Blood and distance between us...(Privado)

por **Bérénice Moriarty** Miér Mar 07, 2012 4:05 pm

-...Luna.....cielo oscuro de noche en blancas nubes de algodón, soberbias para sostener un paisaje eterno, envuelto en armonía de toques deliciosos de pintura gris, azul, negro, oscuridad.
-¿Quién toca, toca bien una melodía a piano?
-El silencio no tocaba, pero acompañaba algunas veces a ciertos folclores del dolor y el sentido pésimo de la desesperación. Despacio, no aceleres el paso, pequeña Bérénice...que los conejos al final serán vencidos por los pasos de una tortuga.
-¿Pero no eran las liebres?
-No te dejes engañar cielo, no dejes que te nublen el pensamiento por la apariencia. Teme, pero que tu cuerpo no conozca el temor.....

-No temer a lo desconocido, es mirar por ti misma tu coraje....-Miró a la luna que quieta en el sitio le proyectaba un poco de luz plateada, ella, Bérénice no se movía en absoluto de la estatua de piedra esculpida con rostros angelicales, sentada con las piernas cruzadas una encima de la otra, ella, elegante como la soberbia imagen de una hermosa ilusión que encandilaría los encantos visuales de cualquier hombre, ella, esperaba sin más a quien fuese su primera víctima y su última víctima, obviamente seria su tío. Aquella persona que por mera faz inocua, les podría haber ofrecido a ella y a sus hermanos el destino de sobrellevarlo con la eternidad.

Bueno, al fin y al cabo, la luna le gustaba más. Mas que el astro reluciente y radiante que apenas ya recordaba. Tanto tiempo por estos lares, que por castillos y muros derribados o algunos que se sostenían en pie, vagamente pensó en que de verdad había pasado días, o ella se sentía así. No se sentía vieja o débil, sino que al pase de las noches, ella recobraba vida y el tiempo que había perdido en aquellos lares desérticas de Jerusalén. Elevo el mentón hacia la luna y sonrió ladina, olio el aroma de aquel lugar y simplemente soltó una risa elegante que a pocos metros escucharía alguien mortal.

-Otra vez....otra vez papa...
-No, pequeña flor salvaje...
-Pero, papa.....así no conseguirás que aprenda a tocar el piano....

¿Ahora que podría pasar? Quería divertirse más, pero sufria con aquel repentino recuerdo de ella y su padre, en la sala del estudio, con el piano que le trajeron de Alemania por parte de su adorado y odiado tío. Fue digamos, algo importante para ella. El piano le tranquilizaba. Queria conocer o quería seguir escuchando el piano allá adonde fuese.