¿Cómo serás mi compañía? [Privado/Agnes]

Las mentiras no duran para siempre y eso lo sabía de sobra aunque tenía en mente que si la compartías con alguien esta desaparecería de la nada, eso hice, compartir mi afición por robar cuando aún no tenía nada para comer, aún recordaba ese hecho con la señora en las calles de París donde me introduje en una casa solo para robar un par de joyas y venderlas, jamás planeé hacerle daño pero las cosas habían cambiado bruscamente y gracias al cielo si es que este existía estaba ya aquí en un trabajo donde podía olvidar mis malas costumbres y aunque fuera de corto tiempo y en ocasiones parecía ser bueno para mantenerme con alimentos y no podía quejarme pues cuando estaba en este lugar me atendían bien y podía aprender todo tipo de cosas; además que las mañas en este lugar se me quitaban por completo.

Ese día justamente seguía con la esperanza de caerle bien a la señorita que me tocaba cuidar, atender y porqué no, proteger la miraba de cerca mientras atravesábamos el jardín extenso que tenían; mis ojos viajaban de ella al lugar puesto en mi vida me imaginaría tener algo así, apenas si me conformaba con un rincón abrigado abajo de un puente o quedarme con alguien que me diera alojo por una noche. Caminé entre el pasto sintiendo el aroma de este más que fuerte sonriendo de lado por eso, amaba la naturaleza tanto que no entendía el porqué, al mismo tiempo que cuidaba mis pasos cuidaba antes los de ella  mirandola curiosa en algunas ocasiones y mordiendome la lengua en otras más para no decir ni una palabra que pudiera estropear mi salvación; si porque eso era ella para mi, la salvación de una vida por el mal camino.

Cuando noté lo cerca que estaba de mi por ella misma quien me avisaba que guardara esta misma un poco más, me detuve asintiendo y escuchando todo claro y procesando cada palabra mostrando una pequeña sonrisa a modo de amabilidad, la verdad que ella no me causaba temor o algo parecido, igual era difícil tratar con alguien que no tenía control de si mismo pero tampoco era el fin del mundo, muchas veces necesitaban más atenciones y nada más.-Agnes Wilber, tengo 19 años creo que soy de aquí, la verdad es que segura no estoy... en el orfanato no me han dicho gran cosa.-Comenté intentando recordar todo de mi pasado lo cual era muy difícil ya que la verdad ultimamente no me preocupaba nada de el, estaba más preocupada por no morir de hambre que por mis raíces.

Me quedé observandola no por curiosa si no porque ahora que me lo preguntaba tenía muchas dudas aún sobre mi y no las había explicado de ninguna forma, volví a la realidad con la última de sus preguntas y me apresuré a responder no muy segura de mi respuesta, regularmente nadie me preguntaba eso o si quiera se esmeraban por conocerme mejor.-Mi sueño es tener un hogar...comida siempre y comer un pastel completo yo solita... mis miedos odio las agujas, en el orfanato tienen demasiadas por si te enfermas de cualquier cosa, odio y repudio la sangre, me hace desfallecer y temo perder mi vida en las calles y no cumplir con ayudar a otros.-Comenté sinceramente sintiendo una punzada en mi corazón sorprendiendome pues hacía mucho que solo se dedicaba a latir y nada más.

Justo cuando creí que podía ser todo normal ella comenzó a hablar y a correr siguiendo a la señora con sumo cuidado asustandome un poco de lo que fuera hacer.-Tranquila, le ayudaré a buscar lo que quiera, solo digame, para eso estoy aquí para ayudarla...¿Es un abrigo lo que perdió? ¿Cómo es?.-Me acerqué cautelosa intentando no molestarla buscando por el pasto algún rastro de la prenda perdida.-¿Segura que lo dejó aquí?, podría estar adentro...oh por favor no llore, lo encontraremos, se lo prometo.-Dije intentando calmarla esperando alguna respuesta por su parte dudando en poner mi mano sobre su hombro para que se tranquilizara un poco más.