Isolda Christine D'Urberville

Nombre del Personaje: Isolda Christine D'Urberville
Edad: 25 años [Fecha de su muerte]
Especie: Fantasma. [Ex-Bruja]
Tipo, Clase Social o Cargo: Clase Baja.
Orientación Sexual: Heterosexual.
Lugar de Origen: Gran Bretaña.
Habilidad/Poder:
- Aparición/Invisibilidad
- Ilusión
- Teletransportación
- Movimiento de objetos/Telequinesis
- Permanencia
- Posesión

Descripción Física:
Mujer madura y, por ello, completamente formada. Dentro de lo habitual y común, Isolda siempre poseyó un atractivo inocente que atrajo más de lo debido a los hombres de su alrededor. Y con ellos venían los problemas. De piel blanquecina, suave y perfectamente mantenida con los años. Ojos grandes y azulados, penetrantes y llamativos. Su cabello, largo hasta la cincura, cae en finas hebras onduladas con sencillez pero al mismo tiempo elegancia. No se caracterizaba por llevar peinados o vestidos lujosos ni demasiado vistosos pero sí por lucir bien todo aquello que se pusiera. "A ti todo te queda bien" solían decirle en el pueblo dónde vivía. Como una campesina, una bella campesina de labios rosados que pedían ser besados sin palabra alguna. A veces, sin que la propia portadora lo desease.
Descripción Psicológica:
Decir que es la persona más buena e inocente del mundo suena a cuento chino ya que ni la perfección ni la bondad suprema existen, sin embargo, durante la vida que vivió Isolda se acercó mucho. Demasiado. Tal vez por eso mismo acabó muerta y bajo tierra. En vida era una muchacha inocente, pueblerina y bondadosa que no se preocupaba de otra cosa que no fuesen sus más allegados; incluso de los desconocidos. Conocía la maldad del mundo y aun así se negaba a desconfiar de todo aquel que intentase entrar en su vida. Su condición de bruja le ayudó mucho a tener independencia para vivir su propia vida aunque no se marchase nunca del pueblo en el que nació, en la Gran Bretaña de aquellos años. Le aterrorizaban las guerras de las que, para su desgracia, fue testigo. Desde pequeña se mostró como una chica valiente y decidida, con intereses propios. ¿Cómo fue que acabó tan mal su historia? Todas esas buenas cualidades le pasaron factura y le llevaron a cometer un solo error que no solo le costó la propia vida sino la de la persona que más quería. Eso le ayudó a entender que en la vida no podía ser todo bueno. Que el rencor, el odio o la desconfianza se necesitaban para sobrevivir. Y, aunque tarde, se dio cuenta de todo lo que había echado a perder por creer en la bondad del corazón humano.

Historia:
Pueblerina y campechana, la vida de Isolda resultó ser todo un vaivén de emociones y sentimientos. De la pena a la alegría y del llanto a la sonrisa transcurrió su vida. Por desgracia, fue demasiado corta como para poder apreciar todo aquello que de verdad le hubiese gustado vivir. Con solo 25 años se vio presa de un suceso demasiado desagradable como para poder olvidarlo y que, al mismo tiempo, empezó creyendo que sería uno de los más felices e importantes de su vida. Importante lo fue, pero no pudo estar más lejos de felicidad.
Isolda D'Urberville, condenada a la horca por asesinato.
Duebry, su aldea natal, fue dónde comenzó esta historia. Isolda solo era una niña cuando al nuevo muchacho que acababa de llegar al pueblo, procedente de las tierras vecinas, Jake. Muchacho con el que mantuvo un breve romance al entrar en la adolescencia y el dueño de su virginidad; que entregó por voluntad propia como una supuesta despedida. Lo que ella no sabía era que la historia continuaba y que no acabaría hasta que él quisiera. Nunca. La obligación de estar a su lado, por el dinero que él poseía, no convirtió el amor pasado de Isolda en odio pero sí en indiferencia. Y por ello, tras la farsa de boda que tuvieron, empezaron los constantes maltratos por parte de su reciente, guapo y adinerado marido. Curiosamente, por el que muchas del pueblo 'matarían' y del que la propia esposa, Isolda, deseaba hacer desaparecer. Otro de los factores a añadir, su condición como bruja, la ataban casi más que cualquier otra. Un secreto que, años atrás, le había confesado creyéndole su mejor amigo además de un hombre honrado. Tal vez, el peor error que pudo cometer. Y, por ello, no tuvo más opción que la de hacerse a la idea de que permanecería a su lado hasta su muerte o hasta que se cansara de ella.

Lo que nunca creyó posible, fue el enamorarse de nuevo y el confiar en otro hombre.
Noin, así se llamaba un misterioso soldado que por casualidades del destino acabó perdido en la playa de su pueblo. La guerra estaba en curso y, para suerte del muchacho, nadie más que ella vio que era del país contrario. Posiblemente, le hubiesen matado. Pero a ella le cautivó todo lo que venía de él, todo lo que le contaba y los encuentros secretos que mantenían. En parte, quería desconfiar porque le recordaba a sus tiempos con Jake, a sus buenos tiempos. Pero al mirarle a los ojos no veía mentira alguna y se le hacía imposible no creer en sus palabras. Por otra parte, evitaba todo lo que podía contarle detalles sobre su vida en el pueblo y mucho menos sobre ella misma; sentía que rompería la 'magia' que empezaba a crearse entre ellos. La nueva ilusión de su vida y por la que, poco a poco, se fue levantando cada mañana. Qué ilusa fue al pensar que podría empezar de nuevo, que podría hacer planes que salieran bien.

Ya estaba decidido, iba a marcharse con él para no volver nunca más. Dejaría a su familia y a sus amigos pero si ello significaba volver a ser feliz no le importaba. Saldría de su casa, por la madrugada cuando su marido volviese borracho y ya no volvería a verla. ¿Por qué no tuvo que emborracharse aquella noche? Así es, el plan se torció y la furia de su marido al adivinar sus intenciones casi la llevaron a la muerta. Muerte que, aunque a ella le llegaría pronto, fue a él a quien visitó aquella noche. Uno de los cuchillos de la cocina, el lugar dónde se desarrolló la pelea, acabó enterrado en el pecho de Jake quién exhaló su último aliento maldiciendo el futuro que ella pretendía alcanzar. Y sabía lo mucho que le afectaban ese tipo de cosas a Isolda, teniendo en cuenta sus poderes y sus creencias. Aun así, huyó como tenía previsto junto al soldado.

La suerte parecía estar de su lado y tras consumar su amor lograron que un sacerdote los casara en un pueblo lejano de lo que había ocurrido días atrás. Sin embargo, el que debía ser su mejor día, se convirtió en el peor cuando unos guardias la apresaron bajo la orden de búsqueda por asesinato. Ni siquiera pudo explicarle en persona a su reciente esposo el por qué había echo eso y merecía esos días que pasó encerrada y torturada. No pudo más que aceptar su destino y, finalmente, morir en la horca como su decreto anunciaba. Cerró los ojos y mantuvo la imagen de su amor mientras sentía cómo perdía ese anhelado futuro.
Isolda D'Urberville murió en la horca a sus 25 años de vida.
Pero la muerte no se llevó sus sentimientos, los que la han atado fuertemente al mundo de los vivos. Si algo tiene claro, en esta segunda oportunidad que se le ha brindado, es que no descansará hasta cumplir con su cometido. Aunque todavía no sepa cómo hacerlo.

Datos Extras:
- Hace poco tiempo que 'anda' por el plano astral por lo que todavía se siente confundida y se está acostumbrando a como manejar la situación.
- Nunca se aleja de Noin, el cual -Sin quererlo.- le transmite toda esa pena por su muerte.
- Su situación actual la frustra mucho. No puede comunicarse con nadie, nadie la ve ni la oye y a penas sabe controlar lo que puede o no puede hacer.
- Aunque sabe que tiene sus formas de manifestarse a los humanos, todavía no ha aprendido a utilizarlas.
- Su mayor secreto, a parte de lo ocurrido aquel día, es que días antes de conocer a Noin quedó embarazada y por los golpes que le propinaba Jake perdió al bebé. Aunque es algo que solo y exclusivamente sabe ella, ni siquiera lo sabía el padre.
- Está decidida a comunicarse con Noin, sea como sea. Le duele profundamente que sufra tanto por su muerte y, aunque quiere que siga con su vida, también sigue amándole y desearía otra oportunidad para estar juntos.