AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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À la Mère Catherine [Libre]
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À la Mère Catherine [Libre]
Había ciertas cosas en la vida que simplemente no se podían negar, algunos hechos que por más que trataran de refutarse, hacerlo era imposible. Uno de ellos era que París era una ciudad sublime, llena de gente bella e interesante. Gente de mundo, muy sofisticada. Pero aparte de eso, no se podría negar que para alguien que había pasado toda su vida en el campo, podría llegar a ser despiadada. Thibaut sabía que relacionarse con gente en un lugar desconocido no iba a ser fácil, pero tan acostumbrado estaba a la sociedad de Saint-Étienne que nunca pensó que la gente parisina iba a ser tan diferente. Culpar a la inocencia del muchacho podría ser una buena idea, aunque con un temperamento tan afable como el suyo, aquello era una contradicción.
Después de un par de meses en la ciudad, se sentía un poco más cómodo al caminar en sus calles, pero la extensión de París era tal que una vuelta mal hecha podría entramparlo en una infinidad de callejones que parecían conducir a diferentes partes dependiendo del día. Por eso mismo había decidido que a menos de que se encontrara acompañado de alguien que conociera el lugar, trataría de salir a explorar lo menos posible. Trataría de apegarse a los caminos que conocía.
Aquella tarde, después de un día en que la lluvia había sido muy intermitente, había decidido cenar en un restaurante llamado À la Mère Catherine que se encontraba en uno de los costados de la Place du Tertre, por recomendación de uno de sus compañeros de estudios. La comida había sido fantástica y después de una velada muy agradable, volvió a aventurarse a las calles. La lluvia ahora era una constante y caía con fuerza, así que sacando su paraguas empezó a cruzar la plaza. Era una noche oscura y si no fuera por las farolas encendidas, estaría completamente perdido. La noche parisina era algo fascinante y por eso mismo, cuando se encontraba al medio de la plaza, no pudo evitar detenerse unos momentos y observar a su alrededor. A pesar de la lluvia, había mucha gente en las calles. -Realmente... Que lejos estoy de Saint-Étienne- musitó Thibaut, mirando a su alrededor, cobijándose de la lluvia solo con su paraguas.
Después de un par de meses en la ciudad, se sentía un poco más cómodo al caminar en sus calles, pero la extensión de París era tal que una vuelta mal hecha podría entramparlo en una infinidad de callejones que parecían conducir a diferentes partes dependiendo del día. Por eso mismo había decidido que a menos de que se encontrara acompañado de alguien que conociera el lugar, trataría de salir a explorar lo menos posible. Trataría de apegarse a los caminos que conocía.
Aquella tarde, después de un día en que la lluvia había sido muy intermitente, había decidido cenar en un restaurante llamado À la Mère Catherine que se encontraba en uno de los costados de la Place du Tertre, por recomendación de uno de sus compañeros de estudios. La comida había sido fantástica y después de una velada muy agradable, volvió a aventurarse a las calles. La lluvia ahora era una constante y caía con fuerza, así que sacando su paraguas empezó a cruzar la plaza. Era una noche oscura y si no fuera por las farolas encendidas, estaría completamente perdido. La noche parisina era algo fascinante y por eso mismo, cuando se encontraba al medio de la plaza, no pudo evitar detenerse unos momentos y observar a su alrededor. A pesar de la lluvia, había mucha gente en las calles. -Realmente... Que lejos estoy de Saint-Étienne- musitó Thibaut, mirando a su alrededor, cobijándose de la lluvia solo con su paraguas.
Thibaut Beaudelaire- Humano Clase Alta
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Re: À la Mère Catherine [Libre]
Merci beaucoup monsieur *Su voz era tan dulce que habia cautivado a un hombre que pasaba por aquellas calles, el olor a humedad sacaba el buen humor de la mujer por muchos motivos entre los cuales se centraba el placer de que la humedad calara por completo sus huesos bueno, también porque desde pequeña la lluvia le habia sacado de más de un apuro cuando no tenia agua bastaba con colocar los cacharritos que tenia para beber, cuando estaba deshidratada o quemada por el duro sol el agua le aliviaba, era cierto que tenia sus cosas malas pero la pelirroja prefería centrarse en las cosas buenas que le habia dado el agua*
Estoy lejos de españa *Pero su voz no tenia tristeza más bien todo lo contrario estaba bastante tranquila de estar en ese sitio, colocó la mano sobre sus cabellos, los sujetó haciendose un moño apretado como las profesores o las mujeres de clase alta que vivian con los pelos bien peinados, las meretrices, las institutrices todas esas mujeres que dedicaban su vida a educar a las hijas de los ricos siempre tenian los labios apretados y el cabello repeinado, los labios se abrieron en busca de algo de agua pero el momento no habia llegado solo su vaho era lo único palpable, estaba cerca de un restaurante "À la Mère Catherine" que parecia tener bastante clientela, ella podria haber sido uno de ellos de no ser porque su vestimenta no era la adecuada, una camisa ancha que cubria sus muslos por completo pero que se transparentaba el negro sosten que cubría sus senos en conjunto de una falda larga corta por encima de las rodillas completamente apretada de un color azul pardo que parecia ir en conjunto con el color pálido de su piel.
Cuando empezó la lluvia una sonrisa jovial amenazó con salir descontroladamente, en unos pocos segundos la amenaza se vió hecha realidad cuando Mar cerraba los ojos dejando que la lluvia cayese sobre su rostro* ¡ Au ! *Un empujón la vió de golpe lanzada hacia los brazos de un hombre que estaba por allí, la mirada fria que mar pudo lanzar al que le empujó nunca llegó a su destino, algo avergonzada miró hacia el hombre con el que habia chocado alejandose para no mancharle* Perdon caballero, los modales a menudo se pierde entre la gente de esta ciudad *Una gota timida paseó por su rostro hasta acabar en su barbilla y viajar por su cuello hasta perderse en su piel*
Estoy lejos de españa *Pero su voz no tenia tristeza más bien todo lo contrario estaba bastante tranquila de estar en ese sitio, colocó la mano sobre sus cabellos, los sujetó haciendose un moño apretado como las profesores o las mujeres de clase alta que vivian con los pelos bien peinados, las meretrices, las institutrices todas esas mujeres que dedicaban su vida a educar a las hijas de los ricos siempre tenian los labios apretados y el cabello repeinado, los labios se abrieron en busca de algo de agua pero el momento no habia llegado solo su vaho era lo único palpable, estaba cerca de un restaurante "À la Mère Catherine" que parecia tener bastante clientela, ella podria haber sido uno de ellos de no ser porque su vestimenta no era la adecuada, una camisa ancha que cubria sus muslos por completo pero que se transparentaba el negro sosten que cubría sus senos en conjunto de una falda larga corta por encima de las rodillas completamente apretada de un color azul pardo que parecia ir en conjunto con el color pálido de su piel.
Cuando empezó la lluvia una sonrisa jovial amenazó con salir descontroladamente, en unos pocos segundos la amenaza se vió hecha realidad cuando Mar cerraba los ojos dejando que la lluvia cayese sobre su rostro* ¡ Au ! *Un empujón la vió de golpe lanzada hacia los brazos de un hombre que estaba por allí, la mirada fria que mar pudo lanzar al que le empujó nunca llegó a su destino, algo avergonzada miró hacia el hombre con el que habia chocado alejandose para no mancharle* Perdon caballero, los modales a menudo se pierde entre la gente de esta ciudad *Una gota timida paseó por su rostro hasta acabar en su barbilla y viajar por su cuello hasta perderse en su piel*
Mar Santini- Humano Clase Alta
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Re: À la Mère Catherine [Libre]
A la vista de todos, Thibaut no pudo evitar quedarse unos minutos parado en la plaza, mirando como la gente que lo rodeaba seguía con sus vidas. Había bastantes hombres con algunas copas de más subiendo a sus carruajes que los llevarían a casa, algunas mujeres que corrían de un alerón a otro en busca de refugio contra la lluvia, jóvenes mendigos que buscaban la piedad de los transeúntes con sus caras paliduchas y manos extendidas. Y mientras Thibaut se dedicaba a observar al mundo pasar frente a sus ojos, no se dio cuenta en que momento una mujer fue a caer a sus brazos. La sorpresa fue tan grande que casi deja caer su paraguas, pero lo cierto era que entre la sorpresa y que ahora sus manos se encontraban en los hombros de la mujer, este casi no los protegía de la lluvia. Con los ojos muy abiertos, apenas podía musitar palabra mientras veía como el rostro de la chica estaba tan cerca del suyo.
Después de que pasaran algunos segundos, miró a su alrededor y ubicó a la fuente de aquella sorpresa. Un hombre pasaba rápidamente cerca de ellos, mientras miraba con molestia a aquella persona que había chocado. -¡Ese hombre le debe una disculpa, madame!- exclamó Thibaut, frunciendo el ceño mientras la mujer se alejaba un poco de él. Desviando su mirada de aquel personaje tan impertinente, por fin pudo mirar con detención a la persona que tenía al frente, cosa que no había podido hacer antes. Era una joven, pero como casi nunca había visto a alguna antes. Lo primero que llamaba la atención era que no parecía tener ninguna intención de esconderse de la lluvia, pero después llamaba la atención sus ropajes. No eran para nada lo que usaban las señoritas con las que estaba acostumbrado a compartir. Sabía que las cortesanas en París eran algo más que común, pero siempre eran una realidad lejana que todavía no le había tocado experimentar. Era una realidad tan extranjera para él como podrían serlo los países nórdicos y los bárbaros para el resto de la gente.
Y por eso Thibaut no se dio ni cuenta de que había quedado mirándola fijamente por más tiempo del cortés. -¡Disculpe mi descortesía, madame!- exclamó, negando ligeramente con la cabeza, como para sacar aquellos pensamientos de su cabeza. -¿Me permitiría asistirla de alguna manera?- le preguntó luego, volviendo su paraguas a la posición original y cubriendo también a la muchacha con este. Era grande, así que no habría problemas con eso. Podría cobijarla de la lluvia y acompañarla hasta donde se dirigiera, aunque no estaba seguro de que tan apropiado fuera. ¿Un hombre joven con una cortesana, caminando solos de noche por las calles de París? No, eso no podría interpretarse bien. Para nada.
Después de que pasaran algunos segundos, miró a su alrededor y ubicó a la fuente de aquella sorpresa. Un hombre pasaba rápidamente cerca de ellos, mientras miraba con molestia a aquella persona que había chocado. -¡Ese hombre le debe una disculpa, madame!- exclamó Thibaut, frunciendo el ceño mientras la mujer se alejaba un poco de él. Desviando su mirada de aquel personaje tan impertinente, por fin pudo mirar con detención a la persona que tenía al frente, cosa que no había podido hacer antes. Era una joven, pero como casi nunca había visto a alguna antes. Lo primero que llamaba la atención era que no parecía tener ninguna intención de esconderse de la lluvia, pero después llamaba la atención sus ropajes. No eran para nada lo que usaban las señoritas con las que estaba acostumbrado a compartir. Sabía que las cortesanas en París eran algo más que común, pero siempre eran una realidad lejana que todavía no le había tocado experimentar. Era una realidad tan extranjera para él como podrían serlo los países nórdicos y los bárbaros para el resto de la gente.
Y por eso Thibaut no se dio ni cuenta de que había quedado mirándola fijamente por más tiempo del cortés. -¡Disculpe mi descortesía, madame!- exclamó, negando ligeramente con la cabeza, como para sacar aquellos pensamientos de su cabeza. -¿Me permitiría asistirla de alguna manera?- le preguntó luego, volviendo su paraguas a la posición original y cubriendo también a la muchacha con este. Era grande, así que no habría problemas con eso. Podría cobijarla de la lluvia y acompañarla hasta donde se dirigiera, aunque no estaba seguro de que tan apropiado fuera. ¿Un hombre joven con una cortesana, caminando solos de noche por las calles de París? No, eso no podría interpretarse bien. Para nada.
Thibaut Beaudelaire- Humano Clase Alta
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Re: À la Mère Catherine [Libre]
Si usted es capaz de darle caza tendré que inclinarme ante vos por ser tan rapido *Comento divertida, aquel hombre parecia simpático pero hizo lo que todos los hombres en cuando veian a una mujer de su clase mirarle fijamente aunque él tenia modales otros se habrian ido de su lado con cierta repugnancia pues una mujer de la calle como era ella no tenia que estar cerca de alguien decente, se sorprendió en cierta medida cuando aquel paragüas le tapaba también a ella volviendo a mirarle a los ojos con un suspiro, todo en él era amabilidad pero tambien podia distinguir cierto resquemor a que alguien le dijese algo sobre su cercanía con una cortesana* Espereme aquí *Salió a correr quitándose los tacones incluso para llegar mñas rápido a una tienda de moda que había en frente, le hizo una señal a aquel desconocido que esperase sonriendole con dulzura cuando volvió a entrar.
Mar era una cortesana con suficiente dinero como para permitirse lo que ahora iba a hacer, a la media hora salió como toda una dama ( vestido: http://cdnimg.visualizeus.com/thumbs/e4/79/body,dress,expression,eyes,face,fashion,hairstyle,lips,nose,photography,portrait,pose,side,sunshine,thought,woman-e479c0162761b541bd0ca21e31eabf5f_i.jpg ) unos sarcillos en las orejas, los cabellos recogidos, unos zapatos mucho más cómodos, con unos guantes que cubrian sus manos, maquillaje renovado que no resaltaba como lo había hecho antes sino que parecia embellecer la tranquilidad de sus rasgos, junto con un abrigo que cubría sus hombros volviando su mirada hacia el hombre localizándolo con la mirada* Es..¡ Oh ! *Se sorprendió cuando al salir varios hombres le ofrecieron sus palabras, mar santini podía ser una cortesana pero tenía modales de una princesa, se inclinó hacia adelante rechazando todas las ofertas caminando hacia aquel hombre con una sonrisa en los labios agradeciendo aquel paragüas de antes*
Tendría que ser al revés monsieur, usted me ayudó protegiendome de la lluvia y evitando que callese ¿verdad? no debe asistirme sino permitir que le invite a una copa de vino esta noche * A lo lejos algunas miradas de decepción de algunos hombres le hacían sonreir de manera más elegante a la cortesana, no eran muchas las ocasiones en las que se vestía como una dama aunque siempre habia pensado que las mujeres ricas estaban siempre atadas al "que dirán" alguna que otra vez le habia gustado sentir esa sensación de poder que un vestido o una simple mirada que no fuera de provocación podía hacerle sentir, su mano se posó con cierta elegancia en el hombro de aquel muchacho al que tenia fortuna de conocer, un golpe le había costado conocer a alguien tan amable como él* Me llamo Mar, Mar santini *Los guante parecian molderar con sutilidad sus manos transformándolas en completa feminidad ogual que toda su vestimenta, de color negro realzando una vez más la palidez de su piel*
Hoy seré una dama con vos, será nuestro secreto *Colocó el dedo indice en sus propios labios, que tenían su color normal que brillaban con un toque de brillo de labios de color rosado, después su risa cantarina salió nuevamente miró hacia el frente, andaba con elegancia no con aquel movimiento de caderas que siempre le habia caracterizado, sus anchas caderas parecían congeniar con la tela del vestido que era bastante cómoda debía de reconocer, los tacones de color rojo acariciaban el pavimento con seguridad sin preocuparse de resbalones impacientes que la mayoría de mujeres sufrían debido a los tacones* ¿Y cual es su nombre?
Mar era una cortesana con suficiente dinero como para permitirse lo que ahora iba a hacer, a la media hora salió como toda una dama ( vestido: http://cdnimg.visualizeus.com/thumbs/e4/79/body,dress,expression,eyes,face,fashion,hairstyle,lips,nose,photography,portrait,pose,side,sunshine,thought,woman-e479c0162761b541bd0ca21e31eabf5f_i.jpg ) unos sarcillos en las orejas, los cabellos recogidos, unos zapatos mucho más cómodos, con unos guantes que cubrian sus manos, maquillaje renovado que no resaltaba como lo había hecho antes sino que parecia embellecer la tranquilidad de sus rasgos, junto con un abrigo que cubría sus hombros volviando su mirada hacia el hombre localizándolo con la mirada* Es..¡ Oh ! *Se sorprendió cuando al salir varios hombres le ofrecieron sus palabras, mar santini podía ser una cortesana pero tenía modales de una princesa, se inclinó hacia adelante rechazando todas las ofertas caminando hacia aquel hombre con una sonrisa en los labios agradeciendo aquel paragüas de antes*
Tendría que ser al revés monsieur, usted me ayudó protegiendome de la lluvia y evitando que callese ¿verdad? no debe asistirme sino permitir que le invite a una copa de vino esta noche * A lo lejos algunas miradas de decepción de algunos hombres le hacían sonreir de manera más elegante a la cortesana, no eran muchas las ocasiones en las que se vestía como una dama aunque siempre habia pensado que las mujeres ricas estaban siempre atadas al "que dirán" alguna que otra vez le habia gustado sentir esa sensación de poder que un vestido o una simple mirada que no fuera de provocación podía hacerle sentir, su mano se posó con cierta elegancia en el hombro de aquel muchacho al que tenia fortuna de conocer, un golpe le había costado conocer a alguien tan amable como él* Me llamo Mar, Mar santini *Los guante parecian molderar con sutilidad sus manos transformándolas en completa feminidad ogual que toda su vestimenta, de color negro realzando una vez más la palidez de su piel*
Hoy seré una dama con vos, será nuestro secreto *Colocó el dedo indice en sus propios labios, que tenían su color normal que brillaban con un toque de brillo de labios de color rosado, después su risa cantarina salió nuevamente miró hacia el frente, andaba con elegancia no con aquel movimiento de caderas que siempre le habia caracterizado, sus anchas caderas parecían congeniar con la tela del vestido que era bastante cómoda debía de reconocer, los tacones de color rojo acariciaban el pavimento con seguridad sin preocuparse de resbalones impacientes que la mayoría de mujeres sufrían debido a los tacones* ¿Y cual es su nombre?
Mar Santini- Humano Clase Alta
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Re: À la Mère Catherine [Libre]
Todo en como la señorita actuaba le parecía extraño, extravagante. No quería parecer como si estuviera juzgando ni mirando en menos, pero la actitud del resto de la gente hacia las cortesanas no podría ser un buen indicador de como comportarse en ese momento. Algunos (la mayoría de la gente en realidad) parecía rehuir de ellas como si se trataran de la plaga, otros parecían disfrutar de los placeres que ofrecían. Lo que era él, no tenía ni la más mínima idea de como actuar con ella. Por lo que al final optó por actuar como siempre lo hacía. ¿Por qué tendría que cambiar demasiado?
Pero toda su reflexión fue inútil cuando vio como la chica salía corriendo, después de un escueto 'espéreme aquí'. ¿Cómo se suponía que podría actuar como siempre lo hacía si la persona con la que estaba tratando era tan diferente a lo que estaba acostumbrado? Del poco tiempo que había estado viviendo en París, jamás había tenido un tête-à-tête con alguien como ella. Y ahí quedó Thibaut, demasiado confundido como para haberle dicho algo antes de que se aventurara hacia la lluvia, pero demasiado noble como para irse de ese lugar. La esperaría, aunque solo fuera para poder acompañarla luego a su hogar. Había desaparecido en las inmediaciones de una tienda de vestimentas, en la cual solo se cobijó en el alero. La lluvia seguía cayendo, pero su paraguas era más que suficiente.
Después de muchas miradas su reloj de bolsillo y muchas miradas hacia dentro de la tienda para confirmar que la mujer no se había ido por alguna puerta secreta, volvió a salir. Dio unas cuantas zancadas hacia la puerta del local, volviendo a ofrecerle el paraguas. Hizo caso omiso a los comentarios de los hombres que pasaban por ahí, sorprendido del gran cambio que se veía en una chica. Y mientras la escuchaba hablar, captó algo no tan común en la forma como se expresaba. Un acento peculiar que casi no se escuchaba detrás de la lluvia. -Italia... O quizás España- pensó Thibaut, esbozando una ligera sonrisa. -Pues no querría quitarme el honor de invitarla a usted, madame Santi, hágame ese favor- le respondió Thibaut, después de encontrar las palabras adecuadas. -Thibaut Beaudelaire a su servicio- dijo después, haciendo una ligera reverencia con su cabeza. No porque fuera una cortesana iba a olvidar los modales que tan arraigados estaban en su actuar. -Y dígame, madame Santi...- estaba seguro de que estaba pronunciando su apellido mal, pero ya se encargaría ella de corregirlo más tarde. -¿A dónde le gustaría beber esa pequeña indulgencia que es el vino?-.
Pero toda su reflexión fue inútil cuando vio como la chica salía corriendo, después de un escueto 'espéreme aquí'. ¿Cómo se suponía que podría actuar como siempre lo hacía si la persona con la que estaba tratando era tan diferente a lo que estaba acostumbrado? Del poco tiempo que había estado viviendo en París, jamás había tenido un tête-à-tête con alguien como ella. Y ahí quedó Thibaut, demasiado confundido como para haberle dicho algo antes de que se aventurara hacia la lluvia, pero demasiado noble como para irse de ese lugar. La esperaría, aunque solo fuera para poder acompañarla luego a su hogar. Había desaparecido en las inmediaciones de una tienda de vestimentas, en la cual solo se cobijó en el alero. La lluvia seguía cayendo, pero su paraguas era más que suficiente.
Después de muchas miradas su reloj de bolsillo y muchas miradas hacia dentro de la tienda para confirmar que la mujer no se había ido por alguna puerta secreta, volvió a salir. Dio unas cuantas zancadas hacia la puerta del local, volviendo a ofrecerle el paraguas. Hizo caso omiso a los comentarios de los hombres que pasaban por ahí, sorprendido del gran cambio que se veía en una chica. Y mientras la escuchaba hablar, captó algo no tan común en la forma como se expresaba. Un acento peculiar que casi no se escuchaba detrás de la lluvia. -Italia... O quizás España- pensó Thibaut, esbozando una ligera sonrisa. -Pues no querría quitarme el honor de invitarla a usted, madame Santi, hágame ese favor- le respondió Thibaut, después de encontrar las palabras adecuadas. -Thibaut Beaudelaire a su servicio- dijo después, haciendo una ligera reverencia con su cabeza. No porque fuera una cortesana iba a olvidar los modales que tan arraigados estaban en su actuar. -Y dígame, madame Santi...- estaba seguro de que estaba pronunciando su apellido mal, pero ya se encargaría ella de corregirlo más tarde. -¿A dónde le gustaría beber esa pequeña indulgencia que es el vino?-.
Thibaut Beaudelaire- Humano Clase Alta
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Re: À la Mère Catherine [Libre]
*Como una auténtica dama se llevó la mano hacia los labios escondiendo de aquestos su risa mirandole a los ojos con una sonrisa* Monsieur es todo un caballero *Eso le hacia sentir cómoda aunque sabía que no duraría mucho su caballerosidad, queria conocer a aquel hombre pero siempre estaba la barrera de que donde ella trabajaba no era precisamente un lugar digno para aquella persona, que tuviera clientes de alto estatus economico tampoco aliviaba demasiado que se vendía, al menos por esta noche vivir una mentira sobre que ella era una dama que estaba conociendo a un agradable muchacho con el que podía iniciar una amistad no sonaba tampoco mal* Monsieur Thibaut espero que me perdone si no puedo pronunciar su apellido, me avergonzaría ante usted si lo pronunciase *En eso tenía razón algunos apellidos franceses nunca se le habian dado bien.
Floreció de nuevo una sonrisa en los labios que esta vez no escondio* Es santini, pero por favor monsieur llameme Mar. Es un nombre que me gusta mucho... y pronunciado de sus labios seguro que suena bastante bien *No era coquetería, sino un halago, la voz de aquel hombre era suave tenia un tinte melodioso que no por eso se le concedía menos masculinidad, sino todo lo contrario era una voz que le hacía calmarse, sentirse tranquila al estar con él. Era como aquello caballeros de los libros que tenían sus espadas pero cuando hablaban a una dama su voz se tornaba dulce como si solo dejaran su aspecto de demonios para las guerras*No se si conoce el lugar, se llama "Paradise" como puede comprobar el dueño es un inglés, es un lugar tranquilo para tomar una copa, al aire libre o en el interior con una orquesta...
*Dijo casi suave, habia ido varias veces a ese sitio, conocía a muchas personas de allá pues gracias a mar en los tiempos donde la pobreza era palpable sus clientes habian comprado vino o la habian invitado o había obligado a la madame de algunos burdeles a pasar por ese lugar, asi que no tendrían problemas en tener lugares privilegiados y al mismo tiempo de sentirse cómodos* Ahi.. *Dijo acercándose al hombre señalandole* ¿Lo ve? *Era un local de tamaño considerable, habia varios camareros que acompañaban a los hombres y a las mujeres que entraban, se podia escuchar la melodía de una voz femenina* Charlotte debe estar cantando *Comentó animada* le dejará impresionado monsieur Thibaut, es una cantante increible *Después hizo un ligero mohín, aunque era de broma* Charlotte es una mujer hermosa... voy a sentirme celosa si vos le prestais mucha atención *Comentó bajando el rostro*
Floreció de nuevo una sonrisa en los labios que esta vez no escondio* Es santini, pero por favor monsieur llameme Mar. Es un nombre que me gusta mucho... y pronunciado de sus labios seguro que suena bastante bien *No era coquetería, sino un halago, la voz de aquel hombre era suave tenia un tinte melodioso que no por eso se le concedía menos masculinidad, sino todo lo contrario era una voz que le hacía calmarse, sentirse tranquila al estar con él. Era como aquello caballeros de los libros que tenían sus espadas pero cuando hablaban a una dama su voz se tornaba dulce como si solo dejaran su aspecto de demonios para las guerras*No se si conoce el lugar, se llama "Paradise" como puede comprobar el dueño es un inglés, es un lugar tranquilo para tomar una copa, al aire libre o en el interior con una orquesta...
*Dijo casi suave, habia ido varias veces a ese sitio, conocía a muchas personas de allá pues gracias a mar en los tiempos donde la pobreza era palpable sus clientes habian comprado vino o la habian invitado o había obligado a la madame de algunos burdeles a pasar por ese lugar, asi que no tendrían problemas en tener lugares privilegiados y al mismo tiempo de sentirse cómodos* Ahi.. *Dijo acercándose al hombre señalandole* ¿Lo ve? *Era un local de tamaño considerable, habia varios camareros que acompañaban a los hombres y a las mujeres que entraban, se podia escuchar la melodía de una voz femenina* Charlotte debe estar cantando *Comentó animada* le dejará impresionado monsieur Thibaut, es una cantante increible *Después hizo un ligero mohín, aunque era de broma* Charlotte es una mujer hermosa... voy a sentirme celosa si vos le prestais mucha atención *Comentó bajando el rostro*
Mar Santini- Humano Clase Alta
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Re: À la Mère Catherine [Libre]
-No es tan difícil, a decir verdad, madame Santini- le respondió a la muchacha, soltando una suave risa al darse cuenta de su error. Aquel nombre definitivamente no era francés, ahora lo podía confirmar. Aparte, la forma en que lo pronunciaba sería imposible de replicar para cualquier francés nativo. Aquello debía ser italiano... o español. Para Thibaut, esos dos idiomas eran increíblemente parecidos, aunque podía captar solo palabras sueltas de ambos. A pesar de que se parecían más al francés que, por ejemplo, el alemán, se le hacían muy dificultosos. Aunque se imaginaba que habrían situaciones en que para los extranjeros, la lengua francesa podría presentar innumerables dificultades. Eso nadie podría negarlo. -Se pronuncia 'Bu-du-lerh'- continuó, riendo un poco más fuerte al escucharse a si mismo diciendo su apellido de forma tan lenta. Jamás se hubiera imaginado que sería difícil para otras personas pronunciarlo, ya que había crecido escucharlo. Pero debería ser nuevo para algunos. Madame Santini incluida.
-Si la reputación de los ingleses se acerca aunque sea un poco a la verdad, dudo de que sea un lugar tan tranquilo para tomarse una copa- dijo Thibaut, sin dejar de sonreír. Había visitado Londres con su padre, solo una vez. Lo había acompañado cuando había cumplido los 18 años para ir a inspeccionar un nuevo modelo de arma desarrollado por maestros ingleses, que prometía cambiar la forma de batallar en el mundo. Era un pedazo de ingeniería moderna impresionante, pero lo que más recordaba Thibaut de ese viaje había sido su propia incursión hacia la vida social londinense. Había entrado a un local llamado 'The Green Courtroom' y vio como, con el pasar de las horas, aquellos 'english gentlemans' se convertían en personas completamente diferentes.
-Pero confiaré en usted, madame, y de seguro que esta Charlotte que me menciona ya debe tener muchos caballeros prestándole atenciones, por lo que la mía no será necesaria- terminó diciendo, mientras que, aun bajo su paraguas, le ofrecía el brazo para que lo tomaran y pudieran dirigirse hacia a donde había apuntado la mujer. Si, ya lo tenía asumido. Llegaría a su morada mucho más tarde de lo que hubiera querido, pero no iba a pecar de descortés.
Disculpa la enorme tardanza!
-Si la reputación de los ingleses se acerca aunque sea un poco a la verdad, dudo de que sea un lugar tan tranquilo para tomarse una copa- dijo Thibaut, sin dejar de sonreír. Había visitado Londres con su padre, solo una vez. Lo había acompañado cuando había cumplido los 18 años para ir a inspeccionar un nuevo modelo de arma desarrollado por maestros ingleses, que prometía cambiar la forma de batallar en el mundo. Era un pedazo de ingeniería moderna impresionante, pero lo que más recordaba Thibaut de ese viaje había sido su propia incursión hacia la vida social londinense. Había entrado a un local llamado 'The Green Courtroom' y vio como, con el pasar de las horas, aquellos 'english gentlemans' se convertían en personas completamente diferentes.
-Pero confiaré en usted, madame, y de seguro que esta Charlotte que me menciona ya debe tener muchos caballeros prestándole atenciones, por lo que la mía no será necesaria- terminó diciendo, mientras que, aun bajo su paraguas, le ofrecía el brazo para que lo tomaran y pudieran dirigirse hacia a donde había apuntado la mujer. Si, ya lo tenía asumido. Llegaría a su morada mucho más tarde de lo que hubiera querido, pero no iba a pecar de descortés.
Disculpa la enorme tardanza!
Thibaut Beaudelaire- Humano Clase Alta
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Re: À la Mère Catherine [Libre]
Es tranquilo dentro del bullicio parisino *Reconoció cuando miraba el local, estaba ambientado en los bares ingleses, una vez mar santini fue invitada a uno perdiéndose en la vida de la música, el bullicio ya que en paris las tabernas pocas veces inventaban cosas parecidas incluso eran un poco más aburridas aunque había ocasiones en las que siempre prefería ir a una caferia parisina que a una inglesa. Pero se había enamorado de la vestimenta que usaban algunos camareros que no era del todo diferente a la que se usaba en Paris pero que era incluso un poco menos apretada más calmada de toda normal social, las copas, la sensualidad de las mujeres, los bailes pocas veces había visto eso en Paris o seguramente sería porque no sabía donde buscar*
Beaudelarie...¿Lo dije bien? *Esperó a que le diese su veredicto con una sonrisa en los labios, cuando llegaron saludaron a la pelirroja con una sonrisa en los labios invitándole a que entrasen, asintió distraidamente volviendo su mirada a su acompañante* Tiene muchos seguidores en el público masculino sin duda es una mujer increible a la hora de cantar, su belleza supera con creces la mía y la de otras muchachas *Se sonrió algo cohibida, no quería decir que ella fuese una de las más hermosas porque para algunos hombres pudiera serlo pero para otros sería una mujer descarada que no tenía sentido proteger o cuidar, era ese uno de los porqué más remarcados de porqué seguía en soledad.
Unos camareros le guiaron a ambos a una de las mesas que no estaban ni muy cerca ni muy lejos del escenario, podía decirse que justamente en el medio seguidos de algunas otras mesas donde las mujeres charlaban sobre el tiempo, los cotilleos o como sus maridos se ganaban la vida, agradecia que no hubiera olor a tabaco que enturbiase su sonrisa, a fin de cuentas era para pasarlo bien no para estar tosiendo, ahora mismo habia un hombre con bigote poco poblado tocando el piano con una habilidad increible pues miraba a los presentes mientras sus dedos se movían con agilidad tocando una canción bastante animada y rítmica* ¿Que le parece monsieur? espero que sea de su agrado.
Beaudelarie...¿Lo dije bien? *Esperó a que le diese su veredicto con una sonrisa en los labios, cuando llegaron saludaron a la pelirroja con una sonrisa en los labios invitándole a que entrasen, asintió distraidamente volviendo su mirada a su acompañante* Tiene muchos seguidores en el público masculino sin duda es una mujer increible a la hora de cantar, su belleza supera con creces la mía y la de otras muchachas *Se sonrió algo cohibida, no quería decir que ella fuese una de las más hermosas porque para algunos hombres pudiera serlo pero para otros sería una mujer descarada que no tenía sentido proteger o cuidar, era ese uno de los porqué más remarcados de porqué seguía en soledad.
Unos camareros le guiaron a ambos a una de las mesas que no estaban ni muy cerca ni muy lejos del escenario, podía decirse que justamente en el medio seguidos de algunas otras mesas donde las mujeres charlaban sobre el tiempo, los cotilleos o como sus maridos se ganaban la vida, agradecia que no hubiera olor a tabaco que enturbiase su sonrisa, a fin de cuentas era para pasarlo bien no para estar tosiendo, ahora mismo habia un hombre con bigote poco poblado tocando el piano con una habilidad increible pues miraba a los presentes mientras sus dedos se movían con agilidad tocando una canción bastante animada y rítmica* ¿Que le parece monsieur? espero que sea de su agrado.
Mar Santini- Humano Clase Alta
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Re: À la Mère Catherine [Libre]
-Perfecta pronunciación, Madame Santini- aseveró con una sonrisa, mientras cruzaban el umbral que separaba la calle del local a donde la mujer lo llevaba. Al parecer, las personas que trabajaban ahí conocían bien a la muchacha, ya que recibió varios saludos de parte del personal mientras se abrían paso entre la gente y las mesas. Cuando llegaron a una mesa vacía que se encontraba más o menos en el centro de aquella taberna con decoración inglesa, le sonrió a Mar y la ayudó a sentarse, acercando la silla de la mujer hacia la mesa. En los lugares a los que estaba acostumbrado a estar, generalmente había gente que se encargaba de realizar aquellas acciones, pero con el gentío que había aquella noche, los camareros estaban ocupados en otras cosas. -Los hombres se jactan de ser grandes jueces de la belleza femenina, pero nunca han logrado ponerse de acuerdo; siempre encontrará opiniones diferentes al respecto- dijo Thibaut, mientras se sentaba en una silla, posicionándose al frente de su acompañante.
El ambiente era ruidoso, aunque no se podía esperar más para la hora en la que estaban ahí. El pianista era obviamente talentoso, por más de que Thibaut no pudiera reconocer la tonada que estaba tocando. -Es un ambiente muy alegre, madame Santini, eso no se lo puedo negar- respondió Thibaut a su pregunta, dejando su paraguas apoyando en una de las patas de la mesa y sacándose el sombrero de copa que había estado usando, para dejarlo encima del mantel. -Aunque quizás su predicción no se ha vuelto realidad, después de todo. No creo que ese sea su amiga de la que tanto me había hablado- bromeó después de unos segundos, señalando con un gesto de su mano al bigotudo pianista.
En ese mismo momento se acercó uno de los camareros que atendían en el local para tomar su orden. Sin siquiera pensarlo más de dos segundos, Thibaut pidió dos copas del mejor vino Grenache que tuvieran. El camarero asintió y fue rápidamente hacia la barra del local. -Ruego me disculpe, madame...- dijo el joven después de unos segundos, -es una vieja costumbre, ya que es un vino que se produce de la región de donde provengo, pero le aseguro de que el Grenache es uno de los mejores vinos que se producen en Francia- se explicó Thibaut, sin estar muy seguro de que hubiera sido una oración entendible. -Si no lo disfruta, tiene todo el derecho de hacerme responsable- terminó diciendo, con una sonrisa algo culpable.
El ambiente era ruidoso, aunque no se podía esperar más para la hora en la que estaban ahí. El pianista era obviamente talentoso, por más de que Thibaut no pudiera reconocer la tonada que estaba tocando. -Es un ambiente muy alegre, madame Santini, eso no se lo puedo negar- respondió Thibaut a su pregunta, dejando su paraguas apoyando en una de las patas de la mesa y sacándose el sombrero de copa que había estado usando, para dejarlo encima del mantel. -Aunque quizás su predicción no se ha vuelto realidad, después de todo. No creo que ese sea su amiga de la que tanto me había hablado- bromeó después de unos segundos, señalando con un gesto de su mano al bigotudo pianista.
En ese mismo momento se acercó uno de los camareros que atendían en el local para tomar su orden. Sin siquiera pensarlo más de dos segundos, Thibaut pidió dos copas del mejor vino Grenache que tuvieran. El camarero asintió y fue rápidamente hacia la barra del local. -Ruego me disculpe, madame...- dijo el joven después de unos segundos, -es una vieja costumbre, ya que es un vino que se produce de la región de donde provengo, pero le aseguro de que el Grenache es uno de los mejores vinos que se producen en Francia- se explicó Thibaut, sin estar muy seguro de que hubiera sido una oración entendible. -Si no lo disfruta, tiene todo el derecho de hacerme responsable- terminó diciendo, con una sonrisa algo culpable.
Thibaut Beaudelaire- Humano Clase Alta
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Re: À la Mère Catherine [Libre]
En eso le doy la razón *Comentó asintiendo, un tirabuzón pelirrojo acarició su rostro pero no es que le hubiera prestado demasiada atención, su mirada se dirigió hacia la mesa pensando en la semejante verdad que había pronunciado* Nadie puede ser la más hermosa, por ejemplo puedo ser yo la más hermosa a los ojos de quizás un grupo distinto de personas, la más pasable para otros y la peor opción para muchos pero con el paso del tiempo las personas que no me querían pueden ver algo en mi que les guste, los que me querían pueden ver a otra muchacha mucho más hermosa por la que cortar el viento y cuando antes era pasable para otros puede que me convirtiese en una mejor opción o peor según las circunstancias, se puede decir que una mujer es bella pero no la más bella porque puede ser que a los pocos meses alguien se mude por aquí siendo ella mucho más hermosa...así consecutivamente.
*Le sonrió, le había dado un discurso de lo que ella pensaba que era la belleza, la belleza podía cambiar, podías ser guapa y que la gente te lo dijese pero a los pocos dias podías ser una persona que antes era guapa, porque podría haber otra mujer mucho mejor que tu, en la belleza siempre hay alguien por encima de ti no importa cuanto te esfuerces en ser la más bella, siempre había alguien por encima de ti, eso era lo que muchas mujeres odiaban el hecho de que cuando eran llamadas hermosas a los pocos días cambien de opinion porque han visto a otra persona que es aun mas hermosa que ellas, mar en cambio sabía que la belleza era algo efímero, no era preciosa o perfecta pues muchas otras mujeres le superaban así que en vez de preocuparse excesivamente por un concurso de belleza cuidaba sobre todo su cuerpo para dedicarse a su trabajo durante mucho tiempo* Oh, monsieur lamento decir que a mi amiga le ha crecido un poco el bigote
*Continuó la broma escondiendo sus labios como haría una dama volviendo a asentir, naturalmente cuando apagasen las luces en un tiempo saldría la exuberante cantante que inducía al delirio que muchisimos hombres, la primera vez que la conoció más que envidiarle por haberse llevado la atención de su cliente la admiraba por tener una voz tremenda, de hecho la conoció de ese modo cuando su cliente la llamo a la mesa algo que podía por su billetera abultada, ellas parecían hermanas discutiendo asuntos de hombres siendo al final el arrepentido cliente el que se quisiera marchar antes de tiempo ya que seguramente el plan fuese que una se marchase y él triunfase con dos damas* Grenache *Repitió asombrándose por que él hubiera pedido las copas*
Monsieur... *Le calmó dedicándole una sonrisa* no tiene que preocuparse, ni le voy a hacer responsable *Tomó un sorbo, no lo trago nada más entró en su boca sino que lo paladeo, se sorprendió al encontarlo perfecto, no era demasiado fuerte ni aruñaba demasiado su garganta cuando estaba tragándolo, sin duda, era ligero no era pesado como otros vinos y tampoco inducía a la sed, muchos vinos tintos más que opacar la sed parecían aumentarla* delicioso *dijo sincera* ¿Grenache decís que se llama? *Curiosa miró la textura del vino, mordiendose los labios, ¿costaria muy caro? si podía permitirlo podría tener una botella guardada para ella, en los momentos de delirio o de como ella lo llamaba "bajones de soledad"*
*Le sonrió, le había dado un discurso de lo que ella pensaba que era la belleza, la belleza podía cambiar, podías ser guapa y que la gente te lo dijese pero a los pocos dias podías ser una persona que antes era guapa, porque podría haber otra mujer mucho mejor que tu, en la belleza siempre hay alguien por encima de ti no importa cuanto te esfuerces en ser la más bella, siempre había alguien por encima de ti, eso era lo que muchas mujeres odiaban el hecho de que cuando eran llamadas hermosas a los pocos días cambien de opinion porque han visto a otra persona que es aun mas hermosa que ellas, mar en cambio sabía que la belleza era algo efímero, no era preciosa o perfecta pues muchas otras mujeres le superaban así que en vez de preocuparse excesivamente por un concurso de belleza cuidaba sobre todo su cuerpo para dedicarse a su trabajo durante mucho tiempo* Oh, monsieur lamento decir que a mi amiga le ha crecido un poco el bigote
*Continuó la broma escondiendo sus labios como haría una dama volviendo a asentir, naturalmente cuando apagasen las luces en un tiempo saldría la exuberante cantante que inducía al delirio que muchisimos hombres, la primera vez que la conoció más que envidiarle por haberse llevado la atención de su cliente la admiraba por tener una voz tremenda, de hecho la conoció de ese modo cuando su cliente la llamo a la mesa algo que podía por su billetera abultada, ellas parecían hermanas discutiendo asuntos de hombres siendo al final el arrepentido cliente el que se quisiera marchar antes de tiempo ya que seguramente el plan fuese que una se marchase y él triunfase con dos damas* Grenache *Repitió asombrándose por que él hubiera pedido las copas*
Monsieur... *Le calmó dedicándole una sonrisa* no tiene que preocuparse, ni le voy a hacer responsable *Tomó un sorbo, no lo trago nada más entró en su boca sino que lo paladeo, se sorprendió al encontarlo perfecto, no era demasiado fuerte ni aruñaba demasiado su garganta cuando estaba tragándolo, sin duda, era ligero no era pesado como otros vinos y tampoco inducía a la sed, muchos vinos tintos más que opacar la sed parecían aumentarla* delicioso *dijo sincera* ¿Grenache decís que se llama? *Curiosa miró la textura del vino, mordiendose los labios, ¿costaria muy caro? si podía permitirlo podría tener una botella guardada para ella, en los momentos de delirio o de como ella lo llamaba "bajones de soledad"*
Mar Santini- Humano Clase Alta
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Re: À la Mère Catherine [Libre]
Todo tipo de gente estaba en aquel local lleno de humo de cigarros. Entre verdaderos ingleses, franceses risueños, camareros uniformados y mujeres llenas de sonrisas, Thibaut no tenía idea donde fijar su vista primero. Así que decidió darle un sorbo a su copa de vino, mientras veía como dos mujeres pasaban cerca de su mesa y le cerraban un ojo de manera muy provocativa. Desviando su mirada rápidamente, el muchacho le dio un sorbo a un más grande a su copa. Prefirió mejor enfocarse en las palabras de la mujer que tenía sentada al frente, que parecían hacerle muchísimo más sentido que las simples miradas de otras.
-Le encuentro toda la razón, madame Santini, y como dicen algunos: la bellez está en los ojos del que mira- le respondió, mientras alzaba un poco su copa en dirección de Mar, con una sonrisa en su rostro. Su tesis se volvía a comprobar una vez más: si estabas dispuesto a escuchar, todos tenían algo interesante que decir. Incluso de las personas que uno menos lo hubiera esperado. La música proveniente del piano tenía un ritmo muy alegre, que hacía que moviera sus pies al compás de la tonada. Era un lugar entretenido, aunque no estaba muy seguro de que pudiera acostumbrarse a este ambiente muy rápido. Aunque sabía que tenía que salir más, adquirir más 'mundo'. Nadie hubiera querido un heredero campesino e ignorante. Tenía que expandir sus horizontes, como su padre solía decir.
Soltó una carcajada al escuchar la broma de la mujer, mientras volvía una vez más la mirada hacia el pianista. -Me alegro que le guste- musitó, seguro de no haberse escuchado en contraste con todo el tumulto de los parroquianos que visitaban el lugar. Y justo en ese momento, en los cuales el pianista remataba los últimos acordes del final de su repertorio fue cuando las luces empezaron a bajar y la tonaba que antes se escuchaba por todo el lugar se fue transformando en una canción más lenta. Una balada. Thibaut hubiera podido usar la palabra 'sensual' para describirla, aunque todavía no tenía dominado el concepto como para usarlo en ocasiones como aquella.
Dos segundos después y junto con los gritos de la gran mayoría de los hombres que ahí se encontraban, salió al escenario una mujer. Usaba un vestido muy escotado y el color de su cabello era de un rojo que Thibaut jamás había visto antes. Era algo... que no podía explicar bien. Pero suponía que aquella era la amiga de Mar.
-Le encuentro toda la razón, madame Santini, y como dicen algunos: la bellez está en los ojos del que mira- le respondió, mientras alzaba un poco su copa en dirección de Mar, con una sonrisa en su rostro. Su tesis se volvía a comprobar una vez más: si estabas dispuesto a escuchar, todos tenían algo interesante que decir. Incluso de las personas que uno menos lo hubiera esperado. La música proveniente del piano tenía un ritmo muy alegre, que hacía que moviera sus pies al compás de la tonada. Era un lugar entretenido, aunque no estaba muy seguro de que pudiera acostumbrarse a este ambiente muy rápido. Aunque sabía que tenía que salir más, adquirir más 'mundo'. Nadie hubiera querido un heredero campesino e ignorante. Tenía que expandir sus horizontes, como su padre solía decir.
Soltó una carcajada al escuchar la broma de la mujer, mientras volvía una vez más la mirada hacia el pianista. -Me alegro que le guste- musitó, seguro de no haberse escuchado en contraste con todo el tumulto de los parroquianos que visitaban el lugar. Y justo en ese momento, en los cuales el pianista remataba los últimos acordes del final de su repertorio fue cuando las luces empezaron a bajar y la tonaba que antes se escuchaba por todo el lugar se fue transformando en una canción más lenta. Una balada. Thibaut hubiera podido usar la palabra 'sensual' para describirla, aunque todavía no tenía dominado el concepto como para usarlo en ocasiones como aquella.
Dos segundos después y junto con los gritos de la gran mayoría de los hombres que ahí se encontraban, salió al escenario una mujer. Usaba un vestido muy escotado y el color de su cabello era de un rojo que Thibaut jamás había visto antes. Era algo... que no podía explicar bien. Pero suponía que aquella era la amiga de Mar.
Thibaut Beaudelaire- Humano Clase Alta
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Re: À la Mère Catherine [Libre]
*No pudo evitar la sonrisa juguetona de sus labios era solo un ademán de ésta pero como se decía en más de una ocasión los hábitos eran distintos de cambiar, ella no podía cambiar o ser una mujer de alta clase cuando se había rodeado de todo lo que la gente llamaba inmoral, sería extraño comportarse eticamente correcto aunque solo fuese durante una noche, unas mujeres habían pasado por la mesa dedicandole unas atenciones especiales a su acompañante, otra mujer se habría sentido envidiosa de que alguien quisiera hacerlo pero en el mundo en el que la pelirroja se movía era lo más monótono, no podías presumir de ser la mejor porque podías estar con un cliente y que otra mujer te lo quitase, entonces más que presumir sería una cuestión de orgullo, dejó el dedo en su sien ella no quería pensar solo divertirse. *
En cierto modo *Dijo casi en un susurro * El que mira es el culpable de todo *Los hombres con sus mordaces palabras eran capaces de elegir que era hermoso y que no, dependía de la influencia de los caballeros como de la influencia de la cortesana, una mujer que se siente hermosa se siente no solo por su físico sino por los comentarios que escucha de ella, es mejor escuchar elogios a faltas de respeto aunque eso en el día a día de una cortesana era bastante evidente, los hombres borrachos eran los mas deslenguados, no cortejaban ordenaban.
Escogió entonces una postura más cómoda, no se había acabado el vino que había en su copa, lo miró con ojos ausentes durante una buena parte de los minutos siendo distante al influjo de los cambios que había a su alrededor, la expectación de la gente incluso el sigilo de su propia respiración que estaba optando por pasar desapercibida en aquellos momentos, elevó la barbilla en una postura muy femenina con una sonrisa nuevamente juguetona en sus labios * Ahi está *Confirmó las sospechas del hombre que le acompañaba, esa era su amiga una mujer que tenía a todos los hombres en la palma de la mano con solo un movimiento de su cuerpo, tenía algo de envidia pero no precisamente por como dominaba la situación su amiga sino por todo lo que había vivido, ser cantante era como mucho bastante interesante si sabías donde moverte.
Miró de reojo a Thibaut, esperaba que le gustase el local aunque ella se mostraba silenciosa disfrutando a su manera, dio un sorbo a su copa escuchando una ligera discusión entre cuchicheos, el hombre estaba mirando demasiado a la mujer y su novia estaba impidiendo su disfrute; Al final volvió a mirar a su amiga cantar al tono sensual de un piano mientras movia sus caderas, colocó las manos en la copa una vez más, alzándola mientras degustaba un poco del vino mirando la actuación con una sonrisa en los labios *
En cierto modo *Dijo casi en un susurro * El que mira es el culpable de todo *Los hombres con sus mordaces palabras eran capaces de elegir que era hermoso y que no, dependía de la influencia de los caballeros como de la influencia de la cortesana, una mujer que se siente hermosa se siente no solo por su físico sino por los comentarios que escucha de ella, es mejor escuchar elogios a faltas de respeto aunque eso en el día a día de una cortesana era bastante evidente, los hombres borrachos eran los mas deslenguados, no cortejaban ordenaban.
Escogió entonces una postura más cómoda, no se había acabado el vino que había en su copa, lo miró con ojos ausentes durante una buena parte de los minutos siendo distante al influjo de los cambios que había a su alrededor, la expectación de la gente incluso el sigilo de su propia respiración que estaba optando por pasar desapercibida en aquellos momentos, elevó la barbilla en una postura muy femenina con una sonrisa nuevamente juguetona en sus labios * Ahi está *Confirmó las sospechas del hombre que le acompañaba, esa era su amiga una mujer que tenía a todos los hombres en la palma de la mano con solo un movimiento de su cuerpo, tenía algo de envidia pero no precisamente por como dominaba la situación su amiga sino por todo lo que había vivido, ser cantante era como mucho bastante interesante si sabías donde moverte.
Miró de reojo a Thibaut, esperaba que le gustase el local aunque ella se mostraba silenciosa disfrutando a su manera, dio un sorbo a su copa escuchando una ligera discusión entre cuchicheos, el hombre estaba mirando demasiado a la mujer y su novia estaba impidiendo su disfrute; Al final volvió a mirar a su amiga cantar al tono sensual de un piano mientras movia sus caderas, colocó las manos en la copa una vez más, alzándola mientras degustaba un poco del vino mirando la actuación con una sonrisa en los labios *
- Spoiler:
- Lamento la tardanza!
Mar Santini- Humano Clase Alta
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Re: À la Mère Catherine [Libre]
Los silbidos de algunos hombres presentes en el local se dejaron escuchar rápidamente en el momento en que la amiga de Mar salió al escenario. No es que estuviera en las mejores compañías de París, pero aun así, ese tipo de expresiones le parecían de mal gusto. Sin embargo, se detuvo a si mismo antes de buscar con la mirada a aquellos que lo habían originado.
A pesar de eso, mirar hacia el escenario tampoco prometía ser una opción muy viable. No se podía negar que en el momento en que la cantante abrió sus labios, el sonido era cautivador y muy melodioso. Pero había algo en ese espectáculo que hacía que Thibaut se pusiera nervioso. Jamás había visto a una mujer menearse de aquella manera y estaba seguro de que su madre estaría escandalizada si supiera que esas eran las cosas que su hijo hacía durante su estadía en París. El sonido del piano más la voz de la mujer hacían que recordara aquella visita a los bares londinenses con su padre, de lo que no guardaba tan gratas memorias. Tomó un sorbo más de su copa y fijó la mirada en su acompañante. Quizás ella podría hacer que aquella velada pareciera algo más normal.
-Debe darle mis felicitaciones a su amiga, madame Santini, ya que tiene una voz espléndida- le comentó con una leve sonrisa, haciéndose escuchar sobre el bullicio del local. Cada vez entraba más gente, y a medida que pasaban los minutos, el ambiente se sentía cada vez más caldeado. Otro trago a su copa, otra mirada hacia el grupo de hombres que estaba sentado en la mesa contigua a la suya. Parecían una manada de lobos por la forma en que miraban a la cantante. -¿Cómo es que se conocen, madame?- preguntó, volviendo a fijarse en Mar. Estaba seguro de que esa historia podría ser muy entretenida o quizás contener elementos que preferiría no saber. O ambos.
A pesar de eso, mirar hacia el escenario tampoco prometía ser una opción muy viable. No se podía negar que en el momento en que la cantante abrió sus labios, el sonido era cautivador y muy melodioso. Pero había algo en ese espectáculo que hacía que Thibaut se pusiera nervioso. Jamás había visto a una mujer menearse de aquella manera y estaba seguro de que su madre estaría escandalizada si supiera que esas eran las cosas que su hijo hacía durante su estadía en París. El sonido del piano más la voz de la mujer hacían que recordara aquella visita a los bares londinenses con su padre, de lo que no guardaba tan gratas memorias. Tomó un sorbo más de su copa y fijó la mirada en su acompañante. Quizás ella podría hacer que aquella velada pareciera algo más normal.
-Debe darle mis felicitaciones a su amiga, madame Santini, ya que tiene una voz espléndida- le comentó con una leve sonrisa, haciéndose escuchar sobre el bullicio del local. Cada vez entraba más gente, y a medida que pasaban los minutos, el ambiente se sentía cada vez más caldeado. Otro trago a su copa, otra mirada hacia el grupo de hombres que estaba sentado en la mesa contigua a la suya. Parecían una manada de lobos por la forma en que miraban a la cantante. -¿Cómo es que se conocen, madame?- preguntó, volviendo a fijarse en Mar. Estaba seguro de que esa historia podría ser muy entretenida o quizás contener elementos que preferiría no saber. O ambos.
Thibaut Beaudelaire- Humano Clase Alta
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Re: À la Mère Catherine [Libre]
-Sonrió libre de pecado mientras contemplaba a la mujer, antes esa pelirroja había sido una mujer más que solicitada en los burdeles hasta que cambió su rumbo gracias a la ayuda de los hombres que quedaban más que prendados al escucharle cantar, al contrario que Mar ella si valía para cantar, dedicar su vida a otra cosa más que el sexo más no obstante cuando se movía aún era capaz de embelesar a cualquier hombre. De reojo admiró la figura de su acompañante masculino sorprendiéndose de que en vez de quedar extasiado parecía más bien incómodo, lo cual le hizo exponer una sonrisa dulce en los labios de la mujer que pocos conocían.
Era un hombre que no conocía la lujuria, no tenía la lascivia que la mayor parte de varones parecían hacer presente con solo un movimiento de caderas, no era del tipo que apretaba las caderas a las mujeres por tener una noche de sexo. Ni siquiera parecía de los hombres en los que no podías confiar sino todo lo contrario- Espero que no se sienta incómodo, podemos irnos siempre que usted desee -Le llenó la copa de vino mientras escuchaba su pregunta, era dificil con ese ruido de los hombres que más que caballeros parecían animales.
Cuando le preguntó, quedó un rato insinuado de silencio- Nos conocimos en un trabajo, no se confunda ella era camarera -mintió con neutralidad, incluso pareciese verdad por el tono de voz lo que decía- Las cortesanas como las camareras parecemos carne de hombres, con la diferencia de que nosotras, las cortesanas debemos de aguantarlo porque es nuestro "trabajo" pero las camareras no -Se escapó un suspiro, era una historia verídica con protagonistas inventados, era cierto que ella ayudó a una mujer a salir de un bar mientras intentaban violarla pero la cosa no acabó muy bien era como inventar un pequeño final feliz- Simplemente le ayude en esa situación como en otra más y a partir de ese momento nos conocimos, para mi fue bastante bueno encontrarla aquí, la paga es buena y parece que se está divirtiendo -le sonrió de costado escondiendo sus labios con los dígitos-
Era un hombre que no conocía la lujuria, no tenía la lascivia que la mayor parte de varones parecían hacer presente con solo un movimiento de caderas, no era del tipo que apretaba las caderas a las mujeres por tener una noche de sexo. Ni siquiera parecía de los hombres en los que no podías confiar sino todo lo contrario- Espero que no se sienta incómodo, podemos irnos siempre que usted desee -Le llenó la copa de vino mientras escuchaba su pregunta, era dificil con ese ruido de los hombres que más que caballeros parecían animales.
Cuando le preguntó, quedó un rato insinuado de silencio- Nos conocimos en un trabajo, no se confunda ella era camarera -mintió con neutralidad, incluso pareciese verdad por el tono de voz lo que decía- Las cortesanas como las camareras parecemos carne de hombres, con la diferencia de que nosotras, las cortesanas debemos de aguantarlo porque es nuestro "trabajo" pero las camareras no -Se escapó un suspiro, era una historia verídica con protagonistas inventados, era cierto que ella ayudó a una mujer a salir de un bar mientras intentaban violarla pero la cosa no acabó muy bien era como inventar un pequeño final feliz- Simplemente le ayude en esa situación como en otra más y a partir de ese momento nos conocimos, para mi fue bastante bueno encontrarla aquí, la paga es buena y parece que se está divirtiendo -le sonrió de costado escondiendo sus labios con los dígitos-
Mar Santini- Humano Clase Alta
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Re: À la Mère Catherine [Libre]
A pesar de su ligera sonrisa, aquella fachada era para esconder lo incomodo que se sentía en aquella situación. Pero al parecer la máscara que se había puesto encima para no incordiar a su acompañante no era lo suficientemente fuerte, ya que con solo mirarlo, pareciera como si Mar se hubiera dado cuenta lo fuera de lugar que se sentía ahí. Cuando era solo un hombre viejo tocando el piano había sido una cosa, pero cuando el bar se había llenado de silbidos de los hombres mostrando todo lo contrario a como debía comportarse un caballero frente a una mujer el ambiente había cambiado drásticamente. Por lo menos para él.
Sin embargo, se tragó su incomodidad cuando escuchó la respuesta de la mujer frente a su pregunta. Una sonrisa un poco más pronunciada se dejó ver en su rostro, mientras se llevaba la copa de vino una vez más a sus labios. No pretendía terminarse la botella, ya que no estaría en condiciones de volver a su morada, pero si que era un verdadero deleite. Tendría que darle un poco de crédito a ese local si es que podían permitirse vender ese tipo de vinos.
-Parece ser bastante popular entre los parroquianos- comentó, apoyando su espalda en el respaldo de su silla, mientras sentía como la habitación se iba llenando cada vez más con el humo de los cigarros de los hombres. -Y usted, madame Santini, ¿nunca consideró la vida del espectáculo?- preguntó nuevamente, esperando que luego de esta copa pudieran salir de aquella ahogante atmósfera.
Sin embargo, se tragó su incomodidad cuando escuchó la respuesta de la mujer frente a su pregunta. Una sonrisa un poco más pronunciada se dejó ver en su rostro, mientras se llevaba la copa de vino una vez más a sus labios. No pretendía terminarse la botella, ya que no estaría en condiciones de volver a su morada, pero si que era un verdadero deleite. Tendría que darle un poco de crédito a ese local si es que podían permitirse vender ese tipo de vinos.
-Parece ser bastante popular entre los parroquianos- comentó, apoyando su espalda en el respaldo de su silla, mientras sentía como la habitación se iba llenando cada vez más con el humo de los cigarros de los hombres. -Y usted, madame Santini, ¿nunca consideró la vida del espectáculo?- preguntó nuevamente, esperando que luego de esta copa pudieran salir de aquella ahogante atmósfera.
Thibaut Beaudelaire- Humano Clase Alta
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