lo cual pueda referirme a usted?
Desde un principió había entendido por qué no podría pagar ese simple gesto así que obedeció a ello, nunca conoció a alguien sincero que se conformará con un gesto, pero he ahí la clave de la felicidad, en las pequeñas cosas, sonrío con dulzura al probar la galleta, saboreando lentamente aquello, ¡Dios!, expreso para sus adentros, en alguien en quien no creía por cierto, aquello era la gloria, eran tan deliciosas como si sintiera que recorrían su cuerpo y sistema hasta inundarle lentamente. – Son riquísimas – Expreso con satisfacción para observar que la dama estaba perdida en sus pensamientos, no sabía si interrumpir o guardar el silencio que se había producido.
-Yude VanVollehoven – Se presento por cortesía, realmente deseaba profundizar en la platica, como en esperar por un trabajo ahora que todo se veía ausente en aquellos cafés, había escuchado de los rumores del dueño pero jamás confirmado, solo quería trabajar y ayudarle un poco a su esposo ambos eran de clase alta, ella había pasado de ser una chica de la alta sociedad rusa a ser abandonada con lo gitanos y después vendida a un brujo el cual no conocía y quien no le ofrecía nada de los lujos a los que estaba acostumbrada pero eso no le detenía en la loca idea de trabajar, él siempre estaba ausente y ella sola, no tenia nada más que esperar cuando aquel ser llegaba y solo para descansar así que su juventud se esfumaba entre ser la ama de casa y señora VanVollehoven y el no hacer nada, y ser madre, ni siquiera la tocaba la ultima vez fue cuando contrajeron matrimonio después de eso no había nada, a veces iba y cuidaba a los niños del campamento pero nunca pensó en la idea, aparte estaba enferma y los síntomas de vómitos, mareos y bajo peso se veían reflejados en su físico, solo esperaba que la enfermedad de su padre no fuera parte de la herencia después de esos pensamientos en aquella pausa se dispuso a hablar – ¿Puedo saber su nombre Madame, o algo por lo cual pueda referirme a usted?
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Re: Un poco de compañía [Privado]
-Salome Armeris- murmuro despacio, como para que la damita pudiera asimilarlo de una manera correcta. Ladeo su cabeza hasta casi hacerlo de forma exagerada, miro los ojos de la damita y sonrió mientras sus cabellos colgaban gracias a la gravedad. Aburrido… miro a su alrededor y todo parecía tan tranquilo, sentía que la estaba invadiendo un color gris.. ¡oh no! Miro a las personas que estaban chismorreando, su colores, ellos no eran divertidos… nada de este lugar lo era. Salome realizo un gesto de desagrado, y pronto miro a la dulce chica que estaba a su lado, miro en su dulce rostro tanta inocencia que simplemente con el era suficiente para iluminar una catedral completa.
-Ahh…. Y dime ¿Cómo es él?- pregunto de repente mientras buscaba con sus manos otra galletica mas-perdona… es que en tus ojos… ¡oh… tus ojos!- exclamo de forma discreta mientras realizaba un extraño gesto, casi infantil y estúpido, pero con ella se veía todo muy elegante y refinados, solamente a ella se le ocurría preguntar quién era esa persona que hacía que sus ojos y sus pómulos brillasen de una forma tan virginal.
Miro hacia los lados, ahg… que terrible, se sentía en un globo en donde todo era colores vivíos y hermosos mientras que a su alrededor el gris amenazaba por cubrir todo el lugar, deseaba en ese momento tener las fuerzas necesarias para conducirlos a todos a través de aquel laberinto oscuro… un momento… ¿ella queriendo ayudar almas? Si lo que deseaba era que su espíritu saliera rápido de su cuerpo para poder disecar y jugar con lo que quedaba después. Tuvo que contener el impulso de reír, de saciar sus ansias de aquel negro pensamiento, ya que había una dulce damita al frente y ella no merecía saber que también la deseaba ver muerta.
¡Oh… si muerta! Sonrió mientras aquellos pensamientos aparecían en su mente, negros pensamientos, que ya habían infectado aquella alma, aunque pareciera sin sentido, aquel rostro, aquel cuerpo en su mesita de experimentos, mientras la preparaba para un funeral, debería ser de alguna forma algo magnifico. Cosas totalmente absurdas, tal vez en unos veinte o diez años mas podría cumplir su deseo, pero ella no era asesina para ir a matar a cualquier persona, no, ella disfrutaba las muertes naturales, esas eran las únicas muertes que para ella eran aceptables.
off:Mis disculpas por su forma tan extraña de ser U.U y que desee a Yude muerta... no es que sea mala... solo algo frita
-Ahh…. Y dime ¿Cómo es él?- pregunto de repente mientras buscaba con sus manos otra galletica mas-perdona… es que en tus ojos… ¡oh… tus ojos!- exclamo de forma discreta mientras realizaba un extraño gesto, casi infantil y estúpido, pero con ella se veía todo muy elegante y refinados, solamente a ella se le ocurría preguntar quién era esa persona que hacía que sus ojos y sus pómulos brillasen de una forma tan virginal.
Miro hacia los lados, ahg… que terrible, se sentía en un globo en donde todo era colores vivíos y hermosos mientras que a su alrededor el gris amenazaba por cubrir todo el lugar, deseaba en ese momento tener las fuerzas necesarias para conducirlos a todos a través de aquel laberinto oscuro… un momento… ¿ella queriendo ayudar almas? Si lo que deseaba era que su espíritu saliera rápido de su cuerpo para poder disecar y jugar con lo que quedaba después. Tuvo que contener el impulso de reír, de saciar sus ansias de aquel negro pensamiento, ya que había una dulce damita al frente y ella no merecía saber que también la deseaba ver muerta.
¡Oh… si muerta! Sonrió mientras aquellos pensamientos aparecían en su mente, negros pensamientos, que ya habían infectado aquella alma, aunque pareciera sin sentido, aquel rostro, aquel cuerpo en su mesita de experimentos, mientras la preparaba para un funeral, debería ser de alguna forma algo magnifico. Cosas totalmente absurdas, tal vez en unos veinte o diez años mas podría cumplir su deseo, pero ella no era asesina para ir a matar a cualquier persona, no, ella disfrutaba las muertes naturales, esas eran las únicas muertes que para ella eran aceptables.
Sin embargo, caigo, pienso y deseo...
Y entre más y más el tiempo pasa
como viento azotando mi faz,
estalla la fuerza contenida,
en un gran destello fugaz;
y muero junto con mis ansias locas.
Y entre más y más el tiempo pasa
como viento azotando mi faz,
estalla la fuerza contenida,
en un gran destello fugaz;
y muero junto con mis ansias locas.
off:Mis disculpas por su forma tan extraña de ser U.U y que desee a Yude muerta... no es que sea mala... solo algo frita
Salomé Ameris- Cambiante Clase Alta
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Re: Un poco de compañía [Privado]
-Salome…-Pronuncio como era su costumbre con los nombres como saboreando aquello, ¿Dónde había escuchado ese nombre?, en la biblia, en aquellas personas, sin dudas era un nombre sensual, algo que según se describía como pecado y aquello le encantaba, no porque fuera prohibido, solo porque su mente imaginaba cosas un poco vergonzosas, considerada pecaminosa, sí eso era lo que tenía en su mente, una mujer deseada y hermosa, y claro que su acompañante lo era, todo una dama, seguro que sí, las personas de clase alta a veces parecían demasiadas hermosas, era eso o Yude realmente pensaba estupideces. Pero aquello se esfumo cuando ella pronuncio lo otro.
¿Qué pasaba con sus ojos?, se ruborizo bajando un poco la mirada, ¿de verdad podían vislumbrar aquel sentimiento en sus pupilas?, le pareció de lo más penoso, hablaba de Alexis, aquel brujo al cual se negaba por momentos –Mi…Mi esposo es…–Susurro con pena, con las mejillas tornándose sonrosadas y casi mirándole apenas, es que cuando hablaba de él, el mundo entero se le encendía, los ojos le brillaban como si tuvieran más que vida, sacudió un poco la cabeza antes de ponerse romántica – Un brujo–Hablo despacito aquello pues se le había explicado que había cazadores al rededor –Alguien sencillo que casi no habla…-Sonrío bajando la mirada pero sonriendo tontamente como el enamoramiento se lo hacía proyectar.
Y ciertamente el aura de esa dama era totalmente diferente a la de cualquiera, había algo parecido al cambiante que conoció aun cuando estaba soltera en aquel bosque, sintió como una dulce luz magenta cubría sus cuerpo, era interesante como una burbuja las transportaba en una platica, pero el silencio se hizo presente, ladeo un poco el rostro viéndole como ella estaba embelesada con sus pensamientos – ¿Pasa algo Madame? –No es que le preocupara mucho pero no tenía la misma capacidad para concentrarse de esa manera. Fue como si la esencia y el color se tornaran completamente en algo negativo, como si le robaran ese momento y solo quería buscar las palabras de aquella bella dama.
Observo las galletas de nuevo cogiendo una, sin bajar la mirada, sus dulces pupilas, a veces a la gente le daban ganas de arrancarlas para hacer una colección y entre ellos su mirada era la más hermosa que nadie había vislumbrado jamás, eso le decía él, también su padre, esos ojos eran únicos, al igual que toda ella, silenciosa pero hermosa, justo como la mujer de las nieves. No le extrañaría estar en un peligro nuevamente, cambiantes, vampiros, hombres lobo, se habían aprovechado de ella en casi todos los sentidos, robándole un beso, un coqueteo… O solo queriendo pasar un buen rato que eso aun ella no lo permitía, se mantenía pura hasta el momento de casarse.
No te preocupes, es normal eso (creo)… De todas formas si le haces algo o intentas no habrá problemas
¿Qué pasaba con sus ojos?, se ruborizo bajando un poco la mirada, ¿de verdad podían vislumbrar aquel sentimiento en sus pupilas?, le pareció de lo más penoso, hablaba de Alexis, aquel brujo al cual se negaba por momentos –Mi…Mi esposo es…–Susurro con pena, con las mejillas tornándose sonrosadas y casi mirándole apenas, es que cuando hablaba de él, el mundo entero se le encendía, los ojos le brillaban como si tuvieran más que vida, sacudió un poco la cabeza antes de ponerse romántica – Un brujo–Hablo despacito aquello pues se le había explicado que había cazadores al rededor –Alguien sencillo que casi no habla…-Sonrío bajando la mirada pero sonriendo tontamente como el enamoramiento se lo hacía proyectar.
Y ciertamente el aura de esa dama era totalmente diferente a la de cualquiera, había algo parecido al cambiante que conoció aun cuando estaba soltera en aquel bosque, sintió como una dulce luz magenta cubría sus cuerpo, era interesante como una burbuja las transportaba en una platica, pero el silencio se hizo presente, ladeo un poco el rostro viéndole como ella estaba embelesada con sus pensamientos – ¿Pasa algo Madame? –No es que le preocupara mucho pero no tenía la misma capacidad para concentrarse de esa manera. Fue como si la esencia y el color se tornaran completamente en algo negativo, como si le robaran ese momento y solo quería buscar las palabras de aquella bella dama.
Observo las galletas de nuevo cogiendo una, sin bajar la mirada, sus dulces pupilas, a veces a la gente le daban ganas de arrancarlas para hacer una colección y entre ellos su mirada era la más hermosa que nadie había vislumbrado jamás, eso le decía él, también su padre, esos ojos eran únicos, al igual que toda ella, silenciosa pero hermosa, justo como la mujer de las nieves. No le extrañaría estar en un peligro nuevamente, cambiantes, vampiros, hombres lobo, se habían aprovechado de ella en casi todos los sentidos, robándole un beso, un coqueteo… O solo queriendo pasar un buen rato que eso aun ella no lo permitía, se mantenía pura hasta el momento de casarse.
No te preocupes, es normal eso (creo)… De todas formas si le haces algo o intentas no habrá problemas
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Re: Un poco de compañía [Privado]
Parecía que se había perdido entre sus pensamientos, le miro con sus hermosos ojos idos, tuvo que parpadear varias veces para captar la pregunta que le habían hecho, asintió con una leve sonrisa en su rostro, observo como buscaba otra galleta con su hermosa mirada, Salome sonrió débilmente mientras buscaba comenzar otra vez con el hilo de la conversación. ¿De qué hablaban? Ah de su prometido, un hombre brujo, una persona callada y sencilla, podría decirse que era una pareja que se llevarían bien, ella lo describió con apenas cinco palabras así que podría decirse que sus personalidades era muy parecidas o tal vez daba solamente la impresión.
Aquella joven era muy hermosa, tenía un aire tan apacible y dulce que provocaba simplemente ternura, Salome (una mujer no muy cuerda) la podría comparar con un terrón de azúcar, no, el terrón perdería. Apostaría que si algún pintor de las grandes obras del vaticano viniera a ese café y la viera en ese momento, pondría su rostro, aquellos rasgos faciales tan puros en una virgen y la colgaría en la más alta de los murales del vaticano, en aquel estarían llenos de ángeles y querubines. Todos ellos para apreciar la belleza de aquella virgen que fue encontrada en una cafetería de parís. Ah! Adoraba hacer volar su imaginación, gracias a su viva creatividad pudo jurar oler la pintura que se utilizaría para aquello, pero claro solamente era la mente haciendo una jugarreta, como lo hacía cuando en ocasiones oía la voz de su hermana pronunciar su nombre.
-Tienes una voz muy dulce, cuando dices mi nombre siento que le estas dando un significado casi santo- claro el nombre venia de la biblia, pero lo que deseaba decir es que en sus labios parecía tan puro como la miel hecha por las abejas trabajadoras -lástima que… no pueda escucharlo siempre de ese mismo modo- había titubeado en aquel comentario ¿por qué? No lo sabía. Solo tenía la impresión que no debía comentar algunas cosas. Sujeto una galleta para llevárselo a la boca y romperla por la mitad, en aquel momento se vio por unos segundos aturdida por la mirada dulce de la chica, odiaba aquella sensación la cual era normal cuando veía algo tan hermoso que deseabas tenerlo, por ejemplo una obra de arte, pero ella era de carne y huesos. Salome nunca la opresaría, no era una loca obsesiva, solamente una loca impulsiva
-Y que mas me puedes contar?- pregunto terminado de acabar con lo que quedaba de galleta -¿o deseas saber algo de mi dulzura?- le propuso con una sonrisilla algo escalofriante -bueno comencemos diciendo que soy Italiana, no se me nota mucho por los años que tengo viviendo en parís, aun así mi país natal es Italia-
Aquella joven era muy hermosa, tenía un aire tan apacible y dulce que provocaba simplemente ternura, Salome (una mujer no muy cuerda) la podría comparar con un terrón de azúcar, no, el terrón perdería. Apostaría que si algún pintor de las grandes obras del vaticano viniera a ese café y la viera en ese momento, pondría su rostro, aquellos rasgos faciales tan puros en una virgen y la colgaría en la más alta de los murales del vaticano, en aquel estarían llenos de ángeles y querubines. Todos ellos para apreciar la belleza de aquella virgen que fue encontrada en una cafetería de parís. Ah! Adoraba hacer volar su imaginación, gracias a su viva creatividad pudo jurar oler la pintura que se utilizaría para aquello, pero claro solamente era la mente haciendo una jugarreta, como lo hacía cuando en ocasiones oía la voz de su hermana pronunciar su nombre.
-Tienes una voz muy dulce, cuando dices mi nombre siento que le estas dando un significado casi santo- claro el nombre venia de la biblia, pero lo que deseaba decir es que en sus labios parecía tan puro como la miel hecha por las abejas trabajadoras -lástima que… no pueda escucharlo siempre de ese mismo modo- había titubeado en aquel comentario ¿por qué? No lo sabía. Solo tenía la impresión que no debía comentar algunas cosas. Sujeto una galleta para llevárselo a la boca y romperla por la mitad, en aquel momento se vio por unos segundos aturdida por la mirada dulce de la chica, odiaba aquella sensación la cual era normal cuando veía algo tan hermoso que deseabas tenerlo, por ejemplo una obra de arte, pero ella era de carne y huesos. Salome nunca la opresaría, no era una loca obsesiva, solamente una loca impulsiva
-Y que mas me puedes contar?- pregunto terminado de acabar con lo que quedaba de galleta -¿o deseas saber algo de mi dulzura?- le propuso con una sonrisilla algo escalofriante -bueno comencemos diciendo que soy Italiana, no se me nota mucho por los años que tengo viviendo en parís, aun así mi país natal es Italia-
Salomé Ameris- Cambiante Clase Alta
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Re: Un poco de compañía [Privado]
Sin dudas esa mujer tenía algo que ella difícilmente podría leer a través de los colores del aura, pero sabía que en algún momento aquellos colores dispersos formarían uno solo, disfrutaba de ver de aquel pequeño arcoíris que se dibujaba cuando se encontraba con alguien, su semblante triste no podía mostrar demasiado aquellos momentos de felicidad que la gitana poseía, a veces sus pensamientos divagaban, su imaginación la dejaba intacta por muchos sucesos que en ese momento marcaban su vida, pero gustaba de la compañía aunque le pareciera raro en ese instante. Esa mujer tenía algo que podía desnudar a Yude y llevarle lejos de ahí. Como si le transmitiera cierto deseo pero se sentía incompetente para poder leer lo que ella le quería decir.
Lentamente abrió los labios, iba decir algo en cuanto a su nombre pero la dejo hablar hasta el final, había una cualidad que ella tenía y se llamaba prudencia, no es que fuera callada, es que no quería parecer inoportuna, antes de todo solía ser una chica de clase alta, que no se había olvidado de sus modales. Parpadeo un par de veces –Pero si es un nombre tan hermoso, con significados profundos–Sonrío de manera angelical, sentía que ella se había desanimado cuando dejo de pronunciar aquel nombre, no quería causar tales sentimientos en las personas, después dejo que su respiración se hiciera lenta y le escuchó con aquello.
Italia, tenía demasiado tiempo que ella no viajaba, desde niña, desde hace años, ahora sus viajes eran los de una mujer de casa, de alguien que debía servir fielmente a su esposo, solo por ser lo que era, abrió esos labios rosados y dejo escapar su voz con ese tono tan suave –Soy de Rusia, igual no se nota el tono en mi francés pues llevó tiempo aquí –Confesó sin dejarle de mirar –Me he casado hace un par de años y hace algunos meses, perdí a un bebe, a causa de una violación – Enotro momento hubiese llorado, se hubiese destrozado al solo recordarlo, un vampiro le había sacado técnicamente al feto de un solo movimiento con aquellas garras filosas, se hubiese puesto a llorar, pero se hacía la fuerte, debía mantener la cordura en aquel momento –También busco trabajo, puesto que mi esposo gasto mucho con el servicio medico y quiero tener la mente despejada, no tengo familia, mi padre y madre murieron antes de que me casara…-Bajo un poco la mirada.
La situación en la que se enfrentaba tan dulce belleza era trágica, fue consumida por días de locura tras perder a su hijo, al ser ultrajada y obligada a gritar una y otra vez que le dejaran en paz –Es la primera vez que salgo desde ese suceso…-Suspiró –Lo siento, no pretendo aburrirla, no he salido mucho al extranjero, pero usted tiene una belleza especial, se hace destacar entre aquellas damas que sujetan sus abanicos escondiendo su hipocresía –Tomo otro poco de té, no tenía demasiado que comentar, sentía algo de vergüenza por haberse puesto a hablar así como así.
Lentamente abrió los labios, iba decir algo en cuanto a su nombre pero la dejo hablar hasta el final, había una cualidad que ella tenía y se llamaba prudencia, no es que fuera callada, es que no quería parecer inoportuna, antes de todo solía ser una chica de clase alta, que no se había olvidado de sus modales. Parpadeo un par de veces –Pero si es un nombre tan hermoso, con significados profundos–Sonrío de manera angelical, sentía que ella se había desanimado cuando dejo de pronunciar aquel nombre, no quería causar tales sentimientos en las personas, después dejo que su respiración se hiciera lenta y le escuchó con aquello.
Italia, tenía demasiado tiempo que ella no viajaba, desde niña, desde hace años, ahora sus viajes eran los de una mujer de casa, de alguien que debía servir fielmente a su esposo, solo por ser lo que era, abrió esos labios rosados y dejo escapar su voz con ese tono tan suave –Soy de Rusia, igual no se nota el tono en mi francés pues llevó tiempo aquí –Confesó sin dejarle de mirar –Me he casado hace un par de años y hace algunos meses, perdí a un bebe, a causa de una violación – Enotro momento hubiese llorado, se hubiese destrozado al solo recordarlo, un vampiro le había sacado técnicamente al feto de un solo movimiento con aquellas garras filosas, se hubiese puesto a llorar, pero se hacía la fuerte, debía mantener la cordura en aquel momento –También busco trabajo, puesto que mi esposo gasto mucho con el servicio medico y quiero tener la mente despejada, no tengo familia, mi padre y madre murieron antes de que me casara…-Bajo un poco la mirada.
La situación en la que se enfrentaba tan dulce belleza era trágica, fue consumida por días de locura tras perder a su hijo, al ser ultrajada y obligada a gritar una y otra vez que le dejaran en paz –Es la primera vez que salgo desde ese suceso…-Suspiró –Lo siento, no pretendo aburrirla, no he salido mucho al extranjero, pero usted tiene una belleza especial, se hace destacar entre aquellas damas que sujetan sus abanicos escondiendo su hipocresía –Tomo otro poco de té, no tenía demasiado que comentar, sentía algo de vergüenza por haberse puesto a hablar así como así.
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Re: Un poco de compañía [Privado]
Sufrimiento vago de deseado, no debió haberle contado aquello a Salome, si hubiere querido escapar de las garras de aquella fémina cambiaformas, ya era muy tarde. Había algo que amaba más que la mismísima muerte, era el sufrimiento en las cosas hermosas y aquella mujer había llegado al punto de haberla prácticamente enamorado con sus palabras, pero no solamente eso, si no con las expresiones tan vagas de sentimientos que las acompañaban… la dulzura de ver como opresaba los sentimiento, de indagar que estaba reteniéndose con todas sus fuerza para no echarse a llorar eran simplemente magnificas. La magia de la tortura era que siempre verías en sus rostros aquel sentimiento de sufrimiento, de temor, odio, negación… ah!! Tantos sentimientos acumulados se verían en una persona torturada que una larga lista se formaría de ellas. La diferencia de aquella muchacha era que había pasado por aquella parte que a tanto Salome le excitaba, ahora solamente era una joven que parecía resignarse con su pasado, buscaba dejarlo atrás para dejar que el destino siguiera adelante.
De cierta forma comenzaba a tenerle envidia a las personas (incluyendo a ese vampiro) que la vieron de aquella forma tan frágil, hubiera deseado poder ver al menos un poco de aquellas expresiones en un rostro tan hermoso y lleno de ternura como el de ella. Fácilmente podría llegar y arrastrarla a un mundo de horrores de los cuales rogaría por salir, pero sabía muy bien que ella misma había llegado a su límite, si en algún momento llegara a suceder un evento tan crítico como los que había sufrido perdería la razón completamente. Todo aquello se lo callo para ella misma, apenas sonreía levemente tratando de no demostrar tanto interés en el sufrimiento humano.
-Ah… Gracias… tal vez es por los años y las experiencias que he pasado- dijo sonriendo de forma ladina-¿Aburrida tu?- dejo salir una carcajada que sonó por todo el café –por dios… eres la mata de la dulzura y ternura… mira esos ojitos tan lindos que tienes, solo eres un poco callada algo que te hace ver más dulce y atrayente- así la veía la sentía como un pequeño peluchito que se podría estrujar hasta sacarle la felpa que tendría adentro. Sujeto una galleta mordiéndola de forma estruendosa y lejos de modales, para luego con un sorbo de te hacerla pasar.
-Me has contado algo trágico en tu vida… ¿sabes? También pase por algo similar… tal vez aquel suceso me convirtió en lo que soy ahora- comento con cierta serenidad pero se notaba en su lenguaje corporal lo difícil que le era recordar aquello. ¿su aura se vería diferente? Tal vez mezclara varios sentimientos que en su corazón comenzaban a atacar con solo recordar el rostro de su hermana. Soledad, Tristeza, Enojo… son apenas algunos que en ese momento se asomaban en su corazón marchito por el odio y la venganza. –La inquisición mato a mi hermana y a toda mi familia… en decir… de cierta forma se que ella lucho para mantenerlos a salvo, pero a la final…- se quedo por unos minutos mirando lo que quedaba de galleta en su palma de la mano –le aplastaron la cabeza como un sucio insecto- había empuñado su mano y sin darse cuenta la galleta se había convertido en polvo… se quedo mirando caer las migajas en aquel mantel blanco, cuando acabaron se pudo ver un cambio repentino de actitud, sonrió ampliamente con mucha amabilidad- pero… ah.. el pasado en el pasado esta, no volverá, el futuro tienes que ver y disfrutar- recito con una sonrisilla animada.
De cierta forma comenzaba a tenerle envidia a las personas (incluyendo a ese vampiro) que la vieron de aquella forma tan frágil, hubiera deseado poder ver al menos un poco de aquellas expresiones en un rostro tan hermoso y lleno de ternura como el de ella. Fácilmente podría llegar y arrastrarla a un mundo de horrores de los cuales rogaría por salir, pero sabía muy bien que ella misma había llegado a su límite, si en algún momento llegara a suceder un evento tan crítico como los que había sufrido perdería la razón completamente. Todo aquello se lo callo para ella misma, apenas sonreía levemente tratando de no demostrar tanto interés en el sufrimiento humano.
-Ah… Gracias… tal vez es por los años y las experiencias que he pasado- dijo sonriendo de forma ladina-¿Aburrida tu?- dejo salir una carcajada que sonó por todo el café –por dios… eres la mata de la dulzura y ternura… mira esos ojitos tan lindos que tienes, solo eres un poco callada algo que te hace ver más dulce y atrayente- así la veía la sentía como un pequeño peluchito que se podría estrujar hasta sacarle la felpa que tendría adentro. Sujeto una galleta mordiéndola de forma estruendosa y lejos de modales, para luego con un sorbo de te hacerla pasar.
-Me has contado algo trágico en tu vida… ¿sabes? También pase por algo similar… tal vez aquel suceso me convirtió en lo que soy ahora- comento con cierta serenidad pero se notaba en su lenguaje corporal lo difícil que le era recordar aquello. ¿su aura se vería diferente? Tal vez mezclara varios sentimientos que en su corazón comenzaban a atacar con solo recordar el rostro de su hermana. Soledad, Tristeza, Enojo… son apenas algunos que en ese momento se asomaban en su corazón marchito por el odio y la venganza. –La inquisición mato a mi hermana y a toda mi familia… en decir… de cierta forma se que ella lucho para mantenerlos a salvo, pero a la final…- se quedo por unos minutos mirando lo que quedaba de galleta en su palma de la mano –le aplastaron la cabeza como un sucio insecto- había empuñado su mano y sin darse cuenta la galleta se había convertido en polvo… se quedo mirando caer las migajas en aquel mantel blanco, cuando acabaron se pudo ver un cambio repentino de actitud, sonrió ampliamente con mucha amabilidad- pero… ah.. el pasado en el pasado esta, no volverá, el futuro tienes que ver y disfrutar- recito con una sonrisilla animada.
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Re: Un poco de compañía [Privado]
Yude se había quedado petrificada, porque cada palabra que se le había sido pronunciada tenía una nota en particular, como si por azares del destino quisieran estar ahí. Se absorto en ello, pensando en la simpleza que tenía esa palabra ‘Silencio’, el sinónimo de ser callada, nada expresiva y siempre en otro lado, como si realmente no tuviera interés en nada. Se quedó en silencio, escuchando eso y suspiro, soltó un suspiro lento, ahora entendía, Yude no era capaz de gritar, cuando aquel vampiro la tomo no fue capaz de desgarrarse la garganta para salvar su propio pellejo. Y ahora esta mujer hermosa, bella y demasiado extraña le decía palabras parecidas, no solo ella, Louis, Alexis y la lista podía ir creciendo, pero sonrió, débil y tenue gesto se dibujaron en su rostro. -¿Cree que debería cambiar mi silencio por más palabras, aunque están no tengan relevancia?–ella le decía que era interesante y no se la creía, sin embargo eso le hizo tener un poco de esperanza, quizás podía ser una joven más extrovertida, si se lo proponía, ya no quería atraer desgracias ni nada por el estilo, estaba cansada de sufrir pero entendía que como todo hombre y mujer en la tierra debía pasar por ello. La lista de atributos crecía enormemente, linda, bella, hermosa, silenciosa, perfecta. Podría serlo, cada uno de esos adjetivos le quedaban, pero los odiaba, muy en el fondo la gente plantaba la semilla del mal en ella y lo que parecía hermoso era más bien una carga estúpida de emociones. Se le quedó viendo y bajo la mirada cuando le hizo el cumplido por sus ojos.–Agradezco cada cumplido, pero a veces quisiera ser diferente, sacar de mí algo que siempre está gritando, quizás un lado más agresivo.–Murmuró y después se dedicó a escucharla.
La pregunta entre todo ese intercambio de palabras e historias era ‘¿Quién era ella realmente?’, no se preguntaría que le había visto, si no quien estaba tras esa hermosura y rostro tan expresivo pero a su vez misterioso, Salomé parecía uno de esos personajes sacados de una mente perturbada, un personaje que envuelve a sus víctimas en confianza y no en mentiras, que sabe lo que hace y como lo hace, pero de alguna manera se vuelven confusos y a su vez extremadamente excitantes. Para la gitana podía representar un peligro, pero cuando se es niña y tonta, ignorante por culpa de la inocencia aquello pasa desapercibido. La galleta que ella sostenía ahora se desmoronaba como el tinte que en sus ojos apareció, ese tinte extraño de maldad, de venganza y de sed, sabía que ella era capaz de saltar al cuello de cualquiera en fracciones de segundos. La inquisición, Paris se había convertido en algo aterrador, la iglesia era quien a menudo aterraba a la gente, quien explotaba a la gente y quien torturaba aun equivocadamente y a través de sus errores, los usaba para demostrarle al pueblo una careta oscura. Yude puso su mano delgada, fría y blanca sobre aquel puño que había ‘acabado’ con la galleta.–No entiendo, como la tranquilidad regresa a su rostro, como esa venganza se disipa con sus palabras, porque si fuera yo, estaría en busca de justicia, aunque sé que para llegar a ella uno debe cometer más pecados. Yo no podría seguir con el futuro si algo así hubiese pasado con las personas que amo–Susurró sin quitar su mano, preguntándose si podría ayudarla.
PD: Lo lamento demasiado, jamás me llegó notificación del tema hasta hoy que me puse a revisar. Perdón _ _! Espero quieras continuarlo.
La pregunta entre todo ese intercambio de palabras e historias era ‘¿Quién era ella realmente?’, no se preguntaría que le había visto, si no quien estaba tras esa hermosura y rostro tan expresivo pero a su vez misterioso, Salomé parecía uno de esos personajes sacados de una mente perturbada, un personaje que envuelve a sus víctimas en confianza y no en mentiras, que sabe lo que hace y como lo hace, pero de alguna manera se vuelven confusos y a su vez extremadamente excitantes. Para la gitana podía representar un peligro, pero cuando se es niña y tonta, ignorante por culpa de la inocencia aquello pasa desapercibido. La galleta que ella sostenía ahora se desmoronaba como el tinte que en sus ojos apareció, ese tinte extraño de maldad, de venganza y de sed, sabía que ella era capaz de saltar al cuello de cualquiera en fracciones de segundos. La inquisición, Paris se había convertido en algo aterrador, la iglesia era quien a menudo aterraba a la gente, quien explotaba a la gente y quien torturaba aun equivocadamente y a través de sus errores, los usaba para demostrarle al pueblo una careta oscura. Yude puso su mano delgada, fría y blanca sobre aquel puño que había ‘acabado’ con la galleta.–No entiendo, como la tranquilidad regresa a su rostro, como esa venganza se disipa con sus palabras, porque si fuera yo, estaría en busca de justicia, aunque sé que para llegar a ella uno debe cometer más pecados. Yo no podría seguir con el futuro si algo así hubiese pasado con las personas que amo–Susurró sin quitar su mano, preguntándose si podría ayudarla.
PD: Lo lamento demasiado, jamás me llegó notificación del tema hasta hoy que me puse a revisar. Perdón _ _! Espero quieras continuarlo.
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Re: Un poco de compañía [Privado]
Aquella pequeña era simplemente hermosa a los ojos de Salome, no por su belleza física, era más bien por sus perturbaciones que dormían tranquilamente dentro de ellas, esperando ser llamadas para poder salir a la luz, pero ella se había formado de una manera tan normal y a la vez extraña que era muy poco probable que aquello saliera, solamente habría una forma de hacerlo y seria que un evento de mayor magnitud aconteciera, un evento que de tal forma que la sacara de su burbuja. Si ella estaba como en una pequeña burbuja de la cual quería salir, pero no sabía cómo, Salome podría ayudarla, pero no estaba interesada en ella, en la forma de ayudarla tampoco, sentía que ella era de esas personas que debían sufrir lo suficiente para encontrar la fuerza que estaban buscando, así era como aprendería, así era como encontraría la paz en la violencia. Sufrimiento, todos teníamos que soportar, algunos más que otros. ¿Por qué no todo era igual para todo los seres humanos? Quién sabe... tal vez si existía el karma, tal vez las vidas pasadas si existían y aquella mujer debía pagar todo lo que su vida pasada había hecho.
Se alzo los hombros ante la pregunta de la mujer, parecía un poco consternada, en ocasiones Salome también lo estaba, en ocasiones ella misma se preguntaba la razón de no ir ciegamente a buscar venganza -Hay muchas razones- dijo ella sin saber bien por donde comenzar. Dejo que una larga pausa invadiera el lugar. Los empleados parecían estar extrañamente a gusto con su trabajo, algunas personas conversaban igual que ellas lo hacían, cerca, podían encontrarse con personajes ejemplares que simplemente discutían cosas mejores que las que las señoritas podían tocar, también debía estar muy atenta de que no hubiera ningún espía cerca, ellos eran los más fastidiosos de todos y también uno de los más débiles, según la cambiante, quien ya había eliminado a algunos que buscándola o no, la encontraban y lo lamentaban luego de estar muerto en sus fauces.
-Para mí la mejor venganza, no es ir a eliminar a todos tus enemigos o las personas que hicieron mal a tu integridad- índico ella mientras se acomodaba en su silla –Lo que ellos quieren es algo que nunca obtendrán y esa es mi mejor venganza- se alzo los hombros para luego sonreír ampliamente –Si estoy viva, me burlo de ellos, me he burlado de ellos por muchos años y esa es mi venganza-
off: tranquila n.n gracias por retomar el rol xD
Se alzo los hombros ante la pregunta de la mujer, parecía un poco consternada, en ocasiones Salome también lo estaba, en ocasiones ella misma se preguntaba la razón de no ir ciegamente a buscar venganza -Hay muchas razones- dijo ella sin saber bien por donde comenzar. Dejo que una larga pausa invadiera el lugar. Los empleados parecían estar extrañamente a gusto con su trabajo, algunas personas conversaban igual que ellas lo hacían, cerca, podían encontrarse con personajes ejemplares que simplemente discutían cosas mejores que las que las señoritas podían tocar, también debía estar muy atenta de que no hubiera ningún espía cerca, ellos eran los más fastidiosos de todos y también uno de los más débiles, según la cambiante, quien ya había eliminado a algunos que buscándola o no, la encontraban y lo lamentaban luego de estar muerto en sus fauces.
-Para mí la mejor venganza, no es ir a eliminar a todos tus enemigos o las personas que hicieron mal a tu integridad- índico ella mientras se acomodaba en su silla –Lo que ellos quieren es algo que nunca obtendrán y esa es mi mejor venganza- se alzo los hombros para luego sonreír ampliamente –Si estoy viva, me burlo de ellos, me he burlado de ellos por muchos años y esa es mi venganza-
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Re: Un poco de compañía [Privado]
¿Yude creía en esas cosas, el karma, la suerte o el destino?, era ilógico en su cabeza aquello no existía, porque la vida misma le demostraba eso, muchas personas hablaban de un amor predestinado, de una maldición, de la mala suerte y ella solo pensaba que sus pasos eran dolorosos por los acontecimientos y decisiones que tomará, no por lo que un hilillo invisible dictara, se imaginaba eso, ¿una persona estaba ahí sentada todo el día viéndolos nacer mientras escribía dependiendo su imaginación, como sería la vida de cada uno?, eso era extraño, que alguien dictamine cosas así de delicadas, más bien los seres humanos buscaban culpar a alguien, un dios, algo invisible a lo que se encomiendan. Si haces el mal lo pagarás, si haces el bien te recompensaran, ¿eso existía?, estando cerca de aquella mujer sus ideas se fueron transformando y trastornando, como si ella lo cambiase todo con muy poco, Yude no dijo nada, porque no tenía algo bueno que lanzar, esa conversación se había vuelto extraña de algún modo.
Venganza, dolor, merecido, ignorar, ¿de qué hablaba?, aunque esa filosofía que la mujer expresaba le gustaba de algún modo retorcido. –Quiero hacer una pregunta –Suspiró sacando todo el aire de sus pulmones, y se concentró en lo que deseaba lanzar. –El vampiro que me violo, que mato al hijo que esperaba, me ha mandado una carta, me ha recordado lo infeliz que soy, ¿cómo yo tomo venganza contra alguien así?, ¿Cuál sería la mejor venganza en este caso? –no todos se enfrentaban a las mismas cosas ni experiencias, podían parecerse, pero jamás ser iguales, cada una de esas pequeñas cosas nos hacían diferentes aunque a lo lejos tenían patrones iguales.
Rebobinando los hechos desde su nacimiento ella había pasado esa vida con obstáculos grandes, enfrentándose a una madre loca, tan loca que mato lo que más amaba, que odio lo que más adoraba, que se suicidó enfrente de ella, enfrente de todos, condeno a su hija a un grupo donde no pertenecía, las mujeres eran morenas, de caderas sensuales y ella era blanca como la nieve, plana como una tabla, como si fuera una chica de la realeza, todo estuvo torcido desde un inició y deseaba dejar eso atrás y continuar, ¿cómo uno se podía volver fuerte después de todo eso?, ¿cómo alguien como ella conseguía ser diferente y fría ante todo?, quería respuestas del destino, dios o karma,, de lo que fuera, incluso de ella, quien se deleitaba con su dolor.
Venganza, dolor, merecido, ignorar, ¿de qué hablaba?, aunque esa filosofía que la mujer expresaba le gustaba de algún modo retorcido. –Quiero hacer una pregunta –Suspiró sacando todo el aire de sus pulmones, y se concentró en lo que deseaba lanzar. –El vampiro que me violo, que mato al hijo que esperaba, me ha mandado una carta, me ha recordado lo infeliz que soy, ¿cómo yo tomo venganza contra alguien así?, ¿Cuál sería la mejor venganza en este caso? –no todos se enfrentaban a las mismas cosas ni experiencias, podían parecerse, pero jamás ser iguales, cada una de esas pequeñas cosas nos hacían diferentes aunque a lo lejos tenían patrones iguales.
Rebobinando los hechos desde su nacimiento ella había pasado esa vida con obstáculos grandes, enfrentándose a una madre loca, tan loca que mato lo que más amaba, que odio lo que más adoraba, que se suicidó enfrente de ella, enfrente de todos, condeno a su hija a un grupo donde no pertenecía, las mujeres eran morenas, de caderas sensuales y ella era blanca como la nieve, plana como una tabla, como si fuera una chica de la realeza, todo estuvo torcido desde un inició y deseaba dejar eso atrás y continuar, ¿cómo uno se podía volver fuerte después de todo eso?, ¿cómo alguien como ella conseguía ser diferente y fría ante todo?, quería respuestas del destino, dios o karma,, de lo que fuera, incluso de ella, quien se deleitaba con su dolor.
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Re: Un poco de compañía [Privado]
Tal vez la había puesto en un aprieto, pero adoraba los retos, aun más si podía conocer otros secretos ocultos detrás de aquel rostro inexpresivo de la joven. Temía que podría ser el ser contrario de ella, podría decirse que Salome en su estado natural, sin locuras y arrebatos egocéntricos, podría ser como aquella mujer, que sumida en desgracias estaba, sacudió su cabeza de un lado a otro, no sabía cómo podría reaccionar a tal cosa, pues nunca había estado embarazada, nunca le había interesado sentir aquel amor maternal que tal vez instintivamente saliera, como lo fue con su madre, que aunque ellas eran el fruto de una brutal violación, las defendió como bestia; literalmente. Hasta su muerte.
-No somos tan diferentes…- le dijo con cierta sinceridad en sus palabras. En un tono realmente tranquilo, sin molestia ni con aquellos arrebatos de locura que la atacaban siempre, ahora su rostro parecía más natural, neutral. –La inquisición me ha matado a mi madre, a mi hermana, pero vamos a admitirlo, es un enemigo demasiado grande como para que una sola persona lo destruya- otra galleta llego a sus manos y la comió con lentitud, disfrutando aquellas graciosas delicias -Eres una simple humana, el un vampiro, un ser que dobla, no… seamos honesto, su poderes pueden ser tan grandes que no podemos analizarlos- se alzo los hombros para restarle al menos un poco de importancia a lo que decía.
-vamos… eres una simple humana, aunque busques venganza, solamente saldrás muerta- movió su mano un poco mientras hablaba, dejo salir un leve suspiro. Aquel ser era demasiado grande como para que ella lo enfrentara, simplemente no valía la pena ni intentarlo. –mejor quédate como estas, trata de vivir una vida tranquila, busca tener otro hijo y listo…-
-No somos tan diferentes…- le dijo con cierta sinceridad en sus palabras. En un tono realmente tranquilo, sin molestia ni con aquellos arrebatos de locura que la atacaban siempre, ahora su rostro parecía más natural, neutral. –La inquisición me ha matado a mi madre, a mi hermana, pero vamos a admitirlo, es un enemigo demasiado grande como para que una sola persona lo destruya- otra galleta llego a sus manos y la comió con lentitud, disfrutando aquellas graciosas delicias -Eres una simple humana, el un vampiro, un ser que dobla, no… seamos honesto, su poderes pueden ser tan grandes que no podemos analizarlos- se alzo los hombros para restarle al menos un poco de importancia a lo que decía.
-vamos… eres una simple humana, aunque busques venganza, solamente saldrás muerta- movió su mano un poco mientras hablaba, dejo salir un leve suspiro. Aquel ser era demasiado grande como para que ella lo enfrentara, simplemente no valía la pena ni intentarlo. –mejor quédate como estas, trata de vivir una vida tranquila, busca tener otro hijo y listo…-
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