¿Crees que me importa si te interesas o no en mí? {Ayesha Vallespir}

{La coraza de un arma de alto calibre,
no se compara con la seda que enfunda la piel más apetecible}

No hay fragilidad, no existe la blandura, no poseerás una oportunidad de infiltrar sus defensas, no detentarás un arma que conceda una debilidad, no atesorarás recuerdos que quiebren su coraza, no gozarás la satisfacción de verla en el piso, no te beneficiarás de su dolor, no disfrutarás de su cuerpo, no tendrás el poder de doblegarla, no guardarás más que los recuerdos de la ocasión en que se dignó a verte antes de que su manada de perros te atacara, fragmentándote, manducando tu carne, desgarrando tus músculos, aullando triunfantes sobre los restos de lo que alguna vez fuera un hombre. Uno que quiso pasarse de listo. Uno que buscó doblegar a la bestia que habita en ella.

Los músculos están en tensión el noventa por ciento del tiempo, las miradas son glaciales, palabras duras y plagadas de neurotoxinas cuales dagas despedidas con violencia hacia su objetivo dando siempre en la diana deshaciendo los tejidos neuronales. Al acecho cual perro de cacería, con el hocico babeante de rabia, una enfermedad que no duda en transmitir permitiendo la muerte del utópico que piensa, puede llegar hasta ella. Agresiva, rígida, altiva, su presencia levanta el interés a cada paso que da puesto que su belleza es innegable, irrefutable, indiscutible, indubitable. Su aura evoca a uno de los jinetes del apocalipsis: Guerra. Donde el exterminio y la hecatombe la persiguen en un cuerpo de ademanes elegantes, acechantes, distinguidos, cuidadosos de la etiqueta, sensuales, incitadores, aguardando siempre el momento idóneo para que el gruñido saque de balance a la presa para encajarle los colmillos en el cuello y romperlo sin piedad acabando el aburrimiento que la acecha.

Ropas en colores muy oscuros dando una advertencia silenciosa de que no se trata de una mujer cuyo carácter sea demasiado luminoso, perfecto para camuflagearse en el bosque físico y mental de donde proviene y al que torna una vez ha conseguido su objetivo. Prendas entalladas, vestidos ante la sociedad, pantalones y camisas de caballero en casa o durante las cacerías y las cabalgatas, dándose el lujo de desabrochar hasta tres botones permitiendo que el escote luzca, una pecaminosa actitud ante los criados, un deseo satisfecho al ver la lujuria en los ojos masculinos. Para eso lo hace, deja al descubierto la figura que el demonio le ha entregado para la perdición de aquél que fije los orbes en su traicionero contorno, en su cremosa y blanca piel inexpugnable, en sus curvas que han desorientado a más de un jinete cuya montura termina entre los colmillos de una de las jaurías de esta mujer encontrando el humano el destino más sanguinario jamás elucubrado mientras ella se deleita en el espectáculo.

Un ochenta por ciento del tiempo, sus palabras son innecesarias pues una sola mirada dura, acometedora, violenta que se pose sobre el intruso, aquél que se atreve a traspasar un terreno vedado, es suficiente para que éste se aleje como perro que es -que son, porque todos los hombres merecen el mismo tratamiento-, con la cola entre las patas. No hay un solo varón que sea capaz de enfrentársele por lo que está acostumbrada a mantener el tipo altivo, orgulloso y arrogante que la caracteriza. Al ser territorial, sobreprotectora y recelosa no duda en perder la compostura, tomar lo que tenga al alcance para encarar al intruso formándosele una careta desconocida de pura rabia, con los ojos inyectados en sangre, las facciones tensas y cual perro de cacería, los dientes mostrándose amedrentadores. Nadie ha horadado ese espacio personal hasta ahora y nunca lo lograrán. Muertos están los que lo intentaron. Meros reflejos banales de una idea ridícula cuyas consecuencias mancharon el piso de rojo, entre coágulos vertidos bucalmente hasta pliegues en la piel que supuran perlas de sabor metálico que claman la libertad del reposo final en tanto ella mantiene la bota sobre la cabeza -cómo le gusta eso- obligándolo a tenerla en el piso hasta ahogarse o bien, la destroza a golpes con lo primero que encuentre a la mano o incluso, ese calzado que utiliza tiene metal en las puntas y talones. Más de uno ha encontrado la muerte a patadas de la joven en Malta, pero todos callan por lo que la familia de la joven es en ese lugar.

Porque los hombres son meras bestias de lujuria que complacen los satisfactores más básicos, por lo que se mantiene alejada en el mayor de los casos de éstos. Esos tufos insoportables que segregan aquéllos considerados el sexo fuerte, el dominante, el que decide sobre las mujeres. Éstos, ni siquiera son mirados o atendidos durante las demostraciones de su criadero de perros o cualquier otro momento en que ella haga acto de presencia. Mientras más lejos estén los varones, mejor. No discusiones existenciales, no meditaciones sin sentido, libre albedrío, independencia, libertinaje, mejor rodeada de perros menos complicados que por varones ansiosos de meter su miembro en el sexo femenino. Mero aburrimiento reflejado en el rostro al ser abordada por uno. Mordaces, cínicos, arrogantes, inteligentes comentarios aunados de miradas hirientes, retadoras, desdeñosas con la finalidad de dejar con un palmo de narices es lo que obtiene todo aquél que cruza su línea territorial. Así se presenta ante los demás, así se comporta sin dudar. Excepto con su familia y allegados, pero eso es algo diferente.

Ojos salvajes, incapaces de ocultar la contumacia que en ellos se refleja, la severidad con que se conduce, seria, imposible de convencer, dominar, domar. Su rostro bello es contrastante con las expresiones en la que una ceja se levanta y las palabras son puestas en duda de forma descortés, pero llenas de ingenio. Es en el instante que se va de cacería donde todo cambia, alegre, vivaz, con una sonrisa siempre en los labios y un brillo de felicidad, rodeada de una jauría de 7 canes que la resguardan como si fuera ella lo más apreciado. Todos ellos criados por la propia Ayesha, entrenados hasta el cansancio para ser los mejores en su especialidad, el orgullo de la joven que pasea con ellos cada vez que puede, con ropas de cacería: pantalones de montar, botas altas, larga gabardina de varón, el cabello sostenido en un moño alto. En esos momentos se permite traer consigo también cualquier tipo de armas impulsoras; poseedora de un pulso firme, de una puntería endiablada, una determinación fría y contundente; pocos son los que se deciden a molestarla cuando ven sus resultados en el campo de entrenamiento o peor aún, en plena cacería. Avezada al perforar una mosca con una ballesta, su juego favorito.

Su cabello es un capricho al humor con que se despierte, una hoja de árbol correteada por el viento: una temporada rubio, otra rojizo, la última le ha dejado un castaño casi negro, oscuro que le resalta la piel, los ojos azules, los labios rojos. Le hace ver más grande de lo que realmente es, pero a ella parece no importarle todo lo contrario, pareciera disfrutarlo. Sonríe con diversión cada vez que le aumentan la edad, en lugar de enojarse como cualquier otra dama. La edad, siempre jugará con ese tema, ni siquiera Dennis Vallespir sabe la verdad. Sólo hay una persona que conoce este detalle: Horst Newmann.

Ayesha Vallespir es en conclusión, una figura femenina que incita a la rebeldía, a dominarla, a domarla aunque ninguno que no sea su padre o su padrino lo ha logrado hasta la fecha. No es raro verla en Malta peleándose a golpe limpio con algún "inteligente" que piensa puede lidiar con ella, lo peor no es eso: es que es capaz de ganarles en el uno a uno y más cuando trae un arma porque no duda en utilizarla a traición. Tampoco el que camine por las calles con su jauría a la cual siempre le tendrá mayor dedicación que a los hombres. Muchos dicen que es zoofílica porque es más fácil verla con un perro que con un caballero o dama. No es común vislumbrar su figura acompañada por alguna persona que no sea familiar de ella o por algún miembro del grupo de "trabajo" de su padre porque no se le conocen amigos.

Vestirá siempre con lo mejor, esos atuendos que sólo se pone una vez en las fiestas ante la sociedad son carísimos. Las prendas que utiliza durante la cacería parecieran cuidarse mejor, aunque no hay un solo hombre en Malta quien no hable de lo que ella hizo en la última de las reuniones, sobre todo por los escotes que acostumbra usar y los pantalones tan entallados que dejan ver los muslos, la curva de unos glúteos que se antojan palmear, incluso pellizcar. Más de uno admira el busto que se transparenta contra la tela, esa forma en que los pezones se destacan contra la camisa ligera y delgada, señal inequívoca de que no usa ropa interior, que los corsés sólo los usa bajo los vestidos. Aunque no le es necesaria una prenda así para mostrar una cintura de avispa, un vientre plano, una figura endemoniada que más de uno ha admirado estúpido, sobre todo cuando -según su costumbre- termina la cacería y la dama en cuestión se detiene sin tapujos a darse un remojón en las aguas de cualquier río o laguna cercano sin importarle si tiene admiradores en la orilla o no, porque siempre está custodiada por sus perros.

Y así, sin pensarlo o preocuparse, sale del líquido dejando que la camisa y los pantalones se le entallen húmedos como segunda piel, en una actitud de total desenfado y reto. Es cuando sus sonrisas secas e irónicas aparecen porque ninguno, por más que quiera se le acerca. Bien saben lo que les pasa a los que la tocan: simplemente desaparecen. Muchos dicen que son alimento de una de las jaurías de la joven, otros señalan a su padre y sus "trabajadores", no pocos la señalan a ella misma. Nadie sabe la verdad, pero mientras tanto, hay una manzana prohibida en Malta ¿Quién se atreve a tomarla?

{¿Que las personas hablan mal de mí?
Me preocuparía si NO hablaran de mí,
significaría que estoy perdiendo mi reputación.}

*Fragmento de la libreta del psiquiatra. Última sesión con Vallespir A.*

{Solitaria, confía en animales denominados fieles, una confrontación con su realidad pues no cree en ningún humano, refleja sentimientos encontrados que la definen como una persona herida y al mismo tiempo vengativa, ¿Por quién? Seguir investigando. Vulnerable, necesita de alguien en quien apoyarse. Dependiente, sus perros son lo único que la mantiene de pie. Suicida. Conclusión: Frágil en su interior, aunque aparente lo contrario. Completamente indefensa, aunque su agresividad lo contradiga, pero es el método para que nadie alcance su interior. Depresión profunda ¿Por qué? Ausencia de personas a su alrededor, una ruptura total con la sociedad, búsqueda de desfogue de emociones basada en la cacería, desquitarse, encontrar una válvula de escape, violenta, agresiva, rencorosa, no sabe canalizar sus sentimientos y emociones más que en acciones sanguinarias. Conclusión: Una asesina en potencia. Recomendación: Encerrarla en el psiquiátrico y darle atención médica y psiquiátrica urgente. Posible Asesina en serie.}

Observar implica no sólo ver la apariencia física si no también desentrañar sus pensamientos, sus sentimientos y el por qué actúa de determinada manera. Para ello, no sólo se debe estudiar en el ámbito donde mejor se desenvuelve el sujeto, si no también en su soledad, en el lugar donde mejor se sienta, todo ello conlleva un buen estudio de la persona. Cuando tengas ésto en cuenta, podremos adentrarnos en la investigación de Ayesha Vallespir que es un personaje interesante desde el punto de vista psicológico y psiquiátrico.

En primer lugar, su soledad se marca desde su niñez puesto que sus padres son convertidos en parte de la Cosa Nostra cuando ella sólo tiene seis años de edad. Así pues, con sólo dos hermanos mayores y varones es condenada a crecer rápidamente, a ser una pequeña adulta a la edad de 7 años, por lo que es autosuficiente aunque tenga una nana que la vigila. Es Ayesha quien busca que su educación sea la mejor de todas, que todo funcione a la perfección para que su madre la vea siempre con buenos ojos; que sus padres tengan todos los satisfactores, que sus hermanos no estén en malos pasos en el día, que la servidumbre trabaje. Alterna todo ésto con sus estudios y se transforma en una persona acostumbrada a dirigir, a organizar, a decidir. Una líder que aprende a serlo, que no nace como algunos con el gen latente, si no que lo desarrolla al paso del tiempo. Se hace responsable de miles de detalles que le corresponden más a su madre que a ella, pero que la pequeña acepta con determinación denotando su carácter firme desde muy joven.

Se vuelve independiente, lo que significa que impone sus ideales y no está acostumbrada a que la ordenen más que sus padres y hermanos. No mira igual a los demás porque ninguno tiene la carga que ella soporta. Las niñas de su edad son inmaduras y caprichosas lo cual la enerva y exaspera alejándose de ellas y siendo relegada por las más grandes porque no entienden cómo una chiquilla de 7 años quiere estar con ellas. Por lo que al no aceptar un mundo y ser rechazada por el otro, se queda sola. Lo que le forja un carácter fuerte, agresivo y discriminatorio. Racista incluso con todos aquéllos que no tienen su propia forma de pensar o bien, que no demuestran tener la madurez necesaria para estar a su lado.

Es justamente un amigo de su padre, Horst Newmann quien le da a Ayesha su mejor amigo. Viéndola sola, decide entregarle un cachorro de cacería, un Jagdterrier. Otro de sus aprendizajes, porque relega a todos los seres humanos por el animal, no le interesa tener amigos porque el perro resulta ser el mejor de todos. No hay nadie que la entienda mejor, que la cuide, que la acompañe y, sobre todo, que no la juzgue. Es en este momento de su vida que aprende a ignorar las críticas, que las hace a un lado y su carácter se torna mucho más duro, e impenetrable su vida. No cualquiera rompe la coraza para encontrar un lugar en sus sentimientos. Dennis Vallespir lo logró y aún ella se pregunta ¿Cómo lo hizo? Aunque se aferra al refrán que dice: "Dime con quién andas y te diré quién eres" Y en muchos aspectos él es idéntico a ella. Aunque ambos lo nieguen.

La desconfianza viene del mismo período infantil, teme que alguien le falle y por ello mismo no permite que nadie le ayude y aprende a comerse todo lo que siente, piensa y demás. No tiene más confidente que su perro y cuando éste crece, ella busca una nueva forma de no perder esa amistad. Creando con ello la jauría que hoy en día le acompaña. Una de tantas, porque se rumora que tiene dos que no se permite sacar a pasear a menos que sea un acto de extrema necesidad. Aprende de las actitudes de sus animales, formando un carácter fuerte, agresivo muchas veces, cortante porque pocas son las ocasiones que tiene una relación social. Sin amigos, sin sus padres y hermanos, manteniendo la distancia con la servidumbre, se descubre muchas veces deprimida.

Es cuando su otra pasión, la cacería, aparece y ahí puede desfogar todos los sentimientos negativos que la inundan. Desde los entrenamientos con las armas hasta el mismo momento de la actividad; su carácter cambia y se vuelve ahora insensible. No siente dolor por las personas que no conoce, con las que no le interesa mantener una relación al grado tal que es capaz de matarlos si se atraviesan en su camino. Desfoga toda esa soledad en la sanguinaria ocupación donde un animal no es tal cual, si no que tiene rostro humano.

Sólo tiene diez años cuando la ingresan a la Cosa Nostra, como nieta del Capi di tutti capi por su magnífica forma de organizarse, de llevar la batuta, de tener fría la mente en el instante que deben tomarse las decisiones. Ahí se torna en sanguinaria. Todos los actos de protección de la mafia que no son aceptados por los hombres de la clase alta, son resueltos por los hijos de los Cipriott y ella participa activamente. ¿Quién sospecharía de una pequeña indefensa de 10 años? Nadie.

Presencia actos vandálicos, violaciones, asesinatos, torturas y siempre con la misma actitud. Como si las víctimas fueran simplemente un animal de cacería, incluso ella misma desarrolla un nuevo síndrome: empieza a entrenar a una manada en particular para acostumbrarla a comer carne humana. Y descubre que le gusta ver a aquéllos que la ofendieron gritando al ser desgarrados y torturados por sus bestias. Se torna sádica cuando ella misma se atreve a abrir a un hombre para sacarle las vísceras y dárselas de comer a sus cachorros para que se acostumbren al sabor de los hombres teniendo especial cuidado en que los perros aprendan que su familia y ella están prohibidos. Cuestión de imponerse al líder de la manada, como entiende posteriormente.

Fría, sádica, ella también realiza ritos de tortura con perturbante decisión a sus escasos 13 años. Para ella, la vida humana no tiene valor más que la de su familia. La custodia de forma impresionante, como uno de sus perros lo hace con ella. Capaz de morir y autosacrificarse. Intentándolo varias veces inclusive para que nadie resulte herido. El sufrir una rotura de brazo, un dislocamiento de hombro y una herida de bala no le impide continuar. Al contrario, la hace en cierta forma masoquista. Prefiriendo el dolor físico al emocional. Ahí es donde se cierra a los avances de los varones. No necesita a nadie en su vida, si tiene que casarse, sus padres le dirán con quién.

Así es como se desarrolla su desinterés en la pareja, en el amor que es un concepto que para ella no existe. Que se come con leche en las mañanas y se defeca por las noches. ¿Amor? Una palabra creada por la Iglesia para mantenerlos a todos bajo control, igual que el llamado "Dios". Es como Santo Tomás de Aquino "Hasta no ver, no creer". Y mientras tanto, hace de su vida un papalote. Un intento de violación en plena cacería la hace detestar a los hombres y los intentos de galantearla chocan con pared destrozándoles el cráneo tras intentarlo muchas veces. Se vuelve cínica, irónica, sarcástica tras este episodio. Al mismo tiempo, se entrena para combatir cuerpo a cuerpo y evitar que nadie la pueda tocar. Se torna cruel y vengativa.

Desarrolla igualmente el sentimiento de burla, se divierte provocando a los hombres que tanto se parecen a aquél que la intentó vejar y cuando se sienten seguros, se da el lujo de matarlos ella misma o de producirles heridas de gravedad. Incluso, castra a algunos. No es más que un signo de su locura y anhelo de venganza que de por sí ya estaba encajado profundo y ahora es parte de su naturaleza más íntima. Se convierte en una mentirosa de primera categoría, una embustera, manipuladora, estafadora.

Lo más interesante son los sentimientos hacia su familia, toda su personalidad se deriva del abandono de sus padres a la temprana edad para dedicarse al negocio familiar. Sin embargo, hasta este momento Ayesha se decanta por la protección, como dijimos, de todos los miembros del núcleo primordial. Los ama a pesar de todo, con sus defectos y virtudes. Aún tras obligarla a hacer cosas horribles como atraer familias completas a la muerte para que la Cosa Nostra dé las lecciones adecuadas. Sus viajes alternados entre Sicilia y Malta la obligan a no tener un hogar en toda la extensión de la palabra. Y cuando las cosas no pueden ir "mejor", aparece un nuevo factor:

Su padre es transformado por un vampiro cuando ella tiene la edad de 16 años. A pesar de ésto, Ayesha sigue siendo fiel a su linaje, su único lazo con la humanidad. Se torna meditabunda, distraída, pero sobre todo inicia un sentimiento de rebeldía cuando su padre convierte a su madre y ésta a sus hermanos, dejándola a ella sin ese regalo, con excusas banales enfocadas a su corta edad. Ayesha por primera vez se subleva a su familia y ladra de ira. Sin embargo, nada de lo que hace convence a su parentela de que también ella debe tener el regalo de la sangre. Todos insisten en lo mismo: es muy joven. Y sobre todo, porque necesitan a alguien que les custodie mientras es de día.

Ayesha cambia y su corazón se divide entre el amor que siente por su prole y el odio hacia ésta. Se puede observar en sus actos irreflexivos, irracionales donde provoca a los hombres con la belleza de su cuerpo, con esos botones desabrochados, con el afán de sumergirse en el agua para darse un remojón, incluso desnudándose ante dos que tres, con movimientos pausados, dejando ver la piel femenina sin imperfecciones, esos muslos largos y redondeados, las caderas cuyos huesos se tornan sensuales a la vista, con algunos lunares colocados estratégicamente: uno bajo el ombligo del lado derecho, otro en la curva de la cadera izquierda. Los senos plenos, redondos, cuyos pezones rosados provocan. Los hombros y homóplatos cubiertos por algunas pequeñas y delicadas pecas. Escasas, pero las que tiene son demasiado pícaras como para ignorarlas y se transforman en obsesivas pues quisieras besarlas una por una. Los delgados brazos cuyas manos podrían acariciar el cuerpo masculino sin tapujos, llegando al centro de la masculinidad y tomarlo para llevarlo a un movimiento del cual no hay retorno una vez se inicia. Los ojos llenos de promesas, los labios entreabiertos buscando o rogando un beso. A alguno le permitió el acceso a su cuerpo, a tocar los muslos, llevar las manos a las caderas, tomando entre los dedos los glúteos para levantarla en pos de hacer realidad el deseo de la posesión... El final sólo lo sabe ella, porque él ha desaparecido... Es más que obvio que esa jugarreta tenía como objetivo que su familia se enterara y cambiara de opinión para que la transformaran, pero no funcionó... Siguió siendo una humana incluso esa noche...

Lo acontecido ese 11 de agosto tiene mucho que ver con la persona que ahora es Ayesha. Sus delirios de persecución, su odio hacia los cazadores, hacia los vampiros también. Las ansias de venganza -como si no las hubiera tenido antes-, la huída del que fuera su hogar, el cambio de imagen, de identidad, su llegada a Luxemburgo. Incluso, el que aceptara el compromiso con Dennis Vallespir a pesar de su repulsión hacia el acto sexual que implica también un rechazo por los hombres producto de ese intento de violación fallido, lo que podría echar por tierra la idea de que se entregó a alguien durante una cacería. Curioso ¿No? Que una de las integrantes de la Cosa Nostra fuera virgen, aunque conociendo a los sicilianos y su estricto código de honor, no me resultaría raro. Dicen que sólo pueden desvirgar a la mujer hasta que están casados y todo aquél que lo hace, está obligado a casarse.

Así pues, Regina Ayesha Cipriott, hoy Ayesha Vallespir no es más que una muestra de la decadencia humana. De lo mal conducida que puede ser una vida. De las circunstancias más oscuras que forman a una asesina en serie. No hay ningún sentimiento bondadoso en ella. Ya no. Lo único que la ataba a la humanidad era su familia, una de vampiros. Más perdida no puede estar un alma. Sin embargo, aún espero que ella encuentre una luz. Ojalá ese prometido suyo tenga un poco de sentido común para no azuzar a la bestia. Espero que tenga la fuerza para contener la rabia que está albergada en el corazón de Ayesha. Si no, deseo que sea tan bruto como ella, para que puedan tener un equilibrio y no se maten el uno al otro. Aunque podría ser que se asesinaran ambos y eso ya sería una desgracia más en esta vida.

{La historia de una persona no es más que una cadena,
con eslabones tan fuertes que siguen sosteniendo toda la estructura,
son los que imponen sobre la persona sus ideologías.
Otros enlaces son tan débiles que se deshacen al paso del tiempo
y son suplantados por otros más fuertes que van llegando.
No me hagas reír si crees que eres uno de los que imponen.}

Nace un 05 de octubre de 1781 en la Isla de Malta. Su padre, un comerciante de telas. Su madre, hija del Capi di tutti capi, oriundos ambos de Sicilia. Se asentaron en esta isla queriendo tener una vida tranquila, lejos de las presiones del clan. Él sabía quién era ella antes de casarse y aún así la aceptó. Ella sabía que él no era aceptado en su familia y aún así, se casó con él. Tuvieron tres hijos y durante 16 largos años todo fue bien. Él tuvo un renombre en la isla al ser incluso denominado uno de los protectores y mecenas de los pobladores. Ella fue considerada una buena cristiana. La educación de sus hijos fue rígida, al estilo siciliano con todo lo que implicaba: temor a Dios, cuidar a la familia, a las mujeres, casarse antes de mancillar a una dama, cobrar venganza sobre aquél que tocara a su madre o hermana.

Y como quedó dicho, durante 16 largos años, todo fue bien...

Hasta que alguien asomó la cabeza. La Cosa Nostra necesitaba de ellos y fueron llamados por el Capi di tutti capi. Él por su habilidad en los negocios, para ser su Consigliere. Ella... era la hija del jefe de toda la mafia, por lo que no tenía excusa para no ir. Y hablaron sobre qué harían con sus hijos. Si debían empaparlos en todo ésto o no. Ante la urgencia, decidieron dejarlos en Malta y empezar su viaje. Así fue como los tres menores se quedaron en la isla sólo cuidados por la servidumbre. Los dos mayores podían salir como hombres que eran, pero la pequeña tenía prohibido estar fuera de casa si no tenía un motivo en particular. Así que se le contrataron tutores y se le enseñó el manejo de la casa. Aunque fue fácil mantenerla dentro, la pequeña tenía ánimos de aprender y sobre todo, de ordenar.

Pronto, dominaba a la servidumbre como si tuviera más edad, los traía a todos como relojitos, atentos, rápidos, concisos. Sin ningún error, queja o descanso no bien ganado. Al ser educada por los empleados, les permitía libertades que de ninguna manera habría otorgado la madre. Aún así, todo estaba impecable y al gusto de la señora cuando venía a casa a ver a sus hijos. Era cuando la pequeña Regina Ayesha reía feliz y se dejaba consentir. Cuando se olvidaba de todo menos de su madre o de ambos, cuando se daba el caso de que venían los progenitores juntos. Aún así, en las ausencias, era estricta con su propio calendario. Aprendía con ímpetus, pero siempre sola.

Fue cuando en una visita de Horst Newmann, viejo amigo de sus padres, que le trajo el mayor regalo a la pequeña: un cachorro. Ayesha no sólo agradeció de mil formas al amigo de su padre a quien veía como un tío, como un padrino, si no que cuidó al animal con todo el cariño que le tenía al que se lo había obsequiado y pronto, corría de un lado a otro, permitiéndose ser niña por fin, pero sin descuidar sus obligaciones. Sin embargo, tenía un compañero, alguien a quien hablarle, con quien jugar, con quien reír y que no la juzgaba, no le hacía malas caras. Y fue cuando se le ocurrió una idea: criar a tantos como fuera posible. Su hermano mayor ayudó en ello y le dio la dirección requerida: sí, debía hacerlo, pero qué mejor que entrenar perros de cacería. Así su madre no se enojaría porque tendrían un ingreso de dinero importante y ella podría tener tantos cachorros como cabellos en la cabeza.

Y lo hizo, consiguió varias razas y fue criándolas con ayuda de varios criados haciendo que el negocio pronto creciera y siendo invitada a su vez a varias cacerías de las que se descubrió adicta. Todo lo que sentía lo desfogaba en esa actividad, así que se adiestró en el manejo de armas con uno de los sirvientes. Y resultó que era muy buena en ellas, soberbia en muchas ocasiones, sobre todo en los arcos y ballestas. Pronto corría sobre un caballo entrenando a sus jaurías sin la menor consideración de las presas que atrapaba. Entregándoselos a sus canes para que se las comieran.

Así, pasaron muchos años, entre el control de la casa, el criadero de perros, los eventos de cacería y sus estudios. Hasta que un día les llamaron a sus hermanos y a ella a Sicilia. Ahí les hicieron Soldados en virtud del parentesco con el Líder de la Mafia. Y su vida cambió, porque aprendió de la mano de varios miembros a torturar, a crear trampas para que aquéllos que no estaban dispuestos a pagar por la protección de sus fincas sufrieran las consecuencias. Entendió que le temían por ser parte de la Cosa Nostra... y le gustó. Se concentró en aprender todo lo que le mostraban, fue parte activa de muchos operativos y sin consideración alguna llegó a ser la verdugo de varios integrantes. Lo hacía con sangre fría, no tenía la menor piedad por ellos y eso gustó a los sicilianos.

Porque se comportaba como uno más de ellos, pero era fiel a la familia. Varias veces la pusieron a prueba y siempre logró salir avante. Un miembro como pocos, por lo que pronto fue la consentida de varios que la llamaban a hacer algunas misiones con ellos. Aprendió lo básico sobre medicina, a curar heridas muy sencillas, pero también sobre la ubicación de los órganos humanos a base de algunas disecciones con hombres y mujeres vivos. La primera vez no tuvo el estómago y terminó vomitando, pero poco a poco le agarró el gusto. Hizo su primera vivisección a los trece años de forma independiente. Encontrando una profesión que le gustaba: la medicina.

Fue en uno de los operativos que se dislocó el hombro derecho y en consecuencia, se rompió el antebrazo por lo que fue enviada de nuevo a su hogar para que reposara y sanara. Regresó pues a su antigua rutina, pero fue rota cuando uno de los nobles se quiso pasar de listo con ella y aunque no logró su cometido, dejó en Ayesha el sentimiento de impotencia al no poderse defender sola. Lo cual era comprensible al llevar aún el brazo lastimado. Empeñada en que no le volviera a suceder, en cuanto estuvo sana, se dirigió a uno de los mejores soldados para que la adiestrara. Estuvo dos semanas, pero fue suficiente para que aprendiera lo básico, sobre todo a intercalar golpes con armas y evitar cualquier momento de desventaja.

A sus 16 años, descubrió algo que puso su mundo del revés: su padre había sido transformado por un vampiro y no sólo eso, si no que le concedió la vida eterna a su madre. Ayesha insisió en que le dieran la oportunidad, pero sus padres deseaban que ella creciera un poco más y le dieron el obsequio a sus dos hijos que ya estaban casados y tenían descendencia cada uno en Sicilia. El pleito fue memorable. Ayesha nunca se había opuesto a su familia como lo hizo esa noche que se enteró que también sus hermanos eran inmortales. Ella no quería ser relegada, no quería ser abandonada de nuevo. Mas sin embargo, nada de lo que hizo los convenció de que la mordieran.

Por primera vez en toda su vida, maldijo a su prole, la odió con toda su alma y se alejó de ella yéndose a con el único en quien confiaba: Horst Newmann durante un mes completo. Hasta allá le llegaron las noticias de lo que aconteció en su ciudad: sus padres, sus hermanos, todos muertos y la casa quemada por lo que parecía ser un extraño accidente. Conocedora de ello, Ayesha regresó a Malta para investigar las circunstancias y llegó a una conclusión: todo había sido provocado, pero ¿Por quién? Aunque todos en la isla sabían a qué se dedicaban, era más el temor a ellos como para producir semejante acto y más porque sin duda alguna la Cosa Nostra se vengaría. Y así fue... durante muchas noches desaparecieron personas que hablaron durante algún tiempo mal de los Cipriott, la misma Ayesha se encargó de las torturas buscando enloquecida información.

Hasta que una noche, sin querer, se lo encontró indirectamente. El cazador que había matado a sus padres regresó en el instante que supo que había aún un Cipriott vivo. Que era una mujer y la empezó a perseguir de forma terrorífica. Ayesha se encontró de pronto con alguien mucho más impresionante y amenazador que ella misma y la familia a la que pertenecía por lo que sin dudarlo, salió de inmediato de Malta. Dos veces estuvo a punto de caer en sus garras, pero logró escapar de forma casi milagrosa por sus pobres perros a quienes tuvo que sacrificar. Esos canes "especiales" como les llamaba. Entrenados para comer carne humana y no ceder hasta que no hubiera nada en los huesos.

Perdió esas dos noches (porque increíblemente él la perseguía sólo por la noche) a dos jaurías completas, pero logró huir. Llegó a Luxemburgo con la excusa de presentar a una de sus traíllas para venta en un festival de cacería cuando lo conoció. Dennis Vallespir, el representante de todo lo que jamás soportó: arrogante, prepotente, infantil, berrinchudo, exasperante, un estuche de monerías (literal, porque ese no deja de ser un mono con traje). Siempre se quedó con ganas de mandarle a su manada y que lo mataran, pero por una extraña, maldita, insufrible razón, jamás lo hizo. Paso a paso permitió que el hombre se acercara y le propusiera matrimonio. La primera vez se rió de él en su cara y tras un intercambio muy acalorado de palabras donde hasta una contestación con la palabra "vulgar" de parte de él y el bofetón que no se hizo esperar de parte de ella, se besaron, abrazaron, insultaron, volvieron a besar y después de un buen rato de no saber si meterse a la cama u odiarse, se alejaron cada quien por su camino entre improperios dirigidos al otro. Ninguno podía negarlo, la tensión sexual entre ellos obligaba sobre todo a Ayesha a no matarlo, pero en cambio a hacerle la vida imposible cada vez que podía.

Y quiso el destino que esa misma noche, la joven Cipriott se encontrara frente a frente con el más grande de sus miedos: Fausto. La pelea fue encarnizada, ambos lucharon por su vida, pero un golpe de suerte ayudó a Ayesha a correr lejos de él... cayendo irónicamente a los brazos de Dennis Vallespir. Y no tuvo más opción que aceptar esta vez el compromiso, exigiendo también sus propios términos, como el cambiar de inmediato su nombre a Ayesha Vallespir. Intentó así confundir a Fausto y lo logró porque el cazador salió de Luxemburgo dejándola más aliviada.

Tramposa como era, intentó esa misma tarde romper el compromiso con Dennis Vallespir y lo único que consiguió fue encamarse con él -nunca lo dirá, pero esa noche entregó su virginidad y lo más insoportable para ella es que le encantó el sexo con él-. Lo peor no fue eso, si no que ignorante de que él era un hombre lobo, no tomó en cuenta de que esa noche la luna llena iluminaba el cielo. Irónicamente despertó para ver cómo su prometido cambiaba hasta ser una bestia mucho más atemorizante que ella misma, que en medio del frenesy le mordió el brazo con el que ella intentaba protegerse. Lo que siguió es algo que ella no logra comprender aún hoy en día, puesto que sin dudarlo gritó por ayuda ante el dolor y el miedo. Ese sonido de su voz fue suficiente para que Dennis Vallespir se alejara de inmediato; de no haber sido así, la pelea hubiera sido horrenda y seguramente ella habría muerto.

Ahora es ella la que no se puede ir de su lado, primero debe saber los alcances de la maldición que le ha transmitido -y de paso hacerlo sentir culpable por idiota-, no tiene más opción que casarse con él y aunque lo niegue una y otra vez la idea no le es despreciable.

{Sé que esperas siempre algo más de mí.
Aunque lo niegues, te deshaces por conocerme un poco más}

Ω Su jauría se compone de dos canes de raza Beagle, destinados a levantar la caza; dos Grand Bleu de Gascognev, rastreadores, dotados de una enorme resistencia física cuya finalidad es perseguir a la presa y sacarla de la maleza empujándola a campo abierto; un labrador retriever, rápido y atlético, cumple todas las condiciones siendo su mejor ayudante en la recogida de la pieza una vez que ésta ha sido abatida, y en llevarla a su dueña rápidamente y sin dañarla; un Jagdterrier, un madriguero, batallador incansable, capaz de sacar de sus madrigueras a animales salvajes más grandes y, en apariencia, más fuertes que él y un deutsch drahthaar, raza característica por ser capaz de mantener una posición inmóvil al advertir la presencia de la presa. Ese estado de trance y tensión se denomina "muestra".

Ω Tiene otras tres jaurías entrenadas. Dos para venta, una para protección o bien, ataque. Esta última se caracteriza por ser antropófaga.

Ω Su verdadera edad son los 18 años, está a 15 días de cumplir los 19. Aunque ella siempre miente diciendo que tiene 26, sobre todo a Dennis. El cabello oscuro le hace lucir un poco más grande de lo que realmente es, en parte por sus propias actitudes al comportarse frente a las personas.

Ω Odia a los gatos porque cada vez que uno la ve, se le abalanza para rasguñarla. Los aborrece, no los soporta y se divierte en sus ratos libres haciendo cuerdas para violín con ellos. Se ha vuelto una experta.

Ω SECRETO: Nunca de los nuncas lo confesará, pero la verdadera razón por la que no puede matar a Dennis es que le divierte tanto como le exaspera. Le encanta estar buscando la manera de hacerlo estallar, no está a gusto si no lo hace gruñir una vez al día por lo menos. Evita por todos los medios que le gane. Es como un juego de niños, pero si ella no triunfa, arrebata comportándose peor que una cría. Prerrogativa de ser 18 años menor que su prometido.

Ω Ha desaparecido del mapa incluso para la Cosa Nostra, de momento, no quiere que nadie sepa su paradero hasta no estar segura de que Fausto no la perseguirá y destruirá antes de que su familia restante haga algo por ella.

Ω Celosa, posesiva, capaz de matar para conservar lo que considera suyo. Llegando a grados enfermizos, estallando entre ladridos, gruñidos y ansias de estrangular al objeto de su propiedad. Normalmente es Dennis el causante.

Ω Habla maltés, italiano, francés y árabe. No entiende y nunca ha podido aprender el alemán, le parecen ladridos y para eso, prefiere irse a con sus perros.

Ω Uno de sus antiguos hábitos es salir todas las mañanas a montar a caballo con su jauría persiguiéndole. La relaja. Lo hace también cuando está a punto de estallar.

Ω Entra en celo cada luna nueva, eso la pone demasiado inquieta por las hormonas que le juegan malas pasadas. Esas noches, prefiere no salir de su recámara ni acercarse a su jauría por obvias razones.