In The Night-Side Of Eden - Priv {Angelius}

por **Amadeo** Lun Abr 06, 2015 12:14 pm

La noche había llegado y con ella la rutina, pese a haberse reencontrado con un viejo amigo, la vida en el teatro no era más significativa, simplemente le parecía que ya era demasiado, tantos años guardando algo que ya ni le pertenecía a su dueño original, ya no tenía que saldar cuentas, sin embargo se quedaba, como atado a lo único real que tenía hasta ese momento, pese a haber encontrado personajes realmente curiosos en las calles de la ciudad y entre ellos al vástago del rubio vampiro que le había atado a ese lugar.

Andaba por entre bastidores, entre las butacas vacías, escuchando el eco de sus pasos, el sonido ahogado de las carrosas que transitaban fuera del recinto, las voces de los mortales y de los inmortales. Siguió sus andares, lentamente hasta llegar a la puerta principal del teatro, abriendo la placa de madera que lo separaba de la cruda realidad de las calles de Paris y la gris fantasía del Théåtre des Vampires.

Observo en silencio, como una estatua de ornato en la puerta del local, el ir y venir de las carrosas, de la gente y animales callejeros, aburrido, monótono y sin embargo, era reanimante escuchar las voces y los corazones mortales y fingir, que podría ser uno más de ellos.

por **Amadeo VanderHoeven** Lun Abr 06, 2015 5:16 pm

“Me balanceo nuevamente en aquella cuerda floja sobre las tinieblas, pero esta vez solo quiero dejarme caer… si me quemo en las profundidades del infierno tal vez vengas a mi. Liberame de este sufrimiento que me carcome a cada segundo… no puedo aguantarlo más, quema por dentro y siento como rasga mi corazón como si fueran miles de cuchillas que no puedo quitar… y peor aun, es solo la sensación, ni siquiera puedo morir ante este sentir”

Era ya el tercer día de su búsqueda, había recorrido los teatros, mercados y parques por las noches sin rastro alguno de su ángel, ni siquiera había tenido tiempo de escribirle a su Maestro en Venecia para informarle como había llegado… caminaba toda la noche sin parar hasta que salia el sol para luego caer muerto de cansancio sobre la cama para al caer la noche repetir la misma historia nuevamente, y no fue nada más que en un sueño que recordó como su ángel cantaba en casa mientras muy divertido el mismo con 14 años le lanzaba flores que sacaba del jardín… ni siquiera las Prima Donna de los teatros superaban a su ángel ante su mirada y sin importar cuantas veces le hubiera rogado que le llevara para verle cantar este se negaba rotundamente… pero sabia a donde iba “Théåtre des Vampires ”, esa fue la única regla que jamas pudo romper, porque cada vez que su ángel iba a el teatro le mantenían completamente vigilado para que no le siguiera.

“Miras las cosas de manera incorrecta, no logras reconocer las pistas, cierra por un momento tus ojos y escucha tu alrededor, tus recuerdos son las pistas que el destino te da. Pon atención a lo que dice tu corazón … ya que el ve con más claridad”

Cayó nuevamente la noche, se vistió elegante e hizo partir la carriola que le dejaría en la calle donde se encontraba el teatro de vampiros, pero no llego a la presentación si no que apenas camino al teatro podía ver a muchas personas saliendo, algunas aburridas y otras con sonrisas en sus caras comentando el espectáculo, espero un poco… hasta que vio a un chico de cabellos rizados en la puerta, se acerco con calma pero apenas diviso a alguien de espalda sobre el escenario con cabellos cortos y negros su cuerpo. Y sin siquiera notarlo estaba corriendo ante el escenario pasando por alto a quien estaba anteriormente en la puerta, pero al llegar al escenario ya no había nadie - ¿Donde esta?, ¡estaba aquí! ¡Yo lo vi! - Chillo mientras miraba a todos lados, su corazón palpitaba a mil sin poder controlarse, no se echaría a llorar nuevamente pero realmente creyó haberle visto.

por **Amadeo** Dom Abr 19, 2015 12:45 am

Un mortal entre muchos, un joven que aparentaba mas o menos la edad en que él murió, de cabello rojizo, mas claro que el suyo propio, con el rostro lleno de una angustia que el reconocía, le vio pasar a prisa hacia el escenario y el le siguió rápidamente, colocándose frente a él, sin importarle mucho que supiera de su verdadera naturaleza, este era, pese a todo, su territorio.

-No se que pretendes, pero no puedes entrar así al teatro - le dijo con voz calmada, carente de sentimiento y coloco sus dedos sobre el pecho del joven - Entrega tu boleto y quizás te deje ir sin daño alguno - indico y esturo su mano, aguardando la respuesta, esperando ver el pedazo de papel que indicara que su estancia en el lugar era justa.

Se quedo mirándole un rato mas, segundos, notando que la angustia incrementaba en él, que buscaba a un vampiro que trabajaba en el teatro, uno mas del montón de intentos de artistas fanáticos del arte que trabajaban para él, vampiros que nunca tocarían el escenario de la Opera de París, por que no podían ocultar su verdadero ser ante los ojos de los mortales.

No, ellos no eran como Lestat, jamás podrían ser como el rubio e intrépido vampiro, capas de danzar entre mortales y fingir ser uno mas para alimentarse de ellos.

por **Amadeo VanderHoeven** Dom Abr 19, 2015 9:32 pm

“La eternidad te confunde, la fugacidad de tu vida te frustra, estas condenado por donde lo mires”

Sentía miles de rostros, miles de risas como si se burlaran de él, pero solo era su imaginación, ya que no había nadie en aquel lugar aparte del ser que tenia enfrente. La rapidez de sus movimientos solo le hicieron retroceder al sentirle tan cerca, pero no más que unos pasos. Estaba acostumbrado a la rapidez de su Maestro, a las habilidades inmortales que le rodeaban al principio sin duda hubiera retrocedido hasta una muralla sintiéndose débil e indefenso pero era otra cosa lo que lo movía actualmente, el desesperación movía a los humanos y los hacia arriesgarse hasta extremos inexplicables y en aquel momento Amadeo no estaba midiendo las consecuencias de sus actos.

Aquel dedo en su pecho le hizo alzar una ceja, no sabia quien era aquel chico de cabellos rizados y altura casi idéntica a la propia pero sin duda estaba interponiéndose en su camino, dio otro paso atrás apartando aquel dedo de su pecho y coloco dinero en su manos, el suficiente para dos entradas. No era un chico torpe, no saldría de la mansión sin dinero sobre todo si en la noche buscaría a su ángel en un teatro, sin embargo la función había concluido, ya había visto a la gente saliendo del teatro, sin función no había boleto – La función de esta noche creo que ya acabo, así, claro esta, se me hace imposible el conseguir un boleto… ademas no vengo por un show donde inmortales fingen ser mortales interpretando vampiros – alego, para luego notar lo extraño que había sonado todo. Acabo por hacer una venia ante aquel chico que parecía de su edad – Mi nombre es Amadeo, no ha sido mi intención irrumpir de esta manera en el teatro – suspiro finalmente, mientras recordaba las palabras de su Maestro. Solía frustrarse con tanta facilidad que no podía controlarse – Lo lamento, he estado buscando por muchas noches a… un ángel, hace poco descubrí que podría encontrarle aquí, su nombre es Hero, Jaejoong Hero… - explico mientras peinaba sus indomables cabellos con una de sus manos.

Pero aunque deseara escuchar que allí estaba, tenia la sensación de que aquella noche no habría nada más que decepción. Otra noche sin dar con el paradero de aquel Serafín escurridizo – Aun así… me gustaría saber, si es que no esta… cuando fue la ultima vez que paso por aquí… este lugar siempre me causo una gran curiosidad. Aquel ángel jamas me dejo venir aquí por los peligros que podría correr, de alguna forma jamas les he tenido miedo… pero tampoco pensé que podrían estar por todos lados en París… - susurro con una tenue sonrisa a la nada antes de observar el escenario, jamas pudo ni podría verle allí.

por **Amadeo** Vie Mayo 15, 2015 10:40 pm

-¡Que insolencia! – dijo Armand, permaneciendo con el gesto inmutable en su pálido rostro, escuchando el latir del núbil corazón, de la sangre fluyendo por sus venas y el calor, pero la sangre, ese dulce aroma. Desvió la mirada un segundo, lo suficiente para poder respirar profundamente, controlar sus ganas de beberse la sangre joven y fresca. Ese niño no quería morir, no lo deseaba realmente aun que era claro que estaba demasiado obsesionado con el vampiro al que había nombrado.

-No tengo idea de quien sea – indico – Aquí vienen y van vampiros y uno tras otro desaparecen en la lúgubre noche de Paris, yo no conozco a los actores de este teatro, solo a mis más allegados.

Dijo y era verdad, hacia mucho había perdido el real interés por saber quiénes eran los actores del teatro, especialmente después que Eleni y Eugene se habían ido, dejándolo con toda la responsabilidad del teatro en sus manos.

-Además, aquí no hay ángeles – dijo y paso a un lado del joven, tomando su delicada y cálida mano para depositar el dinero en ella, apretando ligeramente la blanda superficie, tan parecida y a la vez tan distinta a la propia. Carne mortal, verdaderamente viva, no como la suya, fría… realmente muerta. Un suspiro escapo de sus labios, al tiempo que tiraba del joven para sacarlo del escenario, arrastrándolo sin trabajo hasta las bambalinas, protegiéndolo inconscientemente de la sed insaciable del resto de vampiros que habitaban el teatro, y no solo de los actores, más bien de aquellos invasores que se resguardaban como ratas en las catacumbas.

por **Amadeo VanderHoeven** Vie Oct 16, 2015 11:17 pm

Como lo imaginaba, una noche más vagando por nada… su serafín era como el sol durante la noche, debía estar en alguna parte del mundo, pero Amadeo estaba en la contante oscuridad donde era imposible encontrar los rayos del sol, pero al final del camino debía aparecer… no se imaginaba sin verle nunca más. Se preguntaba como con la cantidad de cazadores que vigilaban las calles cazando vampiros no habían dado con aquel lugar… o tal vez lo habían hecho pero al ser un nido de vampiros estaban juntando un ejercito… los odiaba a todos por igual… a los vampiros por matar indiscriminadamente y a los cazadores por no poder reconocer a los ángeles que existían entre ellos. No todos los inmortales eran crueles, sádicos y sin escrúpulos… su Maestro no lo era… Hero no no era tampoco.

-No es como si me gustara discutir con inmortales… pero a mi parecer si los hay, mi maestro es un ángel es diferente a los vampiros… no mata indiscriminadamente, él cuida de los humanos tal como si fuera uno. Pero por culpa de aquellos que son como ratas que salen de las alcantarillas solo para buscar algo que comer la mayoría a tenido que huir… tu no te vez como ellos, ¿No piensas igual?… ¿También matas indiscriminadamente como un animal o peor? -le pregunto observándole mientras le bajaban del escenario, no se fijaba a donde se dirigían solo quería una respuesta – No les tengo miedo… tu no te ves decadente ni patético como todos ellos… ¿Que haces aquí? - le pregunto con una mueca que incluso parecía de preocupación, de cierta forma se veía reflejado en él… posiblemente por el cabello rizado, si… eso era muy posible. Amadeo soñaba con que su Maestro le concediera la inmortalidad, este había vivido muchas décadas y no parecía llevar mal aquella vida, pero cuando pensaba en Hero que parecía escapar de su realidad le asustaba, cuando veía a los vampiros de ese teatro le asustaba pensar que acabaría atrapado en desesperación y solo se lanzaría al fuego- ¿Donde esta tu Sire? - se atrevió a preguntar de la nada cuando la imagen de su Maestro paso por su mente. ¿Había sido abandonado o era el abandonador?, aquel teatro no parecía un paraíso, no parecía un lugar donde se pudiera llevar una vida, eran el humor oscuro que inundaba las calles de París y detrás del telón parecía seguir siéndolo… Habían quienes se volvía imortales por el capricho ajeno y acababan siendo abandonados, si tenían suerte, a su parecer, acababan muertos en algún lugar para no tener que enfrentar una eternidad de soledad en las catacumbas arrastrándose como gusanos.

Soledad… su ángel sufría por la constante soledad que dejaba su cuervo cuando emprendía vuelo – Nicolás… - susurro mientras sus ojos se abrían como si hubiera encontrado la solución de sus problemas- ¿aquí hay algún vampiro llamado Nicolás? - pregunto esperanzado en poder preguntarle a él donde se encontraba Hero, no recordaba su apellido, solo su nombre saliendo en un tono triste de los labios del serafín… como el tierno anhelo de un niño pequeño.

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