Only One Night [Priv]

por **Afrodita1** Lun Feb 27, 2012 6:35 am

Ya empezaba a notarlo. Sí, todo era perfecto.
Ese iba a ser el día en que me atrevería, por fin, a pagar por una noche con alguna de ellas. Las había estado mirando desde hacía días y desde que había experimentado esa extraordinaria sensación de estar con una mujer, había pensado en volver a probarlo de una manera diferente. Me excitaba pensar en pagar por ello ¡Ah, qué vergüenza! ¿Cómo podía resultar ser tan pervertida? ¿De dónde habían salido todas estas sensaciones y pensamientos? París ... ¿Habría sido la ciudad? ¿Me habría cambiado? Por cada día empezaba a pensarlo más seriamente. Y cuanto más lo pensaba más me gustaba. Además, mi madre se había marchado esa misma noche y tenía que celebrarlo de alguna manera. Sí, estaba claro y completamente decidido. Lo celebraría a lo grande con unos cuantos -Los que hiciese falta.- Francos y una buena 'moza'; como solían llamarlas los hombres que frecuentaban aquel antro. Eso es, a partir de ese momento, me convertía en un hombre. Sin conciencia ni temor por lo que ocurriese al día siguiente. Sin pensar en el futuro o en que, tal vez, esa mujer puede querer algo más que unos besos o unos cuantos orgasmos; que puede querer u mínimo de relación por muy vergonzosa o 'delicada' que resulte. Allí dentro eso no existía, porque pagaría por ello. No era nadie que acabase de conocer. Que me encandilara o me conquistara con dulces palabras. Reza por ello.

Abrí la puerta, con decisión, mientras notaba como toda yo empezaba a transformarse en eso que acababa de pensar hacía unos momentos. Aunque la idea de ser uno de esos sucios hombres más bien me tiraba para atrás, pero solo tenía que pensar en ello como un tema psicológico; nada físico. Yo adoraba ser una mujer, aún con sus contras, los pros me parecían infinitamente mejores.
Tragué saliva. El ambiente me 'acojonó'; hablando claramente. Hombres. Mujeres. Hombres y mujeres besándose y manoseándose sin ningún tipo de pudor. Madre mía que rápido se estaba pasando la valentía ... ¡Ah! Estaba empezando a entrar en pánico y menos mal que nadie me miraba ni se había fijado en mi porque estaba como un flan. Un flan totalmente quieto. Un flan que, de manera lenta, empezó a caminar hacia algún lugar alejado y oscuro dónde pasar desapercibido. ¡Pobre de mi! ¿No había ido allí para hacerme notar y conseguir mi objetivo? ¿Qué hacía entonces en una de las mesas más oscuras y esquineras de todo el local? Era simplemente patética, siempre me pasaba lo mismo...

La voz del cantinero, pidiéndome una orden, me sacó de mis pensamientos. Y al mismo tiempo me hizo darme cuenta de que necesitaba una ayuda extra. En este caso sería un Whisky y doble. Más ayuda. Mucha más ayuda era lo que yo necesitaba.

por **Tania Fernandez** Mar Feb 28, 2012 3:40 pm

Sería ideal ser capaz de amar a una mujer o a un hombre, a cualquier ser humano, sin sentir miedo, inhibición u obligación….

Hoy se había levantado tarde, hasta para ella era tarde, estaba acostumbrada a dormir hasta las dos o una de la tarde, ya que por lo general su trabajo se llevaba a cabo en las noches y hasta altas horas de la madrugada, pero ¿!despertarse a las 7!? Eso hasta para ella era algo insólito, lo peor es que había durado una hora en la cama luchando contra las sabanas para poder levantarse, lo peor no era eso… tenía que estar más tardar antes de las nueve en el burdel, antes de poder pensarlo comenzaba a arreglarse, se coloco un vestido sencillo pero provocativo y a la vez “llamativo” en las partes en que se requerían.

Después de oír el gran regaño del encargado se dispuso a estar lejos de todas aquellas mujeres que además eran sus compañeras que se sentían amenazadas por su belleza exótica, adoraba quitarle los clientes a otros cortesanos, es decir, ¿Quién se podría resistir a un cuerpo como ese? En su corazón lo que había era fuego latino, nada más y nada menos, más ardiente de lo que algunos podrían probar, pero en este día quería probar algo diferente, no quería ser sometida por un hombre, deseaba la delicadeza de una mujer. Su mirada se volvió tosca cuando noto que no había ni una joven dispuesta a pagarle sus servicios, pero eso no quería decir que no le hubieran llovido proposiciones pero las rechazaba.

Pronto sus ojos negros se encontraron con una presa, es decir, cliente potencial, su mente maquinaba tantas cosas que debía apagarla y que se dejara enfriar por unos momentos, era todo un frenesí, una turbulencia que se daba en su interior, que podría decir, era todo un depredador hambriento buscando carne fresca. Sin que la chica se diera cuenta ya estaba en su mesa sentada mientras su curvas se acomodaban en el asiento-Tan sola esta noche? – pregunto mientras le daba la señal al camarero que le trajera lo de siempre, un ron para ella, este asintió para ir en busca de la orden –pues no te preocupes! Ya ha llegado la compañía-

Se relamió los labios con deseo y descaro, solo lo había para notar la reacción de la chica que parecía algo congelada, como un pequeño ciervo a punto de comenzar, lo malo es que ella era una tigresa ya experimentada en muchas artes de placer.

por **Afrodita1** Jue Mar 01, 2012 6:28 am

En cuanto le di el primer sorbito al Whisky ya lo empecé a notar.
Eso estaba mucho mejor que 'a pelo', porque sin duda para hacer lo que tenía pensado hacer -Que de un modo u otro lo haría.- necesitaba una ayuda extra. ¿Cuándo sería capaz de hacerlo estando completamente sobria? Ni siquiera podía imaginármelo porque me daba demasiada vergüenza manifestar mi deseo sexual sin atribuir parte de ello a los efectos del alcohol, en el fondo, era eso lo que necesitaba de las copas. Atribuirles todo aquello que pasase después de tomarlas. Aunque estuviese completamente ebria y consciente. Pero la culpa no sería toda mía.
¿Por qué tan sola esta noche?
De repente, una pregunta formulada en un susurro -Tan cerca mío que casi parecía dicho desde mi propia mente.-, atrajo toda mi atención. De golpe. Y casi me hizo volcar el vaso que en ese mismo tenía bien sujeto entre mis dedos. Dedos y, en general, cuerpo entero que se me quedó poco menos que congelado cuando vi quien era la dueña de esas 'bonitas' palabras. Bonitas y ligeramente sensuales ¿O eso sí habían sido imaginaciones mías? Era una mujer la que se me había sentado al lado en un visto y no visto. Estaba oscuro pero aún así podía verle perfectamente el carmín de los labios y sus mechones negros que se fundían con el ambiente ¡Qué guapa! Hermosa, me dieron ganas de gritar. Tal vez esa era por fin la oportunidad que estaba esperando. Si aun estando en esa mesa oscura había sido capaz de captar mínimamente la atención era porque lo merecía. Eso es, Alex, te lo mereces. No lo pienses más. Sí, pero ¿Eso cómo se hacía? Automáticamente di otro sorbo al Whisky como respuesta automática del cómo hacer para no pensar tanto en las cosas. Vale, tal vez necesitaba las copas para algo más que para echarles la culpa de mi actitud. Para que sacaran esa desvergüenza que llevaba dentro.

- Pensé que no conseguiría compañía en esta mesa - Murmuré, en un susurro, porque en esa pequeña intimidad que se había creado no se necesitaba hablar ni siquiera en una voz 'normal'. Allí, tan cerca de los ruidos que había en la barra o en las mesas centrales, pero al mismo tiempo tan lejos. Sonreía ligeramente coqueta, todavía sin atreverme demasiado y empecé a jugar un poco con mi copa. Tenía que pensar en algo ingenioso o a este paso la chica se aburriría y se marcharía a por otro cliente que le agradase más. Recordé por unos segundos donde llevaba el dinero, en el centro del sujetado, y apreté mis labios al mismo tiempo que soltaba la copa para dejar caer mis manos sobre la mesa de manera algo descuidada. Pensar en dónde llevaba el dinero me había avergonzado ¿Se puede saber en qué pensaba? Ah, sí, en precisamente no acobardarme cuando llegase el momento. En darle picardía y esas cosas ... Claro, en la seguridad de mi casa, todo era mucho más fácil. Incluso en la calle y frente al local. Todo era muchísimo más fácil. Me había sentido más segura que nunca hasta que todo se esfumó como si de polvo se tratase y se lo hubiese llevado el viento. Volando bien lejos. Pero ahora lo tenía allí y no podía hacer más que aprovecharlo.

Crucé mis piernas, disimuladamente, y apoyé mi espalda sobre el respaldo del asiento. Un asiento que en lugar de estar formado por una silla normal y corriente era como una especie de mini sofá. Bastante más cómodo cabía añadir. - Y tú ... ¿También estás sola? - Por un momento, se me pasó la idea de que estuviese con otro cliente que quisiera una compañía extra. ¡Uh! Esa idea no me agradó demasiado, sin embargo, no cambié mi expresión tranquila por ninguna horrorizada o nerviosa. Por muy nerviosa que estuviese. Casi como un flan diría yo. Continué mirándola intentando mantener una pequeña sonrisa; expectante por su respuesta. Casi rezando para que sí estuviera sola.

por **Tania Fernandez** Lun Mar 19, 2012 9:58 am

Encontró a aquella mujer interesante, no por su atrevimiento, al contrario por lo contraída que estaba por el lugar, se preguntaba ¿Qué estaba haciendo aquí si se veía tan insegura? Tal vez necesitaba a una latina para aclarar sus ideas, ¡oh…! Con gusto Tania lo haría y en un precio muy razonable. Apoyo el codo en la mesa para dejar que su mejilla se apoyara en su mano, sus labios pintados de un intenso rojo dejaron una sonrisa en ella, haciendo que algunos hoyuelos aparecieran en su mejillas, sujeto su vaso llevándoselo a la boca para dar su sorbo a esa bebida caliente que comenzaba a recorrer su sistema, dejo salir un sonido de satisfacción al terminar de sorber parte del vaso para luego dejarlo elegantemente en la mesa.

Suspiro suavemente apoyándose en el respaldo de la silla, se cruzo de brazos y por debajo de la mesa sus piernas también lo habían hecho, una posición que la joven al frente de ella también había tomado, Tania dejo salir una risilla, que gracioso habían tenido la misma idea, pero en fin, al oír la voz de la chica ladeo un poco su rostro haciendo mover algunos de sus mechones-Yo? Sola?- sonrió descaradamente-permíteme reírme, a mí nunca me falta la compañía- se acerco a la mesa como si fuera a contar un gran e importante secreto-ves a esos tipos de ahí?- señalo a unos cinco que estaban regados por todo el burdel con ya otras cortesanas-me han propuesto ya centenares de veces que los acompañe y solo por esta noche-

Tomo el vaso de whiskey de la chica para darle un gran trago y dejarlo vacio, ¡oh! Aquella sensación de fuego que su cuerpo sentía en ese momento y solamente por culpa del licor mezclado, aquel haz que nunca se debía sacar, pues finalmente te volvías mierda antes de lo esperado. De reojo noto una pequeña sonrisa de la joven acompañante, dejo su vaso otra vez al frente de ella, se afinco en la mesa, parecía que se montaría en ella para solamente tener el rostro de la chica cerca, pero apenas eran ilusiones, aun estaba sentada, solo el troco de su cuerpo se había estirado de gran manera, se relamió los labios dando la sensación de que aun saboreaba el licor en su boca-pero hoy no estoy interesada en su apéndice, prefiero un suave, húmedo y deliciosos monte de Venus- declaro con una sonrisa en sus labios carmesí.

Te puedo llevar al frenesí del deseo

Antes de que la chica reaccionara, debajo de la mesa había comenzado algo que para muchos podría ser descarado, Tania se había quitado el zapato y con su pie buscado la entrepierna de la dama para adentrarse a lo desconocido, con suavidad lo presiono apenas con sus dedos, al ver la expresión de la chica la cortesana sonrió satisfecha, sería una presa tan diferente a las demás-Que pasa?- le pregunto susurrando para que nadie se diera cuenta del momento-oh… tranquila nadie se dará cuenta de lo que sucede debajo de la mesa, todos están muy ocupados en lo suyo- hablando de lo “suyo” ¿Qué era lo que exactamente deseaba ese cliente?-¿acaso esto no es lo que deseas?- pregunto dejando que su cuerpo otra vez se apoyara en el respaldo de la silla, tomo el vaso de vodka para seguir bebiendo tranquilamente.

Lo descarado y erótico se le daba muy bien, retiro su pie del sexo de la chica para dejar salir un gesto despreocupado mientras seguía con el vaso de vodka en su boca, pronto había llegado el mesero para llenar el vaso de la joven, miro de reojo a Tania con un leve fruncimiento de ceño, la cortesana chasqueo desviando la mirada disgustada, eso quería decir que debía dejar de jugar y consolidar al cliente.

por **Afrodita1** Miér Abr 04, 2012 10:42 am

Esa mujer era increíble...
Y no se me ocurre otro adjetivo para denominarla, porque yo nunca podría ser como ella. Nunca podría desenvolverme entre aquel ambiente de una manera tan despreocupada, como si fuese lo más normal del todo. ¡Para todos ellos lo era! Y, a veces, me daban mucha envidia. Si mi madre supiera todo lo que estaba haciendo... Le daría un paro cardíaco, estaba completamente segura. Del 'mundo' de dónde yo venía, el sexo era un tema tabú para todo aquel que se considerase respetable. Hablar de sexo significaba crearte una mancha en tu vida. ¡Tanta hipocresía me ponía enferma! ¿A caso no eran todos adultos y lo practicaban sin ningún tipo de pudor? Nunca había sido capaz de entender el por qué de todo ese estúpido comportamiento. A veces, deseaba ser como ellas. Desprotegida y vulnerable, puede, pero libre para hacer lo que se me antojara. Para ser yo misma. Sin esa especie de burbuja que habían creado a mi alrededor ¡Claro! ¿Cómo no iba a avergonzarme con todo aquello? Era imposible que cualquier chica en mi situación, con la educación que tenía, se mostrara impasible. "Me han propuesto que los acompañe centenares de veces" había dicho la cortesana mientras me indicaba a un grupo de muchachos en el otro extremo del local. Tenían un par de mujeres revoloteando a su alrededor por lo que, dada su falta de atractivo, deduje que debían tener un exceso de dinero. Ellas se ganaban la vida de aquel modo, después de todo, cualquiera que tuviera dinero era un buen cliente. Cuanto más mejor, probablemente. Eso me hizo recordar los francos que había llevado conmigo y que estaban en mi bolsillo... Obviamente, me sonrojé de nuevo.

Por desgracia, ese pensamiento no fue nada comparado con el susto que me llevé al sentir algo en... en una parte muy íntima de mi persona. Me mordí el labio con fuerza, bajando automáticamente la vista hacia mis piernas ¡¿Cómo había llegado hasta ahí su pie?! ¡Dios! Y lo más vergonzoso de todo era que el íntimo contacto me produjo todo un escalofrío que me recorrió el cuerpo entero. Un escalofrío placentero, tal vez, demasiado... - N-No es eso... - Me apresuré a decir, cuando insinuó que no era lo que deseaba. Tal vez lo negué demasiado rápido... Pero es que iba a quedar como una auténtica estúpida si me negaba a lo que ella pudiera proporcionarme ¿Dónde me creía que estaba? No en un establecimiento cualquiera y precisamente por eso había entrado. Me había prometido echarle valor... Superar la experiencia y curiosidad que me traía todo aquello. De una vez por todas. ¡Ah! ¿Por qué tenía que sentir las ganas de salir corriendo y no volver? Solo de la vergüenza que me había ocasionado aquel roce. Patético, si lo comparamos con otros más profundos que podrían sucederle...

Esta vez no me tocó pero, aún así, el pensamiento me produjo otro placentero escalofrío. Nerviosa me tomé lo último que quedaba del vaso de alcohol y lo dejé sobre la mesa en un golpe ligeramente fuerte. Intentando con ello que se me pasaran los nervios tan rápidamente como se había producido aquel estruendo. - Verás es que.. - Finalmente, me armé de valor para continuar la conversación y esta vez intentaría no tartamudear. Procuraría no dejarme en ridículo. Más en ridículo de lo que ya estaba.. - Es solo que no estoy acostumbrada a esto... Es la primera vez que entro aquí y... bueno, ya sabes, que me intereso por los servicios de una mujer como tú. - En seguida, sentí que la había fastidiado. - ¡Pero! No quiero decir que seas diferente.. Es decir, yo te respeto mucho... No pretendía ofenderte, solo me refería a que vosotras sois especiales.. E-En el buen sentido... - Cada vez que intentaba expresarme se me enrollaban más los pensamientos y más lío se me hacía en la cabeza. Tanto que acabé por tartamudear. Pero no, no iba a rendirme ahora que había conseguido su compañía. - Bueno, lo que me gustaría decir es que... Sí estoy interesada. - Esto último intenté que sonara más serio y firme. Incluso me atreví a mantener la vista clavada en su rostro, por muy avergonzada que estuviese.

¡Qué importara que estuviese roja como un tomate hasta en las puntas de las orejas! Había llegado allí. Había entrado e incluso había logrado captar la atención de aquella bella mujer. No, no iba a fastidiarlo...

¡Disculpa la demora!

por **Tania Fernandez** Mar Abr 17, 2012 9:08 pm

ahhh… la carismática vida de una cortesana, encontramos en un lugar normal, en un ambiente el cual le parece hasta acogedor, un lugar cálido que en el cual se sentirá segura, por la simple razón de aceptar lo que era. ¿Cómo se sentiría aquella mujer si le dijera apenas una parte de su vida?. Sus palabras tímidas y mal formadas lo que le daban eran risa y muchas más ganas de manchar aquella inocencia que aun permanecía en la joven, no, eso no era inocencia, su inocencia se había esfumando hace mucho, lo que deseaba era… destruir aquella ignorancia que tenia, llevarla en un sendero de placer que nunca habría descubierto por ella misma, le enseñaría el arte del sexo y se divertiría al momento de hacerlo. Rio en voz alta. ¡Su madre se infartaría si supiera que ella era lo que era!. Pero centrándonos en otra cosa aquella chica seria perfecta para esa noche, en las próximas horas le mostraría lo que era lo llamado “fruta prohibida”

-Creo que es mejor que dejes de hablar- le indico acariciando su cabeza para alborotarle un poco sus cabellos -Me siento muy honrada de que desee mis servicios- se levanto. Con la mirada le indico al mesero que ya estaba todo listo, este le abrió la puerta mientras con delicadeza Tania sujetaba la mano de la joven de forma firme para que su presa no se escapara. Ya estaba más que decidido de que ellas dos estarían juntas, pero sabía que sería difícil por la forma de ser aquella chica, se veía aturdida apenas con pequeñas cosas y sus mejillas estaban en un color rojizo, pero eso le hacía solamente que su atractivo aumentara más y más.

Habían llegado a una habitación, no muy lujosa, pero si acogedora para el momento, tenía una cama matrimonial con limpias sabanas que se podía oler su frescura, en la mesa de noche había una botella de bourbon con dos vasos, Tania se relamió los labios al ver aquella botella en su poder, dejo la puerta abierta soltando la mano de la señorita para que anduviera sola por la habitación que era iluminada por velas esparcidas por toda la habitación. Había abierto la botella y ahora se servía un poco mientras se sentaba en la cama cruzando sus piernas. Tomo unos tragos hasta que sintió el alcohol en sus venas… Ahh… que sensación mas deliciosas era poder sentir que podías romper otra regla más, miro a la joven que había tomado cierta distancia de ella, ¡ella era su amante esa noche debía estar con ella celebrando! Ella no se le iba a escapar tan fácilmente y mucho menos sin pagarle antes-Venga no seas tímida- le musito sujetándola de las caderas para sentarla en la cama -Toma un poco te animara… pero no mucho, quiero que estés lucida para que sientas lo siguiente…-

La sentó en la cama y se paro junto a ella entregándole el vaso de licor que había tenido entre sus dedos. Ahora un dilema comenzaba en ella, ¡quería tenerla toda de una vez! Pero debía ir paso por paso si no la dama se asustaría y perdería un cliente, con la mirada le indico que tomara mientras ella se arrodillaba para sujetar sus pies y quitarle los zapatos, como si de un sirviente se tratase, pero este no era su plan, después que le vio descalza alzo su mirada son una sonrisa picara, sus manos se deslizaron peor que dos serpientes por debajo de sus faldas hasta encontrarse con los tersos muslos de la joven presente. Suspiro mientras arrodillaba se acercaba mas al borde de la cama, le había abierto las piernas y sujetando sus nalgas le aproximaba a ella. La joven en sus manos tenia la copa, el cabello de Tania se veía colgando mientras alzaba un poco su mirada haciendo que su cuello se extendiera hacia atrás, sus labios rojos buscaban algún tacto, ya sea licor o algo mas, pero no debía forzar las cosas, aun así, sus manos traviesas jugueteaban con los glúteos de la mujer mientras ella con una sonrisa le indicaba que ya para ese momento no había escapatoria. Con suave tacto sujeto la ropa interior de la mujer mientras sus manos alzaban el muslo de la chica.

-Mucho alcohol… poca acción…- murmuro la cortesana para quitarle el vaso de las manos y dejarlo torpemente en la mesa de noche. De forma delicada y pero felinamente predominante se levanto sujetando uno de sus muslos con fuerza haciéndola caer en la cama. ¡Qué imagen se había ganado sus ojos! Aquellas mejillas rozadas… aquella miradita llena de deseo por lo prohibido. Todo aquello comenzaba a explotar la calentura de aquella cortesana- ¿has besado alguna vez los labios de una mujer?- pregunto acercando tanto su rostro que mutuamente se podían oler el aliento con un fuerte olor a licor. Se relamió los labios, aquellos labios rojos que deseaban atacar sus pálidos labios.

por **Afrodita1** Lun Mayo 14, 2012 12:31 pm

¿Qué estoy haciendo?
Esa era la pregunta que me rondaba por mi mente una y otra vez. ¿En verdad quería lo que aquella mujer podía ofrecerme?... No sería la primera que mantenía relaciones sexuales con una mujer -Solo de pensarlo, me ponía completamente colorada.- pero sí sería la primera vez que lo haría con alguien por puro dinero. Había atracción y sensualidad, claro, pero no iban dentro del paquete. Había coincidido que a mi me gustaba la chica y a ella parecía gustarle yo, si es que no lo estaba fingiendo solo por el dinero, aún así todo se centraba única y exclusivamente en el dinero. El morbo de pensar en pagar por ello, en tener a alguien a tu completa disposición... Por desgracia, para cuando sentí unas vibraciones peligrosas ya era tarde. En un abrir y cerrar de ojos la mujer castaña me había sacado de los asientos y me había llevado hasta una habitación. Una amplia y bonita habitación cabe destacar. Con una gran cama de matrimonio, imposible de pasar desapercibida. ¡Me acababa de meter en la boca del lobo! Estaba contenta y al mismo tiempo terriblemente asustada. Había conseguido lo que quería y lo que quería podía ser peligroso... ¿Por qué no me había conformado con aquella vez? ¡¿Por qué?! Siempre tenía que querer más. Mi estúpida curiosidad, una vez más, metiéndome en problemas que luego tenía que solucionar rápidamente. La pregunta era: ¿Podría esta vez?.

- Gracias - Murmuré, al mismo tiempo que agarraba el vaso de licor que ella me estaba entregando. Quería haberme alejado de aquella mujer con un aura tan amenazante como la suya, pero sin darme cuenta me había arrinconado tanto que no tuve más remedio que quedarme sentada al borde de la cama. Rígida como un palo, claro. Decidí beberme de un solo trago el licor, sin pensar. O, más bien, pensando en que necesitaba soltarme un poco si quería salir bien parada. Mis ojos buscaban los de ella de vez en cuando, comprobando que esas miradas ardientes que me echaba no cesaban. ¡Me hacían sentir tan incómoda! Como excitada. Mi cuerpo reaccionaba involuntariamente a esa fiereza que hasta ahora no había experimentado. Era tan extraño... Posiblemente, los efectos del alcohol también hacían mella en eso. ¡Ni loca estaría allí de no ser porque había tomado! No tanto como para emborracharme, nunca, pero sí como para aceptar su proposición habiéndola iniciado yo misma.

Me sorprendí involuntariamente al percibir que algo rozaba uno de mis pies.. ¡Era ella! Se había arrodillado y me quitaba lentamente los zapatos. ¿Cuándo se había movido? La verdad, no tengo ni la más remota idea, porque mi mente no estaba prestando atención en ese momento. Y, tal y como había imaginado, los zapatos era solo el principio... Sus manos empezaron a recorrer mis piernas, que se abrieron casi sin darme cuenta para darle cabida al cuerpo de ella. Sabía que la estaba mirando entre alucinada y atontada, y que posiblemente todos mis pensamientos se verían reflejados, pero no podía evitarlo. Cuanto más se acercaban, más agitado sentía mi cuerpo y más caliente el centro de él; para más concretar. La parte más vulnerable. Un escalofrío me recorrió al sentir las manos de ella acariciar mi ropa interior, solo fue el borde pero mientras mi cuerpo caía sobre la cama tuve el presentimiento de que quería quitarme la lencería. ¡No! Grité para mis adentros. Como lo hiciera, estaba perdida y ya no habría posibilidad de salir de allí. Automáticamente cerré mis piernas lo máximo posible, teniendo en cuenta que ella se había colocado entre ellas, y bajé mis faldas todo lo posible para cubrirme hasta dónde pudiera. Un echo en vano, dado que la posición de mis piernas devolvía la prenda a su lugar de origen. - S-Sí he besado.. - Murmuré, avergonzada, sin poder evitar recordar aquellos besos una vez dados semanas atrás. Todavía parecía solo un sueño.

Notaba tan cerca la respiración ajena, que se me hacía muy difícil soltar el aire con normalidad. - E-Espera.. - Susurré débilmente, tan poco convincente... Realmente ¿Qué era lo que quería? Sabía que tenía que dejarme llevar, pero había una indecisión en mi que no me permitía estar tranquila. Mi cuerpo tampoco actuaba a favor de mi mente. Esa mujer era tan caliente.. Me había traspasado solo un poco, un mínimo, y ya estaba como estaba. Era insoportable..

Disculpa la demora Uu.

por **Tania Fernandez** Lun Mayo 28, 2012 6:31 am

se veía como un cordero en manos de un cazador, tan indefensa, Tania comenzaba a acercarse cada vez más con aquel aire erotico que proyectaba en cada poro de su cuerpo, no era difícil para ella mantener un estado hipnótico a sus clientes, envolviéndolos con su belleza hasta que ellos mismos caían en cuenta de que ya estaban perdidos, pero aquella chica… la hizo enojar, ¿esperar? Que estupidez era esa, estaba ante sus labios, podía sentir su aliento, ya casi imaginaba como serian aquellos labios… y ella le suplicaba que esperara, ahh… sí que era un cordero asustado y Tania un cazador desesperado por tener aquel trofeo, pero lamentándolo mucho ella era la cliente y debía hacer lo que ella deseara.

-¿Esperar que?- pregunto irritada. Pronto vio en sus ojos aquel brillo de indecisión, Tania trato de ser mas comprensiva, respiro profundo y se alejo de ella para acariciarle una de sus mejillas -es raro para ti que una chica se te abalance como perro hambriento a un pedazo de carne ¿no?- la latina sonrió de medio lado-te prometo ser gentil y menos acelerada… de todos modos tu pagas- le guiño el ojo para acostarla en la cama de un solo empujón, así es, Tania era fuerte. Tan felinos eran sus movimientos, tan rápidos y precisas, tocaban el punto exacto que deseaban y en donde le producían cosquillas en los muslos de la chica. Se quedo en la misma posición que estaba.

-Esto no hará falta- mientras estaba arriba de ella con sus piernas abiertas y puestas sobre sus caderas deslizo las mangas de su compañera hasta dejarle los pechos expuestos, sonrió notando lo redondo he hinchado que estaban, sus pezones rosaditos y duros la invitaban a besarlo y morderlos hasta que la chica gritada de pasión y también dolor. Acerco su rostro a los de ella mientras seguía bajando su vestido, jadeo suavemente en sus labios aun con aquella sonrisilla picara en sus labios, sus cabellos gracias a la gravedad hacían un velo marrón que cubrían sus rostro. Como se había dicho, rápida era, ya estaba deslizando su vestido por las caderas, se quito de ellas para terminar de pararlo por sus piernas y dejarlo caer, ahora solamente tenía aquella lencería que tapaba el monte de Venus de la chica. ¿Por dónde comenzaría? Debía estar consciente de que la chica estaba asustada, pero Tania ya estaba húmeda con tan solo ver tan excepcional cuerpo, también la excitaba aquella resistencia débil que la chica ponía.

-muy bien… ahora mira…- decidió darle un par de vueltas al asunto y retrasar aun más la expedición total de aquella joven. Sujeto una de sus manos y la llevo al sexo de la cortesana. Tania se encontraba ahora en la misma posición en la que había estado mientras le quitaba el vestido, pero ahora mantenía sus caderas ligeramente levantadas, lo suficiente para meter la mano de la chica debajo de sus ropas y guiarla hasta por debajo de su ropa interior, las yemas de los dedos de la chica y también los de Tania que eran los que le guiaban podían sentir aquella humedad creciente en aquella rajita que comenzaba a abrirse aun mas, estaba caliente en ese lugar-¿sabes qué hacer?- le pregunto mirándole con sus ojos entrecerrados y una respiración entrecortada. Le sostuvo la mano con firmeza presionando sus dedos contra aquella parte de su cuerpo. Si no sabía con un gusto tremendo le enseñaría que parte debía tocar y con cuanta intensidad, ya que en ese lugar y entre ellas dos ella era la experta. ¿No? –Hazlo…- le susurro acercándose a su oído dándole ánimos a la chica quien parecía aturdida con aquellos asuntos carnales. Si no comenzaba a ponerse más seria o mejor dicho mas “pasional” Tania se molestaría.. ¿Acaso no defendería su honor como mujer lésbica? Le ofrecían un coño para joder con sus dedos, tenía que hacerlo si no ¿Qué sentido tenía venir a un burdel?

por **Afrodita1** Dom Jul 01, 2012 4:50 pm

"Hazlo..."
¡Ni que fuera tan fácil! Estaba temblando como un flan. ¿Pero qué había echo? Yendo allí, exponiéndome a todo aquel mundo de gente muchísimo más experta que yo. Cualquiera diría que era un hombre y pensaba con la entrepierna... No, yo aún siendo una mujer, tenía que dejarme llevar por la curiosidad. No me había bastado con observarles. Y, por eso mismo, me encontraba en una situación tan embarazosa como aquella. Desnuda junto a una mujer más experimentada de lo que yo me hubiese imaginado nunca ¡Nunca! Siempre había pensado que las mujeres, aún siendo cortesanas, se mostraban reacias para mantener relaciones con gente de su propio sexo. Que si lo hacían, era porque no les quedaba remedio alguno. ¡¿Desde cuando lo disfrutaban también?! Claro, no todas debían ser iguales ¿Por qué me había tenido que tocar a mi una fogosa y caliente como aquella? Una bomba sexual. Ah, preguntas y más preguntas me sobrevenían mientras intentaba pensar lo más rápido posible una salida alternativa. Definitivamente, no sería capaz de seguir con aquello. ¡No podía acariciar a una mujer tan íntimamente solo por dinero! Sí, mi curiosidad era muy fuerte, pero había algo.. Un algo dentro de mi cabeza que repetía 'No' continuamente, un simple y rotundo -Aunque débil- No.

Mordí mi labio inferior con fuerza, claro que eso no podía aliviar la tensión del momento. Podía sentir humedad en mis dedos, dedos que la mujer misma había llevado hasta su intimidad. Y sí, sí sabía lo que tenía que hacer - Yo... - Contraje la mano en un intento por soltarme, consiguiendo únicamente frotarme con más énfasis contra las paredes vaginales ajenas ¡Oh! Que tremendo error, no quería excitarla más. Aunque yo misma estaba más excitada de lo que debería, aquello no podía continuar. No sería capaz. Lo sabía. - Lo.. Lo siento, yo no quería... - Otro movimiento con la misma finalidad que acabó rozando, de nuevo. Esa vez me quedé completamente estática, no solo mi mano sino todo mi cuerpo en general. Cuanto más me movía, más la fastidiaba. Cerré los ojos, apretando los párpados. Sentía la boca completamente seca y algunas gotas de sudor viajaban por mi mente campando a sus anchas, hacía tantísimo calor... En general, el ambiente era bastante cargado, pero a pesar de estar completamente desnuda la tensión del momento me provocaba aquellos sofocos inaguantables. ¿Cómo podía decirle con tacto a aquella mujer que quería parar? Lo más lógico es que, siendo yo la que pagaba, pudiera decirlo sin problemas. Después de todo allí se debía hacer lo que yo quisiera, en teoría. La práctica ya venía siendo completamente diferente. Completamente contraria, más bien, me sentía completamente dominada bajo ella.. ¡Y me daba una rabia!.

Con ese pequeño empuje emocional, logré apartar la mano de aquel extraño lugar de un movimiento ligeramente brusco que me la 'devolvió'. - Creo que.. no puedo hacerlo. ¡Lo siento mucho! - Me atreví a mirarla durante un par de segundos. Estaba segura de que se iba a enfadar ¡Y quién no! Me sentía una completa estúpida ¿Sería yo una de esas que calentaba para después no terminar el 'trabajo'? Solo de pensarlo, me horrorizaba a mi misma ¡No! Yo no era de esas. Yo solo... ¿Solo qué? Porque en ese momento estaba haciendo exactamente eso. Me había insinuado a ella, la había acompañado hasta la habitación, había dejado que me desnudara hasta tal punto -Aunque, había sido tan rápido, que a penas me había enterado- y ahora rechazaba todo por lo que había pagado. ¡Y entonces se me ocurrió! - ¡Oh, pero! Puedes quedarte con el dinero, claro, no hace falta que me lo devuelvas ni nada parecido... Entiendo que esto no debe ser agradable para ti y yo no pretendía llegar tan lejos - Una media verdad. ¿Si no pretendías esto, qué demonios pretendías? Casi podía escuchar esa pregunta en labios de su acompañante, porque ella misma se la repetía una y otra vez. Era completamente lógica. De repente, empecé a pensar que si ella no quería parar, no sería capaz de culparla por lo que pudiese ocurrirme...

por **Tania Fernandez** Lun Jul 16, 2012 5:33 pm

El ser rechazada… decepcionante… ¿!como se atrevía!? Tania comenzaba a estar cada vez mas aturdida mientras las palabras de la chica salían de sus labios. Que estúpida era, había cometido el peor pecado que hubiera podido cometer… nadie le decía que no a una cortesana, aquella palabra aunque compuesta de dos letras significaba mucho para ellas, eso quería decir que su belleza y su cuerpo de diosa estaba siendo menospreciado. ¡Crueldad! ¡Maldita mujer! En su mente la maldecía con sus ojos llenos de odio la veía.

-Te iba a cobrar de todos modos…- bufo para alejarse de la cama. Se levanto dejando que su cuerpo desfilara por toda la habitación. Giro su cuerpo detallando mejor el rostro pálido de la chica-¿sabes lo que has hecho?- pregunto apretando su mandíbula para no crear un alboroto en su momentánea rabieta-maldita mocosa… piensas que puedes obtener todo lo que desees… detenerlo cuando te venga en ganas…- frunció el ceño. Dejo salir un suspiro para girar bruscamente su cuerpo haciendo que sus hermosos cabellos danzaran con el giro.

La luna se podía ver desde la ventada, la piel canela se bañaba de forma caprichosa con aquella luz que provenía de la oscuridad de la noche, los sonidos de aquel lugar eran provenientes de las contorsiones de agotados cuerpos que. Si alguien se ponía a ver aquellos actos que en cada habitación se quedaría extasiado de aquel mágico momento y maravilloso juego entre luces y sombras. Aquellos corazones no hacían más que latir como caballo desbocado, sin entender como rayos los cuerpos de aquellas hermosas mujeres y hombres se volvía casi una necesidad imperiosa. Volvió a mirar a la chica. Sonrió de forma casi malévola, aunque toda ella se veía malévola y mucho más cuando en su rostro se denotaba un brillo de odio. Sujeto a afrodita de la muñeca obligándola a volver a la cama, se puso encima de ella mientras mantenía con una de sus manos las dos muñecas de ella por encima de su cuerpo. Pobre mujer… estaba con una persona peligrosa. ¿Por qué no había podido elegir a alguien más para su curiosidad?.

-¿Qué maldita sea piensa que hacemos aquí?- pregunto la cortesana con un toque sensual pero detonando en cada palabra ira- ¿jugamos ajedrez, damas chinas…?... No... Nosotros; hombre y mujeres…- cayo por unos segundos, se relamió sus labios que ya habían dejado de ser rojos por los besos anteriormente dados –venimos aquí a trabajar con nuestro cuerpo, con lo único que tenemos… estúpida y cobarde- sentencio notando el cuerpo tensado debajo de ella… ¿Qué haría después…? Bufo otros insultos en castellano, se podía notar la diferencia de acento, no era un español normal, no tenia aquel acento, era diferente.

Comenzó a hablar en su lengua mientras se alejaba de ella y de su cuerpo… ya había perdido el interés en ella, pero ahora comenzaba a sentirse deprimida. Susurraba bajo, sus ojos se podían ver más perdidos, dio la espalda, para cruzar los brazos –No todos lo hacemos por gusto…- dijo en el idioma que la joven podía entender…-algunos fuimos obligados… fuimos engañados y lo único que nos queda en esta vida es seguir con una profesión que si tus familiares se dieran cuenta de lo que haces… morirían de vergüenza…- se mordió sus labios –pero no sabes nada mocosa…. Apenas deseas probar un poco de diferencia… pero si en realidad probaras una diferencia de 180º morirías -

por **Afrodita1** Miér Ago 15, 2012 6:49 am

Por un momento sentí miedo. En lugar de alivio porque la mujer se apartara, mi cuerpo estaba temblando ante su mirada. ¡Oh, qué había echo! ¿Cómo podía llegar a tal grado mi estupidez? Y, lo peor de todo, es que me sentía realmente mal. Era yo la que había ido en busca de sus servicios. Aunque indirectamente, había aceptado lo que ella me proponía. Por culpa de mi inocencia, la había echo calentarse para nada. Porque al final, como me pasaba siempre, la cobardía vencía a mi lado aventurero. Una vez más, me escondía en mi madriguera para ocultarme de la vida y de los placeres que esta me podría brindar, solo si me dejaba llevar. ¿Por qué resultaba tan complicado? Era realmente injusto. En las novelas, la protagonista siempre se aventuraba a un mundo nuevo. Era valiente y las cosas le salían bien, aun cuando hubiese baches por el camino, al final todo tenía un desenlace feliz. Sabía que yo no era como ellas y que mi final feliz era prácticamente imposible, sin embargo, de algún modo deseaba tener su fortaleza y valentía para poder llegar a conseguir algo. Algo importante. Hasta ahora solo había dado pequeños pasos, desde la llegada a París todo había cambiado para mejor. Pensaba que estaba lista. Claramente, no podía estar más equivocada.

Tímidamente y con el rubor aún en mis mejillas -No solo por la vergüenza de estar desnuda, sino por el bochorno del rechazo- coloqué descuidadamente mi ropa en el lugar correspondiente. Arrugada y desarreglada, pero por lo menos tapando las "vergüenzas" de mi cuerpo que según yo no debían ser enseñadas. Y que, probablemente, la pelinegra tampoco quisiera ver. Ella no era una enamorada. No era alguien que sintiera algo por mi, solo hacía su trabajo buscando unos cuantos francos por aquel contacto tan íntimo. Como bien decía con ese tono de voz enfadado, algunos lo hacían por pura necesidad aunque no sintieran ningún deseo de ello. Más bien, me preguntaba quién sentiría deseos de entregarse en algo tan personal a cualquiera. Sí, debía reconocer y reconocía, mi dicha en cuanto a nacer en una familia acomodada. Por mucho que me quejara de lo pesada que fuera mi madre con mi vida, y de que no me dejara ser independiente, yo nunca había tenido -Ni esperaba tener- que recurrir a semejante oficio. Y si trabajaba en el Sanatorio, era por voluntad propia y con total ánimo de lucro. Sin recibir un solo franco a cambio de mis servicios, prestados no solo por mi propio gusto sino también con muchas ganas.

¿Con qué cara le hablaba yo ahora? La miraba intermitentemente, por supuesto que estaba avergonzada. Mucho más que eso. Atemorizada por su comportamiento y por haber sido la causante de ello. - Yo.. Yo entiendo - Llegué a pronunciar con voz débil y, posiblemente, extremadamente poco creíble. Pero era verdad ¿No? Yo me creía capaz de entenderla y de entender todo lo que me acababa de decir. Además de entender el tono con el que me lo decía. - No era mi intención importunarte ¡De verdad! Yo quería hacerlo, te lo prometo, pero.. pero no puedo - Tapé mi cara con ambas manos, enjugando algunas pequeñas lágrimas que todavía no se habían atrevido a resbalar por mis mejillas. Desde luego, lo que menos pretendía en ese momento, era darle lástima. Es más, dudaba que aunque fuera ese tipo de persona, consiguiera mi objetivo. Ella no tenía porque tenerme ninguna lástima. Todo mi cuerpo temblaba cual flan y el silencio que se hacía en aquella fría habitación resultaba de lo más incómodo. No se me ocurría qué hacer o decir para enmendar mi error. Nada más que.. - Yo.. N-No sé si pueda hacer algo o no para que me perdones. Pero estoy dispuesta a intentarlo - Esta vez mis ojos se dignaron a alzarse para mirarla. Aunque lo había dicho con la boca "pequeña" y ligeramente tremulosa, quería por lo menos sacar algo de esa pequeña parte de valentía que todavía quedaba dentro de mi.

La pregunta clave era, ya me había dado cuenta de que no sería capaz ¿Qué haría si ella lo pedía? ¿Qué haría si no era capaz de hacer lo que me pidiese para enmendar mi error? Ella tenía razón: Si experimentaba una diferencia tan grande como la mencionada, lo más probable es que no lo soportara.

Disculpa la tardanza, hubo problemas con este personaje, pero ya regresó ~

por **Tania Fernandez** Mar Sep 04, 2012 7:59 pm

El llorar no le iba a servir de nada, Tania no era de aquellas mujeres que se doblegaban con llanto, no tenía ni pizca de instinto maternal, por suerte que no la tenía, pero en esos momento la joven se veía tan necesitada de unas palabras de aliento que prácticamente hacia nacer algo dentro de ella.se acomodo sus ropas y se sentó en la orilla de la cama manteniéndose tranquila, ya se había ido su cólera y sus ganas se había arruinado, claro la podría obligar pero, ella sabía lo traumático que eso era. Se acerco a ella arreglándole el cabello sin decir ninguna palabra, luego sujeto su rostro y le limpio con sus dedos algunas lágrimas que aun mojaban su rostro para luego levemente sonreír. –No te esfuerces tanta mujer- le dijo para luego alborotar el cabello ya alborotado como si ella fuera una niña pequeña. Bueno esa noche no daría el mismo servicio pero por un falso orgullo que en ese momento se estaba inventando buscaría simplemente ser una compañera no sexual de aquella pobre alma que parecía estar turbia con tantas cosas que no podría ni pensar bien.

-no tengas miedo no te forzare a nada que tú quieras- le dijo mientras se acomodaba en la cama, acostándose con las manos en su cabeza, entrecerró sus ojos disfrutando la comodidad de aquel lugar, tan fresco, tan cómodo, parecía digno para echar una siesta, dejo salir un leve bostezo, comenzaba a sentir sueño –A ver… si no tendremos sexo… déjame preguntarte algo- abrió los ojos mientras veía aun a la chica sentada –si piensas irte…. Mejor ni lo pienses… ven acuéstate- su mano indico que se acostara a su lado, aun está muy temprano como para dejar eso de esa manera, claro comenzaba a ser más amable (algo que aunque no pareciera le costaba de gran manera).

Luego de que se acostó se acomodo acostándose boca abajo para poder mirar a su compañera de esta noche no sexual, que extraño sonaba eso, pero tampoco de desagradaba del todo, con tal de que le pagara, todo estaría bien -¿Cuándo te diste cuenta que eras homosexual?- pregunto curiosa. Ella no era homosexual y tampoco bisexual, la verdad la atracción por las mujeres parecía ser momentáneo, no sentía en realidad un deseo espontaneo de escoger alguna para acostarse. En ocasiones sentía que la bisexualidad era más como un requisito para poder trabajar. Tal vez tantos años de estar con hombres y mujeres le comenzaban a dejar de tener aquella importancia de antes que simplemente no le importaba con quien se acostase. –Te diré un secreto- dijo sonriendo con naturalidad –la mi primera vez con una mujer fue… tal vez mas traumático- rio un poco al recordarlo –prácticamente me obligaron… veras, yo no he trabajado en este burdel desde el principio, yo trabajaba con para un hombre que prácticamente me convirtió en su esclava sexual por unos cuantos años- no se daba cuenta de que comenzaba a contar su vida como si fuera algo normal, ya no le dolía pensar en aquel hombre que la había sacado lejos de su familia bien acomodada para que ella llegara a acá a llevar más de un golpe que por suerte habían desaparecido por el paso del tiempo. Ya no le dolía recordar, pero aun el rencor estaba vivo. –pero en fin… la forma en que me “Enseñaron” a ser cortesana no fue muy ortodoxa, luego me dijeron que mis clientes no solamente serian hombre si no también mujeres, que tenía que también darle placer a ellas, que debía ser fácil yo siendo mujer, que debía perder aquel sentido de sumisión que la mujer normalmente tiene cuando esta con un hombre y ser atrevida y demandante. Prácticamente me dijeron “debes ser un hombre en todo sentido sin dejar de ser una mujer y sin moverte como una”- dejo salir otra risilla mientras un suspiro. Entrecerró sus ojos bajando la mirada levemente.

Se había perdido por unos momentos en sus recuerdos, ya ni sabia porque deseaba contarle aquello a la chica, debía estar traumada por aquel relato, pero bueno no podría dejarlo hasta este lugar de suspenso –En fin, para saber cómo era una relación lésbica hicieron varias cosas, me obligaron a mirar, luego a ser violada por una mujer activa para que así yo entendiera lo que se debía ser… vez… te perturbaste ¿no?- susurro riendo al ver el rostro de la chica. Le acaricio dulcemente mientras trataba de no reír por la carita graciosamente tierna que ella realizaba. Por suerte para ella se lo había contado por encima, no le había relatado con lujos y detalles lo que había sido para ella ser violada por una mujer mientras era sujetada por otros dos hombres, obligándola a abrir sus piernas mientras aquella mujer, la tomaba, había olvidado completamente su rostro gracias a sus ojos llenos de lagrimas que no la dejaban ni ver lo que sucedía. Luego de aquello, ser obligada a practicar junto con otras más a lo mismo mientras varios hombres eran espectadores de aquel espectáculo… era mejor no recordar… si así es… era mejor olvidar su pasado y borrarlo. –Ya te has tranquilizado ¿cierto?- le pregunto mientras se acostada de lado para quedar viéndole. Esta era la primera vez que conversaba así con una persona, la verdad no tenia amistades, ni conocidos, su familia está en España, tal vez ya se habían olvidado de ella, tal vez su padre por fin pudo tener otro hijo y estarían ya contentos. Le toco su nariz con la suya acercándose como una niña pequeña-¿eres hija única?- pregunto clavando sus ojos indígenas en ella con cierto brillo infantil.

por **Afrodita1** Sáb Oct 20, 2012 11:30 am

Me lo merezo. Por tonta. Por metida. Por ser como soy. Eso era lo único en lo que podía pensar en ese momento, mientras aquel relato tan cruel salía por boca de la cortesana. Y yo, recostada a su lado, lo escuchaba. Aterrador. Y lo peor... Lo peor, es que sentía la maldita curiosidad de seguir escuchando, en lugar de taparme los oídos y bloquear completamente cada uno de mis sentidos para no seguir con la tortura. No, quería saberlo. Cada palabra que conformaba la historia de cómo llegó hasta allí, a ser una mujer que vende su cuerpo, se empapó completamente en mi cerebro. Y cuanto más escuchaba, más consciente era de que aquella noche no la olvidaría jamás. Ni esas palabras. ¿Cómo podían, unas simples palabras aparentemente inofensivas, hacer tanto daño al juntarlas? Al formar una mundana oración que calaba en mis huesos como la lluvia fría de invierno. Aún así, quería más. No importaba cuánto empezaran a temblarme las extremidades o el poco color que tuviera en ese momento mi piel, quería seguir escuchando. Y seguía. Y seguía. En ese instante solo tuve ojos y atenciones para aquella mujer. Miraba, fijamente, sus labios mientras los movía al relatar los oscuros sucesos. No había nada sexual en esa mirada. Solo era de pura.. curiosidad. De puro deseo porque no terminase de hablar.

Me obligué a colocar de nuevo la coraza a mi alrededor cuando, aparentemente, hubo terminado. Todavía no lo había digerido. Todavía no era consciente del daño que causarían en mi memoria esos breves minutos. No tenía ni la más remota idea. Por ello, no me costó actuar con aparente tranquilidad, quitando cosas como la palidez de mi cuerpo y la rigidez de mis músculos. Eso eran signos externos inevitables. Lo peor estaba dentro. Cual grabadora, mi mente acababa de registrarlo todo. Y pronto se repetiría. Una y otra vez. Pronto, todo saldría a la luz. Tragué. ¿Por qué me sentía tan extremadamente sedienta? Era extraño, no recordaba haber tenido nunca tanta sed ni haber estado a medio camino de tenerla momentos atrás. No recordaba nada de eso. - Soy hija única - Voz.. ¿Esa era mi voz? ¿En serio? No la reconocí en un primer momento. Mi cuerpo se había puesto al mando y mi mente, cerrada en si misma, ya no tenía ningún tipo de control. Así pues, me sentía como una completa extraña en mi propio cuerpo. ¿Qué sería lo próximo? Me preguntaba y rezaba para no cometer ningún tipo de estupidez. Para recuperar lo antes posible las riendas, sobretodo de mi voz.

Moví mi cuerpo, no solo inquieta sino con el fin de dejar de ser un maldito palo de tronco. Jamás había estado tan tensa. Me dolía todo. ¿Cuánto tiempo habría permanecido en esa rigidez? Todo había sucedido tan rápido. Aún así y bien sabrá Dios por qué, pude moverme con aparente facilidad hasta quedar sentada en el borde de la cama. Lejos de la mirada de la mujer. Lejos del escrutinio. Sí, ella ya había visto suficiente de mi. De mi estupidez. De mi decadencia. No tenía porque saber más y, ciertamente, me daba igual si ya lo sabía mientras no lo sacara a la luz. Sabía que me lo merecía. De verdad, lo sabía. Pero no quería. No quería escucharlo de nadie más. - Desde que tengo memoria me han atraído las mujeres, no siento nada por los hombres - Era mejor desviar la atención de mi tranquilidad a un tema.. diferente. Pasando por alto la ruda experiencia de la morena en los ritos de iniciación ¿Así los había llamado? Oh, no me acordaba. Estaba todo encerrado en la caja de mi memoria. La caja de Pandora, sería mas adecuado llamarla. En cuanto se abriera, haría mucho daño. Me haría mucho daño. Aferré las manos a la tela de la sábana, no con fuerza, simplemente me sujetaba. Ya había abierto los ojos y miraba al suelo. ¿Cómo me encontraba? Puede que fuera el famoso estado de shock del que muchas veces había oído hablar. En cualquier caso, no parecía sentir nada. Nada especial. - No se lo he contado nunca a nadie y solo lo he.. probado una vez - De repente, aquel recuerdo vino a mi y ¿Cómo explicarlo? Me calentó. Mis ojos recuperaron un poco de su brillo habitual igual que el color rosáceo de mi piel. Ya no era pálido. Mis mejillas intentaban colorearse en un vano intento por demostrar vergüenza. Ese recuerdo... era demasiado preciado. No podía arriesgarme a que se mancillase aquella noche. Lo guardaría. Lejos, muy lejos de Pandora.

Todavía no me atrevía a mirarla y a recibir el escrutinio de su mirada sobre mi reacción, así que decidí permanecer allí. Sentada, mirando hacia el suelo sin ver. - ¿Puedo irme ya? Seguro que atender a los que deben estarte esperando será más productivo que quedarte aquí, conmigo - Excusas, excusas. Por supuesto, quería salir de allí pitando. Correr y correr hasta no poder respirar y tal vez simplemente morirme por falta de oxígeno. De repente, no me parecía tan mala idea. Y lo hubiera echo sin ni siquiera esperar por una respuesta, de no ser por.. estaba totalmente anclada a la cama. Cual clavo introducido a presión en la madera. No, imposible, no había nada en ese momento que pudiese moverme de allí.

Con suerte, lo haría la respuesta de la cortesana. Con mucha suerte. ¿Y, desde cuándo, yo tenía suerte?.

por **Tania Fernandez** Mar Nov 06, 2012 1:47 pm

Tania escuchaba atentamente a lo que la chica que estaba cerca de ella tenía que decir, apenas dejaba salir una leve sonrisa mientras asentía levemente ante lo que decía la chica. Oh pobre, bueno debía sentirse afortunada, comenzaba a hacer que Tania sintiera un poco de lastima por ella, pero claro apenas un poco ya que, gracias a todo por lo que había pasado en su antigua vida, el pesar y la compasión por otra persona eran cosas que se habían perdido y parecían que nunca más iban a volver. Se quedo tumbada en aquella cama mientras veía como la chica como ratón asustado se escurría de las garras de un minino que ya le aburrido su presencia y que solamente lo había deseado para jugar, aunque en realidad al oír que solamente una mujer había estado con ella comenzaba a crecer en ella una curiosidad aun mayor de que solamente hubiera estado con una mujer

¿Había buscado a Tania para obtener más experiencia y luego ir con su amante para disfrutar lo aprendido? Noto el sonrojo de la chica y dejo salir una leve risilla ante aquella inocente reacción, era como aquellas pequeñas que probaban por primera vez un beso de su príncipe azul, pero lo que ella estaba recordando era algo distinto, muy distinto, pero aun así a Tania le pareció tierno gracias a la inocencia que aquella mujer trasmitía. Miraba el techo cuando escucho lo ultimo ¿tanto así no quería estar con aquella minina? Tania sonrió levemente mientras esta parecia esperar que una orden de los labios de Tania saliera una respuesta que para ella seria positiva.

-…- se volteo para quedar boca abajo mientras con sus codos apoyaba la cama y así tener un apoyo para poner su mandíbula en las manos para así tener su cabeza -¿si digo que no?- pregunto ladeando su cabeza un poco mientras sus piernas se movían de un lado a otro –Te falta firmeza niña tonta- susurro riendo de forma baja mientras dejaba caer sus manos para luego girar y quedar boca arriba para mirar hacia el techo que no tenía ni la más pizca de algo interesante, pero era lo suficientemente bueno como para perder su tiempo en el. –Tú fuiste la que me contrastaste, tu eres la dueña de mi tiempo; solamente necesitas darme los francos que deseo y puedes largarte cuando quieras- dijo estirando la mano para buscar su recompensa –Es fácil ser cortesana, lo bueno de estar con nosotras es que solamente el dinero te ata a nosotros y cuando nos los das… se nos olvida hasta tu nombre-

Era cierto eso, pero ahora había algo más peligroso cerca de aquella joven, Tania cerro su mano en un puño recogiéndolo hasta que llego a su pecho para luego levantarse de un alto de la cama para quedar cerca de la chica, era cierto, ella podría ser la dueña del tiempo de Tania, pero también una cortesana debía satisfacer a un cliente, si no lo hacia su misión como cortesana había estado incompleta y eso no era lo que ella quería. –oh… claro te puedes ir- le susurro a su oído cuando estuvo lo suficientemente cerca de ella –pero… no creo que pueda dejarte ir sabiendo que solamente una mujer te ha tocado- era como uno de aquellos tesoros que solamente habían sido visto por unos pocos piratas. Raros, hermosos y codiciados. Se preguntaba si aun el himen de la muchacha estaba en su lugar o ya habían utilizado algún juguete para destrozarlo o tal vez… había contratado a un cortesano para eliminar aquella parte y ser una mujer completa.

Estaba cerca de un felino curioso que queda ¿devorar? Por completo lo que había quedado de aquel ratoncito que buscaba huir de él, pero no lo deseaba hacer de mala gana, buscaría una forma más tranquila, embelesarla, emborracharla, desorientarla con suaves palabras hasta que quedara lo suficientemente aturdida de placer que no podría decir que no, solamente por esa noche buscaría con recelos que su capricho fuera cumplido, no importaba cuanto le costara.

por **Afrodita1** Vie Ene 11, 2013 6:23 pm

Mis emociones, tan rápido como se habían apagado volvieron a encenderse en cuanto escuché la respuesta a mi pregunta. "¿Y si digo que no?" Error. Eso no era lo que estaba esperando. ¡Eso era malo! Yo misma me había puesto en ese tipo de situación, no solo embarazosa sino también peligrosa, así que tenía que saber lidiar con las consecuencias. Sí, no paraba de decirme eso una y otra vez. Pero saberlo, no cambiaba el echo de que el corazón de repente sentí que se paraba para, a continuación, empezar a latir extremadamente rápido. Siendo sincera, no puedo decir que mi visita al burdel aquella noche no sirvió de nada. Aunque no había sido capaz de mantener relaciones sexuales, estaba consiguiendo sensaciones nuevas que vistas desde una perspectiva diferente incluso serían interesantes. Lo más seguro es que, cuando estuviera sola en mi habitación y pensara sobre todo lo ocurrido, me sentiría valiente nuevamente por haber sido capaz de aguantar una situación así. Frente a una profesional de verdad. Ser capaz de decir "No", después de todo, también se puede considerar algo que necesita valor ¿No?. Con ese nuevo pensamiento instalado en la mente y dispuesta a negarme una vez más, abrí la boca con dicha intención. No hizo falta dejar salir sonido alguno. Antes de poder hacerlo, la cortesana rió. No iba en serio. ¿Estaba bromeando?. Solo hubo una cosa que pude pensar entonces. Que alivio.

Sonreí satisfecha de saber que podría salir de allí después de pagar lo que había prometido. - ¡Oh, por supuesto! Aquí tienes - Ante su mano extendida, saqué del arrugado vestido que portaba una pequeña bolsita que contenía el dinero prometido desde un principio. Puede que, desde otro punto de vista, ese se consideraría como un dinero poco aprovechado. Ya que no habíamos echo nada, realmente. Y allí, prácticamente estaba la mitad de lo que me pagaban al mes en el hospital. Aún así, considerando todas las veces que en mi familia se derrochaba el dinero para vestidos, perfumes o joyería, estaba satisfecha con aquello. Con que el dinero ganado por mi misma fuera a parar a algo que solo yo podría haber pagado. ¡De ninguna manera, siendo dinero familiar, lo habría podido gastar en eso! Por supuesto, aunque yo piense que se "derrocha", mi madre revisa atentamente en qué se gasta la fortuna familiar. El burdel o cualquier otra cosa perteneciente a mi vida privada, muy privada, debía ser costeado por un dinero del que solo yo tenía constancia.

No creo que pueda dejarte ir sabiendo que solamente una mujer te ha tocado...

Cuando se acercó a mi, después de darle el dinero, en lugar de marcharse ya deduje que no era una buena señal. Sentí que mi cara enrojeció levemente por el susurro tan cerca de mi oído (Uno de mis puntos débiles, por cierto). ¿Estaría bromeando esa vez también? Me pregunté, inevitablemente. Quería que estuviese bromeando. Una vez más, mis emociones empezaron a revolotear como mariposas enjauladas. - Eh.. yo.. - ¿Qué decir? Realmente. Ya le había dicho "No" antes. Ella ya sabía que yo no había sido capaz de hacerlo. ¿Podía servir de algo volverlo a decir? Y, además, le había dado permiso para continuar como disculpa por haberla molestado. Se puede ser más estúpida. Claro que no. ¿Más estúpida que yo? Imposible. En un vano intento por hacerle entender de nuevo que no estaba interesada en eso, que de verdad no me veía capacitada, apoyé una de mis manos en su hombro; ejerciendo la presión suficiente como para separarla unos centímetros de mi. - Me.. me siento halagada de tus deseos, sin embargo, de-de verdad que no puedo continuar. Lo siento mucho - Por muy avergonzada que estuviera, la miré directamente a los ojos mientras rechazaba su ofrecimiento. Que una cortesana tan guapa y experimentada estuviese interesada en mi, era de verdad algo impensable para una mujer corriente y vulgar como yo. Por eso, aunque la estuviese rechazando, se merecía que la mirase con todo mi valor puesto en mis ojos.

por **Tania Fernandez** Jue Mar 07, 2013 4:08 pm

Dejo salir una carcajada satisfecho por lo que había oído, ya tenía sus francos, ya no necesitaba más allí, mejor para ella que había sido capaz de ganar algunos francos sin necesidad de acostarse con alguien, se aparto de la chica acostándose en la amplia cama, en la cual debería estar desordenada y llena de líquidos que provenían de sus intimidades, pero esta vez no, estaba bien tendida, aun fresca y sin utilizar. Cuantas sabanas no estaban sucias con las esencias de hombres y mujeres, por suerte esta no era esa ocasión.

Aquella mujer era para ella como una pequeña niña que no sabía donde se había metido, sonrió luego de que la risa de su garganta había desaparecido –Puedes irte tranquila- dijo al fin. Tenía en su mano la bolsita que le había dado y ahora ya no le importaba nada mas –Espero que seas mas asertiva- indico la cortesana dejando la bolsa en la mesa de noche para levantarse de la cama y dirigirse a la puerta para abrirle a la chica –Espero que no te olvides de mi- dijo con cierta coquetería en sus palabras –vuelve cuando quieras, así puedes darme dinero gratis- dejo salir una risilla mientras sus manos alborotaban un poco su cabellera.

Ya se había terminado todo, ahora iría hacia la gran sala, en donde algún otro hombre estaría dispuesto a ponerle una mano encima, pero solamente disfrutaría de algún trago, tal vez dos, para luego irse a su pequeña habitación a descansar, luego de un día así, lo único que deseaba era descansar, no su cuerpo, más bien su mente, que había recordado muchas cosas del pasado en un solo día y eso no era bueno. Era humana, le dolía sus heridas aun no curadas, ella no sabía cuando sucedería aquello, tampoco exactamente como sanarían y aun mas si comenzaba a abrirlas cada vez que se descuidaba.

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